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rayito de sol por tobio

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Notas del fanfic:

considero éste fanfic como mi obra de arte personal, lo amo tanto, que no lo he terminado por miedo a cagarla ;-;

Notas del capitulo:

¿qué se escribe aquí? ??‘????‘???‘??

— ¿A dónde vas? —pregunta Aomine, con su mirada fija en la revista de Mai-chan. No es necesario que mire a su novio para saber que este va a salir, puede escuchar claramente el ruido de la cremallera subiendo hasta llegar al cuello, y cómo la respiración de Kagami se escucha un poco más agitada, después de acomodar unos calcetines en sus pies desnudos.
 
—Voy a la casa de Kuroko —responde imperturbable y se sienta al borde de la cama, mirando fijamente a su novio—, Estaré de regreso en pocas horas y traeré de cenar, así que espero que no te metas a la cocina. No quiero que termines quemando todo como la última vez —pide y expulsa feromonas que demuestran su seriedad, pero Aomine solo sonríe juguetón y se arrastra sobre el colchón para darle un beso en los labios.
 
—Sí, alfa —ronronea burlón y Kagami rueda los ojos. 
 
El tren se tarda alrededor de media hora en llegar al distrito donde vive Kuroko, sin contar los diez minutos que Kagami tarda en escoger una tarta para llevar como obsequio. Con pasos perezosos camina en dirección a la residencia de su mejor amigo, y un escalofrío extraño le recorre la espina dorsal. Últimamente ha tenido síntomas muy extraños.
 
El aroma a flores silvestres que hay en la entrada, hace que Kagami esboce una pequeña sonrisa y decida tocar el timbre.
 
—Kagami-kun, que alegría verte. —La abuela de Kuroko (Omega) sonríe amable ante el joven—. Pasa por favor, bienvenido. —Hace una reverencia agradecida hacia Taiga, y éste corresponde el gesto con la misma amabilidad y respeto.
 
—Ha pasado tiempo. —Le sonríe amigable y le extiende la tarta—, Es para usted —dice con voz ronca, y la abuela de Kuroko no puede evitar que sus ojos brillen, acercándose para aceptar el presente.
 
—Muchas gracias, toma asiento por favor, ¿Gustas un poco de té? —Kagami tararea una respuesta afirmativa—. Tetsuya estará aquí en un momento —explica tranquila, mientras se dirige a la pequeña cocina que está junto a la sala. Kagami la sigue con la mirada y suspira satisfecho, todo el lugar huele a canela y chocolate caliente.
 
—Buenas tardes, Kagami-kun. —El alfa da un respingo, y nota que Kuroko está sentado junto a él. Jamás dejará de sorprenderle el cómo su compañero puede ocultarse tan bien, sin que nadie lo huela o lo escuche.
 
— ¡Kuroko! —ruje con asombro y segundos después, exhala un suspiro de alivio—, Vas a matarme del susto algún día, o mejor aún, yo voy a matarte a ti —regaña con el ceño fruncido y chasquea la lengua. El omega esboza una sonrisa casi invisible y simplemente asiente con la cabeza.
 
— ¿Puedo saber qué es lo que te tiene preocupado? —pregunta con incertidumbre y Kagami carraspea, para que momentos después sus mejillas se tiñan de un lindo color rosa. Tetsuya no puede evitar conmoverse al sentir el aroma a vergüenza con un toque de goma de mascar, pero no menciona nada.
 
—Me he sentido raro…, últimamente —explica con nerviosismo y juguetea con sus dedos pulgares por encima de la mesa, intentando que su ansiedad no sea tan notoria…, pero es malo fingiendo, diciendo mentiras, y dando noticias importantes también. De hecho, es malo es muchas cosas, cortejar omegas, por ejemplo.
 
—Agradecería que fueras más específico.
 
—Aquí tienen. —La abuela de Kuroko aparece con una charola, en la cual trae pequeñas tazas, una tetera de porcelana muy llamativa y la tarta—, Lamento si los interrumpo —dice apenada, y ambos le dedican una sonrisa cálida. La mujer mayor guardará esa imagen en su memoria para siempre—, Disfruten. —Nuevamente hace una reverencia, y camina con pasos tranquilos hacia el jardín.
 
