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Obstinación por jaguar_et_quetzal

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Notas del capitulo:

Estoy consciente de que el resumen para nada explica la trama........pero esa era la idea.

Simplemente es para pasar un breve rato de manera agradable, viendo (leyendo) como es que el medio koorime le toca sufrir (tanto real como figurativamente) por ser tan obstinado. Ya que, finalmente, la tortura es mi especialidad. 

Aclaraciones:     corchetes [ ] son pensamientos

                       paréntesis  ( ) son descripciones o comentarios o cualquier cosa extra.

               Obstinación   

 Reclinado en su asiento, Suichi Minamino repasaba una vez más la línea del texto que segundos antes se había convertido en danzantes figuras confusas, negándose a ser leídas. Entrecerró sus ojos, forzando los cristalinos para enfocar las letras que persistían en desplazarse a derecha e izquierda.  

 Por fin, dando un fuerte suspiro, llevó su cabeza atrás mientras bajaba sus párpados para brindarles un descanso tras la tortura.    Los abrió nuevamente para volver su mirada hacia la ventana donde la fúnebre oscuridad le avisaba lo entrado de la noche.    Después, tomó la manzana empezada que se encontraba a la izquierda de su escritorio y le dio otro pequeño mordisco, no había mejor forma de mantener la vigilia (pues el café le ocasionaba un curioso efecto contraproducente) y la necesitaba por lo menos hasta esta noche para terminar de estudiar.   Un último examen tras el cual vendría un periodo más tranquilo y de mayor tiempo disponible. Aunque lo cierto es que siempre disponía de su tiempo a su entero antojo…..    Bien, lo mejor sería terminar de tomar nota sobre la permeabilidad de la pared celular y la importancia del potasio y el sodio en el intercambio iónico.

 _________________________ 

   Hiei sudaba copiosamente, gruesas gotas saladas escurrían incesantes por su cara cuyos músculos se encontraban tensados al máximo en un intento por tolerar el punzante dolor originado en su pierna izquierda.  

 Su extremidad, convertida en un amasijo de aspecto ahora verdoso, temblaba incontroladamente lo mismo que su dueño tras los escalofríos intervalares.    Con el mayor cuidado y control posible volvió a apretar las vendas –no sin sufrir espasmos de indómito dolor- para reacomodar sus ropas cubriendo el problema. Aspiró hondo y, tras secarse el sudor, regresó lo más normal que pudo a la fortaleza de Mukuro.

 ------ 

Subordinado: mi señora, hemos recibido el informe de otro humano perdido. 

Mukuro: que remedio –contestó ásperamente- dirige la fortaleza hacia el punto donde se avistó su entrada. ¿Dónde está Hiei? 

Subordinado: creo que en sus habitaciones, mi señora. 

Mukuro: de nuevo?.........que  extraño –expresó para si- generalmente no pasa mucho tiempo ahí.   

La exgobernante encaminó sus pasos hacia el cuarto que el dueño del jagan ocupaba para descansar cuando se quedaba en la fortaleza, encontrando la puerta cerrada, cosa que no le impidió realmente entrar a ella. 

Mukuro: Hiei?.. –llamó mientras entraba.   

El medio koorime se encontraba de pie cerca de la puerta evidenciando que se había movido alerta. 

Hiei: qué quieres? –preguntó secamente.  

  La mujer entrecerró su ojo indagando con la mirada al otro en busca de la razón de su comportamiento; sin embargo sus palabras fueron encaminadas a otro asunto.

 Mukuro: hay trabajo que hacer; sube y busca con tu jagán a un humano extraviado.    

 El demonio movió de mala gana su cabeza en gesto de asentimiento, no obstante retrasó el momento de desplazarse y por un instante trago saliva mientras su cejo se fruncóa como en acto reflejo, cosa que no pasó desapercibida por la poderosa guerrera, la cual se limitó a darle un último vistazo antes de salir. 

------- 

Mukuro: dime Kiren la cámara de recuperación se encuentra habilitada? 

