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Lindo y acogedor por Eira Baker

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Notas del fanfic:

Hola, ¿cómo están? :3 sé que dije que iba a subir un fic ayer, pero es que mi hermanito estaba enfermo y tenía que cuidarlo y mimarlo! No hay nada más importante para mí que mi hermano u.ú y mi mamá u.ú y mis amigos por supuesto jsjsjsjs (perdón por tardar casi una vida en contestar sus mensajes :'u) pero por suerte mi hermanito ya está mejor uwu así que pude terminar de escribir *w* 

Notas del capitulo:

Death note no me pertenece... por ahora... 

¡Y regresamos con los fics tiernos con un poco de salseo sabroso! (? 

Oigan, necesitamos más fics de NearxMello, no hay casi nada, gente! ¿Qué pasa? ¿Acaso piensan que Near no puede ser un sexy seme con un cuerpazo de infarto que ukea a Mello? ¡Pues solo miren a ese apuesto hombre a los 30 años! Uuuf Mello sufriría una erección al verlo! Tengo ganas de escribir un AU en dónde Mello tenga 16 y se enamora de su profe de cabellos albinos que tiene 30 7w7 jejejeje pero primero el omegaverse u//u 

Okey, eso es todo, ojalá les guste este OneShot~

Lindo y acogedor.

 

No existía nada mejor para Mello que despertar y tener entre sus brazos a la persona que logró conquistar su corazón: Nate River. 

 

Si, Mello sabía su verdadero nombre a pesar de que tener ese conocimiento estaba prohibido en la casa de Wammy. Mello lo sabía porque Near se lo confesó la primera vez que se acostaron juntos, que hicieron el amor. 

 

Ese día lo recuerda muy bien. Near se veía tan hermoso con sus grandes ojos tiernos luciendo vidriosos y suplicantes; sus labios inflamados y rojos, estando entreabiertos para poder gemir dulcemente para él; su suave y embriagador aroma a flores y hierbas; sus mejillas regordetas y rojas; y su exótico y pequeño cuerpo desnudo debajo suyo, temblando y rogándole por más entre suspiros de placer. 

 

Near era sin lugar a dudas precioso, poseedor de una belleza incomparable y de una sonrisa angelical. Al verlo lo único que quería era morderlo, tocarlo, y hacerlo suyo hasta quedarse agotado y sin aliento. 

 

Y lo mejor de todo es que podía hacerlo, no tenía que reprimir sus ansias de arrastrarlo a una habitación vacía y hacerle el amor de forma apasionante y agresiva, porque Near era su novio, y nunca se negaba a sus caricias, siempre se mostraba cooperativo, dejándose hacer sin oponer resistencia; con los mismos deseos que él.

 

Y fue así, luego de esa noche en la cual se acostaron por primera vez, le siguieron muchas más noches de placer bajo la seguridad y privacidad de sus habitaciones individuales.  

 

Incluso hace apenas unas horas tuvo la dicha de tener a esa belleza desnuda en su cama. 

 

Hacerlo suyo. 

 

Su pene palpitaba ansioso al recordar al bonito y jadeante chico de rizos nevados abriendo dócilmente sus piernas mientras lo atraía del rostro para besarlo, pidiéndole contra sus labios con una suave voz que lo follara. 

 

Tan delicioso y seductor. Como un demonio disfrazado de ángel. 

 

Y ahora tenía a ese ángel durmiendo plácidamente en su cama junto a él, acostadito de lado, completamente desnudo, con solo una delgada sábana blanca cubriendo su desnudez. 

 

Se veía tan bonito mientras dormía con esa adorable carita angelical que solo quería repartirle besos por todo el rostro. 

 

Near lo hacía feliz. 

 

Tener a Near consigo era lo único que necesitaba en el mundo, lo único que quería. Y además tener abrazado a la pequeña motita era como tener entre los brazos a una almohada de terciopelo y plumas. 

 

Su Near era muy suavecito, de eso no había duda. Un niño bonito, suave y cálido. 

 

Amaba a Near. Mucho. 

 

El dulce niño que lo cautivo con solo una mirada, haciéndole sentir emociones que jamás había sentido por nadie. 

 

Mello lo miró enternecido, acercándose más al menor. 

