Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El secreto rojo Phantomhive por Midori Yaoi Grey

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Si algo que odia el joven conde Phantomhive es todo aquello que no sea de su conocimiento cuando presume el conocer enteramente a lo gira en su entorno y sobre todo, a los secretos familiares.

Notas del capitulo:

Esta idea surge gracias a la abuelita de la mansión, la autora Streacxxie. Ella es la principal autora de este pequeño presente navideño ;) 

-             ¿Ah?, ¿de qué demonios estás hablando Sebastian?  - de forma incrédula le pregunto ante lo que me ha dicho.

-             Es como le he dicho amo - con una sonrisa cínica me contesta

-             Imposible. Trece años viviendo en esta casa y jamás oí de tal cosa - frunzo el ceño ante semejante extrañeza.

-             Hasta la persona más seria tiene sus peculiaridades - esto lo dice como refiriéndose a alguien más...

-             Pero no mi padre - alzó una ceja con ironía - por supuesto tuvo un lado oscuro por su labor al ser el "perro guardián de la reina", pero ¿esto? Es absurdo.

-             No estoy mintiendo, si eso es lo que está insinuando. No puedo, ¿recuerda? – y no puedo dudar con esa razón bien dicha, más su tono que va en serio.

-             ¡Ag! ¡Bien! – Revuelvo un poco mis cabellos por la frustración – tengo que verlo ante mis propios ojos. Sebastian – lo veo con seriedad – es una orden, llévame a ese lugar.

-             Como ordene – sonríe triunfante haciendo una reverencia.

Sin decir palabra alguna, me dejo guiar hasta lo que parece conducir la parte subterránea de la casa, donde se encuentra la reserva de los vinos.

Con dudas en la mente, mantuve el silencio antes de silbar alguna incógnita.

Bajamos las escaleras, topándonos con la enorme puerta donde él las abre para dejarme acceder lo cual hago sin rechistar hasta que del mismo modo, la cierra dejándonos a los dos totalmente dentro.

-             ¿Y bien? – Por fin hablo ya con la paciencia a punto de pasar la línea – he estado aquí muchas veces, conozco cada rincón de este lugar y de la casa. No creo que de la noche a la mañana exista tal cosa que me dices – me cruzo de brazos retándolo.

-             Su capacidad de observación y, yo diría curiosidad, ha sido retada por sí mismo predecesor, escondiendo un gran secreto – con una sonrisa burlona me dice – sin embargo – camina del lado izquierdo, perdiéndose entre unos barriles - ¿cómo podría ser el mayordomo de los Phantomhive si no pudiera encontrar un escondite? – y para entender a lo que se refería, camino hasta donde está hallando a mi sorpresa que una parte de la pared es corrediza.

- Im… posible – con auténtica sorpresa admiraba el interior totalmente oscuro del lugar.

- ¿Acaso no le advertí? Yo no miento – y más que satisfecho de su obra me mira victorioso.

- Bien… tu ganas – con el ceño fruncido admití – vamos.

- Por supuesto – se adentra primeramente donde en la pared  toma una antorcha encendiéndola en el acto para iluminar el camino – cuide donde pisa por favor o prefiere que lo tome de la mano – nuevamente me lanza una de sus sonrisas burlonas para molestarme.

- Cállate y camina.

- Como ordene, pero antes – de manera sorpresiva me jala haciendo que caiga en su pecho provocando que los colores se me subieran.

- ¿Q-qué crees que haces? – con un nerviosismo evidente le pregunté

- Necesitaba que pasara rápido para cerrar – me deja a un lado para aproximarse al filo de la entrada – ya que alguien se aproxima a esta área – y con esta justificación jala la pared falsa dejándonos sin poder salir - ¿continuamos?

Lo único que pude atinar a decir fue el asentir con la cabeza a modo de respuesta. Con ello solo seguía los pasos de Sebastian que descendían por las escaleras de este lugar hasta toparnos con una puerta pausando el caminar hasta que voltea a verme.

-          ¿Listo para ver el secreto mejor guardado de su padre? – sin poder evitar empiezo a sentir un pequeño nerviosismo por saber lo que por años he ignorado.

-          Sí… -

-          Como imaginé que usted aceptaría el conocer este lugar, me anticipé a iluminarlo para evitar contratiempos.

