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I'll Be There For You [ASTRO] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. He vuelto~

Por fin traje la segunda parte de I'll Waiting For You. Me tomó un tiempo pero quería construir algo bueno para ustedes.

Sin más, disfruten de este primer capítulo~

Cha Eunwoo era la sensación de su colegio, tenía un sequito de fans, hasta los profesores lo adoraban. Siempre se preguntó si eso se debía a su gran carisma o simplemente por el hecho de ser hijo de Cha Hakyeon, el CEO de Hex Sign Entretaiment.


 


Su padre le dijo que no se preocupara por esas cosas, que las ignorara, pero estaba cansado de no saber si era simple interés de las personas o si de verdad eran sinceros con él. Aun así, ese no era motivo suficiente para ser descortés con las personas pero sí lo era para marcar un muro entre ellos. Justo como ese momento.


 


Iba tranquilamente bajando las escaleras de su escuela, misma a la que sus padres asistieron cuando tenían su edad. Escuchó voces que con cada paso se hacían más nítidas y las palabras cobraban forma.


 


—Es que si, es hijo del Ceo de una agencia de idols, quizás si me junto más con él consiga entrar sin una audición —dijo una chica que iba a su clase a otra.


 


—¿Tú crees? —preguntó la otra—. Igual no me parece bien que juegues con él de esa forma.


 


—Ni se va a enterar…


 


—Buenos días —saludó a sus compañeras notando que aquella que planeaba jugar con él dio un respingón.


 


—O–Oppa, bu–buenos días.


 


No les prestó más importancia, no la merecían, y siguió de largo escuchándolas murmurar con frustración, señalando que las había escuchado. Touché.


 


Cruzó el patio calmadamente mientras los demás alumnos corrían de aquí para allá, él no tenía prisa alguna. Llegó hasta su destino, la cafetería, estaba hasta el tope a excepción de una mesa que solo era ocupada por dos personas que él conocía.


 


—Dime que aunque sea me dejaste algo de comer, Jung Jian —le dijo al chico de cabellera negra alborotándola en el proceso.


 


—¡Auch! Ya te dije que sí, hyung —señaló la bolsa de papel en la mesa—. Un banana milk y un pastelito porque estás “a dieta”.


 


—Pff. Yo no necesitó estar a dieta, soy bello al natural. Hola, Taeho —saludó al otro chico en la mesa que no dejaba de ver su celular—. Taeho, yujuu~


 


—¿Eh? ¡Ah! Hola, hyung —saludó el joven distraídamente.


 


—Déjalo, está stalkeando a su futuro novio —le dijo Jian—. ¿Y los demás?


 


—Jihoon se fue a la biblioteca y Heejun se saltó una clase, ni idea a donde fue a parar, las chicas fueron al bañp —se encogió de hombros mordiendo su pastelito—. Por cierto…  ¿dónde está Heeseok?


              


—Tengo dos teorías: o siendo un Don Juan o stalkeando a Soyee —dijo Jian.


 


—A este paso terminará solo —dijo Taeho tecleando su teléfono.


 


—Yo también lo creo —secundó Eunwoo—. Voy a ir después de clases con JinJin–hyung y MJ–hyung, ¿se anotan?


 


—Si Taeho sigue así, no me queda de otra —Jian se encogió de hombros—. Hyung, no te quiero alarmar, pero hay viene tu crush de patas largas.


 


Eunwoo se dio la vuelta, nada discreto, en dirección a donde Jian apuntaba. Sintió como el esófago se le contraía cuando las personas se apartaban para darle paso a Park Seungjun, la persona que hacía que su corazón latiera a mil por hora.


 


Sintió como Jian le golpeaba el hombro sacándolo de su burbuja.


 


—¿Qué?


 


—Disimula, estás que babeas el almuerzo


 


—Ay, déjame en paz —le dijo entre dientes.


 


Vio de reojo a Sengjun pasar por su lado siendo seguido por un grupo de chicas, Eunwoo no pudo evitar morder su labio inferior.


 


Jian rodó los ojos molesto.


 


—No sé qué le vez al larguirucho ese, yo soy más guapo.


 


—¿Has escuchado que la belleza se lleva en el interior? —Eunwoo seguía embobado viendo la espalda de Seungjun perdiéndose en la multitud.


 


—Aja, aja —Jian bufó.


 


Un zumbido en su pantalón hizo que dejará de mirar a su crush y volviera a la realidad, frunció el ceño al leer el mensaje que había recibido.


 


—Hakyeon–appa y Leo van a pasar por nosotros —le informó a su hermano.


 


—¿Y eso?


 


—No tengo la mínima idea, dicen que es sorpresa.


 


La campana sonó indicándoles que debían volver a sus clases. Eunwoo dejó escapar una risa al ver a su hermano menor, Heeseok, siendo seguido por un grupo de chicas. Ellas se autodenominaban las fans de Heeseok y por la reacción de su hermano sabía que no las quería cerca.


 


No le dio importancia, él sabía cómo librarse de ellas. Fue hasta su aula, saludó a Jihoon y Saeron al entrar, Heejun se había ido a sentar al último puesto y cubrió su rostro con un libro. Conociéndolo, podía asegurar que dormía.


 


Las clases pasaron sin contratiempos, a excepción de la vez que el profesor de matemática aventó su libro sobre el escritorio haciendo que Heejun despertara exaltado y pidiera perdón de forma dramática. Fue un pequeño momento de comedia involuntario.


 


Cuando el último timbre sonó, Eunwoo guardaba sus cuadernos dispuesto a retirarse. Sus amigos se habían ido y a él solo le quedaba esperar por la llegada de sus padres, seguía curioso por ello. Estaba tan ensimismado en sus cavilaciones que no se dio cuenta de la persona con la que tropezó accidentalmente.


 


Cayó al suelo estrepitosamente aterrizando en sus glúteos.


 


—Lo siento. Iba distraído y no te vi —explicó aquella persona y Eunwoo reconoció esa voz, era Seungjun.


 


—De–Descuida, yo tampoco te vi —se excusó. Seungjun lo ayudó a levantarse, Eunwoo tuvo que ahogar un grito


 


—¿Eres Cha Eunwoo? —preguntó Seungjun al analizarlo de pies a cabeza.


 


—¡Sí! —exclamó con efusividad pero luego carraspeó y tomó una actitud más relajada—. Sí, soy yo.


 


—Ya veo... puedo entender porque mi novia me dejó por ti —un estremecimiento se hizo sentir en su columna, eso no era buena señal—. Aunque me enteré que la rechazaste.


 


—Y–Yo no sabía que ella... —dijo rápidamente sintiéndose enormemente apenado.


 


—No vine a reclamarte, relájate —dijo Seugjun adquiriendo su acostumbrada sonrisa que embobaba a Eunwoo—. Solo sentí curiosidad.


 


—Igualmente me disculpo por... por el mal rato —hizo una leve reverencia, de todas formas Seungjun era mayor a él y merecía respeto.


 


Lo escuchó reír.


 


—Tanta formalidad me pone incómodo —dijo rascándose la nuca—. Escucha, estoy un poco molesto por lo que pasó pero sé que no tuviste la culpa de ello. Así que dejémoslo hasta aquí, solo quería saber qué tipo de persona eras. No quiero problemas.


 


—Si… si hay algo que pueda hacer por ti…


 


—Tranquilo, mi corazón no es rencoroso y podrá recuperarse —alborotó los cabellos de Eunwoo de forma amistosa y luego se marchó, dejándolo con el corazón revoloteando y las mejillas sonrosadas.


 


Caminó, o más bien flotó, hasta la salida con una enorme sonrisa en su rostro. Jian y Heeseok lo miraron confundidos y luego se miraron entre ellos.


 


—¿Y a este qué? —preguntó Heeseok.


 


—Creo que su crush lo notició —contestó el pelinegro.


 


—¿Debería golpearlo? Su sonrisa me pone incómodo —Heeseok estuvo a punto de realizar la acción pero la bocina de un auto llamó su atención.


