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Six Feet Under (EndGame) por Yuki_Eiri

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Notas del fanfic:

Hola, la verdad es que después de que el final de EndGame me destruyera, estaba muy negada a querer escribir algo al respecto, luego pensé que necesitaba desahogarme con al menos un one shot pero terminó siendo demasiado extenso y decidí subirlo en dos partes.

Y aquí está. Si les gusta, no olviden comentar y compartir, me hacen muy muy feliz con ello <3

Sin más que decir, espero que lo disfruten :) 

Six Feet Under

 

Después del caos, había llegado la aparente calma. Millones de personas desaparecidas por fin habían vuelto a su hogar tras 5 años. Rehacer la vida después de la destrucción no sería nada fácil, pero la gente se encontraba intensamente inspirada, positiva. Esta vez, todo iría bien.

No era un secreto, que el equipo conocido como Los Vengadores habían sido los responsables del triunfo sobre las fuerzas de otros planetas que nadie podía comprender aún.

Tampoco era secreto la cantidad de héroes caídos en batalla, incluyendo a la famosa espía Natasha Romanoff y al millonario excéntrico Tony Stark. Las personas comenzaron a levantar monumentos y estatuas, sobre todo en honor de este último, que se había convertido en el salvador del mundo.

La prensa no dejaba de mencionarlo. En los encabezados de los periódicos podían leerse diversas frases como “Héroe”, “Tony Stark se sacrifica por el mundo”, “Stark salvador del universo”, “Iron Man se ha ido".

Todo el mundo hablaba de lo que había pasado, todo el mundo hablaba de él.

De lo que nadie hablaba era de Steve Rogers. Ni de él ni de su profundo dolor.

Nadie hablaba sobre el Capitán que se encontraba desaparecido, que se había encerrado en un sucio y pequeño apartamento, que a veces no comía, que sentía que podía morir de pesar.

Para Steve, despertar cada mañana se había convertido en una maldición. Los dolorosos recuerdos lo perseguían a cada momento y eran tan nítidos, que volvía a vivir esa escena, una y otra vez.

 

Al contemplar a Thanos convertido en ceniza y esparcirse por el viento junto con todo su ejército, se permitió respirar profundamente y relajar su adolorido cuerpo por algunos segundos. Casi como un reflejo, su mirada buscó rápidamente al responsable del golpe final y de su triunfo. Ya quería verlo, sonreírle y susurrarle que de nuevo y como siempre, habían ganado.

Lo encontró a lo lejos inmóvil, recargado sobre los escombros y su mente no pudo entender lo que pasaba hasta que observó, con pánico; a Pepper cerrarle suavemente los párpados para luego recargarse sobre su pecho y llorar amargamente. La terrible realidad lo alcanzó de golpe.

Se desplomó de rodillas sobre la tierra, le faltaba el aire. Su boca, seca, se había abierto en un intento desesperado de respirar pero sólo consiguió hiperventilarse y su vista se nubló.

Cayó sobre sus manos en el suelo rocoso haciéndose pequeños cortes en las palmas. Cada músculo de su cuerpo se tensó dolorosamente, ardía, su cabeza amenazaba con estallar en cualquier momento. La inevitable verdad lo acosaba y el pánico ante la realidad de lo irreversible, lo invadió. Entró en shock y su cabeza comenzó a trabajar rápidamente en un intento desesperado de entender lo que pasaba y como había podido evitarlo. Como a quien se le cae algo valioso y aunque intente por todos los medios sostenerlo, sólo puede sentir el nudo en el estómago al escuchar el cristal quebrándose en el suelo, sin dejar de preguntarse ¿Cómo pudo pasar? ¿Por qué no pude detenerlo?

Algo muy malo le había pasado a Tony y su corazón comenzó a romperse lentamente.

Empezó a llenarse de una profunda desolación, varias lágrimas gruesas resbalaron por sus mejillas. Sus oídos percibían a su alrededor a la multitud acercándose lo más posible a Tony para confirmar con sus propios ojos la noticia que había comenzado a esparcirse a gritos.

-          ¡Stark está muerto! ¡No está inconsciente, está muerto!

Cada frase lo acuchillaba y varios escalofríos le recorrieron rápidamente el cuerpo, estaban colmados de un profundo dolor tan intenso y cortante que sintió que perdería el conocimiento en cualquier momento.

-          Hey levántate amigo, vamos - le había susurrando Thor apoyando sus manos sobre sus hombros y él sólo se giró mostrando en su rostro una mirada perdida.

