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Solamente para ti por Momoka Yuuki

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Notas del fanfic:

Este fic se me ocurrió al estar buscando entre todos los fic's del fandom y encontrar unos muy bien redactados he historias interesantes entre Minato y Naruto, en cuanto recuerde el o la ficker que los subío se los comparto (se me olvidó guardar el link :c)


En teoría quería escribir algo bien cochinote, pero estaba medio sensible esos días (mi amor no fue correpondido :v) así que me fui a lo sensible y un tanto amoroso.


En si el MinaNaru me gusta y tengo un borrador de hace un par de años realcionado con el omegaverse, espero y un día salga a la luz >:D


 

Notas del capitulo:

º Posibles falatas de ortografía y redacción.


º Los personajes son de Masashi Kishimoto, la historia es solo de mi autoría.

Solamente para ti


Dicen que entre más que te prohíben las cosas, más propenso eres a hacerlo. Que el placer y la satisfacción al culminar dicha actividad es uno de los grandes alicantes para seguir haciéndolo a pesar de saber que, entre más tiempo pasa, más peligroso se vuelve, pero más correcto lo notas.


Naruto aun recordaba con cierta tristeza el fallecimiento de su progenitora, todo cuando el tan solo tenía seis años de edad. A lo mejor en el momento no supo que era aquello de perder la vida, pero la larga ausencia de su madre al pasar de los días y el anímico estado de su padre fueron más que suficientes para que él también se contagiara de aquel sentimiento llamado tristeza.


Minato Namikaze se podría llamar ahora todo un padre soltero, que hizo y hace todo lo posible para sacar adelante al fruto de su amor y no derrumbarse por aquel sentimiento de abandono que dejo su amada esposa al marcharse por tan terrible enfermedad como lo era el cáncer de mama.


Han pasado ya diez años de aquel trágico suceso, pero gracias a sus padres fue que pudo levantarse de nuevo y dedicar ahora toda su atención a su único hijo.


— ¡Naruto! Es hora de levantarse — con una amable voz y entrando sin permiso a la habitación de su hijo, le quito las cobijas de encima luego de recorrer las cortinas y abrir la ventana — no te quejes, que esto es para que no te vayas sin desayunar.


— Pero tengo tanta pereza de ir a la escuela — se quejó, volteándose panza arriba y viendo el blanco techo — me dejas faltar, papi — pidió con voz melosa, esa que ocupaba cuando estaba muchísimo más chico y que casi siempre lograba lo que quería.


— No, tienes que ir porque si no vas, vas a tener que limpiar todo este chiquero — dijo tranquilo el rubio más grande, saliendo de la habitación.


Una boba sonrisa decoró los labios del más joven de la casa, que con ánimo se levantó de la cama para ir a tomar su ducha y bajar lo más pronto posible para desayunar con su amado padre.


Mientras tanto Minato, esperaba paciente a que su unigénito bajara, ya tenía todas las cosas listas para irse a trabajar, pero ya era una costumbre de al menos tomar el desayuno juntos.


Un suspiro acompañado de una sonrisa fue el gesto que compuso el mayor de los Namikaze al ver como Naruto bajaba las escaleras con el uniforme mal arreglado y con su cabello aun mojado.


— Aun tienes el pelo lleno de agua — dijo como si nada, empezando a tomar su desayuno — deberías arreglarte esa corbata, si no, ¿cómo vas a atraer a las chicas? — ahora fue coqueto y le guiño un ojo.


Naruto sintió como sus mejillas empezaban a ponerse calientes, así que para disimular le dio una fuerte mordida a su pan tostado, apartando la mirada de la atenta que le dedicaba su progenitor. A sus dieciséis años admitía que le gustaba su padre, no fue algo que aceptara de inmediato, todo se fue dando con el paso del tiempo y sin darse cuenta ya no veía a su amado progenitor como lo que era, lo veía como el hombre del que se había enamorado.


Minato, su padre, poseía unos afilados, pero expresivos ojos azules, tan parecidos a los suyos, al igual que un cabello rubio rebelde, aunque siempre pensó que a su padre se le veía mejor que a él. En estatura, ya estaba a menos de diez centímetros para alcanzarlo, pero sabía que al terminar la adolescencia podría estar igual o más alto. Eran tantas las cosas que Naruto sentía que jamás terminaría de decir que era todo aquello que le gustaba del mayor, a pesar de que dijeran que eran casi idénticos.


— Yo no quiero novia — refunfuño, acabando de masticar y tragar el pan, tomando un sorbo de su jugo de zanahoria y naranja — no ahora — aclaro, al ver la mirada de confusión en su progenitor “si tan solo supiera” fue lo que pensó.


— Yo a tu edad ya tenía novia — dijo con tono nostálgico Minato, sin percatarse del respingo del más chico — ella era la mujer más hermosa que jamás pude haber conocido — sonrió con ternura, signo de que ya todo el dolor se había transformado en bellos recuerdos — jamás imaginé que Kushina iba a aceptar a salir conmigo, un hombre muy afeminado, según sus palabras — y rio levemente, degustando su desayuno.


— No eres afeminado, papá — dijo quedito el más chico, pero siendo escuchado con claridad.


