Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sentimiento por Skarlatta

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pareja: Kai x Rei
Rating: K

 

Notas del capitulo:

Aclaraciones:
·Fanfic situado después del capítulo #16: Mi enemigo, mi amigo.
·Mayor es para Kai y menor es para Rei.

~Sentimiento~

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Después de un interesante y duro recorrido, ¡por fin habían conseguido el triunfo en el Torneo Asiático! Esto tenía a los Bladebreakers entusiasmados y alegres. ¿Quién no lo estaría tras conseguir el pase hacia el Torneo Estadounidense?

Sorpresivamente, un miembro del equipo no estaba entusiasmado, ni tampoco alegre.

Se trataba de Kai, quien se encontraba caminando por entre los pasillos del hotel, procurando ocultar que algo le molestaba, aunque fallando un poco en el intento al soltar un bufido. No consideró muy grave la acción pues nadie le había visto, y siempre era un tanto arisco; tenía eso a su favor para evitar que su enfado fuera demasiado notable. Lograría retomar su habitual impasibilidad antes de evidenciar su sentir, o por lo menos esa era la idea.

Con una peligrosa agitación interna y un vano intento por tranquilizarse, abrió la puerta de la habitación que había compartido con sus compañeros. Poco le importó ser brusco en su acción y azotar por ello la corrediza puerta de madera.

—¿Quieren darse prisa?

Presionó a los menores, dedicándoles una mirada de claro fastidio a todos conforme notaba la ausencia de uno de los Bladebreakers. El chico faltante era la causa de su mal humor, así que no pudo hacer más sino estar agradecido de no verlo.

—Pero... ¿Qué te pasa, Kai? ¡Ya no hay porqué presionarse! ¡Pronto estaremos en casa!

Tyson habló alegre, sonriendo demasiado despreocupado para su gusto. Ese chico y su manera de ser le fastidiaban en sobremanera, por lo cual no se lo pensó demasiado para dedicarle una mala mirada.

—Lo que quiero es que nos vayamos… ¡Ya!

Fueron las palabras llenas de disgusto e impaciencia que salieron de su boca. Su enojo escapó a su control, un error demasiado evidente ésta vez.

Sin añadir nada más, dio media vuelta para evitar preguntas o comentarios de sus compañeros.

—Dense prisa.

Finalizó con forzada serenidad y cerrando la puerta tras salir, aunque azotándola de nuevo. Los susurros de los chicos adentro de la habitación no se hicieron esperar.

—¿Qué le pasa ahora?

La voz de Tyson detonaba su molestia.

—No lo sé. Bueno… No lo veo muy diferente a como es normalmente.

Max sonaba tranquilo, como si no le hubiera afectado lo sucedido.

—Parece que hoy alguien se levantó con el pie izquierdo.

Esa fue la opinión de Dizzy.

—Parece ser que así es.

El pequeño castaño apoyó las palabras de la bestia bit en su computadora.

A estas palabras les siguieron otras, sirviendo únicamente para molestarle un poco más. Por supuesto, la culpa era suya por no haberse apartado de la puerta.

Gruñó por lo bajo y finalmente se alejó de allí, caminando por entre los pasillos vacíos con los puños apretados. Definitivamente… No estaba teniendo mucho éxito en calmarse, y no lo tendría si continuaban repitiéndose en su mente las escenas de lo ocurrido en cierto enfrentamiento del torneo.

—Oye, Rei. Sé que tus lealtades están divididas, pero supéralo, tus compañeros cuentan contigo.

—¿Qué?

—¡Despierta Rei!

—¿Qué es lo que quieres decir, Kai?

—Debes librar la batalla con la cabeza, no con el corazón.

La breve conversación que sostuvo con Rei daba vueltas y vueltas en su cabeza. No sabría decir si se trató de una explicación, un regaño o un consejo, tampoco le importaba averiguarlo porque eso no cambiaría que se sintió ligeramente hipócrita sabiendo que él mismo se dejó llevar por el corazón al decirle aquello; da igual cuánto se niegue a aceptarlo, sabe muy bien que fue así.

En el transcurso del enfrentamiento de Rei y Mariah pudo escuchar frases desagradables, siendo esto el comienzo de un intenso incendio en su interior, como si fueran llamas del mismo Dranzer consumiéndole por dentro.

Habían pasado un par de horas desde aquello y simplemente no lograba deshacerse del molesto sentir, tal vez porque había otra fastidiosa conversación también rondando su cabeza.

Mariah, lo has hecho verdaderamente bien hoy.

Muchas gracias, Rei, tú tampoco estuviste nada mal.

Y tú me pusiste en aprietos por un momento.

Tuve un buen profesor. Dime, Rei, ¿crees que alguna vez podamos salir juntos o algo así?

¡Por supuesto! Me alegra que preguntaras porque yo estaba pensando lo mismo.

¡Eso es genial! Tengo que irme, pero te veré después.

Evitó un nuevo bufido.

El incendio se extendió hasta la sangre en sus venas, haciéndole sentir que ardía ante los estúpidos sentimientos que su moreno compañero tenía hacia la de cabellos rosas. Esos sentimientos casi le cuestan al equipo el triunfo, así que tenía todo el derecho de odiar al chico.

