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Revivir~ por Lez

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Notas del capitulo:

Naruto despierta... ¿Será capaz de poder hablar con Sasuke?

Sasuke estaba cansado, ya habían pasado varias horas y aún no salía nadie nuevamente. No sabía si avisarle al resto de los amigos o sólo dejarlo así, de momento, él creía que mejor le preguntaría a Naruto si quería que los demás se enteraran y que le fuesen a visitar.

A eso de las 2 de la madrugada apareció nuevamente la misma médico con la que habló anteriormente y se acercó al de cabellos y ojos oscuros.

- Hola de nuevo… Sr. Uchiha, vengo a darle buenas noticias, Naruto está respondiendo bien, está volviendo a estabilizar su flujo y mejorando, la mejora es poco notoria, pero al menos está respondiendo al tratamiento, y eso siempre es alentador. Ahora mismo lo vamos a pasar a la unidad de cuidados intensivos (UCI), para seguirlo monitoreando. No lo podrás ver, al menos no hasta mañana a la hora de visitas… Te sugiero que vayas a descansar… - Dijo la amable mujer a lo que el Uchiha, sólo respondió una cosa de todo lo que dijo.

- ¿No puedo verlo? Aunque sea de lejos, antes de que lo lleven a la UCI… ¿Puede ser? Por favor… Es la única forma de estar tranquilo… - Le dijo serio, pero la preocupación se notaba en su rostro, se notaba el cansancio, que había llorado, todavía tenía manchas de sangre seca en sus manos y ropa.

- Está bien, pero no más de 1 minuto, o me van a regañar a mi… ¡Ah! Y los horarios de visita son cortos por ahora… Es de las 10 am a las 12 pm… Mientras esté en la UCI el horario es reducido… -Le decía mientras le hizo una seña para que le siguiera dentro, donde lo guio a la camilla donde estaba Naruto, separado sólo por biombos de los demás pacientes.

- Muchas gracias… De verdad. – Dijo sincero el Uchiha, tomando nota mental de el corto horario de visita, llegando donde estaba Naruto tras una cortina lo vio ahí, todo sedado y dormido.

Se acercó a él, ya que la doctora lo dejó solo, le tomó la mano diestra, donde tenía puesta una vía, acarició suavemente su mano, notando lo áspera que ésta estaba. Y fue ahí donde puso atención que la piel del rubio estaba descamada, se notaba que era por roce, pero no imaginaba la causa de aquello. El de cabellos negros miraba el monitor de signos vitales, notando lo débil que aún latía el corazón de Naruto, lo baja que era su frecuencia respiratoria y oxigenación. Sólo pedía que ese chico de ojos celestes se recuperara.

Sasuke lo inspeccionó con la mirada, lo pálido que se veía, lo resecos que estaban sus labios, las ojeras que tenía y lo hinchados que se veían sus ojos, al menos se notaba de que había llorado. Quería respuestas, saber qué había pasado para llevarlo a esos niveles de descuido con su salud, y lo que gatilló para el intento de suicidio.  De pronto escuchó un traqueteo, seguramente eran las personas que llevarían a Naruto a la UCI. Se inclinó rápido y le dejó un beso en los labios, sabía que el rubio ni lo recordaría debido a su inconsciencia. “Apresúrate y recupérate.”, le susurró y alcanzó a tomar distancia cuando llegaron las personas que se lo llevarían, a lo que él, para no ser regañado se retiró tranquilamente, sin entorpecer el procedimiento.

Era tan tarde, el joven estudiante de medicina, cansado, miró su teléfono, se iría a su departamento a descansar hasta la hora de las visitas. Mientras caminaba fuera de la urgencia, hacia su automóvil, escribió un correo a su docente a cargo, diciéndole que por motivos familiares, se tendría que ausentar un par de días a contar de mañana. Por suerte era buen alumno y alabado por todos los docentes, era de aprendizaje rápido en cuanto a teoría y práctica. 

