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Papelito/Nota por DanyNeko

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Ryou apenas era capaz de contener el temblor de su cuerpo, y estaba casi seguro de que su compañero en esa estrecha habitación también lo notaba.
No es que pudieran culparlo. Ryou realmente estaba forzando su fuerza de voluntad para evitar hacer algo ¡y vaya si tenía cosas en mente! Quería darse la vuelta y mirar a los ojos a la persona que tenía de espadas, quería abrazarlo, quería tomar sus manos y acurrucarse en su pecho, quería… tantas cosas.

Quería besarlo, si era honesto consigo mismo.

La respiración agitada de la otra persona se acercó lentamente a su cuello, a propósito o no, consiguió que la piel pálida de Ryou se erizara y se sonrosara, consecuencia de la sangre que subió para acumularse en su rostro.

Un suspiro se escapó de los labios de Ryou, sin que este pudiera evitarlo. La persona detrás de él sonrió ante el sonido.

La frente ajena se posó sobre su hombro, después de unos segundos y Ryou luchó con todas sus fuerzas para respetar la petición del otro y mantener la vista en la pared frente a él.

—Ryou~ —susurró suavemente y, por los dioses, Ryou realmente quería recordar dónde había escuchado esa voz antes.

¿Cómo diablos había acabado 'encerrado' en el armario del conserje con un aparente admirador secreto?

Bueno… esa era una historia interesante.

-

Todo había comenzado unas pocas semanas atrás. Con un evento de la escuela, organizado por salones. Trataban de fomentar el trabajo en equipo, el compañerismo y basura como esa entre los diferentes salones del mismo año.

En el caso de Ryou, había otros dos salones de su mismo año.

El joven albino realmente estaba esperando pasar desapercibido en lo que durara el mentado evento, tal como era su vida escolar desde que se había transferido.
Ryou era todo lo contrario a la definición de 'chico popular'. Su apariencia inusual le traía más desgracias que alegrías, en su mayoría con los chicos de su salón.

En su condición de extranjero, y de albino de los pies a la cabeza, había llamado mucho la atención desde el segundo en que puso un pie en la escuela. Las chicas murmuraban sobre él y eso llevó a que los chicos se irritaran y los rumores nacieran y se esparcieran tan rápido como una llama en un charco de gasolina.

Siempre estaba escuchando 'murmullos' muy poco sutiles sobre su persona. Que si vanidoso, que si pretencioso, que si arrogante, que si rarito, que si afeminado y otras cosas que ni siquiera se molestaba en recordar ya.

Fue una sorpresa, y a la vez no, cuando recibió una nota anónima durante el susodicho evento. El cual consistía en hacer llegar un mensaje anónimo a un compañero con el que poco o nunca se hubiera interactuado antes. Por supuesto, se suponía que fueran mensajes agradables y positivos, para fomentar mejores relaciones entre compañeros de escuela, pero Ryou se estaba preparando para nada más que críticas e insultos.

La gran sorpresa fue encontrar una nota corta, en inglés nada menos, con una caligrafía agradable de ver, y sin insultos, humillaciones ni amenazas en ella.

La nota decía: jamás me he atrevido a hablarte, aunque te veo frecuentemente desde que llegaste a la escuela. Pienso que eres realmente lindo, y quiero conocerte mejor Ryou… pero no me atrevo a hablarte.

La sorpresa duró menos de un minuto. Con su historial, no podían culpar a Ryou por pensar que era algún tipo de broma y que si lo creía luego le estallaría en la cara, con sus compañeros de clase reclamando que nadie en su sano juicio podría verlo como nada menos que un fenómeno.
Ryou escaneó el amplio salón con sus ojos esmeralda, tratando de distinguir si había alguien que estuviera pendiente a que él leyera la nota, pero nadie en particular llamó su atención.

En contra de su mejor juicio, Ryou guardó la nota.

A la mañana siguiente encontró otra, está vez en su casillero. Era la misma caligrafía, de eso, al menos, estaba seguro.

