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No hay dos sin tres por Aranel Poli

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Notas del capitulo:

Mis amores, tenemos nueva historia/adaptación, espero les guste <3

 

 

Sus labios no paraban de probarse, ambos suaves y necesitados, sus brazos moviéndose tratando de abarcar todo lo que ese cuerpo les ofrecía. Compartían más que saliva, compartían más que lujuria, compartían…

-Espera… espera- susurró el menor alejándose mientras el otro lo miraba agitado tratando de controlar su errática respiración.

-Lo siento, es verdad, acabamos de conocernos- soltó negando con una sonrisa -Tal vez podríamos beber una copa y platicar- el menor lo miró extrañado para después resoplar.

-De hecho, tuve un problema al querer quitarme la cobarta- explicó sacando enseguida aquella prenda sobre su cabeza -Pero si quieres que hablemos, hablemos- dijo alzándose de hombros.

-Oh… de acuerdo.

-...o podemos hablar después.

-Sí- soltó el mayor antes de arrojarse de nuevo a esos rosados y adictivos labios que estaba seguro serían su perdición.

Fue así como la relacion de Shura Caballero con Saga Dipló dio inicio. Una pareja de lo más perfecta, ambos exitosos, apuestos y dispuestos a compartir su vida, con ello en mente decidieron comenzar a salir y no sólo a tener encuentros sexuales… bueno, no del todo.

Saga se desvivía por Shura, le llevaba flores y chocolates al trabajo, le invitaba cenas en restaurantes lujosos y compartían momentos inolvidables en el departamento del más joven. Y justo estaban en ese lugar.

Saga, un hombre de cabellos añiles y mirada esmeralda se encontraba mimando a un joven de cabellos azabaches que le dedicaba una amorosa mirada con sus enormes ojos verdes.

-Vamos, amor.

-No- negó el menor torciendo los ojos, era la enésima vez que escuchaba esa palabra en el día.

-Dijiste que sí hacia unos días, nos divertiremos, Shura.

-Es muy pronto, Saga.

-Claro que no- soltó el peliazul acostado junto a su pareja comenzando a besar su lechoso vientre haciéndolo sonreír.

-Sí, cuando tú conozcas a mi padre y yo a tus amigos formarán parte de esto y… yo… -Shura negó para después mirar fijamente a su novio -Sólo mantengamos nuestra burbuja, sólo un poco más- Saga torció el gesto.

-Han pasado ocho semanas- soltó levántandose para ir por su portafolio.

-¿Estás contando?- el mayor ignoró a Shura sacando una pequeña caja de su portafolio para después acercarse al azabache, dándosela.

-Felices ocho semanas, amor- Shura lo miró sorprendido aceptando el regalo, sonriéndole -Lo vi y pensé en ti. Ábrelo- enseguida, el azabache abrió la caja deleitándose con un lujoso reloj. Se lanzó a sus brazos besándolo con intensidad.

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Por la mañana el sonido de la alarma lo despertó, odiaba los días de trabajo.

Resopló sin abrir los ojos aún, quería estar unos segundos más en la suave cama, pero no lo logró al sentir un cuerpo a su lado.

-¿Qué hay de desayuno?- dijo acercándose al suave cuerpo acurrucándose en el regazo de quien lo miraba con una sonrisa y una taza de café en la mano.

-Huevo con tocino- dice el apuesto pelilila -Pero necesitas alejarte de todo hasta que tu colesterol baje, así que hay tocino de pavo.

-Al carajo el pavo- rezongó Saga levantándose de la cama mientras el pelilila lo miraba negando -Quiero tocino normal.

-Bien, amor, escucha -dijo el menor siguiéndolo hasta el baño en donde el peliazul comenzaba a lavarse los dientes -Vi una historia de un hombre que había comido cerdo mal cocido y terminó con gusanos en su cerebro -Saga lo miró asqueado -Su cerebro se hinchó muy rápido y luego, para aliviar la presión tuvieron que cortarle un pedazo de cráneo.

-Vaya- soltó mirándolo con el ceño fruncido para despues escupir en el lavabo mientras el otro continuaba.

-Sí, hicieron un triángulo en su cráneo, así que piensa en eso la próxima vez que comas cerdo.

-Bueno, por suerte las únicas chuletas de cerdo que quiero son las tuyas- dijo sonriendo tomando al pelilila por la cintura besando su cuello haciéndolo sonreír.

Después de una rápida sesión de sexo, Mu bajó a la cocina para prepararle el desayuno a su esposo, quien después de un rato bajó enfundado en su elegante traje deleitándolo.

-Aquí tienes- dijo ofreciéndole una taza de café junto a un plato de huevo con tocino de pavo. Saga sonrió, pero enseguida salió corriendo un enorme perro caniche subiendose a su regazo para comenzar a besarle el rostro. -¡Kaiser!