Kiren : no gran Mukuro, de hecho en estos momentos está descompuesta ya que no le fue dado el mantenimiento adecuado desde la última vez que se utilizó. 

Mukuro: mmn…….-bufó. 

------    

 El medio koorime se encontraba en una de las salientes de la coraza, con su tercer ojo abierto en la búsqueda de aquel inútil humano que había tenido la desgracia de caer en el Makai.

 Hiei: [hn, demonios…no me puedo concentrar, el dolor es….]  

  Comenzaba a sudar frío mientras forzaba a su jagán a explorar de forma más amplia. 

Mukuro: generalmente no te cuesta tanto trabajo –expresó mientras llegaba.

 Hiei: hn. 

Mukuro: algún problema? 

Hiei: ………   

 La exgobernante se situó a pocos pasos de él, cruzando sus brazos. Esperó unos minutos, mirándolo fijamente por detrás, notando sus reacciones. El joven demonio había comenzado a respirar profunda y forzadamente.

 Hiei: tsk!... –apretó sus dientes mientras sus manos se agarraban al barandal obligándose a permanecer de pie.   

 Mukuro observó los movimientos sin intervenir; no hasta que fuera absolutamente necesario.

 Hiei: allá –exclamó señalando firmemente con su mano derecha. 

Mukuro: de acuerdo, iremos para a….    Se interrumpió al ver como el demonio de ojos rubí se desvanecía cayendo pesadamente al suelo con un rictus de profundo dolor. 

-------   

 El poderoso, aunque poco maduro, hijo de Enmadaio-sama se hallaba en medio de pronunciadas pilas de documentos listos para ser sellados, en la desesperada búsqueda de un archivo en particular que debía ser atendido con premura si no quería meterse en problemas, y con él a todo el Reikai. 

Koenma: donde, donde, yo lo vi antes de comer…..o después de comer…..o fue cuando regresé del lavabo? 

Kurama: creo que esto es lo que buscas –dijo amablemente mientras le extendía un fólder rojo. 

Koenma: ah si! Gracias Kurama! –pronunció alegremente- pero……cómo sabías que este era el que buscaba? –preguntó a continuación extrañado.  

Kurama: porque es el único documento con la consigna de ‘Urgente’ en su carátula y supuse que a ello se debía tu apuro. 

Koenma: oh, bien, bien.  

Kurama: y dime Koenma, para qué me mandaste a llamar? 

Koenma: eh? Ah! es cierto; bueno, esta no es una misión exactamente, más bien era algo de lo cual me enteré y quizá te interese. 

Kurama: dime. 

-------  

  Tranquilidad, la más impoluta calma tras la oscuridad de los párpados y el reinante silencio; tan sólo…………..un aroma……..un aroma?........si, un tenue pero peculiar olor probablemente difundido por todo el lugar. Y con ello sus sentidos fueron reanimándose, percibiendo su posición horizontal y lo áspero de la manta que lo cubría, ese roído y tieso trozo de tela que probablemente correspondía a la austera cama de la fortaleza.   

Pero ese olor…..no pertenecía a ese lugar y no obstante estaba seguro que también lo conocía………era suave……..era dulce…………era delicado……...como las plantas……………..como las flores……….…como las rosas……………..…rosas!?   

  Abrió los ojos de golpe girando violentamente su cabeza a la derecha, hacia la fuente del aroma, donde su nariz y un sentido más que no estaba seguro de determinar le habían indicado; y le vio allí, a tan sólo quince o veinte centímetros de su persona, pero el otro ni se inmutó puesto que descansaba profundamente recostado por encima de las mantas, con sus cabellos desperdigados aquí y allá, aunque lo cierto es que el lecho no superaba las dimensiones de una cama individual, así que muchos caían por la orilla mientras un par de rojos mechones rozaban el hombro del recién despertado.  

  Una inmensa sensación de incomodidad se instaló en el demonio de flequillo plateado y sus manos se cerraron fuertemente sobre las cobijas para jalarlas violentamente haciendo que el chico más alto cayera tras haber rodado brevemente. 

Plaf!