Qué demonios, quiero intentar que esto funcione. Prácticamente podía leer tus pensamientos ayer cuando tomaste mi nota. Obviamente no tienes motivos para creerme, pero te juro que esto no es una broma. 

De nuevo, en contra de su mejor juicio, Ryou tomó una nota adhesiva de color celeste y escribió una pequeña y escueta respuesta antes de colocarla en la rendija de su casillero, cuidando que no cayera dentro pero que tampoco resaltara a cualquiera que pasara por ahí. Solo la notaría alguien que estuviera buscando algo, o que quisiera introducir una nueva nota.

¿Por qué no hablas conmigo entonces? ¿Es por todos esos rumores sobre mi?

Era simple, también escrito en inglés, sin dar señales de que estaba emocionado por esta persona supuestamente interesada en él, pero tampoco queriendo parecer grosero, por si cabía la mínima posibilidad de que no fuera una broma de sus compañeros.

Dio una mirada a su alrededor antes de dirigirse a su salón pero, de nuevo, no había nadie mirándolo especialmente, de modo que simplemente se fue hacia su primera clase del día.

.

Ese día salió un poco tarde. Se había quedado más tiempo del planeado en la biblioteca antes de prestar un libro específico para su proyecto de historia.
Cuando llegó a su casillero para recoger sus cosas, encontró que su nota había desaparecido, y había una nueva esperándolo dentro.

No me importan los rumores de ti. Sé lo que es lidiar con idiotas sin nada mejor que hacer que hablar por hablar de la vida ajena. De hecho, me preocupa más lo que pienses de los rumores sobre mí, si supieras quien soy. No es la principal, pero si una de las razones por las que no me acerco.

Una pequeña sonrisa se escapó de los labios de Ryou mientras leía la nota. La guardó junto con las otras y sacó un papelito nuevo para responder.

Si puedes hacer la vista gorda sobre mis rumores, yo puedo hacer lo mismo por los tuyos.
¿Cómo vamos a conocernos con este juego de notitas? ¿Jugamos a las 20 preguntas?

Esta vez, mientras salía de la escuela, Ryou sintió la intensidad de unos ojos sobre su persona. Apresuradamente, se volvió para revisar su alrededor pero, nuevamente, no había nadie a la vista.

Suspiró, y se encaminó a casa.

.

A la mañana siguiente había una nueva nota.

Me gusta tu idea, lindo ¿Puedo empezar?
¿Cuál es tu color favorito?

En esta ocasión, Ryou se rió entre dientes. ¿Iba en serio? En realidad, estaba siendo sarcástico cuando escribió eso. Claro que el efecto probablemente se perdía en una nota escrita, supuso, pero bueno ¿Qué más daba?

Particularmente, el celeste. Aunque me gusta todo el espectro del azul.
¿Qué hay de ti?
Y agradezco el cumplido, pero no tienes que hacerlo, sé que soy una visión inusual.

De nuevo estaba esa sensación de ojos sobre sí. Ryou lentamente entendió que, quien quiera que fuese, era realmente bueno escabulléndose, y no le permitiría verlo a menos que así lo quisiera.

Eso no iba a impedir que siguiera echando vistazos alrededor, cada vez que leía una nota nueva.

.

Pensé que no le dabas importancia a lo que decían los demás. Inusual no es sinónimo de desagradable. Yo pienso que eres lindo, especialmente cuando ríes, y no vas sacarme eso de la cabeza.
Me gusta el negro y el rojo oscuro… aunque últimamente hay un tono particular de verde que me gusta mucho.

La nota al final de ese día acababa con el emoji de guiñar el ojo, un sticker de cuaderno probablemente.

En contra de su voluntad las mejillas de Ryou se colorearon suavemente. Se encontró, por primera vez, deseando que eso realmente no fuera una broma tonta de sus compañeros. Esa sensación de una mirada atenta a él se hizo particularmente intensa en ese momento.

Dio la vuelta a la nota, al darse cuenta que había algo más escrito al reverso.

