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Estrellas y galaxias por Silence Tsepesh de Lenfet

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Notas del fanfic:

Hola~

Despues de unos dias de descanso vuelvo con este pequeño y lindo proyecto. Estrellas y galaxias empezo como un one-shot, pero crecio y siguio creciendo hasta que ya no pude considerarlo un capítulo y ademas aun faltaba mucho por escribir, así que se convitio en una historia. No sera una historia larga, 5 o 6 capítulos, pero espero que la disfruten.

Notas del capitulo:

 Como siempre, estare actualizando capítulos los sabados. Bien, empezamos. Espero les guste.

Esto apesta.  Y no me refiero a un olor, si no a mi vida. Sí, mi vida apesta. Y no me importa sonar dramático porque así es como me siento ahora mismo.  Hace un rato he salido de la ciudad, caminado, llevo horas caminando sin saber a dónde ir, aun no sé a dónde ir pero no puedo parar, si lo  hago, lo que paso terminara alcanzándome porque no paro de darle vueltas en mi cabeza.  Hoy tuve el peor día de mi vida.


Desde hace varios años que salgo con chicos, nunca me atreví a llamarme a mí mismo gay porque siempre lo intente tomar como una etapa, algo que cambiaría con el tiempo y por eso nunca le dije a nadie sobre eso, hasta que me di cuenta que no cambiaría. Llevo meses pensando cómo decirlo a mi familia, nunca espere que se enteraran de una forma… me gustaría decir que es la peor forma posible pero puedo pensar en otras peores: mi familia salió a una reunión y se me hizo fácil pedirle a mí… invite a Ryan, mi novio, a la casa. Fue mucho más fácil comenzar a besarnos y ponernos demasiado calientes para notar que mi familia había regresado y nosotros seguíamos en la sala, al menos aun teníamos puestos  los pantalones pero bastó para que mi secreto saliera a la luz. Hubo un pequeño caos en el que discutimos, gritamos cosas, el resto de la familia se enteró… y bueno son cosas que no quiero recordar. Eso y que Ryan me termino cuando logramos salir. El solamente dijo que no iba a estar con alguien que tuviera problemas con su familia debido a ser gay. Que él no iba a soportar el drama de la situación. Solo así, después de todo.  Joder que es lo que más me duele ¿en serio solo terminas a alguien después de ver como su familia le rechaza? Maldición, maldición.  No regresado a casa, me puse a caminar por la ciudad pero todo allí me asfixiaba y termine caminando hasta las colinas, donde no hay nada más que pasto y algunos árboles.  Esto realmente apesta.


Me detengo en un tronco y le doy una patada.  Se siente bien. Le doy otra y otra, pierdo la cuenta y el tiempo. Termino jadeando, pero sintiéndome mejor. No tengo idea de qué hora es, aun no quiero regresar, tal vez mañana y…


— Aah…— ay, maldita sea…caigo, rodando por la colina.  Siento que ruedo un buen tramo antes de detenerme— Auch, Auch…— esto es increíble. Me quedo acostado, mirando al cielo sin poder creer mi suerte. Escucho un ruido, lo que me hace sentarme y buscar mi teléfono ¿ahora qué? Hay alguien allí.


— Espera…— cuando logro encender la linterna de mi teléfono, veo a un chico más adelante. Se cubre los ojos con las manos— bueno, no importa ¿Estás bien?


— Eso creo— me levanto, un sin dejar de iluminar al chico ¿Por qué hay alguien aquí? estamos en medio de la nada ¿interrumpí algo? no se me ocurre otro motivo para que este aquí si no estuviera en una cita.


— ¿puedes apagar la luz?


— ah, lo siento, claro— cuando apago mi teléfono, veo más oscuro. Parpadeo en un intento de volver a acostumbrarme a la oscuridad. Una luz roja ilumina el lugar, es tenue pero me permite ver al chico, que esta solo aquí. Hay un telescopio a su lado, y una bicicleta tirada junto a una manta extendida.


