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TRASTORNADO por Supa_Mame

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Notas del fanfic:

Hagane No Renkinjutsushi le pertenece a Hiromu Arakawa.

 

Trastornado

 

Capitulo Uno: Aborto

 

La casa pequeña y decorada era corrompida por los gritos, ofensas y demandas, los llantos de un pequeño. Se podía escuchar con claridad los objetos rompiéndose y cayendo al suelo. Algunos vecinos de asomaban por la ventana, temerosos de tomar acción, pensando en que solo empeorarían las cosas.

-¡NO ERES MAS QUE UN INUTIL! -gritó con fuerza una voz algo jovial, pero llena de cólera.  

 

Palabras que un muchacho rubio intentó decir fueron calladas con un puñetazo en su rostro, tumbándolo al suelo con rudeza, llevándose consigo el mantel de la mesa de la cual con anterioridad se sostenía y quebrando algunos platos que se encontraban sobre la ya mencionada.

Sangre.

Sangre resbalaba por su rostro, escurriendo de su pequeña nariz y de su boca entre abierta.

En el piso el lloraba, sus lágrimas mezclándose con la sangre de su bonito rostro. Su sangre salpicó el piso de madera con falta de ser limpiado.

 

-¡No llores! -gritó con fuerza, sujetándolo de los cabellos con fuerza, jalándolo hacia si, -¡Es lo único que sabes hacer! ¿O que? -le reclamó con odio. El pequeño niño miraba la escena aterrado, llorándole a su papi.

 

Le dolía la forma en que el peli-verde lo trataba, cerró sus ojos dejando sus lágrimas caer, sabía que se merecía esto... Sabía que se merecía el dolor que su pareja le impertía... pero lo que más le dolía es que su hijo tenía que ver todo la pelea entre ambos. -¡P-perdón! ¡Perdóname Envy!

 

-¡Siempre es lo mismo contigo, "Perdóname, perdóname"! ¡Nada más sabes repetir la misma estupidez! -le gritó en la cara, levantando el puño para darle otro golpe al rubio.

-¡YA DEJA A PAPÍ! -gritó una voz chillona e infantil, el pequeño se aventó contra su padre, golpeándolo en las piernas, haciéndolo perder el equilibrio.

-¡MOCOSO ESTÚPIDO! -gritó Envy, agarrándose de la mesa, viendo con odio al niño rubio, con una bofetada lo aventó lejos de la pelea.

 

Los ojos dorados de Edward se abrieron del asombro. ¡Que a él lo golpeara todo lo que quisiera! ¡Que le hiciera todo lo que merecía! ¡Pero a su niño no!

-¡No lastimes al niño!

Edward se paró y corrió contra su ‘pareja', ambos cayendo sobre el suelo, el rubio intentando en vano defender a su hijo con sus manos alrededor del cuello de Envy.

 

Envy se sorprendió ante el repentino ataque de Edward, el sentir los brazos en su cuello lo alertó y sin medirlo mucho, le soltó un fuerte golpe en la cien al rubio, tumbándolo a un lado. Envy se sobó el cuello, miró a su pareja algo atontada y lo tomó de los cabellos, estrellándolo contra el suelo y pateándole el estómago con fuerza -¡NO VUELVAS A HACER UNA ESTÚPIDEZ COMO ESA! ¿TE QUEDA CLARO? ¡RESPONDE! -grito, tras grito, era acompañado por una patada dada al vientre del pobre rubio.  

 

Quejidos era lo único que salía de la boca del rubio, quien sus ojos cerrados con fuerza por el dolor y sangre brotando debajo de sus piernas. -¡A-Aaah!-  Gritó asustado al ver aquel charco que se formaba. -¡A-Ayúdame, Envy! ¡Me duele mucho!

 

Se retorcía de dolor en el suelo, la sangre cada vez era más abundante y, en cuanto el dolor, cada vez era más insoportable para el chico.

 

Envy se asustó al ver como el rubio se desangraba de la nada -¿Qué... que demonios hiciste? -preguntó alterado, sin acercarse a su pareja.

-Porque papi está mojándose? -preguntó el niño, acercándose a Edward, Envy lo miró con miedo.

-Edward...-susurró el peliverde, acercándose a su pareja -¡Responde! ¿Qué le está pasando al niño? -preguntó Envy con reproche.

 

Edward lloró con fuerza, negando varias veces. -¡Ayyy! ¡Mi bebé! ¡A-Ah! ¡Me duele mucho!

El dolor le era demasiado, no podía ni pensar más que en el bebito que llevaba dentro. -¡Envy! ¡Por favor ayúdame!

 

Negó varias veces, aterrado de no saber que hacer, tomó a Edward en brazos sin ser muy delicado y se lo llevó a la camioneta color sangre que esperaba en la cochera, el pequeño rubio miró a sus padres salir a toda prisa, los siguió con sus piecitos pequeños. Envy dejó en el asiento del copiloto a Edward, colocándole el cinturón de seguridad y después se subió el, arrancó y salió directo al hospital.

-¡Papá! ¡Papá, falto yo! -gritó el pobre niño, más la camioneta ya no se veía a simple vista, se arrodilló y lloró el olvido de su papá.

 

-¡Mas te vale! -habló Envy -¡Que no se te ocurra perder al niño! ¿Entendiste? -le exigió al rubio a un lado de él.

 

Edward lo escuchaba mientras jadeaba por la falta de aire, sentía como el cuerpo le pesaba y el sonido de gotas de sangre cayendo al suelo no hacia más que asustarlo.

¡Tenía que estar bien! ¡Su bebé tenía que estar bien! No se perdonaría perderlo... no cuando le faltaba tan poco tenerlo... tres meses más no era mucho que esperar. -¡Mi bebé...!- susurró sintiendo como las fuerzas lo abandonaban y, después de unos segundos, el trenzado cayó desmayado en el asiento.