Carol Denvers se acercó para remover cuidadosamente el guantelete del cuerpo quemado y T'Challa había alejado a los curiosos y ordenado a algunos de sus guerreros a marcar un respetuoso perímetro con sus cuerpos.

-          Deprisa - ordenó alguien - tenemos que llevarnos el cadáver.

Su corazón se estrujó dolorosamente. Él no era un cadáver, aún era Tony. Su Tony.

Conteniendo las ganas de vomitar que la crisis de ansiedad le había causado, alzó una rodilla para apoyarse en ella y con la ayuda de Thor, ponerse de pie.

No permitiría que nadie le tocase. Arrastró los pies por el suelo y entre algunos tambaleos logró llegar a donde se encontraba. Pepper le cedió su lugar y al mirarse a los ojos sintió que podían estar atravesando por el mismo dolor. Avergonzado, apartó la vista.

Se arrodilló a lado de Tony y al mirarlo quieto, silencioso, con el gesto relajado en el descanso eterno, cayó en cuenta de que en realidad se había ido y finalmente se quebró. El llanto cayó estrepitosamente por su rostro, soltando sonoros lamentos. Intentando desesperadamente ser escuchado por el otro, a donde quiera que se hubiera ido. Nadie lo habría visto llorar nunca de esa forma. Su mano temblorosa le recorrió la frente, la nariz y los labios y finalmente se posó sobre su mejilla.

-          Lo transportaremos en la nave que acaba de arribar - escuchó decir a lo lejos.

-          Dale algo de tiempo al Capitán - sugirió otro.

Sorbió por la nariz y apretó los ojos con fuerza conteniendo sus sollozos, fue cuando la poca cordura que aún le quedaba le obligó a pasar saliva pesadamente y a hablar.

-          Yo lo llevaré hacía allá, así que fuera de mi camino – gruñó.

Nadie se atrevió a replicar. Pepper quiso decir algo pero Thor la detuvo a tiempo. Aspiró todo el aire que pudo sintiendo como se ampliaban sus adoloridas costillas. Acomodó a Tony entre sus brazos, notando el enorme peso extra de la armadura y lo levantó.

La memoria le hizo una mala jugada y recordó la primera vez que lo había cargado de esa manera.

 

- ¡Ya basta! ¡Sólo es un pequeño esguince, no estoy inválido! Ahora bájame Rogers – Tony se había lastimado el tobillo en un entrenamiento.

- Ibas a tardar una eternidad en subir con esas muletas – respondió el otro con extrema paciencia.

- ¡Porque tú no me dejaste inventar algo para moverme por mi cuenta!

- Sólo son 15 días de reposo ¿podrías dejar de replicar?

- ¡Parezco una maldita novia! – comenzó a removerse entre sus brazos y Steve lo sujetó con más fuerza.

- ¿Vas a sugerir que nos casemos? – el lesionado lo miró ofendido ¿Ahora Rogers hacía bromas?

- Idiota – dijo entre dientes.

El Capitán había reído ligeramente mientras acomodaba al otro en su enorme cama. Observó divertido su gesto de réplica y quiso decirle que ahora sí parecía una novia caprichosa pero su estricta prudencia no se lo permitió.

Se fijó en sus ojos grandes, castaños y vio cómo levantaba una ceja mientras le mostraba una sonrisa altanera. Lo besó. Una y otra vez. Separándose para mirarle de vez en cuando y grabar ese rostro que amaba en su mente.

 

Todo resplandecía en él, su sonrisa, sus mejillas, su rostro cubierto por aquella característica barba y después ese semblante se transformó. Ahora solo estaban sus ojos cerrados, rodeados apenas por algunas arrugas, consecuencia del inevitable paso del tiempo. El cabello ligeramente canoso y desordenado, la mitad de su cara lastimada, ensangrentada, ceniza. El oído reventado.

Su corazón terminó de romperse después de observar el penoso estado en el que había terminado su compañero.

No supo cómo había llegado al pie de la nave. Pero una vez ahí, lo ayudaron a subir y a depositar el cuerpo de Tony en una camilla. Se dejó caer a lado notando como su traje había quedado manchado por sangre y tierra de ambos. Y, rozando apenas sus dedos con el otro, se desmayó. 

