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The Eternal Prison por LadySaraphan

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Notas del fanfic:

Va dedicado especialmente a l@s fanatic@s de Legacy of Kain series^^

La Prisión Eterna… se encontraba en el lejano norte, donde el tiempo no tiene valor y donde las horas y los años están congelados eternamente, había oído muchas veces hablar sobre ese horrible lugar, se contaban historias espantosas en torno a ella, sin embargo y a pesar de que su memoria se encontraba fragmentada después de permanecer dos siglos dormido, estaba seguro de que jamás había entrado en ese lugar, pero… ¿por qué había tenido ese extraño sentimiento al llegar?,  no sabía describirlo pero era como si fuese a encontrar algo o a alguien que no quería ver, era un sentimiento horrible, como si algo malo fuese a suceder, lo mejor sería encontrar al constructor pronto para salir de una vez de ese lugar.

Fue muy sencillo para él deshacerse de los guardias, eran criaturas insignificantes que no se le comparaban ni en fuerza, ni en agilidad y qué decir de sus pequeñas mentes, eran como bebés frente a él, jamás sabrían que fue lo que les sucedió.

En uno de los tantos pasillos de ese lugar fue donde lo vio por primera vez, era una criatura horrible, sumamente repugnante, tenía algunos rasgos vampíricos, pero quién sabe cuánto tiempo llevaba encerrado en aquel infierno, pues su cuerpo estaba deformado de manera espantosa… al igual que su mente. Perseguía por todo el lugar a otro prisionero el cual suplicaba por ayuda.

- ¡Ayúdame! ¡Déjame salir de aquí! ¡No he hecho nada! ¡No puedes dejar que me coja! ¡Ayúdame! ¡Socorro! – decía el pobre desdichado.

Mientras contemplaba esta escena, al ver a la criatura ese sentimiento que lo agobiaba se hizo aun más intenso, ¿sería acaso que la criatura representaba para él lo que podría suceder si fracasaba en su misión?… no, era algo más profundo, además no fracasaría, sólo… no podía saber de que se trataba, decidió mejor seguir en su búsqueda e ignorar a la criatura que ahora devoraba ferozmente a un par de guardias del lugar. Era una criatura extraña, y peligrosa, pues después de dejar ir al prisionero que perseguía anteriormente argumentando que ya se encontraba satisfecho, se dispuso a atacarlo a él, por lo que tuvo que prepararse para la lucha, sin embargo sus golpes no le hacían ningún daño a ese ser y al contrario él volaba de un lado a otro por la fuerza de los golpes de su oponentes, así que al verse en clara desventaja no le quedó de otra que escapar, una retirada estratégica, se dijo, en lo que pensaba como deshacerse de esa cosa. Sin embargo en una de las tantas habitaciones logró encontrar la forma de arrojarlo al agua, la cual, era bien sabido por todos, quemaba como ácido a los vampiros.

- Problema resuelto – fue lo que pensó al ver cómo el vampiro (aunque le costaba pensar en esa palabra para describirlo) se hundía en las aguas gritando de agonía, al ver esto sintió una leve puntada en su pecho, pero trató de no darle importancia, ahora podría continuar con su misión que era algo mucho más importante…

Siempre había escuchado horribles historias sobre ese lugar las  cuales consideraba algo exageradas pero ahora, pero al verlo con sus propios ojos se daba cuenta de que eran completamente ciertas, había numerosas salas cada cual más escalofriante que la otra, cuerpos torturados y mutilados aun quejándose y sollozando de dolor, prisioneros con sus rostros deformados por tanto dolor y sufrimiento muchos de los cuales ni siquiera tenían ojos y llevaban sus labios cosidos, durante sus batallas por la conquista de Nosgoth hace ya doscientos años, se había habituado a ver la crueldad a la que eran capaces de llegar los guerreros guiados por Lord Saraphan o incluso sus propios generales vampiros, especialmente Faustus, sin embargo esto los superaba por completo, pero no estaba dispuesto a dejarse intimidar por algo así.

