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60. Las Lecciones de Mark (06) por dayanstyle

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Jackson Wang se frotó la mandíbula mientras sus ojos recorrían el periódico local, buscando en la sección deseada y no encontró nada que le pudiera servir. Había pasado poco más de dos semanas desde que su hermano Hong Gi lo había recogido y dejó que Jackson se quedara en su casa. Desde que llegó aquí Jackson había estado revisando sin éxito el periódico.

No había absolutamente nada que pudiera encontrar alguien con tan pocas habilidades.

Jackson estaba bastante seguro de que no iba a encontrar un trabajo para un ex convicto cuya única habilidad era la carpintería. Aunque Hong Gi no se quejaba, Jackson quería irse de aquí. La sensación de estar abusando de su hermano le estaba carcomiendo. Él se había ocupado de sus propias necesidades toda su vida y no iba a empezar a depender de los demás, ni siquiera de su familia.

Tener que vivir en la casa de Hong Gi era una cosa. Tener a su hermano encargándose de todos sus gastos era inaceptable.

—¿No ha habido suerte? —Hong Gi preguntó mientras entraba en la sala y colocaba una taza de café en frente de Jackson. Su hermano se sentó junto a él y le quitó los pies que tenía sobre la mesa de café.

—No hay nada útil aquí. La nueva tienda de ropa está contratando, pero no sé absolutamente nada acerca de la moda. El restaurante está buscando otro camarero, pero nunca he atendido mesas en mi vida. —Jackson arrojó el periódico sobre el cojín del sofá junto a él y su creciente frustración aumentó. Había sido Hong Gi quien le sugirió a Jackson que regresara a vivir a la Villa Kim con él. Quizás este pequeño pueblo no era lo mejor para él.

Hong Gi le dio una palmada en el muslo. —Algo saldrá. No te frustres ni te rindas. Si hay una cosa que he aprendido, es que nuestro Alfa no te dejará caer. —Su hermano se inclinó hacia adelante y miró fijo a Jackson a los ojos como si hubiera pensado en algo brillante—. ¿Por qué no vas a hablar con Jongin? Hace unos meses anunció préstamos para las personas que quisieran iniciar sus propios negocios. Puedes abrir tu propia tienda de muebles hechos a mano.

Eso sonaba como un sueño hecho realidad, excepto que Jackson no conocía a nadie que le diera un préstamo a un hombre recién salido de la cárcel. Era cierto que Jongin era un tipo bastante decente, pero Jackson estaba casi seguro de que sería   rechazado.

—Sólo piénsalo. —Hong Gi dejó a Jackson para que reflexionara sobre la posibilidad de que quizás podría tener su propio negocio. Sería lindo. Jackson no tendría que preocuparse por un jefe o alguien que lo mirara con superioridad por su pasado.

Sólo que no sabía nada acerca de manejar un negocio. Quizás estudiaría la posibilidad. Hasta entonces, al menos, necesitaba encontrar algún trabajo para poner algo de dinero en el bolsillo. Estar arruinado apestaba. Hong Gi le había dado algo de dinero para que se sostuviera hasta que encontrara trabajo y Jackson estaba haciendo todo lo posible para mantener lo que tenía y no gastarlo.

Decidiendo que iría a algunas de las empresas de la ciudad y ver si necesitaban algo que él pudiera hacer, Jackson entró en el dormitorio de invitados, donde actualmente estaba durmiendo, y se vistió. Si había lugares elegantes de la ciudad, Jackson no iría allí porque sólo tenía jeans y camisetas.

 

Jackson alcanzó a Hong Gi antes de que su hermano se fuera a trabajar. —¿Me puedes dejar en el pueblo?

—Sube —dijo Hong Gi justo antes de bostezar—. Tenemos que hacer esto rápido. Ya voy retardado.

—Eres un maestro de taller en la escuela secundaria. Y sé que no tienes una clase hasta el segundo periodo. —Jackson entró en el lugar del pasajero del flamante Dodge Charger de su hermano. Dios, este era un dulce paseo. A Jackson le encantaría tener algo como esto. Infiernos, ahora estaría feliz con tener un trabajo.

—Me voy, sabelotodo, porque hay una reunión de personal esta mañana. —Hong Gi movió el vehículo y se dirigió hacia el pueblo.

Habían pasado años desde que Jackson visitó el pueblo. Había estado encerrado durante quince años y se preguntó cuánto había cambiado la Villa Kim.

Rezó para que el pueblo no siguiera siendo tan extremadamente pobre como recordaba. Si lo era, no tendría ninguna esperanza de encontrar un trabajo. Pero Hong Gi había dicho que el Alfa había dado préstamos. Tenía que haber algunas nuevas empresas funcionando.