-Dios, Mu, debes llevarlo a entrenar- se quejó el platinado quitando al perro de su cara mientras el pelilila lo tomaba con sus brazos alejándolo de su esposo.

-Lo sé, mañana lo llevaré a la escuela de entrenamiento- Saga asintió dándole un sorbo a su café -Tenemos que confirmar que el pintor venga hoy.

-Lo que me recuerda, necesito que firmes unos papeles, cielo- dijo el mayor levantándose para ir por su portafolio sacando un par de papeles que le tendió a Mu.

-¿Qué son?

-Sólo unas cosas de contabilidad- el pelilila asintió lentamente viendo aquellos papeles con una mueca de hastío.

-Ni siquiera entiendo esto, no quiero leerlo.

-No tienes que hacerlo, ya lo hice por los dos, sólo tienes que firmar.

-No, de verdad no entiendo esto, Saga- dijo mirando fijamente a su esposo -Siento que necesito ir a un campamento del cerebro o algo.

-¿Qué?

-Un campamento del cerebro, amor- sonrió comenzando a explicarle a un confundido Saga -Es donde te hacen ejercicios para el cerebro, como cuando las personas tienen pobre visión, las hacen trabajar los ojos y después no tienen que usar lentes nunca más, lo que debería hacer- dijo sonriendo acomodándose la montura de sus lentes de lectura.

-Me gustan tus lentes- sonrió el peliazul.

-Necesito ir, son en playas y te bronceas, bebes Ginko Bilboa todo el día y después regresas siendo un genio.

-Amor, es Ginko Biloba, Bilboa es de Rocky- Mu lo miró con una sonrisa y asintió.

-Cierto ¿Ves? Es por eso que debo ir al campamente del cerebro- Saga negó acercándose a su esposo para besar su frente.

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Esa mañana, Shura llegaba a su oficina en el último piso de uno de los edificios más lujosos de la ciudad. No por nada podía leerse en la entrada del piso “Shura Caballero y abogados”.

-¿Algún mensaje?- preguntó en cuanto llegó. Su asistente negó.

-No lo creo, estoy un poco distraída aquí- sonrió la bella mujer, Shura alzó una de sus cejas al ver que en la entrada de su oficina había dos cajas enormes de archivo.

-¿Y esto no es un mensaje? No lo mencionaste, Shaina.

-¿Por qué debería mencionarte algo que ver al entrar?- el azabache chistó negando para revisar la nota que había sobre las cajas.

-¿Dohko? Creí que Aldebarán Sousa estaba a cargo de la fusión- la peliverde se acercó hasta el azabache para negar.

-No, es muy emocional, quieren a alguien despiadado, así que…

-Dohko Zhao- terminó Shura con una sonrisa mordaz -Bien, pon a Jamián al teléfono, voy a necesitar todos los materiales y quiero arreglar las fechas para las declaraciones- ordeó a la joven, quien torció el gesto.

-No sé porqué trabajas tan duro, la mejor parte de ser apuesto es no tener que trabajar- el español resopló con una sonrisa -No me has visto matarme trabajando ¿Verdad?

-Desafortunadamente no.

-Eso es porque tengo a Cassius, él trabaja y yo vengo aquí porque es un pasatiempo y pagas bien.

-Gracias, Shaina- soltó el azabache con sarcasmo, mientras la joven sonreía orgullosa.

-Por cierto, llamó tu padre para confirmar si van a ir por unos tragos con ¿Saga?- Shura desvió la mirada fingiendo revisar unos papeles que se encontraban sorbre su escritorio- ¿Quién es Saga?- preguntó sonriendo de lado y sentándose frente al escritorio. Shura negó para ir hasta su asiento.

-Es un hombre con el que salgo.

-Obviamente, pero ¿Cuál de todos?

-¿El único?- soltó con obviedad mirando a su amiga y asistente con molestia.

-¿Hay un solo tipo? ¿Y lo llamas Saga? Tú nunca usas sus nombres, Shura- el nombrado sonrió de lado -¿Qué pasó con el chico modelo? ¿El doctor no tan inteligente?

-Se fueron.

-¿Y el rabino sexy? ¿Y el primo del rabino sexy?

-Hice que se fueran- dijo sonriendo orgulloso mientras Shaina lo miraba sorprendida.

-¡Te deshiciste de todos!

-Así es, limpié la banca.

-Vaya- resopló la peliverde dejándose caer en el respaldo del asiento -No habías saliendo con un solo tipo en bastante tiempo.

-No hagas un escándalo, Shaina, es algo reciente.

