Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El camino de las leyendas por Kaiku_kun

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este fic conserva los nombres en la versión española excepto en el caso de Roxy, para quien tengo preparado algo especial con sus nombres.

Se publicará también en Ao3, Wattpad y Mundo Yuri bajo el alias Mare Infinitum.

Había perdido. En el momento decisivo de su vida lo había dado todo y no había sido suficiente. Un duelo épico que quedaría opacado por lo que sabía que sería la coronación de una nueva campeona.


La sensación era agridulce. La energía, la adrenalina recorriendo por todo su cuerpo al oír el rugido de los fans, los fans de ambas, en plena batalla; las intensas conexiones que podía percibir entre ella y sus Pokémon; la tensión de los movimientos finales con las formas Dynamax; el fuego en sus miradas. Todo lo sentía en su corazón como si hubiera sido el mejor combate de su vida, pero lo había perdido. Sólo pudo dedicarle unas palabras a Gloria antes de marcharse saludando a sus fans con su habitual cara de póquer, ocultando la pena y la rabia hacia sí misma.


En cuanto el rugido del estadio quedó atrás y llegó a la antesala, Roxy supo dos cosas: Gloria iba a ser la campeona, y ella la próxima líder de gimnasio de Pueblo Crampón. Creía en su hermano Nerio y le animaría hasta que no pudiera más, pero sabía que su desventaja con el Dynamax le dejarían fuera de la lucha por la final, y eso significaba que también renunciaría a su puesto de líder de gimnasio.


—Hermanita —le llamó Nerio. Ella le miró un instante, olvidándose del futuro inmediato, y se acercó con parsimonia para abrazarle. Los nervios desaparecieron y dejaron un hueco que la llenó de lágrimas—. Has sido la caña ahí fuera. Tendrás más oportunidades.


Roxy no necesitó nada más. El confort de su hermano y la escasa liberación de emociones eran su remedio habitual para recuperarse. Muchas personas le seguían preguntando cómo no era capaz de exteriorizar tal cantidad de sentimientos que siempre llevaba encima. Ella nunca sabía responder a eso.


—Cómo no ganes, te doy de leches hasta en tu Tarjeta de Liga —le amenazó, aunque ambos sabían que no era en serio.


—Eso está hecho.


Al final, sus predicciones se hicieron realidad. Nerio perdió, y todo el apoyo de Roxy recayó en Gloria, en especial después de detener a Eternatus y a Rose y los suyos. Antes de la final, cuando ya se había recuperado de su derrota, le dijo a su hermano:


—De acuerdo, me quedo de líder de Gimnasio. Pero que sepas que no me voy a limitar a quedarme en casita a esperar entrenadores porque a mi hermanito le interesa más componer.


—Cuando te vayas a pulular por ahí, me avisas y te vigilo el tinglado —dijo, sonriendo de esa forma siniestra (nunca mejor dicho).


No consideraba que ser líder fuera poca cosa, Nerio lo había demostrado con toda la preparación que necesitó cuando empezó, pero podía llegar a ser tedioso. Su hermano se había cansado porque le quitaba tiempo para su música, y probablemente a ella le quitaría tiempo para explorar Galar o competir en otras ligas. Mantener un Gimnasio podría forzarla a renunciar a todo eso a la larga. Ella aspiraba a más.


Cuando vio a Gloria irse de vuelta a su casa, volando en un Corviknight, Roxy tuvo una sensación de desazón. ¿Qué haría la nueva campeona? ¿Sentarse y matar el rato con una legión de Pokémon superfuertes? ¿Darle toquecitos a la cabeza de Eternatus antes de volver a meterle en su Pokéball? Era un poco ridículo pensar que una chica de su misma edad ahora era la más fuerte de su región y probablemente no tenía ni idea de qué hacer. Ella tampoco tenía claro qué habría hecho.


Por otro lado, era mucha distancia la que se cubría entre Pueblo Crampón y Pueblo Yarda. Y su maldita costumbre de ser fuerte y de mostrar sólo lo que debía mostrar, unas habilidades que le habían convertido en quién era dentro y fuera de Crampón, le habían impedido decirle muchas cosas a Gloria. Apenas una despedida. Había vivido tantas cosas y sentido tanto, y simplemente ya se había acabado. Sólo podía esperar que la campeona deseara revanchas y exhibiciones.


Sonrió un poco cuando se encontró en su casa destartalada y descuidada, llena de pintadas al estilo del Team Yell (diseñadas por su hermano) y banderas. Sonrió porque pensó que le haría ilusión enseñarle a Gloria todo aquello. Luego enrojeció, porque era la primera vez que había pensado en atreverse a mostrarle a nadie en quien confiara muchísimo el lugar donde vivía.