 

Envy miró como la cabeza del rubio colgaba con pesadez, se había desmayado y todo por la falta de sangre, frustrado, aceleró para llegar lo más rápido al hospital, la camioneta derrapó muchas veces, casi al punto de volcarse. -Que no lo pierda... por favor, que no lo pierda -rogaba Envy, apretando con más fuerza el volante, sin saber como, tomó la mano débil del rubio, apretándola -Resiste...-le murmuró con miedo en la voz. Si lo pierde, si pierde a este bebé... sería el segundo aborto que Edward tendría... 

 

__...__...

 

El hospital se encontraba callado  y demasiado tranquilo para ser lo que es. Enfermeras caminaban a pasos tranquilos de un lado a otro, el olor a medicamento invadía el olfato de toda persona que se encontrara en el, el piso rechinaba y brillaba por estar tan limpio...

 

En fin, al parecer no había mucho movimiento en dicho lugar...

 

-¿Usted es familiar del joven Edward?- Preguntó un doctor de avanzada edad a cierto peli-verde sentado en la sala de espera.

 

Envy se paró a toda prisa al escuchar la mención de su pareja -¿Cómo se encuentra, doctor? ¿Está bien? -preguntó algo alterado Envy -¿Mi hijo está bien?

 

El doctor lo miró unos momentos, se acomodó los lentes y se aclaró la garganta. -El joven está bien, se encuentra ya fuera de peligro.- Sintió una especie de culpa invadirlo al pensar en la otra respuesta. -Pero el bebé no sobrevivió...

 

-¿Qué...? -soltó asustado el ojivioleta -¡Eso es mentira! ¡Mi hijo debe de estar bien! ¡¿Qué clase de médico es usted que no puede salvar a un niño?! -gritó Envy agarrando al doctor por la bata blanca, sentía el coraje hervirle la sangre -¡Es mi hijo! -gritó enojado, bajando la cabeza y sintiéndose muy triste -¿Puedo verlo?... 

 

-Podrá hacerlo, señor.- Comenzó el doctor.-Pero primero quiero que me diga que fue lo que le pasó al joven Edward.

Miró con cierto escepticismo al peli-verde. -El muchacho está lleno de golpes, y el aborto que sufrió no es natural...  ¿Ocurrió algo?

 

Envy soltó la bata del doctor y lo miró con asombro, sintió temblar su cuerpo más se compuso de inmediato -No lo sé... llegué del trabajo y él ya estaba así -habló el peliverde, apretando sus puños con fuerza -No sabía que hacer, tuve miedo... ¿Cómo cree que me siento al ver a mi esposo desangrándose en el suelo? -se exaltó el peliverde, viendo con reproche al doctor -Déjeme verlo... me necesita...

 

El doctor sintió que algo no estaba bien en las palabras del otro, pero aún así cedió. -Esta bien, venga conmigo. - Y tras decir eso, el doctor guió al peliverde a la habitación del rubio.

 

Envy asintió y fue tras el médico para que lo llevara a la habitación del rubio. Sentía un gran coraje dentro de él, más no lo demostraría. Necesitaba ver como estaba Edward. Llegaron a la habitación. EL doctor le dio ciertas indicaciones sobre el estado de su pareja y que no debía alterarlo, Envy escuchaba atento, después de eso, el doctor se fue, dejando solo al peliverde, quien abrió la puerta de la habitación del rubio.

 

Dentro de esa habitación se encontraba el pequeño rubio llorando sin consuelo, llamando a su bebé, y reclamándole al aire respuestas de por que lo había perdido. Al escuchar como la puerta se abría, Edward volteó y se encontró a Envy en el margen de ella. -E-Envy...

 

Envy lo miraba desde la puerta, sus ojos brillaban ante la oscuridad, dándole un aire demasiado calmado -¿Qué hiciste, Edward? -preguntó con dolor el peliverde, viendo al rubio a su pareja.

 

-Yo... yo no quería perder a mi bebito...- Contestó Edward con las mejillas ruborizadas de tanto llorar. -Yo no quería... no hice nada...

 

Se acercó con pasos lentos hasta Edward, lo miró con prepotencia -No lo querías perder... -susurró con dolor en la voz -Ese fue tu error, amor -dijo, apretó los puños con fuerza y le soltó una bofetada que resonó en toda la habitación -¡No hacer nada! ¡Perdiste a MI hijo por no hacer nada! -le recriminó sin alzar la voz.

 

Edward tenía sus ojos muy abiertos del asombro, Envy lo había golpeado... pero sabía que tenía que ser así. Él había perdido otro niño de Envy, era un tonto y... todo esto era su culpa.

-P-perdón Envy...- Lloró el rubio con su mejilla ardiéndole. -No lo volveré a hacer...

 

Envy abrazó a Edward y acarició su cabello suelto -Claro que no...-la caricia al cabello se fue tornando más brusca, llegando al punto en que le jalaba los mechones rubios -Era nuestro hijo, Ed... lo perdiste -le susurró al oído -Perdiste a nuestro hijo... ¿Por qué me haces sufrir de esta manera? ¿No me amas?... ¿Es eso? -le preguntó con tristeza en la voz.

 

-Y-yo te amo...- Le susurró tratando de ignorar el dolor de su cabello siendo jalado, cerrando sus ojitos con fuerza. -Te amo... haré lo que me pidas...

 

Envy sonrió con satisfacción -Lo sé... yo se que me amas... lo que no entiendo es ¿si me amas tanto, porque sigues perdiendo a nuestros hijos? -le recriminó el peliverde -¿Me quieres lejos de tu vida?...Sabes que sin mi no eres nada Edward... ¿Vas a poder valerte por ti mismo? -preguntó -No verdad... claro que no... así que deja de cometer tantas estupidez Ed... ahí tienes a Ben... ¿Quieres perderlo también?

