«Érase una familia muy unida, una familia de ensueño; una madre tierna y dedicada que siempre tenía una sonrisa para todo, un padre presenté y amoroso que siempre demostraba su cariño dándole lo que un niño más desea, atención.
Pero un día, una mala persona se interpuso y se empeño en destruir esa familia; complotó contra la madre y engatusó al padre, destruyo aquel matrimonio feliz, aquella hermosa familia, para luego casarse con el padre y quedarse con su dinero.
El padre viviría una vida miserable por la maldad de este ser malévolo, pero él lo descubriría y su padre volvería con su madre a ser una familia feliz».
Un hermosa historia... que hubiese sido más bella, si tan solo fuese real
y no una triste fantasía de nuestro querido Adrián.
—¡Qué hermosa historia!
Deberías escribir de forma profesional, Adrián —leyendo el borrador de el joven.
—Devuelve mi borrador —Tratando de recuperar el objeto de la manos del mayor.
—Déjame que se lo muestro a Gino —Con el diario en la mano, empezó a gritar.
—Gino, ven a ver la historia que escribió tu hijo —riéndose ante tal escrito. —Leé, cómo con mis malvados planes, te seduje y te separe de la caperucita roja.
—¿En serio?, Déjame leer
—No papá. NO lo leas, por favor. —arrancándole el diario para luego romper la hoja —Y tu Renato, veté al infierno.
—Me iré al infierno, pero antes me llevaré a tu padre a mí cueva del mal a hacerle muchas maldades —Colgándose de Gino, para besuquearlo y molestar a Adrián —¡Ah!, y Adrián por favor —juntando las manos en forma de súplica —Deja esas infantiladas, porque te vas a morir virgen o quedar más ciego de tanta paja.
—Papá ,dile algo.
—Renato, no seas malo con Adrián.
—Si no dejo de serlo, ¿qué?, ¿me vas a castigar? —Haciendo un puchero.
—Pues entonces castigame papi —lamiéndose los labios de forma atrevida.
—Adrián, retírate, hablamos luego —Adrián se fue y Gino se puso cachondo —Ven aqui, mi ranita hermosa.
—Castigame Gino, hazme gritar de dolor y placer —mientras sujetaba a Gino contra la pared.
—Lo que tú digas mí Ranita, lo que tú digas. No voy a negar que estoy muerto del miedo y excitado a la vez.
—pues apúrate así te quito los miedos y también está erección —tocando el "paquete" de Gino, que asomaba por el pantalón, para luego bajar besándolo e ir desabrochando la camisa a su paso, pasando su lengua por la tetillas del mayor, hasta llegar a la barriguita cervecera y jugar con el ombligo pasando su lengua, cuando por fin llegó a destino con su boca bajo la cremallera para soltar el miembro erecto de su cárcel de tela.
Empezó por lamber los costados de este, provocando espasmos en Gino, mientras con su mano jugueteaba con unos de los testículos, apretujándolo suavemente y al otro haciéndolo saltar, para luego empezar a mamarlo lentamente…
...Pero nada es perfecto, justo cuando el clímax llego y Gino se vino en Renato, él inoportuno volvió.
—Papá, necesito pedirte algo.
La tensión fue horrenda, Renato con la verga en la boca, Gino con cara de que me parta un rayo y Adrián cómo de sorpresa ante tal espectáculo. Hasta que Renato sacándose la verga de la boca, tomó la palabra.
—Adrián, la puta que te parió.
¿Qué no sabes golpear?, Casi me ahogó con el semen, maldita seas, qué dirán las noticias: "se murió mamando verga, por susto de hijastro inoportuno”.
Quiero morir feliz, pero no de está forma, así que vete ya —Así que a empujones saco Adrián de ahí —¿Donde quedamos Gino?.
—Ya se fue todo Renato, el susto no se va pasar en días.
—¿Que? —golpeando la mesa —Maldita seas Adrián.
(...)
-Mientras tanto –
Adrián se dirigió a su cuarto para asimilar lo que vio.
—Que puto asco, le vi la verga a mí papá. Dios mío, quiero arrancarme los ojos.
—Solo hazlo, y deja de quejarte
—Púdrete Ismael.
—Púdrete tu virgen.
—Tú también lo eres niñito.
—Pero yo tengo 8 años y ya bese dos niñas y tu fracasado cero, lo sabía eres un loser.
Entonces Adrián se dio cuenta que hasta un niño tenía más actividad amorosa que él.
Adrián se propone a cambiar, pero esto no es una historia sobre Adrián, es una historia sobre Renato.
Adrián, tendrá que seguir participando porque a Renato, nadie le quita el protagonismo.
Continuara...