—¿Qué le va a importar a Gloria una casa cualquiera del pueblo más descuidado de Galar? —se dijo. Morpeko soltó un chillido contento como toda respuesta. Roxy miró a su primera compañera de viaje—. A ti también te cae bien, ¿eh? No te preocupes, ya la veremos por ahí.


Y mientras ella se hundía en la melancolía por su viaje y controlaba al Team Yell para que no volvieran a cerrar el pueblo a cal y canto (esta vez por puro el placer de tocar las narices), vio las noticias de los Pokémon aleatoriamente dynamaximizados. Cuando vio que el primer caso ocurrió en el gimnasio donde Nerio estaba celebrando un combate de exhibición se asustó pero… en fin, era su hermano, sabía espabilarse.


—Roxy, ¿qué hacemos? ¿Cerramos la ciudad para que un Meowth gigante no nos aplaste? —preguntó uno de sus fans, que miraban la tele comunitaria que había cerca del gimnasio.


—Ni hablar —descartó, cruzándose de brazos—. Entre todos deberíamos poder acabar con toda amenaza si se diera la ocasión.


—¡Qué confianza! ¡Pues te apoyaremos!


—Además, aquí nunca ha habido estadio, es lógico pensar que no nos pasará nada —añadió, ignorando el cumplido. Los del Team Yell podían ser un poco cargantes a veces, aunque fueran de buena pasta (muy en el fondo).


Las noticias destacaban siempre el papel de la campeona salvando el día junto a los líderes y a Nerio. No podía negar la ligera envidia que sentía, pero no podía dejarlo todo sin atender para ser una heroína. Procuró por todos los medios no mostrárselo a su hermano cuando volvió, pero él conocía a su hermana demasiado bien.


—Ha sido un marrón tener que lidiar con todo esto —le dijo, sin criticarla directamente—. Ni es un paseo, ni un combate divertido. Gloria tenía cara cansada.


—Ya.


—¿Y esos dos ricachones escalofriantes y repelentes? Ugh, podría componer canciones sobre la manía que les tengo. Que les parta un rayo de Toxtricity.


Después de viajar constantemente y luchar día sí y día también, lo menos que podía esperarse era que los Aspirantes estuvieran agotados. Sin embargo, Roxy no lo había tenido en cuenta. Ella estaba demasiado fuera de su habitual mentalidad lógica y calculada últimamente como para haber tomado aquello en consideración.


Pese a que el descanso también le estaba viniendo bien a ella, cada día que pasaba la hacía sentir que perdía más el tiempo y que se había quedado sin propósito. Tenía que hacer algo pero no era capaz de pensar en qué. ¿Entrenar? ¿Seguir viajando y dejar el Gimnasio? ¿Esperar un milagro? No había una Liga que perseguir.


Su baja actividad y sus ánimos repercutieron en su entorno. El Team Yell estaba preocupado por ella, la respetaban igual que a su hermano, pero había oído que algunos buscaban una tercera persona a la que ayudar a convertir en campeona si algo no cambiaba. Nerio sabía que no podía hacer nada para quitarle algo de la cabeza cuando Roxy se ponía tozuda con algo, así que poco más que preguntar podía hacer. Y Morpeko tenía tantos cambios de humor por hambre que le parecía increíble que la casa no se hubiera convertido en un queso gruyere (y Morpeko en un Wooloo a lo ancho).


Hasta que un día ocurrió.


Se despertó una mañana más y no había ruidos extraños de Pokémon enfadado. Nerio no estaba tampoco, aunque seguro que se había ido a componer en algún edificio abandonado del pueblo, o a ensayar con la banda. La habitual presencia del Team Yell también era intrigantemente escasa.


—¿Morpeko?


Sin respuesta. Roxy miró por todos lados, con calma. A su amiga le gustaba jugar al escondite de vez en cuando. Se puso más nerviosa cuando ninguno de los lugares habituales estaba ocupada por la bola de pelo tricolor.


—¡Morpeko! —la llamó.


Pasos como terremotos se agolparon en las escaleras y el pasillo y unos manotazos llamaron a la puerta.


—¡Roxy! —la llamó una voz ronca y profunda.


—¿Qué os dije de venir a buscarme a mi casa? —soltó, sin pensar en quién podría ser. Estaba distraída.


—¡No, no, es una urgencia! —habló una mujer. La reconoció de inmediato. La cosa era seria—. ¡Tu Morpeko acaba de huir de Pueblo Crampón!


Roxy se olvidó de todo y abrió la puerta de su casa. Sus colegas de más confianza además de Nerio, Masías y Jazz Loza, estaban allí sudando, aguantándose con la pared y con desgarrones en su ropa oscura. No eran del Team Yell, pero les confiaría todo el pueblo.


—¿Qué demonios os ha pasado? ¡¿Y qué es eso de que Morpeko ha huido?!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).