Subió a su auto y dejó el celular en el asiento del copiloto, donde antes había sentado al menor. Suspiró pesado, su mente era un caos, quería respuestas, pero el único que podía darle esas respuestas estaba inconsciente. Trataría de descansar para poder irle a ver al día siguiente. Condujo hasta su departamento y  a penas llegó, sólo se sacó la ropa, menos la ropa interior, se metió a la cama y trató de no pensar para poder dormir. Aunque no olvidó poner la alarma, por si acaso.

Sasuke había besado a Naruto. ¿Por qué?, había tomado distancia del rubio porque se había dado cuenta que le gustaba de una forma diferente a ser sólo amigos hace años.  Y Naruto era bastante libre en su forma de vivir, aún era un poco inmaduro y por su parte él estaba tratando de pensar en el futuro de ser responsable. Seguramente por convenios intentarían casarlo y formar una familia probablemente con alguien que no quería. Para hacerse a la idea de que tendría algo bastante lejano a la felicidad y más cercano a la conveniencia, es que decidió tomar distancia de Naruto.

Pero la aterradora idea de perderlo, había hecho actuar a Sasuke sin siquiera pensar bien las cosas, por instinto tenía que salvarlo, era salvar la vida de la persona que ocultamente estaba amando. Podía ser egoísta, quizá el de ojos celestes tenía una razón para ello, pero quería ser capaz de ayudarlo, de brindarle su apoyo, al menos como amigo desde hace tiempo.

Trató de dormir lo antes posible, ni siquiera había ido al baño a lavarse las manos, estaba demasiado cansado emocionalmente hablando. Le costó un par de horas conciliar el sueño, ya que precisamente quería respuestas, trataba de buscar razones que hayan acorralado a Naruto hasta ese extremo, pero todas eran trágicas y quizá poco creíbles, al menos sabía que no sacaba nada con tratar de buscar respuestas por sí mismo, así que cuando pudo, se quedó dormido.

En ese entonces Naruto seguía inconsciente, lo habían sedado, puesto que de esa forma era la mejor para que el cuerpo se concentrara en una recuperación de las funciones vitales. En ese entonces estaba luchando con todas sus fuerzas por aferrarse a la vida, ya que aunque no tuvo el valor de pedir ayuda, había sido ayudado, finalmente por alguien, aunque eso aún no lo sabía de forma consciente, su cuerpo estaba respondiendo a los intentos de esa persona y del personal de salud para conservar su vida. Revivir.

Despertó el de cabellos oscuros a las ocho de la mañana, estaba acostumbrado a levantarse alrededor de las seis, por las clases; pero el cansancio había logrado hacerlo dormir hasta más tarde. Se desperezó en la cama y se levantó con un peso sobre sus hombros, dirigiéndose a la ducha. Se miró al espejo, donde vio sus ojos hinchados y las notables ojeras se presentaban, normal después de lo ocurrido el día anterior, se despojó de su única prenda interior y se metió a la ducha, bajo el chorro de agua tibia que caía sobre él como si se tratara de lluvia. Estuvo unos minutos bajo el agua, sin nada más que sentirla como escurría por su blanca piel.

Lavó sus manos, aún con sangre pegada en ellas, luego talló su cabello con champú y posteriormente frotó su cuerpo con jabón y una esponja. Una vez que sintió que su cuerpo estaba limpio, cerró la llave de la regadera y salió de la ducha, envolviendo una toalla sobre su cintura. Nuevamente frente al espejo y el lavabo, tomó su cepillo de dientes y una vez con crema dental procedió a lavarlos. Mientras con su mano libre despejaba el empañe del vidrio del espejo debido al vapor. Terminó de lavar sus dientes, enjuagó su boca y bebió unos sorbos de agua. Acomodó su cabello como de costumbre y se volvió al dormitorio.

