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En Las Bodas por Ari_123_love

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Notas del fanfic:

Esta es una historia que tenía varios años guardada, y que según yo faltaba mucho por desarrollarse. Hasta el lunes pasado, que revisando descubrí que de hecho no me faltaba mucho para terminar. Así que decidí tomarla como proyecto para el día de hoy.

No es de temática de San Valentín, pero si es mi regalo para ustedes por San Valentín ^-^ Espero les guste :D♥

-Hermanito, no quiero sonar grosero pero…- Taemin revisaba el correo electrónico que le acaban de enviar del despacho.

-Oh no, Taemin. ¡Prometiste que no ibas a trabajar hoy! ¡Me voy a casar en cuatro horas, y eres uno de los padrinos.- Kai dio un fuerte pisotón contra el suelo, cruzándose de brazos totalmente indignado.

-Lo sé, hermanito. Pero esto es realmente importante…- Taemin exhaló, tratando de hacerle entender a su hermano que realmente necesitaba irse. ¡La boda empezaba en cuatro horas! Iba a tener tiempo suficiente de irse y volver.

-Así que la princesa no puede evitar reinar por un día.

Taemin rodó los ojos, tensando los hombros al hacer puños sus manos. No, no iba a dejarse llevar por ese estúpido comentario. Se giró sobre sus talones suavemente, mostrándole una sonrisa bastante mordaz al otro.

-¿Sigues sin encontrar quien te bese, rana fea?- Jadeó.

-¡Taemin no seas grosero!- Kai le reprimió. –Minho-hyung, me alegro de que ya hayas llegado.

-Ya puedes relajarte, yo no pienso perderme la boda.- Se giró, mirando de manera burlesca a Taemin.

-No pienso perdérmela.- Taemin se cruzó de brazos, contando hasta diez mentalmente. –Ha ocurrido una reunión de último minuto, y obviamente se requiere mi presencia, o no sería oficial para mi cliente.

-¿Es necesaria?- Kai le miró con ojos enormes, sabiendo que era la debilidad de su hermano mayor. –Dijiste que no ibas a trabajar el día de hoy, y ¿si pasa algo? ¿Qué voy a hacer si uno de mis padrinos no llega?

-Calma, hermanito. Prometo regresar, voy a llamarte…

-Obviamente no has considerado altercados que no tengan que ver contigo, como el tráfico o el clima.

-¡Puedes cerrar la boca, rana fea!- Se exaltó, siendo detenido por Kai antes de que le soltara un golpe al hombre alto.

-Por favor, ¿podrían dejar de pelear al menos hasta que la boda termine?- El menor de los tres jadeó. –Sé que eso es muy difícil para ustedes, que se han peleado desde el día que se conocieron. Pero, ¿podrían intentarlo el día de hoy? ¿Por favor? Por Krystal, y por mí.- Rogó. –Y entonces, cuando la boda termine, ustedes dos podrán volver a llevarse tan mal como siempre, y dejarán de verse las caras.

-Hasta que haya una reunión familiar...- Minho exhaló con mofa.

-Me estás colmando la paciencia.- Taemin se arrebató, tratando de zafarse de su hermano para poderle asestar un golpe al más alto. –No entiendo como alguien tan dulce como Krystal puede estar medianamente emparentada contigo.

-Yo tampoco puedo comprender como alguien tan agradable como Kai sea hermano de alguien tan insoportable como tú, prin-ce-sa.- Minho respondió.

-Me rindo.- Kai soltó a su hermano. –Sólo, no se dejen ojos morados. Krystal me mataría.- Entonces salió de la habitación, dispuesto a ignorar a sus dos padrinos de boda.

-¡Bien hecho! Lo has enfadado.- Taemin rodó los ojos, dispuesto a salir en busca de su hermano.

-¿Yo? Yo no voy por la vida intentando golpear personas. Eso está demasiado fuera de tu protocolo.- Se jactó. –Tú lo enfadaste, con tu incapacidad de cumplir promesas. ¿Realmente no puedes evitar trabajar el día de hoy? Tu hermano se está casando.

-¿Crees que no lo sé?- Taemin se sentó en el sofá de la sala, exhalando. –No pensaba tener ningún caso por estas fechas, quería estar totalmente atento a lo que mi hermano pudiera necesitar…Pero, no pensé compenetrarme tanto con este caso.