Odio. Era una palabra tan fuerte, pero que definía muy bien su sentir, aunque en su interior sabía bien que su odio no era hacia Rei, sino a hacia Mariah.

¿Por qué odiarla? Ella no le había hecho nada, o… ¿Tal vez sí? Admitir el motivo de su rencor y odio hacia Mariah era un lujo que no se podía permitir. Sólo esperaba poder continuar mintiéndose a sí mismo. Lo había hecho bien hasta el momento.

Sumergido en sus pensamientos no prestaba atención a su camino y, debido a ello, al dar vuelta en un pasillo tuvo un pequeño choque accidental con una de las causas de su molestia.

—Ten más cuidado, Rei.

Le reprendió disgustado, y si su hablar no había delatado lo suficiente su pésimo humor, sus pupilas escarlatas trasmitieron toda su furia en una intensa mirada asesina dirigida a su compañero.

Rei no tardó en mostrarse extrañado. Sabía bien que Kai era arisco y frío, pero esa mirada… Era diferente. Había demasiada ira mal reprimida.

—¿Te sucede algo, Kai?

A pesar de sentir que se adentraba en una zona peligrosa, como un terreno con minas, Rei cuestionó tranquilamente, demostrando amistad e interés hacia su compañero, cosa que cualquier persona con un mínimo sentido de conservación y supervivencia no hubiera hecho. Pero después de todo, el joven moreno no era un chico normal, ni su compañero tampoco.

—Nada que sea de tu interés. Ahora quítate de mi camino y termina de preparar tus cosas para que te vayas a donde sea que te quieras ir.

Kai trató de dar por finalizada la conversación, restándole importancia al desdén y enfado con el cual soltó sus últimas palabras. Rei, por su parte, no pudo estar más confundido ante tal comportamiento de su capitán para con él.

—Kai, si hice algo que te ofendiera…

Comenzó a disculparse, recibiendo nuevamente la misma mala mirada por parte del mayor.

—Tu presencia es una ofensa para el equipo.

Escupió la respuesta con frialdad, dejando casi atónito a su compañero, quien en cuanto se recuperó de tan duras palabras decidió tomar aquella conversación con más seriedad.

—Sé que esto es por lo pasado en el torneo, porque cometí el error de perder una vez ante Mariah, pero no es para que reacciones así. Al final gané y pasamos al Torneo Estadounidense. No defraudé a mi equipo.

Aunque las palabras de Rei sonaban serias, procuró que su hablar fuera sereno, incluso suave. Creía que era mejor mantener la calma a fin de evitar alguna discusión con su compañero. Y a propósito de Hiwatari… Sólo chasqueó la lengua y pasó a su lado sin decir otra cosa.

—Kai —le llamó sin quitarle la mirada de encima—. ¿Qué te hice para molestarte así?

Cuestionó muy extrañado mientras veía al nombrado detenerse. Su capitán no le miró, solamente se quedó quieto dándole la espalda. Pero que se hubiera detenido ya era un logro.

—¿Por qué piensas que me hiciste algo?

Miró oblicuamente al menor. La molestia continuaba en sus pupilas escarlatas, aunque estaba en proceso de dominar sus emociones. Jamás había perdido así el control, e inclusive ese hecho le daba enojo extra que también debía manejar.

—Porque lo veo en tus ojos: Estás molesto conmigo —contestó sin dudar—. Así que dímelo, anda, dime qué hice para molestarte de esa forma.

Trató de incitar a su compañero a hablarle con la verdad. Aun con lo evasivo que Kai se mostraba ante todos, no se sentía realmente distanciado de él, al contrario, percibía una silenciosa conexión entre ambos. De ningún modo quería perder eso, sobre todo sin saber el porqué.

No hubo respuesta.

Aún preso del malestar, Kai no pudo retener un nuevo bufido mientras su mirada se dirigía al suelo frente a él.

Ingenuamente creyó que ya tenía bajo control su sentir. Sin embargo... Se equivocó. Su autocontrol se esfumó con la velocidad de una estrella fugaz. En un segundo tuvo calma y en el siguiente la perdió. La culpa era exclusivamente suya, por continuar pensando en la conversación de Rei y Mariah.

Tuve un buen profesor. Dime, Rei, ¿crees que alguna vez podamos salir juntos o algo así?

¡Por supuesto! Me alegra que preguntaras porque yo estaba pensando lo mismo.

¡Eso es genial! Tengo que irme, pero te veré después.

Sólo respirando profundo pudo evitar un nuevo bufido. Ya había perdido demasiado el control por un día, diciéndose eso consiguió mantenerse callado, mas no así relajarse. Sus músculos se encontraban tensos, y ni hablar de cuán apretados estaban sus puños.

En lo profundo de su ser mantenía oculto un sentimiento muy especial. Al principio, todo lo que hizo con ese sentimiento fue ignorarlo, esperando que desapareciera. Eso no ocurrió, más bien, pasó justo lo contrario. Su sentir se incrementó demasiado rápido y, en muy poco tiempo, se había convertido en algo totalmente real, pero, sobre todo, en algo bastante fuerte. Ahora ya no podía ignorarlo, ahora ese sentimiento era el culpable de abrumarlo con celos, rencor y odio contra Mariah.

