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¿Chocolate? por Rael Amicsis

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Notas del capitulo:

Oneshot que participa en la treceava convocatoria de “Gundam Wing Yaoi en Español”

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La habitación estaba en penumbra, los únicos sonidos que se escuchaban era el jadeo que salía de sus labios y su respiración agitada. Su cuerpo ardía, y a pesar de ser casi un adulto, su cuerpo seguía siendo menudo y se creía incapaz de sentir tanto ardor sin volverse loco. 

Había enviado un mensaje un poco antes, cuando aún se sentía cuerdo, y recordaba muy bien por qué lo había hecho. Vio su oportunidad, porque se sentía con más valor, incluso más que estando ebrio, y aquella vez tampoco lo tomaron en serio. 

A lo lejos escuchó que se abría la puerta de su departamento temporal, donde se quedaba cada vez que debía atender asuntos diplomáticos. Había pedido que lo dejaran pasar sin cuestionamientos. 

Escuchaba los pasos acercarse y eso le provocó una fuerte pulsación en su miembro, pensando en lo que pasaría, si tenía éxito. 

No había motivo para el rechazo. Esta vez no había misión, no había Gundams, sólo trabajo normal, vida normal. Se encontraban de vez en cuando para conversar y pasar el rato. Era divertido hablar con Duo, quién hacía muchas bromas. Heero seguía siendo el serio, pero parecía más liviano de carácter, luego de dejar todo atrás y decidir llevar una vida de civil común y corriente, obviamente aun viendo que se mantuviera la paz. Trowa estaba al pendiente de él mucho más de lo que quisiera, y se encontraban con regularidad, pero ya no era lo mismo. Había intentado acercarse a él, pero una vez que lo logró, se sentía diferente. Quizás se había encaprichado sin darse cuenta, y a la vez se dividía en querer saber más sobre WuFei. Lo veía muy seguido, siendo Preventer estaba en muchas conferencias, cuidando de que todo fuera bien. En un encuentro casi no lo reconoció. Estaba más alto, más ancho, con anteojos que hacían resaltar sus ojos negros que llamaban tanto la atención. Sin darse cuenta se encontraba conversando con él por los pasillos, intentando captar su atención, queriendo saber más de él, hasta que un día de salir a beber con él después de una tediosa conferencia, se le salió un “me gustas...” y él tan comprensivo lo llevó en taxi al lugar que se estaba quedando, y lo ayudó a acostarse. Era claro el desvío de esa escueta confesión, y el haberse encontrado con su ropa interior toda pegajosa, no ayudaba a quitar la vergüenza. Ni siquiera recordaba el sueño que le hizo terminar de esa manera. 

Los pasos se detuvieron frente a su habitación, y la puerta de abrió por completo dejando entrar la luz del pasillo. estaba a horcajadas sobre la cama, sólo con la camisa del pijama puesta y su trasero expuesto, tratando de introducirse cuantos dedos podía, abriendo tanto como pudiera para tratar de calmar la calentura que sentía en ese momento. Y sabía que no se le iba a pasar sólo. 

-Por favor... 

-¡¿Qué estás...?! - la voz detrás de él era ronca, profunda, se escuchaba afectado por lo que estaba viendo. 

-No te vayas... ah!!... no puedo más... 

Los minutos fueron eternos, no le importaba que lo viera así, pero necesitaba que lo tomara en serio, y que lo tomara de una vez, no le importaba si era sólo por ganas, necesitaba que se diera cuenta, aunque significara usarlo y huir. 

Sintió pasos acercarse a la cama, y quitó los dedos con los que trataba de complacerse, el peso que estaba cerca de él le hacía perder un poco el balance, pero eso no lo distrajo de la sensación que le produjo sentir los dedos ajenos tocar suavemente su trasero, tratando de encontrar donde agarrar las caderas, porque de un momento a otro fue empujado con fuerza, y podía sentir la tela cubriendo lo que tanto deseaba tener. ¿Pero por qué estaba esperando tanto? 

-No sabes cuánto... cuanto lo deseo, pero... 

-Yo también, WuFei, por favor... no es broma...  

-Entonces, ese mensaje... 

-Era para ti... por favor, créeme...  

-No estás en tus cabales... 

-Te necesito... WuFei 

WuFei se apartó, haciendo pensar a Quatre que se iría, pero entonces sintió sus dedos largos recorrer su trasero suavemente, intentando estirar un poco a piel, abriéndolo un poco más. 

-No me detendré. 

-No lo hagas... 

Apretó sus glúteos turgentes, haciendo que su orificio se abriera un poco y aprovechó de acariciarlo con su lengua, por toda la orilla sintiendo cómo la saliva salía de su boca para bañar por completo aquella pequeña entrada. Mordisqueó la carne alrededor y succionó con fuerza la piel blanca que tanto deseaba saborear. Lo afirmó con fuerza para evitar que escapara de sus caricias, pero parecía que su compañero buscaba más de lo que le estaba dando. 

WuFei vio rodar la botella de lubricante que al parecer Quatre estaba usando y la tomó dejando caer una gran cantidad en su pequeño orificio, tratando de introducirle un poco, porque lo iba a necesitar. 

