Pov Jin
En mi pueblo había una leyenda que nos contaron a mí y a mis hermanos cuando estábamos pequeños.
Una noche, la abuela se acercó a nosotros al sofá con tres tazas de chocolate caliente. Era de noche y cerro la ventana del frente, tapando la luz de la luna llena.
Abuela: Ustedes no deberían abrir esta ventana. También tienen prohibido abrir la puerta.- La abuela camino hacia ella, poniendo un gran poste de madera. Era como si estuviera reforzándola.-
Jungkook: ¿Por qué todos se esconden en sus casas en luna llena, abuela?- Dijo mi hermano más pequeño mientras caminaba hacia ella y la tomaba de sus ropas.- ¿Hay algo malo ahí afuera?
Abuela: Lo hay, Jungkook. Algo oscuro y aterrador que devora humanos.
Jimin: ¿Se los come?- Dijo mi segundo hermano menor. –Entonces es una cosa mala si come humanos.
Abuela: Y es por ello que no tienen permitido salir de noche.- Mi abuela tomó las manos de mis hermanos, llevándolos hacia la habitación cuando bostezaron. Sin embargo, yo siendo el mayor de 17 años. Dirigí mi vista nuevamente hacia la ventana. ¿Qué había afuera que le gustaba comer tanto la carne humana?
Abuela: No deberías ser tan curioso, Jin.- Volteé a verla. Sus ojos eran severos a lo que pensaba.- Haya afuera no hay nada bueno por lo que debas salir. Y si lo haces, tienes que saber que no hay retorno.- ¿Ha que se refería con que no había retorno?
Fueron un par de minutos cuando mi abuela volvió a entrar a la habitación en donde se encontraban mis hermanos. Yo también me dirigía a esa habitación, pero un aullido erizo mi piel al punto de provocarme un escalofrió. Ese aullido no era de un lobo... ¿Qué era?
No sé qué fue lo que me paso, pero abrí la puerta bruscamente sintiendo el frio de la noche en mi cuerpo y pies desnudos. Camine hasta adentrarme al bosque.
Abuela: ¡Jin, no! –La voz de mi abuela y el color carmesí de su capa hizo que volviera en sí... Escucho un ruido entre los arbustos manteniéndome atento al igual que mi abuela.- Toma un piedra, Jin. Y pase lo que pasa, mátalo.- ¿Matar? ¿A quién? ...Fue demasiado tarde para que me respondiera esas preguntas. Una enorme masa de carne se abalanzó sobre ella, dejándola en el suelo.
Jin: ¿Abuela? -Aquella masa me veía con sus ojos enormes y oscuros.- ¡N-no te acerques!- Fui retrocediendo hasta el punto de caer.
A que le temes, pequeño.- Su voz me hizo abrir los ojos que había cerrado por inercia. Fue entonces que me di cuenta que un corpulento hombre de cabello plateado estaba enfrente de mí.- Tú, no pareces igual a los otros humanos.- Él se fue acercando a mí, al punto de oler mi cuerpo y lamerlo. Una electricidad me recorrió soltando el aire que quedaba en mis pulmones, ¿Qué había sido ese sentimiento?
Jin: ¿Quién eres?
RM: Los hombres lobos no tenemos nombre, pero somos llamados por iniciales. Puedes decirme RM.- Olisqueó mi boca haciéndome sentir nervioso cuando paso su lengua por mis elfos.- Hueles tan bien.
-Intente alejarlo, pero hizo un agarre en mi mano que me lo prohibió.- Déjame ir. Quiero ver si mi abuela está bien.
RM: ¿Hablas de la anciana?- La señalo.- Lo está, solo la deje inconsciente. Se estaba interponiendo en un momento importante.
Jin: ¿Momento importante?
-Lo veo destrozar mi ropa haciendo que se helara mi sangre.- Mí tiempo de apareamiento.- Él me voltea con rudeza. Sus movimientos me asustan haciendo que me arrastrara por la tierra tratando de escapar. Fue tarde, abrió mis piernas con fuerza poniéndose en medio, adentrando su miembro en mí. Aquel dolor era desgarrador. Me hizo encajar mis uñas en la tierra y gritar.
