—¡No, me rehúso a aceptarlo!
El griterío jovial que resonó en todo el muelle hasta hacer vibrar el agua no detuvo a los sirvientes de hacer sus deberes matutinos, a excepción de alejarse para dejar el pasillo libre justo a tiempo para que el joven amo ingresara corriendo y con pasos resonantes, dispuesto a arrollar a cualquiera que se cruzase por su camino y listo para entrar a su recamara y no salir en largo tiempo. Pisando sus talones iba el emperador, echando chispas de sus fruncidas cejas y con látigo en mano, siendo detenido de usarlo contra el joven gracias a la delicada mano del sereno y algo asustado hombre que avanzaba junto a él y procuraba que una terrible matanza se desatara a tan prontas horas del día.
—¡No es decisión tuya, jovencito! El trato a sido cerrado ya y, además, recuerda que yo mismo te advertí de las consecuencias por tus altos estándares
—¡No es por mis altos estándares! — El chico quiso encerrarse en su habitación, pero la fuerza de su doncel padre era mayor, quien detuvo la puerta corrediza con una sola mano y la abrió de un azote, alejando al pequeño adolescente quien, frustrado, vio cómo ambos adultos ingresaban a su escondite. Finalmente, el chico los encaró — Recién cumplo 18 años, soy muy joven para casarme y lo peor de todo es que no tengo la más mínima idea de quién es y como luce ese príncipe...
—Ese príncipe no es un desconocido, es el hijo de mi hermano, el emperador Wei Ying, lo conozco desde que somos niños y a su actual heredero también. Aunque quisiera no podría casar a mi único hijo con alguien extraño.
Sus palabras trataban de sonar tranquilizadoras, pero el efecto que causaron fue básicamente el contrario. El joven príncipe cruzó sus brazos sobre su pecho y un fuerte gesto de desagrado deformó su rostro antes de volverse hacia su pacifico padre y emperador del lugar, con una mirada suplicante — Padre...
El hombre se rascó la cabeza suavemente, tratando de desviar la mirada, pero los intensos ojos de advertencia por parte de su consorte le hacían imposible donde fijar la vista — JingYi, tu madre y yo... lo decidimos juntos — Sus palabras endulzaron la mirada de su pareja, quien cruzó los brazos y asintió — Y el acuerdo entre ambos líderes ha sido hablado y aceptado también...
JingYi sintió como su mundo se caía en pedazos uno por uno, muy lentamente y un berrinche estaba próximo a aparecer, pero él decidió tragar todas las ganas de tirarse al suelo y patalear, había entendido que era mucho mejor no hacer escándalo o el látigo de su padre le dejaría una buena marca en su inmaculada y perfecta espalda.
— ¿Se dan cuenta de lo que han hecho...? ¡Me han vendido como si fuera una vil vaca de campo!
— Deja de exagerar, no te hemos vendido — su padre le miró con altanería y total indiferencia hacia los ojos llorosos de su joven hijo, sin ninguna muestra de compasión— Yo nunca te ofrecí, más bien fue el príncipe Heredero de Yiling el que vino a nosotros para acordar el compromiso y, como ya te lo había advertido antes, al primero que pidiera tu mano se lo concedería
JingYi dejó de quejarse y prestó especial atención en eso, soltando un "¿Eh...?" desde su garganta ¿El príncipe fue el que pidió su mano? ¿Por qué?
Lan JingYi era un príncipe que heredaría dos reinos, y no cualquier reino, sino los importantísimos imperios de Gusu Lan, ubicado en las montañas, y YunmengJiang que gobernaba cerca de los lagos y canales que conectaban con varios poblados bajo su mando. Podría ser conocido como un doncel único en su clase al tener a dos emperadores como padres, más que nada de parte de su "madre", Jiang Cheng, quién era el primer doncel varón en llegar al trono y gobernar a pesar de las opresiones de su tiempo.
Sí, ''Podría", pero la verdadera razón por la que era conocido entre los demás reinos era por su legendaria y hasta ridícula mala suerte.
La época de juventud de sus padres estuvo llena de héroes y príncipes que hicieron grandes hazañas (siendo sus padres parte de esas grandes leyendas, Lan XiChen por ayudar a ganar una de las más importantes guerras a tan corta edad y Jiang Cheng por liderar un gran imperio por si solo y siendo un joven doncel). Actualmente estaban en una era de paz y libertad, donde las cosas son mucho más fáciles de conseguir, sea hombre, mujer o doncel.