De nuevo, se culpaba a sí mismo. Sí, nadie tenía la culpa salvo él, por haberse enamorado de Rei.

¿Cómo había sucedido? No conocía la respuesta, y dudaba de que averiguarla le sirviera de algo. Una pregunta más importante sería… ¿Qué haría con aquel sentimiento?

Tal vez podría volver al intento de ignorarlo, o tal vez podría negarlo hasta que terminara por convencerse de que ya no estaba ahí. Aquellos "tal vez" no le resultaban de utilidad, ni siquiera le agradaban, ya que los sentía como actos de cobardía imposibles de llevar a cabo por su orgullo.

—¿Kai?

El chico de rasgos felinos llamó a su compañero, preocupándose al notarlo ensimismado y demasiado callado, incluso más de lo habitual. Tras unos segundos, finalmente su capitán se giró.

Las miradas se encontraron la una con la otra en un choque fuerte e intenso. Ambos chicos intentando averiguar lo que pasaba por la mente del otro.

Kai quería saber qué pensaba hacer Rei. No, necesitaba saber si Rei estaría con Mariah hasta el siguiente torneo.

Por su parte…

Rei quería saber qué le ocurría Kai, necesitaba saber el porqué de que su compañero tuviera comportamientos un tanto extraños para con él; desde lo ocurrido con Driger, comenzó a notar esto.

Cuando perdió a su bestia bit… Sí, tuvo palabras severas de parte de su capitán, sin embargo, entre líneas Kai le había dicho que lo consideraba inteligente, además, no lo agobió con lo sucedido. Por si fuera poco, en una conversación tenida con Tyson y Max mientras volvían al sitio donde se hospedaban, sus amigos le contaron algo que Kai dijo sobre él.

Cuando Rei esté listo volverá con nosotros. Lo conozco, es el tipo de chico que está decidido a recuperar su bestia bit. Su Driger significa todo para él y si alguien puede hallar un modo de recuperarlo, es él.

¿Estás diciendo que puede recuperar su bestia bit?

Estoy seguro de ello. Y cuando lo haga, Rei será más fuerte. Sin Rei y su bestia bit es imposible que podamos ganar este torneo.

Rei estaba reflexionando en que, en menos de 24 horas, Kai parecía haber creído en él y, junto a ello, haberle dado unos sutiles halagos. Eso no era común, ni siquiera podía señalar un solo momento de semanas posteriores en que su capitán hubiera demostrado algo similar hacia otro miembro del equipo. Que su compañero dijera tales palabras… Le parecía demasiado sorprendente, al grado de llegar a creer que quizás se equivocaba y exageraba. Tal vez Kai no lo consideraba tan indispensable para el equipo, o tal vez Tyson y Max no citaron con exactitud las palabras del mayor.

Pensar en que, aparentemente, Kai siempre se comportaba distinto con él lo confundía, y mucho.

—Rei, ¿a dónde irás hasta el próximo torneo?

Repentinamente, el dueño de Dranzer soltó aquella cuestión, causando clara e inmediata sorpresa a su compañero.

—No creí que te importara a dónde voy.

Fue la suspicaz respuesta del chico de ojos dorados, con la cual hiciera al mayor bufar leve. Aunque ahora en la mirada escarlata hubiera más serenidad.

Kai sabía que ya no podía mentirse más.

Era hora de admitir sus sentimientos y, si bien eso nada tenía que ver con decírselos al causante de ellos, igual lo haría. Algo en su interior le dictaba hacerlo.

No lo pensó ni un segundo más.

Avanzó hasta su compañero sin pausa ni titubeo en sus pasos. Con la misma seguridad lo empujó contra la pared, acorralándolo al poner sus manos en el muro, a cada lado del rostro de Rei, quien estaba más que perplejo por la súbita acción.

—P-pero, Kai… ¿Q-qué haces?

Preguntó algo nervioso y sin comprender, ni sospechar si quiera, lo que pasaba por la mente del otro chico. En ocasiones era un poco ingenuo.

—Querías saber qué me pasaba, ¿no? Pues te lo diré: Estoy furioso contigo, no por perder un enfrentamiento, sino por dejar ganar a Mariah por los sentimientos que tienes hacia ella. Detesto que te hayas fijado en ella.

Por fin, Kai se atrevió a explicarle, o confesarle, a Rei lo que le sucedía, dejando aún más sorprendido al poseedor de Driger, que trataba de asimilar las palabras escuchadas, sin saber si realmente quería entenderlas y aceptarlas.

—K-Kai, dime que… que estás jugando.

Fue una nerviosa petición la que salió de sus labios antes de que pasara saliva con algo de dificultad debido a la situación.

—¿Acaso crees que yo bromeo?

Interrogó con total seriedad, fijando su intensa mirada escarlata en la asustada y nerviosa mirada dorada.

Hubo unos segundos de silencio entre ambos jóvenes, ambos todavía procesando la situación. Kai procesando lo que acababa de hacer y Rei procesando la declaración recibida.

