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Entre las cuerdas de tu violín por kiba25

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Notas del fanfic:

Hey! Buenas a todos los que vengan a leer esta historia. Para dar algunas adevertencias se trata de un universo alterno, para ser exactos OmegaVerse, para quiénes no lo conozcan, El Omegaverse es un género de novelas se inició en distintos fandoms donde existen los hombres lobo, licántropos o cambia formas. Aunque con el tiempo se ha ido desligando y ya no es extremadamente necesario que sea utilizado de esta manera, sino puede aplicársele a simples humanos. En la cual bueno, para resumir, trata relaciones de poder entre difernetes razas como son los Alfas, los Omegas y los Betas...

 

Aquí todos son humanos, no veremos un Zoro transformandose en un lobo verde :D

 

Volviendo a las advertencias, este género trae consigo Mpreng y también veremos algo de Drama, habrá algo de violencia pero nada grave, drama un rato y muchos pañuelos para llorar jejej

 

 

DISFRUTEN 

Notas del capitulo:

Hey! Primer capítulo, un poco de presentación para los personajes, poco a poco irán entrando más. Hablamos de una sociedad de hoy en día con las características del Omegaverse, algunos Omegas tienen problemas de discriminación pero iremos viendo una evoluciónprogresiva y positiva para que esto deje de ocurrir.

 

 

Bueno, espero que les guste y volveré con más :D

Dracule Mihawk, 43 años. Proviene de una alta familia de músicos. Persona seria, con un porte digno de admirar, piel blanca y firme, ojos amarillos, mirada intensa como la de un halcón. El mejor violinista del mundo. Dedica su vida a la música. El violín siempre guardado en su estuche, nunca se separa de él. También toca el piano. Shanks es su mejor amigo, un hermano para él. Visitándole un día dará con su mayor tormento. Un Alfa prestigioso.
 
 
 
Roronoa Zoro, 21 años. No tiene decidido que hacer con su vida del todo, trabaja como camarero mientras que realiza una carrera de Derecho. Tiene un carácter reservado y normalmente no es muy agradable con la gente. Su rasgo más característico es sin duda su cabello verde. Lleva 3 pendientes en una de sus orejas. Es el vecino de Shanks y cuando conoció a Mihawk quedó atrapado entre las cuerdas de su violín. Zoro odiaba la música. Comparte piso con su amiga de la infancia Perona. Un Omega problemático.
 
 
 
 
-¿Por qué tengo que ser yo el que siempre se mueve?- El pelirrojo soltó una risa desde el otro lado del telefóno y Mihwak frunció el ceño. Su amigo era horrible.
 
 
 
 
-Venga, además, hay un chico nuevo que se ha mudado hace poco y su cabello es super gracioso....Es verde Mihi....¡verde!- El pelinegro rodo los ojos y suspiro, estaba claro que aquella batalla la iba a perder ¿Para qué querría conocer él al vecino de Shanks? Al final le dijo que si y cortó la llamada. Dejó el telefono en la mesilla y volvió a suspirar. Estaba cansado, el concierto de hoy había sido un duro espectaculo y todo su cuerpo le pedía un descanso por lo que se dejo caer por el respaldo de la cama hasta terminar tumbado, cerrar los ojos y dormirse por completo.
 
 
 
 
La alarma sonó puntual, a la misma hora que todas las mañanas y se giró gruñendo mientras estiraba el brazo buscando encontrar aquel aparatejo del diablo y lanzarlo contra la pared, igual con suerte conseguía alcanzar a la ruidosa de su compañera y abrirla la cabeza, así quizá dejaba de hacer ruido.
 
 
 
 
-¡Perona, cierra la maldita boca!- Su compañera de piso tenía la maldita manía de darle los buenos días a gritos a cada uno de los cientos de peluches que se encontraban repartidos por el piso, aquella chica estaba mal de la cabeza, Zoro no sabía que otra cosa podía pensar. Suspiró mientras se sobaba la frente y se arrastró fuera de la cama, se paró frente al espejo y dejó caer una muheca un tanto desagradable, por mucho que se esforzara o intentase cambiar no había manera, era su naturaleza, nadie podía negarle los rasgos finos que tenía ni aquella cintura cerrada. Él era un Omega. Perona se asomó y lo miró con algo de pena, después de tantos años aún no entendía porque Zoro lo llevaba tan mal, hacía ya casi diez años de la noticia sobre su condición y el peliverde seguía sin superarlo. Prefirió no volver a decir nada, la última vez que lo hizó Zoro la estuvo gruñendo al rededor de una semana, suspiro en silencio y se marchó a la cocina.
 