— Ja ja, claro que no — su risa era jovial, esa que trae recuerdos y añoranza — en esos tiempos tenía una complexión muy delgada y mi rostro tenía una apariencia más fina, si me hubiera puesto un vestido y una peluca sin necesidad de maquille era capaz de hacerme pasar por una chica — sonrió, recordando en como su difunta esposa le molestaba a través de apuestas que lo hiciera, sin lograrlo al ser más astuto que ella — obviamente tenía que quedarme en silencio.


Naruto acompaño la sonrisa de su padre. Era más que sabido que Minato había amado con todo su corazón a su madre, que además ella había sido el primer y por ahora su único amor y era aquello lo que lo detenía a siquiera insinuarle un poco lo mucho que lo amaba y no solo como su hijo.


— Afortunadamente no sacaste mi físico — agrego el mayor de los Namikaze, soltando una risa más escandalosa que dejo fascinado al más chico — es decir, no aquella complexión debilucha y además de que el rostro que posees es muy parecido al de tu madre — suspiró, mirándolo fijamente — sobre todo esa sonrisa — su tono fue tan grave y bajo que se dio cuenta de su error al ver como los colores se subían al rostro de su hijo.


— Je je solo tú eres capaz de decir que me parezco a mamá, todos dicen que soy tu vivo retrato — trató de desestimar Naruto, levantando los trastes de la mesa y empezando a fregarlos — aunque gracias a la todas la fotografías es que aun soy capaz de recordarla — aunque su padre no lo viera, sonrió, porque a pesar de todo amó a su madre y le dolió la perdida, pero más le dolió ver a su padre sufrir por ella, lo que le dijo que su mamá realmente fue alguien muy importante para el ahora objeto de su amor — pero dejando los temas tristes a un lado ¿hoy te toca dar asesorías?


— Si — dijo un poco desanimado, acomodando los bentos — pero deje comida preparada, ya nada más las sacas del refrigerador y la calientas, no te olvides de hacer todos tus deberes y espero ahora si ver todo ese desastre de tu habitación en orden, ¿escuchó muchachito? — decía en tono paternal, oyendo solo una exclamación forzosa — no te olvides de tu almuerzo, ya me tengo que ir, te quiero hijo.


— Yo también te quiero, papá — dijo Naruto, sintiendo como su corazón bombeaba con más fuerza y como un agradable vacío se sentía en su estómago, acciones que lo hicieron sonreír ampliamente y más al ver como su amado padre le devolvía el gesto.


*.*.*.*.*.*


— Buenos días, profesor Namikaze — con un tono sensual y un guiño de ojo coqueto, Mei Terumi, una colega y profesora especializada en geología saludó, deslizando una de sus bien limadas y largas uñas por el hombro del varón.


— Hola Terumi — sonrió apenas, alejándose sutilmente de la mujer y dedicándose a saludar a sus demás compañeros, sintiendo a pesar de todo como la mujer no le quitaba los ojos de encima.


— Hola profesor Minato — con un tono relajado, Kakashi saludó a quien anteriormente fue uno de sus más grandes profesores — ¿listo para las asesorías antes de los exámenes?


— Es lo mismo para cada fin de curso — suspiro, tomando asiento en uno de los escritorios de la sala de maestros — lo bueno es que Naruto ya no depende tanto de mí.


— ¿Es por eso que hoy llegaste una hora más temprano de lo usual? — preguntó Kakashi, mirando como su ahora colega sacaba algunos libros de historia mundial y su tableta electrónica — bien, creo que es para preparar tu clase.


— Planeaba hacerlo en casa, pero no soy capaz de concentrarme — rio avergonzado.


— Como si aquí fuera posible — dijo irónico el peli-plateado, mirando a su alrededor el como los demás profesores al parecer se ponían al día.


Minato solo le dedico una pequeña sonrisa, volviendo su atención a los libros ya abiertos que tenía enfrente, esperando que su compañero y su anteriormente mejor alumno se marchara, no es que le molestara la compañía de Hatake, solo era que necesitaba un poco de tiempo a solas.


Era verdad que ahí, en la sala de maestros era imposible concentrarse y más antes de que sonara el timbre de ingreso a clase, pero necesitaba sacar aquellos pensamientos de su cabeza de manera urgente. Esa imagen de su hijo con sonrisa deslumbrante y con el cabello mojado lo disloco en parte y volvió a tener aquellos pensamientos, que él, un padre soltero no debería tener hacia su único hijo.


Era verdad que había amado con toda su alma a su mujer, aquella de largos cabellos color fuego, de mirada atrevida y soñadora, de fuerte carácter y determinación y de una amable y encantadora sonrisa. Tanto había sido el amor que sintió por ella que estuvo a punto de abandonarse y dejarse llevar para sentir que iba a ir a su lado, pero el pequeño fruto de su amor, aquella frágil criatura ¿quién iba a estar para él? Fue por eso que tragándose sus lágrimas y todos sus sentimientos fue que decidió quedarse con él, con el hijo de ambos.


Fue doloroso en un principio, porque su retoño le recordaba a ella, no era por el parecido físico a primera vista, porque le daba gracia ver su mini copia, eran aquellas expresiones que componía el menor, empezando por esa amplia sonrisa, libre de malicia y tan honesta, misma que obligaban a sus ojos a seguirla y jamás apartar su vista. Pero gracias a sus padres fue que empezó a entender que el dolor se podía transformar en un bello sentimiento de recuerdo y añoranza y también que gracias a todo lo vivido tenía a su hijo a su lado.