Cuando Hong Gi entró en los límites del pueblo, Jackson se quedó sin habla. La villa Kim definitivamente había cambiado. Ni siquiera parecía el lugar en el que Jackson había crecido. Se sentía como una mierda extraña mientras sus ojos iban de un edificio a otro, viendo la florería, un restaurante de parrilladas, la panadería, y tantos otros negocios que la cabeza le daba vueltas.

La cafetería parecía haber sido remodelada y vio que la librería estaba aún allí. Quizás iba a encontrar un trabajo después de todo.

 

Hong Gi se detuvo frente a “Motocicletas Wu”. —Aquí es donde te dejo. Si no puedes encontrar una manera de volver a la casa, llámame y te recogeré después del trabajo.

—Gracias. —Jackson salió y cerró la puerta, viendo irse a su hermano. No estaba seguro de por dónde empezar. Dado que estaba frente a la tienda de motocicletas, Jackson decidió empezar por ahí.

Abriendo la puerta de vidrio, Jackson entró, sus ojos saltando de los bastidores de ropa de cuero a las motos que estaban en exhibición. La tienda no era muy grande, pero infiernos si Jackson no estaba en el cielo.

—¿Puedo ayudarte?

 

Jackson extendió la mano. —Jackson Wang. Me preguntaba si tenías algún trabajo que yo podría hacer.

El hombre le dio la mano mientras sus ojos evaluaban a Jackson. —Suho Wu. ¿Eres mecánico?

Y aquí era donde la falta de habilidades de Jackson iba a echar a tierra cualquier propuesta de trabajo. No sabía nada sobre motocicletas ni cosas mecánicas. Él había estado esperando que la tienda de motocicletas necesitara a alguien para trabajar en la caja, pero parecía que necesitaban a alguien para arreglar motocicletas.

Esa no era una habilidad que tuviera. —No, no soy mecánico. Sólo vine a ver si tenías algún trabajo que pudiera realizar.

El hombre se frotó la barbilla mientras miraba alrededor de la tienda y luego volvió a ver a Jackson. —Wang... eres el hermanito de Hong Gi, ¿verdad?

—Sí, lo soy. —Jackson no estaba seguro de lo bien que Suho conocía a Hong Gi. ¿Sabría este chico dónde Jackson había  pasado la última década y media? Era gracioso que Jackson no podía  esperar para tener su libertad, pero ahora que estaba por fin en casa, no estaba seguro de que la libertad hubiera sido lo mejor para él. Su mayor temor era no poder lograrlo en el exterior.

Si no hubiera sido por Hong Gi, Jackson no sabía dónde estaría ahora.

—Bienvenido a casa —dijo Suho—. Sinceramente deseo que hubiera algo por aquí que pudiera ofrecerte. Pero ya he contratado a un coyote intratable.

—Gracias. —Jackson dio un paso atrás, listo para salir de allí. Él realmente quería que Hong Gi no le hubiera dicho dónde había estado. No conocía a Suho, pero parecía que el tipo era muy buen amigo de Hong Gi.

—Eres bienvenido aquí cuando quieras —le dijo Suho a Jackson cuando se iba.

A pesar de que había sido rechazado, Jackson no iba a darse por vencido. Salió a la calle, mirando a su alrededor y preguntándose dónde debía ir.

Empezó a caminar a través de la Villa Kim, recorriendo algunas calles y viendo lo mucho que el pueblo había crecido. Jackson se detuvo cuando vio un lugar llamado “Jammin la cabaña del jugo”. «Qué nombre tan raro».

Lleno de curiosidad, Jackson cruzó la calle. Había un letrero de neón en la ventana que decía “Barra de jugos orgánicos”. El letrero anunciaba que se servían malteadas, licuados y café. Jackson nunca había probado nada  orgánico.

Sólo el pensar en la palabra orgánico, su leopardo estaba arrugando la nariz. Jackson ignoró a su gato y entró. Sus ojos se centraron en la gran vitrina que tenía bandejas de fruta fresca cortada y mostrada a la vista de todos. Sobre el mostrador había un menú, y Jackson vio que también se servía comida. ¿Qué infiernos era una ensalada de germen de granos?

Empezó a sentirse fuera de lugar. No tenía ni idea de lo que era el hummus o para qué se utilizaba. Había un montón de platillos de soja en el menú. Leyó la palabra falafely no tenía ni idea qué era.

—¿Deseas algo de beber o tienes hambre?

 

Los ojos de Jackson se levantaron del menú para ver a un hombre con ojos del color del zafiro. Eran oscuros y tan azules que casi parecían que tenían una mezcla de violeta. El leopardo en Jackson se estaba volviendo loco cuando dio un paso atrás. —Sólo estoy mirando.

El hombre asintió, con el rubio cabello hasta los hombros, balanceándose ligeramente hacia adelante. Le estaba sonriendo a Jackson, totalmente inconsciente de que estaba viendo a su pareja. Jackson se movió cuando otro cliente se acercó al mostrador, pero sus ojos no se apartaban del hermoso rostro que veía.