 

Sentir el agradable calor del cuerpo de Near lo hacía sentir cómodo y cálido, su suave respiración lo arrullaba como a un bebé, y el aroma propio del albino le hacía imaginar que estaba en un prado repleto de flores. Se estaba volviendo adicto a dormir con Near, cuando se veía obligado a pasar la noche en su frío y oscuro cuarto sin su compañía se sentía fatal, extrañaba a horrores sentir el tibio aliento de Near contra su rostro, su calor y el cosquilleo dulce de sus suaves rizos blancos como el azúcar. 

 

Conciliar el sueño sin él, era una tarea titánica. 

 

Por otro lado, dormir con Near le otorgaba la dicha de poder apreciar de cerca lo que nadie más podría ver: los adorables gestos de ese hermoso rostro delgado y ovalado. 

 

Le gustaba despertar antes que él para poder ver las suaves mejillas sonrojadas de su pequeño, su perfecta y pequeña nariz respingona, sus labios rosados y apetitosos, sus largas pestañas oscuras, su piel lechosa; sin ninguna imperfección y completamente lisa. Esa piel que lo invitaba a morderlo y dejarle muchas marcas de propiedad. 

 

Acercó aún más su rostro al de Near y fijó sus ojos azules en los labios rosados de su pequeño. Aunque sus labios eran finos y delgados, Near tenía el labio inferior más grueso que el superior, eran suaves –eso lo sabía de primera mano –, sin grietas o heridas, y en ese momento… los tenía entreabiertos; permitiéndole apreciar su rojiza lengua, que se escondía tímidamente entre sus dientes blancos. Aquella lengua que se veía húmeda, apetitosa y deliciosa, tentandolo a jugar con ella. 

 

No se resistió y se acercó a besar esos delicados labios, sintiendo como Near inconscientemente los movía, correspondiendo su beso. 

 

Era su maldito paraíso. Su jardín del Edén. 

 

Era lo que su corazón siempre anheló. 

 

—Mello —llamó la voz adormilada de Near, abriendo perezosamente sus ojos mientras llevaba una de sus pequeñas manos hasta el rostro de su novio para acariciar dulcemente su mejilla. 

 

—Lo siento, ¿te desperté? —preguntó Mello, rozando traviesamente sus labios contra los ajenos y sonriendo levemente. 

 

—Mmh —Near tarareó tiernamente, abriendo completamente sus encantadores ojos grises —, si lo hiciste… 

 

Mello envolvió la pequeña cintura de su novio con los brazos y lo atrajo más cerca suyo. 

 

Near gimió suavemente al sentir el calor del otro, sintiéndose complacido y cómodo. Era muy agradable ser abrazado por el chico que amaba, con quién estaba en una relación desde que tenía once años. 

 

El pequeño se acurrucó más cerca suyo, disfrutando de la sensación del cuerpo desnudo de Mello contra el suyo, cerrando los ojos por cortos segundos. 

 

—Perdón, puedes volver a dormir —hablo Mello apenado, llevando su mano a la regordeta mejilla de su novio para acariciarla tiernamente. 

 

Near le sonrió y selló sus labios con los de Mello en un beso suave. 

 

—No, está bien, ya dormí suficiente… 

 

Mello sonríe de forma torcida y su mirada brilla, tocando ahora la suave cintura del chico más joven. 

 

—¿Así? —habló el rubio con sensualidad contra sus labios, besándolo suavemente y repartiendo pequeños besos por su delicado mentón. 

 

Near soltó un suspiro complacido y cerró los ojos por breves momentos, dejándose mimar. 

 

La mano de Mello fue bajando suavemente por las caderas del menor, llegando hasta su pierna; la agarró y la colocó alrededor de su cadera. 

 

Near lo miró con aquellos grandes ojos grises, luciendo ligeramente divertido al sentir como Mello presionaba la punta de su pene contra su orificio. 

 

Su cuerpo comenzó a calentarse, sintiendo un agradable cosquilleo en su vientre, teniendo ganas de tener otra vez a Mello dentro suyo. 

 

—Entonces quisiera que hiciéramos algo más interesante que dormir… —Mello acarició dulcemente los labios rosados del niño, y Near le dedicó una mirada suave con un tono rosado apareciendo en sus adorables pómulos porque Mello comenzó a simular embestidas. 