 


Una enorme camioneta blindada de vidrios polarizados se estacionó frente a ellos, la puerta trasera se abrió y una cabecita conocida se asomó por allí.


 


—¡Oppas!


 


—¡Hyeyeonnie! —gritó Heeseok abordando el vehículo seguido de Jian y por último Eunwoo.


 


—Hola, appas —dijo Jian a los dos adultos en la parte delantera.


 


—¿Cómo les fue en la escuela? —preguntó Hakyeon.


 


—Normal —contestó Eunwoo.


 


—A Heeseok lo acosó su club de fans y Seungjun se dio cuenta que Eunwoo existe —relató Jian haciendo que su hermano mayor le pegara un codazo.


 


—¿Seungjun? —inquirió Leo en el asiento del conductor.


 


—Park Seungjun, está en último año y es parte del equipo de beisbol junto a Rowoon —informó Heeseok jugando con las manitas de Hyeyeon quien iba sentada en sus piernas. Si no fuera por ello, Eunwoo lo habría golpeado también.


 


—Oh, mi niño está enamorado —dijo Hakyeon—. ¿No te emociona, Taekwoonnie? 


 


Leo tenía una expresión seria, claramente no le había gustado.


 


—Debería conocer primero a ese chico —dijo el pelinegro.


 


—¡No! No hace falta. Ni amigos somos —se apresuró a contestarle algo alarmado—. Jian y Heeseok son unos idiotas.


 


—¡Hey! —se quejaron y Eunwoo les enseñó la lengua.


 


—Este idiota es tu hermano, así que también eres un idiota —refutó Heeseok.


 


—Papá, el auto está lleno de idiotas —se quejó Hyeyeon.


 


Los niños empezaron a discutir mientras los adultos reían por ello, siempre era así y después de diez minutos, y un helado, sus hijos volvían a ser felices.


 


Eunwoo se dio cuenta que el auto se estacionó frente al departamento de sus tíos Minhyuk y Sungjae, con una expresión confundida observó a sus padres descender del auto.  Él imitó la acción junto a sus hermanos.


 


—Yeon–appa, ¿qué hacemos aquí? ¿No se supone que los tíos están de viaje? —preguntó.


 


—Sí y hoy vuelven, les vamos a dar una sorpresa —comentó el moreno a su hijo mayor—. Ven, ayúdame a bajar unas cosas.


 


Ambos se dirigieron al maletero de la camioneta donde habían algunas bolsas de comida y bebidas.


 


—Si los tíos vuelven, eso quiere decir que Rocky y Mina también, ¿no? —esta vez fue Jian quien habló.


 


—Y Moonbin —dijo Leo—. La temporada de football acabó, así que todos vuelven a casa.


 


Eunwoo, Jian, Heeseok y Hyeyeon sonrieron, sus amigos volverían después de una larga ausencia. Subieron los cuatro pisos al departamento donde Hyuk los esperaba en el marco de la puerta.


 


—¿Llegamos tarde, Hyukkie?


 


—Para nada, Hongbinnie acaba de ir al aeropuerto para esperarlos —contestó el nombrado dándole paso a sus hyungs y a sus sobrinos, a quienes saludó amorosamente.


 


—Debemos apresurarnos, entonces —comentó Leo dirigiéndose a la cocina.


 


—¡Tios, hyungs! ¡Hyeyeonnie! —un chico se acercó a ellos alegremente.


 


—¡Sanha! —Eunwoo lo recibió en sus brazos—. ¿Cómo has estado, bebé?


 


—¡Yo soy tu bebé! —se quejó Hyeyeon desde el sofá donde su padre le dijo debía quedarse.


 


—¡Appa, Sanha no me está ayudando! —acusó Sally, la melliza de Sanha, con un par de cojines en sus manos.


 


—¡Eso es mentira!


 


—Ya niños, no peleen y terminen de arreglar la sala —les dijo Hyuk volviendo a la puerta ya que alguien estaba tocando insistentemente y podía asegurar quien era.


 


Los hijos de ambas familias intentaron arreglar la sala, aunque con cierta dificultad por las peleas entre los mellizos y las quejas de Hyeyeon exigiendo atención.


 


—¡Familia, ya llegó su Happy Virus! —gritó una voz conocida sorprendiéndolos y haciéndolos reír al mismo tiempo.


 


—Mj–hyung, JinJin–hyung, Soyee–noona —Sanha los recibió a todos con un abrazo efusivo.


 


—Tío Kenny, tío Larva, bienvenidos —Eunwoo se acercó a ellos con una larga cinta metalizada rodeando su cuerpo.


 


—¡Yeonnie–omma, tu mocoso no me respeta! —se quejó Ravi haciendo a los presentes reír y a Eunwoo sonrojarse avergonzado.


 


Continuaron con los preparativos, había globos y una pancarta en la sala, y mucha comida en la mesa del comedor.


 


—¡Apaguen las luces que ya vienen! —anunció Ken entrando rápidamente a la sala seguido de los demás.


 


Todo quedó a oscuras, la espera los impacientaba sobre todo a los menores. Un clic del seguro se hizo oír al igual que voces familiares. Cuando la puerta estuvo completamente abierta y las luces encendidas, todos saltaron y gritaron alegremente:


 


—¡Bienvenidos!


 


Los dueños del departamento y sus hijos miraron todo con asombro, hasta que la única chica entre ellos salto.


 


—¡Se los dije! ¡Les dije que harían una fiesta sorpresa!


 


—¡Mina! —gritó su padre, Sungjae—. ¡No arruines la emoción del momento!


 


—Pero me tienes que dar la razón —dijo alzando su mano, Minhyuk alborotó los cabellos de su hija.


 


Todos se acercaron para saludar correctamente a los recién llegados. Moonbin llenó de abrazos a sus hermanos y a su padre Hyuk, luego se dispuso junto con Rocky a saludar a sus tíos y amigos. Los más jóvenes le entregaron pequeños presentes que, emocionados, los tres recibieron.


 


—¡Pero mi regalo es el mejor! —exclamó MJ.


 


—¿Y quién lo dice? —inquirió Heeseok.


 


—¡Pues yo! —miró a su alrededor en busca de algo—. ¿Dónde dejé el lazo? —masculló.


 


—¡Y ni siquiera lo tienes listo! —se quejó su hermano menor.


 


—¡Claro que sí! —farfulló volviendo con el lazo—. ¡Eunwoo! —tomó al menor del brazo y colocó el lazo sobre sus cabellos—. ¡Tada! Para ti, Moonbin.


 


El de cabello castaño se ahogó con el aire. Su rostro adquirió un rubor intenso, un rojo bastante llamativo.


 


—¡¿QUÉ?! —exclamó luego de recuperar el aliento.


 


—Cuídame bien —dijo Eunwoo colocando sus manos alrededor del rostro, el sonrojo en Moonbin aumentó de intensidad si es que eso era posible.


 


Jian lo miró con una ceja levantada, enrolló su brazo alrededor de la pierna de su hermano mayor posesivamente.


 


—Deja tus inventos que yo no apruebo esto —le reclamó.


 


—Uy, el león ya rugió —dijo Mj.


 


—Que mal, Bin. Te quedaste sin regalo —comentó Rocky a su amigo.


 


Moonbin miró hacia otro lado aun con las mejillas ardiéndole, tomó un largo trago de su jugo.


 


La reunión se volvió más animada, tuvieron un juego de karaoke donde cantaron desafinadamente a propósito solo para divertirse aún más y luego bailaron a más no poder. JinJin y Rocky eran unas máquinas de baile, fueron los últimos en pie cuando los demás cayeron al piso completamente exhaustos.


 


Al final de la noche, los más jóvenes se reunieron alrededor de los adultos que, pasados un poco de copas, contaban anécdotas de su juventud o cuando sus hijos eran unos bebés.


 


Eunwoo se arrastró hasta el balcón no queriendo que sus padres llamaran su atención al verlo beber, aún era muy joven. Dio in pequeño salto por el susto que se llevó al ver a Moonbin en agazapado en el suelo.