-¿De qué trata?- Minho se sentó en el sofá frente a Taemin, frunciendo el ceño. Podían no llevarse bien, pero jamás negaría que Taemin era el mejor hermano del mundo. Tras la muerte de sus padres, Taemin se había hecho cargo de sus dos hermanos menores.

-¿Eh?

-¿Cuál es la razón por la que debas dejar el recinto donde los preparativos para la boda de tu hermano se están llevando a cabo?- Insistió.

-¿Qué te interesa?- Taemin jadeó, apoyándose sobre el brazo de su sofá. –Probablemente no llegues a entenderlo.

-Se te olvida que también soy abogado, Taemin.

Taemin alzó la mirada; había escuchado pocas veces su nombre de la boca de Minho. Desde que se habían conocido, el idiota de Minho le había llamado princesa, debido a su cabello. Extrañamente, cuando eran niños, y se habían conocido, Taemin no usaba el cabello tan largo como lo hacía ahora, que incluso tenía que recogerlo en una coleta.

Se reacomodó en su lugar, echándose hacia adelante, apoyando sus codos sobre sus rodillas mientras juntaba sus manos, pensando. Tras unos minutos terminó haciendo una mueca, asintiendo.

-Eutanasia.

Minho alzó una ceja, preguntándose por qué Taemin se había interesado en un caso así.

-¿Están peleando con el hospital?

-No.- Taemin se negó. –Mi cliente es el esposo de la chica con muerte cerebral. Él desea poder desconectarla, pero sus hermanos se niegan.

-No veo el problema, él es el marido. Es quien tiene los derechos legales sobre las decisiones que se tomarán al respecto con la situación de esa mujer.- Minho recalcó.

-Ese es el problema, los hermanos de ella están peleando ese derecho.- Torció los labios.

-Y ¿por qué estás tan interesado en esto?- No, aún no podía ver qué era lo que le llamaba tanto la atención a Taemin en este caso. –Hasta donde sé, no has tenido que tomar una decisión así.

-Supongo que no, una decisión así de impactante, no.- Esbozó una mueca irónica. –Pero, ¿acaso no es igual de importante el decidir quedarme con mis hermanos en vez de dejar que servicios infantiles se los llevaran?

Minho calló el comentario que iba decir; lo que Taemin había dicho era cierto. Él se había hecho cargo de sus hermanos cuando apenas iba a cumplir la mayoría de edad. Los meses que le faltaban para cumplir los veintiún años, le fueron un infierno total, donde había peleado con uñas y dientes el poderse mantener junto a sus hermanos. En esa época fue cuando decidió convertirse en abogado; a diferencia de Minho, que lo había hecho sólo porque su padre lo era, y porque su abuelo lo había sido, siendo esa la tradición que los Choi tanto apreciaban.

-¿Qué es lo que harías tú Choi?- Taemin murmuró. –Cuando el caso llegó a mí, pensé que mi posición era obvia, iba a negar tomar el caso y entonces…Empecé a dudar, de mi posición, de lo que haría si estuviera en esa situación. ¿Cómo me sentiría si fuera Kai, o Yeri?

-Pero no se trata de ellos, Taemin. Y no puedes dejar que lo que sientas interfiera con el caso.- Le recordó.

-Lo sé…Es tan sólo que, no podía simplemente dejarlo.- Suspiró. –Ella no volverá a despertar, jamás. Entiendo que su esposo quiera darle una digna sepultura. Yo no podría soportar tener que ver al amor de mi vida de ese modo. Muerte en vida. Pero también entiendo a los hermanos; ellos sólo quieren estar junto a su hermana un poco más, no pueden aceptar que se vaya. Tampoco podría aceptar que alguno de mis hermanos simplemente se fuera.

-Obviamente es una decisión difícil, que hay que meditar.- Minho concordó. –Si estuvieras en esa posición, escucharías lo que los demás tienen que decir, y lo pensarías. Qué es lo mejor.

-Quisiera que ellos lo hicieran, que dejaran de pelear y se sentaran a hablar de cómo se sienten con la situación. Que entendieran los motivos de cada uno, para que pudieran tomar una decisión ya.

-Díselos así.- Le alentó. –Como me lo has dicho a mí. Que terminen con esa pelea absurda, y se concentren en lo importante.

