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Hope in Your Ice Heart por Firey Girl

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Notas del fanfic:

Yu-Gi-Oh! No me pertenece, tanto la serie como sus personajes son propiedad de su respective autor Kazuki Takahashi. La historia es original y pertenece a Firey Girl.

Notas del capitulo:  

Je, je, y dale con escribir One-shots, pero no se preocupen, lo hago porque quiero hacerles menos desesperante la llegada de los nuevos capítulos de Iron Lover y Night Dream. Este fic lo escribí basado con situaciones personales que he tenido con un amigo muy preciado para mi. El fue, por así decirlo, mi inspiración.

 

 

  • - Hola, Kaiba.- saludo un joven rubio a uno de sus compañeros mientras le sonreía tiernamente.- Sólo quería decirte que...
  • - Vete y déjame solo, Wheeler.- repuso un ojiazul que estaba sentado en un rincón leyendo un libro.
  • - Esta bien. Te veo al rato.

 

 

Ese chico que acaba de ser rechazado es Joey Wheeler, un chico de preparatoria que estudia en una excelente academia varonil gracias a una beca, y aunque tiene amigos de buena posición, eso no evita que una persona lo rechace constantemente de forma muy cruel, rompiéndole el corazón a cada momento. Esa persona se llama Seto Kaiba, y sus ojos azules reflejan exactamente lo que hay en su alma: frialdad, indiferencia y orgullo. Nadie se le acerca porque él ha dejado muy claro que no quiere entablar relación con ninguna persona, pero Joey tiene la firme esperanza de que algún día, el hielo en el corazón de Seto se derretiría.

 

 

Los gemelos Yugi y Yami Mutou y la simpática Anzu Mazaki eran los únicos y mejores amigos de Joey, ellos trataban de hacerle entender que Kaiba no cambiaria, y que dejara de hacerse falsas esperanzas aunque el ojimelado tenia el defecto de ser bastante necio y hacer oídos sordos a esa advertencia en particular, así que sus amigos terminaban por cansarse y dejar que aprendiera el solo la lección del día.

 

 

  • - Debemos hacer algo para que Joey se olvide de Kaiba. No esta bien que se obsesione con hacerle la plática.- comentaba un preocupado Yugi dándole una mordida a su sándwich.
  • - Aunque lo intentemos, sabes que el nunca nos escuchara.- dijo Anzu sirviéndose un poco de te.
  • - Je, aunque a veces pienso que Joey es un masoquista.- bromeo Yami.
  • - Más bien creo que esta enamorado...- comento la chica sonrojándose ligeramente.

 

 

Cuando los gemelos escucharon esto, se miraron uno al otro y después soltaron unas buenas carcajadas.

 

 

  • - ¿Joey enamorado de Kaiba? ¡Que locura!.- dijeron los dos al unísono.
  • - ¿Y porque no? Tal vez sea por eso que se aguante el rechazo de ese patán engreído.
  • - Aun así no debería dejar que Kaiba le hable tan feo.

 

 

Al otro lado del campus, Joey vislumbro a Kaiba sentado a la sombra de un árbol mientras almorzaba sus acostumbrados bocadillos de jamón italiano y melón chino, los cuales disfrutaba a pesar de ser una extraña combinación. El rubio tenia en sus manos un par de botellas con jugo de manzana, pues sabia que a el le gustaba mucho y quería aprovechar esto para intentar nuevamente acercársele, y lo que seguiría a continuación no se lo esperaba.

 

 

  • - Kaiba, acabo de comprar unos jugos de manzana en la cafetería, ¿gustas?
  • - ¿De nuevo por aquí, Wheeler?
  • - Si, je, es que soy un chico muy insistente.- dijo Joey sonriendo.
  • - Ya veo.

 

 

Seto se quedo callado unos momentos y después extendió la mano para tomar el jugo que Joey le ofrecía, aunque no se lo agradeció. Mientras lo bebía, el rubio se sentó junto a él bastante animado y comenzó a platicar como merolico en plaza, aunque Seto nunca respondía a sus comentarios porque estaba mas ocupado ignorándolo o mirando los arbustos que había alrededor. Después de terminarse su almuerzo, se levanto y se fue sin siquiera despedirse, Joey tampoco dijo nada pero no le quito la vista de encima y se notaba que estaba triste por no haber sido tomado en cuenta.

 

 

Mientras se alejaba, Kaiba alcanzo a susurrar...

 

 

  • - Te dije que me dejaras en paz, Wheeler...