 

Edward negó varias veces llorando con fuerza. -Ben no... Mi niño no...- Le dolía su garganta de tanto llora, de tanto lamentarse.

 

-Entonces... deja de ser tan inútil y empieza a cuidarte -le regañó, dejando de mala gana el cabello del rubio -Cuando salgas del hospital volveremos a intentarlo y esta ves cuida al niño -soltó con fastidio, viendo con real asco a Ed -¡Ya deja de llorar, me desespera que llores tanto! -dijo con enojo, levantando otra vez su mano, más no lo abofeteó. Se contuvo las ganas de hacerlo, el lugar de eso, acarició le mejilla de Edward -El doctor dijo que no te alteraras... así que mejor duerme...

 

Edward asintió varias veces sin involucrar una sola palabra, simplemente con inseguridad se acostó de lado y se cubrió hasta los hombros y, debajo de las sábanas se limpió sus lagrimas. Lo volverían a intentar... y tenía que cuidarse mejor la próxima vez... lo tenía que hacer por Envy, para darle todo lo que su esposo le pedía.

 

Envy lo miró con desagrado, más no dijo nada. Simplemente veló el sueño de su pareja.

 

__...__...__

 

Una semana había pasado desde aquel ‘accidente', y por fin la feliz pareja podía regresar a casa. Envy ayudaba a Edward a bajar de la camioneta roja.

-Antes de que empieces a hacer la limpieza de la casa, porque nadie la hizo por ti -señaló con discriminación -Quiero que limpies la camioneta, la dejaste muy manchada cuando perdiste al niño -dijo Envy con reproche.

-¡Papi! -soltó la vocecita chillona de un pequeño rubio.

 

-Si... lo haré...- Contestó para después voltear hacia abajo donde se encontró a su pequeño quien le miraba contento. -¡Ben!- Edward soltó alegre cargando a Ben en brazos, ignorando el dolor de su estómago y besando las mejillas del pequeño una y otra vez.

 

-Papi, ¿Cómo estás? ¿Ya no te duele la pancita? -preguntaba con inocencia el rubio menor, tocando con sus manitas las mejillas de su papi -¿Mi hermanito como está?

 

La mirada de Edward se entristeció y negó con la cabeza. -Tu hermanito se tardará un poco más en venir con nosotros...- Dijo tratando de sonar optimista, pero no podía, muchas lágrimas amenazaban con escaparse de las orbes doradas. -Papi tiene que ser más cuidadoso...

 

Ben ladeó la cabeza y se abrazó al cuello de Edward -Pero papi... tu dijiste que vendría en muy poco tiempo ¿Voy a volver a estar solito? -le preguntó con tristeza sin dejar de abrazar al rubio. Envy gruñó por lo bajo.

-¿Qué no oíste a tu papá? Tiene que ser más cuidadoso para no perderlo otra vez -soltó con fastidio.

-¿Perderlo? ¿Perdiste a mi hermanito, papi? Si quieres te ayudo a buscarlo, para que llegue más rápido -dijo con entusiasmo el rubio bebé.

 

Edward intentó sonreír, pero en lugar de eso solo comenzó a llorar. -Claro que sí, Ben, encontraremos a tu hermanito pronto...

 

Fastidiado, tomó a Ben de mala manera de los brazos de Edward -Ya limpia la camioneta, tengo que salir en un rato más.

-¡Yo te ayudo, papi! -dijo emocionado el rubio, intentando bajar de los brazos de su padre -¿Verdad que puedo, verdad? -dijo ilusionado.

 

Edward miró a Ben y  luego a Envy. -Envy por favor deja que Ben me ayude...- Le pidió Edward tomando el brazo de Envy con esperanza. -¡Por favor! Así acabaré más rápido...

 

Envy miró a los dos pares de orbes doradas que brillaban con ilusión y suspiró, palpó la cabeza de Edward con ternura y besó sus labios -Está bien... pero no se tarden mucho -dijo con cariño, para después darle a Ben a Edward y adentrarse en la casa.

-¡Super! -dijo soñado Ben, agarrándose con fuerza del cuello de Edward  -¡Gracias, padre!

 

Edward se sonrojó ante ese beso en sus labios y sonrió abrazando a su niño. Realmente le encantaba cuando Envy era cariñoso con él, le hacía sentir mejor y le hacía sentir que hacía las cosas bien.

Edward, con la ayuda de Ben, limpiaron la camioneta dejándola reluciente. Cuando Ben le preguntó que era lo que estaban limpiando, Ed le mintió, le dijo que era pintura café que se le había derramado allí, de ninguna forma le diría que aquello era sangre... su sangre.

 

Terminando, Edward entró a casa con Ben en brazos felicitándole por su buen trabajo y con una gran sonrisa en su rostro.

 

Envy se encontraba viendo la televisión, sentado en el sofá. Su semblante aburrido era la clara evidencia de cómo se encontraba, no tenía prisa al irse, solo lo había dicho para que Edward limpiara la camioneta y no se quedara con ese olor tan repugnante a metal, vio entrar a Edward y Ben muy felices.

-¿Cómo quedó la camioneta? -preguntó sin mucho interés en verdad.

 

Edward volteó a verlo y le sonrió. -Quedó muy bien.- Dijo el rubio. -La limpiamos muy bien.

Edward bajó a Ben de sus brazos y lo colocó sobre el suelo, no sin antes acariciarle la cabeza tratando de no despeinarlo mucho.

 

-Que bueno -dijo para voltearse a ver la televisión otra vez, Ben fue corriendo con su padre, quien lo miró levantando una ceja.

-¡Padre, cárgame! -dijo emocionado Ben, alzando sus bracitos.

-No fastidies, Ben -dijo sin prestarle atención -Mejor ayuda a tu papá a hacer la comida, ya tengo hambre -dijo viendo con reproche a Edward.