-No es tan fácil, Minho…

Taemin exhaló, mirando hacia la puerta por donde su hermano había salido minutos antes. Siempre había pensado en sus hermanos primero; y, aunque había prometido no trabajar ese día, justo porque pensaba en sus hermanos, había decidido tomar el caso.

-Ve, yo te cubro.- Minho le guiñó un ojo. Y ante la mueca insegura de Taemin, añadió –Sólo tengo que gritar un poco, y ellos pensarán que seguimos discutiendo.- Jadeó. –Como si no fuéramos capaces de ser civilizados entre nosotros.

Curioso, porque eso era lo que Taemin había pensado hasta ahora que Minho le recalcaba el hecho de que habían tenido una conversación normal, que extrañamente no tenía que ver con ninguna de sus usuales riñas infantiles. Asintió, poniéndose de pie y tomando su saco que estaba colgado.

-Gracias…er, Minho.

-Sólo date prisa, y asegúrate de volver.- El mayor le hizo un gesto despreocupado. –Kai dijo que no nos dejáramos golpes en la cara, pero eso a mi hermana no le va importa si descubre que te dejé ir.

Taemin rio, saliendo de la habitación lo más rápido posible.

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Taemin sonrió, observando cómo tras el brindis de los recién casados, la fiesta regresaba a ser un bullicio de gente conversando y bailando por todo el salón. Suspiró, levantándose de la mesa vacía donde se encontraba, pensando en tal vez salir al corredor y descansar de toda la gente.

-¿Muy ocupado?

Taemin detuvo su caminata hacia el corredor, girando sobre sus talones para encontrarse con Minho.

-No realmente, pero tantas personas…

-Sólo porque no eres el centro de atención, princesa.- Le guiñó un ojo.

Taemin bufó, recordando por qué Minho le parecía insoportable. Desde el primer momento así había sido, y probablemente nunca cambiaría.

-¿No deberías de estar buscando a quien te quite lo rana?- Gruñó.

-Luego, la noche aún es joven.- Minho se encogió de hombros. –Primero, quisiera saber cómo te fue con tu cliente. ¿Un trago?

Taemin suspiró, asintiendo. Se dirigieron a la barra, donde el mayor pidió un whisky y el menor un Martini seco.

-¿Y bien?

-Hice lo que me dijiste.- Taemin chasqueó la lengua. –Le expliqué a mi cliente lo que pensaba, y le dije que lo mejor sería que platicara con sus cuñados, sin abogados de por medio. Aunque claro, se lo di como consejo fuera de lo profesional, no creo que lo tomara muy bien si fuera de otro modo.

-Era lo mejor.- Concordó, dándole un trago a su whisky. –No sé cómo me sentiría si tuviera que pelear con mi familia política, en un momento de duelo.

-Conoces a tu familia política, somos un dolor en el trasero.- Taemin se burló por lo bajo.

-Es cierto, ahora eres mi familia.- Exhaló. –Qué horror.

-Horror para mí, eres una rana horrenda.- Se burló, riendo.- En realidad, lo pensé, y me gustaría que llegáramos a un acuerdo.- Fijó la mirada en su copa. –Sé que no debería de incumbirnos, sobretodo porque es el matrimonio de nuestros hermanos, pero ¿qué tal si una situación así ocurre en el futuro? ¿En qué posición nos deja a nosotros? Hay un millón de decisiones que deberemos de tomar al ser los familiares más directos y…- La preocupación se reflejó en su rostro, por completo perdido en un futuro de supuestos trágicos.

-Hey, princesa, detén tu carruaje.- Minho le tomó del hombro, trayéndole al aquí y ahora. –Haces de una fiesta como esta, se convierta en una situación asfixiante.- Comentó con ligero tono de gracia, para hacer que Taemin dejara de preocuparse tanto. –Cielos, no sé cómo pude olvidar lo mucho en que piensas en tus hermanos.- Suspiró por lo bajo, cuando los ojos preocupados de Taemin se posaron en él. –Y supongo que ahora estás pensando en mi hermana como parte de los tuyos.- Echó la cabeza hacia atrás, exhalando con fuerza. -¡Y pensar que eres el mismo niño caprichudo que se negó a jugar conmigo cuando se mudó frente a mi casa!

-¡Eras feo! Y grosero, por ningún motivo hubiera jugado contigo, Choi.- Resopló, zafándose de la mano de Minho que aún estaba sobre su hombro.

