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Cuando el Mar se lo Llevó por Ari_123_love

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Notas del fanfic:

Hacía como semana y media, o dos semanas, tuve un sueño que sabía debía escribir. 
(Confieso que al menos un tercio de mis historias han sido sueños que he tenido) Me tomó un poco más de tiempo de lo esperado, pero henos aquí.

¡Taemin! ¡Taemin!

Todo lo que podía escuchar era la angustia en su voz. Angustia que se merecía sentir.

-¡Hey! Min~ Minhonnie hyung, despierta…

Minho abrió los ojos sobresaltado. Había estado teniendo una pesadilla hasta que…Miró a Taemin, el chico le sonreía suavemente.

-¿Estás bien? Lucías como si estuvieras teniendo una pesadilla hyung.- Le acarició la mejilla. -Estamos por aterrizar, así que me tomé la libertad de despertarte.

Minho se aclaró la garganta, acomodándose en el asiento de avión en el que estaba. Inspiró hondo, asomándose por la ventanilla que estaba a lado del asiento de Taemin. Ahí estaba el mar, así que era cierto: estaban por llegar.

-Vaya, siento que dormí por horas.- Se talló la cara, recostando de nuevo su cabeza en el respaldo. -No creo que hayan pasado muchos minutos, ya estábamos cerca de llegar antes de dormirme.

Taemin reprimió un chillido entre dientes después mordiéndose el labio. Colocó su mano sobre la del mayor, sonriendo con ansiedad.

-¿Estás listo?- Le escuchó preguntar, brincando ligeramente, lo que el cinturón de seguridad le permitía.

-Err, Taem yo…

Antes de que Minho pudiese continuar, el capitán del vuelo habló por el altavoz, mencionando que estaban empezando a descender hacia la autopista de vuelo.

Bajar del avión y recoger las maletas de la cinta expendedora sucedió en un abrir y cerrar de ojos. El día estaba limpio, así que salir del pequeño aeropuerto se sintió un poco más que liberador.

-Lamento que mis padres no hayan podido venir a recogernos.- Taemin enredó su mano con la del mayor, entrelazando dedos. –Han estado vueltos locos con el tema de la boda, y ni siquiera me han permitido ayudar en estos detalles finales.

-No te preocupes Tae, sé lo mucho que se están esforzando, no podría imponerme de tal manera como para exigir que vengan por nosotros al aeropuerto.- Suspiró.

De cierto modo, a Minho le aliviaba un poco el que la familia de Taemin no los hubiera ido a recibir. No sabía cómo exactamente actuaría ante sus suegros y anexos. El tema de la boda era algo que lo estaba poniendo un poco  agobiado y conmocionado.

-Me temo que tendremos que caminar un poco más allá para poder tomar un taxi libre. La mayor parte de los que están aquí están esperando ya a clientes.- Señaló, indicando que tendrían que caminar un poco más allá que la exacta puerta. –Oh, mira, una casilla de registro civil.- Sonrió alegremente hacia el pequeño local aún dentro de los límites del aeropuerto. -¿Crees que ese par de ahí se estén casando?

-Lo más seguro.- Minho suspiró. –Sólo se ocupan los que contraen matrimonio y dos testigos…

-Oi, suenas tan apagado.- Rio, dándole un ligero apretón de manos. -¿Acaso te arrepientes de la boda que vamos a tener? ¿O son los nervios que te están queriendo desistir de casarte?

-¡Taemin!- Se exaltó, exhalando cuando Taemin empezó a reír divertido por su reacción. -Creo que las bodas son distintas para cada pareja. Si ellos están bien con una boda pequeña, me alegro. Además, con toda tu familia, una boda pequeña sería imposible…

Taemin se cubrió la boca, escondiendo su risa. Minho suspiró, sonriendo. Eso le gustaba de Taemin, no se dejaba ofender por comentarios tan tontos y pequeños. Además, le gustaba ser travieso, pero respetaba lo suficiente a su familia como para no casarse secretamente días antes de la fecha de la ceremonia. Sin embargo, tampoco se sentía precisamente a gusto sabiendo esto. Le acarició la mejilla, buscando consuelo en la manera en cómo el menor se recargaba contra su tacto.

Tomaron un taxi, que les llevó hasta el pequeño complejo departamental con vista a la playa, en donde se estarían quedando. Bajaron las maletas del taxi antes de abrir la puerta principal con la llave maestra que Taemin llevaba consigo.