 

Edward se mordió su labio inferior y rápidamente caminó a la cocina. No quería que Envy se molestara con él de nuevo, tenía que hacer las cosas bien, y hacerlas rápido. -Prepararé la cena...- dijo al momento de tomar un delantal y amarrárselo alrededor de su cuerpo.

 

-¿Papi, puedo ayudarte? -preguntó Ben asomándose desde el sillón -Padre no quiere jugar conmigo -Envy rodó los ojos y solo acarició la cabeza de Ben sin muchos ánimos.

-Si papá te deja, ten cuidado, no quiero que te lastimes en la cocina -miró a Edward -No quiero saber que el niño se lastimo, ¿entendido?

 

Edward asintió nervioso, de ninguna manera permitiría que Ben se lastimara... y si aquello pasase, no podría con la culpa. Edward miró a Ben y le hizo una seña de que lo siguiera a la cocina.

 

Ben se bajó del sillón con una sonrisa soñadora y tomó la mano de su papi. Envy sonrió ante esto y después miró la televisión con calma.

 

-Papi ¿Qué vas a hacer para cenar? -preguntó el niño mientras veía a su papá cortar quien sabe que cosa, por su estatura no podía saberlo.

 

-Estofado, Ben...- contestó Ed mirando a su niño mientras seguía con sus cosas. -¿Quieres traerme el tomate para empezar la ensalada?-le pidió con una voz gentil.

 

-Tomate -dijo el niño, intentando memorizar la palabra, corrió con pasitos pequeños hasta el refrigerador, abrió el cajón de abajo y sacó una manzana roja, se fue con Edward otra vez -¡Aquí tienes, papi! -dijo orgulloso.

 

Edward parpadeó dos veces al ver la manzana que su niño le había traído. -No, Ben... eso es una manzana. -Le corrigió con cariño a Ben. -El tomate es más...- pero el rubio no pudo terminar su oración puesto que, al distraerse, siguió cortando y terminó cortándose el dedo índice de su mano derecha.

Un grito ahogado salió de sus labios y rápidamente se llevó su mano a la boca, chupándose la herida por inercia.

 

-¿Qué te pasó, papi? -preguntó al ver la reacción del rubio, Ben se asustó por el repentino cambio y dejó caer la manzana.

 

-Nada, Ben... no te preocupes.- Respondió el rubio dejando a un lado el cuchillo y las cosas que cortaba, se dirigió a la despensa y se amarró una servilleta alrededor de su herida. ‘Soy un tonto... nada hago bien...', pensó con algo de dolor.

-Vamos Ben, terminemos la cena....

 

__...__...__

 

En la hora de la cena, Edward se encontraba sirviéndole la cena a Envy, quien al ver como Edward servía la cena cargando una hoya enorme se sintió un poco mal, tomó la mano que sostenía la cuchara sopera -Cuando termines de cenar, te vas a acostar, el doctor dijo que tenías que reposar -soltó mirándolo directo a los ojos, para al momento de dejar ir su mano, notó el curita improvisado -¿Qué te pasó en el dedo? 

 

Edward rápidamente alejó su mano de Envy y negó varias veces. -Me corté...- dijo con algo de vergüenza e intentó seguir con su trabajo temiendo por la reacción del otro.

 

Envy resopló con fastidio -Ay, no te hicieron más inútil, porque sería un insulto -se quejó el peliverde, lo suficientemente alto para que Edward lo escuchara.

-¿Qué es ‘inútil', padre? -preguntó Ben viendo a Envy.

-Lo que es tu papá -señaló con hastío, empezando a comer. Ben miró a su papi.

-¿Eso es bueno, papi? -preguntó inocentemente.

 

Edward negó con tristeza. -No Ben, no es bueno...- le contestó con dolor caminando hacia el asiento de su pequeño y le sirvió su comida para después irse a su propio asiento e intentar comer... pues no se sentía con mucho apetito.

 

Ben miró un rato a su papi, no entendía porque si no era bueno, su padre lo llamaba así. Envy comió con tranquilidad, viendo de vez en cuando a Edward -¿Qué te pasa? ¿Por qué no comes? -le preguntó de mala gana.

 

-No tengo mucha hambre...-contestó el rubio sin muchos ánimos mientras revolvía su comida con el tenedor plateado.

 

-Pues tienes que comer -dijo molesto Envy, parándose de la mesa con su plato a medio terminar, lo dejó en el lavaplatos y se acercó a Edward, sentándose a un lado de él -¿O quieres que te obligue a comer?, no queremos que me vuelva a enfadar, ¿verdad? -amenazó el peliverde, viendo con ojos dilatados al rubio, Ben miraba con miedo a su padre.

 

El miedo que también sentía Edward al ver como Envy lo miraba con enfado. -No... no te enojes conmigo, por favor.- Pidió el rubio algo nervioso. -Comeré... comeré toda mi comida pero no te enojes conmigo de nuevo...

 

Envy sonrió con ternura y acarició la cabecita rubia de su pareja -Lo sé, ¿Vez como si nos entendemos cuando obedeces? -besó con suavidad la mejilla de Edward y tomó las llaves de la camioneta y dijo -Tengo que salir, en un rato regreso, quiero que la cocina esté lista cuando termines y me dejas tu plato a ver si es cierto que comiste todo -miró al niño -Ben, tu te encargarás de vigilar que papi se coma toda la comida, ¿de acuerdo? -el niño asintió y solo vio como salió su padre de la casa.

 

Edward miró a Ben y luego a su plato, sinceramente no quería comerse aquella comida... no tenía ánimos ni antojo... se sentía algo mareado, y su cabeza le dolía un poco. Se llevó su mano a su frente y suspiró para después mirar a Ben y sonreírle maternalmente.

 

-Ahora me toca a mi cuidarte, papi -dijo emocionado Ben, pero al ver lo mal que se veía Edward dijo -Papi... si ya no quieres comer déjalo -dijo el niño intentando ayudar a su papá -Yo le digo a mi padre que si te lo comiste todo.