Ante ese anuncio, Sebastian me deja ver lo que hay dentro causándome una enorme sorpresa del contenido. Ingreso con duda sin dejar de observar cada detalle de lo que hay: al fondo hay un extraño mueble que parece una combinación entre un sillón y una cama de color rojo vibrante con unas cortinas del mismo tono a juego que lo adornan, un elegante candelabro ilumina todo el cuarto el cual no es muy grande siendo el piso forrado de alfombra con lo único que parece resaltar más aquí: el rojo. Sin embargo, eso no era lo más curioso, detrás de la cama/sillón hay un retrato pintado a mano, el personaje quien yace ahí es nada más ni menos que el dueño auténtico de este pequeño escondite.

-          ¿Mi padre? – solté con auténtica curiosidad e ironía sin despejar la vista del cuadro.

-          Parece ser que era un auténtico narcisista.

-          Eso parece… - y no podía negar algo así, de los pocos recuerdos que me quedan de él, siempre vestía bien, con porte, con elegancia – más importante ¿qué hacía aquí?

-          Bueno – se para a un lado mío – a juzgar por el lugar, las comodidades, bien podría ser para escaparse un rato del ajetreo laboral, familiar; un momento para él mismo como podrían llamarle. Pero también bien pudo emplearlo para… otras cosas – de modo cínicamente sugerente habló – escabullirse con su madre para equilibrar su vida matrimonial cumpliendo los roles maritales.

-          ¿Y qué necesidad tendrían de esconderse si tenían su propia habitación? – un poco irritado por la vergüenza que comenzaba a embargarme al hablar de la situación íntima de mis difuntos padres…

-          Fácil, ellos contraen nupcias y por supuesto hicieron su labor casi enseguida donde el resultado de sus acciones nace al año después de ello. Entonces piense ¿habrán tenido tiempo de volver a intimar como corresponde con un niño a sus cuidados? El cual por supuesto creció y cualquier movimiento en falso por su parte pudo causar algún trauma al pequeño, y eso, cualquier padre trata de cuidar – sin dejarme tiempo a procesar la información, continuó hablando - prácticamente un hijo hace que pierdan intimidad o al menos tener un lugar donde el niño no vaya a buscarlos. Aquí la solución de su predecesor.

-          Parece ser que tu tiempo en el mundo humano no ha sido ni un poco en vano – he de admitir que puede tener la razón a su favor…

-          Si es una manera de alagar mi hipótesis, se lo agradezco.

Inicio a caminar alrededor, tocando al paso, causándome cierta nostalgia de que aquí pudo pasar tiempo mi padre… con mi madre también…

Sacudo la cabeza para disipar las nacientes imágenes y camino al sillón, acariciando la tela que al tacto se siente sumamente delicada, con una gran suavidad. Me acomodo en el asiento mirando hacia el alfombrado suelo como en búsqueda de recuerdos con ellos, sin embargo no pude encontrar uno ya que lo siguiente que sentí fue mi espalda caer en el cojín del mueble visualizando al demonio que se hace pasar por mi mayordomo estar encima de mío con una sonrisa ladina.

-          Es buena opción intentar hacer un poco de lo que tus padres bien pudieron disfrutar en estas cuatro paredes lejos de todo ruido – incitando su idea, comienza a acariciar mis piernas que yacen colocadas, por él, en su cintura.

-          ¿Qu- qué cosas dices? – inútilmente trato de alejarlo ya que ni se inmutaba ni yo ejercía fuerza al ir cediendo.

-          Oh querido ¿vas a ponerte tímido? Si anoche no lo eras ni un poco. Podemos recordar – con una de sus manos atrapa mis muñecas colocándolas encima de mi cabeza; atrapándome.

-          N- no Sebas – empiezo a tratar de zafarme de su agarre, no es no quisiera, solamente es… - mi padre – rayos, no debí de decir eso…

-          Ah, ya entiendo. Te incomoda que tu “padre” vea los placeres de su hijo en garras de un demonio – me suelta, haciendo que sienta un enorme alivio.

-          ¡¿Qué demo..?! – en cuestión de nada mi camisa fue rota por un estúpido, idiota.

-          ¿Sabes? – se aproxima a mi rostro de manera peligrosa con un semblante altamente lujuriosa, provocando que me estremeciera – podría ser muy estimulante tener un “observador” – y para que no pudiera protestar, mis labios son devorados por los suyos de manera famélica.

Al principio trato de poner de nuevo resistencia para pararlo, pero termino de ceder al sentir su lengua penetrar mi cavidad bucal haciendo que pierda la razón por el cual estaba luchando.

