Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Blancos Sentimientos por Gothic Kitty

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, bueno... ¡hola a todos! Este es mi primer fic SasuNaru, tengo muuuuchas ideas, pero no me animo a escribir ninguna y esta que les presento aquí no termina de convecerme. Quería mostrar más sentimientos, pero me he quedado corta ^^U.

¡Saludos y muchas gracias por leerme!

'Dedicado a Usagi-chan, porque adora a Sakura y porque la quiero muchísimo. ¡Para ti mi conejito de la suerte X3!'

Blancos Sentimientos

 

Días feriados si los hay en Konoha, limitados talvez, pocos para la resignación de muchos, pero los había y talvez ninguno tan esperado como el de Fin de Año, celebración en la que todos podían descansar tranquilos y sin preocupaciones.

Este 31 de Diciembre había sido especialmente blanco, la nieve caída la noche anterior, vestía las calles con sus puros e impolutos copos y hasta incluso los adornos que frente a las casas habían sido colocados. Aún en plena mañana, todo el mundo se hallaba levantado, y las chimeneas encendidas inundaban el cielo de una gama de grises que contrastaban con las albinas nubes que viajaban por el nublado cielo como manchas de colores lo hacían por el cristalizado suelo. Eran los niños que paseaban por la nieve con sus trineos, provistos de gruesos y vistosos abrigos, de cálida pelusa en su interior. Por supuesto, obligados por sus atentas madres a portarlos.

Yo me movía entre ellos, esquivándolos, sonriendo por momentos y gritándoles a los que chocaban conmigo. Cada tanto apretaba mi gabardina, asegurándome de que estuviera bien cerrada. No fuera que con tanta cavilación terminara resfriada. Sonreí y luego suspiré dejando que el cálido vaho chocara contra mi faz y borrara poco a poco el gesto de mi rostro.

Necesitaba pensar, reflexionar sobre aquello que tanto me estaba molestando, en aquella perturbadora imagen que me acompañaba en sueños y que ni siquiera despierta me dejaba en paz. Esa en la que dos jóvenes se besaban, con manos temblorosas que no sabían dónde apoyarse, algo incómodos talvez; el rostro contraído de uno, el serio e impávido del otro, seguramente creyendo los dos que las sombras los disfrazaban de ojos ajenos y curiosos, pero sobretodo de miradas incapaces de aceptar aquel acto...

¿Dónde me ubico yo?

¿Dónde colocarme cuando el solo hecho de verlos cercanos fue un gran impacto para mí?

Esta visto que en primer momento tuve ganas de correr hacia ellos y gritarles que dejaran esas estupideces, de preguntarles qué demonios estaban haciendo. Sin embargo corrí, dejé que mis piernas se movieran sin cuestionarme a dónde ir, con mis ojos perlados de lágrimas y tristeza, y desde ese día no hay noche en la que la escena no vuelva a atormentarme.

Naruto no cesa de preguntarme qué me pasa y yo sólo lo ignoro, ni siquiera me atrevo a acercarme a Sasuke, recordando cada vez que veo su rostro, la manera en la que seguro tomaba aquel cuerpo por la cintura y lo atraía más hacia sí. Y sus ojos, aquellas piedras azabaches y profundas saben lo que he visto, no lo niegan y por ello me ven altivos, pidiéndome una aceptación que no estoy segura de poder darle.

¿Qué pasó conmigo? ¿Dónde ha quedado el equipo siete?

¿Desde cuando ellos están tan cerca?

¿Dónde estoy yo?

Aprieto los puños dentro de los guantes y niego bruscamente con la cabeza tratando de serenarme. Mi respiración se ha agitado y mis ojos han soltado algunas lágrimas ante el frío viento que sopla aquí afuera y en mi interior. Cuánto es el dolor que me baña y cuánto más podré soportar.

Lo siento, chicos, lo siento...

Llegado a la parada, tomo el tranvía para alejarme un rato del frío y observar sin ver el paisaje tras el cristal. El rostro de Sasuke y el de Naruto se me aparecen varias veces en cuerpos ajenos y tiemblo, necesitada de un buen abrazo que sé que no tendré. El tranvía hace una nueva parada y creo escuchar una voz conocida que me hace saltar sorprendida. Rápido, antes de que se den cuenta de mi presencia, me cubro con la suave capucha blanca y tapo bien mis rosados cabellos, rezando que no me reconozcan. Un suave bamboleo me indica que volvemos a movernos y los miro de reojo. Los encuentro parados muy cerca de donde yo me ubico, y gracias a la posición en la que me encuentro, tengo una vista despejada de ellos y a la vez me encuentro a salvo de sus miradas por lo que suspiro más tranquila.