Aquel lugar era completamente confuso, por momentos se sentía desorientado, perdido, sólo avanzaba por instinto tratando de dar con el constructor, y maldiciéndolo para sus adentros por encontrarse en un lugar tan desagradable, fue entonces que lo volvió a ver, la misma criatura, el vampiro al cual anteriormente arrojara al agua, ¡¿Pero como era posible?! ¡Lo vio hundirse!, ¿acaso se había equivocado y no era vampiro?, ¿o tal vez había logrado desarrollar alguna extraña resistencia al agua?, eso era lo más probable. Esta vez optó sólo por evitarlo, corrió por numerosos pasillos hasta que dio con una habitación la cual tenía un pequeño puente, pues el piso estaba repleto de agua. Aquella criatura lo seguía muy de cerca y esto lo alteraba, demasiado, pero… extrañamente no quería luchar contra esa cosa así que lo guió hasta el medio del puente y activó un mecanismo para que este se plegara arrojándolo al agua nuevamente, si esto no lo mataba, cosa de lo que estaba seguro, por lo menos lo detendría algún tiempo permitiéndole seguir con su búsqueda.

Luego de algunas horas y tras haber activado distintos mecanismos liberó a un prisionero el cual parecía no ser ni humano ni vampiro, tenía rasgos similares a los de la Vidente así que decidió pedirle información, tal vez le dijera algo interesante y si no, bueno… hace bastantes horas que no bebía algo de sangre y no le vendría mal un poco.

-Prisionero, necesito información – dijo áspera y amenazantemente.

- Tú no eres un carcelero. Te lo suplico, ¡Libérame! – rogó el sujeto.

- Primero respóndeme, busco a un prisionero de este lugar, un constructor, creó un gran artefacto que se encuentra bajo la ciudad de Meridian – dijo un poco más calmado.

- No busques más, soy yo – fue la respuesta, para alegría de Kain.

- Que suerte, intento destruir el artefacto, me han dicho que sólo tú puedes decirme cómo – dijo rápidamente, se sentía ansioso por largarse de ese sitio.

- Puedo ayudarte pero a cambio quiero que pongas fin a mi sufrimiento – siempre había algo a cambio pensó el vampiro.

- Háblame del artefacto y te garantizo que haré todo lo que esté en mis manos – la ayuda de esa criatura era esencial para su cometido así que a su vez él lo ayudaría en lo que le pidiera.

-Sí, sí – dijo esperanzado el constructor mientras comenzaba a relatarle la historia de una antigua guerra entre dos razas que querían gobernar Nosgoth, de la creación del artefacto el cual nunca fue terminado puesto que su raza fue vencida y desterrada, y sobre el ser que habitaba aquel artefacto.

- Así que el “artefacto” nunca se terminó. ¿Y la criatura sigue habitando dentro de él? – quería tener la mayor cantidad de información posible.

- Fue apodada la Masa, es eterna e inmortal, aunque inofensiva sin un canalizador para su mente, nunca finalizamos el arma, necesitábamos una forma de enviar la energía del artefacto hacia la tierra. Necesitábamos conducirla por todas las ciudades, una red, si lo prefieres, una vez creada la red, el artefacto canalizaría la energía mental de la Masa y provocaría la muerte a nuestros enemigos – fue entonces cuando Kain comenzó a encajar las piezas en su mete.

- ¿Una red? ¿Parecida a una telaraña a través de una ciudad? – preguntó imaginando lo que pasaba realmente en Meridian.

- ¡Nunca completamos la red, nunca usamos el artefacto! – fue la respuesta del constructor.

- Pero Lord Saraphan lo hará… ¡Los glifos! ¡Están usando a los glifos para canalizar la Masa y limpiar la ciudad de humanos y vampiros por igual! Ese debe ser su plan – ese debía de ser el verdadero objetivo de los glifos, más allá de repeler a los vampiros, no podía ser de otra manera, esta vez estaban en serios problemas.