 

**********

 

Se miró al espejo. Tenía los ojos hinchados y ligeramente rojizos aunque no estaba seguro si había sido por el llanto o por privarse del sueño. Intentó acomodarse el cabello rubio hacía atrás y limpió algunas pelusas de su saco. Ajustó la corbata que era negra igual que el resto de su atuendo.

El traje se lo había regalado Tony hace ya mucho tiempo. Y como todos sus obsequios, aún lo conservaba.

Le dolía el estómago y si pudiera confesar algo, diría que no quería ir a ningún lado, pero desde que se habían reencontrado hace poco más de un mes y este le había ofrecido algo parecido al perdón, se prometió no volver a abandonarlo nunca más. Y eso incluía su funeral.

Una lágrima solitaria se escapó de su mejilla. Realmente estaba pasando. La última imagen del rostro de Tony y su deplorable estado lo golpeó tan fuerte en la cabeza que tuvo que sentarse por un momento. Se maldijo por ser tan débil y haberse desmayado en la nave.

Cuando despertó se encontraba en la camilla de algún refugio improvisado, sin Tony.

Alguien se lo había llevado y pensó que quizá ahora estaría solo, en la oscuridad de un cuarto al que llevarían a los otros caídos. Sintió que había fallado a su promesa y lloró silenciosamente rodeado de los demás heridos en batalla.

Es por eso que ahora se obligaba a estar, a ir a aquel lugar, para enmendar su error una vez más.

Gimoteó ligeramente ante el recuerdo y se talló los ojos, dejándoles un aspecto aún más rojizo. La puerta se abrió suavemente y Thor asomó parte de su rostro.

-          Estamos listos para partir

-          Iré enseguida – murmuró.

Apenas se cerró la puerta, se puso de pie y volvió a observar su reflejo.

 

-          Realmente tengo bueno gusto – se había acercado por su espalda y rodeado su cintura con ambos brazos. Recargó suavemente su barbilla en su hombro, la posición lo había obligado a pararse de puntillas, para mirarse junto con Steve en el espejo.

-          ¿Lo dices por el traje? – hizo una mueca ante su formal apariencia.

-          Lo decía por ti y claro, por el traje. Es elegante, deberías usar uno más seguido.

-          Yo no tengo juntas como tú, Tony, no iré a correr con traje.

-          Que aburrido – se acercó y le dio un pequeño beso debajo de la oreja – con lo bien que te queda – susurró.

 

El sonido de la bocina del auto que lo esperaba afuera lo obligó a regresar a la realidad, soltó un sonoro suspiro y salió de la habitación.

 

**********

 

Antes de la despedida, las personas más cercanas a Stark se reunieron en la casa de este. Se encontraban en la sala Pepper, la pequeña Morgan, Happy, Rhodney, Thor y él.

Steve no podía dejar de observar a la niña sentada junto a su madre. Podía ver el rostro de Tony en ella, el mismo color castaño en su cabello, la curiosidad en sus ojos, incluso juraría que torcía la boca de la misma forma que él lo hacía cuando algo no le agradaba. 

Le hubiera gustado conocerla en mejores circunstancias, verla crecer. Hubiera deseado apoyar a Tony en su época como padre, aunque sólo fuera como amigos. Le amaba y la amistad le hubiera sido más que suficiente. Se lamentó de nuevo por el penoso y violento final que habían tenido.

Miró a Pepper, de nuevo a Morgan, a la casa en la que había vivido, a la hermosa familia que había construido y sintió celos. Él jamás hubiera podido ofrecerle algo así.

Los siguientes momentos fueron confusos y borrosos.

Tony había dejado un mensaje dedicado a la humanidad y a su familia y su corazón había dado un vuelco al observar la figura tan nítida que le ofrecía el holograma. Escuchó atentamente y en silencio, notando que sería la última vez que oiría su voz.  

Muy en el fondo deseó que en esa grabación hubiera algo para él, aunque solo se tratara de una pequeña frase. Pero no hubo nada y su pecho se estrujó ante la desilusión.

Sabía que debía ser prudente y mantener la compostura. Seguir guardando el secreto que había compartido con Tony aunque este ya no estuviera, nadie sabría nunca todo lo que había pasado entre ellos y mucho menos su familia.

Fue por eso que soportó las inmensas ganas de llorar y observó en silencio, mordiéndose los labios; como Pepper depositaba suavemente en el lago un arreglo con flores cuyo centro contenía el primer reactor de Tony.

Él aún guardaba el que le había dado en un acto de furia hacía unos años tras y, a pesar de ser una armadura, lo atesoraría siempre.