— ¿de verdad estas bien? fue una caída…— no me dice que clase de caída fue, pero yo siento el rostro caliente de vergüenza ¡Me vio caerme!— ¿quieres ver si estas herido?— me duele el tobillo, pero puedo caminar hasta acercarme a él. En la luz puedo ver mis manos raspadas y mi ropa llena de pasto seco. Me sacudo sin mucho ánimo. 


— estoy bien…— le doy una mirada al telescopio, hay unos libros abiertos sobre la manta, luego miro de nuevo al cielo— ¿no te da miedo estar tan lejos y solo?


— ¿Qué?


— estas tu solo, en medio de la nada.


—Oh, eso. Umm. Supongo que un poco, pero nunca me he encontrado con nadie, hasta hoy— eso suena coherente ¿Por qué alguien vendría aquí?— ¿estás seguro que no necesitas algo? tengo agua, puedes lavarte las manos si quieres.


— Gracias— le veo agacharse y sacar una botella con agua.  Me aparto un poco para limpiar el polvo de mis manos y sacudirme un poco más. Mi ropa no parece rota y los dolores que sentía en el cuerpo se van apagando. Le regreso la botella con la mitad del agua— ¿en serio estas solo?


— si ¿Por qué caíste?


— creo que pise un hueco y perdí el equilibrio.


— debes tener cuidado, hay muchos conejos que hacen madrigueras por aquí— y dicho eso se inclina en el telescopio, volviendo a lo que sea que hacía antes de que yo llegara. El lugar está tranquilo, solo escucho el ruido del viendo moviendo el pasto y algunos grillos, la oscuridad tranquila. Sabía que no debía detenerme o todo se iba a venir sobre mí.  Sé que debo seguir mi camino, caminar y regresar o seguir cualquier camino pero no puedo, simplemente ya no puedo más: Las palabras, las expresiones, los recuerdos y las emociones, todo se viene sobre mí— ¿necesitas…?— el viento hace que note las lágrimas en mi cara— ¿te duele algo? ¿Quieres que llame a alguien?


—  Ya no puedo— me comprimo, mis piernas no me sostienen y el pasto de pronto parece la mejor opción.  Me cubro la cara con las manos y no hago el intento por dejar de llorar. Escucho el pasto crujir a mí alrededor, y palabras que no entiendo. Finalmente solo escucho mis lloriqueos.


— ¿Cómo va?— escucho. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero por fin he dejado de llorar.  Me olvide que tenía compañía. Levanto un poco mi cabeza, lo primero que noto son unas converse rojas casi tocando mis zapatos— creí que te habías lastimado con la caída.


— no fue… no me paso nada cuando me caí— dios, mi voz suena fatal. El chico no parece mayor que yo, o en cualquier caso no parece pasar de veinticinco. Tiene el cabello claro, tal vez rubio, un poco largo y usa una camisa de manga larga oscura y jeans. Me extiende un montón de toallas de papel arrugadas. Ya ni siquiera siento vergüenza, las tomo y me limpio la cara.


— Soy Eris. Si, como la diosa griega de la discordia y si, es mas como nombre de mujer. Yo no lo elegí, que conste— ¿eh? No puedo controlar la sonrisa al escucharle. 


—  Ian. Yo no iba a decir nada.


— Son las preguntas que siempre me hacen cuando escuchan mi nombre— se encoje de hombros— las respondo antes para ahorrar tiempo.


— entiendo. Lamento… esto— no sé cómo llamarlo. De cualquier modo no me queda mucha dignidad que defender— tuve un pésimo día.


— Entiendo— no dice más, otra vez estamos en silencio, pero no es un silencio incómodo. Eris está frente a mí, mirando al cielo— lamento no poder decir más, no soy muy bueno apoyando a los demás.


— Está bien, no tienes que forzarte— no nos conocemos como para sentirme cómodo escuchando sus intentos de consolarme.


— ¿por eso viniste hacia acá? Solo dime que no intentas suicidarte. Me dará terror venir aquí sí sé que alguien murió.