Frente al armario buscó ropa casual, se secó bien el cuerpo y se vistió lo más rápido posible. Quería ir a al departamento de Naruto antes de pasar por el hospital. Y eso fue lo que hizo. Una vez vestido y abrigado, ya que seguía lloviendo, tomó un sorbo de café y una rebanada de pan con mermelada, antes de salir de la casa, sólo con sus documentos y las llaves del auto en sus manos. Aunque había desayunado, todo le sabía insípido, no tenía ganas de comer, sólo sabía que necesitaba la energía para el resto del día.

Sasuke condujo a la casa del rubio, una vez estacionado, se fue directo a la segunda planta donde estuvo el día anterior. Por suerte las puertas eran con cierre automático, aunque no necesariamente cuando se trataba de poner llave. Se adentró, encendió la luz, y miró la escena, volviendo a tiritar al recordar la imagen del día anterior. Hizo un puño de su mano, ejerciendo fuerza, se sentía frustrado, triste.

Arremangó su suéter y tomó un paño que encontró en la cocina y un tiesto de plástico, comenzó a limpiar la sangre en el suelo, limpió hasta que no se notara lo que había ocurrido allí. Tomó las sábanas que se habían salpicado con un poco de sangre, y las echó a lavar, junto al paño con el que limpió, sin antes enjuagarle el exceso de sangre en él. Acomodó la cama, botó el bisturí con tapa a la basura y en el baño encontró algunas jeringas con sangre. Fue tal su impacto que trató de hacer memoria si el menor tenía piquetes en el brazo, pero era difuso, aunque en la hora de visitas se fijaría bien en ello. Sólo esperaba que no se tratara de uso de drogas endovenosas.

Ordenó el pequeño departamento, dejó todo limpio, dejaría lavando la ropa de cama y en la tarde regresaría para ponerla a secar. Tomó su mochila que había soltado con el botiquín el día anterior en el lugar, metiendo todo rápidamente en ella, al llegar a casa ordenaría y repondría lo que faltaba en el pequeño botiquín.  Estaba a punto de salir del apartamento cuando se encontró con la casera.

- Buenos días, ¿Se encuentra Naruto? – Preguntó una señora de unos cincuenta años.

- B-Buenos días… No, no se encuentra, estará fuera por unos días. ¿Debería darle algún recado? – Consultó el Uchiha, ya que si la señora se tomó la molestia de ir allí, debe ser porque algo sucedía.

- Es que Naruto nunca ha sido irresponsable con los pagos, pero se atrasó ya un mes y está por completarse el segundo mes… Y me temo que tendrá que desalojar el lugar lo antes posible. – Habló la señora, con algo de angustia, parecía que la idea no le agradaba del todo, pero negocios eran negocios.

- Ah… Ya veo… No hay problema, él está un poco delicado de salud ahora. Usted podría decirme qué cosas le pertenecen a él y cuáles son de usted de aquí en el departamento, por favor. Para venir por sus cosas y que usted se quede tranquila y arriende el lugar a alguien más. Y por el arriendo atrasado, yo se lo pagaré, ya que él se irá a vivir conmigo ahora. – Dijo el Uchiha sacando su cartera una chequera, era más fácil así.

- ¡Ah! Ya veo, espero que puedas cuidar bien de él, está un poco delgado este último tiempo. – Dijo como comentario la señora, mientras recibía el cheque y la lapicera que le ofrecía el joven a su frente.

- Rellene usted los datos y el saldo, y yo se lo firmo. – Dijo el Uchiha, volviendo a entrar y dándole el paso a la señora, para que ella le pudiera decir las cosas que eran de Naruto. – Uhm… No se preocupe, haré lo posible para que gane un poco más de peso… - Murmuró el más alto del lugar, esperando de pie, ya que creía que sería algo poco lo que ella le diría.