Jackson quería decirle a la persona lo que era y que el destino había decidido unirlos. Había olido a humano. Por lo tanto, su pareja no tenía ni idea. Jackson quería mantenerlo de esa manera. ¿Qué tenía que ofrecerle? Jackson no tenía un lugar propio o una manera de apoyar al hombre que tenía los ojos más dulces y más inocentes que hubiera visto en su vida.

Cuando su pareja sacó un poco de fruta de la vitrina, Jackson tuvo la oportunidad de revisar las líneas delgadas y las ligeras curvas del cuerpo del hombre. Era delgado y su pareja lo miró a través del cristal.

 

Jackson no sonrió, ni asintió, ni hizo nada más que mirarlo. El chico le dio una generosa sonrisa antes de cerrar la puerta corrediza de cristal y girándose le dio la espalda a Jackson. Oyó un sonido que supuso que era de una licuada.

Dando un paso adelante, Jackson miró a través del cristal para ver el trasero de su pareja. Debería irse.

Él realmente debería.

 

Quedarse era sólo una tortura, pero Jackson no era capaz de dar la vuelta y salir. Tanto como él quería olvidarse que encontró a su pareja y no tenía manera de cuidar de él, no era capaz de   moverse.

—¿Ya has decidido? —su pareja le preguntó mientras le entregaba la bebida al cliente y luego se giró hacia él, todavía con esa sonrisa infantil.

Jackson se aclaró la garganta. —Voy a tomar una malteada de plátano y fresa.

Su pareja se rio ligeramente, el sonido fluyó a través de Jackson como cintas de seda. —Amigo, eres aficionado a beber algo que engorde. Nuestras malteadas tienen mucha crema en ellas.

La esquina de la boca de Jackson se crispó. Le gustaba el hecho  de que  su  pareja  hubiera visto  su cuerpo. —Entonces, ¿qué me recomiendas? —Jackson se acercó más, a pesar de que sabía que no debía hacerlo.

—He estado haciendo nuevas mezclas. ¿Y si te sorprendo?—El  zafiro brillaba, su sonrisa  nunca vaciló—. Prometo no envenenarte.

Jackson se rio. —De acuerdo.

 

Esto pareció agradar al hombre mientras tomaba una pequeña cesta y empezó a llenarla con fruta de la caja. En honor a la verdad, no tenía ni idea de lo que agarraba el chico. Jackson estaba demasiado ocupado apreciando la buena apariencia de su pareja.

El tipo era lo que algunos se referirían como un surfista. Tenía un montón de bandas en torno a las dos muñecas, algunas de plástico, algunas de cuero fino. También tenía un collar alrededor de su delgado cuello, también de cuero fino, pero había unas cuantas perlas decorando la parte delantera. Por el tono de voz de su pareja, Jackson podía escuchar la inflexión de alguien que no se tomaba la vida tan en serio.

Si solo él pudiera ser tan libre. Envidiaba eso de su pareja.

 

—Está bien, prueba esto. Ahora sé totalmente honesto, amigo. Necesito saber si estoy mezclando correctamente. —Una taza pequeña pasó sobre el mostrador, los dedos de Jackson rozando los del rubio. El contacto encendió la sangre de Jackson. Su leopardo de las nieves maulló con fuerza, malditamente cerca de hacer ronronear a Jackson.

Los ojos de color azul zafiro le observaban mientras tomaba un trago. La mano de Jackson voló a su boca mientras sacaba la lengua y sacudía la cabeza adelante y atrás. No pudo evitar la reacción. Sea lo que fuera, era repugnante.

Su pareja se reía de nuevo, pero Jackson estaba demasiado ocupado tratando de quitarse el sabor de la lengua para apreciar el tono musical.

—Sí, sí. Supongo que puse demasiado suero allí. —Su pareja se giró y la máquina empezó a girar de nuevo.

¿Qué infiernos era el tal suero?

 

Cuando otra taza le fue entregada, Jackson estaba casi demasiado aterrorizado como para tomarla. Su ceja izquierda se elevó mientras miraba el mostrador. —¿Estás seguro de que no estás tratando de envenenarme?

Su pareja inclinó la cabeza a un lado. —Sólo pruébalo.

 

Enviando una oración, Jackson tomó un tragó como si estuviera tomando un trago de alcohol. Estaba dispuesto a pedir un vaso de agua o de licor, pero el sabor afrutado no estaba nada mal. —Un poco demasiado a fresa. —Devolvió la taza.

—¿Te gustaría ser mi conejillo de indias? Te daré un almuerzo gratis por dejarme torturarte. —Su pareja tomó la taza de la mano de Jackson.