El líquido estaba frio, y Quatre lo sentía escurrir dentro pero pronto se olvidó de ello, ya que lo siguiente que sintió fue una gran presión intentando abrirlo un poco más y algo que se deslizaba dentro de él, abriendo sus entrañas, golpeándole en el punto exacto a la primera, haciendo que se corriera de golpe. Podía sentir su miembro pulsar con fuerza mientras seguía corriéndose sobre la cama, y aquellas pulsaciones comenzaban a expandirse por todo su cuerpo, hasta las puntas de sus dedos encorvados por el placer que sintió tan de la nada. Podía sentir a WuFei dentro de él quieto, afirmándole con fuerza de las caderas para estar tan adentro como fuera posible. Lo tenía apretado con sus paredes internas, como queriendo que no escapara a ninguna parte.  

WuFei soltó sus manos de las caderas de Quatre por un momento y se quitó el resto de su ropa, dejándola caer en cualquier parte. 

-Lo s-siento... no quise – la voz del rubio se cortaba por su respiración agitada, tratando de encontrar el ritmo que había perdido – lo siento... 

-¿Estás bien? - preguntó el oriental con la voz ronca por el deseo. 

-S-sí... yo aún... 

-Voy a seguir... - sin salir de él, pasó su rodilla entre las piernas de Quatre y se las hizo abrir más, haciéndole quedar completamente tendido en la cama, con su pene erecto atrapado entre su vientre y el cobertor, mientras WuFei apoyaba sus manos en su espalda baja, consiguiendo que levantara un poco más el trasero, quedando un poco más adentro de él, si es que eso era posible. Luego se inclinó hacia adelante con confianza, colocando todo el peso de su cuerpo sobre su compañero, cubriéndolo por completo, llegando a su oreja, sin esfuerzo alguno – te dije que no iba a detenerme... así que puedes acabar las veces que quieras... 

El escalofrío que le recorrió la espalda fue imposible. Tembló desde la punta del cabello hasta la punta de su miembro, que rozó el cobertor y se sobre estimuló sin querer. Podía sentir a WuFei entrar y salir suavemente de él, como si recorriera cada rincón de su interior, buscando a donde llegar desde la posición en que estaban. Lo sentía apretado, pulsando dentro de él, mientras se movía lento, muy lento. 

Entonces sintió sus manos aferrarse a sus hombros haciéndole quedar atrapado hundido en el colchón mientras WuFei empujaba más adentro, como deleitándose en lo apretado que estaba, y con sólo moverse un par de veces, hizo que Quatre se corriera otra vez, haciendo que temblara de pies a cabeza, soltando un sonoro gemido, mezcla de placer y llanto, y entonces se preocupó. Le hizo voltear sosteniéndolo por el hombro, y vio un par de lágrimas rodar por su rostro. 

-¡Quatre! 

-¡No!... yo, de verdad... no me equivoqué... de verdad... WuFei – la voz le temblaba y parecía no ser capaz de poner en orden sus pensamientos, y con una de sus manos se aferró con fuerza a la que lo sostenía - Tenías que ser tú... 

WuFei le ayudó a voltearse, sin salir de él, quedando de espaldas sobre la cama. Pasó sus brazos por debajo de las rodillas de Quatre y le ayudó a alzar las caderas para quedar más adentro, moviéndose lentamente afuera y adentro, deleitándose en abrirlo una y otra vez ya que los espasmos de su orgasmo anterior aún los sentía, haciendo que se apretara más a su alrededor. 

Le hizo alzar un poco más las piernas, para poder inclinarse y alcanzar sus labios, que era todo lo que quería, y Quatre se impulsó apoyándose en su codo, mientras con la mano libre le alcanzaba el rostro para guiarlo hasta su boca. Estaba desesperado, urgido, pero WuFei, estaba deleitado recorriendo lentamente el interior de la boca del rubio, mientras lo embestía con suavidad, manteniéndose tan dentro de él como fuera posible. Sentía que se aprovechaba de él, luego de ver en su reunión con los demás ex pilotos, que Trowa le había llevado una pequeña caja de chocolates que él sabía estaban adulterados, porque se los compró a un sujeto que él llevaba vigilando un tiempo por venta de drogas. El mensaje que recibió, creyó que era algún tipo de broma, hasta ver que el emisor era Quatre. ¿Es que acaso no llamaría a Trowa para pasar el efecto? Eran cosas tan sutiles, miradas, sonrisas, nada le hacía pensar en que tendría una oportunidad, y después de esa escueta confesión en estado de ebriedad, se prometió a si mismo que si de verdad le gustaba, no lo volvería a dejar pasar. Mucho menos ahora que lo tenía a su merced, debajo de él, envolviéndolo por completo, escuchando cómo susurraba su nombre en cada suave embestida, mientras se deleitaba con su boca suave y su cuerpo menudo. Sabía que seguía haciendo misiones en zonas extremas como el desierto, ya que estaba entrenado para eso, pero no veía rastro de ello. Era tan profesional que siempre regresaba sin herida alguna. Una apariencia completamente engañosa. 