-¿Seguro que está bien que nos quedemos aquí?- Minho tomó las maletas, siguiendo a Taemin que contaba las puertas hasta hallar la del departamento que había sido adecuado para ellos.

-Si, no te preocupes hyung.- Abrió la puerta, después tomando su maleta de las manos de Minho para ayudarle con la carga. -Mis padrinos habían tenido la intención de volver a manejar su negocio de hospedaje, y nuestra boda les dio la excusa perfecta para reacondicionar el lugar. Además, están encantados con la idea de nuestra boda.

-Supongo que sí, eh…- Suspiró, dejando su maleta junto a la de Taemin.

No era que estuviera cohibido con tal regalo, como el permitirles pasar las noches antes y después de la boda en un complejo, prácticamente para ellos sólo. Lo que le causaba algo de aprensión era que se trataba de la familia de Taemin. Todos estaban involucrados en la boda, y vaya que Taemin tenía una familia extensa. Desde familiares de sangre, políticos, hasta los putativos que no son más que amigos de la familia. Todos estaban emocionados porque el bebé de la familia estaba contrayendo nupcias.

Y Minho…Él no estaba tan seguro.

El menor se dejó caer en la cama, exhalando alegremente. Se estiró, acomodándose de lado antes de hacer un gesto en la cama para que Minho se recostara a su lado. Sonrió alegremente cuando el mayor acató órdenes, acostándose a su lado.

-¿Quisieras descansar? Sé que no fue un vuelo muy largo, pero te veías totalmente fatigado hace rato.- Cepilló el cabello de Minho, arreglándole su flequillo. -También podemos ir a pasear por ahí, un rato. No tenemos que ver a mis padres, sino hasta las seis.

-Está bien, esa media hora que me dormí fue suficiente. ¿Qué tal si exploramos un poco de Yeosu?

-Hmm, me parece buena idea.- Asintió, sentándose en la cama y acomodando su ropa.

Minho miró a Taemin, sus perfectamente ligeros movimientos y la gracia con la que existía. Era el mismo chico de siempre, el que tanto le había gustado, hasta la locura, años atrás. Pero tampoco lo era. Había cambiado sutilmente, así como él mismo.

Salieron de aquel departamento, bajando por las escaleras que daban hacia ese pequeño sector privado que cercaba la playa. No era demasiado cerca, tal vez una cuadra y media, pero la arena hacía del lugar tan suyo, como un título podría decir que era área de construcción.

El mar tronaba las olas al fondo, mostrando su animosa potencia al formar espuma blanca justo en la orilla. Ambos caminaron por la arena, hasta cruzar los límites de la propiedad. La playa se seguía extendiendo a lo lejos, y descubrir su vastedad les apeteció por un momento.

-Minhonnie hyung, vayamos al teleférico marítimo~.- Rogó, tomando con sus dos manos la mano que antes había estado sosteniendo del mayor. -¡Quiero conocerlo! Por favor.- Haciendo aquella mirada con la que lograba convencer a cualquiera.

Minho rio, poniendo los ojos en blanco, pero accediendo ante la petición. Tal vez la familia de Taemin vivía en Yeosu desde hacía generaciones, pero él jamás había estado ahí. Los padres de Taemin se habían mudado a Seúl para cuando él apenas estaba por nacer, y a pesar de que habían regresado al puerto, eso había sucedido cuando Taemin ya vivía por su cuenta. Así que explorar la ciudad era algo tan estimulante como esclarecedor para el chico. Para Minho le servía como distracción.

Les había sido mucho más sencillo decidir casarse ahí, debido a la gran familia de Taemin. Moverlos a todos a la capital podría ser tan desastroso, como un tifón de cuarta categoría. En cambio, la pequeña familia de Minho y sus amigos más cercanos habían accedidos encantados a la idea de una boda en la playa. Después de todo, ¿qué es más mágico que una boda al compás de las olas?

El teleférico tenía dos modalidades, cabina normal, o de cristal. Quizás la fila para la cabina de cristal era un poco más larga, pero eso implicaba más tiempo que perder.  Compraron boletos para un viaje redondo entre Yeosu y Dolsan, para así poder perfectamente el recorrido, y el mar bajo sus pies.