—Por favor —pide Kuroko, llamando la atención del alfa—, Continúa con lo que ibas a decir. —Toma la taza con ambas manos, y sopla el vapor.
 
—Sinceramente, hay algo malo en mí —confiesa con una mueca y Kuroko le da un sorbo a su té, sin quitarle la mirada de encima. El olor a goma de mascar, ha sido remplazado por preocupación y tierra húmeda. 
 
—Más detalles, por favor —pide nuevamente y Kagami tararea mientras piensa en la forma de explicarlo.
 
—He estado súper explosivo —dice con voz imponente y antes de que Kuroko pueda comentar algo, Kagami lo interrumpe—, Si, sé que soy muy temperamental, pero recientemente lo he sido en cantidades enormes, ni siquiera yo me soporto. —Sujeta el puente de su nariz—. El otro día me enojé porque Aomine se burló de un comercial sobre dentífrico, ¿Quién demonios se enoja por eso? ¡Demonios! —Frunce el ceño con molestia, y baja la mano para tomar su taza de té—, Y ahora que lo pienso, ¿Qué carajos tiene que ver Superman con el sujeto del comercial? La mierda que dijo Aomine no tiene ningún sentido, él es un idiota.
 
—Kagami-kun, agradecería que mantuvieras la calma —pide Tetsuya, y Kagami lo mira sorprendido. El aire está denso y huele a problema, por lo que Kuroko está tembloroso y un poco perturbado, ya que al ser omega, su lobo le pide que se aleje de la posible amenaza—, ¿Tienes algún otro síntoma, además de tu inexplicable ira?
 
—También he estado un poco…, uhm, ¿Cómo decirlo? Flojo, creo. —Sujeta su mentón y la penetrante mirada de Kuroko, provoca que se ponga un poco alterado—, Creo que subí de peso, uhm…, las camisetas me quedan bien porque uso tallas grandes, pero los pantalones no, y me aprietan.
 
— ¿Y no te has puesto a pensar que todo lo que comes no se va a tu estómago, sino a tu trasero? —Alza una ceja y Kagami frunce el ceño, dándole un zape en la frente—, Eso duele Kagami-kun, yo solo dije una posible verdad. —Acaricia la zona dañada y luego se queda pensativo un momento—. Si te soy honesto, no veo nada raro en todo lo que me has dicho, el carácter irritable puede deberse a que estabas cerca de tu celo, y el aumento de peso es porque no has estado jugando baloncesto —comenta con voz seria y determinada, Kagami se queda en silencio y luego sujeta el puente de su nariz.
 
—Eso no es todo. —Desvía la mirada y con su cara tan roja como un tomate, le da un mordisco a la tarta—, Mis tetillas, s-se han puesto muy sensibles, incluso el roce de la ropa duele, es realmente incómodo y jamás me había sucedido —murmura apenado, y Kuroko lo mira con sorpresa. 
 
— ¿Puedo ver?
 
— ¡¿Quién demonios querría ver algo así?! —regaña avergonzado, y Kuroko se señala así mismo. Kagami gruñe por lo bajo un montón de groserías en inglés, pero de todas formas se alza la camiseta, dejando a la vista su rosado y ligeramente hinchado pezón. Kuroko no puede evitar sorprenderse, cuando ve el color oscuro e irritado de la areola.
 
—Kagami-kun, ¿Qué clase de salvaje es tu pareja? —pregunta con cierto asombro, y luego mira a Kagami con decepción, negando con la cabeza.
 
— ¡No es lo que parece! —Dice al instante—. Aomine no suele ser…, ugh, Aomine no es brusco conmigo cuando se trata del pecho, ¡¿Por qué siquiera estoy diciendo esto?! —Cubre su rostro con ambas manos, y Kuroko carraspea al sentir el aroma a goma de mascar. 
 
Kagami avergonzado es lo mejor del mundo.
 