¿Cuál es tu lugar favorito de la ciudad para dar un paseo?

Después de guardar la nota, como era habitual, Ryou escribió su propia respuesta.

Ese parque con el lago que está cerca de la zona comercial. Me gusta ir allí en cualquier estación del año. 

Colocó la nota en su lugar habitual. Su corazón latía más rápido y podría jurar que había visto una sombra hacia la entrada de los casilleros, pero apenas dio un paso, esta desapareció, junto con la sensación de ser observado.

—Hasta mañana —murmuró, y salió de la escuela a paso lento.

.

No dejaste tu pregunta ayer ¿Estás enojado conmigo porque sigo escribiéndote que eres lindo? No te enojes, Ryou. Ayer fue la primera vez que te vi sonrojarte. Qué visión tan encantadora, quiero ver más de eso.

Ya que no dejaste tu pregunta, responderé la mía propia. Me gusta pasar el rato en las salas de juego, pero cuando quiero algo tranquilo, suelo ir a los muelles. Descubrí un lugar apartado y relajante. Podrías llamarlo mi lugar secreto.

Había ocupado casi todo el papelito en ese mensaje. Pero al final, había algo que parecía haber sido borrado varias veces.

Me encantaría llevarte alguna vez.

Ryou suspiró, sintió sus mejillas calentarse ligeramente, no tanto como antes, pero en la piel albina hasta el más pequeño rubor podría ser llamativo. 

Tomó una nueva nota celeste de su bolso y dudó un poco antes de responder.

¿Es eso una invitación? Tal vez diría que sí, si vienes y me lo pides de frente.
También me gustan las salas de juegos. Me gustan los juegos en general.
¿Qué tipo de películas te gustan? 

Resopló una risilla y colocó la nota del modo habitual antes de irse a su salón. Ni siquiera se molestó en echar un vistazo esta vez.

.

Estamos atrevidos ¿Uh?
No me tientes. Hay días en los que me levanto con la idea de mandar todo al demonio, abordarte cuando lees mis notas y llevarte a un lugar apartado.
Hay tantas cosas que quiero decirte.

Me encanta una buena comedia o algo de acción cualquier día, pero las de suspenso/terror son mis favoritas.

Me gusta el llavero en tu maletín, por cierto. Es el puntero de una tabla ouija ¿Verdad, lindo? 

Ryou frunció el ceño cuando leyó la nota. Por alguna razón inexplicable, podía imaginarse el tono divertido en el primer párrafo, dónde cualquier otra persona seguramente hubiera tachado al otro de acosador. Esa sensación de ojos sobre él estaba ahí de nuevo. Miró de reojo y notó movimiento.

Esa persona, o en verdad estaba tentado a dejarse ver, o estaba perdiendo su toque para ocultarse.

Tal vez quiero tentarte. Tal vez estoy harto de estar siempre solo en este aburrido lugar.
Dime ¿Qué podría hacer para convencerte de que me abordes?

Sí, es el puntero de una tabla ouija. Y también adoro todo lo relacionado a lo paranormal/ de terror y suspenso.

¿Tal vez algún día podamos ver una buena película juntos?

Tachó a propósito la última oración en lugar de borrarlo. Realmente estaba divirtiéndose con ese jueguito. Al diablo con todo lo demás.

.

La mañana del viernes, Ryou estaba un poco contrariado. Estaba emocionado, pero trataba de no hacerse ilusiones, lo que lo dejaba en un estado de nerviosismo.

Las manos le temblaron para abrir el casillero y tomar la nota de la mañana.

Créeme, no necesitas hacer mucho para tentarme. Ver tu sonrisa y tus mejillas enrojecer hace que se me debilite la voluntad.
Dejaste esa segunda pregunta a propósito ¿Verdad, travieso? 

Había un nuevo sticker de emoji en esta nota. Ese que representaba una mirada traviesa o coqueta. Ryou se ruborizó ante esto ¿Él? ¿Travieso? Agitó la cabeza para evitar que sus pensamientos se fueran por otro rumbo y terminó de leer.