Minato ama a su hijo, es su todo, su mundo y sabía que, si llegaba a perder a su hijo, él terminaría por fin derrumbándose. Todo iba bien hasta ahí, él como buen padre procuraba por el bienestar de su pequeño, lo apoyaba en todo, compartían experiencias y le trataba de enseñar sobre la vida, pero no está muy seguro de cuando fue que empezó a verlo de otra manera.


— A pesar de ser geóloga, la historia nunca ha sido de mis materias favoritas — dijo Mei, tomando asiento frente al escritorio de Minato y sacándolo de sus pensamientos — al parecer pensamos igual, en llegar temprano a preparar nuestras clases — le miro coqueta, queriendo provocar al hombre.


— Parece ser que sí — contesto seco, no es que le cayera mal la mujer, al contrario, su largo cabello color castaño y esos ojos color verde bosque eran más que suficiente para llamar su atención, además de que ella era aún soltera y era más que evidente que gustaba de él, pero no estaba listo aun para salir con una mujer.


“Pero si con un hombre ¿no?” pensó, recriminándose por ello, porque no solo se trataba de un hombre, se trataba de su hijo y que este además era menor de edad.


— No quiero quitarte tanto de tu tiempo — sopló su largo flequillo, mirando fijamente al hombre frente a él — quería ver si estabas libre el viernes por la noche, todos vamos a celebrar el fin de curso y pues me dejaron la tarea de invitarte — reposo su brazo sobre la superficie del escritorio para después posar su mejilla sobre su mano, esperando expectante una respuesta.


— ¡Claro! — esta vez sonó un poco más animado — el viernes terminando la jornada, ya después me dicen donde es — pudo ver como los ojos de la dama destellaban emocionados, pensando en que esta sería una perfecta ocasión para darse una oportunidad.


— Es perfecto — Terumi se levantó animada, juntando ambas palmas — le dejo trabajar profesor Namikaze y nos vemos al rato — y con un andar provocativo de caderas se marchó.


*.*.*.*.*.*


Se sabía uno de los chicos más apuestos del colegio, no porque le gustara alardear de ello, pero las constantes declaraciones de las chicas le hacían pensar que al menos ya estaba a la par de popularidad que su mejor amigo Uchiha Sasuke.


— Si ella se me hubiera declarado unos años atrás, es más que seguro que hubiese aceptado — dijo Naruto, comiendo con tranquilidad su almuerzo, sabiendo que su gran amigo lo escuchaba.


— Y el día en que acepte salir con ella después de tanta insistencia, resulta que solo duramos dos meses — rio sutilmente Sasuke, mirando el amplio cielo.


— Pero eso no quita que Sakura sea una de las chicas más bonitas — complemento el rubio, acompañando a su amigo en la acción de mirar el cielo, sin evitar pensar que el color del cielo era igual a los ojos de su padre.


— … — apenas dejó escapar un sonido, ganándose un golpe amistoso en el hombro — solo hay veces en que me pregunto es qué cuando dejaste de ser el enclenque que eras antes.


— ¡Oye! Yo siempre he sido más guapo que tú — le miró fijamente, admitiendo siempre en sus adentros que le gustaban los ojos color carbón de su amigo — solo que ahora solo soy lo doblemente genial.


— Como digas usurotankachi — terminó de comer, sonriéndole levemente a su mejor amigo — solo que, si tan genial dices ser, ¿por qué no te he visto con ninguna novia? Sabes que le gustas a Hinata.


— Ella es linda, pero no es mi tipo — dijo despreocupado — además ya tengo a alguien que ha robado mi corazón — formó una boba sonrisa, que para ojos de Uchiha era un poco sorprendente.


— ¿Y me vas a decir quién es la persona afortunada? — no era muy adepto a preguntar, pero esa expresión en el rostro del rubio era más que suficiente para despertar su curiosidad.


— Es un secreto — sonrió ampliamente, esa sonrisa que guardaba algo complemente prohibido y secreto — pero ya sabes, como mi mejor amigo, cuando llegue el momento lo sabrás, teme.


— Eres un dobe — soltando un suspiro y poniéndose de pie contestó Sasuke — deberíamos ponernos en marcha, que no hemos terminado el proyecto gracias a cierta persona de cabellos rubios.


— No es mi culpa que no haya ido luz el sábado cuando planeaba hacerlo — se quejó Namikaze, torciendo los labios y siguiendo al moreno — además es de extrañar que tampoco hayas concluido tu parte.


— Eso no importa Naruto, ahora muévete más rápido y vamos a hacerlo — demandó autoritario.


Naruto lo siguió, con las manos en la cabeza y con su característica sonrisa, siempre caminando un paso detrás de Sasuke. Si su compañero y amigo supiera realmente quien era la persona que se había ganado el afecto de su amor ¿le seguiría hablando como siempre? Esperaba que sí, porque sería una lástima perder una agradable amistad de años solo porque Uchiha no sepa comprenderlo.