 

Era increíble para Near que Mello fuera su novio, hasta el día de hoy creía que estaba soñando, pero era verdad, Mello lo amaba y estaba con él. Y para Mello era igual, seguía sorprendido por haber terminado teniendo a un novio tan bonito, pequeño y adorable como Near. 

 

Hasta el día de hoy, agradece profundamente a Dios, Jesús y María, a cualquier deidad, por haber juntado su camino al de Near. 

 

—¿Algo más? —preguntó Near en voz baja, como si no tuviera ni idea a qué se refería su novio, jugando —. ¿Como que? —Near llevó su pequeña mano nivea al pene de Mello, brindándole algunas suaves caricias — ¿Te refieres a hacer algo con esto? —pregunto traviesamente, apretando la cálida carne entre sus dedos. 

 

Pequeños jadeos salieron de los labios de Mello, poniéndose duro al instante. Sentir la suave y cálida mano de Near moviéndose de forma lenta de arriba hacia abajo era un maldito paraíso y la jodida gloria. 

 

—Si… 

 

Mello no se quedó atrás y metió su mano entre los muslos cremosos del niño, ingresando dos de sus dedos de forma brusca y de golpe dentro de su bonito novio. Near gimió con fuerza, excitandose por la forma tan violenta en la cual Mello lo penetró con sus dedos, pasando su apretado anillo de músculos y clavándose profundamente en él. 

 

—Aah, Mello —gimió dulcemente, sintiendo como esos dedos intrusos comenzaban a moverse, provocando que el cosquilleo en su vientre se volviera más intenso. 

 

Near cerró los ojos y empujó su trasero contra esa experta mano, hambriento de sentir más. 

 

—Se me ocurre que podríamos aprovechar las tres horas que nos quedan antes de levantarnos para… hacer cosas más deliciosas —dijo Mello con una sonrisa juguetona. 

 

Near le devuelve la sonrisa y se quita la sábana de encima, permitiéndole a su novio ver su cuerpo desnudo en toda su gloria.

 

—Me parece bien… 

 

Mello lo penetró un par de veces más, arrancándole nuevos gemidos y suspiros de placer, y luego saco sus dedos. Near lo miró insinuante y lentamente se levantó de la cama, gateando sensualmente hacia Mello bajo la atenta mirada de este. 

 

Near se quedó sentado en sus piernas, moviéndose insinuante sobre él, restregando sus perfectas y redondas nalgas contra su erección. 

 

—¿Ansioso por volverlo a hacer, cariño? —preguntó Mello con una sonrisa de medio lado y una mirada pícara, agarrando gentilmente la mano del pequeño niño. Esa blanca mano tan suave y cálida, aquella mano que la noche anterior hizo maravillas con su pene.

 

—Nunca tengo suficiente —Near lo miró de forma traviesa, provocandole con el movimiento de sus caderas, haciendo un roce más profundo entre sus pieles desnudas. 

 

Mello jadeo suave y beso los pequeños dedos pálidos de Near. 

 

Soltó su mano y llevó la suya propia a acariciar aquella piel de porcelana de su cintura. Tan suave, frágil y perfecta. 

 

Ambos compartieron una mirada de diversión, con unos destellos de deseo adornando sus ojos. 

 

Mello clavó sus dedos en la suave y cremosa piel de las caderas pálidas del niño encima suyo, y fue metiendo con facilidad la cabeza de su pene dentro del bonito, rosado y húmedo agujero. 

 

El ingreso fue fácil porque anoche lo hicieron muchas veces. Near no necesitaba ser lubricado, seguía conservando restos de semen en él. 

 

De los labios abiertos del frágil chico salió un largo gemido de aprobación, rodó los ojos hacia arriba y apoyó sus pequeñas manos en el pecho del rubio, comenzando a mover sus caderas en círculos. 

 

—¡Oh, Mello, si! 

 

Near había resultado ser un amante apasionante e intenso en la cama, al cual le gustaba ser follado con fuerza y salvajismo, que tirarán de su cabello y se metieran profundamente en él, con dureza. 

 

Y Mello lo complacía más que bien. 