Jin: ¡Duele, sácalo! ¡Ayuda! –Mi voz se fue entrecortando mientras él me montaba.- D-duele.- ¿Realmente dolía? Entonces, ¿Porque se empezaba a sentir bien al punto de seguirle el ritmo?
RM: Por todos los cielos. No puedo creer que después de varios años encontré a mi pareja.- ¿Pareja? Empezó a buscar mis labios con recelo. Por eso cuando los encontró, los devoró con parsimonia mientras seguía entrando y saliendo en mí.- Dejare mi nudo en ti. Y no solo eso, te marcare hasta que todo el mundo sepa que eres mío. Mi bello amor.
-No sabía de lo que hablaba, pero algo diferente estaba surgiendo dentro de mí... ¿sumisión? Quería ser sometido por el hombre que jadeaba en mi oreja mientras seguía empujando hasta el punto de sentir su hombría crecer dentro de mí.- ¿Qué es esto?
No me respondió, solo encajo sus dientes en mi cuello cuando ambos llegamos al orgasmo y nos dejamos caer en la tierra.
Todo a mí alrededor daba vueltas. Estaba en medio del bosque viendo la luna completamente desnudo aun lado de un hombre lobo. Sin embargo, antes de desmayarme pude ver como mi abuela se acercaba a mí con tristeza, cubriéndome con su capa roja.
Abuela: Cuidare bien de tus hermanos, Jin.- Cerré los ojos ante el cansancio y dolor, dejando que el sueño invadiera mi cuerpo.
Cuando los abrí aun era de noche. Me di cuenta que seguía desnudo y que el hombre de cabellos plateados no estaba.
Empecé a caminar por el bosque con un inmenso dolor en mi espalda mientras un líquido denso y pegajoso resbalaba por mi entrepierna. Con trabajo, me sostenía a veces de los árboles para no caer.
Jin: ¿Abuela?- Estaba buscándola con la intensión de volver a casa. ¿Por qué no podía llegar a ella? Seguí caminando y caminando siendo esto estresante al no poder dar con ninguna casa para ser más específico.
RM: Ellos ya están fuera de tu alcance.- Bajo la capucha de la capa, encontrándome de nuevo a RM, solo que esta vez camina conmigo de forma lenta.- Desde ahora ya no perteneces a ellos, Jin.
Jin: ¿Qué quieres decir?
RM: Eres mi pareja. Lo que te convierte en parte de mi manada. Lo que quiere decir que ahora eres un...
Jin: ¡No lo digas!- Remito a sus palabras. Era imposible que yo fuera como él-.
-Sus ojos se dirigieron al cielo.- Falta poco para el cambio.- ¿Cambio?- Pero, será bueno que disfrutes tus ultimas horas como humano.- Me empujo de modo que caí, solo que cuando me levante, lo que tenía enfrente no era el bosque, sino la casa de mi abuela.
-A duras penas camine rápido hacia la puerta, tocándola miles de veces. Cuando mi abuela abrió, la abrace con miedo, buscando protección en sus brazos. No fue así.- No debes estar aquí. –Ella seguía empujándome.- ¡Vete!
Jin: ¿Abuela?
Abuela: Hiciste todo lo contrario, Jin. No pudiste seguir la ley que te pedí obedecer. Y por si fuera poco, en vez de matar al lobo, te entregaste a él. Ahora vete, antes de que te conviertas en lo que la familia más niega.- Cerró la puerta frente a mí. Me negué a ser echado, empezando a golpear una y otra vez la madera vieja de la entrada.
RM: No abrirá. La gente nunca les abrirá la puerta a los lobos.
Jin: ¡Por que yo!
RM: Porque fue tu abuela quien empezó este juego entre los lobos, solo que no quiso acabarlo... hasta que tu llegaste.
Empecé a sentir mi cuerpo arder. Mi piel estaba picándome al punto de hacerme tirar la capa roja. La rasque tan fuerte que logre desprenderla dejando ver una maraña de pelo. Mis huesos empezaron a tronar y acomodarse de una forma diferente. Todo era doloroso. Desde que conocí a RM todo era doloroso.
Ahora era diferente. Me sentía diferente. Voltee, buscando a RM que ahora no era humano, era un lobo plateado y yo... su pareja, un lobo negro. Miro el cielo por última vez observando como la luna llena se iba junto con mi lado humano, que no volvió a encontrar la casa de la abuela.