Mañana es un día especial ¿No es cierto? ¿Puedo darte algo? ¿Hay algo en especial que quieras? 

El calor se le volvió a subir a las mejillas. Mañana sería su cumpleaños. No era raro que esta persona lo supiera, en su salón había una hoja sobre una pizarra de corcho con los cumpleaños de todos los estudiantes.

Respiró profundamente, tomó coraje y escribió su nota.

Solo hay una cosa que quiero pedirte, pero no tienes que dármela si realmente no quieres o no te sientes cómodo. Pero… quiero hablar contigo. Hablar de verdad. Me gustaría al menos conocer tu voz.

Repito. No te sientas en la obligación, de verdad.

Apretó la nota unos instantes, considerando si echarla a la basura y escribir una completamente diferente.
Casi lo hace.

Casi.

Pegó la nota en la rendija de su casillero y echó a correr hacia su primera clase, sin importar que algunos de sus compañeros lo vieran como un bicho raro. Total, no había nada nuevo en eso.

.

De nuevo salió tarde. Había mucha gente haciendo fila para prestar libros en la biblioteca, por lo que había tardado en regresar el suyo. Gracias al cielo por su neurosis que lo obligaba a hacer los ensayos y reportes a lo largo de la semana en lugar de dejarlo para el fin de semana.

No había prácticamente nadie en los casilleros cuando fue a recoger sus cosas. La notita habitual estaba ahí, esperando por ser abierta.

Solo había un número de teléfono celular anotado ahí, junto a una sencilla frase encerrada entre stickers de notas musicales "Text me, baby" 

Ryou se rió. Se inclinó hacia adelante y cubrió su boca con una mano, pero las carcajadas se escaparon aun así. 

¿Quién era el travieso ahora? ¿Era solo humor o realmente estaba coqueteando con él?

Después de un momento de recobrar el aire, se limpió una pequeña lágrima de la comisura del ojo y guardó todas sus cosas.

Mientras salía, guardó el número en su teléfono bajo la palabra "Mistery" 

.

Los sábados en su escuela solo tenían unas pocas clases durante la mañana. 

Pero ni siquiera el hecho de madrugar un sábado podría poner de malas a Ryou ese día. Se había despertado temprano con un mensaje de "Feliz cumpleaños, lindo" de parte de Mistery y un gif de la misma temática, con conejos caricaturizados en torno a un pastel y cajas de regalos.

Había respondido un ‘gracias’ junto a un emoji de cara sonriente y ruborizada, obteniendo "ve con cuidado a la escuela" de vuelta.

Pensó que no encontraría una nota en su casillero, pero miró por pura costumbre y, de hecho, había una.

Un gran 'HBD!' estaba escrito en el papelito, con marcadores de colores, junto al sticker de un pastel con velas. También había una tarjeta con diseño de rosa. Estaba el típico mensaje impreso, pero debajo había algo más escrito a mano.

Te dejaría flores de verdad, pero estoy bastante seguro de que me metería en problemas por intentar abrir un casillero que no es mío.

Te veo más tarde. Hermoso.

¿Ya no era solo lindo, sino hermoso? 
Las mejillas de Ryou se sonrojaron ¿En realidad debería interpretar eso como coqueteo? ¿Qué se supone que debía pensar?

Un zumbido de su teléfono lo sacó, agradecido, de sus pensamientos.

"Si no dejas de verte tan adorable, voy a mandar todo al demonio ahora mismo y sacarnos de la escuela antes de que comiencen las clases" 

Ryou se mordió los labios, mirando alrededor, aunque sabía que era en vano.

"¿Tú no haces caso verdad? Verte morder tus labios así… se ven tan rojos como tus mejillas. Tan tentador"

Dioses. Hoy estaba siendo realmente audaz y directo ¿No?