 

Mello apretó la suave carne blanca de Near y lo jalo hacia abajo, clavando más profundamente su erecto pene en él, obteniendo un grito dichoso por parte de Near al sentir la gruesa verga de Mello llenándolo muy bien. Era una sensación increíble, divina, adictiva para Near. Nunca tenía suficiente de eso. Nunca tenía suficiente de Mello. 

 

Realmente lo ama mucho

 

El cuerpo de Near se estremeció adorablemente cuando Mello comenzó a empujar directamente contra su próstata, moviéndose de adentro hacia afuera de forma profunda y fuerte. 

 

Near cerró sus ojos, sin parar de gemir, y es que Mello se movía de una manera que lo enloquecía de placer. 

 

Mello lo observaba con los ojos entrecerrados, brillando de lujuria al ver el seductor rostro de placer que ponía Near, aumento la velocidad del vaivén y el pequeño también se movió junto a él, haciendo las penetraciones más profundas. 

 

—Joder… —soltó un ronco gemido —. Eres hermoso —jadeo Mello, disfrutando de cómo el niño lo montaba, haciendo bailar sus rizos blancos como nieve en el aire cada vez que subía y bajaba. 

 

Near abrió lentamente los ojos y se inclinó hacia el rostro de Mello, besándolo con necesidad, deslizando lentamente su lengua dentro de la boca de su novio, siendo correspondido inmediatamente por la lengua del mayor. 

 

A Mello se le escapó un gemido al sentir la humedad y suavidad de las paredes del chico envolver su pene con mayor fuerza. 

 

No importaba las veces que lo hicieran, Near seguía conservando esa estrechez que lo volvía loco. 

 

La velocidad de las estocadas aumento, con Mello hundiéndose muy profundo en Near y moviéndose más frenéticamente, ocasionando que la cama rechinara y que Near solo fuera un manojo de gemidos descontrolados al sentirlo llegar hasta lo más profundo de sus entrañas. 

 

Ambos se sumergieron en un mar de placer, sin dejar de besarse apasionadamente, girando en la cama y con Mello terminando encima de Near, abriendo bruscamente sus piernas y penetrandolo fuerte de una sola estocada, embriagándose de deseo al estar unido al menor, de enterrarse en ese lindo agujero que lo apretaba con fuerzas, de hacer el amor con Near. 

 

Mello dió un beso más a los suculentos labios del menor, envolviendo su pequeño cuerpo en un fuerte abrazo, ocultando luego el rostro en la curvatura del cuello del tierno niño, aspirando su aroma suave y dulce. Le gustó. Olía a caramelo y vainilla. 

 

Y le gustó la voz de Near… tan dulce y hermosa, haciendo los sonidos más encantadores que alguna vez haya escuchado en su vida. 

 

Estaba feliz. Muy, muy feliz. 

 

Near era suyo. Cada parte de Near le pertenecía.

 

Y vaya que no fue fácil. 

 

Llegar a aceptar sus sentimientos hacia el menor no fue nada fácil, pero se dió cuenta que lo que sentía no era odio hacia él, solo un tonto resentimiento que por suerte pudo superar. 

 

Todavía lo recuerda… 

 

Cuando Near tenía cuatro años, ya ambos eran rivales, compitiendo por ser el sucesor de L, y Mello lo detestaba, enserio lo detestaba por siempre estar delante de él. Pero poco a poco, su presencia dejó de resultarle molesta y en su corazón comenzó a aflorar un nuevo sentimiento cálido y reconfortante cada vez que observaba al pequeño albino, un sentimiento que jamás había sentido por alguien. En el instante en el que se dió cuenta de que las niñas también lo miraban, entró en pánico. Sobretodo le asustó Linda. Ella tenía seis años en ese momento y siempre mantenía la mirada fija en Near cuando este bajaba despacito por las escaleras y andaba por el orfanato con su andar lento. Y eso le asustó. Y se sintió aún más aterrado cuando una noche vio a Linda junto a Near, ambos estaban en la sala común, mirando por la ventana el hermoso cielo oscurecido. Al menos Near lo estaba mirando, se notaba que la chica miraba por el rabillo del ojo a Near, concentrada en él. Y se sintió hervir de celos cuando ella repentinamente besó la mejilla del pequeño albino, obteniendo que Near la mirara con curiosidad. Y en ese momento lo supo, que él quería a Near solo para él. Que no deseaba que alguien más estuviera cerca de ese niño, y fue por eso que se propuso enamorar a Near.