Una risilla apenas perceptible escapo de sus labios, y era al recordar específicamente las actividades que estuvo haciendo el día sábado. De que se había ido la luz había sido verdad y todo porque unos niños del vecindario lanzaron un petardo cerca del poste de luz, cosa que ocasiono el apagón, pero dejando eso de lado, lo que vio fue motivo suficiente para saturar su cabeza y que las imágenes se reprodujeran una por una.


Había terminado su quehacer, al menos el que le había encargado su padre en hacer. Ahora era el momento de hacer la tarea y esperar paciente a que llegara para darle la bienvenida y comer juntos, así como ya era la rutina. Pero tanto se había concentrado en la investigación que le habían dejado en el colegio que solo se percató de la hora hasta que la computadora se apagó.


Confundido y también con el ceño fruncido por no haberle dado guardar a sus archivos salió de la habitación para ver qué era lo que estaba pasando, no sin antes prender y apagar varios interruptores que confirmaran lo que sospechaba.


Mientras caminaba no pudo evitar ir a la habitación de su padre ya que le gustaba estar ahí, más que nada porque la habitación siempre está impregnada de la fragancia de Minato, además de que hablaba mucho de cómo es su padre personalmente, solo que al ver la puerta entreabierta fue que sigiloso se acercó.


Sus ojos se abrieron completamente y llevándose ambas manos a la boca para acallar cualquier exclamación, se acercó para ver aún mejor lo que su padre estaba haciendo en la “privacidad” de su habitación.


Minato se encontraba de perfil a la puerta, mirando más específicamente el espejo frente a él. Sus pantalones se encontraban hasta debajo de sus piernas y la camisa que siempre portaba limpia y bien planchada se encontraba abierta de par en par mostrando su bien formado pecho y abdomen. Y aquella mano que de vez en cuando alborotaba los rebeldes cabellos amarillos de su retoño estaba con un ritmo frenético dándole alivio a la erección que había entre sus piernas, mientras que con la otra mano se apoyaba en el tocador.


La pesada respiración, los quedos gruñidos y aquel frenético bombeo sobre su intimidad, eran más que suficientes para que la mente adolecente de Naruto colapsara y que el calor empezará a acumularse entre sus piernas.


Si el joven Namikaze admitía que su padre era la persona más apuesta sobre la faz de la tierra, ahora para sus ojos era todo un dios rencarnado. Escuchar aquellos eróticos sonidos, ver aquellos movimientos sensuales que ejercía su progenitor sobre aquel grande e hinchado miembro y como era acompañado por un sutil movimiento de caderas, fueron más que suficientes para elevar la temperatura de su cuerpo y que se relamiera los labios al imaginarse en una situación en donde era su boca la que buscaba el alivio para el mayor.


Cuando un gruñido más grave se escuchó y al ver como aquella sustancia blanquecina salía disparada hacia el espejo, fue que a pesar de no haberse tocado más que sutilmente sobre la ropa, Naruto decidió emprender huida antes de que Minato se enterara de que alguien como su hijo estaba lo “asquerosamente” enfermo por desear a su padre.


Y a pesar de los adjetivos calificativos que usa para referirse a los sentimientos que tiene hacia su progenitor no se lamenta de ello y es por eso que en parte le preocupa y le entristece, porque sabe que algún día su amado padre encontraría a la mujer que le haría terminar el luto por su amada esposa y que él, como ya casi un adulto y ahora adolecente va a ser dejado de lado y apoyado para ser una persona más en la sociedad.


— ¿Te encuentras bien, Naruto? — aunque siempre se mostraba indiferente para el rubio era más que obvio que le preocupaba a Uchiha — te has quedado con la mirada perdida un buen rato.


— Lo siento, no es nada, mejor hay que continuar — rio nerviosamente, rascándose la mejilla y volviendo a prestar atención a la actividad escolar.


Con una última mirada llena de curiosidad, Sasuke volvió también su atención al dichoso proyecto.


*.*.*.*.*.*


La semana se pasó en un abrir y cerrar de ojos, siendo ya por fin viernes y que al ser también ya los últimos días del ciclo escolar las tareas para el fin de semana eran casi nulas. Con una sonrisa y planeando un maratón de película, Naruto se despidió animosamente de su azabache amigo y caminando rumbo a su casa seguía planeando como crear una excelente velada con su padre.


— ¡Estoy en casa! — gritó con entusiasmo el menor, quitándose los zapatos y botando la mochila en la entrada, caminando alegre hacia la cocina, sabiendo que como cada viernes su padre estaba en la cocina preparando la comida.


— Bienvenido, hijo — mostró una tranquila sonrisa, viéndolo de reojo para seguir sus actividades — el día de hoy estoy preparando ramen.


— ¡Genial! — ahora la efusividad era mayor — soy la persona más afortunada del mundo, tu ramen es el mejor.


Minato le regreso la sonrisa, pero con menor entusiasmo, no es que no fuera feliz ante aquellos deliberados y honestos gestos de su vástago, al contrario, él era capaz de lo que fuera para mantener aquella sonrisa en aquel bronceado y juvenil rostro, lo que le evitaba mostrar más su entusiasmo era su sentir, aquel que no era correcto y que además algo parecido a la culpa le envolvía al recordar el evento social con sus compañeros de trabajo.