 Kurama: a…….uch! –se quejó ligeramente mientras se enderezaba del frío suelo sobando su nuca.   

Sus esmeraldas se dirigieron hacia el dueño de la cama, quien ahora se encontraba sentado en un ángulo exacto de 90 grados y le veía fijamente con profunda irritación que muchos gustan de denominar “miradas que matan”. 

Kurama: hola –saludo amablemente sin tomar en cuenta la cara del otro- que bueno que ya estés despierto, te sientes mejor?  

   El medio koorime estaba listo para cuestionarle indignadamente algo como: ¿qué demonios haces aquí? ¿cómo te atreviste a dormir junto a mí? ¿de qué manera te gustaría morir por tu insolencia?, cuando la pregunta del otrora zorro demoniaco le trajo en cuenta un aspecto hasta entonces desapercibido: el dolor, aquel que desde hace un par de semanas constituía un indeseable estado permanente, se había ido.   

 Tiró nuevamente de las mantas, esta vez para destapar sus extremidades inferiores, y pudo apreciar su pierna vendada, pero ahora el vendaje no estaba constituido por tiras de tela re-usada amarradas fuertemente para  contener el flujo de sangre, sino por gasa cuidadosamente colocada sostenida por broches. Quedó en silencio, parpadeando un par de veces mientras observaba la curación. 

Kurama: y bien? –instó afablemente. 

Hiei: hn…..   

El semidemonio sonrió en autocomplacencia, no necesitaba de la pronunciación de un agradecimiento, no del rebelde demonio que tenía enfrente.    El jaganshi giró sus rubíes hacia el pelirrojo para averiguar porque ya no decía nada, ni hacía movimiento alguno y notó que este lo observaba detenidamente; siguió su mirada que, curiosamente encontró, iba hacia sus piernas, regresó otra vez hacia la cara del ojiverde y una vez más a sus piernas, repitió la acción un par de veces más antes de dar cuenta de otro pequeño detalle:  piernas a la vista = ausencia de pantalones. Un tercer movimiento enérgico las cubrió de inmediato, mientras su boca se curvaba en una mueca y una línea de rubor atravesaba su rostro. 

Hiei: qué demonios ves? –demandó.   

 El kitzune caminó hacia un desvencijado mueble colocado en la pared frente a la cama. 

Kurama: hace cuánto te hiciste esa herida Hiei? 

Hiei: qué te importa –contestó de mal talante el joven demonio, pues no sólo había ignorado su pregunta, sino que se había atrevido a cuestionarle por cosas que no le concernían. 

Kurama: tu pierna se encontraba verdaderamente en mal estado, incluso el subordinado de Mukuro sugirió que lo mejor era cortarla para evitar que la infección se propagara.

Hiei: [gangrena] –tragó en seco el medio koorime- eso significa que mi pierna…. 

Kurama: esta bien –le atajó- bueno….. relativamente bien –se corrigió tras pensarlo un momento- pero sería bueno que dejaras de forzarla un rato; por la cantidad de tejido muerto yo diría que la lesión fue….digamos….hace dos semanas, me equivoco? 

Hiei: hn –concedió ¿por qué ese maldito youko siempre tenía razón? De cualquier forma, no confesaría que la herida fue producto de un estúpido descuido con un vulgar demonio de clase C que había ido a detener durante su guardia. 

Kurama: bien, lo importante ahora es que debes estar en reposo y colocarte este preparado –ilustró mostrando un tarro con ungüento verde (claramente elaborado con plantas medicinales)- al menos una semana.   

 El dueño del dragón negro le vio desconfiadamente. 

Hiei: no me digas, y seguramente tú serás el encargado, no? –expresó con sorna.

 Kurama: así es, estaré aquí para su aplicación –dijo animadamente. 

Hiei: no quiero, no necesito de tu ayuda. 

Kurama: es cierto –secundó el ojiverde ante la extrañeza del otro por la facilidad con que había aceptado- pero tu pierna si necesita…tratamiento, por eso…..me quedaré –sonrió tras su determinación.  