- Bien. – Dijo la señora apoyándose en la mesa llenando los datos, mientras le hablaba al más alto. – Pues, la ropa de cama, la ropa, los alimentos, los utensilios de aseo, todas esas cosas que debe comprar él. El departamento es amoblado, por lo que lo de él es sólo lo necesario. – Terminó la señora de llenar el documento pasándoselo ésta vez de regreso al Uchiha, para que le pusiera la firma y lo cerrara. A su vez la señora dio un vistazo de las cosas que podrían no ser de Naruto. – Ese cuadro de allí es de él… - Dijo apuntando una fotografía que obviamente era de Naruto, ya que era de la preparatoria. - ¡Ah! Ese cojín de animal, tampoco es de aquí… Y creo que eso es todo. – Dijo sonriente la señora, ya que su dilema se estaba solucionando de la mejor manera.

- Bien, hoy en la tarde, pasaré a recoger sus cosas y le entregaré las llaves. ¿Le parece bien a las 19 horas? – Le comentó, mientras firmaba el cheque y lo cerraba, para después guardar la chequera y la lapicera. Extendió el cheque entregándoselo a la señora. – Muchas gracias por todo y lamento las molestias. – Bien, el cojín, la foto y las cosas personales. – Repitió el más alto, suspirando sutilmente, sentía que se le estaba haciendo tarde.

- Muchas Gracias Joven Uchiha…  - Dijo al leer el apellido en el cheque que recibió gustosa. – Cuide del joven Naruto, es un buen chico. – Mencionó la mujer y asintió a la propuesta de horario. – Sí, a esa hora le vendré a recibir las llaves.  Ahora debo irme, muchas gracias por todo y le deseo mucha suerte. Dele mis saludos al joven Naruto y espero su pronta recuperación. – Dijo la señora haciendo una reverencia y se acercó a la salida. Hasta que desapareció de la puerta.

- Muchas gracias a usted y nuevamente… Disculpe las molestias y la intromisión. – Dijo el de ojos oscuros, haciendo una reverencia de regreso al despedirse de la dama. – En su nombre le daré sus regados. – Le dijo esto último y esperó que ella saliera para acomodar una vez más su mochila y salir de allí.

Al tiempo que salía vio la hora, quedaban sólo 15 minutos para la hora de visitas, así que bajó corriendo las escaleras al estacionamiento y se fue lo más rápido posible al recinto. Una vez allí, tuvo que preguntar en varias partes por donde tenía que ir y cómo hacía para solicitar el pase de visita para Naruto. Fue toda una hazaña, pero llegó a las 10:05 am a la sala de UCI, donde podía ver a más pacientes separados de Naruto. Le hicieron ponerse algunos elementos de protección personal, más que nada por precaución con los pacientes. Una vez allí lo guiaron a donde estaba su joven amado, secretamente.

Se sentó al costado del rubio, tomándole la mano derecha, donde sólo tenía la vía. Miró los vendajes en la mano con cortes, al menos no se veía rastros de un sangrado. El monitor de signos vitales se mostraba una ligera mejoría en los parámetros. Se veía tan tranquilo allí, dormido. Ya no se notaban tan hinchados sus ojos, aunque las ojeras aún no se desaparecían de su piel canela.

Quería poder hablarle, mirar sus ojos celestes tan brillantes como el cielo mismo. Pero no podía, sólo en sus pensamientos le dedicaba palabras cariñosas. De pronto recordó las jeringas en el baño, a lo que inspeccionó el mismo brazo de los cortes y notó finalmente que tenía algunos piquetes y moretones. Ahora sentía más necesitad de que el rubio se despertara. Quería saber tantas cosas, estaba angustiado y esa angustia no se iría hasta que Naruto le dijera todo. También se sentía culpable, completamente por haberlo dejado llegar a tal extremo.

- Oye…Despierta pronto… Por favor… - Le habló despacio mientras se llevaba la mano del menor a su frente, para después dejarla sólo posada en la cama, envuelta con ambas manos propias.

- Si le hablas, puede oírte, seguramente, sólo está sedado, quizá pronto debería despertar. Si es que tienes suerte se despertará antes que te tengas que ir. – Le habló un amable enfermero que se acercaba a la cama a tomar los signos vitales de Naruto.

- Oh… Buenos días… - Mencionó algo nervioso al ser descubierto, aunque saludó por cortesía. – Eso espero… Necesito que me diga algo… - Dijo suave el de cabellos y ojos oscuros.