El área en que se unían sus cuerpos estaba exageradamente pegajosa. Quatre se había corrido un par de veces más y WuFei seguía gozando de lo que tenía bajo su poder. Sabía que era el efecto de lo que fuera que hubiese comido de esa caja de chocolates, pero aquel mensaje lo había enviado antes de que hiciera efecto, ¿cierto? 

Y ahí estaba él, tan dócil, suplicante y complaciente, dejando escapar leves gemidos, con su mirada algo ida, parecía a punto de perder la conciencia. Estaba demasiado tentado de tocar su miembro aún erecto a pesar de acabar tantas veces, pero sabía que estaría demasiado sensible y no quería hacerle sufrir más de lo que seguramente estaba sufriendo por no ser capaz de apaciguar su deseo, pero estaba equivocado. Quatre alcanzó una de sus manos y tomándolo por la muñeca lo guio hasta su propio miembro, rogando por atención. Estaba rojo hasta el cuello, no podía articular palabra, pero con esa acción no lo necesitaba. WuFei se había imaginado algo así sólo en sus divagaciones más locas, después de haberse encontrado tantas veces en conferencias, de haberlo visto a lo lejos en los pasillos, de espantar a cuando psicópata que se presentaba queriendo acercarse más a él, y no es que dudara de su capacidad de defenderse. Quería que algo de Quatre fuera suyo, y así hizo suyo el bienestar y protección del rubio. Jamás pensó que llegaría a ese punto, de tenerlo para él, de hacerlo literalmente suyo en la forma más primitiva que existía. Lo acarició donde le estaba suplicando que lo hiciera al ritmo de sus suaves y profundas embestidas, sintiendo cómo se contraían sus paredes internas queriendo succionarlo más adentro, y entonces sintió los espasmos de su orgasmo, mientras un sonoro gemido salía de lo profundo de su garganta, y nada más salía de él. Sentía sus salvajes pulsaciones en su mano y en su interior, mientras Quatre se empalaba solo más y más buscando otra cosa, perdido en el éxtasis que estaba sintiendo de su orgasmo seco. 

-Quiero sentirte, WuFei...  - con la mano libre se agarró de la pierna que lo presionaba por el costado y se ayudó a empujarse más adentro viendo cómo sobresalía un pequeño bulto en su vientre bajo - lléname... por favor... 

Y con esa última súplica, un escalofrío recorrió a ambos, mientras WuFei lo llenaba en lo más profundo de sus entrañas, y Quatre sintiendo todo el calor que vaciaba dentro de él, junto con las fuertes pulsaciones de su miembro golpeando su interior.  

La luz le pegó fuerte en los ojos al escuchar cómo se abría la cortina de la habitación. No le costó adecuarse a la luz, pero sí a la vista que tenía frente a él. 

Quatre llevaba puesta una camisa por lo menos dos tallas más grandes que él. Podía ver claramente las marcas de dedos, besos y mordiscos en la piel que quedaba expuesta al final de la camisa. La noche anterior Quatre se había quedado dormido tal y como lo dejó, y aprovechó para ducharse asear a su compañero y cambiar las sábanas. Había dejado tan exhausto al chico, que siguió durmiendo a pesar de todo el movimiento. Y él ya no estaba dispuesto a perder oportunidades, así que acostó nuevamente junto a Quatre y se quedó profundamente dormido con su brazo sobre él. 

-Buenos días, WuFei...  

-Buenos días - se sentó en la cama y esperó a lo que fuera que tuviera que decir. 

-Lo de ayer - comenzó Quatre sin voltearse a verlo a la cara – Trowa...  

-Te drogó... - completó WuFei, resignado al rechazo, pasando los dedos por su cabello suelto. Después de la ducha no se había molestado en atarlo otra vez. 

-No... - Quatre se volteó y se acercó a la cama para ponerse de rodillas junto a WuFei, quién lo miraba incrédulo - él, me dijo lo que era, y que si me decidía podríamos compartirlos... él y yo, juntos.... yo, sabía lo que era y lo usé para darme valor y enviarte ese mensaje... 

WuFei lo atrajo hacia sí de un tirón y lo besó suave y rápido en los labios. Sentía como se le acaloraba el rostro mientras no dejaba de ver aquellos ojos turquesa que le devolvían la mirada un tanto avergonzado y culpable. 

-No mientas... 

-No miento... no sabía si me creerías... si me aceptarías... 

Esta vez el beso fue más profundo, lamiendo sus níveos labios para que le permitieran recorrer el interior de su boca mientras lo recostaba con suavidad a su lado quedando sobre él. Sentía que se le iba a salir el corazón de felicidad. 

-No te dejaré ir. 

-Debo ir a las colonias la próxima semana, hasta entonces no tengo nada que hacer. 

Faltaban cuatro días.  

-Te demostraré cuanto me gustas. - le soltó WuFei con voz ronca y risueña. 

-Trataré de soportar - respondió Quatre dejándose quitar la camisa, sonrojado hasta el cuello pensando en que tal vez no llegaría a la siguiente conferencia en las colonias. 

 

Fin


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