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El Sol De Jamir por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del fanfic:

Hola mis terrones de azucar, etto... Bueno aquí esta el otro fanfic, que les había dicho que estaba escribiendo... Quiero aclarar que este no esta relacionado con el otro fic "Una Papá Para Kiki" Es complementarte ajeno.

Este explorara como fue desarrollándose sus sentimientos al pasar de los tiempos, momentos, acciones, situaciones de todo, principalmente se iniciara centrándose en la adolescencia de ellos, pasando por lo de las doce casa, tocando un poco lo de poseidon, con lo de hadas y el dolor de los muros de los lamentos, el paso por Asgar y así hasta estar en un concepto como me gusta hacerlo después de esa tempestad, que vengan la calma. Podría hacer lo que me gusta que se revivan y eso, lo haré obvio pues el desarrollo entrara ene sa parte y el final pues también, se centrara en un ambiente así.

Pero quería aclarar este punto, espero que les guste y no decepcionarlos.

Ammu se va.

Notas del capitulo:

Buenos dias, tardes, noches mis terrons de azucar, por favor si gustan pueden leer otra de mis locuras. 

Jamir, un lugar muy hermoso, como peligroso, con personas que tenía ciertas características físicas diferentes, principalmente la falta de cejas y las tikas que adornaban en donde debían ir aquello que no existía en ellos.

La mayoría de las personas que tenían poderes telequineticos, siempre al servició de una Diosa Griega Atena.

Y el conocimiento de reparar armaduras solo por uno en esa época, el cual se encontraba en una torre a las orillas de un acantilado, del cual solo se accedía por un puente que de caer abajo, te esperaba una muerte siendo atravesado por rocas muy filosas.

Pero eso no era un impedimento, para un joven de no más de trece años de edad, de cabellos rubios, piel blanca, que demostraba en sus bellos ojos azul cielo, una determinación de cumplir su deber, mas antes de llegar los cerro, debía mantenerlos así.

Llegar ante esa gran edificación, no lo impresionaba mucho, tenía en su mente la imagen de un antiguo “Amigo” que debía ver, aunque su intención no era esa.

Para ambos jóvenes caballeros dorados de Atena, no era sorpresa darse cuenta de la presencia del otro, pues el cosmos se delataba, sin embargo el que habitaba esa torre trataba de ocultarlo un poco, pero le era difícil al momento de estar en su oficio de herrero.

-Así que es aquí, donde te escondes- La voz del recién llegado sonó inundando el lugar –Mu de Aries-.

-No me escondo aquí, solo mantengo a salvo el legado de mi maestro- Dijo esto un adolescente de cabellos lilas, lisos, largos y atados con una cinta a media espalda, tez blanca, podría ser un poco más clara que la piel del rubio, unos ojos verdes grandes que reflejaban una nostalgia, con sus distintivas tikas de color rosas oscuras.

-Sabes a que vengo ¿Verdad?- El chico camino hacia él, con ojos cerrados, podía identificar como atravesar el lugar, para quedar cerca del Lemuriano.

Suspira, levantándose de su lugar de trabajó, dejando aquellas herramientas celestiales sobre la mesa con cuidado –Has venido a matarme- Aclaro aquello sin ninguna preocupación.

Existía una regla en el santuario, que nadie sin excepción de ningún rango se debía cumplir, pues era cualquier desertor de la gran orden de los 88 caballeros de Atena, debía morir sin importar que.

Había pasado muchos años desde que el caballero de Aries, dejo el santuario. Mas mantenía su deber como herrero, para tratar de purificar de alguna forma el lugar.

Seis años pasaron desde la muerte el patriarca Shion a manos de quien estuviera ahora en el poder, alguien que poseía un cosmos maligno para unos, pero para otros también bondad y un grado de justicia.

-Así es- No se inmutaba, parecía que su rostro no mostraba ninguna expresión por tener que matar a un compañero de armas, que alguna vez fueron tan cercanos de niños, la amistad no significa nada, al cumplir lo que se te ordeno.

-Entiendo, tienes que hacerlo, al menos pude volver a verte Shaka de Virgo- Las palabras del joven, siendo sinceras, lo miro atento.

-¿No te opondrás?- Pregunto, con curiosidad, mas no la reflejaba en su rostro.

Niega con la cabeza –No, es lo que tienes que hacer- Se para delante de el –Puedes hacerlo- Le sostenía la mirada.