 


—Binnie, ¿qué haces aquí solo?


 


—Te hago la misma pregunta.


 


—No quiero que me regañen por beber —contestó sentándose a un lado de Moonbin.


 


—Y yo no quiero escuchar a Hongbin–appa contando sobre la vez que corrí desnudo por toda la casa para no ponerme el pañal —comentó con fastidio el mayor de los Lee.


 


Eunwoo rió por lo bajo, siempre le dio gracia esa historia y todas las ocurrencias de Moonbin. Miró a través de la ventana a su familia, estaba agradecido por tenerlos pero su felicidad no era plena. Aun había algo que le faltaba.


 


—Eunwoo–hyung —escuchó a Moonbin llamarlo—, escuché... de Heeseok que... que tienes un novio...


 


—Ese idiota —chasqueó la lengua—. No es mi novio pero si me gusta mucho. Es alto, muy guapo, es buena persona y buen alumno y... y apenas nos estamos conociendo... yo... quiero gustarle como él a mí pero me vuelvo muy torpe cuando estoy a su alrededor...


 


—Oh, él se escucha... como alguien interesante —Moonbin empezó a jugar con sus mangas, las retorcía con sus dedos desesperadamente—. ¿Cómo se llama?


 


—Park Seungjun, va en último año.


 


Asintió quedamente. Ultimo año, era mayor que él y Eunwoo.


 


Miró de reojo a su mayor. Eunwoo era guapo y no había conocido persona alguna que se le comparase. Bueno, solo uno y ese era su tío Yeon, pero él era clase aparte. Eunwoo irradiaba como otra estrella en la oscura noche, era perfecto.


 


—Eunwoo–hyung, no voy a aprobar que salgas con cualquiera —le recalcó Moonbin demandante—. Tú eres demasiado especial y debo cuidar que nadie juegue con tus sentimientos.


 


—Ya suenas como Jian, tan sobreprotectores los dos —dijo Eunwoo tomando un sorbo de su bebida.


 


—Hablo muy en serio.


 


Eunwoo solo asintió con una sonrisa en su rostro. Se le hacía tierno que sus menores le cuidasen, que lo quisieran a ese punto de protegerlo de todo pero él sabía lo que hacía y estaba seguro que Seungjun era un buen chico que no le rompería el corazón.


 


Esa noche todos durmieron en la sala, en colchonetas y envueltos en mantas con la calefacción encendida para evitar posibles resfriados. No obstante, antes de ello, Eunwoo fue interceptado por MJ y JinJin quienes entusiastas le preguntaron sobre ese rumor que Heeseok esparció entre sus primos. Ya se encargaría de su hermano menor por la mañana, no iba a arruinar esa buena noche.


 


Cuando todos dormían plácidamente en sus respectivas camas, Eunwoo se quedó un rato despierto observando las estrellas a través de la ventana, perdiéndose en sus pensamientos sobre su familia y sobre Seungjun. Estaba preocupado sobre si su actuar lo delataba en lo que sentía por él y que, tal y como Heeseok, se daría cuenta de sus sentimientos.


 


 A su lado dormía Hyeyeon abrazada a él. Su hermana siempre estuvo apegada a él desde muy temprana edad, quizás porque era quien más la consentía cuando sus padres no estaban. Despejó un poco sus pensamientos y giró su cabeza al lado contrario donde Moonbin estaba, se dio cuenta que este se hizo el dormido rápidamente. Sonrió por el acto tan inocente e infantil, no debía hacer eso con él pero lo dejó pasar. Tomó suavemente la mano que descansaba cerca de su rostro y depósito un besó en su dorso, si algo le preocupaba esperaba que eso lo calmara un poco y que le hiciera ver que podía contar con él.


 


Cerró sus ojos, debía descansar para la mañana siguiente.


 


 


 


 


 


Los días siguientes fueron agotadores. La reinserción de los chicos fue todo un evento, según muchos de sus compañeros parecían modelos sacados de una revista. Eunwoo no le prestó atención a esos comentarios, sus pensamientos estaban direccionados a Seungjun y lo cercanos que se habían vuelto repentinamente. Compartían cosas en común y sus conversaciones era amenas e interesantes. Esta cercanía no era muy del agrado de su hermano Jian ni de Moonbin, eran como unos padres celosos cuando tenía al alto chico cerca.


 


—Eunwoo, ¿quieres ir a una fiesta este sábado? —preguntó Seungjun mientras le enseñaba a Eunwoo como batear (él ya sabía pero era una excusa perfecta para estar cerca del más alto).


 


—¿Este sábado? ¡Claro que me...! —tosió para disimular—. Me gustaría mucho ir.


 


—¡Estupendo! Pasaré por ti a las nueve, puedes traer a tus amigos si quieres.


 


—Seguro que también querrán ir.


 


—Bien, nos vemos entonces —sacudió el cabello del menor, acto que le provocó una enorme sonrisa y sonrojo.


 


Guardaron los bates y guantes, y cada quien tomó su camino. Eunwoo no paraba de sonreír mientras caminaba a la salida con su mochila descansando en su hombro izquierdo.


 


—Hyung~ —Eunwoo apenas se percató de la presencia de Moonbin—, perdón por lo que voy a decir pero luces como un idiota.


 


Recibió un golpe por parte de éste pero solo rió para su enojo.


 


—Eunwoo–hyung siempre luce como idiota cuando está cerca del poste de luz —Jian apareció junto a Heeseok, Mina y Rocky.


 


—No le digas así —lo reprendió.


 


—Bueno, el tipo es muy alto —dijo Rocky.


 


—Y guapo —dijo la única chica del grupo.


 


—Mina, no lo apoyes —reprochó Moonbin.


 


—Al menos alguien lo ve como yo —dijo Eunwoo.


 


—Hyung y Mina tienen mal gusto —dictaminó Heeseok.


 


—Como si tu si lo tuvieras... ¡Ah! Casi lo olvido, me invitó a una fiesta este sábado y me dijo que ustedes también pueden venir... si quieren.


 


Los chicos no tardaron en aceptar la invitación alegando que no se perderían una fiesta con los de último año. Mientras hablaban Moonbin miró de soslayo a Eunwoo, tragó grueso. No tenía un buen presentimiento.


 


 


 


 


 


MJ caminaba lentamente por la calle del colegio de Sanha y Sally, desde hacía varios años, por petición de su tío Hongbin, se encargaba de recoger a los mellizos.


 


Escuchó a la lejanía el sonido de la campana, ya habían padres esperando a sus hijos. No tardó en vislumbrar la figura de los mellizos, de todas formas Sanha era más alto que sus compañeros.


 


—¡MJ–hyung!


 


—¡Sanha babo, espérame! —gritaba Sally tras él.


 


—MJ-hyung, Sally me está insultando —acusó con un puchero.


 


—Ya, niños. No peleen —intentó calmarlos antes de que Sally golpeara a su hermano con su bolso—. Vengan, vamos a casa.


 


—Sanha, Sally —una voz femenina detuvo su andar.


 


—¡Omma! —gritaron al unísono cuando Junghwa se aproximó a ellos, ambos la recibieron con un fuerte abrazo.


 


—Mis niños, como los extrañe. No pensé que el viaje iba a ser tan largo. Oh, hola Myungjun.


 


—Hola, tía Junghwa. Me alegra que hayas vuelto, ¿cómo les fue a ti y a mamá?


 


—Bastante agotador pero tenía que venir a ver a mis niños, ¿qué tal si vamos por un helado?


 


Los mellizos exclamaron de emoción. MJ decidió que era mejor irse, ellos debían pasar tiempo con su madre después de un largo tiempo sin verse. Iba a dar la media vuelta y regresar sobre sus pasos.


 


—Hey, hey, acompañamos. El tiempo en familia te incluye a ti —dijo Junghwa casi como un reclamo, a lo que MJ solo asintió apenado.


 


—Ven, MJ–hyung, vamos a comer helado del sabor que queramos —Sanha se acercó a él y tomó su mano haciendo que el mayor se estremeciera repentinamente por ese contacto.