Una parte de mí quiere huir, no soporto verlos juntos. Pero por otra parte, tengo unas incontenibles ganas de ver hasta dónde llega su relación, de saber más sobre esa fase oculta para todos los de la aldea.

Los minutos pasan y parada tras parada mis ojos siguen puestos en ellos. Muchas personas han bajado, otras tantas han subido y el recorrido por la aldea sigue su curso. La molestia en mi pecho ha ido disminuyendo como también mis dudas y reproches. Es extraño, pero me siento aliviada al verlos así, los dos manteniendo una distancia prudente con sus ojos dirigidos en direcciones opuestas, nerviosos, mirándose cada tanto de reojo, sonriendo y a veces intercambiando algunas palabras a las que sonreían. Parecían tan maduros. Naruto parece nervioso, y no puede evitar sonreír algo cohibido con la preocupación impresa en su rostro. Sasuke mantiene su gesto impasible, pero lo conozco tan bien que no tardo en notar aquella suave tristeza que nubla su vista. El tranvía para de golpe en un movimiento brusco y Sasuke aprovecha para tomar la mano de Naruto, quien se sonroja, pero no se suelta y observa asustado a sus costados, con miedo de que la gente los descubra. Pero el lugar está tan lleno que nadie lo nota y Sasuke le sonríe. Yo también lo hago. Es tanta la pena que los rodea. Es un amor que aunque ellos sienten, parecen desear a veces que nunca hubiera florecido. La tristeza vuelve a mí, pero ya no por mí herido corazón, sino por el de mis dos amigos que parece deshacerse poco a poco.

El tranvía vuelve a detenerse y Sasuke acerca su rostro al de Naruto y le susurra algo en el oído que logra que éste vuelva a sonrojarse. Los dos levantan sus miradas, con ojos brillosos y observan el paisaje tras el cristal con cierta añoranza que abriga por un momento mi corazón, como seguramente los abriga a ellos. Giro mi cara y creo que una lágrima desciende por mi mejilla al observar lo que veo. Hemos llegado a las puertas de Konoha que se alzan impetuosas entre el blanco de la nieve, y me pregunto qué es lo que Sasuke puede haberle dicho a Naruto. Una idea un tanto descabellada cruza mi mente y arde en mi corazón, pero me atrevo a negarla. No. No puedo dejar que se vayan, no luego de comprender que mi dolor es aún ínfimo a comparación con el que ellos sienten. ¿Será acaso el mal tan grande como para que Naruto, ese cabeza hueca, necesite huir de aquí?.

¿Cuál es la diferencia entre ellos y yo?

Ahora, viéndolos, tan cercanos pero tan lejos el uno del otro, es que comprendo que mi dolor no difiere del de ellos. Del mismo modo que mis declaraciones de amor nunca han podido ser correspondidas, las de ellos nunca podrán ser oídas y menos aceptadas.

La nieve comienza a caer y los tres despegamos la vista de las verdes puertas que ya se pierden entre los pequeños copos de blanco fulgor. Mis mejillas se enfrían cada vez que la puerta del tranvía se abre, humedecidas por las lágrimas que siguen bajando, como un manantial de infinita cadencia. Una sonrisa asoma por mis labios mientras sigo con mi vista puesto en ellos, redescubriéndolos, como una pareja, que sufre, que se castiga, pero que sin embargo no puede separarse.