 
 
-¿Quieres café?- El peliverde asintió mientras preparaba unos apuntes que hoy tenía que repasar, Derecho no es que fuese la cosa que más apasionaba en su vida pero sus padres lo habían estudiado y él no sabía que hacer de verdad por lo que optó por ello, en realidad no se le daba mal y le gustaba, quizá de aquella forma la gente dejaría de juzgarlo por ser un Omega cuando debió haber nacido Alfa por el mero hecho de pertenecer a tal familia como era la Roronoa en un mundo de la alta sociedad. Repudiaba todo ese ambiente, no a sus padres, igual a su padre un poco, lo crió con mucha rudeza, pero su madre, aquella mujer era un maldito ángel caido del cielo y a veces no entendía como se había casado con el necio de su padre. Perona le dejo la taza enfrente y sonrió agradecido.- ¿Qué turnos tienes hoy?
 
 
 
 
-Trabajo por la noche....- Perona puso mala cara y Zoro bajo la mirada.- Necesitaré eso...-Su amiga asintió y le dio un pequeño abrazo. Perona era un Alfa pero entre ellos era más que indiferente, practicamente se criaron juntos, sus padres amigos, sus casas contiguas, su clase la misma...Eran tantos años que ellos mismos se entendían con tan solo una mirada y a veces no era ni necesario hablar. Cuando acabaron de desayunar se despidieron en la puerta, Perona trabajaba como dependienta en una tienda de muñecos y en casa los hacía mano para luego venderlos, una loca de los muñecos, vaya.
 
 
 
 
-Estaré antes de cenar, no te preocupes, estudia mucho y...ah, no le abras la puerta a desconocidos.- Zoro levantó una ceja y antes de que la chica siguiese hablando la cerró en la puerta en la cara, la esuchó gritar pero prefirió ignorarla. Se dió la vuelta y suspiro, camino hacia la mesa y cuando se sentó en el suelo se colocó unas gafas y se enfrascó en sus apuntes. Zoro se tomaba muy en serio su futuro. Pasadas un par de horas escuchó ruido fuera por lo que se levantó con una sonrisa en la cara y tomó una caja, sabía que era Shansk, su vecino. 
 
 
 
 
Shanks salió del ascensor con Mihwak a su lado quien intentaba por todos los cielos no rodar los ojos, su amigo era imposible, pasaron una puerta y antes de llegar a la suya propia la anterior se abrió dejando asomar una cabeza verde y un chico joven con una sonrisa en la cara. Mihwak se quedó quieto especcionando al muchacho y Shanks gritó eufórico.
 
 
 
 
-¡Zoro!- El peliverde se rascó la nuca por lo exagerado que era aquel hombre, para su edad, bastante enérgico pensaba siempre que lo veía. Le entrego la caja y Shanks sonrió agradecido.
 
 
 
 
-Perona me dijo que llevabas tiempo buscando algo asi y supuse que eras tú, por el ruido claro.- El pelingero se rió ante aquel comnetario, bueno, fue más bien como un ruido extraño que salió de su garganta y fue cuando Zoro se dio cuenta, en aquel pasillo había un olor especial, el Omega no encontraba la descripción adecuada pero si era un olor maduro, no fuerte, más bien como el vino. Movió los ojos con algo de lentitud y miró al hombre que se encontraba detrás de su vecino. Era una figura impotente, cada músculo gritaba Alfa sin dudarlo y aquellos ojos le hicieron sentirse pequeño y nervioso. Tragó saliva y se recordo a si mismo como había que respirar, por otro lado, Mihwak estaba impasible, su nariz percibía un olor suave, era dulce y le recordaba al campo, en resumen, una fragancia agradable que le hacía sentir un pequeño cosquilleo dentro de sus fosas nasales. Cerró los ojos un segundo y al abrirlos pillo al chico joven mirarle con detenimiento, curvó los labios hacia arriba con disimulo y fingió colocar su pelo hacia tras. Zoro tragó duro y sus mejillas adquidieron un suave color rosa pero todo el ambiente se vino abajo cuando Shanks emepzó a brincar de alegría al abrir la caja y vio tantas especias diferentes para cocinar. Shanks amaba cocinar y por suerte Perona era una experta en encontrar ingredientes extraños o dificiles por lo que cuando le traía algo sabía que sería increible.
 