 

Aunque le surgieron dudas, ¿estaba bien hacer eso? Él estaba enamorado sinceramente del pequeño prodigio, pero nadie borraría todo lo que le hizo sufrir a Near, todo lo que le hizo pasar al no poder superarlo. Los empujones, las burlas, esconderle sus cosas. ¿Merecía el amor de Near? Near seguramente lo odiaría por todo lo que le hizo.

 

Mello sintió su corazón oprimirse ante ese pensamiento.

 

Salió del orfanato cerca de la medianoche y caminó por el jardín hasta detenerse en un sauce llorón. No estaba bien salir de noche, de hecho estaba prohibido, pero realmente esa norma no le importaba en esos momentos. Necesitaba pensar. 

 

¿Y si a Near ya le gustaba alguien más?

 

Ese simple pensamiento le oprimía aún más el corazón. No se veía capaz de soportarlo. Sería una realidad en la cual no deseaba vivir.

 

Cuando escuchó el sonido inconfundible de hojas siendo pisadas, volteó el rostro hacia el origen del ruido, y se sorprendió al ver al dueño de sus pensamientos parado cerca de donde estaba.

 

—¿Qué haces aquí, enano? —pregunto tosco, desviando la mirada y frunciendo los labios en una mueca de fingida molestia. 

 

—Está prohibido salir de noche —informó el pequeño de grandes ojos grises, como si Mello no supiera todas las malditas reglas de ese endemoniado orfanato.

 

—¿Y crees que me importa? Soy libre de hacer lo que quiera —gruñó, deseando poder echar rayos por los ojos para poder fulminarlo con la mirada, porque esa tierna bolita de algodón era el responsable de esa enorme confusión que experimentaba a su corta edad. De ese pesar en su corazón.

 

—Hace frío. Mello se va a enfermar —solo en ese momento Mello fue consciente de la brisa helada que chocaba contra su cuerpo, haciéndole sentir un escalofrío que le erizaba la piel. 

 

—Es mi problema. Vete —ordenó furioso, volviendo a desviar la mirada como si su sola presencia lo molestará.

 

Por favor no te vayas. Suplicaba una molesta voz dentro suyo. 

 

—¿Mello planea quedarse aquí más tiempo? —preguntó, sin moverse ni un poco y sin apartar sus enormes ojos del mayor. 

 

Mello sintió que los latidos de su corazón iban siendo más rápidos.

 

Si se va y vuelve a entrar al orfanato, no lucharé por su amor. 

 

—¿Y eso a ti qué te importa? —se dejó caer al suelo, apoyando la espalda en el tronco del árbol. 

 

—Me importa. 

 

Qué cruel. Decir eso con tanta naturalidad, sin ser consciente de lo que provocaba en mi. 

 

Le avergonzaba sentirse tan emocionado por esas simples palabras que de seguro para Near no significaban nada.

 

—A mí no. Ya vete —suplico, con su voz perdiendo fuerza. 

 

Si se queda... lo amaré, y lucharé por él. 

 

Near no parecía querer moverse. 

 

—¿Qué no escuchaste? ¡Te dije que te fueras! —se encogió en su lugar, apretando sus rodillas con fuerza, ocultando su mirada con su flequillo dorado. 

 

Si regresa al orfanato, me rendiré, y sino, no.

 

Volvió a escuchar las hojas crujir luego de unos segundos de completo silencio.

 

¡Por favor quédate! —pensó desesperado, cerrando los ojos asustado. 

 

Entonces, cuando me di cuenta... Quería que Near se quedará.

 

Su corazón latió con fuerza cuando sintió a Near sentarse a su lado, acomodándose cerca suyo, acercando sus rodillas al pecho y abrazando sus piernas. 

 

Mello estaba sorprendido, y asustado por lo rápido que latía su corazón. Pero más que nada sentía una extraña alegría y un enorme alivio recorriendo cada centímetro de su cuerpo porque Near se quedó, devolviéndole la respiración que no se había dado cuenta que la estaba reteniendo. 