 

Edward sonrió a su niño y le besó la mejilla. -Gracias, Ben...- le dijo con cariño.

 

__...__...__

 

Ya era pasada de la una y por fin el peliverde se había dignado a aparecer, se veía contento, más al entrar a la casa divisó a su pareja en el sillón con Ben en brazos, el niño ya estaba dormido -¿Qué haces despierto a esta hora? -le preguntó con monotonía -Sabes que no me gusta que me esperes como un maldito perro guardián -señaló enfadado Envy, con sus manos encerradas frente a su pecho.

 

-Perdón...- dijo el rubio con cierta dificultad para después toser un poco y cerrar sus ojos con fuerza. Se sentía fatal, muy y apenas podía mantenerse despierto... le dolía todo el cuerpo. -Es sólo que quería recibirte...

 

El peliverde lo miró con interés, no veía muy bien que digamos. Tocó su frente -¡Estas ardiendo! -gritó despertando a Ben en el acto, Envy lo tomó con fuerza y alejó de Edward -¡Y duermes con el niño! ¿Quieres enfermarlo a él también o que te pasa? ¡Estúpido! -gritó fúrico Envy.

-¡Padre, no le grites cosas feas a papi! -defendió el rubio intentando soltarse del agarre de Envy.

-¡Cállate! ¡Que éste imbécil casi te enferma a ti también! -se quejó el peliverde, ordenándole a Ben ir a su cuarto.

-¡Ve a tomarte algo, no seas animal! -le regañó, sin entender el dolor de su pareja.

 

Edward intentó pararse, usando su mano como soporte, pero ésta resbalo en el acto haciendo que el rubio volviera a recostarse en el sofá.

Después de otro intento en vano, Edward logró pararse y avanzar unos pasos al frente, sujetándose de la pared, pues sentía que se caía.

 

Envy al ver los patéticos intentos de Edward por mantenerse en pie, desitió de aquello, rodando los ojos con burla. Empujó a Edward a una de las sillas del comedor -Espera ahí, si depende de ti, tardarías años en ir por la medicina -dijo fastidiado, repitiendo lo inútil que era el rubio en voz alta y lo harto que estaba de que siempre tuviera él que estar haciendo todo. Por fin salió de la cocina con una pastilla y un vaso de agua que le dio al rubio.

-Tómala y ya vete a acostar, no te lo voy a andar repitiendo como cotorro.

 

 Edward tomó la pastilla y el vaso con todas sus fuerzas, se sentía tan débil. -Envy... me siento mal...- le susurró el rubio. -Me siento muy mal....

 

-¿Pues por que crees que te estoy dando la medicina? ¿Para que juegues con ella? -ofendió Envy al rubio -¡Es para que se te pase la fiebre, animal, tómatela y deja de estarte quejando -soltó Envy sentándose frente a Edward -Solo eso me faltaba, hasta lo que hace una estúpida pastilla tengo que decírtelo, ¿Por qué será que tengo un esposo tan idiota? ¡Trágatela, muévete!

 

Edward lo miró ofendido y con tristeza se trago la pastilla. Dejó el vaso vacío sobre la mesa y lo miró como si fuera la cosa más interesante del lugar. Quería llorar, se sentía tan mal y Envy no hacía más que hacerlo sentir peor con sus crueles palabras.

-¿No crees que... me he enfermado por tu culpa?- le contestó el rubio con algo de miedo. -El doctor dijo que yo debía reposar... ¿por qué no me diste esa oportunidad y hubieras hecho la cena por mí?

 

Envy lo miró, tomó con brusquedad su barbilla para obligarlo a que lo mirara -No me vengas con esas pendejadas, enano -soltó entre dientes - ¡No quieras venir a echarme la culpa de tu idiotez! -le recriminó Envy, gritándole a la cara, sin importarle lo afectado que estuviera su pareja -¡Si estás empeorando es por tu culpa! ¡Porque así lo quisiste!

 

-¡Yo no lo quise así, Envy!- le gritó con fuerza, mareándose por el esfuerzo. -¡Yo sólo quería hacerte feliz con una cena caliente y deliciosa y una casa limpia y ordenada!

El rubio se limitó a llorar. -¡Pero tu sólo me gritas y me haces sentir peor! ¡Empiezo a creer que TÚ no me amas!

 

Envy le metió una bofetada rompiendo el labio de Edward -¿Qué no te amo? -gritó Envy furioso, apretando los dientes con fuerza -¡Si lo doy todo por ti! ¡No seas pendejo! -insultó Envy, tomando a Edward del cabello y dándole otra bofetada más fuerte que la anterior -¡Si yo no te amara, ya estuvieras muerto! -los ojos lilas del peliverde empezaron a derramar lagrimas -¡¿Vez?! ¡Tú eres el que ocasiona que me ponga agresivo! ¡Por tu culpa siempre terminamos mal! ¡Intento que las cosas estén bien entre nosotros y tú no haces más que fastidiarme la existencia! ¿Dime, soy yo el que no te ama? ¡No! ¡Yo creo que es al revés!

 

-¡E-Envy! ¡Detente!- Pidió el rubio en medio del llanto. -¡Por favor, Envy! ¡Si me amaras en verdad no me estarías golpeando!

 

La gotita de sangre que resbaló por su mejilla se salpicó en el suelo, seguida por el llanto de Edward. -¡Por favor! ¡Detente! ¡¡Si me amas, detente por favor!!

 

Envy detuvo sus gritos y miró con resentimiento a Edward -No me pidas estupideces como esas Edward, si tu me amaras no me reclamarías nada -le gruñó cogiéndolo del cabello con fuerza.

 

Edward cerró sus ojos con fuerza, tenía razón, debía dejar que Envy lo golpease todo lo que quisiera, se lo merecía. Después de todo... gracias a Envy, Edward ahora tenía un hogar... tenía una familia... y sobre todo, tenía a alguien que lo amaba y que le daba todo lo que necesitaba. Se sentía ingrato al recordar todas las cosas que le exigió a Envy y no hacía más que odiarse a si mismo.

