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Ojitos lindos… por Doki Amare Pecccavi

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Cap. 2: Sin amigos

 

El miedo lo puede todo, sólo hay dos caminos:

Enfrentarlo o huir de él. No hay buenas o malas elecciones

 Cualquiera de las dos marcará tu destino

¿Sabes? La decisión propia es la mejor.

 

Y cuando todo acabó su cuerpo marcado, mordido y gastado, estaba cansado, pero tenía tantos deseos de aclarar las cosas, apenas si pudo cambiar las sabanas en la habitación de su madre, las llevó a la habitación suya con todo su pesar y malestar. Y se aseó, evitó mirarse al espejo, evitó tocarse a si mismo, estuvo tanto tiempo debajo de la regadera el agua podría hacerlo, todo lo necesario para no estar tan sucio. Tiempo suficiente, no pensó en cuando terminar, su mente nublada y sus ojos llorosos, lo último que sintió fue ese chocar de su cabeza con el suelo.

.*.

 

Herir, no maltratar

Puedes hacerlo todo sin pensar

Pero si pienso, no puedo hacer nada porque...

¿Por que pienso en ti?

¿Por qué pienso en ti?

 

Hiei llegó hecho una furia al templo, pero bajo ese ceño fruncido, estaban las lágrimas reprimidas que no se atrevía a mostrar. Ignoró a todos, a su hermana a Yusuke, al tonto de Kuwabara. Pudo haber no regresado a ese sitio, pero la decepción y el dolor le corrompían, quería gritar a los cuatro vientos el dolor que sentía, pero el veneno creado por el engaño opacaba todo sentimiento de decepción.

 

- Kurama se acuesta con todos, lo he visto... - Dejó escapar a su paso, tenía una habitación para él, pero no le hubiese importado demasiado estar en ese momento con alguien más.

 

Los primeros minutos de soledad, se le hicieron eternamente torturantes... y de pronto un Yusuke con la cabeza baja se adentró a la habitación.

 

- Hiei yo...

 

- Yusuke, no tienes idea de cuan errado estabas... estábamos.

 

- ¿Qué fue lo que ocurrió... exactamente? - Ladeó la mirada al mismo tiempo que se sentaba en el borde de la cama, junto a Hiei - ¿Te ha rechazado?

 

- Hubiese preferido eso... porque me duele mucho, y no lo merece, ni siquiera el amor que tengo.

.*.

 

Y después despertó, y la habitación blanca le hizo ponerse en alerta, el murmullo detrás de la puerta y el suero, la aguja en su mano, su madre dormida en la silla, comenzó a sentirse incomodo, después de varios minutos la mujer levantó la vista, vio a su Suichi que le sonreía y sin pensarlo le abrazó.

 

- Suichi, me has espantado demasiado, deberías tener más cuidado al bañarte, ya no eres un niño... - Más frases como ésta, y de lo espantoso que se veía todo lleno de sangre, y las puntadas en su cabeza, las lecciones en esa parte del cuerpo eran muy peligrosas, sobre el futuro prometedor que pudo arruinar, sobre su descuido, y más, muchas más.

 

Para darle de alta, los tramites vinieron después, otro regaño por parte del médico y un lindo adiós por parte de las enfermeras.

 

Una sombra entre la luz de día, un sujeto extraño esta vez, había estado vigilando por más de una semana, con la imagen de un humano cualquiera, y se sintió a gusto en ese lugar - A la expectativa de verle salir - el viento soplaba y los rayos del sol no parecían tan malos una vez que se acostumbraba a ellos.

 

.*.

 

Hiei, no había hablado más de aquella vez, Kurama no se presentó a las juntas que Koema organizaba, Kurama dejó, sin motivo, de frecuentarles, como si nunca hubiese existido.

 

Kurama nunca pidió un consejo, Kurama se apartó de la nada, hubiesen dado replica, si tan sólo hubiese hablado con alguno de ellos... pasaron las semanas, y ninguno en verdad quiso ir a saber qué ocurría con él, no tenían ni las ganas ni la necesidad de hacerlo pensaron después de mucho tiempo, había sido su amigo, aún lo era, sí, pero no podían ir a buscar a alguien que no les quería cerca.

 

Yukina, Keiko, Yusuke, Kuwabara, Koema, todos se sentían tan confundidos, habían podido jurar que había más que amistad entre esos dos, en las miradas que se dedicaban y en las indirectas palabras. Leer entre líneas y comprender lo que se esconde tímidamente entre las cosas.