- Bueno, desde que llegó… - Echó una ojeada a la ficha de Naruto el enfermero y luego miró a Sasuke.- Se ve que va mejorando, poco a poco, pero no ha tenido ninguna crisis por suerte. Y quédate tranquilo, lo peor ya pasó. – Le dijo el enfermero, guiñándole un ojo y se fue del lugar.

- ¿Escuchaste eso, Naruto? … Estás mejorando, así que apresúrate en mejorar y despertar. Quiero ver tus ojos… - Le decía en un tono muy suave el más alto, mientras no dejaba de acariciar su mano. – ¿Sabes? Lamento tener que darte una mala noticia. Pero oficialmente estás desalojado de tu departamento… Hoy me encontré con la señora y me comentó que tenías que dejar el lugar… Y le agradecí por todo. En la tarde le iré a entregar las llaves. – Mantenía un tono tranquilo el de cabellos negros, había enfocado su mirada en la mano que tenía atrapada, mientras le hacía cariño.

- A-Así que no tengo donde volver… - Habló ronco y algo despacio el “recién” despertado Naruto.

- ¡T-Tú! ¿En qué momento? – Sasuke no salía de su asombro, y ahora su visión estaba pegada a los ojos de Naruto, que si bien seguían igual de celestes y brillantes, se notaban cansados.

- Escuché todo, creo… No me atrevía a mirarte… ¿Qué estás haciendo aquí de todos modos? – Preguntó el rubio, sin mucho ánimo en sus palabras o expresión, pero era normal, ya que estaba convaleciente.

- Tsk… Encima preguntas… ¿Recuerdas lo que pasó, no? – Lo miró serio el alto, quería saber si el rubio sería capaz de decirle algunas cosas.

- S-Sí… Aunque no pensé verte en ésta circunstancia… ¿Cómo es que te enteraste? ¿Sabes quién me tajo aquí? – Preguntó el de ojos celestes, con el máximo de energía que le permitía su cuerpo, aunque se avergonzaba al saber que Sasuke tenía claras las razones de por qué estaba allí.

- Me enteré porque yo fui quien te encontró medio muerto y te traje aquí porque la maldita ambulancia no llegaba nunca… - Dijo entre molesto y dolido, pero es verdad, no había motivos para que él fuera precisamente quien encontrara al menor.

- Ah… Gracias… Supongo… - Susurró suave el rubio, la verdad no sabría cómo afrontar lo que venía con que sus planes no resultaron.

- No me des las gracias… Quiero que me cuentes… ¿Qué pasó? ¿Por qué lo hiciste? – Le dijo tratando de no sonar tan tosco, y es que le daba impotencia la situación, pero sabía que en esos momentos tenía que ser un poco más suave.

Naruto se mantuvo en silencio por unos minutos, tratando de pensar en qué le diría, cómo lo diría, en qué orden lo diría. Quería contarle a Sasuke, pero a su vez le avergonzaba terriblemente, quizá el mayor le encontraría ridículo por recurrir al suicidio por una violación, o escapar de los problemas como podría interpretarse igual.

- Naruto… No te quiero presionar… Lo siento… - Le dijo el alto, suspirando algo frustrado con el -silencio del menor, pero entendía que quizá no tendría una respuesta pronta.

- No, Sasuke… Quiero contarle a alguien al menos… Pero… Primero te quiero agradecer por esto… Por salvarme y por acompañarme ahora… Quizá lo que diga hará que cambie esto, pero, de todos modos quizá puede servir para no seguirme hundiendo. – Habló el rubio, mirando de reojo al más alto, no se atrevía a mirarlo a los ojos. El de cabellos negros asintió y se quedó en silencio, dándole el espacio para que el de ojos celestes continuara. – Bien… Fui violado… Hace 4 meses… No podía más con esto… No quería, me sentía sucio, ya antes de eso me sentía miserable, después de eso, no supe que hacer, no sabía cómo escapar… ¿Qué podía hacer?... No me sentía merecedor de estar vivo… No me atrevía a pedir ayuda… Tan sucio, tan denigrante, lo peor… - Dijo lo último con un susurro y con un par de lágrimas que rodaron por sus ojos, terminando en la cama de aquel hospital.