 

-¿Lo entiendes, Edward?... -preguntó con resentimiento, aún con el cabello del rubio entre su mano -¡Dime! ¿No te amo? ¡Yo creo que te amo lo suficiente como para seguir manteniéndote! -le recriminó.

 

-¡Me amas! ¡Me amas, Envy!- Repitió el rubio con dolor y con su fiebre no ayudándolo en nada. -¡Perdóname, Envy! ¡Tienes razón el enojarte conmigo...! ¡Soy un malagradecido!

 

-Entonces demuéstramelo -le murmuró con lujuria el peliverde, soltando el cabello de Edward y paseando sus manos por el torso del rubio, empezando a besar el cuello de Edward.

 

Los ojos de rubio temblaron. ‘¡Ahora no...!', pensó nerviosamente. ‘¡Me siento mal...!' pero sabía, que si se le negaba al peli-verde, le iría peor...

‘Tengo que hacerlo... así... así será una forma de agradecerle todo lo que ha hecho por mí...', pensó Edward cerrando sus ojos y dejándolo hacer todo lo que quisiera. El rubio sólo esperaba que el medicamento hiciera efecto pronto y que su niño no fuera testigo de lo que sus padres estaban apunto de hacer...

 

-Papi...-se escuchó la voz pequeñita de un bebito.

 

El rubio abrió los ojos de un golpe. No... su niño no podía ver lo que estaba apunto de ocurrir... no... no su niño...

-¡Ben, regresa a la cama...!- le pidió tratando de no moverse mucho pues temía que Envy se enojase. -En un rato más voy y te hago compañía pero regresa a tu habitación... ¡por favor, Ben!

 

-¿Qué hacen, papi? -preguntó el pequeño, acercándose a la pareja, Envy sonrió con algo de maldad, mordiendo el cuello de Edward.

 

Edward gritó al sentir la mordida y negó varias veces. -¡Por favor regresa a tu habitación!

Sintió un nudo en su garganta, Envy seguía el acto y su niño no se iba... ¡no lo podía permitir!

 

-¡Papi y padre están jugando! ¿Puedo jugar yo también? -preguntó con alegría el niño acercándose a la pareja y abrazar por la espalda a Edward.

-¿Qué dices, Ed? ¿Dejamos que Ben también juegue? -preguntó al oído del rubio, acariciando el cuello del mencionado y pasando su mano izquierda por la entrepierna de Ed.

 

-¡No Envy! ¡¡Por favor, no!!- Gritó Edward aterrado, llorando por inercia. -¡No metas a Ben en esto!

 

Edward cerró sus ojos e intentó controlarse. -¡Ben, hazme caso! ¡Regresa a tu habitación en este instante! ¡¡Por favor!!

 

Envy se asomó por el hombro de Ed, viendo a Ben que lo miraba con duda, acarició la cabecita de Ben  -Hazle caso a papá, Ben... vete a dormir, nosotros tenemos que hacer cosas de grandes -dijo el peliverde.

-Pero papi está llorando ¿No te estás divirtiendo, papi? -preguntó aún abrazado a la espalda de Ed.

 

Edward cerró sus ojos y negó varias veces. -Ben... por favor... ve a dormir, cariño...- susurró Edward. -Papi jugará contigo mañana todo lo que quieras... pero se niño bueno y vete a dormir...

 

Ben se alejó de la espalda de su papi y lo miró preocupado. Asintió y le dio un beso pequeño en la mejilla a Edward. Se acercó al peliverde y le dio un beso también -Buenas noches, papi...-y se fue del comedor.

-¿Por qué eres tan malo con él? -preguntó Envy, viendo como se iba Ben -Tan solo quería jugar con nosotros.

 

Ed miró a Envy sorprendido. -Envy... no estaría bien involucrar a nuestro hijo en esto...- le dijo Edward sudando frío. -Ben es tan sólo un niño... y es nuestro hijo...

 

-¿Involucrarlo? -preguntó levantando una ceja Envy -¿En que cosas sucias está pensando tu pequeña mentecita, Ed? -mimó la punta de la nariz del rubio, sonriéndole con ternura, para después pararse y con ello, levantar al rubio en vilo.

 

Edward se abrazó del cuello de su marido y escondió su rostro en el pecho del otro, sintiéndose un tonto y un... pervertido.

 

Envy recostó a Edward en la cama y con mucho cariño empezó a cambiarlo al pijama, siendo demasiado atento en su trabajo -Sabes Edward... deberías de cuidar más tus emociones, llorar todo el tiempo solo asustará a Ben, pensará que te maltrato y eso no es cierto -decía el peliverde, abotonando la parte superior del pijama azul claro de Ed -Ben puede llegar a temerme -tomó con fuerza la barbilla de Ed -Y no queremos eso ¿Verdad?

 

-No...- Respondió el rubio para después mirarlo con algo de miedo. -N-no queremos eso...

 

-¿Cómo te sientes? ¿Ya está empezando a surtir efecto la medicina? -preguntó Envy acostando a Edward en la cama, acariciando los flequillos del rubio.

 

Edward lo miró algo sorprendido pero después asintió con una sonrisa. -Si... ya me estoy sintiendo mejor...- le dijo contento. -Gracias.

 

-Que bueno... -besó los labios de Edward, profundizando en la boca pequeña del rubio -¿Quieres que intentemos suplir al niño que mataste, Ed? -preguntó al romper el sofocante beso.

 

Edward lo miró para después bajar su mirada con tristeza. ‘Mi bebé... mi bebito jamás podrá ser suplido...', pensó el trenzado, para después levantar sus ojos y enfocarlos en los de Envy. 'yo lo maté...soy un asesino...'