Un par de lágrimas se escurrieron por sus mejillas a pesar de sus esfuerzos, viendo cómo se alejaba el objeto que flotaba sobre el agua y, cuando por fin perdió de vista aquel arreglo, sin decir una palabra, simplemente abandonó el lugar.

 

**********

 

Se había refugiado en un pequeño y olvidado departamento a las afueras de la ciudad. Se armó de varias botellas con licor Asgardiano y luego de juntar apenas las provisiones necesarias, decidió encerrarse.

Los siguientes días se sumió en un limbo de depresión y soledad. Dormía todo el día, a veces no probaba bocado alguno y la mayor parte del tiempo elegía emborracharse con aquel vino ajeno, el único capaz de hacerlo sentir la suficiente calma para regresar a dormir. Pero cuando estaba despierto, la vida era un suplicio.

Odiaba todo. Odiaba el ruido de la gente afuera, los ladridos de los perros, los autos pasar, las risas de sus vecinos. Odiaba estar en un mundo donde Tony ya no existía.

Ahora tendría que vivir de recuerdos, como si sólo fueran las migajas de lo que habían tenido y se negaba tanto a ello, a entender que ya no habría más, a creer que el otro había muerto.

A veces se despertaba sobresaltado en la madrugada, acostado en el viejo sillón. De nuevo había soñado con él. Y en sus sueños Tony vivía y él podía sentir el calor de su cuerpo al abrazarle, sus labios suaves al besarle y la inmensa felicidad que provoca el estar enamorado, al mirarlo a los ojos. Y entonces lo sujetaba y presionaba un poco contra su cuerpo, besaba su cabello y agradecía internamente porque su muerte había sido sólo una horrible pesadilla y ellos podrían volver a estar juntos, como siempre, como debía haber sido.

Luego despertaba. Y al reconocer el lugar, al mirar la botella de licor sobre sus piernas o derramada en el suelo, al recordar como lo había sostenido entre sus brazos aquella última vez, su corazón volvía a romperse ante la terrible realidad y lloraba de nuevo.

No se sentía a salvo en ningún lado. El dolor era tan intenso que le revolvía el estómago y sólo comía un poco de arroz viejo de vez en cuando, únicamente porque a su cuerpo aún le quedaban instintos de supervivencia.

Lo invadía el miedo. ¿Y si algún día, después de mucho tiempo, olvidaba el rostro de Tony? ¿Y si olvidaba el timbre de su voz? Sus palabras, su risa, la textura de sus besos. ¿Y si olvidaba las noches que habían pasado juntos? La mirada brillante que le dedicaba antes de dormir. Intentaba aferrarse tanto a esos recuerdos, eran lo único que le quedaba y temía tanto perderlos. Porque entonces Tony se habría ido para siempre.

A veces sentía que podía morir de tristeza. Pero continuaba despertando cada día e, incapaz de hacer algo al respecto sólo soltaba una maldición.

Diariamente las escenas que había vivido junto a él golpeteaban su cabeza causándole migraña y aun así, él se entregaba a ellas por completo, así como se entregaba abiertamente al dolor, todo por respeto a Tony. Como una muestra de que lo había amado, como una huella de que lo haría siempre.

Recordaba como lo había conocido, la primera pelea, su sonrisa altanera. La manera en la que lo sacaba de quicio y sin embargo como, a pesar de todo, no podía dejar de admirarlo. A su capacidad de decisión, su terquedad, su convicción.

También recordaba el momento en que su camaradería se había convertido en atracción. El nerviosismo que sentía al hablarle, la vergüenza cuando lo recorría “discretamente” con la mirada. Su torpe intento de confesión y aquel terrible primer beso.

 

-          ¿Entonces cuál es el problema?

-          Que creo que me gustas, ese es el problema

-          ¿Qué? ¿Cómo puedes creer que alguien te gusta? ¿Te gusto o no? Aunque bueno, seguramente solo estás confundido Cap y no te juzgo – había reído ligeramente.

-          Olvídalo ¿quieres? No tengo porque hablar de esto – Steve se sentía triste e incómodo, después de varias semanas de sólo pensar en Stark, se había decidido a compartir sus sentimientos y ahora el otro se burlaba de él. Se odió internamente.

-          ­Si tanto te preocupa entonces bésame y compruébalo – sugirió despreocupado y envalentonado por el alcohol.