Corta el beso para descender con sus ardientes belfos hacia mi cuello, quien a la par dejaba un camino húmedo hasta toparse con uno de mis pezones, el cual atendió con voracidad provocando que soltara suspiros ahogados. Y no contento con ello, atiende al otro con los dedos, donde ambos son pellizcados y jalados a su cruel antojo llevándome al inicio de una ceguera placentera.

Mientras continua bajando, va despojándome de las piezas inferiores, dándoles un adiós a lo que separa del próximo objetivo de este cazador. Sin embargo hay algo que no debe de olvidar:

-          Sebas…

-          ¿Hum? – sin dejar su labor lanza un sonido

-          Tu ropa… quítatela – no me gusta ser el único desnudo…

-          A la orden.

Pausa su acción para incorporarse para ir despojándose de sus prendas de manera por demás insinuante con una sonrisa altamente sensual. Al estar sin ninguna pizca de tela, mis ojos delinean cada parte de su cuerpo, sintiendo yo mismo que lo devoraba con cinismo, y el, más que satisfecho.

-          Señor Phantomhive – me saca de mi trance al escuchar que se refería a la pintura que está detrás de nosotros: mi padre – gracias por la comida – hace una ligera reverencia y cuando estoy a punto de matarlo, arqueo la espalda al sentir como una húmeda, pero caliente lengua posee mi miembro de una manera ilegal.

-          ¡Aah! Sebas… - sin ejercer fuerza, enredo mis dedos en su cabello a manera de acompañarlo en sus movimientos en esta deliciosa felación – ya… no… aah… puedo – y como le gusta llevarme la contraria, aumenta la velocidad provocando que soltara todo en su boca, quien de manera desvergonzada lo toma.

-          Cambiemos un poco – me toma sin esfuerzo, recostándose en el sofá dejándome a mi invertido donde mi rostro queda justo en su prominente miembro que está altamente despierto, mientras con una pena, mi parte trasera queda en su rostro – agradeceré tu colaboración ahí mientras me ocupo aquí – con voz demandante me señaló, y a pesar de que da en mi ego, no me opongo, ya que masoquistamente, escuchar a Sebastian de ese modo… me gusta…

A modo de respuesta a su petición, rodeo con ambas manos su grosor, ejerciendo cierta presión que al instante siento como ha causado impacto en el demonio, por lo tanto, sin hacerle esperar, inicio con un sube y baja, donde a su vez, lamo la punta como tal paleta, aunque sé que esto lo torturo un poco al hacer mis movimientos lentos y también sé, que desea más que mis manos, así que le doy ese lujo; paso de las manos a mi boca, realizando la misma dinámica que hizo él conmigo en momentos anteriores recibiendo gruñidos de su parte.

Doy un respingo al ahora yo sentir como ese algo húmedo que antes estuvo en mi miembro, ahora penetra mi entrada que se contrae por la intromisión hasta que me voy acostumbrando a su estancia ahí quien empieza a dar pequeñas estocadas provocando que ahora yo suelte esos gruñidos.

Con un poco de estabilidad racional, continuo con dificultad mi acción aquí abajo en su entre pierna. Poco me duró el gusto cuando él pasa de su lengua a precisar de inicio con introducir dos de sus largos dedos que se deslizaban con suma facilidad al estar lubricado. Sin poder evitarlo gemía quedamente, tratando de no subir el tono.

-          Si con mis dedos se te dificulta aguantarte, que será cuando pase a otra posición – con nada de sutileza me advierte – empecemos la primordial diversión.

Saca sus dedos, y siento en mis pies la alfombra, haciendo que mis manos se coloquen en el sofá quedando frente al retrato de mi padre, quien sé que debe mirar de manera reprobatoria.

-          Demos a tu predecesor una buena vista – en mi oído siento susurrar la voz peligrosa de un ser de la oscuridad, avivando la corriente eléctrica en mi espina dorsal que presiente el próximo peligro.

Como la bestia que es, abre un poco mis piernas, haciendo que me agache hasta que mi pecho queda en el cojín, penetrándome de un solo golpe. Suelto un gran quejido por su bruteza, quedándome paralizado por un momento, apretando con las manos lo que podía por el dolor.

-          Bas… tardo

-          Querido ¿te dolió? – no le contesté – a estar alturas debes de estar acostumbrado. Lo hemos hecho un sinfín de veces – realmente su humor no me estaba agradando, por ello preferí mantenerme callado – veo que no piensas decir nada. Entonces no te importará que empiece a moverme.