 

Asintió, después de todo quería hacer las cosas bien en su vida y en su relación con Envy... complacer todos los caprichos de su pareja... no importaba cuales fueran.

 

Envy sonrió con cariño, se paró de la cama y se dirigió al baño del cuarto, de donde regresó con un botiquín pequeño de emergencia -Siéntate, se te puede infectar la herida del labio -dijo Envy, preparando un algodón con medicamento.

 

Rápidamente Edward se sentó justo a un lado de Envy, sintió algo de miedo... siempre había tenido cierto miedo a todo lo que relacionaba la medicina... sobretodo a las agujas o al alcohol.

Sabía que le ardería demasiado al momento que aquella sustancia tocara su herida pero... no podía decir nada, probablemente Envy se molestaría.

 

Con cuidado, Envy empezó a untar el medicamento de color amarillo en el labio inferior de Edward -Si te duele mucho, apriétame el brazo, ¿si? -sugirió Envy con demasiado amor en sus palabras, viendo con ternura al rubio.

 

Obedeciendo, al instante, Edward tomó el brazo de Envy y apretó un poco y cerró los ojos con fuerza. ¡Le dolía! Su herida estaba abierta y le dolía el contacto de ella con el medicamento.

 

-Duele mucho, lo sé... -decía Envy aplicando la medicina con cuidado -Lo que sientes tu Edward... no se compara con lo que me haces sentir cada vez que me haces enojar -hablaba el peliverde -No entiendo porque te empeñas en hacerme la vida de cuadritos, Ed...¿Por qué?

 

Edward lo miró con ojos acuosos, se sentía tan mala persona... Le dolía pero sentía que aquel dolor no se comparaba con lo que él le hacía sentir al otro.

 

De mala gana, lo empujó a la cama -Sabes como puedes compensarme -hablaba Envy mientras bajaba su mano y acariciaba la entrepierna de Ed -Aunque no seas para nada bueno en esto, ¿puedes al menos intentar hacerlo bien? -preguntó de modo ofensivo, haciendo que las caricias se tornaran algo bruscas

 

Su corazón saltó un latido y un sonrojo evidente apareció en sus rostro, pero, la forma en que Envy lo tocaba, no le gustaba... era demasiado fuerte... y lo único que estaba logrando sentir era todo menos placer. -No así...- le pidió el rubio pidiendo que aquellas caricias regresaran a ser cariñosas.

 

-"No así" -burló el peliverde, siendo más tosco -No me pidas el placer que tu mismo no puedes darme, ¿o si, Edward? -insistió Envy, con una mirada lujuriosa y llena de deseo en los ojos, los cuales miraban directo a los dorados de Ed.

 

El ritmo de su corazón aumento y Edward no pudo evitar reflejar algo de miedo en sus ojos. -E-Envy...- El rubio no tenía palabras. Sabía a lo que se refería Envy, Envy fue la primera vez de Edward, por lo tanto el chico no tenía mucha experiencia... pero... jamás le había tocado escuchar ese tipo de palabras venir de Envy al momento que se planeaba hacerlo.

 

-¿Y bien, Edward? -incitó el peliverde, metiendo su mano por dentro de los boxers para palpar el miembro del rubio en su totalidad -¿Lo harás? -lamió sin vergüenza los labios resecos del asustado niño

 

Edward asintió aterrado más debía hacerlo, debía o sabía que le iría muy mal por desobedecer.

 

Envy miró a Edward, esperando la reacción del chico. Se estaba divirtiendo, jamás había pensado que podría poner a Edward en aquella situación, le gustaba poder corromper poco a poco la inocencia que tapaba los ojos dorados de su pareja.

 

En cambio Edward después de cada palabra ácida que le soltaba su pareja, cada acción, cada día compartido, sentía que era ajeno a su mente... a su vida... a si mismo...

 

-Edward, estoy perdiendo mi tiempo -dijo harto Envy, sintiendo como poco a poco se le bajaba la calentura del cuerpo. Abrazó a Edward y le susurró -Solo debes de abrirme los pantalones, sacar mi miembro y -acarició los labios de Edward con sus dedos -Meterlo en tu boca... lo demás, viene por si solo.

 

Lo miró sorprendido y con el rubor el doble de fuerte. ¿Tenía que hacer todo aquello...? El tan solo pensarlo lo mataba de la vergüenza. Al ver la mirada del otro, seria... pero a la vez amorosa, hizo que el rubio comprendiera que no era un juego. Edward se mordió su labio inferior y asintió. -Esta bien...- susurró.

 

-Entonces... hazlo -ordenó el peliverde, viendo con deseo al rubio -Yo no haré nada, a menos claro... que tus atenciones me "obliguen" a hacerlo, ¿entiendes a lo que me refiero, amor?

 

Edward asintió y bajo su mirada, poniéndola en el cierre del pantalón de Envy. Lentamente acercó su mano a él, deslizando el cierre hacia abajo, abriendo el pantalón y rebelando su contenido. El rubio se quedó unos segundos observando y recuperando su valor, no estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Quitó los pantalones del peliverde, colocando ambas manos sobre el elástico de los boxers de Envy, mirándolo a los ojos.

Bajó con lentitud los ya mencionados y se sonrojó como un foquito de navidad al poner sus ojos sobre el miembro de Envy.

 

Envy miraba como Edward se movía tan indeciso, le gustaba verlo así, tan avergonzado y con esos ojos llenos de miedo al no saber que hacer. Envy sonrió con autosuficiencia, saber que era él quien le enseñaba a Edward, hacerle ver lo que era el sexo y lo que con ello se podía llegar a sentir, aunque al parecer de Envy, para Edward, aquello era malo -Vamos...no tengas miedo, amor.

 

Edward lo miró y asintió con torpeza... acercando su mano derecha al miembro del pecado. Lo tocó y no pudo evitar sonrojarse el doble. Con algo de ignorancia Edward bajó su rostro hasta tenerlo en el mismo nivel que el miembro de otro. Trago saliva.