- Si eso es cierto, debes actuar con rapidez, es demasiado complicado destruir el artefacto en sí, tienes que destruir a la Masa – dijo confundiendo un poco más a Kain, destruir a la Masa pero ¿cómo?

- Has dicho que esa criatura era eterna – ya no sabía que pensar, ¿acaso estaba hablando incoherencias? ¿seguro ya estaba demente?

- Tiene una debilidad… – dijo finalmente el constructor al ver la cara de confusión de Kain –…la sangre es como veneno para su sistema, no cualquier sangre, sólo la sangre pura de las razas antiguas, mi sangre… ¡Mi sangre envenenará y matará a la criatura! – explicó el constructor – Bebe mi sangre, vampiro, y úsala para matar lo que creé por arrogancia y soberbia, mátame para que la Masa muera y el artefacto sea destruido – pidió el viejo constructor, a eso se refería con que le pusiera fin a su sufrimiento.

 - Pobre desdichado, has sufrido una eternidad aquí – habló Kain sintiendo un poco de pena por el viejo – Prometo liberarte de tu prisión y llevar tu sangre en mis venas para destruir los planes de Lord Saraphan ante sus narices – dijo solemnemente, para luego abalanzarse sobre él y beber su sangre, liberándolo al fin después de siglos encerrado en aquel lugar.

Una vez que termina con el constructor, activa un nuevo mecanismo y de pronto todo el lugar comienza a derrumbarse por lo que huye rápidamente de ese sector en busca de una salida, encontrándose en el camino con carceleros furiosos por los destrozos que había causado, y como no, si con esto había echado a perder un experimento de muchos siglos.

- ¡Lo has echado todo a perder! – gritó furioso uno de ellos cerrándole el paso.

- ¡Ahora esos seres nunca podrán redimirse! – agregó su compañero.

- ¡Nuestro gran experimento arruinado! – volvió a gritar el primero poniéndose en posición de ataque.

- ¡Arruinado! – repitió el segundo, lanzándose contra Kain en un rápido ataque con su oz, la cual es esquivada sin ningún problema por el vampiro, quien luego de una corta lucha logró eliminar a ambos sin mayores problemas, para continuar con su escape.

Al llegar a lo que parece ser una gran fuente llena de agua con varias estatuas alrededor, Kain volvió a encontrarse con la misma criatura que lo venía persiguiendo todo este tiempo.

- ¡Tantos enemigos de piedra y de carne! – dijo la criatura saliendo de entre las ruinas de lo que antes era una alta pared – ¡No pienso mover un dedo! ¡Te destruiré con mi mente! – amenazó saltando sobre una estructura que estaba justo en el centro de aquella fuente.

- ¿Qué piensa hacer? – se preguntó Kain sin entender a lo que se refería la criatura, pero intuyendo que se trataba de algo malo, y esta vez ni siquiera podía evitarlo y escapar, ya que la que parecía ser la salida estaba cerrada y para él era imposible de abrir en estos momentos, tampoco podía volver atrás así tendría que luchar, ¿pero cómo? Ya se había enfrentado a él en varias ocasiones y había comprobado muy bien que nada de lo que intentaba lograba dañar a esa… cosa. Se había visto en la necesidad de huir y tratar de retrasarlo, pero no había logrado hacerle ni el más mínimo daño, en cambio la criatura… su fuerza era descomunal, casi logró aturdirlo la última vez que logró tocarlo. Tenía que encontrar una forma de vencerlo y escapar de ese lugar, no podía seguir perdiendo el tiempo.

De pronto su entorno pareció cambiar de color y comenzó a sentir que todo su cuerpo ardía como si estuviese en medio las llamas, ¿qué le estaba pasando? Se preguntó alarmado, mientras, se refugiaba tras una de las tantas estatuas. Fue a lo único que atinó pese al malestar y un fuerte mareo que casi lo hizo terminar en el piso. Mientras se recuperaba y pensaba en un método para vencer a su oponente, la estatua estalló en mil pedazos, si no se hubiera refugiado tras la estatua serían SUS pedazos los que en estos momentos estarían esparcidos en el piso. Sin pensarlo dos veces atacó a ese ser con una onda de telequinesis, arrojándolo al agua para distraerlo mientras corría a ocultarse tras otra de las estatuas, no sería conveniente que lo volviera a hacerle… lo que fuera que hubiera intentado. Sin embargo, esta vez el agua al fin pareció hacerle algo de daño, pues, enfurecida, la criatura volvió  atacar haciendo estallar una vez más su escondite, así que Kain repitió lo anterior, atacándolo a distancia con el don que le proporcionara anteriormente la Vidente para tener tiempo suficiente de correr y ocultarse.