— Gracias hijo, pero solamente es ramen, preparado con mucho cariño — dijo condescendiente, volviendo a sus tareas para concluirlas.


— Eso no quita que es el mejor que he probado — recalco el menor de los rubios — aunque ya lo sabemos, quería que me ayudaras a decidir el género de la película que vamos a ver primero — sonrió entusiasmado, acercándose al fregadero para lavarse las manos y empezar a ayudar a Minato.


— Lo siento hijo, pero esta noche no va a haber películas — soltó un suspiro, detenido el picar de las verduras y viendo los ojos desilusionados del menor — esta noche al ser fin de curso en la universidad mis compañeros lo quieren festejar y pues no me negué a la invitación.


Naruto usó toda su fuerza de voluntad para retener el puchero que quería formar sus labios y también el berrinche que quería hacer al sentir que la persona que tanto amaba prefería a sus compañeros de trabajo que pasar la noche con él, así que tratando de componer su expresión más calmada trató de apoyarlo.


— Creo que está bien que te vayas a divertir papá — a pesar de lo difícil que le costó soltar aquella oración, también era verdad que eso es lo que Naruto buscaba para su padre — no todo es trabajo, además ya estoy lo suficientemente grande para que puedas pasar una noche solo en la calle — rio, pero una risa vacía al reparar en lo que dijo e imaginar a “x” persona a lado de su amado.


— Me alegra que lo entiendas, cariño — sonrió apenas, sintiendo un poco de desilusión al ver que su hijo no le retenía, al contrario, le apoyaba y eso en vez de alegrarle le llenaba de una inexplicable incertidumbre — pero no necesito pasarme toda noche afuera, solo vamos a festejar por los buenos resultados del semestre.


Naruto asintió en silencio, apoyándolo al darle unas palmaditas en la espalda, no queriendo que algún gesto negativo se reflejara en su rostro, concentrándose mejor en la preparación de su amado platillo. Solo que se le hacía en demasía raro que su padre asistiera a esos eventos, negándose siempre y usándolo a él como excusa para no ir “A lo mejor ya encontró a alguien capaz de captar su interés” pensó, sintiendo un sabor amargo en la garganta, tratando mejor de ser más optimista al decidir que su padre iba solo para salir de la rutina.


La noche llegó demasiado rápido para el gusto de ambos. Minato sabía que en cualquier momento podía cancelar su asistencia, pero también sabía que iba a ser mal visto que fuera a la mera hora y más al confirmarle en la salida a Mei que ahí estaría pasara lo que pasara.


Un suspiro más parecido a un bufido escapó de sus labios, su plan de ir a seducir a la mujer de largo cabello castaño y mirada seductora al parecer no iba a funcionar, porque por más que lo intenta es incapaz de sacarse de la cabeza aquella imagen de su hijo.


— Papá te ves muy bien —dijo Naruto, ingresando al cuarto de su progenitor y sacándolo de sus pensamientos — con esas ropas vas a conquistar a cualquier dama — dijo coqueto, guiñándole un ojo y sin dejar de verlo de arriba abajo.


El mayor de los Namikaze se sintió poderoso y excitado en partes iguales y más al notar como la mirada de su hijo se oscurecía ante el escrutinio de su persona — sabes que no necesito de elegantes ropas para atraer la atención de las damas, soy todo un galán — empleo un tono bajo y grave, formando una sonrisa seductora, misma que se amplió al ver el sutil sonrojo en el menor.


— Ahora entiendo porque soy un imán para las chicas — trató de bromear Naruto, ignorando las sensaciones que provocaba Minato en su cuerpo con solo su presencia y del como la mirada contraria se endurecía por lo dicho.


— Sabía que mi muchacho iba a heredar la popularidad de sus padres, pero ¿será que ya al fin tienes novia? — a pesar de que quería hacerlo pasar como un juego, su voz sonó seria y demandante.


—  No, no, claro que no — se sintió con la imperiosa necesidad de aclararlo, no quería que la persona que amaba con todo su ser pensará lo contrario — solo que últimamente las chicas se me han estado declarando — sonrió nervioso, rascándose la mejilla.


Relajando su postura se acercó a su hijo, quedando a escasos centímetros de distancia, mirándolo fijamente a los ojos y dedicándole el poco del amor de padre que aún conservaba y tenía que conservar — me harías el hombre más feliz de la tierra el día en que encuentres a esa persona especial que haga vibrar tu corazón, aquella que encienda esa llama de felicidad y lo más importante, sea tu complemento de vida — susurró despacio, recargando  su frente en la de su hijo, sonriendo y cerrando los ojos al imaginar dicho escenario, aunque agradecía que Naruto no pudiera visualizarlo, sin imaginar que ambos estaban pensando lo mismo, una vida juntos, no como padre e hijo, sino como pareja.


— Creo que ya es hora de que te marches — con lentitud el menor se separó, dándole un empujón en el pecho y mirándolo fijamente — también espero lo mismo para ti, papá.


Minato asintió, regresando a la realidad al escuchar el “papá” salir de los labios de su hijo, revolviéndole los cabellos y mostrando el entusiasmo que siempre trataba de mantener desde que se dio cuenta de su cruda verdad.