-No me sorprende de ti, siempre fijándote en…Espera.- Sonrió de lado. -¿Dijiste que era? Aww, entonces ya no te parezco feo. Me halaga, su majestad, es un honor estar dentro de sus estándares de belleza.

-Ugh, pero sigues siendo insoportable.- Taemin le señaló con la mirada, terminándose su copa y levantándose del bar. –He tenido suficiente de ti, por hoy, rana. Me largo.

No dio más de tres pasos antes de ser detenido. Miró hacia atrás, bastante ofendido ante el atrevimiento de Choi Minho. ¿Quién se creía que era? Tensó los hombros, listo para defenderse. Sólo no lo hizo, porque era la boda de su hermano, no podía hacerle esto. Pero en cambio preparó el filo de sus palabras.

-Por favor díganme que no iniciarán una escena, nuevamente.- Ambos hombres se quedaron perplejos ante el regaño que les llegó de sorpresa.

Detrás de ellos la novia les miraba con un enfado perfectamente oculto tras la sonrisa de dicha ante su día.

-Por supuesto que no Krys.- Taemin sonrió, deslizando su brazo fuera de los largos dedos del Choi Mayor.

-No te preocupes Krys, me temo que nuestra discusión es algo más doméstico que nuestras usuales peleas.- Minho aseguró, colocándose a un costado de Taemin, mientras se aseguraba que su acérrimo enemigo de toda la vida no se fuera de ahí.

-¿Qué puede ser más doméstico que sus discusiones?- Ella rio, cruzándose de brazos. –Si me perdiera, no importa en dónde sea, sabría que he llegado a casa cuando los escuche pelear.

-Me alegra que nuestra mala relación tenga, al menos, un uso positivo.- Taemin señaló de manera seca. –Ahora si me permiten…

-Oh, no te vayas oppa.- Krystal le detuvo, siendo mucho más rápida que el lento de su hermano. –En realidad me acerqué para decirles que me conmovieron mucho los discursos de ambos, pero además de eso, agradezco que estés aquí Taemin. JongIn me contó que tenías que trabajar hoy, y que a pesar de eso, te quedaste. Gracias por poner nuestra boda en primer lugar.

Taemin inhaló, sonriendo rápidamente. Compartió una mirada rápida hacia Minho, quien le guiño de regreso, antes de responderle a su nueva cuñada.

-Siempre están en primer lugar, son mi familia.- Exhaló.

Claro que Krystal había notado el guiño que Minho le dio a Taemin, había sido descaradamente obvio, y no era lenta como su hermano mayor. Por eso mismo no hizo mención de él, pero si observó con atención el lenguaje corporal de Minho. ¿Sería al fin EL día? Esperaba que sí, después de todo el ambiente era perfecto: ¡era una boda! Y, todo puede pasar en las bodas.

-Como quiera, gracias.- Insistió. –Tengo que irme a saludar a más invitados, les dejo para que sigan discutiendo.- Rio alegremente, sobretodo cuando Minho le sacó la lengua al entender a qué se había estado refiriendo ella antes.

-Sospecho que ella sabe que tuve que irme.- Taemin terminó por lamentarse una vez que se quedaron solos. –Al menos no está molesta, tanto.- Negó con la cabeza, esbozando una corta sonrisa antes de mirar al mayor. –De acuerdo, me voy. Hasta luego Choi.

-¡Espera!- ¿Por qué siempre se alejaba? Era algo que a Minho siempre le había irritado del menor, desde el día que se conocieron. -¿Qué hay acerca de lo que estábamos conversando?

-Tienes razón Choi, no es un tema alegre para una boda.- Concedió. –Y, pensándolo bien, no es algo que debamos conversar. No nosotros, sino ellos.- Señaló hacia los recién casados. –Nosotros sólo deberemos seguir sus deseos.

Y era cierto, pero Minho no pensaba aceptarlo. No cuando eso significaba tener que dejar de discutir con Taemin. Discutir era lo único que compartían, y sinceramente eso era lo más frustrante en toda su vida. Desde el día uno en que se conocieron, Taemin había sonreído a todos a su alrededor, y a él sólo lo había mirado. Así que había tomado al toro por los cuernos, haciéndose presente en su vida, aunque Taemin no lo quisiera, le había molestado desde entonces, con tal lograr que Taemin hiciera algo más que mirarlo. Pero eso cansaba, después de tanto tiempo sólo se sentía exhausto.