-¿Sabes por qué el mar es tan azul aquí?- Taemin habló por lo bajo, recargándose ligeramente en Minho.

-Me encantaría saber.- Sonrió, dejando que el menor colocara su cabeza sobre su hombro.

-Es por el sol.- Murmulló, observando a través de  las paredes de cristal. –Estamos en un lugar donde sale y se pone el sol, iluminando siempre el mar. Me lo contó mi abuela

Minho suspiró, fijando su mirada en el suelo marino. Las corrientes a sus pies eran marcadas, las olas chocaban unas contra otras, en distintas direcciones. Se preguntó dónde se esconderían los peces cuando el mar estaba así de agitado.

-Puedo verlo.

Cuando su recorrido terminó, decidieron visitar el templo HeungGukSa. Mientras Taemin agradecía el poderse encontrar ambos ahí, y pedir por su futuro juntos, Minho observaba detenidamente como las personas rezaban y rogaban por tantas cosas que podían a llegar a ser tan aterradoramente inciertas.

El paseo terminó cuando decidieron que era hora de comer algo. Taemin condujo a Minho hasta un restaurante que había sido punto de encuentro de su familia por mucho tiempo; lo conocía por todas las viejas historias y memorias familiares que había escuchado, y no encontraba mejor momento que comer por primera vez ahí con su prometido.

Minho había reído ante el pensamiento tan infantil de Taemin, accediendo a seguirle. Había poca gente, pero suponía que era normal. A pesar de que el día había estado hermoso cuando aterrizaron en Yeosu, las nubes se habían cerrado poco a poco hasta dejar un cielo gris algo amenazador.

Pidieron su comida, ordenando el menú de pareja, sin perder tiempo. Taemin admiraba todo a su alrededor, señalando y contando alguna historia que había escuchado de sus padres, o de sus tíos, incluso de sus abuelos. Su mirada se detuvo en el televisor, donde las noticias estaban programadas.

-Oh no.- Exhaló sorpresivamente. –Se acerca una tormenta, parece que todo el día de mañana estará lloviendo.- Frunció el ceño, haciendo una mueca triste. –Espero que esta tormenta no nos arruine la boda.

-Supongo que son los riesgos de una celebración al aire libre…- Minho exhaló escuetamente, también mirando el televisor. El pronóstico cambio al de toda la semana. –Parece ser que mejorará.

-Tenemos suerte, el día de la boda estará soleado.- Sonrió, hasta achicar sus ojos. –Aunque, seguirá lloviendo los siguientes días. Será mejor que le diga a mamá y papá que tengan provisiones guardadas, y protejan las ventanas.

-Sí, que suerte tenemos…

Tras la comida, se dirigieron a donde iban a encontrarse con los padres de Taemin. En realidad para los chicos sólo era una misión de reconocimiento, verían por primera vez el jardín en donde se casarían. Taemin había organizado la mayor parte de la boda por teléfono, correos electrónicos y mensajes de texto, siendo así sus familiares sus manos y ojos. De hecho, Minho había opinado muchas cosas al principio; sin embargo al final simplemente había dejado que Taemin decidiera todo. Misma actitud que no pasó desapercibida ante los padres de Taemin, cuando les mostraban cómo ya gran parte del lugar estaba siendo acondicionado para la ceremonia. Sin embargo, les pareció normal, después de todo estaba a dos días de casarse.

Pero no Taemin. Él lo sabía, había algo fuera de lugar en Minho. Lo había estado notando las últimas semanas, un poco más lejano, más callado, incluso cuando se trataba de simples nimiedades. Lo había intentado, por todos los medios, cerrar esa brecha y poder saber qué era lo que estaba sucediendo con el chico mayor. Minho podía llegar a ser demasiado cerrado a veces.

No quiso darse por vencido, así que al volver al departamento esa noche, Taemin buscó sacar a flote el porqué Minho lucía tan taciturno últimamente. Se paró frente a él, cruzándose de brazos al ver las líneas de cansancio en el rostro de Minho. ¿Qué era lo que estaba guardando?

-Min, ¿hay algo que te moleste?- Había respirado hondo, decidiendo mejor ser directo. –Lo que sea que sea, puedes decirme.- Se acercó, acuclillándose frente él, hasta quedar entre sus piernas y tomarle de las manos en un gesto que trató de ser cercano. –Últimamente te he sentido algo triste, o compungido. Quisiera saber qué es.- Suspiró, encontrándose en la mirada del alto. -¿Hice algo mal?