— Cualquier cosa o emergencia, no dudes en llamarme, además sabes que todos los números están en la puerta del refrigerador — señaló y recordó el hombre, viendo la cara enfurruñada del menor — no creo demorar demasiado, por eso no es necesario que me esperes despierto, ya el próximo fin de semana compenso está noche de películas.


— Está bien — gruñó quedito, cruzado de brazos y viendo como su padre alistaba las últimas cosas para su salida — espero que te diviertas — suavizando su voz y acercándose al mayor le dio un beso en la mejilla, sonriendo gustoso al ver la cara estupefacta de Minato.


Minato salió aun un poco sorprendido por el gesto de su hijo, pero más que nada enternecido por ello, porque desde que su Naruto terminó la educación básica había dejado de lado las muestras de afecto entre ambos, aunque ese beso en su mejilla lo sintió cálido y diferente a como antaño.


Sin querer pensar más en ello y con eso hacerse falsas ilusiones se dirigió a aquel bar en donde se iba a encontrar con sus colegas.


Y ante todo pronóstico, Minato se estaba divirtiendo y relajando con esa salida y a lo mejor eso era lo que necesitaba realmente para desviar sus pensamientos a algo más “normal” y cotidiano.


— Veo que ya estás más animado, maestro — dijo Kakashi acercándose con otra jarra de cerveza en mano y tomando asiento a lado del rubio.


— Es que es la primera vez que dejo a mi hijo solo después de tanto tiempo, además solía quedarse con mis padres — contestó más que tranquilo, se sentía relajado y siempre con la compañía de su anterior alumno podía sentir confianza.


— La profesora Terumi no te ha quitado los ojos de encima, creo que no encuentra manera de como acercarse a usted — comentó casual Kakashi, viendo como el rubio volteaba en dirección y le dedicaba una sonrisa.


— Es una mujer hermosa, su cabello largo me recuerda un poco al de Kushina — dijo Namikaze, dándole un sorbo a su jarra de cerveza — en sí vine a ver si me daba una oportunidad con ella, es evidente que le gusto — confesó un poco avergonzado, pero tenía que confesar un poco de sus penas y nadie mejor que el joven junto a él.


— No veo que está mal en ello, usted es viudo y ella aún soltera, creo que podrían complementarse bien — dio su punto de vista, el como también amigo de Minato buscaba que fuera feliz.


Con una postura y mirada decidida, Minato con su cerveza en mano se encamino en donde estaba la mujer hablando amenamente con sus demás colegas femeninas del trabajo.


*.*.*.*.*.*


Naruto miró la hora en la pantalla de su móvil, viendo que apenas era la media noche y que su padre no llegaba.


Se encontraba en su habitación, esperando escuchar la puerta que anunciaba la llegada de su progenitor, ya que como este le dijo que no le esperara despierto, al menos qué pensará que había acatado sus órdenes.


Además de que el hecho de que Minato aún no llegara le causaba cierta inquietud de quienes eran las personas que iba a ir a dichosa reunión y también cuales fueron las verdaderas intenciones del porque había aceptado, ya que su padre iba mucho mejor vestido que otros días.


Se volvió a entretener en su móvil cuando escuchó como la puerta de entrada era azotada con demasiada fuerza, saliendo de su habitación con precaución y dirigiéndose a la sala, al ser esta la que se encontraba iluminada.


El estado de embriaguez en Minato era más que notorio y Naruto agradeció el que su padre no se haya llevado el automóvil. Los movimientos del hombre mayor eran un poco torpes, pero cuidadosos, dando entender que solo estaba un poco mareado, pero aun consiente de lo que hacía y más al ver en dirección a su hijo y que en vez de formar una amplia sonrisa le miraba con cierta tristeza y culpa.


— ¿Por qué esa cara papá? — se acercó preocupado el menor, sosteniendo a su progenitor y llevándolo al sofá, viendo como solo bajaba la mirada y yendo mejor por lo mientras por un vaso con agua — toma, no queremos que mañana amanezcas con una gran resaca — le extendió también unas pastillas.


— No estoy ebrio, solo un poco mareado, no las necesito — musito quedito, rechazando lo que su hijo le ofrecía — ve a dormir Naruto, necesito pensar algunas cosas.


El aura que desprendía Minato era de absoluta tristeza, misma que convenció a Naruto a no separarse de su padre, porque se veía tan solo y confundido.


— No papá, no estás bien — y sentándose a su lado lo envolvió en un abrazo, sintiendo solamente como el mayor recargaba su frente en su hombro y temblaba ligeramente — ¿extrañas a mamá? — apenas musitó, ese era de los temas que poco les gustaba tocar, pero aquella desolación en el mayor le recordó aquellos días.


Una risita fue lo que brotó de los labios de Namikaze, siendo casi imperceptible, pero misma que escucho el más joven al tenerlo junto a él.


— A ella la extraño cada instante de mi vida — confesó con un gimoteo, apretándose más contra el cuerpo de su retoño — desde que ella se fue todo se ha vuelto confuso, tan difícil y tan extraño — las lágrimas empezaron a deslizarse sobre sus mejillas — hoy trate de salir con una mujer, una mujer hermosa pero no funcionó — gruño con frustración — porque simplemente no me puedo sacar estos pensamientos y sentimientos de encima.