-          Ya basta Tony, no pienso hacer eso

-          Por favor ¿Qué tan malo puede resultar? Entenderás que soy hombre, seguramente va a desagradarte, lo cual dudo porque bueno… soy yo – había sonreído de lado – y, entenderás que no es atracción lo que sientes, sólo me admiras y te estás confundiendo.

-          No necesito besarte para que sepas que te respeto así que es suficiente.

-          ¡Ja! Cobarde.

Steve iba a replicar cayendo en la confrontación pero Tony no le dio tiempo de eso, estaba tan seguro de sí mismo y de su teoría que simplemente se levantó para volver a inclinarse sobre el capitán, apoyar ambos brazos sobre sus hombros presionándolo contra el sillón y besarlo de manera brusca.

Y sorpresivamente, ninguno se separó. La teoría había fracasado e incluso había sido peor para el millonario que, en su altanería e imprudencia, descubrió que aquella atracción de la que hablaba Rogers, él también la sentía.

 

Después de aquello todo había cambiado para ambos. Su relación se basaba prácticamente en pelear como un excelente equipo, para luego buscar cualquier pretexto, cualquier lugar donde pudieran alejarse de todos y de todo para poder estar juntos. Porque aquella inexplicable atracción se había convertido rápidamente en un deseo desenfrenado que buscaba ser saciado en cualquier instante posible.

Intensos besos, miradas furtivas, descarados roces y después la inevitable necesidad de acostarse con el otro cada que podían. Y aun así no había sido suficiente. Había podido quedarse sólo como sexo (demasiado) ocasional, pero Steve se había enamorado perdida e irremediablemente de Tony.

Lo había amado tanto que quemaba. Le ardía el corazón con cada encuentro. Lo añoraba a su lado, siempre, a cada instante. Le dolía verlo alejarse, vivir su vida, estar con Pepper.

Lo deseaba tanto, deseaba una vida con él. Tony se había convertido en una adicción y siempre estaba aquel dolor al verlo partir. No podía ser suyo y Steve tenía que vivir con eso sin quejarse como un mutuo acuerdo que volvía a quedar claro cada que Stark se vestía rápidamente y se iba, luego de estar juntos.

Y sin embargo, en aquellos furtivos encuentros en donde llegaban al límite, se prometían tantas cosas. Se creían eternos. Y Steve sentía que podía vivir mil años sólo con aquellas palabras, perdido completamente en sus ojos, embelesado con el timbre de su voz y prendado de la textura de su piel. Estaba loco por él.

Sonría ligeramente ante los recuerdos antes de comenzar de nuevo a llorar de forma amarga. Y de ese enorme amor que le tenía, nacía la furia. 

A veces lo odiaba por estar muerto, por haber desaparecido de su vida, por haberlo abandonado de esa forma tan desgarradora. Por impulsivo, por haber elegido sacrificarse… Debía haberlo esperado. Recreaba toda la batalla en su mente buscando algún error o algo más que lo condujera al “hubiera” y al arrepentimiento, pero no había encontrado nada. Cada acción de ese día había conectado con la siguiente como una larga hilera de dominós concluyendo en su inevitable chasquido. Y le enojaba tanto, sentía una enorme furia ardiendo en su interior y la vajilla salía volando o golpeaba la pared, abollando el duro concreto y lastimándose los nudillos.

Ya no había marcha atrás, estaba completamente destrozado y ningún suero del súper soldado lo salvaría de esto.

Los corazones rotos no mueren, siguen latiendo lenta y dolorosamente. Y entre esas agonizantes palpitaciones piensan y desean detenerse, añorando una muerte que jamás llegará. Y, como si de una eterna tortura se tratara, un corazón roto no envejece. Sólo se mantiene suspendido en el tiempo preguntándose porque pasó.

Steve no dejaba de pensar ¿Cuánto tiempo duraría aquello? Pero ya sabía la respuesta:

Para siempre, igual que su irremediable amor.

 

**********

 

Notas finales:

Subiré la segunda parte dentro de pocos días, estén pendientes.

Pueden encontrar la historia completa en wattpad:

https://www.wattpad.com/story/190130039-six-feet-under-endgame 

También me gustaría compartirles el otro fic Stony en el que estoy trabajando, desarrollado en el MCU y que no tiene nada que ver con este.

"Tightrope"

http://amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=202332

Si pueden darse una  vuelta, lo apreciaría mucho.

Nos vemos en una semana :D 

Muchísimas gracias por leer!!!!


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