En su interior sentía que esta estrategia no le serviría por mucho tiempo sin embargo sólo tenía que resistir lo suficiente como para idear algo más efectivo, lo que fuera, pensó mirando en todas direcciones en busca de algo que le diera una idea o le ayudara, ni siquiera había algún arma en aquel lugar. Pero después de repetir esto por unas cuantas veces, sorprendentemente la criatura salió corriendo despavorida hacia otro sector de la prisión, al parecer, sin proponérselo y después de haberlo arrojado al agua tantas veces había logrado hacerle daño.

 - ¡El agua no es amiga mía! – gritó mientras corría hacia la puerta de salida, la cual quedó totalmente destrozada al ser embestida por la criatura, quien continuó corriendo como si esta nunca hubiese estado allí para luego bajar de un salto hacia otra estancia donde había más estatuas, además de los restos de lo que antes fuera una gigantesca estatua del antaño guardián del pilar del tiempo, Moebius. Uno de los enormes escombros de la estatua bloqueaba la puerta de salida, maldita suerte.

Kain lo siguió pues estaba seguro de que para poder salir de ese lugar maldito primero tendría que vencerlo completamente, además ya había notado que no era tan invulnerable como parecía en un principio, sí había maneras de dañarlo, sólo tenía que esforzarse un poco.

Su oponente estaba como loco embistiendo y chocando todo lo que se cruzaba en su camino, no parecía tener más objetivo que destruir todo lo que estuviera en su camino. Kain lo observaba desde los pies de una de las tantas estatuas que allí había, y cuando la criatura reparó en su presencia, lo atacó, hábilmente el vampiro esquivó el ataque, pero la estatua que estaba junto a él recibió el daño, siendo parcialmente destruida y revelando un dispositivo, por la forma que tenía, Kain supuso que debía ser activado con telequinesis. No estaba seguro de para qué serviría ese artefacto, pero tal vez podría serle de ayuda, ya fuera para vencer a la criatura o para salir de ese lugar. Sin embargo, él no tenía la fuerza suficiente como para destruir todas las estatuas, sin embargo, tenía cerebro y astucia, así que se valdría de la fuerza descomunal de aquella criatura.

Lo provocó lo suficiente como para que ese ser hiciera todo el trabajo por él, rompiendo todas y cada una de las estatuas, una vez revelados todos los dispositivos, se ubicó en un lugar lo suficientemente alejado y seguro, no podía arriesgarse a ser atacado sorpresivamente mientras estaba enfocado en activar los dispositivos por medio de telequinesis.

- Sólo espero que esto me sirva de algo – comentó al momento de activar el último. Para su sorpresa los restos de la estatua de Moebius comenzaron a ensamblarse como si jamás se hubiese destruido.

- ¡¿Tanto para esto?! – se preguntó, molesto – ¡¿y de que me puede servir una estatua de este miserable?! – seguía preguntándose mientras la observaba de pie a un lado del báculo, sin embargo de pronto sintió que la criatura se acercaba desde atrás para atacarlo, de un rápido salto apenas si logró esquivarlo haciendo que su atacante golpeara el báculo, el cual a su vez se fue abajo por la fuerza de impacto. Sin un punto de apoyo y dada la fuerza de los golpes de esta criatura, Kain ideó una forma de vencerlo definitivamente.