— eh, no, no pensaba matarme. Solo camine— ni se me paso por la cabeza la idea de matarme, hasta yo sé que solo es un mal día, y no quiero morir— no sabía a dónde ir, la ciudad me estaba asfixiando y llegue aquí.  Nunca había venido, es un lugar muy bonito. Pero ¿no deberías preocuparte más por los vivos que por los muertos?


— Me dan miedo los fantasmas— suena como un niño, y no sé si está hablando en serio o está intentando animarme— pero me gusta ver las estrellas.


— te interrumpí.


— no importa. Las estrellas siempre están allí— volteo al cielo. Puedo ver más estrellas aquí que en la ciudad— ¿quieres?— me extiende una bolsa de plástico, no veo que hay dentro pero huelo a manzanas. Mi mano se mueve antes de pensarlo, dentro hay trozos de manzana.


— ¿Manzanas?


— A veces me da hambre— no lo decía por eso, estaba recordando que según lo que leí en las clases de historia la diosa Eris causo la guerra de Troya con una manzana. No lo digo porque no me siento con la confianza suficiente, así que nos quedamos mirando el cielo y comiendo manzanas.


 


***


Me arden los ojos. La luz del sol es fuerte. Me doy la vuelta en la cama, y no abro los ojos.  Anoche regrese muy tarde, más bien era madrugada cuando nos levantamos y Eris me mostro el camino más corto para regresar. Regrese a casa, no sé que esperaba y que fue peor, pero no había nadie esperándome, todo estaba como si no hubiera pasado nada. Sé que es tarde y dormí demasiado. Cuando salgo de mi habitación no me sorprende que la casa está vacía,  mis hermanos deben estar en clases y mis padres trabajando. Es tarde para ir a clases y no tengo ánimos de ir de cualquier modo. En la cocina encuentro un plato con el desayuno, que debió haber dejado mi hermana para mí aunque ya es casi la hora de la comida.  


 


Estos últimos tres días han sido agobiantes. Regrese a clases pero me cuesta poner atención, mi familia no me habla, vaya que hasta hace tres días no pensaba que pudieras vivir en la misma casa  que alguien y no hablarle  para nada.  Apenas veo a mis hermanos, en parte porque intento estar fuera de casa todo el tiempo posible y en parte por los horarios de sus actividades.  No he recibido ninguna llamada o mensaje de Ryan, no es que esperara eso, tampoco yo le he llamado ni lo he buscado, tengo cosas más importantes que estar buscando a alguien que me dejo claro no quiere nada conmigo.


Mi madre es enfermera, así que tampoco pasa mucho tiempo en casa cuando tiene turnos en el hospital. Mi padre trabaja en un despacho jurídico y regresa por las tardes. Así que antes de que lleguen, tomo mi bicicleta y salgo. Es un poco cansado huir de mi propia casa y deseo mucho poder tener mi propio espacio, al menos así sería menos agobiante. No entro a ningún local ni a ningún lado, he llegado a comprar comida en los puestos callejeros y regreso tarde, cuando se que se han dormido, o eso hice estos días que no eran viernes. No creo que hoy pueda regresar como siempre. Los locales empiezan a cerrar y lo único abierto son los bares y centros nocturnos.


Después de varias vueltas, entrar a uno se vuelve una idea tentadora. Tengo algo de dinero, si encuentro un buen lugar podría tomar alcohol hasta perder la conciencia. Sin duda necesito perder la conciencia. Me detengo frente a uno, demasiadas personas esperando en la entrada, bajo un enorme letrero de luces. Mejor pruebo en otro…


Ah, imposible, parece que todos quieren entrar a esos lugares hoy. Ya no tengo a donde ir y es temprano, esta tan oscuro… oscuro… y la noche está despejada, parece una buena noche  para ver las estrellas. A lo mejor me encuentro con Eris otra vez, siento que debo disculparme bien y no en medio de un momento de debilidad. No estoy muy lejos de la salida para ir a las colinas.