"Estamos atrevidos hoy ¿Uh?" Citó sus propias palabras "Tú… estás coqueteando conmigo"

"Supongo que la intención se perdería un poco por escrito.
Sí. Lo estoy. Absolutamente.
No solo pienso que eres lindo. Me gustas, Ryou"

Ryou se sonrojó más, y de repente, escuchó un golpe no muy lejos. Cómo si alguien hubiera chocado su puño contra un casillero. Se rió entre dientes mientras la campana de aviso sonaba.

"Me siento halagado. 
Que te vaya bien en clases" 

Sonriendo, guardó la nota y la tarjeta en su maletín antes de cerrar su casillero. Se acomodó un poco el cabello -que justo hoy había amanecido más esponjoso e indomable que nunca- y se dirigió a su salón en el segundo piso.

Acababa de subir las escaleras cuando su celular zumbó insistentemente, con una notificación tras otra. Comprobando que el profesor aún ni estaba a la vista, lo revisó.

"Por favor"
"Por favor, mi luz"
"Necesito que leas esto antes de entrar a clase"
"Ryou, ten cuidado en tu salón"
"Escuché cosas cuando venía de camino hacia el mío, y mis compañeros también hablan al respecto"
"Ignora cualquier cosa que te digan. Algo traman"
"No sé el qué. Pero ten cuidado, hermoso"

 

¿Luz? Ahora, ese era nuevo.
Y ¿Que sus compañeros de clase estaban tramando algún tipo de broma pesada para su cumpleaños? No sería la primera escuela donde le sucediera eso.
Bloqueó su teléfono y lo envolvió en un pañuelo antes de guardarlo a conciencia en el medio de su maletín junto con la nota y tarjeta, por si acaso intentaban meterse con sus pertenencias.

Despacio y sin llamar la atención, continuó su paso por el pasillo hasta la división con el salón de al lado. Simplemente se recostó contra la pared, meditando si debería entrar y afrontarlo de una vez, o esperar al profesor de turno, lo cual probablemente solo retrasaría el asunto.

Mientras lo pensaba, dejó vagar sus ojos por los pasillos a la vista. Había algunos estudiantes fuera, por lo que era probable que ningún profesor hubiera iniciado clase aún.
Algunas chicas se lo quedaban mirando, las únicas que lo saludaban con educación pertenecían a cursos mayores

De repente, lo abordó un escalofrío, una sensación familiar subió por su columna vertebral y le erizó la piel. Sus ojos se lanzaron hacia la ventana del salón continuo. Había un grupo de tres estudiantes ahí, a Ryou le sonaron vagamente del evento de integración, así que tenían que ser de su mismo año, pero ninguno de ellos le devolvió la mirada, así que se forzó a ignorarlo.

Quienes sí lo estaban mirando de hito en hito eran sus compañeros de clase. Algunos por la ventana y otros estaban esperando fuera del salón.

"Al demonio con todo" pensó, y finalmente se encaminó dentro del aula. La sensación de que lo estaban observando le erizó la nunca y no desapareció hasta que estuvo dentro del salón. Creyó sentir su teléfono vibrar de nuevo, pero ya no había vuelta atrás.

Sobre su mesa habitual había una caja de regalo. No demasiado grande, podría caber entre sus dos manos con facilidad. También un pastelito cubierto de crema color amarillo pastel y una pequeña velita sin encender.

¿Y esperaban que él no sospechara nada? ¿Qué tan tonto lo creían sus compañeros?

Se acercó a paso tranquilo y se sentó, después de revisar que no hubiera ningún tipo de mancha o adhesivo en la silla. Mantuvo su maletín sobre su regazo, aparentando el aza fin una mano.

— ¿Eh? Así que era para él / ¿Es tú cumpleaños? / ¿Quién fue el corazón de pollo que le dejó eso? / No sé, ya estaba en el salón cuando llegué / ¿Lo habrá dejado alguien de otra clase? / ¿Qué habrá dentro? —los comentarios 'ajenos' y de 'inocente curiosidad' llenaron el salón. 

Ryou miró de reojo hacia la ventana, y vio chicos de otra clase asomarse o mirar con disimulo. Podía decir que estaban esperando un espectáculo.