Hoy en día era más difícil ser considerado un héroe, así como era difícil ser alguien por debajo del promedio y, vaya sorpresa, él lo había logrado (no, no ser un héroe, sino un hazmerreír muy por debajo del promedio).
Lan JingYi era altamente conocido por no hacer absolutamente nada y no porque él así lo quisiese, es que había nacido con tan mala suerte que todo lo que tocaba se desvanecía y no era por exagerar. Cuando practicó con la espada más de un entrenador salió herido, en el tiro con arco los sirvientes que pasaron se llevaron una desagradable sorpresa, en tejido llenó el palacio de hilos peligrosos que les hicieron tropezar, cuando tomó clases de danza se dislocó todos sus huesos y al querer cocinar...bueno, al menos sus queridas abuelas estaban cómodas con la nueva cocina del palacio después de haber incendiado la anterior.
¡No, imposible! ¿Le estaban diciendo que él, el Mala Suerte del Imperio Gusu Lan y YunmengJiang, había sido pedido en matrimonio por el Heredero de Yiling, ¿el príncipe prodigio Wei SiZhui? ¡El príncipe PRODIGIO! Con sólo llevar esa palabra antes de mencionar su nombre era ya un asunto que debía tomarse enserio.
En primera, el "Imperio" de Yiling ni siquiera era un imperio como tal, más bien contaba como una fortaleza y la historia de cómo se creó resulta ser hasta graciosa. El antiguo emperador de Qishan Wen provocó la guerra y el caos en su época, un villano terrible que atormentó a todos y muchos habitantes de su propio reino tuvieron que huir. Ahí es donde el tío Wei Ying aparecía en escena.
El tío Wei Ying era el hermano adoptivo de su padre, Jiang Cheng, según los libros de historia, él protegió a los desterrados inocentes de Qishan Wen y levantó su propio reino después de ganar la guerra el cual, hasta el día de hoy, se mantuvo en la cima de poder y gloria.
¿Y el terrible villano opresor, qué? Dicen que se ahogó con una semilla de calabaza y ahora el nuevo emperador es el amigo y cuñado del tío Wei, Wen Ning.
Entonces ¿Esto no lo convertía en una unión incestuosa? No, porque Wei SiZhui no era su primo de sangre, además, la primera y última vez que lo vio era un pequeño príncipe de cuatro años que gustaba de estar escondido entre las faldas de la emperatriz mientras que JingYi recién cumplía los seis... ¡Oh, en nombre de su Alteza el Príncipe Heredero!
— ¡Padres! ¿Qué no lo ven...? ¡Soy un anciano al lado del príncipe SiZhui!
— Claro que no, ¿Qué son dos años de diferencia? Tu padre y yo nos llevamos 6 años y nos casamos muchísimo más jóvenes que tú. — contraatacó su doncel padre, como si las protestas de su hijo tuvieran ninguna importancia real.
— ¡No es lo mismo que...! Espera... — JingYi se detuvo abruptamente y contó con sus dedos, pero hasta para los números era malo, así que levantó de nuevo la vista hacia ellos — ¿A que edad se casaron ustedes dos...?
— Veinte años, y catorce, ¿por qué?
— ¡Padre! —JingYi se sentía escandalizado, señaló al pobre e inofensivo emperador, Lan XiChen, y exclamó con euforia — ¡Te casaste con un niño de catorce años!
Jiang Cheng rodó los ojos con cansancio — Niño estúpido, Yo tenía veinte años, es tu respetado padre, Lan Xichen el que había cumplido sus catorce años.
JingYi no tenía más ganas de reprochar, en primera porque desde ahora no podría ver a sus padres igual y preguntarse cuando fue que decidieron tener un hijo, y en segunda porque, de señalar a Jiang Cheng con el dedo, era mejor irse despidiendo de la mano completa y él aún la quería como parte de su cuerpo.
***
Cada cierto tiempo JingYi se montaba en su carroza y viajaba a un elegante palacio, conocido en los alrededores como la Residencia del Melocotón [1] Floreciente, un lugar que siempre olía a esa fruta gracias a la abundancia de su árbol, pero también tenía cierto grado de doble sentido. JingYi, a pesar de su mala reputación, tenía amigos, jóvenes donceles de buen estatus social como él que frecuentaban esa residencia construida sólo para ellos. De ahí el doble sentido con el nombre poético Residencia del Melocotón Floreciente.
En ese tiempo se celebraban las fiestas anuales para el dios marcial de los jóvenes donceles, Su Alteza Real el Príncipe Heredero Xie Lian[2] y ya era una costumbre que todos juntos subieran al templo a rezar después de una semana tranquila en la residencia vacacional.