-Bien, de acuerdo, sin compromisos, lo entiendo y es bueno que Saga no tenga un apodo, significa que es viable. No lo has rechazado aún.

-No es un donante de riñón.

-No, es obvio que te dona algo más- finalizó la joven levántandose y dejando a Shura con una enorme sonrisa.

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-¿Qué pasa?

-¿Rojo o blanco?- preguntó Mu con unas cuantas bolsas encima mientras lucha subiéndose a su auto.

-¿Rojo o blanco, qué?

-¿Qué? No se te olvidó ¿Verdad?

-¿Olvidarme de qué?- preguntaba Saga algo confundido mientras tecleaba en su portátil.

-La cena con Aioria, amor.

-Me dijiste que era la próxima semana.

-No, te dije eso la semana pasada, lo que significa que era ésta semana- Saga suspiró tomando la bocina.

-Lo siento cariño, tengo que trabajar.

-¿Qué? ¿Otra vez?- la voz de Mu estaba repleta de decepción y tristeza -Es la tercera vez esta semana.

-Habrá una reunión con los americanos, así que me quedaré en la ciudad esta noche- el pelilila chistó para enseguida sonreír.

-¿Sabes qué? ¿Po rqué no me reuno contigo después de tu reunión?

-¿Qué?- soltó Saga desconcertado.

-¡Sí! Iré a encontrarme contigo a la ciudad después de tu reunión.

-No, no, no hagas eso cariño.

-No me importa- decía Mu bastante entusiasmado mientras Saga comenzaba a sentirse molesto -Podemos divertirnos mucho, tomar chocolate caliente y tener sexo desenfrenado.

-¿Sabes qué? Iré a casa, amor.

-¿En serio?

-Sí, cancelaré mi reunión, no estan importante- decía el mayor tomándose el puente de la nariz.

-Cielo, gracias.

-La familia es primero, te veo en la casa- finalizó el peliazul cortando la llamada con los labios fruncidos -¡Mierda!

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-Vaya, mírate qué guapo estás- soltó Saga en cuanto vio a Shura, quien le sonrió con timidez subiéndose al auto. Se suponía que irían a tomar unos tragos con el padre del español, pero alguien había arruinado su cita.

-¿Cómo estás amor?

-No muy bien, cariño.

-¿Qué pasa?- preguntó Shura algo angustiado.

-El chico que cuida mi casa rompió la tubería del baño, tengo que ir a encargarme.

-No, Saga ¿Irás hasta Patras?

-Tengo que hacerlo, hay casi un metro de agua en el sótano- decía el peliazul con pesar y molestia.

-¿Quieres que vaya contigo? Sería divertido- ofreció Shura sonriendo con picardía mientras el mayor negaba.

-No, amor, estoy bien, ve con tu padre.

-Podemos cambiar los tragos por un desayuno- soltó tomando su celular dispuesto a avisarle a su padre del cambio de planes.

-No, estaré de regreso mañana en la mañana- Shura lo miró con molestia chasqueando la lengua.

-¿Y qué hay de la reunión con mi padre?

-Lo siento, cariño- dijo Saga sonriendo con pesar mientras Shura negaba cada vez más molesto.

-Sí, está bien.

-¿Por qué te molestas?

-No estoy molesto- musitó desviando la mirada hacía la ventanilla, Saga sonrió de lado acercando su mano hasta el muslo del menor, quien la alejó de inmediato.

-¿Qué quieres que haga?

-Quiero ir contigo- dijo en cuanto el peliazul lo dejaba frente al bar donde el menor se vería con su padre.

Shura se bajó molesto cerrando con fuerza, Saga bajó la ventanilla mientras el español le dedicaba una mirada llena de desdén.

-¿Vas a ponerte en ese plan?

-¿Plan? El único plan que teníamos era con mi papá y tú lo arruinas.

-Bien, llámame cuando se te quite la molestia- finalizó alejándose dejando a Shura bastante molesto.

Entró al bar refunfuñando y apretando los puños demasiado enojado, pero decidió cambiar su semblante en cuanto vio a su padre, quien le sonrió recibiéndolo con un afectuoso abrazo.

-Hola, hijo.

-Hola- musitó con media sonrisa- Kardia lo invitó a sentarse acercándole su trago.

-¿Quieres esto? Voy a pedir un vodka- el español no lo dudó, tomó el vaso dándole un gran trago para enseguida hacer una mueca de asco.

-Qué asco, ¿Por qué pediste ginebra?

-Bueno, no pude leer el menú porque dejé mis lentes en casa de Nina ¿Quieres que te hable de Nina?

-No lo creo- dijo Shura negando con los labios fruncidos.