—Kai, ¿tú…? Eh… Yo… N-Nosotros… Nosotros… Tú…

Rei titubeó demasiado en qué decir. ¿Cómo responder a algo que no se esperaba en absoluto? La sorpresa era tanta que se había llevado su capacidad de hablar coherentemente y eso lo puso incluso un poco más nervioso. Inhaló y exhaló. Tenía que ordenar sus ideas, pero, sobre todo, ponerle un alto a la situación.

Le tenía afecto a Kai, como a todo miembro de los Bladebreakers. Eso era todo. No estaba enamorado de él y no había modo de que le diera una oportunidad.

—Kai, tú… Yo te aprecio, pero… Ambos… Somos hombres, así que no… no podría fijarme en ti. A-además yo… como tú sabes: Siento algo por Mariah, y…

Comenzó a hablar, mucho mejor que la última vez, mas no terminó de explicarse; fue silenciado por el mayor.

—Basta ya —acortó la torpe explicación—. No tienes por qué portarte así. No te gusto y no te gustaré; es así de fácil. No trates de suavizar las cosas como si fuera a romperme sólo por esto.

Señaló Kai con cada una de sus palabras desprendiendo gelidez. Intentó utilizar su habitual frialdad para encubrir el malestar del rechazo. Siendo Rei la primera persona de quien se enamoró, el golpe de saber que no tenía oportunidad alguna dolió un poco más de lo esperado. Sí, no iba a romperse, eso estaba claro, pero sufrir un rato le iba a ser inevitable.

Por otro lado, un suspiro abandonó los labios de Rei. Al mismo tiempo bajó un momento la cabeza. Sabía que, pese a la cruda respuesta del mayor, éste se sentía mal por su rechazo, mas nada podía hacer. Ser sincero con Kai era lo único que estaba en su poder.

—Lo siento.

El chico de apariencia felina susurró una disculpa. Se sentía apenado y culpable, sin mencionar que no quería mirar a la cara a su compañero ya que no sabía cómo debía mirarle ahora.

Las escarlatas pupilas se mantenían fijas sobre el menor. El dueño de aquella intensa mirada pensaba, considerando hacer algo, sólo una pequeña cosa antes de dar por finalizada la conversación. Tras decidirse por completo, Kai tomó el mentón de Rei, levantándole el rostro para hacer que le mirara y, sin dudar ni por un segundo más, lo besó con hambre en los labios.

El pelinegro no pudo reaccionar; durante unos segundos se quedó estático. No obstante, antes de detenerse a pensar ya se encontraba correspondiendo al beso con torpeza. Aquella acción sorprendió un poco al mayor, mas este no detuvo su beso. Ahora no habría nada que lo hiciera detenerse.

Los labios del bicolor se movían con necesidad sobre los del moreno, besándole con una habilidad que, honestamente, no sabía que tenía. Sin demora se dedicó a probar el sabor de los labios ajenos, degustándolos al acariciarlos con su lengua, sintiendo en ese momento cómo Rei se removía para deshacer el beso, cosa que él no permitió. En lugar de apartarse de su compañero, le mordió el labio inferior, provocándole un débil quejido de dolor por la fuerza utilizada. No tardó en aprovechar ese quejido para colar su deseosa lengua en la tibia boca.

El rubor apareció en las mejillas del joven chino. Por un momento se sintió perdido. Le costó un poco reubicarse y reaccionar. Lo primero que hizo apenas logró volver a pensar, fue removerse con más fuerza, aunque eso sólo hizo que el ruso apegara más su cuerpo al suyo y le tomara las muñecas, poniéndoselas arriba de la cabeza, manteniéndolo apresado y continuando con el beso.

A cada segundo que transcurría, el poseedor de Driger se sonrojaba más. ¡Y no comprendía bien el motivo! Eso estaba desesperándolo más que el dominio de Kai. Su capitán no le gustaba, lo sabía bien, pero también sabía, a pesar de no querer admitirlo, que ese beso estaba siendo el origen de muchas sensaciones agradables. Esa ávida lengua se movía con destreza en su boca, la recorría juguetonamente y rozaba su propia lengua en una traviesa invitación a acariciar.

Abochornado, más de la que hubiera pensado, Rei comenzó a mover su lengua contra la otra. Al comienzo, apenas hubo unos cuantos roces débiles. Después, esos roces se transformaron en un pequeño jugueteo inexperto, el cual dio paso a una particular mezcla de caricias suaves por el lado del menor, y apasionadas por el lado del mayor.

El beso parecía no tener fin e incluso el moreno había cesado en su forcejeo, quedándose quieto para satisfacción del ruso.

Cuando ese beso dio inicio, Kai creyó que sería el primero y el último. Ahora, viéndose tan bien correspondido, empezaba a dudar de ello.

Las bocas comiéndose la una a la otra y las lenguas acariciándose en una pequeña batalla tenían ligeramente confundido al poseedor de Dranzer. Mas pensar era lo último que podía hacer, en especial tras sentir ciertos deseos dominantes de Rei durante el beso. El joven chino quería dominar, quizás por orgullo, quizás por espíritu de lucha. Kai no lo sabía con exactitud y tampoco importaba, ya que gozar de los interesantes movimientos de Rei era lo único ocupando su atención.