A pesar de mostrarse frio, distante, como poniendo una barrera entre ellos, tenía dudas de hacerlo, debía obedecer lo que se le ordeno, así lo hicieron cada uno de los dorados de aquella época, aunque doliera ese pesar. Pero su gentil y joven corazón no quera cavará con la vida de aquella persona de la cual había quedado prendado en la niñez, que habían disfrutado un sinfín de cosas.

Lo había extrañado todo este tiempo, no tuvo razones de él, después de aquellos acontecimientos y se fue sin más, sin despedirse, sin decirle el por qué, nada, solo abandono todo, incluso a él.

Se sentido devastado después de aquello, pero esa fue la razón de endurecer sus sentimientos y poner una coraza en su corazón, para que nadie entrara y volviera a lastimarlo.

Ahora lo tenía enfrente de él, quería peguntarle tantas cosas, saber sus razones, pero su orgullo se lo impediría, una parte de el mismo, quería solo cumplir su misión y largarse de allí, con el cargo de conciencia de haber matado a su ideal, pero su corazón le pedía a gritos que se detuviera, que no lo hiciera.

¿A quién le haría caso?

-No dudes, solo hazlo- Esa dulce sonrisa, ese hermoso rostro que parecía que el dolor no lo pudiera alcanzar, le pedía que lo hiciera.

Trago saliva, estaba decidido a atacarlo, tragarse sus sentimientos, y obedecer era lo único que le importaba hacer ahora, se lo repetía mentalmente para actuar.

Pero un pequeño ruidito, lo detuvo, levantando su rostro hacia arriba de donde provenía ese llanto.

-Creo que lo hemos despertado- Miro hacia las escalaremos, suspirando algo triste.

-¿Quién es?- Pregunto algo dudoso, no había sentido el cosmos de nadie más en esa torre.

-Acompáñame y lo sabrás- invito al recién llegado, el cual lo siguió escaleras arriba.

Era la primera vez que subía por esas escaleras, no la primera en ver la torre por eso no le impresiono mucho, pero nunca se había atrevido a entrar cuando conocía ese lugar hace tanto tiempo.

Se veía bien cuidada, todo ordenado, limpio esa era la naturaleza del joven pelilila que miraba de espaldas tan atentamente, se notaba delgado, se veía tan frágil con las ropas de civil que portaba, pudo divisar por un instante abajo la armadura de Aries aun guardada en aquella caja en donde siempre las trasportaban.

Este vestía la de Virgo, normal cumplía una misión importante, para el santuarito.

Al llegar a su destino, le extraño que llegaran hasta la habitación que sin duda se tratara la de Mu, pues había una cama en medio grande, algunos libros y una pequeña mesita, todo muy rustico, en un estilo minimalista y también diviso una pequeña cuna, parecía hecha a mano, era madera.

Aries se acercó ante este objeto, de donde provenía el llanto, su semblante cambio a un más dulce y cálido, una hermosa sonrisa se divisó en sus labios, tan puros y rosados.

Shaka, estaba mirando todo con atención, por una razón su corazón latía como loco, ¿Qué significaba que Mu en estos momentos estuviera levantando a un bebe?

-¿Qué pasa? ¿Tienes hambre?- Preguntaba a aquel ser tan pequeño y frágil.

Él bebe, que hace poco estaba llorando, al sentir el calor de ese muchacho, como lo acunaba en sus manos cerca de su pecho, le reconfortaba.

Entendió con esos gestos, que él bebe de seguro hubiera atenido un mal sueño, algo debió asustarlo, posiblemente los ruidos de abajo lo hicieron o ¿Quién sabe?

Debía tranquilizarlo, para que durmiera un poco más, era el tiempo de su siesta, así que arrullándolo lo mejor que pudo, para que descansará.

Lo miraba de una forma tan paternal, siendo muy joven con una responsabilidad enorme.

Aquel rubio, se quedaba al margen de la escena, le parecía increíble esa situación, ¿Un bebe? ¿Cómo? ¿Acaso era sueño? ¿Qué había estado haciendo estos seis años? ¿Acaso tenia a alguien más con él?

Cuando al fin pudo calmarlo y hacer que durmiera de nuevo, lo dejo en la cuna, contemplo un poco al bebe, suspiro algo triste, sabía que al morir el pequeño se quedaría solo, aunque tenía todo planeado de antemano, sabía que esto tendría que pasar tarde que temprano, le dolía dejar al niño con el que se había encariñado, sabía que hacer.