-Quiero hablar contigo.

-¿Eh?- El desconcierto en Taemin se notó a kilómetros de distancia. -¿De qué quieres hablar conmigo?

-¡No lo sé! De todo, nada.- Se pasó la mano por el cabello, en un gesto frustrado. –Sólo quiero hablar contigo, nunca lo hemos hecho.

-Sí, es por algo…

¡Tan frustrante! Y Minho tenía un límite, uno que tal vez se había rebasado desde hace mucho, pero que sólo ahora veía que debía de hablar para hacerlo notar. Sin embargo hablar fue lo último que se le cruzó por la cabeza. Se sentía desesperado, y hacer notar sus sentimientos de manera asertiva nunca había sido lo suyo. Tomar a Taemin por el rostro, y besarle prestamente se sintió como una buena idea, no la cuestionó ni un segundo. Hasta que se separó del menor.

El rostro de Taemin estaba en blanco, no lograba entender lo que había sucedido. Lentamente su expresión vacía se convirtió en una de sorpresa, terminando en algo de pánico cuando logró enfocar a Choi frente a él. Quiso decir algo, pero nada salió de su boca. Ciertamente estaba seguro que tampoco podía moverse. Si no hubiese sido por Minho, que le arrastró hasta un balcón vacío del salón de fiestas. Cerró las puertas tras de sí, ahogando casi por completo la música que venía del interior.

-Siempre has sido tan insoportablemente lindo.- Se excusó, admitiendo al fin lo que sus labios jamás habían podido pronunciar. –Tan desesperante, y tan lejano a mí.

-Disculpa, ¿qué?- Taemin despertó de su estupor, agitando la cabeza en un intento colocar cada cosa en su lugar. –Choi, no seas irreverente, nunca me han gustado tus bromas pesadas.

-No es una broma, ¡y quisieras dejar de llamarme Choi!- Se quejó. –Nunca fui hyung para ti, ni siquiera Minho. Nunca te agradé ni un poco, ¿cierto?- Chilló.

-¿De qué estás hablando?- Taemin se adelantó un paso. –Tú no dejabas de molestarme nunca, creo que era obvio que quien no te agradaba era yo. No lo entiendo, ¿y ahora me besas? ¿Cuál es tu problema?

-¡Tú! Tú lo eres. Desde el día en que te mudaste frente a mi casa, y no quisiste hablarme.

-¡Me llamaste princesa!- Sabía que no estaban yendo a ningún lado, sólo una de sus usuales discusiones. Pero esta era diferente, totalmente diferente, y la cuestión del beso que Minho le había dado seguía ahí. Taemin estaba un poco aterrado, a decir verdad, y aun así no podía dejar de hablar. -¡Tironeaste mi pelo maldita sea! ¿Por qué habría de querer hablar y jugar contigo después de eso Choi? Ni una vez me ofreciste disculpas.

-Me gustabas, ¿de acuerdo?- Minho gruñó. –Dios, te vi bajar de ese camión de mudanzas, y eras el niño más bonito que jamás había visto en toda mi vida. Ni siquiera sabía que me gustaban los chicos aún, y entonces tú llegas y pones mi mundo de cabeza…- Se sinceró. –Y entonces sólo me quedó molestarte, porque de otro modo jamás me hablarías. A pesar de lo cercanas que se volvieron nuestras familias, o que nuestros hermanos se enamoraron, tú realmente jamás me hablarías. ¿Qué más podía hacer?

-¡No lo sé! Decirme, tal vez…- Suspiró, tapándose el rostro con las manos. –Cielos, no puedo creerlo. ¿Cómo es que jamás lo noté? Te gustaba, yo…¿te gusto?- Se descubrió el rostro para mirar al mayor con algo de temor.

-Todo este tiempo.- Minho admitió, mordiéndose el labio.

-Pero tuviste novios.- Recriminó. -¡Muchos!

-He tenido tres novios, en toda mi vida, Taemin por favor.- Rodó los ojos, quejándose. -¿Y eso qué tiene que ver?

-¡Yo sí rechacé personas por ti!- Y entonces Taemin se dio cuenta de lo que dijo, cubriéndose la boca. Un corto gemido se le escapó, terminando por acceder a hablar. –Tenía diecisiete cuando me di cuenta que me gustabas, mucho.- Murmuró.