-No Taem, no hiciste nada malo.- Le interrumpió, sosteniéndole del rostro. –No has hecho nada malo.

-Eso me alivia.- Exhaló, sonriendo un poco. –No quisiera que nos casáramos, estando tú molesto conmigo.- Lo dijo como intento de aliviar la tensión alrededor de ellos. No pudo reír, el gesto en Minho no se lo permitió. -¿Minho?

-Perdóname Tae, he querido decírtelo por un rato pero…- Suspiró.

Taemin se alzó, frunciendo el ceño consternado.

-¿Qué está mal? ¡Dilo! Por favor…- Suplicó.

-No creo que…no creo que sea pertinente casarnos.- Exhaló. –En realidad, no deberíamos casarnos. No quiero hacerlo.- Igual se puso de pie, tratando de tomar la mano de Taemin. No se sorprendió cuando Taemin no se lo permitió.

-No lo entiendo…- Se sentó al filo de la cama, mirando a la nada. Apenas estaba procesando lo que Minho le había dicho. -¿No quieres casarte?- Con dificultad subió la mirada, hallando al mayor frente a él. -¿Es algo de la boda? Podemos cambiarlo, lo que sea. Mi familia tiene muchos conocidos que…

-No Taemin, no es nada de la boda. Soy yo.- Le detuvo. –Lo siento, pienso en la idea, y no puedo. Casarnos suena…a una mala idea.

-¿Es broma verdad?- Jadeó. -¿No quieres casarte? ¿Mala idea?- Su voz se alzó. –Minho, esto es una broma de muy mal gusto, por favor basta.- Gimió. –Minho, no me gusta que juegues así.

-No es ninguna broma, Taemin.- Exhaló. –Llevo pensándolo un tiempo, y no había encontrado el momento adecuado para decírtelo. Quiero cancelar la boda.

Los ojos de Taemin se inundaron de lágrimas, que se negó a dejar escapar. Apretó los labios en una línea muy fina, soportando toda la emoción que estaba sintiendo justo en la boca del estómago.

-Quieres cancelar la boda…- Su voz temblaba de rabia. –Lo has pensando por un tiempo…- Una risa amarga se le escapó entre dientes. -¡Tú fuiste quien pidió comprometernos! Me dijiste que querías mi mano en matrimonio, y otras cosas cursis esa noche. ¿Fue mentira?- Gruñó acusatoriamente. -¿Me mentiste? ¿Querías sólo saber cómo se sentía proponer matrimonio? Porque pudiste haberte retractado mucho antes.

-Taemin, no. No es así…

-¿No es así? ¿Así cómo?- Le señaló, hundiendo su dedo en el pecho de Minho. –Porque no puedo verlo de otro modo. Estás diciéndome a dos días de la boda que no vas a casarte conmigo…¿Por qué?- Entonces se quebró, dejando escapar un lastimero sonido de dolor. –Sólo déjame en paz Choi.- Resolló.

Minho asintió, suspirando. Se acercó un poco al menor, tratando de tomarle por el brazo. Sentir cómo Taemin se alegaba tan abruptamente fue recibir un golpe que, a pesar de esperarlo, no había conmensurado en mente.

-Es por esto que no había hallado el momento de decírtelo.- Exhaló.

-¿Por esto?- Taemin graznó. -¿Qué es esto? ¿Te parece que estoy sobre reaccionando?- Chilló. –Minho, ¿tan siquiera me amas?

Sintió su espalda rígida cuando el menor le cuestionó eso. ¿Lo amaba?

-Yo…No sé qué responderte…- Gimió.

-Con eso lo dices todo.- Taemin negó con la cabeza. –Vete, no quiero verte en este momento.

-Entiendo…¿Quieres que yo les diga a los demás que…- Ofreció escuetamente, tratando de salvarle de esa penuria.

-No quiero que hagas nada Minho, sólo que te vayas.- Señaló la puerta. –Yo mañana cancelaré  todo, a todos.

-Si, por supuesto.- Minho bajó la mirada. –Si me necesitas, estaré en el hotel donde se hospedaran los chicos.

-No Minho, no entendiste. No quiero verte, después de mañana ya no estaré aquí. Me iré.- Dejó en claro.