Beso sus dedos y deposito aquello en la frente del durmiente.

Levanto su mirada, camino hacia aquel joven de su misma edad –Perdón por la interrupción- Lo miro con el semblante amable que contenía, camino por un lado de él, para irse abajo  de nueva cuenta.

-Ese bebe… ¿Es tuyo?- Quería preguntar aquella duda lo asalto.

Se detiene en seco, dándole la espalda -No lo engendre, si es lo que preguntas- Se gira, dándole una dulce sonrisa –Pero si es mi hijo, pues lo he criado desde que lo encontré-.

-¿Qué edad tiene?- Mira de reojo la cuna.

-Poco más de un año- dijo sin más.

Es demasiado bueno, muy puro de corazón, un ángel que pertenecía a las filas de un ejército, tan prudente y cortes.

Era poco común en Virgo actual por un impulso, pero se dejaría llevar, por lo que sentía.

Frunciendo el ceño un poco, tomo con fuerza la muñeca derecha del Ariano, llevándolo escaleras abajo, sorprendiendo al adolescente, que se dejó llevar con los ojos verdes brillantes sorprendidos.

Tenía el cuidado, de no tropezar y caer sobre aquel rubio, que lo estaba guiando en su propia casa.

Al bajar, actuó rápido, lo aventó contra una pared, aquel joven sintió el impacto, no fue tan duro, solo un golpe recibió, había cerrado los ojos por esa acción, le sorprendió tanto al abrirlos, se topó con unas orbes azules tan hermosas que tenía tanto que no miraba y le cautivaban cada instante, la cercanía de Virgo le ponía nervioso, sus mejillas se sonrojaron, su corazón latía tan rápido.

Esas acciones las había vivido anteriormente, pues le era familiar, esos sentimientos, afloraban cada segundo así.

Por qué lo acorralo allí, sus manos estaban a cada lado e su cabeza, sus miradas estaban conectadas, los verdes con sorpresa, tratando de descifrar lo que aquellos azules imponentes querían trasmitir.

Jadeo un poco, su boca ligeramente abierta, quería articular alguna palabra, pero no se logró, pues los contrarios lo poseyeron.

¿Era un sueño? ¿Era una ilusión? O es que ¿Ya había muerto? ¿En qué momento había sido asesinado por Shaka? Para haber cumplido su deseo más oculto.

Pero no… Era verdad, podía sentir esa piel contra la suya, pues estaba tan cerca el cuerpo de Shaka al suyo y aquellas manos antes en su cabeza, lo rodeaban, tenía los ojos abiertos para intentar ver si todo era realidad.

Los ojos ajenos estaban cerrados, disfrutaban de ese primer beso de Aries, el cual rogaba que también fuera el del otro, y se entregó a esas sensaciones, dejándose llevar evadiendo el sentido de la vista.

Pronto sintió un tirón en su cabello, pero poco le importo.

El beso fue roto por el mismo quien lo inicio.

Al separarse, sintió como el cuerpo del contrario se alejó, el abrió sus ojos, estaba agitado, fue un beso profundo, que lo había dejado templar de pena un poco, sus mejillas rojísimas era un hermoso adorno a su blanca piel.

Vio a Shaka, que de nueva cuenta sus ojos cerrados, llevaba algo en su mano izquierda, que al darse cuenta, llevo su mano derecha hacia su nuca y sintió como algo le faltaba.

-¿Qué significa…?- Estaba algo atónito, paso tan rápido todo.

-Esto servirá de prueba, de que he cumplido mi misión- Dijo esto serio, dirigiéndose hacia la salida.

-Shaka…- un hilo de voz salió de su boca, estaba confundido.

-Sera mejo que ocultes de mejor manera tu cosmos, para que no te logren encontrar-

-¿Por qué?-

No hubo respuesta alguna a su interrogante, solamente se siguió alejando.

Corrió detrás de él, apenas salió de la torre, pero ya se había ido.

Estaba confundido, ese beso, esa actitud de Shaka, cortarle el cabello, para no matarlo…

Se llevó su mano a los labios, volviendo a sentir aquella dulce sensación que le provoco el rubio, el corazón volvió a latir con tanta fuerza, sus mejillas estaban muy calientes, no sabía qué hacer y mucho menos saber las acciones del rubio, lo confundía tanto.

 

Notas finales:

Hola terrones de azucar, espero que les halla gustado, y lo disfrutaran mucho. Me dejan sus comentarios y los leeremos en la siguiente. 


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