 


Esperó que no fuera tan obvio.


 


 


******


 


 


Era sábado en la noche, Moonbin y Rocky esperaban frente a la residencia de Eunwoo a que este y sus hermanos bajaran para poder irse.


 


—¿Estás seguro de querer ir? Porque estamos hablando del chico que te gusta saliendo con el chico que a él le gusta —señaló Rocky—. Puedes evitarte ese mal rato y lo sabes.


 


—¿Y dejar a Eunwoo a merced de ese tipo? Ni loco. Además, a Jian no le agrada, así que tengo un aliado en esto —dijo Moonbin cruzándose de brazos—. Y a mí no me gusta Eunwoo.


 


—Ah, ¿No? —inquirió Rocky elevando una ceja.


 


—Estoy enamorado de él que es mucho peor —dijo resignado.


 


—Pobre cosita fea.


 


Moonbin hizo una mueca de desagrado pero se abstuvo de comentar algo más, Eunwoo apareció junto con Jian y Heeseok.


 


—¿Llevan mucho aquí? —preguntó Eunwoo.


 


—Algo así, ¿nos vamos? —articuló Moonbin.


 


—Seungjun–hyung dijo que pasaría por nosotros, es raro que no haya llegado.


 


Un minuto después una camioneta se acercó a ellos, Seungjun conducía. Todos abordaron el vehículo acomodándose como pudieron, unos encima de otros. Eunwoo iba de copiloto charlando con Seungjun, ignorando las miradas asesinas de Jian y Moonbin.


 


—¿No venía una chica bonita que siempre se la pasa con ustedes?


 


—Mi hermana no se sentía muy bien así que decidió no venir —informó Rocky rápidamente, omitiendo el hecho de que casi le prohíbe a su melliza no acompañarlos.


 


—Es una lástima.


 


Algo en su tono de voz no le agradó a Rocky pero decidió dejarlo pasar.


 


Llegaron al lugar de la fiesta, era una casa ostentosa con un fuerte sonido que salía de ella. Decir que no estaban emocionados y nerviosos era mentir, muy poco iban a fiestas normales o que no fuera llena de gente famosa, o de gente de negocios. Habían tantos chicos bailando y tomando alcohol que les era difícil caminar sin empujar a alguien.


 


Se acercaron a la barra donde estaban varios chicos riendo estrepitosamente. Seungjun se acercó a ellos y saludó a algunos amistosamente, e instó a los demás a acercarse. Eunwoo maldijo internamente pero ya lo veía venir, no podría tener por completo la atención de Seungjun.


 


Se integraron a los amigos del mayor, o eso creyeron. Estos los trataban como niños pequeños haciéndolos sentir un poco incómodos. En un punto de la noche, Rocky se hartó de eso y fue a bailar con una solitaria chica en la pista de baile. Moonbin quiso seguir sus pasos, dejarse llevar por la música, pero no deseaba despegarse de Eunwoo pues este tenía toda su atención en Seungjun.


 


Jian se deslizó al lado de su hermano, pasó su brazo sobre sus hombros y le susurró al oído.


 


—Podemos huir de aquí, tu solo dime y crearé la excusa perfecta.


 


Eunwoo solo negó con su cabeza y Jian bufó.


 


Más avanzada la noche los ánimos subieron, al igual que el grado de alcohol en sus sistemas. Seungjun se había ido a bailar con una chica muy bonita, demasiado para el gusto de Eunwoo. Este estaba tirado a un lado de la barra, murmurando y reprochándose por ser tan iluso al enamorarse de él.


 


Sintió un par de brazos rodearlo, pensó que tal vez era Jian pero se sorprendió al girar y encontrarse con Moonbin.


 


—Me apena verte así, hyung —dijo—. Si pudiera hacer algo para no verte así.


 


—Si pudieras hacer que ese estúpido se enamorara de mí, te amaría con toda mi alma —dijo algo ebrio sin darse cuenta de cuanto herían esas palabras al castaño.


 


—Fue otro estúpido el que se enamoró de ti —dijo Moonbin en un murmullo.


 


—¿Qué dijiste?


 


—Nada.


 


Eunwoo lo miró con el entrecejo fruncido pero no le dio más vueltas al asunto, el alcohol estaba haciendo un tornado dentro de su cuerpo y acelerando sus niveles de adrenalina. Sintió una ebullición extrema al ver a esa chica y Seungjun demasiado juntos, casi rozando sus rostros. Estaba a punto de explotar de la rabia, gritar y abalanzarse cual fiera sobre esa desconocida, pero su lado racional y educado aún no se desvanecía del todo por lo que pudo controlar sus instintos primitivos.


 


Tomo un largo trago de su bebida, sintiéndolo quemar todo a su paso por su garganta.


 


Discretamente un chico se acercó a ellos, tomando asiento a su lado y tomando un trago de cerveza.


 


—Disculpen que me meta, pero no pude evitar mirar sus caras de mal de amores —los menores se miraron sorprendidos—. Acerté. ¿Les puedo dar un consejo? Díganlo, es lo mejor. No se guarden las cosas porque así no resolverán nada. Si esa persona les corresponde, excelente, y si no, también, es mejor cortar esa ilusión de raíz. Por cierto, soy Jihun. Un placer.


 


Alzó su copa y les giñó un ojo.


 


Eunwoo observó lo que quedaba de su bebida, la ingirió de golpe para darse valor y se levantó de su asiento sin darle oportunidad a Moonbin de emitir una palabra. Fue hasta Seungjun y le dijo que debían hablar, el mayor se sorprendió puesto que Eunwoo se veía muy serio con sus mejillas fuertemente sonrosadas.


 


Ambos salieron al jardín donde no habían personas que los molestaran.


 


—¿Qué sucede, Eunwoo? Me sorprendió tu repentina petición, ¿has bebido mucho? ¿Quieres que te lleve a casa? ¿Te sientes mal?


 


—No... Yo... Yo debo decirte algo que... que me he guardado mucho, casi desde que entre a estudiar y te vi en el acto de bienvenida... Soy patético —bajó un segundo la cabeza y luego la volvió a erguir para observar a Seungjun quien no entendía nada—. Estoy enamorado de ti, Seungjun–hyung.


 


Silencio fue lo único que recibió.


 


Seungjun miraba para todos lados como si la respuesta fuese a salir de algún arbusto pero nada. Sus pensamientos estaban en blanco y un sentimiento de nerviosismo lo invadió casi con pánico mezclado, así que solo habló sin pensar realmente.


 


—Eunwoo, lo siento... sé que para ti es normal que dos tipos se enamoren pero... pero yo no soy así —eso bastó para que el alcohol se disipara del cuerpo de Eunwoo y su corazón se rompiera—. No puedo corresponderte, no soy como tu... así. Discúlpame si mi amabilidad te ha dado señales equivocadas, será mejor que mantengamos distancia de ahora en adelante.


 


Y se marchó dejando a un tembloroso Eunwoo quien apenas podía contener sus lágrimas. Se arrodilló y cubrió su rostro, dejó que las lágrimas salieran mientras intentaba no gritar de la impotencia. Había cometido un grave error.


 


—Eunwoo–hyung —la voz de Moonbin atravesó esa tormenta que hacía estragos en su cabeza y pecho—. Perdón, sé que esto es difícil para ti...


 


—Quiero irme... —apenas pudo articular.


 


—Está bien, vámonos.


 


Moonbin ayudó a su mayor a ponerse de pie, ambos salieron de la casa sin decirle a nadie. Caminaron por la solitaria calle tomados de la mano sin decir palabra alguna, sin importarles nada a su alrededor. El de hoyuelos no le permitiría a su mayor romperse más a cada paso que diera.


 


Llegaron a un pequeño parque, tomaron asiento en una de las bancas y echaron sus cabezas hacia atrás para contemplar el cielo. Moonbin escuchaba los pequeños gimoteos de Eunwoo y eso le partía el corazón, como deseaba que Eunwoo no amara a otro hombre sino a él.