 

.*.

 

Sin pensar, sin meditar, hundido entres sus sabanas, el colegio, las tareas, las visitas de ese nuevo demonio que se empeñaba en mirarle, aunque él no le dirigiera la palabra, cada tarde, después del colegio, Kurama caminaba hasta el templo, pero cuando llegaba y miraba las escaleras, antes de intentar subir, perdía todo su valor como un muñequito descosido que pierde su relleno en el camino. Y entonces, bajaba la mirada, sentía la presencia de Hiei agotada, ¿Tanto mal podía haberle hecho?, y más días pasaron, y entonces un día tomó valor, y subió las escaleras...

 

Pero hay otros momentos,

Escucha el piano, alguien le toca, una melodía nostálgica

Y mi corazón que comienza a temblar.

Era tarde, muy tarde ¿No?

 

- Kurama - Yusuke frunció el ceño - ¿Qué estás haciendo aquí?

 

- Sé que Hiei está aquí, puedo sentirlo, Yusuke yo... yo quisiera hablar con él - Un nudo se hizo en su garganta - podrías decirle...

 

- ¿Sabes? No puedo ayudarte, estoy seguro de que no quiere verte. Había hablado con Hiei, lo animé para que se te declarara, ¿y qué haces tú?, te acuestas con todos, de haberlo sabido ni siquiera se lo hubiese sugerido, que decepción, y yo tanto que te admiraba... - Kurama cerró los ojos "Eso es lo que piensa él...", dolía escuchar eso; Yusuke hablando de esa manera sin saber, ¿No eran amigos? Con sentencias antes de ser juzgado - Y deseaba que Hiei estuviese contigo, pero... no eres para él, yo lo amo también, y callé para que estuvieran juntos. No vales sus lágrimas Kurama... no lo vales.

 

Una nueva declaración, de los sentimientos del moreno hacia Hiei, inesperado, inaceptable, la noticia le deprimió más, seguramente Yusuke creería tener el camino libre, no quería, no lo deseaba, que ellos comenzarán con algo, celos, angustia y más dolor. Se sentía solo ¿Por qué nadie preguntaba cómo se encontraba? Nunca había sido desatento con alguien, siempre mostraba sonrisas, buenas acciones y perfecto comportamiento ¿en dónde estaba el pago por la amistad sincera?

 

Kurama soltó una bofetada a Yusuke. Podría haber hecho cualquier otra cosa, un ataque con su látigo de rosas, tal vez introducir una semilla dentro de él, aromas venenosos..., pudo hacer cualquier cosa, aun sabiendo que Yusuke no se defendería ante sus ataques, pero no lo hizo, sólo una bofetada y después lágrimas.

 

- No entiendes nada... – Miró la mejilla roja del moreno.

 

Yusuke se petrificó con el tono de voz, ese brillo en los ojos, el pelirrojo comenzaba a llorar ¿Por qué alguien cómo Kurama lloraba? Kurama estuvo a punto de acercarse más a Yusuke, ahora debía pedir disculpas. Una energía le hizo caer escaleras abajo...

 

... era Hiei, y detrás de él, Yukina y Kuwabara.

 

- Lárgate de aquí, ya no eres bien recibido - Mencionó Hiei con despreció para después acercarse al atónito Yusuke.

 

- ¡No, Kurama espera...! - Yusuke miró hacia abajo, el cabello pelirrojo impedía que sus ojos esmeraldas se viesen, Kurama estaba dolido, avergonzado, Kurama echó a correr, su cabello se movía con el viento, demasiado dramático para ser real y mucho menos mítico para ser un cuento de hadas. – Kurama no está bien...

 

- Kurama debe dejar de importarnos - Sentenció Hiei, tomó de la mano de Yusuke, lo había escuchado todo, ahora lo entendía, los buenos modales repentinos y las sonrisas sinceras, se sintió un tanto tonto ¿Cómo no notarlo si era ese chiquillo lo bastante tonto como para no saber disimular?

 

- Estás mezclando sentimientos, amor con amistad, ¿no deberíamos saber qué es lo que le pasa? Lo notaste – Sentenció Yusuke mientras sobaba su mejilla roja - ¿No? Tiene una energía distinta... parase llorar en silencio.

 

|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤|

 

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«.·°·~*~' Nos miramos bajo el atardecer,

Rompí en llanto, soltaste mi mano sin avisar. ‘~*~·°·. »
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