Se separó, viendo fijamente a su menor, notando como la sorpresa y la desilusión se apoderaban de su mirada, así como la compasión ante lo que trataba de entender.


— No debe ser fácil olvidar al que consideraste el amor de tu vida — susurró el menor, sin apartar su azul mirada del contrario a pesar de que aquella confesión le quemaba el alma, matando poco a poco y directamente todas sus ilusiones amatorias con él, su padre — una persona única que lleno cada parte de ti, por eso no debes angustiarte, a lo mejor aquella mujer no es lo que quieres realmente, pero vas a encontrar a aquella que haga latir tu corazón de nuevo y mamá va a ser un lindo y hermoso recuerdo en nuestras vidas.


— ¡No se trata de eso! — alzó un poco la voz, frustrado y endureciendo la mirada — a Kushina la amé con todo mi ser, me dolió su partida y me sentí desfallecer, pero ella me dejó algo hermoso e invaluable, alguien que me hizo más fuerte y ver la vida nuevamente llena de luz — sus ojos a pesar de que seguían saliendo una que otra lágrima se iluminaron, acariciando con el dorso de la mano la mejilla de Naruto — esta persona que empecé a amar, más allá del amor de un padre a un hijo, aquel sentimiento que jamás creí volvía sentir ahora lo tengo hacia la persona más hermosa y que más quiero en mi vida — soltando un suspiro entrecortado junto sus labios con los de su hijo, sin poder contener más aquello que le quemaba por dentro.


Estar sorprendido o en demasía sorprendido, Naruto creía que eso era poco. Sus ojos estaban abiertos complemente, sus mejillas se habían puesto completamente rojas y aquella presión sobre sus labios era la sensación más divina jamás conocida. Su mente se había casi puesto en blanco, salvo por aquella vocecita que le decía y gritaba entusiasmada que al fin lo que más quería en la vida se hacía realidad. A punto de empezar a mover sus labios y corresponder aquel gesto fue que vio como su padre se alejaba rápidamente de él.


— Lo, lo siento mucho — avergonzado hasta más no poder y nervioso por lo ocurrido Minato empezó a balbucear disculpas, mismas que fueron retenidas al querer el levantarse y mantener una mayor distancia con su hijo y que este lo retuviera al este levantarse y tomarlo de los hombros.


— No te disculpes, yo también quería esto — dijo Naruto, con un tono de voz grave e inclinándose para posar ahora él sus labios con los contarios, iniciando un movimiento bucal que fue imitado casi enseguida.


El mayor de los Namikaze no supo si era a causa del alcohol o si era aquella liberación de al fin haber declarado sus sentimientos, a lo mejor de la peor manera, pero aquel beso que ahora inicio su hijo y que parecía querer dominarlo le encendió en demasía y olvidando por ese momento todas las normas sociales y todos sus miedos y preocupaciones, ahora fue él quien con una actitud más demandante dominó el ritmo del beso y empujo al menor para que quedara recostado en el sofá posicionándose sobre él.


Mirándose a los ojos y con la respiración acelerada al terminar el contacto, ambos expresaron lo que por tanto tiempo habían estado ocultando sus corazones, siendo Minato quien acariciara con infinita ternura la mejilla del más chico, acomodándose de mejor forma sobre él.


— Te amo tanto Naruto — susurró, viendo como este soltaba un suspiro — me sentía tan enfermo en pensar tan siquiera en la forma en lo que lo estoy haciendo ahora, pero ya no me siento capaz de contener este fuego que siento por ti, aquello que sé … — se interrumpió, haciéndolo vacilar de nueva cuenta y que empezara de nueva cuenta a alejarse.


— A aquello que a pesar de que mamá no está, no debe ser — complemento Naruto, agarrando las manos de su padre y sentándose para quedar ambos viéndose de frente — yo también te amo y no solo como mi padre — confesó, sin desviar la mirada — pensé que me aborrecerías con tan solo saberlo, pero ¿sabes? Mamá ya no está, y a pesar de que a lo mejor no le hubiera hecho feliz esto, sé que lo importante es lo que nosotros queremos — y acercándose de nueva cuenta, capturo los labios de su progenitor.


El palpitante latir de su corazón, así como las emociones que estaban a flor de piel lo llevaron a corresponder el gesto, volviéndose a inclinar sobre él y llevando ahora sus manos debajo de aquella camisa para dormir, deleitándose con el calor de la piel de su retoño.


Naruto por su parte se sentía en el cielo, más por aquellos labios que una vez que abandonaron su boca se dirigieron directamente a su cuello e iban descendiendo. Suspiros escapaban de su ser y cerró los ojos para sentir con mayor profundidad aquellas nuevas sensaciones, porque no importaba si fue el alcohol lo que llevo a su padre a decir las palabras más bonitas que va a escuchar, pero no podía negar que las mismas le llenaron el alma de regocijo. Un gemido broto de su garganta al sentir como Minato mordía uno de sus pezones sobre la ropa.


Todo parecía un sueño, uno del que no quería despertar, pero del mismo que sabía que era más que real. Minato no estaba seguro de cuando fue que sus ojos dejaron de ver a aquel revoltoso niño de esa manera, el de un niño del cual tenía que empezar a guiar sus pasos y esperar a que creciera y formara su vida y le llenara de alegría con sus nietos, convirtiéndolo en el abuelo más feliz del planeta.