 
 
 
-¡Mihi, hoy comemos algo fascinante!- Tomó por los hombros a su amigo que con el semblante serio de siempre se dejo hacer de todo hasta que al final fue liberado y pudo resoplar tranquilo. El pelirrojo se giró hacia el joven que áun seguía en la puerta observando aquel panorama.- Oye Zoro, pasate a comer, anda, prepararé tambien un poco para Perona.- Zoro dudo al principio y se rascó la nuca sin saber que contestar.- Bueno, te dejamos estudiar, pero eso si, te quiero a las dos enfrente de mi puerta o sabes que me colare por tu balcón jajajajaj.- Mihwak lo miró con una mueca extraña y se dio la vuelta al mismo tiempo que  el jóven amenazaba de muerte a su amigo y cerraba la puerta diciendo que allí estaría.
 
 
 
 
Shanks abrió la puerta con una sonrisa y ambos hombres se quitaron los zapatos. Shanks atraveso el pasillo y dejo la caja en la cocina mientras Mihwak tomaba asiento en la silla.
 
 
 
 
-Tenías razón, el cabello de ese chico es curioso.- Shanks se giró con una sonrisa de oreja a oreja y aplaudio mientras se sentía el mejor hombre del mundo. El pelinegro rodo los ojos.- ¿Qué estudia?
 
 
 
 
-Derecho y como sé que vas a preguntar más te contaré, se llama Roronoa Zoro, tiene 21 años y se mudo hace unos meses, tengo una amistad muy fuerte con la chica, Perona, son amigos desde la infancia y Zoro se vino a vivir con ella, desconozco los motivos pero supongo que seran cosas de jovenes.- Se encogió de hombros y antes de empezar a cocinar sirvió algo de té para los dos.
 
 
 
 
-¿Roronoa? ¿Te refieres a esa gran familia de Alfas de la alta sociedad?- Shanks que ya estaba en la cocina miró a su amigo quien estaba con la barbilla apoyada en su palma. Asintió con la cabeza y sacó varias cosas de los armarios.
 
 
 
 
 
-¿No lo parece para nada, verdad?- Mihwak negó con la cabeza y Shanks sonrió enternecido.- Bueno, eso es porque Zoro es un Omega.- A Mihwak se le fue la boca al suelo y el pelirrojo soltó una fuerte carcajada. Su amigo lo miraba con los ojos bien abiertos y aunque dificil de reconocer, una cara un tanto estúpida.
 
 
 
 
 
-¿Me estás tomando el pelo?
 
 
 
 
-Para nada ¿no te diste cuenta?- Entre risas empezó a hacerse cargo de la comida y Mihwak negó lentamente. Pasadas un par de horas Shanks se pasó un trapo por las manos y se acercó al pelinegro quien aburrido terminaba de colocar la mesa.- Hazme un favor, ve donde Zoro y dile que traiga lo que el sabe.- Mihwak lo miro con el ceño fruncido y Shanks le sonrió, el pelinegro suspiro y al llegar a la puerta se calzó en un segundo. Caminó con lentitud a la puerta, después de todo era la contigua y dió unos suaves golpes en la puerta. Escuchó una voz y guardo las manos en los bolsillos. Zoro lo recibió con las gafas puestas, no como antes, la boca abierta y un lapiz en la oreja. El pelinegro levanto ambas cejas y llevó sus ojos por debajo del cuello del chico. Zoro sintió un escalofrío, se había quedado parado en la puerta y antes de hablar el otro se le adelantó.
 
 
 
 
-Shanks dice que lleves aquello que tú sabes.- Zoro sintió como sus piernas flaquearon, supo esconderlo bien y soltando una risa forzosa pero al mismo tiempo gruñona asintió con la cabeza.
 
 
 
 
 
-Puedes pasar si quieres, me parece descortes tenerte fuera aunque sea un minuto.-El pelinegro asintió y dio unos pasos, se quito los zapatos y observó con detenimiento aquel piso, parecido al de su amigo se veía mucho más joven aunque estaba lleno de libros y por alguna razón...Peluches, montones de ellos, lo cual, al principio le pareció algo extraño. Rodeó la mesa baja que había cerca del sofá y se fijo en todos apuntes, algo desordenados pero que al fin y al cabo seguían su orden natural. Zoro apareció de nuevo y sonrió algo nervioso.
 
 
 
 
 
-Todavía tengo que pasarlos a limpio...Estaba en ello...-Mihwak se giró a verlo y señalo con la cabeza la botella que llevaba el muchacho en la mano.- Ah, es el vino favorito de Shanks y...
 
 
 
 
 
-¿El tuyo también?- Zoro asintió algo vergonzoso.- Pensaba que los jovenes de hoy en día bebías basura o algo por el estilo.- El Omega se encogió de hombros con una sonrisa socarrona y el Alfa dejo escapar lo que parecía ser una sonrisa. Las expresiones de aquel hombre eran muy limitadas.
 