 


No habían soltado sus manos y tampoco tenían la intención de hacerlo, era un habito de su infancia cuando uno de los dos se sentía triste y el otro prometía no soltarlo.


 


—Hyung, ¿qué puedo hacer para que no estés triste?


 


—Sacarme el corazón estaría bien —dijo sin un ápice de broma en su voz—. Arrancame los sentimientos de raíz, destrúyelos. No quiero que vuelvan a mí.


 


Eunwoo cubrió sus ojos empapados con su antebrazo. Moonbin mordió su labio inferior para no gritar, para no ir y romperle la cara a Seungjun por lastimar a su hyung. Lo sabía, él no merecía que Eunwoo lo amara. Tomó valor de donde no sabía que tenía, se inclinó sobre el rostro de Eunwoo y lo besó.


 


Fue un roce, una pequeña presión que encendió las mejillas de ambos. Moonbin se separó lentamente observando los ojos abiertos de Eunwoo, su desconcierto.


 


—Binnie... ¿qué acabas...?


 


—¿Me dejarías sanar tu corazón, Eunwoo–hyung? —pidió con las mejillas encendidas y los ojos cristalizados—. Quiero cuidar tu corazón, sanar tus sentimientos, ser yo quien te haga sonreír. Quiero ser yo en lo único que pienses, el único al que ames porque yo te amo.


 


—P-Pero Binnie... Tu y yo somos como hermanos —intentó refutar desconcertado, nervioso, obnubilado por la declaración.


 


—Yo no te veo como uno —confesó—, si te veo como mi familia pero no como un hermano. Nunca lo he hecho. Creo que desde siempre he estado enamorado de ti y ya no puedo contenerme más, no cuando has sido lastimado de esta forma.


 


—Bin, yo no sé qué decir... Que hacer... Esto es tan repentino cuando... tu y yo somos... familia... ¿qué hago? ¿Qué debo hacer? —preguntaba al cielo mientras se ponía de pie y daba vueltas consternado.


 


—Solo... —se levantó imitando la acción de su mayor y lo tomó por los hombros obligándolo a hacerle frente— acéptame. Permíteme hacerte olvidar a Seungjun y hacer que me ames a mí, que solo pienses en mí. Permíteme amarte, adorarte. Por favor, hyung. Solo acéptame.


 


Eunwoo no pudo contestar, no sabía qué hacer con esa revolución de sentimientos que destruían todo a su paso dentro de su pecho. Su cabeza y corazón eran un desastre, y lo fueron aún más cuando Moonbin le robó otro beso mucho más profundo, demandante, apasionado.


 


Un beso que electrificó su cuerpo entero.

Notas finales:

Chan CHAN!

¿Ahora que nuevas aventuras le depararan a los hijos de nuestros VIXX?

¿Podrá Eunwoo corresponder a Moonbin?

Nota: disculpen cualquier horror ortográfico.

Comenten y denle mucho amor a este fic. Nos leemos pronto~

Cha Eunwoo era la sensación de su colegio, tenía un sequito de fans, hasta los profesores lo adoraban. Siempre se preguntó si eso se debía a su gran carisma o simplemente por el hecho de ser hijo de Cha Hakyeon, el CEO de Hex Sign Entretaiment.

 

Su padre le dijo que no se preocupara por esas cosas, que las ignorara, pero estaba cansado de no saber si era simple interés de las personas o si de verdad eran sinceros con él. Aun así, ese no era motivo suficiente para ser descortés con las personas pero sí lo era para marcar un muro entre ellos. Justo como ese momento.

 

Iba tranquilamente bajando las escaleras de su escuela, misma a la que sus padres asistieron cuando tenían su edad. Escuchó voces que con cada paso se hacían más nítidas y las palabras cobraban forma.

 

—Es que si, es hijo del Ceo de una agencia de idols, quizás si me junto más con él consiga entrar sin una audición —dijo una chica que iba a su clase a otra.

 

—¿Tú crees? —preguntó la otra—. Igual no me parece bien que juegues con él de esa forma.

 

—Ni se va a enterar…

 

—Buenos días —saludó a sus compañeras notando que aquella que planeaba jugar con él dio un respingón.

 

—O–Oppa, bu–buenos días.

 

No les prestó más importancia, no la merecían, y siguió de largo escuchándolas murmurar con frustración, señalando que las había escuchado. Touché.

 

Cruzó el patio calmadamente mientras los demás alumnos corrían de aquí para allá, él no tenía prisa alguna. Llegó hasta su destino, la cafetería, estaba hasta el tope a excepción de una mesa que solo era ocupada por dos personas que él conocía.

 

—Dime que aunque sea me dejaste algo de comer, Jung Jian —le dijo al chico de cabellera negra alborotándola en el proceso.

 

—¡Auch! Ya te dije que sí, hyung —señaló la bolsa de papel en la mesa—. Un banana milk y un pastelito porque estás “a dieta”.

 

—Pff. Yo no necesitó estar a dieta, soy bello al natural. Hola, Taeho —saludó al otro chico en la mesa que no dejaba de ver su celular—. Taeho, yujuu~

 

—¿Eh? ¡Ah! Hola, hyung —saludó el joven distraídamente.

 

—Déjalo, está stalkeando a su futuro novio —le dijo Jian—. ¿Y los demás?

 

—Jihoon se fue a la biblioteca y Heejun se saltó una clase, ni idea a donde fue a parar, las chicas fueron al bañp —se encogió de hombros mordiendo su pastelito—. Por cierto…  ¿dónde está Heeseok?

              

—Tengo dos teorías: o siendo un Don Juan o stalkeando a Soyee —dijo Jian.

 

—A este paso terminará solo —dijo Taeho tecleando su teléfono.

 

—Yo también lo creo —secundó Eunwoo—. Voy a ir después de clases con JinJin–hyung y MJ–hyung, ¿se anotan?

 

—Si Taeho sigue así, no me queda de otra —Jian se encogió de hombros—. Hyung, no te quiero alarmar, pero hay viene tu crush de patas largas.

 

Eunwoo se dio la vuelta, nada discreto, en dirección a donde Jian apuntaba. Sintió como el esófago se le contraía cuando las personas se apartaban para darle paso a Park Seungjun, la persona que hacía que su corazón latiera a mil por hora.

 

Sintió como Jian le golpeaba el hombro sacándolo de su burbuja.

 

—¿Qué?

 

—Disimula, estás que babeas el almuerzo

 

—Ay, déjame en paz —le dijo entre dientes.

 

Vio de reojo a Sengjun pasar por su lado siendo seguido por un grupo de chicas, Eunwoo no pudo evitar morder su labio inferior.

 

Jian rodó los ojos molesto.

 

—No sé qué le vez al larguirucho ese, yo soy más guapo.

 

—¿Has escuchado que la belleza se lleva en el interior? —Eunwoo seguía embobado viendo la espalda de Seungjun perdiéndose en la multitud.

 

—Aja, aja —Jian bufó.

 

Un zumbido en su pantalón hizo que dejará de mirar a su crush y volviera a la realidad, frunció el ceño al leer el mensaje que había recibido.

 

—Hakyeon–appa y Leo van a pasar por nosotros —le informó a su hermano.

 

—¿Y eso?

 

—No tengo la mínima idea, dicen que es sorpresa.

 

La campana sonó indicándoles que debían volver a sus clases. Eunwoo dejó escapar una risa al ver a su hermano menor, Heeseok, siendo seguido por un grupo de chicas. Ellas se autodenominaban las fans de Heeseok y por la reacción de su hermano sabía que no las quería cerca.

 

No le dio importancia, él sabía cómo librarse de ellas. Fue hasta su aula, saludó a Jihoon y Saeron al entrar, Heejun se había ido a sentar al último puesto y cubrió su rostro con un libro. Conociéndolo, podía asegurar que dormía.

 

Las clases pasaron sin contratiempos, a excepción de la vez que el profesor de matemática aventó su libro sobre el escritorio haciendo que Heejun despertara exaltado y pidiera perdón de forma dramática. Fue un pequeño momento de comedia involuntario.

