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Fugitivos III: La razón por diidi1897

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Notas del fanfic:

Muchas gracias por continuar hasta aquí <3

 

Notas del capitulo:

Gracias <3

 

2 años y 10 meses después

Narra Tomás

-No puede ser posible que me haya quedado dormido-apreté mi cabeza entre mis dos manos y me lamenté-¿A qué hora llegaron? Dijeron que iban a llegar a las 8 de la noche-

-Su viaje se retrasó. Llegaron a las 2-Lucy me respondió mientras terminaba de cortar una manzana en trozos-Ten, mi vida-le entregó un trozo a Ben y él salió corriendo de la cocina para regresar a la sala y continuar viendo sus caricaturas de las 8 de la mañana

-No era muy tarde…-suspiré y por fin dejé en paz mi cabeza

-No, pero eso te lo mereces por desvelarte todos los días-Lucy volteó a verme-Será mejor que ajustes tu horario si no quieres enfermarte-

-¿Para qué?-elevé ambos hombros-Aun así, no hago nada más que cuidar a Ben durante el día-Lucy bufó y continuó cortando más manzanas para después acomodar los trozos en el recipiente de plástico que se llevaba al trabajo-Y…-titubeé-¿Cómo están?-no podía aguantarme la curiosidad que tenía por saber más.

En verdad que no entendía cómo, si yo era el más ansioso en querer volver a verlos, me había quedado dormido en su regreso después de casi 3 años desde su partida.

¿Cómo se encontrarían?

-Como venían cansados no platicamos de nada. Se fueron directamente a descansar y…-cerró por completo su recipiente y volteó a verme-No vayas a molestarlos. Déjalos descansar. Ya habrá tiempo para que les hagas todas las preguntas que quieras-

-Pero solo quiero saber cómo están ¿Cómo se veía Dany?-Sean y Dany habían regresado, pero tenía más curiosidad por ver a Dany…

-Anoche estábamos bajo cero-dijo-Venían muy bien abrigados y casi ni se les veía el rostro-guardó el recipiente en su bolsa de tela-Pero sí se veían cansados, así que déjalos dormir un par de horas más ¿Bien?-rápidamente peinó sus cabellos para hacerse una coleta alta. Ahora, sus cabellos eran negros.

Lucy había decidido dejar atrás su característico color pelirrojo para evitar llamar la atención en cualquier lugar al que iba

-¿Entonces no platicaron de nada?-

-No. Ya te dije que venían cansados. Solo…-hizo una pausa-Dany me abrazó-guardó silencio durante unos instantes-Incluso… regresaron con maletas-le presté atención-¿Recuerdas?-volteó a verme-Cuando se fueron, no se llevaron nada-

No tenía que recordármelo porque ese día se mantenía en mi memoria como si hubiera sido ayer.

Lucy, Ben y yo llegamos un sábado para visitarlos como ya era costumbre, pero a pesar de que tocamos varias veces el timbre y a la puerta, nadie nos abrió. Incluso me asomé por una de las ventanas para encontrar algún movimiento extraño, pero nada.

Pasamos 2 días en la misma situación. Ni siquiera pudimos descansar porque creímos que algo malo les había sucedido; pensamos de todo menos lo que Emil nos dijo cuándo nos contactó. Nos dijo que Dany y Sean, ambos, se habían marchado juntos y por decisión propia.

Emil nos dijo que, por mutua decisión, preferían mantener en secreto el lugar a donde se habían marchado porque no querían recibir llamadas y mucho menos una simple visita.

Buscaban espacio y lo único que pudimos hacer, fue aceptarlo.

Lo aceptamos durante casi 3 años.

Emil nos entregó las llaves de la casa porque Sean quería que viviéramos en ella y… así continuábamos manteniéndonos durante todo éste tiempo

-Pero Zúrich no está tan lejos ¿Por qué vendrían cansados?-refuté.

Hace cerca de 2 meses, cuando Lucy recibió una llamada por parte de Sean, supimos que ellos estaban viviendo en Zúrich, Suiza. Y, en esa misma llamada, nos informaron que pronto iban a estar de regreso, pero como no nos dijeron la fecha, no tuvimos tiempo para planear alguna fiesta de bienvenida ni nada, pero supongo que era parte de su plan. Así lo preferían

-Tom, piensa bien en tu pregunta-dijo Lucy mientras salía de la cocina y yo la seguía-Regresaron después de casi 3 años-remarcó el número-Es obvio que van a estar cansados. Antes de regresar tuvieron que arreglar algunos asuntos. No viajaron por viajar ¿De acuerdo?-chasquee la lengua.