Kardia era el padre de Shura, un hombre griego que había buscado el amor en España encontrándose con Calvera Caballero, una mujer hermosa que lo había conquistado. Se casaron y tuvieron a Shura. Calvera murió de cáncer cuando el pequeño tenía cinco años y a partir de ahí, Kardia parecía querer encontrar aquello que había tenido con Calvera, mujeres y hombres habían ya formado parte de su lista, algo que a Shura ya no le inmutaba siquiera.

-Pero…

-Papá, no quise saber de Kellan y no quiero saber de Nina.

-Es una chica hindú- comenzó Kardia haciendo que Shura rodará los ojos y llamara a la mesera -Tiene una piel muy suave y es hermosa, nos conocimos en un restaurante de comida hindú.

-Oh, mira qué sorpresa.

-Tiene veinticuatro años y es una gran bailarina- Shura asentía fingiendo una enorme sonrisa. La mesera llegó y pidieron dos vodkas.

-Cada vez me sorprendes menos, papá- la joven llegó con sus tragos y ambos le dieron un gran sorbo, parecían necesitarlo.

-¿Y dónde está tu hombre?

-Creo que acabamos de terminar- dijo el menor desviando la mirada con tristeza.

-¿Por qué? ¿Qué pasó?

-Se rompió la estúpida tubería de su casa y vive en Patras, así que no vendrá.

-¿Y en alguna parte de la historia se comportó como un cretino?- Shura negó.

-Es la forma en la manejó la situación, papá, no quiere conocerte.

-Estás siendo paranóico, hijo.

-Te digo que algo no funciona y cuando siento eso, casi siempre tengo la razón- soltó molesto dándole un gran sorbo a su trago.

-Ay, por favor, Shura, en cada relación que tengo algo no ha funcionado.

-Y probablemente por eso es que vas por tu quinto divorcio con alguno de mis hermanos de fraternidad- Kardia miró a su hijo con media sonrisa igonrando su molesta perorata.

-¿Te gusta ese hombre, verdad?- Shura lo miró en silencio unos segundos y después asintió derrotado.

-Eso creo.

-Entonces olvida toda esa basura y sorpréndelo.

-No es basura.

-Sí, lo es- el menor chistó negando -Ponte algo sexy, lleva tu trasero a Patras y arregla la plomería de ese hombre.

-Son dos horas hasta allá- dijo haciendo un puchero. Kardia sonrió acercándole su trago el cual Shura tomó dándole un sorbo para después sonreír convencido.

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Shura manejó dos horas con una enorme sonrisa y… con un traje de plomero sexy que le quedaba bastante bien, además de que ese ajustado pantaloncillo resaltaba sus largas piernas. Llegó hasta la casa de Saga, la cual había rastreado con su GPS y que ahora notaba era enorme, lujosa y muy bonita.

Bajó de su auto mirándose por el vidrio de la ventanilla, de verdad se veía exquisito, con su cabellera suelta y esa camisa ajustada. Saga se moriría.

Se acercó a la entrada la cual estaba adornada con unos enrome jarrones, qué buenos gustos tenía el peliazul. Tocó el timbre y esperó con una sonrisa coqueta mientras balanceaba una sopapa, porque si iba disfrazado de plomero tenía que estar en el papel con todo y artefactos. Esperó unos segundos hasta que la puerta se abrió, siendo recibiendo por un hombre que no era Saga.

-Hola- saludó el hombre en pijama mirándolo de arriba abajo.

-Hola, busco a Saga.

-¿De qué se trata?

-Soy Shura, tú debes ser el chico que cuida su casa ¿No?

-No, soy su esposo, Mu- dijo el pelilila extrañado haciendo que el español lo mirara asombrado comenzando a boquear -¿Es una especie de función desnudista?

-No… yo… yo me equivoqué de dirección- soltó nervioso y mirando a los lados fingiendo buscar otra casa.

-¿A quién buscas?

-A Saga Dí…dídimo- Mu frunció el ceño.

-¿Saga Díplo?

-No… no… es un hombre bajo y calvo… creo que vive a unas casas de aquí, se llama… Sasha- el pelilila negó.

-No hay ningún Sasha en esta calle- el español se alzó de mano y sonrió y comenzó a caminar hacia atrás alejándose de ahí.

-Bien, como sea, yo… -y se hizo demasiado hacia atrás ya que chocó con el enorme jarrón de la entrada cayendo junto a él. El pelilila miró aquello sin creer lo que veía, incapaz de reaacionar, Shura por su parte se levantó con dificultad mirando el desastre a su alrededor.

-Te enviaré un cheque por el jarrón- susurró señalándolo para comenzar a caminar hacia su auto mientras Mu miraba preocupado aquello para después negar, una extraña idea se formaba en su cabeza y no le gustaba, no le gustaba nada.


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