Por supuesto, no le permitió a su compañero de apariencia felina dominarlo; puso fin a la lucha cuando sometió su juguetona lengua, pero eso no le evitó disfrutar del travieso y atrevido intento.

Con el transcurrir de los segundos el beso fue cediendo en velocidad.

Poco a poco, el oxígeno se acababa, eso obligó a los chicos a separarse después de unos cortos momentos más.

Ambos jadearon, faltándoles el aire, mas sobrándoles el calor. Rei no admitiría esto último, incluso si difusamente culpaba a la cercanía entre su cuerpo y el de Kai. Hablando de dicha cercanía… Estaba comenzando a desagradarle.

El mayor soltó las manos de su compañero, pero no se apartó. No quería hacerlo. Su calor, su aroma, le atraían demasiado.

Sin embargo…

—¡¿Qué rayos te pasa?! ¡¿Por qué hiciste eso?!

Rei no tardó en quejarse, empujando a su compañero un poco para poner distancia entre ambos, mirándolo con una mezcla de bochorno y molestia, imagen divertida y enternecedora a ojos de Kai, quien se cruzó de brazos, afilando su mirada sobre el menor. Algo intimidado, Rei se tensó, mas tal intimidación desapareció al cabo de unos segundos; luego de sacudir su cabeza levemente, el moreno le dedicó una fuerte mirada a su capitán.

—¿Por qué correspondiste?

Cuestionó sin rodeos, ignorando la pregunta con obvia respuesta. Lo besó porque le gustaba, eso quedaba claro. La pregunta que importaba responder era la suya, aunque no parecía haber una respuesta, parecía que su compañero no la tenía pues encontró en sus doradas pupilas un atisbo de sorpresa y duda, como si ni siquiera el propio Rei supiera lo que acababa de hacer o el porqué.

Más allá de la sorpresa y la duda, la mente del poseedor de Driger estaba inundada de confusión.

"¿Por qué le correspondí? Yo no siento nada por él, estoy seguro de eso. Entonces… ¡¿Por qué?!" pensaba confundido mientras le enviaba una molesta mirada al mayor.

—No lo sé, ¡tal vez porque era mi primer beso! ¡Tú…! ¡¿Cómo te atreviste a…?! —Gruñó e intentó calmarse— No quiero volver a hablar contigo.

Rei trató de dar por terminada la conversación. Dio media vuelta, alterado y algo avergonzado de lo que descuidadamente acababa de confesar, pero completamente seguro de que no volvería a dirigirle la palabra, por lo menos en un buen tiempo, a Kai por lo que hizo.

Aquellas palabras sorprendieron gratamente a Hiwatari y, antes de notarlo, ya le habían sacado una sonrisa.

¡Había robado el primer beso de Rei!

Eso siempre lo tendría en mente, porque fue ÉL y NO Mariah quien tomó ese primer beso.

—Así que fue tú primer beso.

Susurró muy bajo, mirando la espalda del otro chico, quien emitió un pequeño bufido, claramente molesto.

—Calla, es mejor que no lo vuelvas a repetir. Ahora: Por el bien de nuestro equipo y de nuestra… amistad, olvidaré que esto pasó.

Sentenció el moreno, mirando de reojo por sobre su hombro a su líder, éste sonrió ladinamente con una expresión demasiado confiada.

—Pues yo no lo olvidaré —replicó, ganando la total atención y sorpresa del menor—. Ese fue tu primer beso, por lo tanto: No pienso olvidarlo.

Una sonrisa de radiante orgullo fue el último gesto que Kai le dedicó a Rei, antes de dar media vuelta e irse del lugar, dejando en completo shock al otro chico.

—Kai —llamó, siendo ignorado fácilmente— ¡Kai!

Gritó, mirando mal al chico que le ignoraba mientras se perdía por el pasillo.

Una rabieta escapó de sus labios, a la par que apretaba sus manos en forma de puños, maldiciendo una y mil veces ese primer beso. Sencillamente no asimilaba que había sido Kai quien se lo había dado, pero si apartaba su enfado quedaba una duda en el aire: ¿Por qué correspondió aquel beso?

Lo único que se respondía era que correspondió precisamente por ser su primer beso, es decir, lo hizo instintivamente, por impulso. Sí, eso era. De eso trató de convencerse.

Al final… Suspiró resignado. Decidió que él sí olvidaría el "incidente" debido a que era lo mejor para todos. Para Kai, para él, para el equipo. Y tomada aquella decisión, fue a terminar de preparar sus cosas, escuchando murmullos en cuanto entró a la habitación que compartía con los demás chicos.

—¿Qué sucede?

Les preguntó tras darse cuenta de que el resto del equipo no había notado su presencia por estar murmurándose cosas entre ellos.

—Nada, sólo hablábamos sobre nuestro alegre y tierno capitán de equipo.

Fue la respuesta sarcástica de Tyson, la cual le hiciera pasar algo de saliva con fuerza.

—Y… ¿Por qué hablaban de Kai?

Volvió a preguntar, pero ésta vez… Levemente nervioso. Hizo lo posible por ocultar sus nervios tras una pequeña sonrisa; los chicos no podían enterarse de lo ocurrido con Kai. Nadie podía.