Que calor, se me había olvidado lo que es pedalear de subida. No voy muy rápido, pensé que si Eris vino de nuevo podría estar en otro lugar, y si no solo me quedare tirado en el pasto viendo el cielo… ¿es él? creo que hay alguien adelante, en el mismo lugar donde estaba la vez anterior. Cuando llego, él ya esta viéndome.


— Aquí estas.


— sí.


— Yo pensé que te podría encontrar aquí— me bajo de la bicicleta y la dejo junto a la suya. No puedo ver muy bien su expresión.


— ¿me estabas buscando? ¿Por qué?


— yo… eh, quería disculparme por lo que paso el otro día.


— está bien, no paso nada en realidad. Este lugar es libre y puedes estar aquí también.


— y también agradecerte por la ayuda.   


— oh… eso es… lo que haría cualquiera. Supongo. Veo que no te lastimaste por la caída— veo su silueta sentarse en la manta y luego enciende la luz roja y toma uno de los libros que tiene allí.


— No me paso nada— los raspones apenas me dolieron y mi  tobillo dejo de doler al siguiente día— ¿vienes seguido aquí?


— tres o cuatro veces por semana— le veo garabatear algo en una libreta.


— ¿Por qué tienes una lámpara de luz roja?— es un poco escalofriante, un punto rojo en medio de la oscuridad.


— la luz artificial es muy brillante, conforme oscurece nuestros ojos se adaptan a ese nivel de luz, pero para ver las estrellas necesitamos oscuridad, tardamos treinta minutos en acostumbrarnos a la  oscuridad si estamos expuestos a luces brillantes, entonces si necesitas luz en medio de la oscuridad usar una luz roja es lo ideal porque no es deslumbrante— su tono es un poco como si estuviera repitiendo de memoria algo que aprendió para una clase.


— Vaya— no tenía ni idea de eso— ¿y hay algo interesante allá arriba?— él me mira. Incluso con la luz puedo ver que está sorprendido. Tal vez no pensaba que me quedara o esperaba que me fuera— ¿esos son mapas de las estrellas?


—  ¿mapa de las estrellas? Suena lindo. Son mapas estelares.


— entonces ¿puedo ver lo que quiera con el telescopio? ¿Solo tengo que poner el ojo allí?— Eris mantiene su mirada en mi, y luego suelta una carcajada. Ah, que bien, no quería molestarlo y creí que lo estaba incomodando. Me arrodillo antes de sentarme en el borde de la manta y espero a que deje de reírse.


— No es tan sencillo— dice después de un rato, y se limpia la cara con las manos— muchos dejan la observación porque piensan como tú, sin ofender.


— no me ofendo, la verdad siempre pensé que era solo tomar el telescopio y observar. Supongo que el hecho de que nunca conseguí ver la forma de una constelación habla mucho de mis dotes para la astronomía— escucho otra risa, Eris se ha puesto a buscar entre los libros, hasta sacar un cuadrado de lo que creo es cartulina, pero luego lo deja a un lado  y saca un teléfono. Lo apunta al cielo y luego se acerca a mí. El teléfono sobre nosotros enfoca unos momentos y luego forma unas líneas. 


— Felicidades, acabas de ver la osa mayor, tu primera constelación. Esa es la osa mayor— cuando miro al cielo directamente,  solo ubico unas pocas estrellas— ¿ves esa estrella brillante? Puedes encontrar la osa mayor por esa estrella, se llama Alioth.  


— oh.


— Allí está la osa menor— su mano traza un movimiento, pero esta vez solo veo estrellas— la que resalta mas es polaris, así puedes encontrar las otras.


— sigo sin saber muy bien qué es lo que veo, pero es muy interesante.


— solo necesitas práctica. Es como aprender geografía.