-¿Qué?- Algo de alivio se asentó en el estómago de Minho. -¿Por qué no me dijiste?

-Tenías novio, y no nos hablábamos más que para gritar. ¿Por qué habría de confesarte mis sentimientos?- Exhaló. –Me rendí, ¿sí? Decidí sentarme a esperar a que las mariposas desaparecieran, y todo volviera a la normalidad.

Y el poco alivio que Minho había sentido ahora se volvía una enorme roca pesada que le aplastaba desde dentro de sus entrañas, con la palabra culpabilidad grabada en ella.

-Entonces empezaste a salir con Donghyun…- Recordó. Ese había sido el primer y único novio que Taemin había tenido. No había sido una relación muy larga, pero Minho había estado tan celoso los cuatro meses que duró.

-Fue un año después de hecho.- Taemin aclaró. –Él iba todos los días a mi casa, sólo para hacerme compañía y platicar. Además, las muchas canciones que me cantó.- Una leve sonrisa se le escapó. –Tenía una voz preciosa.

-Era empalagoso.- Minho arrugó la nariz al recordar.

-Era perfecto, y me gustaba mucho.- Suspiró. –Pero no logré enamorarme de él.- Entonces subió la mirada, frunciendo los labios. –Sólo tenía que mirar al frente para saberlo, no estaba enamorado de Donghyun.

-Así que terminaste con él...- Minho suspiró. –Tus padres murieron luego de eso, no has tenido ninguna pareja desde entonces.

-No tengo tiempo, mis hermanos son mi prioridad.- Señaló, alejándose del mayor hasta tocar la pared del balcón tras de sí.

-Tus hermanos son adultos ahora, pueden cuidarse solos. ¿Qué acaso nunca piensas tener una pareja?- Volvió a acortar el espacio entre ambos.

-¡Siguen siendo mis hermanos!- Le señaló, clavando su dedo en el pecho del alto. -¡No lo entenderías! Todo lo que hago por ellos, ¡toda mi vida! Jamás lo entenderías.

-¿Qué hay de mí?- Exhaló, tomando la mano del menor en un intento de mantener la conexión. Taemin le había confesado haber tenido sentimientos por él, podría trabajar con ello, si tan sólo Taemin se dejara de proteger.

-¿Qué hay de ti, Choi?- Susurró, cansado. –Has sido un idiota conmigo toda la vida, no puedes simplemente venir y excusarte diciendo que no sabías cómo tratarme.

Mordió el interior de su labio inferior, sabiendo que lo que Taemin decía era cierto. Pero tampoco pensaba rendirse. Tan fácil como volver a robar un beso de la boca ajena, si Taemin lo apartaba entonces decidiría dejar las cosas por la paz. Pero si no lo hacía, valía la pena seguir peleando por esa oportunidad que no había tomado antes.

Taemin no se alejó, ni le apartó. Abrió la boca, permitiendo un contacto más directo y profundo. Fue un momento entero, que estuvieron sin hablar, pero comunicando lo que no habían hecho por tantos años.

-Eres un idiota…Y no entiendo por qué me gustas…- Taemin habló por lo bajo al separarse. –Recuerdo, sin embargo, cada acción que me enamoró de ti.

Minho apoyó su frente a la del menor, sonriendo.

-¿En realidad puedes hacer eso?

-Siempre fuiste un buen hermano con Krystal.- Concedió. –Y eras agradable con mis hermanos. Además de que no te importaba darles tutorías a los niños de la cuadra, aun cuando no era tu trabajo, sino que te lo pedían los vecinos.

-Odiabas que tus padres te mandaran a tutorías de matemáticas.- Minho rio. –Ibas a regañadientes.

-Y terminábamos peleando…como siempre.- Complementó. –Además, cuando mis padres murieron, tu familia nos ayudó en todo. Pero tú, tú siempre fuiste el primero en estar ahí, en aconsejarme, nunca cuestionaste mi decisión. Creo que es la época en que más hemos hablado, sin discutir.

-Siempre admiré la manera en qué tomaste la decisión de cuidar de tus hermanos, sin dudarlo ni un segundo.- Suspiró. –Taemin quiero dejarte en claro que siempre me he tenido sentimientos por ti. Sí, soy un idiota, como dices…

-Una rana fea.- Taemin interrumpió, riendo ante el rodar de ojos del alto.