—Porque hoy le dio por estar de un humor peor del que está normalmente. Además, actuaba extraño.

Respondió un poco molesto el poseedor de Dragoon, reflejando su sentir en su ceño fruncido y brazos cruzados.

—Ah… vaya. Seguro que solamente quiere volver a su casa a descansar, debe ser todo.

Fueron sus neutrales palabras. No tenía muchos deseos de defender al bicolor. Si lo hizo, fue en favor de no dejar que los demás se dieran cuenta de los sentimientos de Hiwatari. Podría traerles problemas a ambos.

—Tal vez, pero aun así se portó algo raro.

Murmuró pensativo el pequeño Kenny, obteniendo la atención de todos y, a su vez, provocándole más tensión. Para su suerte, ninguno de los chicos notó esto pues estaban más ocupados tratando de averiguar qué le pasaba a su capitán.

—Rei, ¿tú no has notado a Kai algo extraño?

La pregunta vino de Max. Seguramente sus razones para preguntarle eran factibles, pese a ello, no pudo evitar ponerse un poco más nervioso; estaba un tanto paranoico imaginando que tal vez sus compañeros sabían o sospechaban algo. Temía que hubieran notado que el comportamiento de Kai se debía a estar celoso.

—Eh… No… no…. Yo lo veo muy normal.

Contestó con la mayor tranquilidad que le fue posible reunir después de que un extraño sentimiento se hiciera espacio en su estómago al pensar en el comportamiento de su capitán. La furia de Kai era a raíz de estar celoso, él mismo se lo dijo, y no había reparado en ello hasta ese momento. Pensarlo con más detenimiento le hizo estremecer, como si estuviera bajo una lluvia helada.

Respirando lento, pero profundo, se dirigió hacia su mochila, esperando que sus compañeros no hubieran notado su reacción pues le miraban con cierta atención por su respuesta.

—Creo que sólo fue una falsa alarma. Kai está bien, nosotros nos imaginamos cosas.

Max sonrió y dio por terminado el tema, haciendo suspirar a Tyson y Kenny.

—Sí, creo que está bien, pero aun así… ¡Es un grosero mandón!

El chico con gorra dio un grito molesto, antes de poner un puchero. No se dio cuenta, ni él ni nadie, de que alguien más acababa de entrar a la habitación.

—¿Quién es un "grosero mandón"?

Cuestionó una fría voz, proveniente de detrás del pequeño grupo.

Todos los chicos se quedaron helados, comenzando con Rei y siguiendo con Tyson. Con el pésimo humor que Kai tenía encima… Casi todos los Bladebreakers tuvieron terror de su reacción. En cambio, el joven chino simplemente continuaba nervioso por la declaración y el beso de Kai.

—E-eh… eh… N-nadie.

Murmuró con miedo el chico Granger, previo a pasar saliva con fuerza y voltearse a mirar a su capitán con lentitud y de manera robótica. De inmediato se encontró con la fuerte e intimidante mirada de Hiwatari.

Por unos segundos, Tyson temió por su vida.

—El coche nos espera. Salgan… ¡Ahora!

Ordenó el bicolor. Le envió una última mirada al chico que había besado, obteniendo como respuesta que Rei bufara bajo y desviara la mirada, sonrojándose tenuemente. Una vez más, nadie notó esto. Ahora los chicos estaban concentrados en el grito recibido de su capitán y en el pesado ambiente que esto había creado.

Sin esperar respuesta, ni a nada más, Kai salió de la habitación, mas por segunda ocasión se quedó afuera de ésta tras cerrar la puerta.

—Eso estuvo cerca —suspiró aliviado—. Tyson, ten más cuidado con lo que dices, no queremos que…

El rubio comenzó el regaño hacia su compañero, pero al dirigir su mirada hacia él… Notó que detrás de Tyson se encontraba Rei mirando el suelo algo perdido y ruborizado, sin contar con otro detallito que el de ojos azules notó.

—Eh… Rei, ¿qué te pasó en la boca? Tus labios están rojos y algo hinchados.

La cuestión fue dicha con tanta inocencia por Max. No hubo malicia de su parte, empero, consiguió poner la atención de todos sobre de su compañero, quien inevitablemente terminó pasmado.

Tras la puerta, Kai se sorprendió un poco por lo que escuchó.

El moreno comenzó a sudar frío, sin saber qué decir. Sentía su corazón palpitando a mil, mientras que, afuera, Kai se alejaba un par de pasos de la puerta con el propósito de acercarse a un pequeño espejo que había colgado en un muro del pasillo. Viendo su reflejo se puso sus dedos índice y medio sobre los labios, notando sólo hasta ese momento que sus labios estaban rojos y ligeramente hinchados.

Ese había sido el resultado de tan fogoso beso que le dio al otro chico. Resultado reflejado en los labios de ambos.

—Creo que deberíamos darnos prisa antes de que venga…

Rei comenzó a hablar con latente nerviosismo, siendo interrumpido por Tyson.

—Pero, ¿qué te pasa, viejo? ¿Por qué no respondes?