Algunos se acercaron y empezaron a preguntar -exigir- que abriera el regalo frente a todos. Escuchó a una chica preguntar por un encendedor y frunció el ceño.

—Lo que sea —abrió el regalo con una mano. No era un paquete, sino una caja con un moño, así que solo tenía que levantar la tapa.

Algo salió disparado con un resorte. Una especie de víbora le pareció, aunque se movió muy rápido. Lo que fuese, empezó a soltar purpurina y un extraño humo anaranjado, así que Ryou lo empujó hacia adelante con su maletín, antes de empezar a toser un poco.

Las risas empezaron. Al girar el cuerpo para cubrirse, logró distinguir que un muchacho venía desde atrás, con claras intenciones de empujar su cabeza contra el pastelillo.
Reaccionando con cuidado, Ryou se deslizó fuera de la silla, pateándola hacia atrás, de modo que si inminente agresor, fue el que terminó tropezando y yéndose de cara al postre.

Ryou nunca había agradecido tanto que su silla estuviera cerca de la puerta.

Salió corriendo, tosiendo un poco más, ya que el humo aún no se dispersaba, y corrió por el pasillo, sin siquiera darse cuenta que pasó de largo al profesor.

Escuchó un grito. Su nombre tal vez, mientras bajaba las escaleras corriendo.
Entonces, un tirón en su brazo, y de pronto se encontraba en medio de una habitación pequeña y estrecha, con el sonido de la puerta cerrándose detrás y la luz escaseando.

— ¿Qué demo-

— ¿Estás bien? —lo interrumpió el otro, sonando igual de agitado y sin aliento a su espalda —escuché el ruido en el salón de al lado y yo solo… cuando te vi salir corriendo, yo… —Ryou se quedó en silencio, y respirando despacio para evitar la tos y calmar su corazón — ¿Te hicieron daño?

—No —tosió un poco. Estaba de frente a una de las paredes y la mano del joven detrás suyo aún sujetaba el brazo por el que lo había arrastrado dentro —logré evitarme la vergüenza de que me embarran de pastel. Solo fue esa… suerte de caja sorpresa con escarcha, creo, y algún tipo de humo —volvió a toser, tratando de sacar los últimos resquicios de su sistema — ¿Tú eres…?

— ¿El de las notas? Sí —suspiró detrás de él —tienes razón, puedo ver la purpurina brillar en tu pelo —la mano en su brazo lo soltó para subir hacia sus mechones blancos, tratando de quitar el material brillante —ahora me arrepiento —murmuró.

Ryou tragó en seco — ¿De qué te arrepientes? —preguntó. Sabía que había escuchado esa voz antes. Solo lo sabía, pero no podía relacionarla con una cara en específico.

—Si te hubiera abordado allá en los casilleros, te habría sacado de aquí antes de que iniciara las clases. Entonces esto no hubiera pasado y se habrían quedado con su estúpido truco —resopló el otro. Ambas manos trabajando en su cabello con gran cuidado.

—No lo sé… de todos modos, no creo que te hubiera dejado convencerme de saltarnos las clases —comentó Ryou.

Hubo una corta risa detrás de él, el sonido le erizó la piel — ¿Estudiante ejemplar?

El albino se encogió de hombros —Más bien trato de pasar desapercibido.

—No sé cómo lo haces —suspiró el de atrás —eres tan centrado y tranquilo. Si hubiera estado en tu lugar probablemente me estarían expulsando de la escuela ahora mismo.

— ¿De qué hablas?

—Tengo un carácter… explosivo, cuando se meten conmigo —explicó cuidando sus palabras, Ryou notó —no tolero que la gente intente pasar por encima mío. Si hubiera estado en tu lugar probablemente habría iniciado una pelea y acabaría siendo castigado.

Ryou frunció el ceño —incluso entonces, eso sería defenderse, porque ellos te atacaron primero.

