"Experimento sesenta y uno", eso fue lo último que pudo escuchar antes de que sus ojos se cerraran debido al intenso dolor que se apoderaba de su cuerpo. Eso era lo normal, bien sabía que si no obedecían las ordenes de sus superiores los experimentos como él se verían obligados a largas sesiones de tortura. Estaba harto del horrible olor a gasolina y otros componentes químicos, un superior de otra unidad le había comentado que al cumplir los veinte años te comenzabas a acostumbrar, pero él o dudaba. Dudada ya que a sus dieciocho aun le perturbaba las fosas nasales.
Antes de perder la conciencia seguía maldiciendo en sus pensamientos al experimento ochenta y tres por escapar, supuso que estaría cansado de la vida. Sí, porque un experimento que escapara de ese lugar vería su muerte al poco de unas horas ¿razón?, no lo entendía muy bien, pero algo sobre "que nadie te diera su vida" ¿Qué diablos?, no es como si hubieran minas o bombas rodeando la zona, pero ningún experimento se escapaba debido al miedo.
Él no tenía miedo, pero no tenía razón para salir del lugar. Sintió movimiento a su alrededor, supuso lo estaban trasladando hacia las puertas externas de la base, era de los mejores experimentos, incluso había convencido a otros de no escapar, claro, él no tenía miedo. No lo tenía, pero no quería perder a mas amigos eran amigos si vivían juntos ¿verdad? O eso había escuchado de algún humano.
Su mente se apagó por un largo tiempo, al despertar se encontraba de pie frente a unas enormes cercas de púas, en sus brazos descansaba un arma y su cuerpo estaba cubierto por un camuflaje militar.
-Sesenta y uno, has sido ascendido. A partir de ahora resguarda la zona sur- miro de reojo al hombre a su costado, asintió sin ganas. Supuso aun existían humanos que creían que ellos eran simples robots que seguían órdenes. No tuvo ganas de pelear, pero al ver a lo lejos un bosque frondoso y el sonido de los pájaros se atrevió a preguntar.
-Mi superior, ¿sesenta y uno puede preguntar algo? – el hombre mayor lo miro y asintió. - ¿Por qué eligieron a sesenta y uno?, es decir, esta zona está muy apartada – unos segundos en los que él se perdió en el movimiento de los árboles. Ese era el lugar por el cual los experimentos escapaban, él lo sabía era un secreto no tan secreto.
-Tú historial es perfecto, los superiores confían en tú trabajo. Hay una ciudad de humanos cercana, los experimentos fallidos no han sido capaz de llegar a la mitad del bosque. Es un lugar perfecto, además... bueno. Lo sabrás pronto – el sujeto comenzó a reír de una forma extraña, el solo evito su punzante mirada –En guardia experimento, nos veremos pronto –
Cuando comprobó que el hombre se alejara lo suficiente bajo la guardia, se sentó en una gran roca, quito su casco y acaricio su cabello rojo. Se sentía extrañado, era como si los superiores le gritaran "Vamos, escapa" justo en su cara, parecía una maldita broma. Meditaba cada palabra, ¿Dónde estaba la trampa?
- ¡Diablos!, me volví a perder-
Su cuerpo se tensó, recupero la postura y con su arma a punto hacia el bosque, se escuchaban algunas ramas quebrarse. Su mente se centró en la tarea, estaba apretando el gatillo solo era cuestión de divisar al intruso. Un leve tarareo armónico se escuchó, sus pies se acercaron a la barrera invisible que construyo su mente para evitar morir, debía matar a ese extraño, pero .... ¿Quién sería el dueño de tan hermosa voz?
-No me mates, solo.... Me perdí, enserio no intento nada extraño- ¿Por qué no disparo en ese momento?, su cuerpo tembló por primera vez y no pudo evitar hacerle caso a ese hombre que ahora que lo veía era un simple humano, bajo, de ojos grandes, piel blanca y cabello negro
–Buen chico – escucho, no sintió rabia solo lo miro fijamente.
- Identificación- ¿De esa manera pedía el nombre del hombre?, muy bien 61. Se golpeó mentalmente.
-Diablos, eres enorme- la voz del hombre bajo sonó algo sorprendida. -Supongo preguntas mi nombre – sonrió ligeramente, vio como sus labios formaban una especie de corazón en su rostro –Soy Do KyungSoo emm- sus ojos se encontraron de manera directa con los del hombre bajo que ahora sabía que se llama KyungSoo- ¿puedes bajar el arma?, siento que si muevo un musculo mi cerebro adornara al árbol tras de mi – obedeció rápidamente.
-Lo lamento – agacho la cabeza, escucho unas pisadas aceleradas, supuso que el hombre había aprovechado la oportunidad para huir con vida.
-Enserio eres jodidamente alto – levanto su rostro, KyungSoo estaba justo tras la cerca de púas- Ahora que veo de cerca, tu cabello es rojo. ¿Es natural? –
-Lo es.... Creo – se sintió torpe y su mano viajo hacia su cuello, intentado ocultar el gran tatuaje con su nombre.
-Sesenta y uno...- su cuerpo se tensó - ¿Por qué tienes un número tatuado en el cuello? -
-Es... mi nombre- miro algo tímido al bajo, este solo asintió con expresión seria.
-Supongo eres uno de esos...- se quedó esperando el final de la frase, pero no continuo. –Pensare en un mejor nombre para ti- nuevamente le sonrió – por primera vez en tantos años un humano le sonreía, y no era lo único él sonreía de vuelta.
Se quedaron en silencio, mirándose fijamente. Algo en su pecho se movió, se asustó sin saber que era ese sonido desesperante que le retumbaba, hizo una pequeña mueca de disgusto en el rostro. Apoyo su mano contra la cerca y respiro hondo.
- ¿Estas bien? – su fría mano era tocada con delicadeza desde el otro lado
-Si...- El sonido de batalla retumbo en sus oídos, lo supo. Venían superiores – Huye, ¡rápido! – le grito con voz ronca. El más bajo se alejó y corrió hacia el bosque.
-Mañana volveré...- su hermosa sonrisa adornaba ese masculino rostro. Seguido de un movimiento con su mano el cual adivino era un gesto de despedida. Suspiro.
-Do KyungSoo.... Es un humano extraño-
-Experimento sesenta y uno- ¿Cómo habían llegado tan rápido? ¿sus sensores se apagaron?, la oscuridad se apodero de su mente.