- Tal parece que si me serás de ayuda, vieja serpiente – dijo mientras se posicionaba bajo los pies de la inmensa estatua – Sólo espero que resulte – comentó justo antes de dispararle una onda de telequinesis a la criatura para llamar su atención, lo cual resultó a la perfección ya que ésta echó a correr inmediatamente para atacarlo, sin embargo esta vez golpeó el pedestal de la estatua haciendo que esta al no tener ahora ningún punto donde apoyarse se le viniera encima aplastándolo y venciéndolo completamente para alegría de Kain quien esta vez tuvo que valerse de su ingenio para derrotarlo.

Lentamente se acercó a la criatura, había dado una buena pelea, si hubiera logrado alcanzarlo tal vez las cosas hubieran salido muy diferentes y el vencido hubiera sido él. Inexplicablemente sintió algo de pena por ese ser, quien de pronto había cambiado su mirada perdida e irracional a una llena de confusión y dolor, pero totalmente cuerda, como si de un momento a otro hubiese recuperado la razón, si es que alguna vez la tuvo.

- La niebla se levanta… – pronunció la criatura en un susurro apenas audible, sin embargo Kain no dio importancia a eso y se preparó para acabar con la agonía de ese ser – ¡Mi señor, espere! – pidió de pronto posando su mirada cargada de dolor en Kain.

 - ¿Qué argucia es esta? – preguntó el vampiro totalmente desconcertado, ¿que pretendía llamándolo de esa manera?

- No hay argucia, señor – le respondió aquel ser, ¿acaso se conocían? No podía recordarlo… en realidad no era mucho lo que recordaba –Vuelvo a ser vuestro sirviente, de nuevo… – dijo sin dejar de mirarlo, pero por más que Kain trataba de recordar no podía, no recordaba a nadie con esa apariencia… –  …Vuestro campeón… – agregó la criatura, ¿pero a que se refería? Kain no entendía nada, aunque su voz se le hacía extrañamente familiar.

- ¡Patético desdichado! – dijo Kain pensando que esa criatura sólo quería confundirlo, eso lo enfurecía demasiado así que se preparó para darle el golpe final – Yo no tengo… – ¡un momento! De pronto detuvo su mano sin poder creer lo que estaba sucediendo ¿dijo campeón?, ¿SU campeón?, Acaso sería posible que esa criatura fuera… – ¿Magnus? ¿Eres tú? – preguntó con una mezcla de sorpresa y temor en su voz.

- Así es, señor –  le contestó su antiguo sirviente, mientras Kain lentamente comenzaba a recordar.

- ¿Cómo es posible? – Kain no podía creer lo que estaba sucediendo – Mi mejor guerrero aquí, en este lugar maldito… – habló a la vez que en su mente se presentaban una a una imágenes de Magnus, pero no la criatura desdichada que tenía frente a él, sino el Magnus de hace doscientos años atrás – Los Saraphan caían ante él a cientos, juntos éramos invencibles… – se dijo en un susurro al fin recordando… sin embargo aquella noche también regresó a su mente, lo cual de un momento a otro lo lleno de dolor, tristeza, amargura… odio.

- Magnus, el traidor – dijo con desprecio –  ¡¿Es ésta tu recompensa por traicionarme a Lord Saraphan?! – preguntó sin importarle el estado de su antiguo sirviente, o si lo hería con sus palabras, eso era lo mínimo que merecía después de lo que había hecho.

- ¡Señor, yo no…! – trató de defenderse Magnus, pero fue cortado por las palabras de Kain…

- ¡Saliste del campamento durante la noche para unirte a mi enemigo, como los demás! – le recriminó Kain, pero había algo más, algo mucho más doloroso que la traición y era el engaño, la burla… ese maldito lo engañó, lo utilizó y traicionó cruelmente. Como su señor, lo despreciaba, pero había un sentimiento mucho más fuerte en su interior, y el dolor y odio que le producía era mucho más intenso pues venía desde lo más profundo de su corazón, un corazón que había aprendido a amarlo más que a nada en este mundo y que desde aquella noche se había hecho mil pedazos.

Todos los recuerdos habían vuelto a su mente, sobre todo los de aquella noche…

 

***

 


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