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QUÉDATE CONMIGO por akari624-chan

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Notas del fanfic:

Hola Hola

Hace más de una década que no publicaba algo por acá, pero espero que les guste éste fic que he hecho con tanto amor y que está dedicado a Julcy una gran fan de ésta pareja,

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vi a Kurapika, más precisamente desde York Shin City, sorprendiéndome del ligero cambio que ha tenido en su aspecto, viéndose un poquito más alto, con su cabello cayendo ligeramente sobre sus hombros y aunque me resulta tremendamente atractivo el verlo vestido con aquel traje negro no puedo dejar de anhelar volverlo a ver con algún traje típico de su clan, ese que hace resaltar más su belleza.

Voy hacía mi habitación luego de terminarse la reunión de los Zodiaco, mañana viajaremos directo al continente oscuro en un barco y me siento un poco desilusionado de no haber podido entablar una conversación más larga con Kurapika, de haber podido siquiera besar nuevamente sus labios, como aquella última vez que nos vimos.

Tomo un relajante baño y luego de estar seco me pongo mi pantalón de pijama, quedando sólo con mi torso desnudo, saco uno de los libros de medicina que llevo en mi equipaje y me pongo a leerlo, pero mi lectura fue interrumpida por el sonido de unos golpes en la puerta.

- ¿Quién es? – Pregunto dejando el libro sobre la mesita de noche, sin recibir respuesta alguna del otro lado - ¿Me pregunto quién será? – Digo para mí mismo, abriendo lentamente la puerta encontrándome con Kurapika.

- Leorio… - Susurra bajando su mirada, puedo notarlo nervioso y hasta ligeramente sonrojado - ¿Puedo pasar?

- Claro – sonrío nerviosamente, abriendo más la puerta para que pueda entrar y cerrándola al tenerlo ya dentro.

- Leorio – suspira – ¿podrías ponerte algo encima?

- ¿Eh? ¿Por qué?

- No preguntes, sólo hazlo.

- Bueno – digo haciendo caso a su petición, poniéndome la camisa del pijama - ¿Y a qué se debe tu visita?

- Sólo, quiero hablar contigo – dice sentándose en la orilla de la cama.

- ¿Sobre qué? – Pregunto sentándome a su lado.

- Sobre cualquier cosa – sonríe nostálgico - ¿Cómo van tus estudios?

- Muy bien, aunque ahora se verán un poco pausados por el largo viaje que tendremos de mañana en adelante – suspiro – pero sé que aprenderé mucho de ésta experiencia.

- De seguro que sí.

- ¿Y cómo va lo tuyo?

- Supongo que bien – dice con una expresión vacía en el rostro, me duele tanto verlo así.

- Kurapika yo… - Pero mis palabras fueron selladas por un dulce beso de su parte.

Mis manos viajan hacía sus mejillas, intensificando la unión de nuestros labios, mientras que las de él se posan sobre mis hombros, pero así como tan repentinamente me besó, se apartó, con la clara intención de salir de la habitación.

- Kurapika ¿a dónde vas? – Pregunto de inmediato, sosteniendo su brazo derecho.

- Tengo que irme… Si me quedo aquí… - Dice nerviosamente.

- ¿Si te quedas aquí qué? ¿Qué puede pasar? – Digo abrazándolo por la espalda, no quiero que se aparte de mi lado y menos ahora que lo tengo por fin tan cerca.

- Tú y yo… - Dice forcejeando sin resultado alguno.

- ¿Haremos el amor? – Susurro en su oído, sintiendo su cuerpo temblar - ¿Qué tiene de malo eso?

- Tiene mucho de malo – dice con tristeza – no quiero que sufras luego, fue una estupidez haber venido acá – dice volviendo a forcejear.

- Kurapika, no sabes lo feliz que estoy de estar nuevamente contigo – digo aspirando el aroma de su cabello, ese que me embriaga tanto.

- Leorio… - Dice en un susurro – yo también estoy feliz de verte, pero… - suspira - ¿sabes cuál es mi destino verdad?

- Lo sé más que nadie y por eso mismo quiero estar a tu lado, ayudarte y protegerte en lo que más pueda, quédate conmigo, por favor – digo suplicante, dándole un casto beso en la nuca, haciéndolo estremecer.

- En verdad ¿Quieres correr el riesgo?

- Por ti andaría hasta por el mismísimo infierno Kurapika.

- ¿No me estás mintiendo verdad?

- Nunca lo haría, depende de ti si quieres aceptar o no.

- Leorio – susurra girándose para quedar frente a frente conmigo – te amo – dice antes de volver a juntar sus labios con los míos, rodeando mi cuello con sus brazos.

- Y yo te amo y te deseo tanto – digo tomándolo de la cintura y llevándolo hacia la cama en donde lo acuesto con delicadeza, apreciando sus hermosos ojos que poco a poco se tornan de un precioso color escarlata.

Kurapika lleva sus manos hacia mi camisa, comenzando a desabotonarla, tocando con timidez mi pecho al tenerlo descubierto, causándome algo de gracia.

- ¿De qué te ríes? – Dice un poco molesto.

- De que hace unos momentos me pediste que me pusiera algo encima y ahora estás quitándomelo – digo acercando mi rostro al suyo, besándolo dulcemente mientras poco a poco voy quitándole la ropa, acariciando y besando la piel que ha quedado expuesta.

Al dejarlo completamente desnudo, me quito lo que queda de mi ropa, acomodando mi cuerpo entre las piernas de mi amado, disfrutando del roce de nuestros cuerpos, mientras nos fundimos en un apasionado beso, al tiempo que puedo sentir sus tímidas caricias recorrer mi cuerpo.