— Nunca fui muy bueno en geografía— admito, intentando no sonar muy tonto. Siempre se ha hecho muy sencillo hacer amigos, hablar con las personas  me resulta fácil porque me gusta hablar y escuchar, así que pasar la noche hablando de nada con Eris no me es extraño ni incomodo, aunque al inicio parecía que a él si le ponía incómodo. Solo hablamos de libros, de clases y de comida, un poco de las estrellas hasta que se hizo lo bastante tarde para tener que regresar. Esta vez regresamos al camino más rápido porque traigo mi bicicleta, y nos despedimos cuando llegamos a primera calle de la ciudad.


En casa las cosas no mejoran, aunque mis hermanos empiezan a mirarme y hacerme señas de apoyo. Ha pasado ya una semana y aunque da la impresión que las cosas están bien, no lo están ¿Cómo podrían estarlo si no hablamos? Yo quiero hablar de ello pero en vista de todo lo que ocurrió…  ya no salgo tanto por las noches, al final de cuentas quedarme en la habitación es lo mismo y menos cansando. Hoy no me siento tan bien encerrado,  mis padres están en la cocina cuando salgo.  Dirijo la bicicleta hasta una tienda antes de ir hacia las colinas. Eris ya está allí, sentado en la manta, voltea a verme cuando bajo de la bicicleta.


— hola.


— ¿a qué hora llegas? Es temprano— él se ríe, pero no me responde— traje algo— levanto la bolsa con papas fritas y sodas.


— oh, genial. Aún hay tiempo.


— ¿esperas algo?


— mercurio debe verse en un rato.


— ¿mercurio? ¿Me estás diciendo que puedes ver planetas con esa cosa?— le paso una soda.


— sí, no lo veras como en las imágenes que salen en internet, pero sí.


—Vaya— aun no abre la soda que le di, le veo darle vueltas.


— Ian, no creo que tú vengas a ver mercurio ¿Por qué vienes?— tal vez no esta tan cómodo con mi presencia como pensé— ¡no me disgusta que vengas!— añade, mirándome— lo siento, no tengo muchos amigos, no se… no quiero ser grosero. No me malentiendas, me agrada hablar con alguien aquí.


— no me molesta. Yo he sido quien te interrumpió— miro la lata en mis manos— mi familia me detesta. Destruí a mi familia— es lo primero que me sale. No he hablado con nadie de lo que paso.


—  eso es un poco… ¿no exageras?


— se enteraron de que soy gay. La noche que vine por primera vez,  me encontraron con mí… con alguien.  Se suponía que ellos no estarían en casa por unas horas y fue fácil llamarle y quedar—  no puedo parar de hablar— pero ellos llegaron muy pronto, nos vieron. Mi padre no paraba de pedir explicaciones, mi   madre lo adivino y me pregunto si me había pasado algo de pequeño ¿puedes creerlo? Mi padre culpo a mi madre… ah, todo fue de mal en peor después de eso, el chico con el que estaba me termino porque no quiso involucrarse y mi familia no me habla desde entonces— suspiro. Mi corazón late deprisa y mi cuerpo se siente como si hubiera estado corriendo, pero el nudo que sentía en el pecho se ha  aflojado un poco— eh, yo solo… sé que esto no te interesa, debes pensar que es patético.


— pienso que hay cosas peores, que te guste un chico no es malo.  A veces solo necesitamos pensar bien las cosas antes de darnos cuenta de la verdad. Posiblemente mis palabras no te ayuden mucho, pero es lo que pienso.


— ayudan más de lo que parece ¿puedo seguir viniendo? Este lugar es muy tranquilo.


— no puedo prohibirte venir, si tu quieres venir ven. No me molesta que estés aquí.


— vale ¿Estarás aquí mañana?


— sí, vendré aquí mañana ¿quieres ver mercurio?— sonrió mientras respondo.


—  quiero ver mercurio.

Notas finales:

Cualquier duda o comentario pueden dejarlo, no soy experta en astronomía y lo que esta escrito lo base en lo que encontre en internet por lo que si hay un dato erroneo o ustedes lo conocen de otra manera, disculpen. 

Gracias por leer!! hasta la proxíma semana!!


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