—Kagami-kun, realmente me gustaría ayudarte, pero no considero que tus síntomas sean algo muy serio. Lo más probable es que se trata de una serie de coincidencias que-
 
—He estado una semana entera con náuseas —interrumpe—, Y me duelen las caderas, porque también olvidé mencionar que me han crecido, siento como si se hubieran expandido.
 
—Sí, me di cuenta de eso cuando te levantaste la camiseta. —Asiente con la cabeza y sujeta su mentón—, ¿Sabes algo? Esto me recuerda mucho a los síntomas del…
 
—Embarazo —completa la abuela de Kuroko, y Kagami da un salto al notar que la mujer mayor está sentada junto a su nieto, bebiendo té cómo si jamás se hubiera movido de ahí—, Esos síntomas se parecen a los que sentí cuando esperaba a tu madre, Tetsuya. —Acaricia la mano de Kuroko y éste le sonríe.
 
Kagami se queda inmerso en el silencio, con su mirada fija en la pequeña miga que quedó varada en la chaqueta de Kuroko. Sería imposible que estuviera embarazado, él es un alfa, los alfas no pueden embarazarse…, ellos no pueden…, no pueden, ellos no…, no, ellos si pueden. 
 
—Esto es una locura —dice Kagami, minutos después. Sus manos tiemblan ante el pensamiento de estar esperando un bebé—, Es imposible, llevo casi dos años con Aomine y jamás hemos usado alguna protección… ¿Por qué ahora? Es una tontería, seguramente es otra cosa —dice serio. Y cualquiera que lo viera, diría que está tratando de convencer a la abuela de Kuroko, pero la verdad es que está tratando de convencerse así mismo.
 
—Querido —habla la mujer mayor, usando una voz maternal que logra tranquilizar a Kagami—, En una pareja de alfas es donde más cuesta tener un cachorro, quizá, todos los intentos que tuvieron finalmente dieron frutos —murmura con una mirada cariñosa, y Kagami podría avergonzarse de hablar sobre su vida sexual con la abuela de su mejor amigo, pero no es posible, porque está más ocupado con el pequeño ataque de pánico que acaba de darle.
 
El aroma a desesperación invade la sala principal y ambos omegas se ponen en alerta.
 
—No, no puedo estar embarazado, le aseguro que es otra cosa yo- yo no puedo. —El aire se escapa de sus pulmones y comienza a jadear con desespero, Kuroko se pone de pie porque seguramente su abuela le pidió algo, pero no sabe qué fue porque no escucha nada. Lo único que suena en su cabeza es “Bebé-bebé-bebé-bebé-bebé” y no se detiene, su cuerpo tiembla y se agita como una gelatina. 
 
—Kagami-kun, tienes que calmarte, por favor. —Kagami mira a su derecha, y Kuroko está acariciándole la espalda mientras suelta un pequeño arrullo para calmarlo. El lobo de Kagami está inquieto, pero Kagami no sabe si está así por la posible idea de estar esperando un bebé, o porque cree que al desmayarse estarían lastimando al cachorro. 
 
—No hay bebé, no puede haber un bebé —susurra con miedo, aferrando su mano a la manga de Kuroko, la abuela del mencionado observa a los adolescentes con ojos críticos—, Solo tengo diecisiete, ¿Qué haré yo con un bebé? ¡Ni siquiera puedo cuidar de mí mismo! —Sus manos temblorosas le provocan a Kuroko un sentimiento sobreprotector. Siempre ha sido así con Kagami, a pesar de que es un alfa y le gana por una cabeza de altura. No importa, Kuroko siempre ha sentido que debe estar ahí para apoyarlo.
 
—Kagami-kun, todo está bien, ¿De acuerdo? —arrulla el omega, expulsando feromonas agradables y hogareñas. Kagami exhala un suspiro cansado y apoya su cabeza en el hombro de Tetsuya—, La abuela solo dijo lo que creía, no tenemos idea si estás esperando un cachorro o no, tranquilízate por favor. 
 
Kagami inhala y exhala con profundidad, mientras comienza a pensar en todas las señales que el universo le dio para que sospechara del cachorro, y sin importar todas las veces que Kuroko le dice que se calme, y que el bebé no es nada seguro, la duda ya está implantada en la mente del alfa. Y Kagami es terco, muy terco.
 