Continuaba sin comprenderlo

-Hablo en serio, Tom-dijo mientras besaba los cabellos castaños de Ben y se despedía de él-No los molestes-tomó su bolsa de mano y se acercó a la puerta principal-Estás advertido. Déjalos descansar-abrió la puerta y por fin salió rumbo a su trabajo.

Suspiré.

Me dejé caer en el sofá de la sala y durante varios minutos vi en silencio las caricaturas de Ben quien, aparte de ver la televisión, también estaba jugando con sus juguetes mientras hacía ruidos con su boca.

También me entretuve viéndolo jugar hasta que me removí inquieto sobre el sofá y me percaté de que a mi lado estaba el famoso Sr. conejo que de conejo no tenía nada. Lo tomé entre mis manos y lo revisé. Se trataba de un muñeco de trapo que parecía una extraña mezcla entre un granjero, un espantapájaros y un hombre de nieve. La primera vez que lo vi, no me gustó; tampoco a Lucy le gustó, pero como a Ben le encantó, todos los días teníamos que ver a ese horrible muñeco

-Veamos otra cosa, Ben-dije mientras aventaba a un lado al Sr. conejo

-Es domingo-dijo sin dejar de ver la televisión y de mover sus manos entre sus juguetes

-Sí, ya sé que es domingo ¿Y qué?-Ben volteó a verme

-Hoy puedo ver la televisión-respondió con ese tono de voz que me caí mal. Me recordaba a James

-Pero no puedes verla por mucho tiempo-recordé

-No la he visto mucho-respondió y continuó jugando en el piso con sus otros peluches y animales armables que Lucy le había regalado en Navidad.

Suspiré.

No tenía caso discutir con él porque, para mi mala suerte, era un niño listo que le contaba todo a sus papás.

Jugaba y se divertía como un niño de casi 5 años, pero se daba cuenta de muchas cosas; además de que tenía buen oído.

Me resigné por completo en continuar viendo la caricatura de las aventuras de varios animales del bosque, porque, como ya lo decía Ben, era domingo. Era el día en que me tocaba cuidarlo casi todo el día porque no tenía kindergarten. Pero durante el resto de los días me encargaba de llevarlo y recogerlo. Solo los lunes, que era el día de descanso de Lucy y el miércoles que era día de descanso de James, ellos se hacían responsables de todo y era mis días “libres”.

No tan libres porque, aun así, no hacía mucho. Ben era mi distracción y mi compañía diaria.

Suspiré por enésima vez y mis ojos se movieron hacia el segundo piso. Aún tenía curiosidad por ver a Dany y a Sean.

Parecía que aún no despertaban, pero… mi mirada regresó a Ben. Si hacía algo “mal”, él iba a decírselo a Lucy y eso no me convenía para nada.

Negué levemente.

¿Desde cuándo me importaban los regaños de Lucy?

Bufé con burla y decidí arriesgarme

-¿Qué opinas Ben?-obtuve su atención y tanteé el terreno-¿Vamos a despertar a Sean y a Dany?-

-Mamá dijo no-respondió y supuse que, además de que había escuchado mi plática con Lucy. Ella y James le habían dado indicaciones aparte

-¿Por qué te pregunto a ti si yo soy el adulto?-refunfuñé y me levanté del sofá

-Papá me dijo que a veces no lo eres-puse mis ojos en blanco.

Odiaba el hecho de que los genes de Lucy y de James, los seres más insoportables sobre la tierra, se fusionaran para crear a Ben. A veces lo soportaba y a veces no lo toleraba.

Era más sencillo cuando apenas podía decir pipí o popó

-Como sea ¿vienes o no?-propuse y, en cuestión de segundos, Ben dejó a un lado sus juguetes para alcanzarme en las escaleras. Sonreí.

Sabía que él también tenía mucha curiosidad porque lo había escuchado preguntarle varias cosas a Lucy sobre Sean y Dany mientras lo bañaba, pero no obtuvo muchas respuestas porque Lucy tampoco las tenía.

Ben, lo que sabía sobre Sean y Dany, lo había escuchado de nosotros, pero como siempre había misterio de por medio entre esos dos nombres, a él también le intrigaba el asunto.