Intrigado, el poseedor de Dragoon insistió en que el chino respondiera a la pregunta de Max. Su mirada, en realidad las miradas de todos, estaban fijas en el moreno, haciéndolo pasar saliva con dificultad de nueva cuenta.

Rei no sabía qué hacer o decir para que sus amigos dejaran de mirarlo así. El nerviosismo que había logrado controlar estaba a punto de salir por completo a flote.

—¡Les dije que se apuren!

Gritó Kai al abrir la puerta de la habitación de golpe, asustando por la brusquedad a todos, inclusive al muchacho de apariencia felina.

Los tres menores se taparon los oídos y se encogieron en sus lugares, agachando sus cabezas en señal de miedo, momento que Hiwatari y Kon aprovecharon para enviarse una pequeña mirada, siendo entonces cuando el moreno comprendió que su capitán había hecho eso para ayudarlo pues, seguramente, había estado escuchando todo.

—¡¿Acaso no entienden el concepto de darse prisa?!

Mantuvo su voz en alto y Rei no demoró en aprovechar esto; tomó su pequeña mochila y salió de la habitación.

—Yo estoy listo.

Fue lo único que dijo el poseedor de Driger antes de salir prácticamente huyendo de la habitación. Así quedó zanjada la conversación con sus compañeros.

—Tienen solo CINCO minutos más.

El capitán del equipo dio su última indicación, aún con voz fuerte. Tras ello, salió en seguida del cuarto, cerrando la puerta corrediza y andando a pasos rápidos para alcanzar al otro chico. Adentro de la habitación, los tres chicos restantes estaban aturdidos y despavoridos, recogiendo sus cosas faltantes a velocidad luz, olvidando por completo la pregunta de Max a Rei.

Por el pasillo, el chico de ojos felinos casi corría para salir de ahí, siendo seguido de cerca por Kai.

—Rei.

Llamó Hiwatari, tomando del brazo al menor y deteniéndolo de su olímpica carrera hacia afuera del lugar.

—¿Qué quieres, Kai?

Haciendo un esfuerzo por ignorar el extraño remolino en su estómago, Rei habló lo más neutral posible, sin mirar al otro chico. No quería verlo a la cara, por lo cual permaneció de espaldas a él, acción que no fue de mucho agrado para Kai, quien decidió aprovechar que sostenía el brazo izquierdo del menor con su mano derecha parar tirar de él, atrayéndolo y juntando sus cuerpos. No tardó en acercar también sus rostros, provocándole un rubor considerable a su compañero.

—¡Basta ya! ¡Detente! —exigió casi en un rugido— Te dije que yo olvidaría lo que pasó.

Recordó seriamente, con sus doradas pupilas afiladas, obteniendo en respuesta una sonrisa que no le inspiró confianza alguna.

—En cambio, te dije que yo no lo olvidaría.

Reiteró Kai, provocando que Rei comenzara a perder la paciencia, y eso que tenía mucha.

¿Es que acaso Kai no entendía que no le correspondería? Era la pregunta que rondaba su mente, pero que, por desconocidas razones, no llegó a decir. Sólo esperaba que su compañero lo entendiera porque no quería hacerle daño ni entrar a su extraño juego.

—Es suficiente. Por el bien del equipo y de nosotros mismos: ¡Para ya!

Cada una de sus palabras formaron una fuerte exigencia. Esto de ninguna forma sorprendió al otro chico.

Kai empezaba a comprender que se había enamorado de Rei por su fuerza, valentía y firmeza en todas las situaciones que lo requerían. No tenía duda alguna de que el moreno era un chico sin igual.

En respuesta a lo escuchado, sonrió levemente.

Hizo todo lo posible por contenerse, pero… Rei era su debilidad. Era el único que tenía la capacidad de provocarle sentimientos tan intensos que rozaban en lo incontrolable. Tendría que trabajar mucho en ello, lo supo cuando volvió a adueñarse de sus labios al no resistir el deseo de probarlos nuevamente.

Ésta vez, el beso ya no tomó del todo por sorpresa a Rei.

Por segunda ocasión hubo un pequeño forcejeo entre los muchachos, pues el más joven se negaba al beso. Y si por su mente pasó el volver a perderse en los labios de su capitán… Fue una idea a la cual señaló como una locura y la descartó tan rápido como la pensó, fingiendo que nunca estuvo ahí.

La decisión del chino estaba tomada.

Entonces no comprendió porqué estaba de nuevo acorralado contra una pared y con la lengua del ruso en su boca, recorriéndola sin pudor. En algún punto había permitido que eso ocurriera, pero ya-no-más. Puso sus manos en el pecho de su compañero y lo empujó, quitándoselo de encima sin mayor esfuerzo.

—¡Ya es suficiente, Kai!

Se quejó con fiereza en sus felinas pupilas, aunque el sonrojo en sus mejillas aminoraba el impacto de su mirada. No pudo decir nada más, ya que el mayor le tapó la boca con una mano y afiló sus escarlatas pupilas sobre él. Hubo un intercambio de intensas miradas que provocó ciertas vibraciones al interior de los dos chicos.

—Baja la voz, a menos que quieras que nos escuchen y se enteren de lo que pasa.

Advirtió Kai, quitando su mano de la boca del menor, recibiendo una mala mirada de su parte.