—Quiero hacerme un test de embarazo —dice unos momentos después, visiblemente más calmado. La mujer mayor le da un sorbo a su té, y mira a Kagami con ojos celestes y poco expresivos (Kuroko heredó su mirada) y luego de analizarlo, le dedica una sonrisa.
 
—En ese caso, Tetsuya debería acompañarte a la farmacia, y deberías llevar un refrigerio, no has comido nada. —Le señala la tarta que está sobre la pequeña mesa de centro, y expulsa un aroma muy tenue, pero Kagami sonríe al sentirlo. Su olfato ha estado híper sensible últimamente y casi todo le desagrada, pero hay algo en el olor de la familia Kuroko que le gusta.
 
—Gracias. —Hace una reverencia y toma unos sorbos de té.
 
**
 
Con el test de embarazo en sus manos, Kagami lee cuidadosamente las instrucciones para luego entrar al baño. La ida a la farmacia fue un fiasco, se puso tan nervioso que su aroma denso indujo el celo de una clienta, y todo se puso medio loco y raro. Por suerte Kuroko fue con él y lo ayudó.
 
— ¿Kagami-kun? —Se escuchan dos golpes en la puerta y Kuroko entra, viendo que Kagami ni siquiera ha sacado el test de la caja, simplemente está ahí, frente al retrete con una cara de pánico—, ¿Necesitas ayuda? —pregunta cauteloso, observando a su amigo desde el umbral de la puerta.
 
— ¿Podrías quedarte aquí conmigo? —pide en un murmullo avergonzado, y Kuroko sonríe levemente, asintiendo. 
 
Mientras Kagami se encarga de realizar la prueba, Kuroko está mirando hacia la pared, tarareando alguna canción de moda y expulsando un aroma tranquilizador para Kagami. Eso lo hace sentir más confiado y seguro.
 
Diez minutos más tarde, Kagami abandona el baño jalándose el cabello, y un horrible aroma a angustia invade todo el cuarto.
 
Sus ojos están ligeramente rojos y húmedos, y sus dientes chirrean mientras trata de que su lobo se calme, porque el maldito test le dio positivo. ¡¿Por qué justo ahora tenía que dar positivo?! Está demás decir que estas pruebas no son 100%, pero tienen por lo menos un 80% de aciertos.
 
¡¿Qué hará si es parte de ese 80%?!
 
—Kagami-kun, por favor. —Kuroko mira a su amigo con súplica, porque Kagami acaba de darle una patada a una pila de historietas que tenía ordenada cuidadosamente—, Llamaré a Aomine-kun si no te mantienes calmado, ¿Entendido? —advierte con voz seria, y Kagami se queda quieto, para darse la vuelta y mirar a su mejor amigo. 
 
Kuroko siente un calor en su pecho al ver que el famoso tigre de Seirin, ahora luce como un gatito asustado. 
 
—Todo va a estar bien, ¿Me oyes? —Con pasos calmados se acerca a Kagami, y éste se sienta en la cama con la cabeza gacha—, Estoy 100% seguro de que Aomine-kun amará la idea. Y si no lo acepta, yo mismo traeré un grupo de mafiosos para que le den una paliza, ¿Si? —Propone con una suave sonrisa, y Kagami deja caer los hombros, el aire ya no está tan denso como antes—, Él lo va a entender, porque te ama.
 
Kagami exhala un suspiro y apoya su cabeza en el estómago de Kuroko, el cual aprovecha para acariciarle el cabello. Son cercanos, y Kagami siente que cuando Kuroko está cerca, es cómo si lo conociera de toda la vida, como si fuera Tatsuya, pero en versión pequeña, omega y más insolente. 
 
—Siento irrumpir el momento pero… ¿Qué es lo que voy a entender? —La voz ronca y celosa de Aomine se escucha en la habitación, y el cuerpo de Kagami se pone rígido y alerta. Desvía su mirada levemente, y traga en seco cuando ve a su pareja en el umbral de la puerta.
 
Mierda.
 
Notas finales:

¿qué tal?


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