Lo tomé de la mano y empezamos a subir las escaleras rumbo a la habitación de Sean. Esa era la habitación que Lucy les había preparado porque yo dormía en la habitación de abajo. Lucy, James y Ben, dormían en la habitación de Dany, en donde estaba el balcón.

La habitación de Sean y su estudio, eran áreas que preferíamos no tocar. Pero ahora, la situación iba a cambiar con el regreso de ambos.

Ben y yo nos colocamos frente a la puerta y nos dimos una mirada de cómplices

-Solo me asomaré un poco ¿Sí?-tomé el pomo de la puerta

-Pero mamá dijo que no los molestaras…-susurró

-¿Quieres verlos si o no?-reté a su curiosidad. Ben mordió su labio inferior-Solo voy a darles un vistazo-aseguré y Ben asintió mientras sonreía.

Asentí y empecé a abrir, muy lentamente y con cuidado, la puerta.

Poco a poco, quedó a nuestra vista la habitación que continuaba un poco oscura porque las cortinas aún no habían sido retiradas. Pude ver que la cama seguía siendo ocupada por dos cuerpos que se encontraban bien cubiertos de pies a cabeza.

Escuché sus respiraciones profundas y recorrí el lugar con mi mirada.

Algo que resaltó, aparte de los bultos en la cama, fueron las maletas azules que continuaban cerradas al pie de la cama. En total eran 3; dos grandes y una mediana. Además de dos mochilas negras que se veían a punto de explotar

-¿Ya están despiertos?-Ben haló de mi playera y, mientras entrecerraba la puerta, negué

-Aún no-ambos hicimos un puchero

-Seguiré viendo televisión-anunció y, con cuidado, empezó a bajar las escaleras mientras yo me encargaba de dar un último vistazo al interior de la habitación. Pero ni siquiera pude ver sus rostros o algún pie que sobresaliera.

Nada.

Decidí cerrar por completo y regresé a la sala en donde Ben volvía a tener el control absoluto de la televisión.

Pasamos una hora más viendo sus programas hasta que volteó a verme

-Tengo hambre-anunció

-¿Y?-respondí para intentar molestarlo. Ben hizo un puchero y sonreí

-Le voy a decir a…-

-Está bien, está bien-dije antes de que mencionara a las “bestias”-¿Qué quieres desayunar?-me levanté del sofá y me estiré

-Yogurt-respondió mientras vaciaba todos sus crayones de varios colores sobre la mesa

-¿Y qué más?-también sacó su libro de dibujos y elevó ambos hombros.

Lo observé colorear de azul a un dinosaurio mientras pensaba en nuestro desayuno hasta que tuve una idea.

Podía hacer waffles y, con el olor, tal vez despertaría a Sean y a Dany

-Haré waffles-anuncié y Ben elevó ambos brazos

-¡Sí, waffles!-celebró y sonreí

-Estaré en la cocina-anuncié y salí de la sala.

Empecé a juntar todos los ingredientes para preparar la mezcla mientras que todo el tiempo, estando en la cocina, conseguí escuchar el característico sonido de las caricaturas que a Ben le gustaban y, además, escuchaba los ruidos que hacía con la boca para simular algún enfrentamiento o plática entre sus peluches.

Ben tenía mucha imaginación y, además de ese tipo de juegos, también le encantaba salir al jardín pese a que muchos de los días eran fríos o nublados. Ben no era un niño enfermizo, pero cuando se enfermaba, incluso sufría por la fiebre.

Y cuando se enfermaba, significaba cero juegos. Nada de correr por la sala y menos por el jardín. Así que, lo único que yo podía hacer era… nada. Él era, por el momento, mi única compañía porque no supe nada de Dany ni de Sean cerca de tres años y tampoco de August. Ana ya no estaba y… solo quedábamos Lucy y James, pero ellos decidieron dar un gran paso y empezaron a vivir la vida normal de las personas sin poderes.

Estaba casi seguro de que en todo éste tiempo no habían hecho uso de sus poderes.

Yo, en cambio, intentaba utilizarlos a diario.

A veces me entretenía hurgando en los pensamientos de los y las vecinas o explorando la mente receptiva de Ben. Para ser sincero, la mente de un niño era más entretenida y relajante que la de un adulto. Los adultos normalmente se la pasaban pensando en puros problemas, pero los niños siempre estaban imaginando cosas nuevas. Eran increíbles cada una de las notables diferencias.