Lentamente metió aquel órgano dentro de su pequeña e inexperta boca y busco darle placer oral a la persona que más amaba.

 

Envy dio un suspiro largo al sentir la humedad y tibieza de la boca del rubio. Acarició la cabeza del rubio, jugando después con el mechoncito que siempre sobresalía del peinado del niño frente a él. Así es, aunque le molestaba en cierta manera, Edward tan solo tenía 16 años... era un pequeño niño que debía de aprender sobre la vida, sonrió ante esto -Y yo te enseñaré -murmuró por lo bajo.

 

Edward levantó la mirada curioso mientras aún tenía el miembro del otro en su boca. Regresaron sus ojos a donde estaban antes y comenzó a mover su lengua alrededor del miembro ajeno, esperando satisfacer a su pareja. Quería por lo menos hacer algo bien en el día...

 

Un ligero sonrojo apareció en las mejillas de Envy, sintiendo como la tímida lengua de Edward le proporcionaba ese placer tan extraño, lo sentía hasta cierto punto torpe e inexperto, aquello lo calentaba más -Así...-gimió el peliverde, echando su cabeza hacia atrás -Muévete más, Ed -le ordenó Envy, la inexperiencia con la que el rubio hacia todo, ponía en verdad duro a la envidia. Pero le gustaba... sentir como era él quien corrompía a ese niño, le gustaba.

 

El rubio obedeció y comenzó a moverse más alrededor del miembro del otro, sus manos temblaron... no sabía si lo hacía bien pero suponía que, por el rostro de Envy, no lo estaba haciendo tan mal. Quería hacer algo más, hacer sentir a su pareja todo lo que él quería... y fue allí, que sin intención alguna, mordió el miembro del otro.

 

-¡AH! -de un jalón de cabello nada tierno, Envy alejó a Edward se su entrepierna -¿Qué te pasa, animal? -gruñó Envy, tomando su miembro con dolor -¡Eres un inconciente! ¿Acaso yo te maltrato cuando hacemos el amor? ¿EH? -gruñó Envy viendo con enfado al rubio -¡ERES UN ESTÚPIDO! -levantó la mano y le dio una bofetada con los nudillos al rubio -¡NI UNA MAMADA SABES HACER BIEN!

 

Edward cayó de la cama, golpeándose contra el piso y terminando de lado, se llevó su mano a donde el otro lo había abofeteado y, con mero arrepentimiento, se cubrió su rostro con ambas manos, rezando que Envy no le pegara tan duro.

 

Lo levantó de los cabellos y lo aventó a la cama, donde lo desnudó sin nada de cariño -¡¿Quieres que sea igual de agresivo?! ¿lo quieres? -le gritó en la cara al chico, para después separarle las piernas y acomodarse entre ellas, sin penetrarlo.

 

-¡No, Envy! ¡Por favor! ¡NO! -Suplicó el rubio negando con frustración y sus ojos amenazando con llorar otra vez. -¡PERDÓNAME! ¡PERDÓNAME PORFAVOR!

 

Envy ignoró los gritos de terror de su pareja y sin prepáralo si quiera, lo penetro con fuerza, para empezar en seguida vaivén nada tierno, agarró las muñecas de Ed y las posicionó sobre la cabeza de éste mismo, para evitar cualquier atentado con ellas, sentía como, con cada embestida, el interior de su amante se rompía, su miembro húmedo de sangre y los gritos de dolor de Edward, solo lo incitaban a seguir con aquel maltrato -¡Así te gusta que te traen, verdad! ¡Como la perra caliente que eres! ¡Solo con violencia aprendes!

 

Edward gritaba de dolor, sus ojos se negaban a ser abiertos, no quería grabar en sus memorias el rostro que tenía Envy... uno que sólo le causaba miedo. Sentía como la sangre se deslizaba desde su entrada por sus piernas, ambas débiles, por el maltrato que en esos momentos recibía.

Le dolía su garganta de tanto gritar, de tanto suplicar, de tanto llorar... pero una sola cosa escuchaba en su mente ‘¡Te lo mereces! ¡Te mereces esto y más por todo el daño que haz hecho! ¡Te mereces este dolor por ser un asesino!'

 

Envy derramó su semen en el interior del rubio, para después dejarse caer encima del rubio, con la respiración agitada, soltó las muñecas de su pareja y besó los labios entreabiertos, para después pasar su lengua por la mejilla del rubio, con demasiada lujuria -Así...-respiraba agitadamente -Esto es lo que te busca por idiota... pero está bien... si es necesario que te quite la estupidez a golpes... lo haré... tu tranquilo -y sin más, Envy se quitó de encima de Edward, no sin antes besarle con brusquedad los labios, se acostó a un lado del chico y cerró sus ojos violetas.

 

Edward se encontraba perturbado, con sus ojos abiertos como dos platos enormes. El rubio trato de procesar todo lo que había pasado, todo lo que se había dicho, todo el dolor sentido. No pudo más y, aguantándose el dolor, se acostó de lado y pasó toda esa noche en vela llorando en silencio.

 

**Continuará...**

Notas finales:  

 

El universo Alterno de SupaMame

Akia: ¡Gente! Nos encontramos muy felices porque nuevamente nuestra mentecita perversa a estado maquinando historias y sí, hemos venido a entretenerlas con otra de nuestras creaciones.

Syao: ¡Sí! Sentimos una gran emoción y esperamos de todo corazón que disfruten de esta nueva historia que promete mucho.

Akia: Como siempre los roles principales están impartidos de la siguiente manera:

Edward Elric: Syao9

Roy Mustang: Akia_Nekoi10

Syao: Nos despedimos de ustedes y esperamos en verdad que hayan disfrutado del primer capitulo.

Duo: ¡¡DEJEN UN REVIEW!!

 


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