-Taemin, no hay ningún vuelo pronto, por favor no tomes decisiones precipitadas.

-Precipitado…- Rio, sonando ácido. –No como tú al decidir cancelar nuestro compromiso ¿eh? No esperaré a un avión, y sé que no está funcional la estación del tren. Puedo pedirle a alguien que me lleve, o comprar un boleto de ferri. Sólo, no puedo quedarme aquí por más tiempo.

-Taemin…

-¡Vete Minho!

Minho apretó los labios, conservando las palabras que quería decir. Esto era su culpa, lo sabía. Si tan sólo pudiera hablar lo que pensaba, o retractar lo que había dicho antes. Pero, cancelar la boda, definitivamente era algo que tenía que hacer antes de poder tratar de acercarse al menor para hablar de manera correcta. Ahora se preguntaba cuándo iba a poder acercarse y tratar de arreglar la situación.

.

.

.

-Taemin abre la puerta.

Taemin resolló, moviéndose dolorosamente por el lugar hasta poder llegar a la puerta y abrirla. En cuanto vio a su primo se abalanzó sobre él, abrazándolo en un sollozo. En realidad no sabía qué hacer, se sentía tan perdido y dolido.

-Taemin, ¿qué ocurre?- Kibum abrió los ojos, sorprendido por encontrarse a Taemin hecho un mar de lágrimas. ¿Qué estaba pasando?

-S-se aca-bó…- Gimió, apartándose del mayor para limpiarse el rostro. –Minho se ha ido, no quiere casarse.

-¿Qué? No, eso es imposible. Él…

Entonces se calló, viendo el desastre lloroso en el que Taemin se había convertido. ¿Cuál era el punto de insistir, si eran obvios los hechos? Abrazó en consuelo al menor, buscando tranquilizarle un poco.

-Está bien, encontraremos como arreglar las cosas.- Le dio suaves palmadas al costado de su cabeza, cariñosamente. –Mañana yo me haré cargo de todo y…

-Hyung, quiero irme de aquí. Cuanto antes.- Taemin suspiró entre lágrimas. –No me importa a donde, sólo quiero irme.

-Sí Taemin, mañana me haré cargo de eso.- Kibum susurró.

 

~*~

Minho miró a sus amigos, ellos bromeaban con una señora del mercado, tratando de hacer que les diera un descuento en los bocadillos que querían comer. Por supuesto que, aunque siguieran insistiendo un poco más, ella no accedería ante sus tontos encantos.

Sonrió a medias, alejándose un poco del barullo. Había estado bastante recluido, pero es que no hallaba la manera de decirles a ellos que de hecho ya no había boda que celebrar. De hecho, tampoco se lo había dicho a sus padres. Todos ellos creían que aún habría boda al día siguiente. Por eso mismo, cuando Minho llegó al hotel donde sus amigos se estaban hospedando, ellos no se sorprendieron en realidad, creyendo que él había sido enviado por Taemin para celebrar su despedida de soltero por su lado.

Taemin. No había dormido en toda la noche pensando en cómo podría acercarse a Taemin una vez que las cosas se calmaran. Que no quisiera casarse no significaba que quisiera separarse de Taemin, no aún al menos.

-¡Hey Choi!

Fue sacado de sus pensamientos, siendo atacado por sus amigos. Changmin le sacudió, para que despabilara.

-¿No piensas decir nada? ¡Nos acaban de desfalcar!- Rio, empujándole fuera del mercado.

-Has estado demasiado pensativo, Minho.- Kyuhyun señaló, delatándole. -¿Acaso olvidaste tus votos matrimoniales?

-Yo no diría eso.- Minho hizo una mueca de lado, siguiendo a los demás.

Habían cruzado hacia la acera del malecón. El mar golpeaba la orilla de manera revoltosa, debido a que la noche anterior había llovido con fuerza. Y, aunque no estuviera lloviendo en este momento, el cielo era amenazadoramente gris, como reflejo de sus propios pensamientos y emociones.

-Oi, esa familia de allá se está tomando fotos.- Suho señaló, mostrando a una pequeña familia de cuatro integrantes tomarse fotos con el mar de fondo. –Apuesto a que en unos años así estarás Choi.

Minho sonrió a medias, sintiéndose un poco inquieto con ese comentario.