-Sí, una rana fea, como también dices…- Mordió su labio inferior. –No sólo me gustas, te quiero, desde niños, me enamoraba cómo rescatabas a todos los perros callejeros que se cruzaban en tu camino, y cómo hacías berrinches hasta lograr que les compraran helados a tus hermanos y a ti. Siempre dejaste que ellos escogieran primero. En cada campaña de donación de sangre eras de los primeros en la fila, maldita sea. Y luego estaba tu otro lado, sacándome la lengua cada vez que me atrapabas observándote.

Taemin se cubrió el rostro con su mano libre, escondiendo la vergüenza que sentía.

-No puedo creerlo, fui tan ciego.

-Soy mayor, tuve que haber sabido cómo acercarme a ti.- Minho le excusó. –A lo que quiero llegar es que me gustas, desde hace mucho. Y realmente quiero que hoy dejes la boda conmigo, que me des una oportunidad, porque no tienes idea cuántos años de preparación mental he tenido que reunir para poder al fin atreverme a decirte lo mucho que te quiero.

-¿Y tuviste que hacerlo en la boda de nuestros hermanos?- No fue reclamo, pero la incredulidad se escapó de Taemin de tal manera. Aun así, la situación le tenía más perplejo, que molesto. ¿Quién diría que había sido el primer amor de su primer amor? Que aún lo eran, y que no tenían que estar discutiendo todo el tiempo ya. ¡Cielos! En ese caso, sus peleas no habían sido más que la manifestación de su gusto mutuo, tenso y cada vez más estrecho.

-Err…Yo, en realidad no pude pensar después de ver que te ibas a ir una vez más de mí…

Su sinceridad, lo apenado que se encontraba por la situación, hicieron que Taemin sonriera antes de besarle una vez más. Pasó sus brazos alrededor de los hombros del alto, poniéndose cómodo en ese beso, con las manos de Minho tomándole por la cintura y abrazándole más cerca. Todo esto era tan estúpido, y tan perfecto, que se sentía bien.

Separaron sus bocas, pero no sus cuerpos. Taemin no lo haría, tenía el derecho ahora.

-No me iré de esta boda contigo, Choi.- Sonrió ante la mueca de Minho. –Ahora sé que tengo que protegerme de ti.- Le besó en la mejilla. –Pero quiero darte la oportunidad que me pides, quiero salir contigo. Sólo…Una condición, no me vuelvas a llamar princesa. Realmente lo odio.- Suplicó.

-No me llames Choi nunca más, y tenemos un trato.- Accedió, determinado como sea a decir su comentario. –De cualquier modo, tengo un par de años creyendo que no eres una princesa del todo.

-¿Así?- Taemin frunció el ceño ante eso. -¿Qué soy?

-Un dictador.- Rio tras el golpeteo que Taemin le dio en el hombro. –Entonces…¿salimos mañana?

-Es una cita, Minho.

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-Odio esto.- Taemin se quejó, dejando de mirar el espejo y concentrándose en su corbata. –Se ve horrible.

-Déjame hacerlo por ti.- Minho trató de arreglar el nudo, siendo apartado por Taemin con un golpe suave en su mano.

-Sé hacerlo, sé ponerme una corbata. Lo hago a diario, sólo no entiendo por qué usar nudos que parecen más de boy scouts que de corbata.- Resopló, apartando un mechó de su rostro.

-Se llama etiqueta, Taem, y es parte del protocolo.- Minho rio, ayudando a peinar el cabello del menor.

-Por favor Minho, no. Me despeinarás más, odio que nada esté saliendo el día de hoy.- Lloriqueó.

Minho rio, la presión estaba cayendo sobre Taemin como la gravedad, y eso le parecía lindo. Terminó de cepillarse el cabello con sus dedos, al menos para hacerlo parecer decente antes de la ceremonia.

-¿Cómo es posible que ahora que lo usas corto se despeine más que cuando lo usabas largo?

-Cállate, tú cabello es más que perfecto, no creo que haya un día en toda tu vida que hayas tenido que pelear con él como yo con el mío.- Se quejó, cruzándose de brazos. -¡Bien! Hazlo, ayúdame con la corbata.- Aflojó su labio inferior en un puchero infantil. –Me rindo, voy a llorar.

-Tan lindo.- Masculló entre dientes, riendo para sí mismo. –Déjame arreglar esto.