Hubo un sonido de negación — ¿Recuerdas lo que te dije de los rumores sobre mí? No importa en qué situación sea, si acabo involucrado de cualquier modo en una pelea, incluso si solo es tratando de separar a otros, siempre me llevo la peor parte del castigo. Muchos creen que soy un solo buscapleitos.

— ¿Puedo preguntar por qué?

—Crecí en los barrios bajos. Allí tienes que aprender a pelear o serás el tapete de todos los demás —explicó el otro —sí, sé pelear. Pero no quiere decir que vaya a romperle la nariz a alguien solo porque me miró mal o tropezó conmigo —se detuvo un momento —quité lo que tenías encima, pero se mezcló mucho con tu pelo —ofreció en tono de disculpa.

—Genial —Ryou resopló en tono sarcástico — ¡Y lo había lavado anoche! Tendré que volver a lavarlo —hizo una mueca de solo pensar en cómo debía de verse su pelo —gracias por la ayuda —fue a girarse para mirar a la persona detrás suyo, pero al más leve movimiento, dos manos se posaron en sus hombros, deteniéndolo — ¿Qué pasa?

—A ti… ¿No te importa? —preguntó en un tono más bajo del que había estado usando — ¿Que sea un chico, quiero decir? Todo lo que dije…

Ryou solo se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa en los labios —no tengo prejuicios al respecto. Aunque… nunca antes había recibido.. atenciones, tan directas —se sonrojó, recordando sus cumplidos.

Una mano se deslizó un poco de su pelo, hasta que un dedo tocó su mejilla —cálido —logró escuchar — ¿Estás sonrojado? 

—Yo… —el oji-esmeralda balbuceó un poco, sin saber qué decir. Sus labios temblaban, y no solo por no saber qué decir.

—De verdad me gustas, hermoso —volvió a murmurar, la yema de su dedo acariciando dulcemente su mejilla suave —no voy a salir con la cursilería de 'amor a primera vista' pero… la primera vez que te ví pensé que eras realmente lindo.

-

Y así fue como terminó ahí. Temblado cuando una persona que no conocía de vista pronunció su nombre como si fuera algo maravilloso.

—Yo… no sé cómo llamarte, Mr. Mistery —consiguió decir, tratando de sonar bromista — ¿Puedo darme la vuelta?

El mentón del otro se posó en el hombro de Ryou — ¿Puedo abrazarte?

Ryou asintió lentamente con la cabeza —Sí.

Las manos del otro se deslizaron hacia abajo desde sus hombros, acariciando su espalda lentamente hasta llegar a la cintura. Ryou se estremeció, aunque ni se molestó en tratar de esconderlo esta vez. Una vez en su cintura, los brazos del otro estudiante se movieron hacia adelante y la rodearon, con la misma lentitud, disfrutando del calor que se filtraba por la tela del uniforme de Ryou.

Una vez envuelto, el oji-verde se relajó en ese abrazo y se relajó, dejando que su espalda se apoyara en el pecho ajeno. Era ligeramente más ancho que su propia complexión, advirtió, pero se sentía realmente agradable solo relajarse así.
Inclinó la cabeza hacia atrás y se permitió apoyarla en el hombro ajeno, cerrando los ojos y respirando profundo.

—Me gusta tu colonia —murmuró, apreciando el aroma sutil que lo envolvía lentamente.

—Me alegra que te agrade. Tú también hueles muy bien —sintió la respiración ajena cerca de su oreja, lo que le provocó escalofríos, y una sensación extraña en el cuello. Cómo si… quisiera que lo tocara allí.

—Debe ser mi shampoo —comentó perezosamente, ladeando la cabeza hasta que su mejilla frotó la piel del rostro ajeno — ¿Puedo darme la vuelta? Quiero abrazarte también.

Podía notar los nervios de su compañero en la forma sutil en que tensó su agarre —… sí.