Esa misma tarde, reunidos todos en los balcones frescos, tomaba cada uno tranquilamente una taza de delicioso té verde y pastelillos de la temporada mientras escuchaban a JingYi descargar su terrible estrés y desagrado por su próxima boda, la cual se celebraría en poco tiempo.
— ¡Vamos amigo! No es tan malo si lo vez desde un ángulo más económico — Jin Ling, el Príncipe de Lanling Jin tomó un poco de los pastelillos y los llevó a su boca, viendo con total desinterés la crisis que sufría su amigo — El reino de Yiling es el más poderoso actualmente, aunque es pequeño en comparación de los demás, eso aumentaría el prestigio en tu gente y, además, ya no sería conocido por tu mala suerte, sino por ser consorte del gran prodigio de Yiling
— ¡Es que ese es el problema! — si fuera posible, ya se habría arrancado todos los cabellos de su cabeza después de semejante tirón — Quiero ser reconocido por algo que YO hice, no por la gloria de alguien más. Además... ¡Realmente eso no es todo el problema! No conozco absolutamente nada de ese tal príncipe, ¿no les parece sospechoso que un "prodigio" como él haya pedido mi mano... ¡Mi salada y maldita mano!
— Bueno, en eso puede que tengas razón... — Susurró Mo XuanYu, quien se había mantenido un poco al margen de la conversación
— ¡Vamos! Xue Yang había pedido la mano de Mo sin siquiera conocerlo, no creo que sea tan raro y tú sólo estás exagerándolo todo — A-Qing, la única mujer del grupo, decidió dar su punto de vista después de tragar los pastelitos que le habían hinchado las mejillas exageradamente, sentada de una manera que no correspondía al de una dama, aunque no fuera de su total importancia y al parecer a los demás tampoco les molestaba verla de ese modo.
— Pero ellos ya se habían visto antes, de lejos, y Mo nos había molestado con su enamoramiento a primera vista con él antes de que se confirmara el compromiso. Lo de Mo es tener mucha suerte en el amor — JingYi se dejó caer sobre su sillón, con un gesto de molestia, y el pobre Mo no supo dónde esconder su rostro por la vergüenza de esos recuerdos.
A-Qing se giró hacia él, frunciendo la boca — La verdad, nunca supe ni sabré porqué te enamoraste de Xue Yang, esa cosa ni se baña, ¿Te gusta lo que no se baña?
— ¡Eso no es importante! — JingYi detuvo una posible discusión azotando sus manos sobre la mesita, derramando un poco de té sobre esta — ¡Ocupo ideas para librarme de este matrimonio o, al menos, consejos para sobrevivir! — señaló eufórico a Jin Ling — ¡¿No tienes miedo de tu compromiso con A-Qing?! ¡Dime como puedes soportar semejante destino!
— ¡Oye, estoy aquí!
— Bueno... — Jin Ling se cruzó de brazos e ignoró totalmente la mirada de recelo de A-Qing — Somos buenos amigos a pesar de todo... En el matrimonio pensamos que la relación seguirá igual — con un encogimiento de hombros, el chico se inclinó hacia adelante y posó su mano en el hombro de JingYi, como tratando de darle apoyo — Oye, relájate, conozco a A-Yuan bastante bien, te aseguro que no será mal marido o no tendrá planes ocultos, él no es así...
Aunque el gesto le tranquilizó al principio, JingYi levantó la ceja inquisitivamente — ¿Cómo es que conoces a Wei SiZhui?
— Bueno, por el tío Wei Ying — Jin Ling volvió a su posición anterior, en un gesto bastante obvio, como insinuando que aquello era lo más común.
— ¿El tío Wei...? Al tío Wei no lo he visto desde mi fiesta de ocho años...
— ¿Qué? Si yo lo veo todos los... Oh...
Los chicos guardaron silencio, en una mirada entre penosa y burlesca (al menos por parte de A-Qing).
JingYi notó eso y su mirada se alternó entre ellos, sintiéndose cada vez más nervioso — ¿Qué? ¡¿Qué sucede?!
A-Qing tosió fingidamente y golpeó con cuidado el hombro del consternado príncipe — Lo siento, no esperamos que te dieras cuenta de ese modo...
— ¿Darme cuenta de qué? ¡Sean más precisos!
Esta vez fue Mo XuanYu quién, con una mirada avergonzada, respondió — Al parecer no eres el favorito de tu familia...
— ...
Oh, por Su Alteza el Príncipe Heredero... Díganle algo que no sepa ya. Aunque escucharlo directamente vaya que sí dolía...
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