¿Por qué infiernos se quedaba? La búsqueda de trabajo debería de ser su prioridad, pero la idea de irse se sentía como un peso que se hubiera instalado en su estómago. —De acuerdo.

—¿De acuerdo? —Su pareja prácticamente rebotó y su sonrisa se amplió—. Por cierto, mi nombre es Mark —dijo mientras extendía el puño sobre la parte superior de la vitrina. Jackson se acercó y lo golpeó con el suyo.

—Jackson.

—Prepárate para ser torturado, Jackson.

 

Su piel se tensó cuando Mark dijo su nombre. Jackson oyó un acento. Apenas detectable, pero su pareja pronunciaba la A como si fuera una i, así que se oyó como si estuviera diciendo Jickson.

—Te voy a dar algo en lo que he estado trabajando. Ahora recuerda, Jackson, tienes que ser honesto acerca de cómo sabe. — Mark empezó a tomar más fruta. Jackson gimió cuando vio el kiwi siendo tirado en el cesto. En realidad, no le gustaba esa  fruta, pero esperaba que el sabor se disfrazara con las otras frutas que estaba mezclando.

—Simplemente no me des lo de la primera taza que me diste —bromeó y se preguntó por qué estaba coqueteando con Mark. Hasta que tuviera un trabajo y un lugar propio, Jackson necesitaba mantenerse alejado. Él no debería estar coqueteando, y definitivamente no debería de estar disfrutando de la compañía del hombre.

—Yo llamo a esto suicida. No dejes que el nombre te engañe. Sólo lo llamo así porque se mezclan muchas frutas. —Él le dio otra taza. Jackson la tomó, cuidando de no entrar en contacto con la piel del hombre.

Olió la bebida, preguntándose si realmente era suicida tomarlo.

—No te estás acobardando, ¿verdad? —Mark  en realidad parecía decepcionado. A Jackson no le gustaba esa   mirada en el rostro del hombre. Quería limpiarla, eliminarla y ver esa sonrisa inocente una vez más.

Soltando un suspiro, Jackson tragó un bocado. Se estremeció y tosió. —Demasiado kiwi.

Dientes de color blanco perla aparecieron, deslumbrantes y derechos. —Supongo que no te gusta el kiwi.

—No soy un verdadero fanático de eso. —Jackson dejó la taza sobre el mostrador, cansado de que los separara la vitrina. Sabiendo que había una pequeña parte de él que quería estar más cerca de Mark. A pesar de que había un mostrador entre ellos, no era tan alto como la vitrina.

—Está bien, amigo. Voy a darle a tu paladar un descanso. ¿Has desayunado?

 

Antes de que Jackson pudiera responder, Mark estaba caminando hacia un refrigerador de acero que Jackson no había visto detrás del mostrador. Vio cómo Mark sacó algo, y luego abrió el horno de microondas, metiendo el contenedor. —Te prepararé claras de huevo con espinacas y queso de cabra.

El hombre lo estaba matando. ¿No había en este lugar algo de comer? ¿Qué daría Jackson por un poco de tocino o salchicha? Había salido de casa esta mañana sin desayunar. Lo que Mark estaba haciendo no se oía atractivo.

—¿Cómo  conseguiste  un  cuerpo  tan  marcado, amigo? ¿Eres uno de esos tipos que nacen así o te pasas la mayor parte del día en el gimnasio? —Mark abrió el horno de microondas y sacó un pequeño envoltorio blanco—. Está bien, quiero saber si te gusta esto. Si no, te haré otra cosa.

Jackson se rascó la barbilla, preguntándose si Mark siempre cambiaba de tema. El hombre ni siquiera había esperado a la primera respuesta de Jackson antes  de hacer otra pregunta. Cuando Mark dejó el bocadillo en el mostrador, se dio la vuelta y se alejó, Jackson todavía no contestaba ninguna de las preguntas.

Jackson se inclinó sobre el mostrador, para ver que Mark estaba lavando los contenedores que había utilizado para hacer las bebidas.

Está bien, entonces Mark era un poco extraño. Era casi como si no pudiera permanecer en un lugar, como si tuviera que moverse. Era agotador verlo.

Jackson tomó la comida que se le ofreció y tomó asiento en una de las pequeñas mesas en el interior de la tienda. Podía oír a Mark silbando mientras trabajaba.

Riéndose, Jackson desenvolvió el papel y le dio un mordisco.

 

Maldición, esto era bastante bueno. ¿Quién sabría que le gustarían  las  claras  de  huevo,  espinacas  y  queso  de cabra combinados? Aunque Jackson nunca había probado el queso de cabra en su vida, se encontró con que le gustaba.

Los clientes salían y entraban de la cabaña del jugo hasta media mañana, se sentó allí comiendo lentamente su comida mientras observaba trabajar a Mark.

 

continuará.....

 

 

 

 


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