La noche sombría del "Día de brujas" había llegado; el cielo era un lienzo tan profundo y abismal que casi podías sentir que te engullía en las fauces de su noche sin estrellas, el aire era turbulento y helado, meciendo las hojas que te entornaban en su camino.
Las farolas tímidas se asomaban, inquietas y parpadeantes por la vereda. Las calles desiertas y reservadas de cualquier sonido, se posaban melancólicas y sólo se mantenía el penetrante silencio de la madrugada .
La mayoría de la gente dormía y para los jóvenes, es la excusa perfecta para organizar una lúgubre fiesta de disfraces, beber algo, contar anécdotas sobre demonios, fantasmas y leyendas urbanas y con algo de suerte, pasar una noche apasionada cortesía de algunos trajes provocativo de las chicas y por los tragos que atontan en pasión al cerebro por los efectos tóxicos del alcohol.
En medio del bosque, entre las penumbras de los altos árboles y la espesa niebla, la cual dificultába la visión para todo aquel que osara tener la valentía de aventurarse; se encontraba una cabaña abandonada que daba ese toque de terror a la fiesta que se llevaba a cabo por el último año de la universidad del pueblo.
Cabaña abandonada
Hawkins, Nueva York
31 de Octubre, 1980
— Creo que es mejor retirarnos, Kiba, tiene una entrevista de trabajo mañana en la tarde y no creo que le guste ir adormilado y cansado. —
— Shino, tiene razón y además, mañana viajará a ver a sus padres para discutir sobre la boda. —
— Aprovechando que se van; creo que me iré con ustedes porque mañana quedé en ayudar a mi padre en el restaurante, Shikamaru, ¿Aún te quedarás en la fiesta? —
— No Chouji, creo que lo mejor es retirarnos, sería muy problemático que la mamá de Temari se moleste con nosotros por llevarla más tarde—
— Además, Kankuro, quedó de ayudarme con la tesis que debo entregar en la universidad. —
— Es una lástima que deban irse, ojalá pronto tengamos la oportunidad de reunirnos de nueva cuenta. —
— Nos vemos luego Sakura y despídenos de Hinata, espero puedan comprar ese departamento en el centro de Nueva York y poder cumplir sus sueños juntas. —
— Muchas gracias; necesito alejarme de aquí lo antes posible después de lo que pasó, fue un trago muy amargo para todos, sobretodo para Sasuke y Karin. —
Todos bajaron incómodos la mirada al momento que su cerebro hizo clic con aquel recuerdo tan poco grato que había sucedido hace 8 años.
Preparatoria Hawkins
Hawkins, Nueva York
10 de Octubre, 1972
Los alumnos habían salido a tomar un aperitivo antes de continuar con las clases de la preparatoria, muchos tomaban asiento con el estrés adornando su mirada de forma notoria y otros simplemente se estiraban mientras caminaban sonrientes de tener un momento de descanso y relajación, antes de seguir con la rutina escolar.
Cerca de la entrada de la cafetería; se encontraba un grupo de amigos, la expresión de su rostro dejaba ver lo incómodos de la situación que vivían en ese momento, sin mencionar que sentían la presión e impotencia de no poder hacer nada e incluso las chicas temían que esto se saliera de control.
— Por última vez, no pienso permitir una tonta y ridícula escena tuya de nuevo. Estoy cansado de tus obscenos acosos, de que no puedas poner un límite a tus problemas mentales y que aún no puedas superar que si te dejé, fue porque llegué a temerle a la faceta que ocultas tras esa cara de sumisión. —
Habló con voz envuelta en desesperante súplica; el chico de cabello oscuro y ojos carbón empapados de un sólo sentimiento, repudio hacia el chico que alguna vez fue lo más hermoso que abrumó su vista al punto, que consideró compararlo con la belleza celestial de un inalcanzable ángel.
— No puedes seguir culpándome, la única culpable de que esto terminara fue ella, ¿Acaso no te das cuenta que lo único que esa zorra quería era separarnos? Le estás dando el gusto de tratarte como tu perrito faldero cegado por sus mentiras y sólo porque te abrió las piernas. —
Aquel chico de ojos opacos en ira; no pudo seguir hablando al sentir un fuerte golpe que lastimó su nariz, por si fuera poco, el equilibrio abandonó su cuerpo y la inestabilidad lo mandó al suelo provocando que todos voltearon curiosos a la escena que daba protagonismo en un costado del patio.
— Te pediré que nunca vuelvas a llamar de esa forma a Karin, no quiero volver a ver tu maldita cara y espero entiendas de una vez que repudio cada parte de ti a tal grado de no poder respirar el mismo aire, tu inestabilidad mental y emocional me hizo temer por mi vida tanto como temo por la tuya; pero no puedo aguantar más la forma en que me estás hundiendo en la oscuridad que te posee… Aléjate de mí, de nosotros y no vuelvas acercarte. —
Sin dedicarle una mirada más; tomó de la mano a la chica de cabello color fresa y se alejó para siempre de ese ser que emanaba rencor y demencia. Podías sentir el olor putrefacto de su alma negra y observar la locura que desprendía su sola presencia, su mirada no era más que cielo vacío y nublado totalmente en la imprudencia.
Desde ese día, nadie olvidó la mirada fija que dedicó aquellas personas que lo dejaron sin remordimiento, inmune en las garras del infierno que calcinó su mente en pensamientos de venganza.
Central Park
Manhattan, Nueva York
31 de Octubre, 1980
El parque se encontraba desolado, sólo se apreciaba el silbido del viento delineando las hojas verdes y alborotando las copas de los altos árboles; los grillos entonaban su peculiar sonido mientras la luna platinada emitía su luz de terciopelo.