Vertí una cantidad de mezcla en la plancha y esperé a que estuvieran listos los primeros waffles del día. Poco a poco, el olor característico empezó a rondar por la cocina y rogué por que el olor llegara al segundo piso. Más bien, esperaba que mi plan de llamar la atención de Sean y de Dany, funcionara.

Quería verlos.

Quería escucharlos.

Literalmente, no sabía nada de ellos.

Continué preparando los waffles y justo cuando dejé el sexto waffle sobre un plato, escuché unos pasos apresurados que venían desde la sala.

Lo único que vi fue la cabeza de Ben desde que entró a la cocina hasta que se escondió detrás de mis piernas. Sentí que se abrazaba a mis piernas y por poco me hacía perder el equilibrio

-¿Qué te sucede?-

-Uno ya despertó-dijo mientras buscaba la manera de esconderse aún más.

No pude preguntarle otra cosa porque, en ese preciso instante, Sean entró a la cocina.

Y con darle un pequeño vistazo, me di cuenta de que había cambiado en demasía

-Hola, Tomás. Buenos días-saludó y mi boca se entreabrió.

Jamás. Pero jamás, había recibido un saludo de su parte; y menos uno de buenos días

-Buenos días-conseguí responder sin dejar de verlo mientras él se acercaba a la cafetera.

No podía creerlo.

¿Él era Sean?

No podía ser posible.

Tuve que enderezar mi espalda para hacer algunas “medidas” pero, aun así, terminé sorprendido.

Sean, en definitiva, se veía más grande.

Me parecía que su estatura era mayor a como la recordaba y, además, recordaba que sus brazos también eran más delgados.

Pero ahora que no podía dejar de verlo, estaba seguro de que se encontraba más alto y se notaba el ejercicio en su cuerpo. Sus bíceps y hombros estaban más anchos; se veían más trabajados, pero sin caer en el exceso.

No había ninguna duda.

El ejercicio era notable en todo su cuerpo e incluso su rostro se veía rejuvenecido. No tenía ojeras y tampoco tenía esa barba de días que le fue común durante los últimos días que pasó en Múnich hace casi 3 años.

A pesar de que tenía el cabello despeinado porque se le notaba el famoso “almohadazo”, y de que aún llevaba puesta su pijama, se veía muy fresco. Se veía desaliñado, pero en el buen sentido.

Ni siquiera sabía si ese término existía, pero en caso de que no, Sean era fundador del nuevo significado de “desaliñado”

-¿Cómo estás?-hizo otra pregunta que me dejó sin respuesta.

¿Desde cuándo había empezado a preocuparse por mí?

Él empezó a hurgar en los compartimentos de la alacena hasta dar con todas las cosas que necesitaba para preparar su café

-Bien… supongo-conseguí responder después de tragarme todas mis dudas-¿Y tú?-me repuse un poco de la impresión y conseguí sacar los waffles de la plancha antes de que se quemaran

-También estoy bien, pero necesito una taza de café-sonrió de lado y otra vez me quedé sin palabras.

No tuve la menor duda.

Habían secuestrado al verdadero Sean y, en su lugar, devolvieron a una mejor versión de él. Parecía ser la versión actualizada, renovada, la de último momento. Me daba la impresión de que estaba hablando con una persona totalmente diferente. Ese no era el Sean que yo recordaba.

Estuve a punto de hacer otra pregunta cuando sentí que los deditos de Ben apretaban con fuerza mi pierna

-Ben, sal de ahí-dije y solo conseguí que se asomara un poco-Él es Sean ¿recuerdas? Ya te hemos platicado de él-tal vez no mucho, pero lo que contaba es que sí le habíamos platicado de Sean.

Le decíamos cosas como que Sean, igual que nosotros, tenía poderes y que era alguien muy inteligente; además de que podía parecer un poco intimidante, pero en realidad era una buena persona. Era lo único que podíamos contarle a Ben sin dejarle una mala impresión de Sean.

Ben volvió a asomarse y en esa nueva ocasión, ambos se dieron un vistazo mutuo

-Se parece a James-dijo Sean mientras empezaba a moler los granos de café

-Ni lo menciones-bufé-Además del físico, también tiene su horrible carácter-aproveché para quejarme porque me sentí en confianza

-Se lo voy a decir a papá-Ben me contestó

-No te molestes-mostré mi desinterés mientras vaciaba una nueva cantidad de mezcla en la plancha para continuar preparando los waffles-Yo se lo digo cada noche-concluí y le enseñé la lengua.