 
 
 
Ambos salieron de casa y Mihwak timbró en la de su amigo, Shanks abrió y lo primero que hizó fue coger la botella de vino y darle un beso, iba a hacer lo mismo en la frente de Zoro pero el Omega se adelanto y le dio un golpe en la cabeza.
 
 
 
 
-Alto ahí, maldito viejo.- Mihwak frunció el ceño e ignoró aquello. Una vez en la mesa escuchaba como hablaban entre ellos, Zoro degustaba aquel plato como si no hubiese comido nunca y es que el talento culinario del pelirrojo nadie podái negarlo, él también la disfruto solo que de manera más discreta. De vez en cuando dirigía la mirada al Omega, ahora que sabía de su condición los detalles se hacían más perceptibles, estaba claro que Zoro era un hombre, obviamente, pero, su mandíbula, aunque fuerte era fina, sus pestañas eran largas y su risa, cuando no era escandalosa podía volverse fina. Todo en aquel chico chocaba un poco, como si estuviese en constante enfrentamiento. Le dió un leve sorbo a su copa y se dio cuenta de que el Omega le miraba por lo que cruzó miradas y sonrió por debajo de la copa.
 
 
 
 
-¿Pasa algo?
 
 
 
 
-No...Yo...¿Crees que podrías firmarme una cosa si te la entrego?- Mihwak dejó la copa y lo miro sin saber a lo que se refería por lo que Zoro, golpeandose mentalmente sonrió nervioso.- Perona, mi compañera de piso, aparte de ser una loca por los muñecos  disfruta mucho de tú música...
 
 
 
 
-¿Shanks te ha dicho que soy músico?
 
 
 
 
-No, te ví un día, cuando era pequeño.- El Alfa asintió con la cabeza y Shansk se metió en la conversación mientras servía el postre y robaba la copa de vino a su amigo quien le miró con reproche.
 
 
 
 
-¿Te gusta la música?
 
 
 
-No.- La risa de Shanks se escuchó en toda la casa, Zoro se encogió de hombros y Mihwak se le quedo mirando.
 
 
 
 
-Trae esa cosa que quieres que firme.- El Omega se levantó con una sonrisa en la cara y gritando que ahora volvía salió por la puerta. Shanks se sentó e imito el gesto de colocar la barbilla sobre su mano.
 
 
 
 
-Me sorprende que vayas a firmar algo a alguien, sobretodo a alguien que odia la música.- Mihwak le miró en silencio y cerro los ojos encogiendose de hombros.
 
 
 
 
-Nadie en este mundo odia la música, y mucho menos la mia.- Ahora era el pelirrojo quien rodaba los ojos. Zoro volvió en un segundo y dejó sobre la mesa un pequeño violín tallado en madera. El pelinegro lo tomó entre sus manos, era una obra impresionante. - ¿Puedo preguntar quién lo hizó?
 
 
 
 
-El padre de Perona, no se dedicaba a eso pero la carpintería era lo suyo...- Mihwak vio como Zoro bajaba la mirada tristemente y algo se revolvió en él. Ese chico no debía estar triste. Dejó la pieza en la mesa y pidió a su amigo que le trajese algo con lo que pudiese firmar. Mientras hacía su firma Zoro se sentó en la mesa y cruzo sus brazos.- Perona te sigue desde que  es pequeña, a ella no se le da muy bien eso que haceís los músicos pero recuerdo que cuando era pequeña mientras hacía muñecos te escuchaba y por ende me obligaba a escucharla a mi.- Puso una mueca de asco y el Alfa junto las cejas.
 
 
 
 
-¿Puedo preguntar una cosa?-El Omega asintió y el Alfa le miro fijamente aunque el peliverde tuviese la mirada perdida en algún punto de la ventana.- ¿Por qué odias la música?- Zoro endureció los labios, formando de estos una dura línea y dando un suave golpe en la mesa con ambas manos mientras se lavantaba dijo que tenía que irse con la excusa de estudiar. En cuanto se cerró la puerta Mihwak parpadeo impasible y Shanks llegó para darle un golpe en la nuca.
 
 
 
-¿Acaso puedes ser más insensible? Idiota.
 
 
 
 
Al otro lado de la puerta Zoro estaba apoyado en la pared con la mano en su pecho evitando que su corazón se escapase de su pecho ¿Qué mierdas? Estaba confuso pero al mismo tiempo sentía algo recorrer su cuerpo que no sabía identificar, entró en su casa, se lavó la cara y dedició dormir un poco antes de volver a estudiar y luego irse a trabajar a aquel antro de mala muerte....
Notas finales:

¿Qué tal? No se como habrá quedado la longitud pero me he quedado agusto con como ha ido el capítulo.

 

Un saludo y hasta otra :)


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