-A Taemin le encantarían las fotos en el mar…- Susurró. La opresión en su pecho de culpabilidad le movió mucho antes de que los demás se dieran cuenta.

-¡Hey! Minho, ¿a dónde vas?

Les escuchó gritar a lo lejos, pero él ya estaba demasiado ido en sus pensamientos. Había brincado la pequeña barda que dividía la acera con la arena, cruzando hacia el mar. Tenía que disculparse con Taemin, tenía que pedirle perdón por tanto. No se dio cuenta en qué momento entró al mar, hasta que el agua cubría mucho más arriba de su cintura, golpeándole con fuerza.

-¡Taemin!- Gritó, esperando que el viento llevara su disculpa hacia donde fuera que el chico estuviera ahora. -¡Taemin!

Taemin!

Sintió un escalofrío frío al escuchar el nombre de regreso. Se giró, siendo casi aplastado por las olas que le arrastraban de regreso adentro. ¿Alguien buscaba a Taemin en la playa? ¿Por qué lo estaba llamando? Una mala sensación de preocupación le invadió en la boca del estómago, subiendo rápidamente por su pecho hasta apresarse en su garganta. No mejoró al ver de quién se trataba.

-¿Kibum?- Jadeó, saliendo del agua para poder acercarse al primo de Taemin. -¿Qué haces aquí? ¿Por qué buscas a Taemin?

-¡Tú!- Kibum no perdió tiempo, le agarró por el cuello de la camisa, dispuesto a golpearle. Cosa que no alcanzó a suceder, porque los amigos de Minho habían llegado justo a tiempo para evitarlo. Ellos habían corrido detrás de Minho desde el instante que vieron que se había metido al mar sin precaución, aún cuando una enorme bandera roja se agitaba con la advertencia de no entrar a nadar. -¡Esto es tu culpa! ¡No está! No lo encontramos. –Gritó a voz desgarrada. –Taemin está desaparecido. Debía de verse conmigo esta mañana, y cuando fui a buscarlo al apartamento, él no estaba.

-¿Qué? ¿De qué estás hablando?- Changmin intervino, tratando con sorpresa de alejar a Kibum de Minho. No esperaba que ese chico delgado fuera a tener tanta fuerza contenida. -¿Cómo que Taemin está desaparecido? ¿Por qué habría de desaparecer un día antes de la boda?

Silenció de Minho se mostró ahogado por la doliente e irónica risa de Kibum.

-¿No se los has dicho? Por supuesto, si no tuviste el coraje de decírselo a Taemin antes, ¿por qué habrías de decírselo a tus amigos?

-¿De qué estás hablando? Minho, ¿de qué habla Key?- Suho trató de mediar.

-¡Este maldito hijo de puta…!- Lanzó una patada, que alcanzó a pegarle en el costado a Kyuhyun cuando decidió que debía mover a Minho de donde Kibum podría alcanzarle. –Estúpido bastardo.- Le escupió. –Decidió que no ama lo suficiente a Taemin como para casarse con él. Canceló la boda.

-No, imposible.- Changmin soltó a Kibum, sin poder creer que lo había escuchado. –Minho ama demasiado a Taemin, en cada oportunidad que tiene habla de él y…

-¡Canceló la boda!

-Pero Minho desborda amor por Taemin, él jamás lo haría.

Entre su discusión no fueron capaz de notar que el malestar en Minho se había manifestado en un puro acto irracional de preocupación y desasosiego. Corrió de regreso al mar abierto, entrando hasta el fondo con dificultado. No importó cuánto las olas del mar lo cubrían con violencia, y lo ahogaban. No iba a detenerse.

-¡Taemin!- Jadeó lo más fuerte que pudo. -¡Taemin!

-¡Minho!- Cuando los demás lograron ver lo que estaba haciendo corrieron hasta él, tratando de sacarlo con dificultad.

Lo dejaron sobre la arena, escupiendo el agua que quemaba y ardía en sus pulmones. Y aun así medio ahogado podía sentir como Kibum terminaría de matarlo a golpes.

-¿Qué te pasa idiota?- Le reclamó, empujándole de nuevo contra la arena.

-Taemin…- Jadeó. –Dijo que tomaría un ferri para alejarse de mí, él está en un ferri…- En realidad su shock no lo dejaba salir de ese pensamiento. –Debo llegar al ferri al que se subió, debo hablar con él…

-¡Minho!- Kibum lo sacudió. –¡No hay ferris! La tormenta, es un Tifón ahora, no hay ningún viaje programado ya.