Pero Ben también me enseñó su lengua y ambos tuvimos un pequeño duelo para ver quién de los dos hacía la mueca más fea. En ese momento no hubo ganador porque me distraje al escuchar una pequeña risa proveniente de Sean.

Al escucharlo, de nuevo me hizo quedar inmóvil

¿Sean reía?

¿Desde cuándo?

¿Por qué?

-¿Y sus poderes?-preguntó

-Aún no sabemos cuál es-me repuse de ese “sonido” llamado risa que salió de Sean. Sí, de Sean-Lucy y James no quieren averiguarlo-y tuve muchas ganas de decir que tanto Lucy como James, se habían convertido en unos aguafiestas

Quise decirle “Auxilio, sácame de aquí”, pero tal vez iba a ser demasiado 

-Tengo poderes de fuego-dijo Ben mientras salía de su escondite para mostrarle a Sean las palmas de sus manos

-¿Si?-Sean volvió a sonreírle y lo noté atento a lo que Ben empezaba a contarle, pero tuve que interrumpirlo

-No es verdad-dije-Esa vez tus palmas se calentaron porque las acercaste a la fogata que hicimos. Y, por cierto, ya casi te quemabas-

-Pero no me quemé-dijo Ben

-Estuviste a punto de-recalqué

-No es cierto-volvió a contradecirme e hizo un puchero-Voy a decirle a mamá que me estuviste molestando-

-No me interesa-dije y de nuevo mostré desinterés-Dile lo que quieras-Ben refunfuñó y salió corriendo de la cocina. A los pocos segundos lo escuché enfrascarse en sus juguetes.

Así era a diario.

Discutíamos porque no me gustaba darle la razón y disfrutaba de molestarlo, pero a él se le olvidaba el enojo en cuestión de segundos. Y el enojo volvía cuando sus padres regresaban.

Aun así, era adorable verlo quejarse

-Parece que también tiene algo de Lucy-Sean mencionó mientras encendía la cafetera

-Ben es un demonio, pero sus papás no me creen-volví a quejarme y Sean, volvió a sonreír de lado

-Se nota que se llevan bien ¿Cuántos años tiene?-

-Nos gusta discutir-respondí-En dos meses cumple 5-suspiré.

Aún faltaba mucho tiempo, pero Lucy y James ya me atiborraban con ideas para celebrar su fiesta.

Quise decirle a Sean, otra vez, “Auxilio”

-¿5 años?-Sean elevó ambas cejas y asentí-En verdad que el tiempo pasa volando…-dijo y me pareció que esa frase era nueva en su vocabulario porque jamás se la había escuchado. Y, además, se escuchaba “extraña” en él.

En verdad. En verdad que no parecía ser el mismo Sean de siempre.

No mencioné nada más y vertí la última cantidad de mezcla en la plancha hasta que recordé un dato

-¿Y Dany? ¿Sigue durmiendo?-

-No tarda en bajar-respondió y, para mi nueva sorpresa, bostezó con ganas.

Nunca, pero nunca lo había hecho hacer esa acción tan… natural. Él siempre, a las 7 de la mañana, ya estaba más fresco que una lechuga recién cortada.

Entonces recordé las palabras de Lucy sobre lo cansados que iban a estar. Podría ser que, después de que descansara, ¿Eso bostezos iban a desaparecer?

-¿Cómo estuvo el viaje?-desconecté la plancha y revisé los últimos waffles

-Corto, pero agotador-dijo mientras servía su café recién hecho en una taza blanca.

Asentí y acomodé los últimos waffles en un plato justo cuando Ben regresó a la cocina

-¡Ya despertó el otro!-de nuevo se escondió detrás de mis piernas.

Y, otra vez, no pude reaccionar a nada

-¡Tom!-lo único que alcancé a ver fue cuando una mancha corría hacia mí. Pero no me asusté porque sentí unos brazos muy cálidos a mi alrededor.

Por poco y el tenedor con el que planeaba comerme mis waffles, se me resbalaba

-Dany…-lo único que pude hacer fue apretarlo entre mis brazos.

Su olor me pareció diferente. Su textura y su tamaño también me pareció distinto.

¿Por fin…?

¿Por fin Dany estaba de regreso?

 

Notas finales:

Nos leemos <3


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