 

Cuando el último timbre sonó, Eunwoo guardaba sus cuadernos dispuesto a retirarse. Sus amigos se habían ido y a él solo le quedaba esperar por la llegada de sus padres, seguía curioso por ello. Estaba tan ensimismado en sus cavilaciones que no se dio cuenta de la persona con la que tropezó accidentalmente.

 

Cayó al suelo estrepitosamente aterrizando en sus glúteos.

 

—Lo siento. Iba distraído y no te vi —explicó aquella persona y Eunwoo reconoció esa voz, era Seungjun.

 

—De–Descuida, yo tampoco te vi —se excusó. Seungjun lo ayudó a levantarse, Eunwoo tuvo que ahogar un grito

 

—¿Eres Cha Eunwoo? —preguntó Seungjun al analizarlo de pies a cabeza.

 

—¡Sí! —exclamó con efusividad pero luego carraspeó y tomó una actitud más relajada—. Sí, soy yo.

 

—Ya veo... puedo entender porque mi novia me dejó por ti —un estremecimiento se hizo sentir en su columna, eso no era buena señal—. Aunque me enteré que la rechazaste.

 

—Y–Yo no sabía que ella... —dijo rápidamente sintiéndose enormemente apenado.

 

—No vine a reclamarte, relájate —dijo Seugjun adquiriendo su acostumbrada sonrisa que embobaba a Eunwoo—. Solo sentí curiosidad.

 

—Igualmente me disculpo por... por el mal rato —hizo una leve reverencia, de todas formas Seungjun era mayor a él y merecía respeto.

 

Lo escuchó reír.

 

—Tanta formalidad me pone incómodo —dijo rascándose la nuca—. Escucha, estoy un poco molesto por lo que pasó pero sé que no tuviste la culpa de ello. Así que dejémoslo hasta aquí, solo quería saber qué tipo de persona eras. No quiero problemas.

 

—Si… si hay algo que pueda hacer por ti…

 

—Tranquilo, mi corazón no es rencoroso y podrá recuperarse —alborotó los cabellos de Eunwoo de forma amistosa y luego se marchó, dejándolo con el corazón revoloteando y las mejillas sonrosadas.

 

Caminó, o más bien flotó, hasta la salida con una enorme sonrisa en su rostro. Jian y Heeseok lo miraron confundidos y luego se miraron entre ellos.

 

—¿Y a este qué? —preguntó Heeseok.

 

—Creo que su crush lo notició —contestó el pelinegro.

 

—¿Debería golpearlo? Su sonrisa me pone incómodo —Heeseok estuvo a punto de realizar la acción pero la bocina de un auto llamó su atención.

 

Una enorme camioneta blindada de vidrios polarizados se estacionó frente a ellos, la puerta trasera se abrió y una cabecita conocida se asomó por allí.

 

—¡Oppas!

 

—¡Hyeyeonnie! —gritó Heeseok abordando el vehículo seguido de Jian y por último Eunwoo.

 

—Hola, appas —dijo Jian a los dos adultos en la parte delantera.

 

—¿Cómo les fue en la escuela? —preguntó Hakyeon.

 

—Normal —contestó Eunwoo.

 

—A Heeseok lo acosó su club de fans y Seungjun se dio cuenta que Eunwoo existe —relató Jian haciendo que su hermano mayor le pegara un codazo.

 

—¿Seungjun? —inquirió Leo en el asiento del conductor.

 

—Park Seungjun, está en último año y es parte del equipo de beisbol junto a Rowoon —informó Heeseok jugando con las manitas de Hyeyeon quien iba sentada en sus piernas. Si no fuera por ello, Eunwoo lo habría golpeado también.

 

—Oh, mi niño está enamorado —dijo Hakyeon—. ¿No te emociona, Taekwoonnie? 

 

Leo tenía una expresión seria, claramente no le había gustado.

 

—Debería conocer primero a ese chico —dijo el pelinegro.

 

—¡No! No hace falta. Ni amigos somos —se apresuró a contestarle algo alarmado—. Jian y Heeseok son unos idiotas.

 

—¡Hey! —se quejaron y Eunwoo les enseñó la lengua.

 

—Este idiota es tu hermano, así que también eres un idiota —refutó Heeseok.

 

—Papá, el auto está lleno de idiotas —se quejó Hyeyeon.

 

Los niños empezaron a discutir mientras los adultos reían por ello, siempre era así y después de diez minutos, y un helado, sus hijos volvían a ser felices.

 

Eunwoo se dio cuenta que el auto se estacionó frente al departamento de sus tíos Minhyuk y Sungjae, con una expresión confundida observó a sus padres descender del auto.  Él imitó la acción junto a sus hermanos.

 

—Yeon–appa, ¿qué hacemos aquí? ¿No se supone que los tíos están de viaje? —preguntó.

 

—Sí y hoy vuelven, les vamos a dar una sorpresa —comentó el moreno a su hijo mayor—. Ven, ayúdame a bajar unas cosas.

 

Ambos se dirigieron al maletero de la camioneta donde habían algunas bolsas de comida y bebidas.

 

—Si los tíos vuelven, eso quiere decir que Rocky y Mina también, ¿no? —esta vez fue Jian quien habló.

 

—Y Moonbin —dijo Leo—. La temporada de football acabó, así que todos vuelven a casa.

 

Eunwoo, Jian, Heeseok y Hyeyeon sonrieron, sus amigos volverían después de una larga ausencia. Subieron los cuatro pisos al departamento donde Hyuk los esperaba en el marco de la puerta.

 

—¿Llegamos tarde, Hyukkie?

 

—Para nada, Hongbinnie acaba de ir al aeropuerto para esperarlos —contestó el nombrado dándole paso a sus hyungs y a sus sobrinos, a quienes saludó amorosamente.

 

—Debemos apresurarnos, entonces —comentó Leo dirigiéndose a la cocina.

 

—¡Tios, hyungs! ¡Hyeyeonnie! —un chico se acercó a ellos alegremente.

 

—¡Sanha! —Eunwoo lo recibió en sus brazos—. ¿Cómo has estado, bebé?

 

—¡Yo soy tu bebé! —se quejó Hyeyeon desde el sofá donde su padre le dijo debía quedarse.

 

—¡Appa, Sanha no me está ayudando! —acusó Sally, la melliza de Sanha, con un par de cojines en sus manos.

 

—¡Eso es mentira!

 

—Ya niños, no peleen y terminen de arreglar la sala —les dijo Hyuk volviendo a la puerta ya que alguien estaba tocando insistentemente y podía asegurar quien era.

 

Los hijos de ambas familias intentaron arreglar la sala, aunque con cierta dificultad por las peleas entre los mellizos y las quejas de Hyeyeon exigiendo atención.

 

—¡Familia, ya llegó su Happy Virus! —gritó una voz conocida sorprendiéndolos y haciéndolos reír al mismo tiempo.

 

—Mj–hyung, JinJin–hyung, Soyee–noona —Sanha los recibió a todos con un abrazo efusivo.

 

—Tío Kenny, tío Larva, bienvenidos —Eunwoo se acercó a ellos con una larga cinta metalizada rodeando su cuerpo.

 

—¡Yeonnie–omma, tu mocoso no me respeta! —se quejó Ravi haciendo a los presentes reír y a Eunwoo sonrojarse avergonzado.

 

Continuaron con los preparativos, había globos y una pancarta en la sala, y mucha comida en la mesa del comedor.

 

—¡Apaguen las luces que ya vienen! —anunció Ken entrando rápidamente a la sala seguido de los demás.

 

Todo quedó a oscuras, la espera los impacientaba sobre todo a los menores. Un clic del seguro se hizo oír al igual que voces familiares. Cuando la puerta estuvo completamente abierta y las luces encendidas, todos saltaron y gritaron alegremente:

 

—¡Bienvenidos!

 

Los dueños del departamento y sus hijos miraron todo con asombro, hasta que la única chica entre ellos salto.

