~Deidara pov.~
La verdad, jamás creí que aquello fuera tan duró. Ahora mismo, aquellas livianas gotas de agua no me importaban en lo más mínimo, mi vista azulada, a pesar de parecer concentrada en algún punto, simplemente estaba vacía, realmente no observaba nada. Solamente me dedicaba a estar en aquella posición algo ocilosa, con las rodillas flexionadas, apoyadas sobre la tierra mojada, obviamente producto de esa tormenta sobre mí.
Era acompañado por una sensación vacía, no sentía nada, mis manos temblaban ligeramente y mi respiración se perdía con el ruido de las gotas chocarndo contra mi pálida piel, ¿que era eso?, ¿un sueño?; Me preguntaba repetidas veces mientras unas ligeras lágrimas resbalaban por mis mejillas.
–[Una cruel realidad.]
ah, finalmente entre de nuevo en mi cuerpo. Y mis manos se posaron temblorosas sobre la mejilla fría de ese cadáver, lo mire con detenimiento, no había rastro de vida allí. Solo era un cuerpo inerte, sus ojos estaban ligeramente abiertos, pero en ellos no había vida, además; unos que otros mechones de color azabache caían por los lados, y justo uno...cubria su ojo. Ah, se veía tan lindo, incluso en esa situación, con sus características marcas sobre sus mejillas, y con esas tenues ojeras debajo de sus parpados...¿por qué eres tan malditamente lindo?, ¡Incluso en esta maldita situación!...
_–¡Itachi!...¡Despierta!, ¡No quiero!, ¡Intentemoslo!,... solo...no me dejes.–_
Le dije entre lágrimas, sabiendo que no respondería, sabiendo que ya no volvería,... sabiendo que ya lo perdí.
No lo aceptaba, ¿para que vendí mi orgullo?, ¿para que deje que este Uchiha se robara mi corazón?,...y sobre todo, ¡¿por qué demonios creyó en las palabras de el?!
Idiota, Deidara eres un idiota. Las palabras no tienen peso, las promesas que están hechas de estás tampoco lo tienen.
El te mintió, tu le creíste, y así terminó.
Con un cadáver a tus pies, y con un corazón roto por una falsa promesa. Todo por qué decidiste creer en un par de palabras vacías, unas que no tenían siquiera fundamentos, solo eran eso...unos simples vocablos...pero eres tan idiota que lo creíste, te dejaste llevar, te dejaste engañar y fuiste un completo estúpido, ¿por qué?, por qué pudiste evitarlo, por qué pudiste detenerlo. ¡Pero no!, eres tan jodidamente ingenuo que permaneciste en tu amada zona de confort y dejaste que te arrebataran lo más preciado que podías tener aparte de tu arte.
¡Te dejaste llevar por simples palabras!
....
"Te prometo volver, solo déjame terminar con esto, ¿Si?, Deidara."
–Mentiroso.
"Lejos de todos, intentemos formar de nuevo nuestras vidas."
–Mentiroso.
"Te amó."
–¡Mentiroso!
...
¡Solo jugabas conmigo!, ¡me dijiste que estarías a mi lado!, ¡dijiste que volverías!, ¡dijiste que me amabas!, ¡que jamás me harías daño!...
pero ahora, mi alma se parte, las lágrimas no puedo detenerlas, y permanezco aferrado a tu cadáver a pesar de las palabras de zetsu pidiendome que me aparte de ti. Pero no puedo, no quiero aceptar que ya no estás...
El mundo ante mis ojos ahora se esta volviendo gris, ya no veo el verde esmeralda de los árboles, la tierra ya no es marrón y aquellos tenues rayos de luz que se asoman entre las nubes, ya no son alegres. Todo estaba volviéndose opaco...y lentamente sentí como me quedaba sin lágrimas para derramar, aún así, me mantenía aferrado, apoyando mi mejilla contra tu pecho, como lo hacíamos siempre en las cálidas mañanas, dónde tú me despertabas por ese sutil capricho de jugar con mi cabello...
Ahora, ya no tenía a nadie, sasori también lo dejó, así que ni su "maestro", ni su amado estaban con el, ¿que quedaba?; un cuerpo vacío que ahora nuevamente, volvería a centrar todo en su arte...allí, amando esas explosiones que jamás podrían hacerle un daño tan profundo como el que sentía en estos momentos.
Finalmente, pasaron unas tres horás para que me separara de tu cuerpo. Realmente no puedo asumir toda la realidad, estoy absorto y simplemente puedo permanecer en mi habitación, abrazado a unos simples recuerdos de que alguna vez te cruzaste por mi vida.
Las lágrimas resbalaban por mis mejillas otra vez y me limito a qué estás den su recorrido natural, mientras cierro mis ojos, dejando que toda una avalancha de recuerdos inunde mi mente. Esos sutiles trazos de mi imaginación, de mi mente, me mantendrían vivo durante un tiempo, hasta que finalmente me cansé de todo...y dejé que mi vida se desvanezca al tiempo que recuerdo esa amable sonrisa que tenías, pronunciando esas palabras que solo te dije a ti...
–Te amo.