Cumpliendo con lo dicho, sus caderas inician un vaivén que dolía. Mordía mi labio inferior para evitar dejar salir algún sonido de queja o de placer que se va haciendo presente conforme avanza.

No satisfecho con la represión que me hacía yo mismo, Sebastian toma mi miembro para masturbarme, y con ese astuta jugada, me fue imposible reprimirme más. Gemidos, gemidos. El cuarto se inundó de ellos y lo peor, yo no ponía resistencia. Me he dejado caer en los brazos del cruel placer que un ser inhumano puede ofrecer.

Padre. Si estás en el cielo, perdóname. Si estás en el infierno… ahí te veré a futuro. Esperaré tu sermón, pero por ahora estoy disfrutando de pecar con la mismísima figura que te incita a cometerlos y lo peor, no me importa que tu retrato esté viéndonos.

-          ¡Aaah, Sebas...! más, más – he perdido la poca cordura que quedaba.

-          Por supuesto.

Sin separarnos, nos cambia de posición donde él queda encima de mí, enredo mis piernas en su cadera para hacer de sus estocadas por mayor penetrantes, abriéndome más para que tocara hasta lo más profundo de mí ser.

Siento llegar próximo el clímax, ambos jadeamos, dejándonos llevar por el cuerpo del otro, viéndonos con un enorme deseo, porque ambos estamos conectados más allá de este mortal contrato.

Dentro de mí, percibo como el igual está pronto llegar, su respirar se vuelve más errático y su miembro se engruesa como bomba a punto de estallar. Para ayudarnos a ambos, tomo su rostro con mis manos buscando unir nuestros labios en un beso necesitado, no dejando pasar muchos segundos donde el primero en perder he sido yo al verter mi esencia entre ambos, jalando conmigo a mi compañero dejándome sentir lo caliente que es hasta el último rincón de mis entrañas.

Sebastian se deja caer sobre mí sin aplastarme. Sentir su cuerpo sudoroso y con su alterado respirar, es como un premio único, sin dejar atrás el deleite auditivo que me proporciona con sus gemidos.

Cuando vamos regresando a la normalidad, se aleja un poco para mirarme. Me sonríe de manera sincera haciendo que yo me derrita.

-          ¿Qu-qué sucede? – pregunto con curiosidad ante su actitud

-          Nada en especial – y me sorprende con un cálido beso en la mejilla – solo que… fue divertido ¿no crees? – con mirada traviesa me cuestiona

-          Hum… - evado un poco la mirada como pensándomelo – tal vez

-          ¿Tal vez? – preguntó incrédulo

-          Si, tal vez… si ALGUIEN NO HUBIERA SIDO TAN CAVERNÍCOLA ¿crees que lo he olvidado? – con reproché le señalo más solo atinó a dibujar una sonrisa cínica.

-          Si no lo hacía, ibas a pasar todo el rato preocupándote porque tu padre – con los ojos señala la imagen – estuviera viendo a su hijo ser devorado por otro hombre. El cual no es la primera vez – a pesar de esa tonta excusa, que tiene algo de crédito… no deja de ser mala.

-          Primero, tú – lo señalo – no eres hombre, eres una criatura sobre natural, y uno muy animal e idiota por esa misma razón – ante el comentario se ríe al saber que es verdad – y dos… - callo – iba a… ceder… es imposible no… hum… - no hallaba las palabras siendo embargado por la pena.

-          ¿No resistirse ante mí? – peligrosamente se insinuaba de nuevo

-          Al…algo así… aam… Sebastian…

-          ¿Sí? – sin dejar de tocarme, pregunta

-          ¿Podrías salirte ya? Empieza a ser incómodo  - ligeramente quitaba sus manos para evitar una recaída.

-          Eso se puede arreglar

-          ¿Ah? ¡Oh, ah! Seba…tian…

Sebastian se encargó de someter mi interior nuevamente en este mismo lugar, en este mismo mueble que mi padre pudo haber utilizado del mismo modo que, ahora su hijo, se encargará de llevar como tradición junto con su fiel amante infernal.

Notas finales:

Esperando haya sido de su agrado. Con esta historia les digo ¡Gracias! Gracias por leer cada una de mis ocurrencias, desde los one shots hasta los dos que actualmente activos están. 

Les deseo felices fiestas, nos veremos pronto. 

= Midori Grey =

PD. ¿Nos seguimos en Twitter? Estoy bajo el nombre: @MidoriGrey


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).