 

—¡Se los dije! ¡Les dije que harían una fiesta sorpresa!

 

—¡Mina! —gritó su padre, Sungjae—. ¡No arruines la emoción del momento!

 

—Pero me tienes que dar la razón —dijo alzando su mano, Minhyuk alborotó los cabellos de su hija.

 

Todos se acercaron para saludar correctamente a los recién llegados. Moonbin llenó de abrazos a sus hermanos y a su padre Hyuk, luego se dispuso junto con Rocky a saludar a sus tíos y amigos. Los más jóvenes le entregaron pequeños presentes que, emocionados, los tres recibieron.

 

—¡Pero mi regalo es el mejor! —exclamó MJ.

 

—¿Y quién lo dice? —inquirió Heeseok.

 

—¡Pues yo! —miró a su alrededor en busca de algo—. ¿Dónde dejé el lazo? —masculló.

 

—¡Y ni siquiera lo tienes listo! —se quejó su hermano menor.

 

—¡Claro que sí! —farfulló volviendo con el lazo—. ¡Eunwoo! —tomó al menor del brazo y colocó el lazo sobre sus cabellos—. ¡Tada! Para ti, Moonbin.

 

El de cabello castaño se ahogó con el aire. Su rostro adquirió un rubor intenso, un rojo bastante llamativo.

 

—¡¿QUÉ?! —exclamó luego de recuperar el aliento.

 

—Cuídame bien —dijo Eunwoo colocando sus manos alrededor del rostro, el sonrojo en Moonbin aumentó de intensidad si es que eso era posible.

 

Jian lo miró con una ceja levantada, enrolló su brazo alrededor de la pierna de su hermano mayor posesivamente.

 

—Deja tus inventos que yo no apruebo esto —le reclamó.

 

—Uy, el león ya rugió —dijo Mj.

 

—Que mal, Bin. Te quedaste sin regalo —comentó Rocky a su amigo.

 

Moonbin miró hacia otro lado aun con las mejillas ardiéndole, tomó un largo trago de su jugo.

 

La reunión se volvió más animada, tuvieron un juego de karaoke donde cantaron desafinadamente a propósito solo para divertirse aún más y luego bailaron a más no poder. JinJin y Rocky eran unas máquinas de baile, fueron los últimos en pie cuando los demás cayeron al piso completamente exhaustos.

 

Al final de la noche, los más jóvenes se reunieron alrededor de los adultos que, pasados un poco de copas, contaban anécdotas de su juventud o cuando sus hijos eran unos bebés.

 

Eunwoo se arrastró hasta el balcón no queriendo que sus padres llamaran su atención al verlo beber, aún era muy joven. Dio in pequeño salto por el susto que se llevó al ver a Moonbin en agazapado en el suelo.

 

—Binnie, ¿qué haces aquí solo?

 

—Te hago la misma pregunta.

 

—No quiero que me regañen por beber —contestó sentándose a un lado de Moonbin.

 

—Y yo no quiero escuchar a Hongbin–appa contando sobre la vez que corrí desnudo por toda la casa para no ponerme el pañal —comentó con fastidio el mayor de los Lee.

 

Eunwoo rió por lo bajo, siempre le dio gracia esa historia y todas las ocurrencias de Moonbin. Miró a través de la ventana a su familia, estaba agradecido por tenerlos pero su felicidad no era plena. Aun había algo que le faltaba.

 

—Eunwoo–hyung —escuchó a Moonbin llamarlo—, escuché... de Heeseok que... que tienes un novio...

 

—Ese idiota —chasqueó la lengua—. No es mi novio pero si me gusta mucho. Es alto, muy guapo, es buena persona y buen alumno y... y apenas nos estamos conociendo... yo... quiero gustarle como él a mí pero me vuelvo muy torpe cuando estoy a su alrededor...

 

—Oh, él se escucha... como alguien interesante —Moonbin empezó a jugar con sus mangas, las retorcía con sus dedos desesperadamente—. ¿Cómo se llama?

 

—Park Seungjun, va en último año.

 

Asintió quedamente. Ultimo año, era mayor que él y Eunwoo.

 

Miró de reojo a su mayor. Eunwoo era guapo y no había conocido persona alguna que se le comparase. Bueno, solo uno y ese era su tío Yeon, pero él era clase aparte. Eunwoo irradiaba como otra estrella en la oscura noche, era perfecto.

 

—Eunwoo–hyung, no voy a aprobar que salgas con cualquiera —le recalcó Moonbin demandante—. Tú eres demasiado especial y debo cuidar que nadie juegue con tus sentimientos.

 

—Ya suenas como Jian, tan sobreprotectores los dos —dijo Eunwoo tomando un sorbo de su bebida.

 

—Hablo muy en serio.

 

Eunwoo solo asintió con una sonrisa en su rostro. Se le hacía tierno que sus menores le cuidasen, que lo quisieran a ese punto de protegerlo de todo pero él sabía lo que hacía y estaba seguro que Seungjun era un buen chico que no le rompería el corazón.

 

Esa noche todos durmieron en la sala, en colchonetas y envueltos en mantas con la calefacción encendida para evitar posibles resfriados. No obstante, antes de ello, Eunwoo fue interceptado por Mj y JinJin quienes entusiastas le preguntaron sobre ese rumor que Heeseok esparció entre sus primos. Ya se encargaría de su hermano menor por la mañana, no iba a arruinar esa buena noche.

 

Cuando todos dormían plácidamente en sus respectivas camas, Eunwoo se quedó un rato despierto observando las estrellas a través de la ventana, perdiéndose en sus pensamientos sobre su familia y sobre Seungjun. Estaba preocupado sobre si su actuar lo delataba en lo que sentía por él y que, tal y como Heeseok, se daría cuenta de sus sentimientos.

 

 A su lado dormía Hyeyeon abrazada a él. Su hermana siempre estuvo apegada a él desde muy temprana edad, quizás porque era quien más la consentía cuando sus padres no estaban. Despejó un poco sus pensamientos y giró su cabeza al lado contrario donde Moonbin estaba, se dio cuenta que este se hizo el dormido rápidamente. Sonrió por el acto tan inocente e infantil, no debía hacer eso con él pero lo dejó pasar. Tomó suavemente la mano que descansaba cerca de su rostro y depósito un besó en su dorso, si algo le preocupaba esperaba que eso lo calmara un poco y que le hiciera ver que podía contar con él.

 

Cerró sus ojos, debía descansar para la mañana siguiente.

 

 

 

 

 

Los días siguientes fueron agotadores. La reinserción de los chicos fue todo un evento, según muchos de sus compañeros parecían modelos sacados de una revista. Eunwoo no le prestó atención a esos comentarios, sus pensamientos estaban direccionados a Seungjun y lo cercanos que se habían vuelto repentinamente. Compartían cosas en común y sus conversaciones era amenas e interesantes. Esta cercanía no era muy del agrado de su hermano Jian ni de Moonbin, eran como unos padres celosos cuando tenía al alto chico cerca.

 

—Eunwoo, ¿quieres ir a una fiesta este sábado? —preguntó Seungjun mientras le enseñaba a Eunwoo como batear (él ya sabía pero era una excusa perfecta para estar cerca del más alto).

 

—¿Este sábado? ¡Claro que me...! —tosió para disimular—. Me gustaría mucho ir.

 

—¡Estupendo! Pasaré por ti a las nueve, puedes traer a tus amigos si quieres.

 

—Seguro que también querrán ir.

 

—Bien, nos vemos entonces —sacudió el cabello del menor, acto que le provocó una enorme sonrisa y sonrojo.

 

Guardaron los bates y guantes, y cada quien tomó su camino. Eunwoo no paraba de sonreír mientras caminaba a la salida con su mochila descansando en su hombro izquierdo.

 

—Hyung~ —Eunwoo apenas se percató de la presencia de Moonbin—, perdón por lo que voy a decir pero luces como un idiota.

 

Recibió un golpe por parte de éste pero solo rió para su enojo.