— Eres todo un chico apuesto, obligándome siempre de desviar mi mirada de ti — susurró el mayor, irguiéndose por completo y viéndole directo a los ojos mientras le quitaba la camisa — aunque nunca pude hacerlo, porque siempre te he amado.


— Yo también te amo — la emoción era tanta que las lágrimas se deslizaron facialmente — y tampoco sé que en qué momento deje de verte como un padre.


Sus labios volvieron a juntarse y aquellas ilusiones que se había hecho al resignarse a lo moralmente correcto se desvanecieron completamente de la mente del adulto, dejando salir toda esa pasión que llevaba acumulando por años, porque a lo mejor Minato no sabía cuál fue el momento de todo lo que llevaba de vida en que el amor que sentía por su hijo se transformó, pero algo que recordaría en todo lo que le restara de vida sería la vez que se sintió tan lleno y completo después de tanto tiempo.


— Te amo tanto Naruto — jadeo en medio de los embates que le daba al menor, oyendo gustoso los gemidos que provocaban sus movimientos — me has hecho el hombre más feliz del planeta.


— Yo lo soy aún más — gimoteo envuelto en el placer y en el embotellamiento de emociones, sonriendo enternecido cuando el mayor volvió más lentos los movimientos y tocaba de nueva cuenta su cuerpo con infinita adoración — siempre, desde siempre te he amado Minato Namikaze.


Y aquella fantasía por la que siempre soñó en la cual pensó que jamás se iba a cumplir y que aquel amor que también pensó se quedaría escondido en su corazón por el resto de sus días, se hizo realidad. Naruto no cabía de la emoción, de al fin ver su amor correspondido de la misma manera y con más pasión y deseo de lo que llegó a imaginar. Poniéndose ahora como meta cuidarlo y conservarlo por toda la eternidad, porque este día lo podía considerar como el inicio de su mayor anhelo y de aquel amor que siempre tuvo y creció hasta al fin desbordar.


Con un último beso que les quito el aliento a ambos culminaron el inicio de la entrega de ese peligroso amor.


*.*.*.*.*.*


A lo mejor el entusiasmo que mostraban los dos era más que evidente, porque las preguntas que ambos Namikaze recibían eran similares y aunque jamás en todo su alrededor y círculos sociales les vieron alguna pretendiente, era más que obvio que los rubios habían conseguido pareja y estas los hacían más que felices.


Había transcurrido más de medio año desde que habían empezado su relación, una relación a escondidas de los ojos curiosos y bajo la protección de las cuatro paredes de su casa, en donde ambos no se limitaban a las muestras de afecto que como si fuese la primera vez se profesaban.


— Hay veces en que quisiera decirles a todas esas mujeres que eres mío — estando recargado sobre Minato, con un toque de molestia manifestó — no me gusta ver esa mirada esperanzadora en sus caras.


— Lo mismo puedo decir — con indiferencia y sin dejar de juguetear con los cabellos del menor dijo — verte rodeado de varias jovencitas no es un escenario tan alentador.


— Cuando sea mayor de edad, soy capaz de gritar a los cuatro vientos que eres tú el único en mi vida — confesó decidido, mirando ahora fijamente a su progenitor que solo rio divertido ante lo dicho.


— Sé que eres capaz de eso y más, más que nada por lo testarudo que eres — se mostraba divertido — pero sabes, a pesar de que también es lo que más deseo, mejor hay que dejar que solo se presente la oportunidad.


— ¿Qué quieres decir? — la confusión era notoria, viendo aún más intrigado la sonrisa que compuso el mayor de los Namikaze.


— Hace algunos meses acepte que esto que mantenemos es prohibido y peligroso y por varias razones — aclaró, como si estuviera recitando una de sus clases — pero conforme pasaban los días aun sabiendo ese peligro, más a gusto me sentía.


— Porque en nuestra relación y en nuestro amor todo es tan natural y correcto — acepto Naruto, sonriendo enamorado ante esa declaración verbal.


— Exacto — concedió Minato — y mientras más pase el tiempo, esa naturalidad y comodidad va a ser tal que tarde o temprano y sin darnos cuenta nos va a delatar, porque recuerda, ninguna mentira dura para siempre.


— Solo esperemos que sea más tarde que pronto — con una sonrisa coqueta y dándole un pico en los labios dijo travieso Naruto.


— Pero sin importar que pase, yo siempre estaré solamente para ti — susurró el rubio de mirada amable, besando esta vez los labios del menor con ternura.


— Y yo también para ti, Minato — selló aquella promesa Naruto, enredando sus brazos en el cuello del nombrado y correspondiendo su gesto de amor.


Un amor que durara hasta el último alieno de sus vidas a pesar de los obstáculos que pudiesen presentarse en el futuro.


FIN

Notas finales:

Muchas gracias por llegar hasta aquí, espero y les haya gustado, al menos poquito.


Desde ya, gracias por leer, eso me hace sumamente feliz :D


Ya sé que no debería subir un fic "nuevo" hasta que no concluya los otros, pero es que cuando la inspiración llega, solo hay que tomarla y aprovechar XD


De nuevo gracias y se les quiere mucho º3º♥


=(ô3ô)=


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