Me levanto, ellos también bajan en esta misma parada y cuando siento la suave brisa del tranvía alejándose a mis espaldas, toco el hombro de Naruto con mi mano enguantada. Los dos se dan vuelta, sorprendidos por la humedad de mis mejillas y la nieve bajo sus pies cruje por el pequeño movimiento. Me ven, con sus ojos todavía brillosos y un tanto asustadizos. Puedo palpar el temor que rodea a Naruto, puedo sentir la expectación de Sasuke y yo misma puedo comprender al final la respuesta que mi corazón me dicta. Mi pies se separan un momento del blanco suelo y un pequeño gemido es el comienzo de un sinfín de sollozos que se escapan de mi garganta mientras los rodeo con mis brazos. Con mis mejillas bañadas en lágrima les pido a Naruto y a Sasuke que me perdonen. Quiero estar a su lado, apoyarlos, compartir con ellos cada día, como nunca debió dejar de ser. Naruto no tarda en abrazarme también, rodeándome con una de sus manos, pues la otra todavía la ocupa con la de Sasuke que no lo ha soltado, dándole talvez su apoyo con ese simple gesto. Ese era el abrazo que necesitaba, el abrazo que sólo este niño revoltoso podía darme. Está temblando, y no creo que sea por el frío. Algo húmedo y cálido toca mi mejilla y sé que ha dejado que unas pocas lágrimas le ganen, pero lo escucho reír mientras me dice “baka”, tratando talvez de ocultar todo el torbellino de emociones que se revuelven en su interior. Sasuke también se acerca y me revuelve un poco los cabellos, sonriéndome y diciéndome con su mirada, todo lo que sus labios no pueden.

El tiempo se detiene para nosotros, mientras la nieve sigue cayendo y nos miramos los unos a los otros, tratando de descifrar cada emoción escondida en nuestro gesto. La calle está desierta y fría, pero nosotros ya no podemos sentirlo, encerrados en nuestro pequeño mundo donde nos encontramos cálidos y seguros. Comenzamos a caminar, con cierta dificultad pues los blancos copos no quieren dejar de aparecer, pero no les damos importancia. Naruto me ofrece su mano, con una sonrisa que creo que hace tiempo no veía y yo la tomo contenta. Sasuke a su lado, se separa y se coloca a mi lado, ofreciéndome su muda aceptación. Entonces marchamos los tres, enganchados de los brazos, con nuestras manos enfundadas en los bolsillos de nuestro saco. Yo los miro, y le sonrío, sintiéndome segura como hacía tiempo que no lo hacía. Reímos mientras contamos pequeñas anécdotas y yo siento que por fin todo ha vuelto a ser como debía. El equipo siete por fin está completo. Desde mi lugar en el medio de la pareja, observo a Naruto sonriendo con inocencia y luego a Sasuke que me sonríe como creo que nunca lo había hecho. Todavía puedo sentir una leve molestia en mi corazón, pero sé que el tiempo y la convivencia con ellos, me ayudará a curar esta herida. Nunca podré ser más feliz, y aunque sé que ellos todavía tendrán sus dificultades, me aseguraré de estar allí para darles las fuerzas que les haga falta.

Los minutos pasan lentos, y lo agradezco, pues hasta este momento no había notado lo mucho que los extrañaba. Cuando al fin llegamos al punto donde debo separarme deslizo mis brazos de los suyos y me paro frente a ellos con una gran sonrisa sincera. Los miro como he hecho todo el día, a pesar de haber dicho que era lo que menos quería hacer y puedo sentir que tanto ellos como yo hemos madurado un poco más en este 31 de Diciembre. Les hago prometer que nos veríamos esa noche en el festival, para observar juntos los fuegos artificiales a lo que ellos asienten, también; Naruto tan efusivo como yo y Sasuke con una pequeña sonrisa bailando por sus labios. Me apoyo en sus hombros y antes de que puedan protestar, les he robado un beso a cada uno. Una suave roce de sus labios, cálidos, que guardar en mi corazón. Salgo corriendo y desde lejos los observo. Sasuke sonríe con altivez rodeando con su mano la cintura de Naruto y éste me mira sonrojado, al principio sin saber cómo reaccionar. Luego de unos segundos, aún nervioso levanta una mano y grita a todo pulmón el “¡Hasta la noche, Sakura-chan!”, que estaba esperando. Me paro un segundo, agito mi brazo y sigo la loca carrera que había iniciado. Las lágrimas corren por mis mejillas, libres, con una sonrisa contrastante que acompaña mis sollozos. Soy feliz. Estoy triste. Detrás de mi, Naruto y Sasuke vuelven a besarse y yo tiemblo, sintiéndome protegida y envuelta por su cariño.

-¡Me siento bien!-Grito, sintiendo el vaho chocar contra mi rostro.

Me siento en paz...

Los quiero, chicos, los quiero...

Fin
Notas finales: ¡Gracias por llegar hasta aquí ^^!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).