  Ya le parecía al medio koorime que la rápida admisión no era sinónimo de conclusión.  

------ Día 1 

Kurama: pero el dolor podría volver. 

Hiei: no me importa. 

Kurama: podrías volver a tener fiebre. 

Hiei: vete. 

Kurama: tu pierna se pondría peor. 

Hiei: ni modo. 

Kurama: y se echaría a perder, y se caería. 

Hiei: ya que. 

--------- Día 2 

Kurama: de verdad no quieres que te ayude a llegar al cuarto de baño? –preguntó solícito.

 Hiei: no! –declaró firmemente mientras trataba de mantener el equilibrio tras cada brinco en un solo pie-..…..pervertido –susurró esto último. 

Kurama: cómo perdón? 

Hiei: nada.   

----- Día 3 

Kurama: pero Hiei, la pomada no se pone así –manifestó con cierta preocupación; su  mejilla izquierda descansaba en la palma de su mano. 

Hiei: cállate –ordenó el amo del koku-ryu-ha, mientras trataba de diseminar la plasta que había dejado en su pierna manchando con ello cobijas y almohadones (que el pelirrojo había traído para mantener la extremidad aislada)- yo se lo que hago. 

Kurama: aa….-expresó con inseguridad mientras le pasaba los trazos de gasa que eran colocados como mosaicos en un cuadro de arte abstracto. 

Hiei: ya vez, ya está –dijo colocando el último en una bonita meseta de cuatro centímetros y medio de grosor.   

 El kitzune sonrío de manera indulgente observando el montecito mientras su ceja izquierda titilaba en un tic nervioso. 

Kurama: emm….Hiei, permíteme…….. 

---------Día 4   

 Youko y youkai pugnaban por el control de una esponja. 

Kurama: es necesario –explicó el kitzune. 

Hiei: no lo es –contradijo firme el medio koorime. 

Kurama: es por sanidad.  

Hiei: insinúas algo sobre mis hábitos higiénicos? –preguntó con un mohín de disgusto. 

Kurama: nada, nada, me refiero que por efectos de esterilización debe lavarse cada cierto tiempo –argumentó el de pelo escarlata, mientras tomaba la esponja. 

Hiei: en ese caso, puedo hacerlo sólo –contraargumentó, arrebatándosela ágil y bruscamente; no obstante, la fuerza del movimiento llevó su mano contra la palangana que contenía el agua vertiéndola por el colchón.   

 Ambos miraron como la humedad avanzaba por el entramado. 

Hiei: eso fue tu culpa –se apresuró a aclarar el demonio. 

-------- Día 5 

Kurama: Hiei –llamó. 

Hiei: ……….. 

Kurama: Hiei –instó mientras tomaba una pequeña toalla y la pasaba con suave cuidado por la herida.   

 El mencionado mantenía los brazos cruzados y el rostro ladeado, sin mostrar signos de respuesta. 

Hiei: …………….. 

Kurama: piensas no dirigirme la palabra? veo que todavía estas molesto –el jaganshi le brindó una expresión de: “no..¿en serio?” – pero no entiendo la razón- dijo el kitzune con el dedo índice sobre su labio inferior en un gesto por demás inocente.

 Hiei: [eso…..ni tú te lo crees] –pensó mientras entrecerraba sus orbes carmesí. 

----- Día 6 

Kurama: bien, bien, la regeneración evoluciona óptimamente –señaló mientras volvía a colocar el vendaje. 

Hiei: …………….. 

Kurama: como había calculado sólo se necesitará una aplicación más. 

Hiei: ……………. 

Kurama: Mukuro dijo que pasaría más tarde a ver que tal seguías.   

 El demonio de jagán hacia alarde de un hermético silencio. 

Kurama: insistes en no hablarme? Vaya determinación la tuya –sonrió.  