- Kurapika…

- ¿Sí?

- ¿Eres virgen?

- ¿A qué viene esa pregunta tan de repente? – Pregunta con sus ojos y su rostro completamente enrojecidos.

- Sólo es curiosidad – sonrío – no me importa mucho si lo eres o no.

- ¿Y qué si lo soy? – Pregunta avergonzado.

- En realidad no es necesario que me lo confirmes, con sólo verte y besarte me puedo dar cuenta de ello.

- ¿Entonces por qué preguntas cosas tan vergonzosas?

- Porque amo verte así – sonrío – quiero atesorar en mi mente cada expresión de tu rostro y también el precioso color de tus ojos escarlatas.

- Leorio… yo… yo no haría esto si no es contigo – sonríe – eso lo tengo claro desde que te conocí, aun cuando me parecías muy molesto y charlatán.

- ¿Estás nervioso?

- Sí… - Responde todavía más ruborizado.

- Seré cuidadoso – digo volviendo a posar mis labios sobre los suyos, entregándome por completo al deseo de poseerlo.

Mis manos y labios recorren cada parte de su cuerpo, dejando en el camino pequeñas marcas rojizas que se quedarán tatuadas por unos días sobre su piel, embriagándome completamente por su olor y los gemidos que salen de sus labios.

- Eres precioso – digo comenzando a lamer su miembro, sintiendo su cuerpo estremecerse ante aquel acto.

- Leo… ah…

- ¿Se siente bien? – Pregunto dándole otra lamida desde la base hasta la punta.

- Sí… - Dice moviendo ligeramente su cadera, pidiéndome más. Así que sin hacerlo esperar mucho lo introduzco por completo en mi boca, succionando todo de éste, sintiendo las manos de mi amante sobre mi cabeza, profundizando más la felación, hasta sentirlo correrse dentro de mi boca, saboreando cada gota de aquel líquido, dando una última lamida antes de volver a besar sus labios, los cuales me reciben deseosos de más.

- Te amo… - Susurro entre besos, tomando entre mis brazos a Kurapika, sentándome sobre la cama y apoyando mi espalda en la cabecera de ésta, acomodando a mi amado sobre mis piernas.

- Leorio… yo también quiero… hacerte sentir bien…

- Pero si ya me siento bien – digo lamiendo su mejilla derecha, al mismo tiempo que rozo mi miembro completamente erecto entre sus nalgas - ¿Puedes sentirlo?

- Pero no es justo, tú todavía…

- Eso quiero hacerlo en otra parte – digo besando su cuello, mientras comienzo a preparar su entrada con mis dedos, escuchando entre quejidos de dolor y de placer por parte de Kurapika, quién luego de un tiempo comenzó a mover sus caderas al ritmo de mis dedos, dándome a entender que ya está listo.

Lo tomo de las caderas y comienzo a entrar lentamente en su interior, sintiendo su cuerpo temblar por el dolor que de seguro ha de sentir, mientras él dirige sus labios a mi hombro, mordiéndolo fuertemente.

- Lo… siento… pero es que… duele… - Dice lamiendo la sangre que comienza a salir.

- Relájate, ya pronto pasará… - Digo acariciando sus cabellos, disfrutando de su estrechez al estar completamente dentro.

Entre caricias, besos y palabras de amor Kurapika comenzó a moverse lentamente, apoyando sus manos sobre mis hombros, manteniendo sus ojos cerrados.

- Kurapika… - jadeo, haciendo un movimiento para dejarlo nuevamente sobre la cama - abre los ojos… - Digo manteniendo las embestidas en un ritmo lento, lo que menos quiero es lastimarlo – quiero ver tus preciosos ojos – digo besando su frente.

- Leorio… - Susurra abriéndolos lentamente – más…

Sonrío haciendo caso a lo que me pide, acelerando la velocidad de las embestidas, jadeando entre besos hasta llegar al orgasmo, vaciándome en su interior, saliendo de éste y recostando mi cabeza sobre su sudoroso pecho, se siente tan cálido.

- ¿Estás bien? – Pregunto un poco preocupado al recuperar el aliento.

- Eso creo… - Sonríe – gracias…

- No tienes por qué agradecerme – digo apartando los cabellos de su frente – Te amo y esto hacen los amantes.

- Leorio ¿Sabes que no nos veremos durante un tiempo verdad? – Asiento – y que posiblemente yo…

- No digas eso, por favor – digo abrazándolo protectoramente, no quiero pensar ni siquiera en la posibilidad de perderlo, no lo permitiré.

- Pero es lo más probable…

- Kurapika, quédate conmigo por lo que queda de ésta noche, quiero despertar y verte aquí a mi lado.

- Lo haré – sonríe - te amo Leorio – dice acariciando mi espalda – ¿Estarás esperándome cuando el barco desembarque en el continente oscuro?

- ¿No deberías primero prometer que sobrevivirás?

- ¿Lo harás? – Pregunta abrazándome con más fuerza, como si no quisiera que me apartara de él.

- Sobrevive Kurapika – digo besando su mejilla y luego sus labios – y si necesitas algo llámame o búscame en la enfermería, no importa si estoy ocupado, siempre estaré ahí para ayudarte.

- Leorio… - susurra, viendo cómo unas lágrimas comienzan a escapar de sus ojos – sobreviviré, pase lo que pase, sobreviviré.

- Te esperaré Kurapika – digo abrazándolo con total cariño, lo protegeré, cueste lo que me cueste.

 

FIN


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