Ryou sonrió. Lentamente fue girando, manteniendo los ojos cerrados para tranquilidad del otro. Una vez dado media vuelta, subió sus brazos hasta envolver el cuello ajeno, dándose cuenta de que el otro chico también llevaba el pelo largo.
Inclinó la cabeza, apoyando la frente en las clavículas, y se permitió un vistazo. La visión de la chaqueta del uniforme abierta sobre una playera gris lo saludó.

Sintió la mejilla del otro frotándose contra su pelo, despacio. Una mano subió de vuelta a su pelo y la otra lo envolvió por su espalda media, acariciándolo con los dedos.

—Me encanta tenerte así, hermoso —murmuró contra su oído.

—Para con eso —protestó débilmente, rozando su nariz sobre el cuello de la playera oscura.

— ¿Por qué? Si es la verdad —reprochó el otro, divertido.

Ryou resopló —mejor dime cómo puedo llamarte.

El otro lo abrazó más fuerte contra sí, unos segundos de pesado silencio —me llamo Bakura.

Ryou le acarició la nuca con los dedos, haciendo la conexión. Conocía ese nombre, y sí, también había escuchado rumores sobre el rebelde buscapleitos, pero nunca les había hecho caso.
Finalmente levantó la mirada, confirmando que conocía a la persona que abrazaba. 

Cómo Bakura había dejado ver en su primera nota, nunca antes habían sostenido una conversación real, pero recordaba haberse tropezado con él en más de una ocasión. No sabía qué demonios había hecho para gustarle, simplemente había intentado sonreír y ser amable con una de las pocas personas que no lo menospreciaba después de mirarlo un segundo.

Ryou le dio una dulce y cariñosa sonrisa, a lo que Bakura se ruborizó muy sutilmente. Inclinó la cabeza, dudoso, y reposó su frente contra la de Ryou. El menor lo permitió, incluso frotó sus narices un poco, haciéndolos reír a ambos.

—Es un placer, Bakura.

La mano en su pelo se movió para ahuecar su mejilla, el pulgar le acarició a Ryou justo debajo de los labios —sí, todo un placer —bajó un poco más su rostro —dime, hermoso ¿Nos vamos de aquí? Podemos ir donde tú quieras, tal vez a ver una película o si prefieres ir a ese parque que te gusta.

Ryou asintió —me gustaría salir de aquí, sí ¿Te parece una película en mi casa? 

La sonrisa de Bakura era ancha y realmente cautivadora si le preguntaban a Ryou —eso suena muy bien ¿Me dejarás acurrucarme contigo en el sofá? 

El oji-verde se rió entre dientes —puede… ya veremos.

—Estupendo, salgamos de aquí entonces.

Ryou presionó sus dedos en la base de su cuello, para que no se moviera aún —una última cosa antes.

— ¿Sí? —Bakura ladeó la cabeza con curiosidad.

Aprovechando el movimiento, Ryou se apoyó ligeramente en puntas y presionó sus labios contra la boca ajena.
Bakura habría jadeado de sorpresa si su boca no estuviera magníficamente ocupada. En cambio, le devolvió el beso a Ryou como si ese fuera a ser el único que obtendría de él en toda su vida. Acarició sus labios suaves con fascinación y hambre, deslizando su lengua por ellos mientras sus cuerpos se pegaban al otro todo cuánto podían.

El aire a su alrededor se calentó y saturó rápidamente. Era dolorosamente evidente que había una chispa entre ellos. Cada vez que se separaban para tomar aire, uno de ellos se adelanta y perseguía la boca del otro para obtener más de esa sensación cálida y placentera.

Les costó unos minutos separarse uno del otro, pero cuando lo consiguieron: con los uniformes desordenados, el cabello alborotado y los labios hinchados, Bakura los guió cautelosamente fuera del armario del conserje, y fuera de la escuela, para que luego Ryou lo guiara hasta su departamento.

Una vez allí, las chaquetas del uniforme fueron abandonadas, la mesa del salón se llenó de aperitivos y refresco, y almohadones junto a una manta fueron llevados al sofá para que ambos adolescentes pudieran disfrutar de una buena maratón de películas mientras se acurrucaban y mimaban el uno al otro.


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