Eso quizá mucha información para Sasuke. ¿Qué? ¿Lo habían violado? ¿Quién fue el maldito? Una serie de preguntas sin respuestas, rabia, impotencia, frustración, rencor, tristeza, angustia, una mezcla extraña de tantos sentimientos y emociones, no podía diferenciar cuál era la que resaltaba sobre las otras. No soltó la mano de su rubio, al contrario, la afirmó con más fuerza a medida que iba escuchando el relato. Sólo soltó con su diestra el agarre para secarle las lágrimas de sus ojos. Y se atrevió a hablar, aún con la mezcolanza de cosas en su cabeza.

- Mira… Escúchame bien, porque no voy a repetirlo. ¿De acuerdo? – Le dijo para tener la total atención del rubio que lo miraba algo confundido de momento. – No eres miserable, no estás sucio, no eres lo peor… Y no te vas a seguir hundiendo. ¿Ok? – Le comentó serio y le acarició algunas hebras de cabello mientras su mirada se ablandaba y le seguía hablando. – Te ayudaré a salir de esto… Buscaremos ayuda, apoyo de un profesional si hace falta. ¿De acuerdo? – Naruto no lo podía creer, se le llenaban los ojos de lágrimas y asintió a la propuesta del más alto, y es que quizá cuánto esperó por alguien que le brindara al menos un poco de apoyo moral, pero nunca lo obtuvo hasta tocar fondo, como ahora.  Por su lado el azabache siguió hablando. – La verdad… Me da mucha rabia saber lo que te pasó, pero no es rabia contigo, es conmigo… Porque si yo no me hubiera alejado de la forma descarada en que lo hice, quizá esto no hubiera ocurrido…  Pero no nos sirve de nada llorar sobre la leche ya derramada. ¿No? – Sentencia a la que el de ojos oscuros obtuvo una negación por parte de aquel con ojos claros. – Hoy iré a tu departamento, como dije antes, a entregar las llaves, y me llevaré tus cosas a mi departamento. Cuando salgas de aquí me gustaría que vinieras a vivir conmigo… Quizá te parece egoísta, pero… Déjame cuidar de ti, Naruto… - Le dijo sutil pero sincero el mayor al chico en la camilla.

- Sasu… Sasuke… Yo… Lo siento, por causarte tantos problemas… - Dijo el rubio con algunas lágrimas que no dejaban de salir de sus ojos, también tenía una mezcla rara de sentimientos y emociones, alegría por volver a comunicarse con Sasuke después de tanto tiempo, nostalgia, por volver a hablar como antes, pena por causar esas sensaciones en el más alto, y algo de vergüenza por tener que depender de él. – Muchas gracias… No podría negarme, ya que no tengo donde ir… Pero de todos modos, no me hubiera negado… Hehe~ - Le confesó lo último dejando salir una tenue risa, quizá podía ser descarado pero en ese momento sentía algo así como felicidad, al estar con el chico que por años le gustó y ser apoyado por él, no tenía precio.

- Que bueno que estés siendo dócil… - Le dijo con una sonrisa burlona, para dejar de agregar tensión al ambiente. - ¿Hay algo que quieras en particular de tu departamento? La casera me dijo que lo tuyo era la ropa, la ropa de cama, comida y utensilios de aseo. Además de un cojín y una foto. – Le dijo, mirándolo, mientras ahora con su diestra le ordenó la manta que lo cubría.

- ¡Oi! – Exclamó el rubio, sonriendo también, sabía que esa burla la hacía el mayor a propósito para hacerle subir un poco el ánimo. – No soy una mascota para ser dócil, de veras~ - Habló más relajado el de ojos celestes y en cuanto a la pregunta pensó antes de darle una respuesta.- Uhm… No… Es exactamente lo que dijo la señora… Debe querer matarme, le debo dos meses de arriendo. – Murmuró casi para sí mismo el menor de ambos.