En la oscuridad se podía apreciar un par de personas caminando en la vereda solitaria entre la intimidante noche y a la vez, seductora bajo el brillo parpadeante de los luceros.
— Neji, debimos ir con los demás a la fiesta y no estar cruzando este lugar tan tétrico de noche. —
— Con esa actitud medrosa lo único que ibas a provocar, es que los chicos te asustaran cada 5 segundos. —
— ¿Enserio sólo a mi me da mala espina esas calabazas a la orilla del camino? Siento que me observan desde hace rato. —
—Tenten, esas calabazas sólo sirven para decoración del parque y nadie te está observando. —
— ¿Enserio no sientes que alguien te observa? Desde la mitad del camino siento que me observan pero es una mirada penetrante, como cuchillas que se entierran en lo más profundo de mi ser. —
— Te voy a demostrar que no tienes porque temerle a esos adornos de mierda. —
El chico de ojos color perla y cabello cobrizo ante el deslumbrante brillo lunar, tomó una de las cabalazas y la arrojó lejos ante la mirada temerosa de la chica, la cuál, sólo pudo deslizar sus manos a sus labios acallando todo sonido de desconcierto que intentaba trepar por la resequedad de su contraída garganta.
— ¿Ves? No pasó nada y espero ya puedas calmar esa actitud ridícula porque no tienes ningún motivo por el que temer… Tenten, ¿Estás escuchando? —
La garganta de la chica colapsaba en espasmos y su cuerpo se sacudía por el gimoteo inconsciente que sacudía su ser y con la mano temblorosa apuntó dificultosa el ser que se encontraba tras del chico.
Sus ojos convulsionaban frenéticamente en sus cuencas, el sudor frío y aperlado delineaba su frente y bajaba burlona por sus mejillas, su cuerpo petrificado se negaba a girar y con la poca fuerza de voluntad que su cuerpo pudo juntar; giró de forma torpe hacia la dirección que marcaba la pálida chica.
En medio del camino a un par de metros de donde ellos se encontraban, se observaba un peculiar niño vestido en un traje de lona color marrón, el disfraz cubría la superficie total del cuerpo del niño e incluso la cabeza se encontraba tapada con una máscara de tela y sobre ella, en la posición de los ojos se encontraban dos pequeños botones negros mal cosidos y una línea de hilo desbaratado color beige se ubicaba donde debería ir la boca.
En la mano derecha sostenía una paleta en forma de calzaba de caramelo semimordida y en la otra mano reposaba una calabaza de plástico repleta de variedad de dulces. Permanecieron observándose mutuamente por largos minutos, el pesado ambiente sofocaba los pulmones de los chicos y la respiración se volvía dolorosa pues el aire entraba con dificultad por las vías respiratorias y era como perforar con agujas y clavos la laringe.
El pequeño dejó con delicadeza su botín de dulces sobre la húmeda tierra y con la burla en sus pasos, camino hacia ellos de forma lenta y pausada. Neji comenzó a retroceder completamente absorto de la chica que se quedó estática, su cuerpo no le daba aliento para tomar una decisión coherente, el miedo había tomado posesión de todo su frágil ser y la locura torturaba su cerebro en pensamientos horridos.
Tomó lugar frente a la chica y llevó su mano al bolsillo que se encontraba en la parte superior de su disfraz; ubicó frente a la mirada atónita de Tenten, una barra de chocolate y la extendió para que ella pudiera tomarla. Giro su rostro hacia el chico que la acompañaba y con movimientos mecánicos en sus labios, le pidió que fuera en su ayuda, más el chico sólo le dijo que agarrara la barra de chocolate que le ofrecía.
Con clara indecisión dibujando su rostro y la mano titubeando en miedo puro, tomó la golosina y haciendo caso a las señas del niño que claramente le indicaba que lo comiera, abrió con cuidado la envoltura con un pulso incontrolable dominando sus manos y con la curiosidad tomando total control de sus sentidos; dio un bocado considerable al dulce y empezó a masticarlo lentamente al sentir algo extraño entre la textura maneable de la cocoa y sin pensarlo más lo tragó con dificultad por el nudo que asfixiaba su garganta, quedó petrificada al sentir lo que delineaba su faringe con lentitud, su cuerpo se torno tenso y la respiración comenzó a traicionarla.
-Tenten, ¿Te encuentras bien?
La chica mencionada, no reaccionaba a los lamentos inentendibles del chico. Neji empezó a desesperarse y volvió a llamar a la chica por su nombre de forma angustiosa hasta que por fin, después de minutos en el qué el ambiente tenso reinaba sobre ellos, pudo distinguir cómo aquella chica giraba lentamente y con dificultad sobre sus propios talones.
El chico perdió la frágil cordura que tentaba su estabilidad mental; totalmente asqueado y temeroso, se entregó al terror al ver a su compañera darse la vuelta con todo lo que su pobre cuerpo le permitía y dar luz a la vista más grotesca que pudo imaginar. Ante él; se encontraba la mujer con la boca entreabierta mientras de esta salían hilos de sangre combinados con pequeños trozos de vidrio y con los ojos inundados en lágrimas, intentaba que las palabras salieran de su boca pero lo único que conseguía era escupir el abundante líquido carmesí que escurría por la comisura de sus labios.
El chico retrocedió hasta topar con algo, inclinó la cabeza hacia atrás y observó al niño parado con esa esencia muerte que desprendía de su ser demoníaco y antes de poder decir algo, la pequeña criatura clavó el palo de su deliciosa paleta sobre el ojo aperlado del chico, la sangre manchó la "cara" del pequeño y con los gritos de Neji de fondo y la sangre de delineando la blanca piel de éste, era la sinfonía perfecta para acabar con la noche de brujas y con aquellos que no respetan las lindas reglas de este día, se meterán con el espíritu de Halloween…
Continuará…