 

—Si no te molesta, me quedaré un rato —dijo Near calmadamente, dirigiendo sus orbes de un hermoso gris hacia Mello. Abrió sus ojos con sorpresa —. Mello, ¿por qué lloras?

 

El de ojos azules se sobresaltó y tocó sus mejillas para darse cuenta que efectivamente estaba llorando. 

 

—No es nada —logró decir a pesar del nudo que sentía en su garganta y las enormes ganas que tenía de llorar, con sus sentimientos siendo un completo revoltijo. 

 

Near solo lo miró y luego dejó caer su cabeza en el hombro de Mello, acercándose más, como una muda indicación de que estaba ahí para él.

 

El corazón de Mello ahora latía con demasiada fuerza, tanto que creyó que se le saldría del pecho. 

 

No pensó, se giró para verlo y agarró las mejillas regordetas del delicado niño entre sus dos manos, con su mirada fija en los suaves labios rosados de Near. Se veían tan apetecibles y blandos. 

 

—¿Mello? —hablo Near con su suave voz notandose algo inquieta.

 

Lo siguiente que supo Near es que los labios de Mello se impactaron contra los suyos, haciendo que sus mejillas cremosas se fueran poniendo de un profundo tono rosa. Su piel se le erizo y sintió como su corazón latía con fuerza.

 

En lo único que podía pensar era que los labios de Mello eran muy suaves y cálidos.

 

Por otro lado, Mello lo estaba disfrutando.

 

La sensación de los labios del chico pálido contra los suyos fue agradable. Eran fríos pero suaves, como la imagen que el menor proyectaba.

 

Separaron sus labios luego de unos segundos pero no se apartaron, se quedaron alejados por unos pocos centímetros, sintiendo la respiración ligeramente acelerada del contrario.

 

Luego de un rato Mello acarició los suaves rizos nevados del chico, y este solo dejó sus pequeñas manos a los costados del delgado cuerpo del rubio.

 

—Me gustó —dijo Near de repente, sin apartar sus tiernos ojos del rubio y con sus mejillas sonrojadas, haciendo sonrojar a Mello —. Que tú me besaras me gustó.

 

Mello no pudo evitar sonreír, sintiendo los latidos de su corazón acelerándose.

 

—También me gustó —confesó Mello, poniendo feliz al pequeño albino.

 

—¿Mello podría hacerlo otra vez? —pidió ansiosamente, con su rostro rojo por la pena pero su mirada brillando con emoción.

 

La petición de Near hizo arder el pecho de Mello, quien volvió a sonreír como hace mucho no lo hacía; con sinceridad y felicidad.

 

—Si... —susurro suavemente, ambos volviendo a eliminar la distancia que los separaba, sintiendo la cálida y suave respiración del otro antes de unir sus labios con mucha ternura y amor.

 

Se besaron por largo tiempo, sin pensar en nada más que en la agradable sensación que les ocasionaba besarse.

 

Se alejaron para tomar aire y Near tomó el rostro del chico mayor con ambas manos, mirándolo fijamente con sus grandes y tiernos ojos grises, como queriendo decirle algo con su suave y cálida mirada, para después juntar sus labios en un beso necesitado, subiendo lentamente al regazo del rubio, con los brazos de Mello envolviendo su pequeña cintura. 

 

Aquella noche tuvieron su primer beso. Y recuerda que pasaron la noche ahí, durmiendo abrazados, sin importarles nada más que estar juntos. 

 

Y ahora era feliz. Near era suyo. Y ambos se amaban. 

 

—¿En qué tanto estás pensando? —preguntó suavemente Near, quien estaba debajo suyo, con una expresión de paz y satisfacción en el rostro, intentando controlar su respiración luego de haber llegado al orgasmo. 

 

—En lo afortunado que soy al tenerte. 

 

Near sonrió de forma sincera y hermosa al escucharlo. 

 

—Ambos —dijo tiernamente, besando dulcemente la nariz de Mello —. Eres y serás lo mejor que me ha pasado en mi vida. 

 

Mello sonrió con un ligero sonrojo en sus mejillas. Se inclinó para besarlo otra vez, solo que está vez lo hizo de forma lenta para poder disfrutar más de los labios ajenas. 