- No te preocupes por eso, mascota. – Bromeó con las mismas palabras del menor. - Yo le pagué los meses de arriendo, así que están todas las cuentas claras. ¡Ah! Ella te mandó saludos, que mejoraras pronto y me dijo que te cuidara. – Dijo orgulloso de sí mismo Sasuke, ya que le habían encomendado cuidar un preciado tesoro.

- ¿Q-Qué? ¿De verdad? … Diablos… Te pagaré apropiadamente cuando consiga un nuevo empleo… Lamento otra vez, causarte tantos problemas… - Frunció los labios, con un deje de molestia, siempre se las había arreglado por su cuenta, pero de un rato para otro estaba totalmente dependiendo de Sasuke Uchiha. – Estaré a tu cuidado, entonces… - Susurró entre dientes, algo avergonzado, notándose un muy ligero rubor en su aún pálida piel.

- Naruto… Sí que eres bobo… Primero lo primero… Debemos concentrarnos en que te recuperes bien, que descanses apropiadamente y después ver lo de conseguir un nuevo empleo. ¿Quedó claro? – Dijo el mayor, notándose quizá la madures que había adquirido el último tiempo. Aunque las últimas palabras del menor le robaron una sonrisa. – Estaré a tu cuidado, también… - Dijo lo último un poco avergonzado también, ya que ambos tendrían que vivir juntos, y aquello definitivamente sería un cuidado mutuo.

- Bien, bien, pero no te enojes~ - Le dijo ya un poco más entrado en confianza. Pero el enfermero interrumpió de pronto, llamando la atención de Naruto.

- Veo que despertaste, Naruto… ¿Cómo te sientes? – Preguntó el enfermero, que bordeaba los 30 años seguramente. – Tengo que administrarte los medicamentos… Y… - Ahora se dirigió a Sasuke. – La hora de visita se acaba ahora, señor… - Dijo acomodando su bandeja con los medicamentos que debía administrar.

- Me siento un poco cansado… Pero bien, no siento dolor en ninguna parte. – Dijo suave el rubio y miró al de cabellos negros cuando le dijeron sobre la hora de visitas, notando que éste hacía una mueca.

- Uhm… - Miró el azabache su reloj, faltaba media hora para las doce. - ¿No termina a las 12? – Preguntó un tanto serio, no se quería ir aún.

- Sí, pero el médico notó que estuvieron hablando mucho y parece que este chico lloró, entonces me dijo que te echara antes, para que lo dejes descansar… - Habló con sinceridad el hombre, haciéndole una seña para que se quitara del lugar.

- Tsk… Maldición… - Musitó para sí mismo y se puso de pie a la seña del hombre. - ¿Sabes si será trasladado a sala común? – Preguntó, ya que en esas salas los horarios eran más largos.

- Pues, sí, según como evolucione, es probable que sea trasladado a una de ellas. Pero no te puedo asegurar nada, mañana, cuando pidas el pase de visitas, te van a decir donde fue trasladado. – Respondió el hombre mientras preparaba unas raciones líquidas de medicamento en una jeringa.

- Ya veo… No se puede hacer nada… - Soltó con sutileza la mano del rubio y le dejó una suave caricia en los rubios cabellos y parte de su mejilla. – Nos vemos torpe… Asegúrate de estar mejor mañana, para que te den el alta pronto. – Le dijo a Naruto con una sutil sonrisa y se alejó de la cama.

- Nos vemos Sasuke~ ¡Y gracias por todo! – Le dijo lo más enérgico que pudo y movió su mano con los vendajes en forma de despedida. A lo que el más alto sólo le dedicó una sonrisa y se retiro haciendo una reverencia al enfermero.

- Nos vemos, lo dejo a su cuidado. – Dijo el de cabellos azabaches y se retiró del lugar.

Notas finales:

Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer~ <3 


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