 

—Eunwoo–hyung siempre luce como idiota cuando está cerca del poste de luz —Jian apareció junto a Heeseok, Mina y Rocky.

 

—No le digas así —lo reprendió.

 

—Bueno, el tipo es muy alto —dijo Rocky.

 

—Y guapo —dijo la única chica del grupo.

 

—Mina, no lo apoyes —reprochó Moonbin.

 

—Al menos alguien lo ve como yo —dijo Eunwoo.

 

—Hyung y Mina tienen mal gusto —dictaminó Heeseok.

 

—Como si tu si lo tuvieras... ¡Ah! Casi lo olvido, me invitó a una fiesta este sábado y me dijo que ustedes también pueden venir... si quieren.

 

Los chicos no tardaron en aceptar la invitación alegando que no se perderían una fiesta con los de último año. Mientras hablaban Moonbin miró de soslayo a Eunwoo, tragó grueso. No tenía un buen presentimiento.

 

 

 

 

 

MJ caminaba lentamente por la calle del colegio de Sanha y Sally, desde hacía varios años, por petición de su tío Hongbin, se encargaba de recoger a los mellizos.

 

Escuchó a la lejanía el sonido de la campana, ya habían padres esperando a sus hijos. No tardó en vislumbrar la figura de los mellizos, de todas formas Sanha era más alto que sus compañeros.

 

—¡MJ–hyung!

 

—¡Sanha babo, espérame! —gritaba Sally tras él.

 

—MJ-hyung, Sally me está insultando —acusó con un puchero.

 

—Ya, niños. No peleen —intentó calmarlos antes de que Sally golpeara a su hermano con su bolso—. Vengan, vamos a casa.

 

—Sanha, Sally —una voz femenina detuvo su andar.

 

—¡Omma! —gritaron al unísono cuando Junghwa se aproximó a ellos, ambos la recibieron con un fuerte abrazo.

 

—Mis niños, como los extrañe. No pensé que el viaje iba a ser tan largo. Oh, hola Myungjun.

 

—Hola, tía Junghwa. Me alegra que hayas vuelto, ¿cómo les fue a ti y a mamá?

 

—Bastante agotador pero tenía que venir a ver a mis niños, ¿qué tal si vamos por un helado?

 

Los mellizos exclamaron de emoción. MJ decidió que era mejor irse, ellos debían pasar tiempo con su madre después de un largo tiempo sin verse. Iba a dar la media vuelta y regresar sobre sus pasos.

 

—Hey, hey, acompañamos. El tiempo en familia te incluye a ti —dijo Junghwa casi como un reclamo, a lo que MJ solo asintió apenado.

 

—Ven, MJ–hyung, vamos a comer helado del sabor que queramos —Sanha se acercó a él y tomó su mano haciendo que el mayor se estremeciera repentinamente por ese contacto.

 

Esperó que no fuera tan obvio.

 

 

******

 

 

Era sábado en la noche, Moonbin y Rocky esperaban frente a la residencia de Eunwoo a que este y sus hermanos bajaran para poder irse.

 

—¿Estás seguro de querer ir? Porque estamos hablando del chico que te gusta saliendo con el chico que a él le gusta —señaló Rocky—. Puedes evitarte ese mal rato y lo sabes.

 

—¿Y dejar a Eunwoo a merced de ese tipo? Ni loco. Además, a Jian no le agrada, así que tengo un aliado en esto —dijo Moonbin cruzándose de brazos—. Y a mí no me gusta Eunwoo.

 

—Ah, ¿No? —inquirió Rocky elevando una ceja.

 

—Estoy enamorado de él que es mucho peor —dijo resignado.

 

—Pobre cosita fea.

 

Moonbin hizo una mueca de desagrado pero se abstuvo de comentar algo más, Eunwoo apareció junto con Jian y Heeseok.

 

—¿Llevan mucho aquí? —preguntó Eunwoo.

 

—Algo así, ¿nos vamos? —articuló Moonbin.

 

—Seungjun–hyung dijo que pasaría por nosotros, es raro que no haya llegado.

 

Un minuto después una camioneta se acercó a ellos, Seungjun conducía. Todos abordaron el vehículo acomodándose como pudieron, unos encima de otros. Eunwoo iba de copiloto charlando con Seungjun, ignorando las miradas asesinas de Jian y Moonbin.

 

—¿No venía una chica bonita que siempre se la pasa con ustedes?

 

—Mi hermana no se sentía muy bien así que decidió no venir —informó Rocky rápidamente, omitiendo el hecho de que casi le prohíbe a su melliza no acompañarlos.

 

—Es una lástima.

 

Algo en su tono de voz no le agradó a Rocky pero decidió dejarlo pasar.

 

Llegaron al lugar de la fiesta, era una casa ostentosa con un fuerte sonido que salía de ella. Decir que no estaban emocionados y nerviosos era mentir, muy poco iban a fiestas normales o que no fuera llena de gente famosa, o de gente de negocios. Habían tantos chicos bailando y tomando alcohol que les era difícil caminar sin empujar a alguien.

 

Se acercaron a la barra donde estaban varios chicos riendo estrepitosamente. Seungjun se acercó a ellos y saludó a algunos amistosamente, e instó a los demás a acercarse. Eunwoo maldijo internamente pero ya lo veía venir, no podría tener por completo la atención de Seungjun.

 

Se integraron a los amigos del mayor, o eso creyeron. Estos los trataban como niños pequeños haciéndolos sentir un poco incómodos. En un punto de la noche, Rocky se hartó de eso y fue a bailar con una solitaria chica en la pista de baile. Moonbin quiso seguir sus pasos, dejarse llevar por la música, pero no deseaba despegarse de Eunwoo pues este tenía toda su atención en Seungjun.

 

Jian se deslizó al lado de su hermano, pasó su brazo sobre sus hombros y le susurró al oído.

 

—Podemos huir de aquí, tu solo dime y crearé la excusa perfecta.

 

Eunwoo solo negó con su cabeza y Jian bufó.

 

Más avanzada la noche los ánimos subieron, al igual que el grado de alcohol en sus sistemas. Seungjun se había ido a bailar con una chica muy bonita, demasiado para el gusto de Eunwoo. Este estaba tirado a un lado de la barra, murmurando y reprochándose por ser tan iluso al enamorarse de él.

 

Sintió un par de brazos rodearlo, pensó que tal vez era Jian pero se sorprendió al girar y encontrarse con Moonbin.

 

—Me apena verte así, hyung —dijo—. Si pudiera hacer algo para no verte así.

 

—Si pudieras hacer que ese estúpido se enamorara de mí, te amaría con toda mi alma —dijo algo ebrio sin darse cuenta de cuanto herían esas palabras al castaño.

 

—Fue otro estúpido el que se enamoró de ti —dijo Moonbin en un murmullo.

 

—¿Qué dijiste?

 

—Nada.

 

Eunwoo lo miró con el entrecejo fruncido pero no le dio más vueltas al asunto, el alcohol estaba haciendo un tornado dentro de su cuerpo y acelerando sus niveles de adrenalina. Sintió una ebullición extrema al ver a esa chica y Seungjun demasiado juntos, casi rozando sus rostros. Estaba a punto de explotar de la rabia, gritar y abalanzarse cual fiera sobre esa desconocida, pero su lado racional y educado aún no se desvanecía del todo por lo que pudo controlar sus instintos primitivos.

 

Tomo un largo trago de su bebida, sintiéndolo quemar todo a su paso por su garganta.

 

Discretamente un chico se acercó a ellos, tomando asiento a su lado y tomando un trago de cerveza.

 

—Disculpen que me meta, pero no pude evitar mirar sus caras de mal de amores —los menores se miraron sorprendidos—. Acerté. ¿Les puedo dar un consejo? Díganlo, es lo mejor. No se guarden las cosas porque así no resolverán nada. Si esa persona les corresponde, excelente, y si no, también, es mejor cortar esa ilusión de raíz. Por cierto, soy Jihun. Un placer.

 


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