 

Exploraron la boca del contrario hasta que sus pulmones dolían por la falta de aire. 

 

Mello se aparto de los dulces labios de su niño, acariciandolos con ternura con la yema de sus dedos. 

 

—Hace mucho que no salimos, ¿deberíamos ir al cine? 

 

—Me gustaría —dijo Near, acariciando los cabellos sedosos de su chico. 

 

—¿Y te pondrás un vestido para mí? 

 

Near esbozó una pequeña sonrisa. 

 

—Esta bien, me pondré un vestido blanco para ti. 

 

Mello puso expresión bobalicona, imaginando a su bonito novio con un vestido blanco de encaje, luciendo aún más delicado y hermoso de lo que ya era. 

 

—... Si tú usas un vestido de lolita gótica en nuestra siguiente cita —terminó de decir el albino. 

 

Near se fijó con diversión como los ojos azules de Mello, que parecían dos piedras preciosas, se abrían de par en par. 

 

—Mello se vería bonito en uno, y siempre quise ir por las calles junto a una hermosa chica alta agarrada de mi brazo. Imaginalo, sería la envidia de muchos.

 

Mello se rió con incredulidad, y besó otra vez los pequeños labios de su hermoso ángel. 

 

—De acuerdo, tenemos un trato —le sonrió divertido, quitando un mechón blanco y empapado de sudor del angelical rostro de su pareja. 

 

Con una sonrisa en sus bonitos labios, Near enmarca con sus suaves manos las mejillas de Mello, y este envuelve sus brazos alrededor de la estrecha cintura del niño albino. 

 

—Te amo, Mello. Me haces muy feliz. 

 

Mello sonrió, inclinándose hacia el menor para darle un lento y dulce beso. 

 

Near gimió en medio del beso cuando Mello movió ligeramente sus caderas, aún sentía el caliente y espeso semen de Mello atrapado en su interior porque el mayor todavía no había salido de su cuerpo.

 

—Uhm… M-Mello… —gimio otra vez al sentir otra embestida —, ¿P-puedes salir? —se lo pidió con sus pómulos ruborizados al sentir como Mello se iba volviendo a poner duro. 

 

El par de zafiros de Mello se fijan en él. Ver a Near todo sonrojado, tímido y apenado fue la imagen más tierna que vio en su vida. 

 

—Creo que estoy cómodo así —le sonrió lujuriosamente, pasando su lengua por el cuello del niño, provocandole un cosquilleo. 

 

—¡Mph! ¡Me-Mello…! —Near inflo sus mejillas y el mayor beso la mejilla regordeta de su novio. 

 

—Solo esta vez —pidio Mello, sin querer perder el calor que sentía —, no vamos a hacerlo… Solo quiero dormir así. 

 

Near rodeo el cuello de Mello con sus delgados brazos, todavía sonrojado por la dura erección de su novio enterrado profundamente en él. 

 

—Solo por hoy… —termino aceptando.

 

Mello sonrió, abrazando más fuerte a Near y cerrando sus ojos, complacido de poder dormir a gusto con su pene metido en el acogedor cuerpo de su dulce niño. 

 

Near también cierra los ojos, está agotadísimo y además no era tan incómodo dormir con el miembro de Mello dentro suyo, lo sentía hasta agradable. 

 

Tal vez dormiría así con Mello más seguido. Se sentía muy bien. 

 

—Te amo, Near… —susurro suavemente Mello, con su voz medio adormilada. 

 

Near sonrió complacido por lo escuchado. 

 

—Y yo a ti, amor… Te amo mucho —acarició los cabellos rubios suavemente, mirando como Mello dormía tranquilamente sobre él —. Y siempre voy a amarte, Mihael… 

 

Near miro el bello rostro dormido de Mello y luego tarareó en voz baja, desviando sus ojos hacia su mesita de luz, en dónde tenía guardado un pequeño regalo para su novio. En una cajita pequeña. 

 

—Mihael River… me gusta como suena. 

 

The end.

Notas finales:

¿Adivinen en que me inspire para escribir? Es un anime conocido que aún no vi por falta de tiempo, pero si vi esa escena y me gustó para ponerlo versión Mello y Near. Cuando recuerde el nombre se los diré, ¡de veras!

  Gracias por leer.

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