  El chico de suaves cabellos carmín se acercó al atendido, quien se encontraba sentado en la cama recargado en grandes y confortables almohadones, curiosamente, de está comodidad había omitido reclamo alguno. Se inclinó para que su rostro quedara a la altura del otro con sus manos en la espalda.    La seria y fija mirada del medio koorime contrastaba con la animada expresión de las dulces esmeraldas del otro, estableciendo una batalla de miradas.   El tiempo transcurrió y ninguno parecía tener intención de rendirse, evitando incluso parpadear.   

 El kitzune comenzó a acercar su rostro casi imperceptiblemente. 10..9..8..7..6.. centímetros de distancia y el maestro del kokuryuha empezó a mover también su cabeza, sólo que hacia atrás mientras su ceño se fruncía en incomodidad.   5..4..3 centímetros……………… y el jaganshi giró su rostro soltando un gruñido por lo bajo al saberse perdedor del reto; ahora luchando porque los vasos capilares de sus mejillas no lo traicionaran.  

  Kurama cerró sus ojos y sonrió de nuevo; se enderezó para dar media vuelta y retirarse. 

-----  Día 7   

 El maestro del dragón negro revisaba con detenimiento su pierna izquierda, cuyo tejido se había reconstituido y devuelto el color sonrosado en comparación con la desagradable hendidura verde-morado por la sangre coagulada de una semana atrás.   

Que contrariedad! Aunque estaba plenamente consciente de que la intervención había sido muy oportuna no podía evitar sentirse justificadamente irritado. Lo habían tratado como un niño! O como un patético enfermo! Mirándolo con indulgencia y tratándole con empalagoso tacto como a un triste cachorro perdido.     Y luego, encima de todo, se hallaba ese odioso kitzune, del cual ya no sabía que pensar; si no era su fastidiosa amabilidad que rayaba en un servicialismo indigesto (¡¡en alguna ocasión había hecho ademán de querer darle de comer en la boca!!! Ni que estuviera manco!!), estaban esos otros raros, insinuantes y aún más incómodos comportamientos. Y por último, esos momentos donde parecía darse aires de superioridad; “eres muy obstinado” le dijo en alguna ocasión el pelirrojo, sólo por negarse por vigésima vez a ser curado, aunque la verdad es que el necio y voluntarioso era aquel, “pero ni creas que permitiré que te vuelvas a dormir a mi lado” le había dicho, “¿y entonces?” cuestionó el ojiverde, “hay bastante suelo si tanto te interesa” le respondió resuelto, pero lo cierto es que durante seis días había compartido aquella pequeña cama, cuando aquel atrevido tomaba lugar y se quedaba dormido, en su cara!!! Y sin posibilidad de volver a tirarlo pues todas las mantas lo rodeaban a él, quien a medianoche terminaba cediéndole alguna en la inconsciencia del otro.

 Hiei: estúpido –rumió.

 Kurama: cómo vez Hiei –preguntó mientras entraba de buen talante a la habitación- mejor? 

Hiei: hn..

 Kurama: me alegra. Supongo entonces, que ya es hora de retirarme. 

Hiei: dado que ya terminó tu misión.

 Kurama: uh? 

Hiei: Koenma te ordenó que me atendieras, no? 

Kurama: mmm……Koenma me dijo que estabas herido, si, pero nunca me ordenó que viniera. 

Hiei: y entonces? –cuestionó entornando los ojos. 

Kurama: de vez en cuando es bueno darse unas vacaciones de la escuela –respondió sonriente- ah por cierto! Toma –expresó extendiéndole un par de semillas. 

Hiei: para qué? –indagó mirando la palma de la mano donde las sostenía. 

Kurama: por…si vuelve a ocurrir algo semejante, tan sólo deberás comerte una cada día.

 Hiei: y ya? 

Kurama: si. 

Hiei: y entonces? Todos estos días? Por qué no me las diste desde el principio? 

Kurama: porque.. –y su sonrisa se ensanchó en una expresión de entera satisfacción- tú no necesitabas de mi ayuda.

 

FIN
Notas finales: Espero tener mejor suerte, he de confesar que este es el tercer lugar donde lo subo y relamente en los anteriores no me fue muy bien (con la increible respuesta de un comentario o post; ¿castigo por maltratar a Hiei?......quizás).  

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