Los toquidos en la puerta, seguido del alegre ¿no se están besando? Hicieron que Minho esta vez riera alto.

-No Yerim, no estoy besando a tu hermano, puedes pasar.- Vociferó, soltando una enorme carcajada al ver a su cuñada entrar con los ojos cubiertos.

-¿Es necesario que hagas eso siempre?- Taemin lloriqueó de mal humor.

-Ustedes dos son asquerosamente empalagosos.- Ella se defendió. –Aún no entiendo cómo pasaron de gritarse todo el tiempo, a besarse todo el tiempo.

-Jamás lo entenderías, eres una niña.- Aprovechó su posición de hermano mayor. Yeri le mostró la lengua, sin lugar a dudas de su respuesta. -¿Ya?- Miró hacia abajo, donde las manos de Minho terminaban de arreglar su corbata.

-Listo, estás perfecto.- Le aseguró. -¿Quieres hablar con tu Taemin, Yeri?

-Justo a eso vine.- Asintió.

-De acuerdo, los dejo.- Minho se despidió de Taemin con un beso en su mejilla, y uno en la mano de su cuñada.

Taemin suspiró, volteando a ver a su hermana. Su bonito cabello peinado como el de una princesa colgaba sobre su hombro élegamente. ¿Cuándo su hermana se había convertido en una mujer mayor?

-¿Estás listo?- Ella comentó ansiosamente. -¿No tienes miedo? ¿O sólo soy yo?

-¿Por caminar 30 pasos al altar?- Alzó una ceja, riendo. –Yo estoy bien, pero tú te ves el borde un colpaso nervioso.

-¡Son más que 30 pasos! Lo sabes oppa.- Alzó las manos de manera dramática al aire. -¿Qué tal si nos tropezamos?

-No pasará.- Le aseguró, entrelazando su brazo con el de ella. –Yo te estoy sosteniendo, ¿sí?

Yeri respiró hondo, asintiendo finalmente.

-Sí, lo sé. Gracias oppa.

Taemin sonrió, esta vez sin burlas. Miró el reloj en su celular, terminando por guardarlo en su bolsillo.

-Es hora, ¿estamos listos?

-Sí, lo estamos.

Y entonces salieron de esa habitación, cruzando la casa hasta salir al patio donde todo estaba arreglado a la perfección para una boda en el jardín. La música sonó en cuanto pisaron la manta que se había colocado para delimitar el camino hacia el altar, marcándoles el paso.

Taemin miró al novio, frunciendo el ceño por un segundo.

-Le haces algo, y no dudaré en golpearte.- Comentó casi a susurros, sólo para que se escuchara entre los novios y él. –Es mi hermanita, y no quiero verla llorar.- Terminó su amenaza, entregando a la novia a su lugar.

Caminó hacia su lugar asignado, siendo recibido por la sonrisa conocedora de Minho. Había sido discreto, pero el mayor le conocía demasiado bien como para ser uno de los pocos en notar la amenaza de Taemin, los otros eran Jongin y Krystal, quienes también rieron en su lugar.

-¿Sobreprotector hermano mayor al ataque?- Susurró por lo bajo, entrelazando su mano con la de Taemin, mientras la ceremonia comenzaba.

-Justo y necesario.- Afirmó.

Tomaron asiento pronto, observando como el ministro empezaba su discurso acerca de lo que era el matrimonio.

-A veces eres demasiado con tus hermanos.- Señaló, sintiéndose cómodo cuando Taemin se recargó sutilmente en su costado. –Tengo envidia de ellos.

-No puedes envidiarlos, Min. Soy tu novio, me tienes todo el tiempo.- Se giró a mirarle un momento.

-Si…Tengo suerte.- Confirmó. –Así que…lo he pensado, tus hermanos, y mi hermana de hecho, ahora todos están casados. ¿Cuándo es nuestro turno?

Taemin escondió una sonrisa detrás de su mano. Miró con obviedad y maldad al mayor, encogiéndose de hombros.

-Pídemelo adecuadamente, y no en una boda, y te diré que sí.- Le besó rápido, descansando su cabeza en el hombro de Minho, para así volver a prestar atención a la boda.

Minho rio, entendiendo. Y es que, era cierto, todo puede pasar en las bodas.

FIN

Notas finales:

Un pequeño slow-burn que trató de no serlo x) 

 ¡Feliz San Valentín!


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