-¡Él dijo que iba a tomar un ferri!- Insistió, poniéndose de pie. Tenía que buscar a Taemin, tenía que hallarlo. ¡Maldita sea! Lo amaba, amaba a Taemin. La única razón por la que se había negado a casarse era porque se encontraba aterrado de dar ese paso. Lo había pensado demasiado, y con cada segundo que invertía en ese pensamiento, un nuevo escenario desastroso aparecía al final. ¿Qué tal si dejaban de amarse? ¿Qué tal si algo sucedía y se apartaban el uno del otro? ¿Por qué no simplemente podían quedarse de este modo y ser felices por siempre? Pero, él había propuesto matrimonio a Taemin. Lo había hecho porque se encontraba feliz y enamorado, sin pensar en todo el miedo que la incertidumbre del futuro le causaba. –Debe de estar en el complejo…- Jadeó, mirando hacia la dirección de ese edificio. En realidad no estaban tan lejos, tal vez por eso se había encontrado con Kibum en medio de su búsqueda por Taemin. –Él tiene una llave maestra, puede estar en cualquier departamento, no sólo en el nuestro…

-¡Minho!- Key le miró con algo de compasión. –Estoy buscando a Taemin en la playa, porque la marea subió mucho anoche.- Explicó. –No está en el complejo.

-¡NO! ¡No! Él tiene que estar ahí.- Se soltó de quienes le sostenía, ni siquiera se molestó en ver quiénes eran. –Tengo que encontrarlo, pedirle perdón. ¡Yo lo amo!

Entonces salió corriendo, a pesar de la dificultad de la arena bajo sus pies. Tenía que hallar a Taemin, disculparse, rogarle porque no dejara de quererle.

Pero…¿A dónde se lleva el mar agitado a los peces que viven en él?

El ardor del agua en sus pulmones y los bancos de arena le hicieron tropezar varias veces. Nunca desistió, hasta que sus piernas ardieron por las largas zancadas que daba para recorrer más espacio rápidamente. Sólo se dejó caer un momento cuando por fin vio el complejo ante sus ojos. Se quedó sin aliento, notando cuánto el mar había subido, inundando las marismas que antes se veían a casi cien metros de distancia, ahora volviéndose en mar abierto. Las olas golpeaban las faldas del condominio haciendo espuma que salpicaba y mojaba todas las paredes.

Tembloroso se puso de pie, subiendo las escaleras de la entrada principal. Entró a su apartamento, sintiéndolo vacío a pesar de que todo estaba ahí. Todo, menos los zapatos de Taemin. ¡No! ¡No! ¡No! Se jaló el cabello, entrando en pánico. Tal vez los dejó en otro lado, y andaba descalzo por el edificio. Gimió paniqueado, atravesando el departamento hasta llegar a la habitación. Ahí en medio de la cama, su maleta estaba abierta a medio hacer, y a un lado el anillo de compromiso que había usado siempre.  Pero no sus zapatos.

Sollozó, molesto. ¿Por qué había tenido que salir? ¿Había decidido salir a llorar bajo la lluvia para soportar su dolor, sin saber que la marea subiría tanto? Todo esto era su culpa, no podía negárselo. Entró a la habitación, pisando sin querer la pulsera que Taemin cargaba en su muñeca izquierda. Se dejó caer al suelo, tomándola entre lágrimas. Era obvio. Si estaba la pulsera ahí, no lo estaría Taemin. Se la había regalado su madre, y por eso nunca la dejaba atrás. Podría perderla mil veces, y la pulsera siempre encontraría una manera de volver a Taemin.

Pero esta vez el que estaba perdido era Taemin, no la pulsera. Y Minho lo sabía, no volvería. Porque el mar se lo había llevado, como se lleva a los peces cuando está agitado.

FIN

Notas finales:

El que el mar suba y se coma a las personas es un sueño muy recurrente que tengo. Esta fue, sin embargo, la primera vez que apareció el 2min en esta situación.

Y si, es triste, pero presiento que aunque Minho no los hubiera puesto en esa situación, las cosas hubiesen terminado del mismo modo. Era algo inevitable (y no, Taemin no será encontrado nunca, y tampoco sigue con vida). 


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