—No me importa, yo no estoy haciendo nada malo. Eres tú quien no deja de acosarme.

Habló lo más tranquilo posible pues, pese a sus palabras, no quería que sus compañeros se enterasen de lo que ocurría.

El ruso levantó una ceja ante las palabras de su compañero. Pensó en señalarle que al principio pareció dejarse llevar, mas no creyó que tuviera caso. Rei parecía enojado y en un estado de negación que… Le resultaba familiar.

"Eso…" Kai pensaba en el comportamiento de Rei y en que le recordaba a la negación que él mismo tuvo al recién descubrir que estaba enamorado del chino.

"Podría tener una oportunidad, y no pienso desperdiciarla" pensó finalmente, dando media vuelta para iniciar su camino hacia afuera del lugar, dejando tras de sí a un confundido moreno.

Un suspiro salió de labios de Rei. Mentalmente rogaba porque el mayor recapacitara y comprendiera que sus juegos no iban a servir de nada. Sobre todo, rogaba para que dejara de besarlo.

Cada uno de sus besos habían puesto un sentimiento extraño en su estómago. En parte negación, en parte inocencia, pensaba que sólo era porque ambos eran chicos, porque eso no debía ser, y porque él sentía algo por Mariah. Sí, lo que necesitaba era que Kai dejara de besarlo, así podría deshacerse de aquel raro sentimiento.

Con paso lento se acercó a su mochila que había quedado tirada a unos pasos de él; sin darse cuenta la había soltado cuando el otro chico le empujó. Tras tomar su mochila comenzó a caminar por los pasillos, llegando en segundos hasta la salida donde esperaba el autobús. Usando una tranquilidad que no sentía subió al transporte, notando que Kai ya estaba sentado en la última fila de asientos, encontrándose con los ojos cerrados y brazos cruzados, aparentemente pensativo.

Negó mientras acomodaba sus cosas en uno de los primeros lugares, prefiriendo estar lejos de su capitán por el momento.

Estaba por sentarse cuando escuchó a Kai llamándolo. Dudó un poco, pero al final le dirigió la mirada y, al hacerlo, atrapó con su diestra y sin dificultad un pequeño objeto que le había lanzado el mayor. Observó el objeto en su mano, dándose cuenta de que era una paleta de caramelo sabor cereza; ante eso ladeó la cabeza y miró con confusión al otro chico.

Kai se puso los dedos índice y medio en los labios, señalándole así a Rei que también estaban rojos e hinchados. El de ojos dorados imitó su acción, recordando que el resto del equipo casi descubrió lo que pasó por cómo lucían sus labios.

Nuevamente, el rubor subió a sus mejillas y, al mismo tiempo, frunció levemente el ceño. Dio un bufido bajo y se sentó. No tardó en abrir la paleta y metérsela a la boca, comprendiendo ahora que eso era para disimular lo rojizo de sus labios, así el resto de los chicos no harían más comentarios al respecto. Aunque… Le preocupaba ser el único comiendo aquel dulce. ¿Qué pasaría sí al ver a Hiwatari notaban sus labios rojizos? ¿Se darían cuenta del beso? ¿De mínimo lo sospecharían?

Aquellas dudas no le duraron demasiado, sino que fueron disipadas cuando sus tres compañeros menores entraron como estampida al autobús, temerosos de las amenazas del capitán. Eso le llevó a pensar que tal vez ni siquiera mirarían al ruso por temor. Después de haber llegado a esa conclusión dio un suspiro, relajándose considerablemente.

Por ensimismarse, Rei no notó que ahora tenía encima la mirada de Kai.

El poseedor del fénix no podía dejar de observar a aquel chico que le atraía como nadie. Ignorando todo alrededor, sus pensamientos se concentraron únicamente en el moreno de felina apariencia.

"Mariah. Ella no es rival para mí. Había pensado en renunciar a ti, Rei, pero incluso eso es un acto de cobardía que no es digno de mí y por ello no me lo puedo permitir. Así que prepárate, porque no descansaré hasta que seas mío"

Fueron los decididos pensamientos de Kai, mientras sus labios formaban una media sonrisa.

Tenía las cosas a su favor, pues como equipo él pasaría mucho tiempo cerca de Rei. Juraba que ese tiempo sería suficiente para conseguir que el chico se enamorara de él y fuera sólo suyo.


· ¿Fin?·

Notas finales:

Hey, ¿qué tal están? Espero que bien~

Les cuento: Esta historia la escribí hace muchos ayeres (7 años, para ser exacta), y desde aquella época la tenía planeada como un prólogo. Sólo que por diversas cuestiones nunca pude continuar la historia. ¡Hasta ahora! Recientemente pude ver las tres temporadas de Beyblade y eso me inspiró a continuar este fanfic, además, mi redacción ha mejorado un poco, así que aproveché para hacerle una reedición a esto.

No les quito más tiempo, sino que de inmediato les digo que la continuación de este one-shot estará en otra historia. Su nombre será: Sentimientos. Se trata de un long-fic cuyo primer capítulo podrán encontrar ya disponible en mi cuenta.

¡Espero que el nuevo fanfic sea de su agrado!

Hasta pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).