 

 

Durante días, Joey continuaba torturándose al hablarle a Kaiba, y las pocas veces que este le respondía, lo hacia para burlarse o dar su opinión de una manera bastante altanera, y aunque una chica habría llorado con esos comentarios, Joey se quedaba callado para no enfadarlo mas, aunque en realidad deseaba decirle de la mejor manera que el no tenia derecho a herirlo y que no tenia nada de malo hacer amigos, pero Seto le repetía a cada rato:

 

 

  • - Si eres fuerte, sales adelante con tu vida; pero si eres débil, sufres y te quedas en la sombra de otros. En el primer momento en que confías en alguien, tu destino es sufrir.

 

 

Con solo decir eso, el ojimelado sentía que una espada le atravesaba el corazón y dejaba de hablar. Ya estaba comenzando a pensar que el no tenia sentimientos, pero al notar un halo de tristeza en Seto, no se rindió y toco su mano.

 

 

  • - ¿Sabes? Pienso que estas equivocado. Cuando quieras expresarte o llorar, debes hacerlo.
  • - Ya no soy un niño.
  • - No esta mal soltar lagrimas de vez en cuando. Pero es normal negarlo antes que hacerlo. Y al final, tu corazón no sentirá nada. Se que no eres malo como dicen los demás, por eso deberías expresarte.
  • - Nada cambiara aunque llore, para enfrentarse a la vida... es mejor ser frio como el hielo. Eso es suficiente para mí.
  • - Veo que no quieres hacerme caso, ¿verdad?.- apretó ligeramente su mano.- Eres muy terco, pero igual no te guardare rencor por burlarte de mis sentimientos.

 

 

A pesar de que no decía nada, el castaño pensaba algo más acerca de la tristeza.

 

 

  • - "No tengo derecho... a estar triste."

 

 

*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*

 

 

Conforme pasaban los días, Joey noto un ligero cambio en Seto puesto que ahora le respondía a sus comentarios y preguntas, pero siempre con un tono serio y sin voltear a verlo puesto que nunca se había abierto a nadie, y menos con Joey, a quien le decía "acosador", no se sabia si lo llamaba así de broma o en serio.

 

 

  • - Te diré algo, Kaiba. Tú me inspiras muchísimo.
  • - ¿Te inspiro?.- pregunto Kaiba comenzando a tomar interés y volteando a ver a Joey.
  • - Si, eres como mi ídolo o algo así.
  • - ¿Qué tengo de admirable?
  • - Que a pesar de las canalladas que te ha jugado la vida, no te dejas vencer. La verdad es que yo antes me dejaba manipular mucho por mi padre, pero ya me rebele contra el.
  • - Mmm... ¿Qué tanto sabes de mi?.- volvió a cuestionar el ojiazul comenzando a desconfiar del rubio.- ¿Quién te ha hablado sobre mi?
  • - Eh, nadie.- respondió nerviosamente el rubio.- Prácticamente no se mucho acerca de ti, pero si actúas así debe de ser porque te sucedió algo malo y no quieres que eso se vuelva a repetir.
  • - Fuera de mi vista, Wheeler. No te quiero cerca de mí.
  • - Bueno, lo hare porque no quiero fastidiarte mas, pero volveré mañana ¿vale?

 

 

Esa tarde, en la mansión de los Kaiba, Seto había terminado de trabajar en su computadora y ahora se entretenía un rato jugando solitario, sin embargo, cuando comenzó a barajar las cartas, se puso a pensar por un momento en Joey, y aunque prefería no hacerle mucho caso, sus oídos parecían querer escuchar y era por eso que recordaba todo lo que el rubio le contaba, pero generalmente se hacia el tonto y no le respondía para que lo dejara solo, y lo sorprendente era que no lo hacia, ¿de donde sacaba tanta fuerza aquel chico tan ordinario?

 

 

  • - Tal vez sea porque de verdad quiere estar conmigo... o simplemente es demasiado necio.- se bufo Seto.

 

 

Mientras tanto, en el departamento de Joey, el rubio estaba en la cama semidesnudo, viendo la luz de la luna por su ventana mientras se tocaba el pecho. Estaba pensando en lo poco que había progresado con Seto, y de hecho ya no podía soportar las heridas emocionales que le causaba el tener contacto con el. Su padre tampoco parecía querer escucharlo, pues estaba más ocupado jugando cartas y emborrachándose con sus amigos, además, tampoco le tenía la suficiente confianza como para contarle cosas como el enamoramiento entre hombres.

 

 

  • - Ja, ja, ja... pásame otra cerveza, hombre.- se escuchaban las voces en la mesa de la sala.
  • - Descuida, hare que mi hijo la traiga... ¡Joseph!
  • - ... ¿Qué quieres, papá?.- pregunto Joey con desgano.
  • - Ve a la licorería y tráenos unos tragos.

 

 

Joey no tenía ganas de hacerlo, pero sabía que si contrariaba  a su padre, este se enfadaría y lo golpearía de nuevo. Francamente estaba harto, pero cuando su padre venia con amigos, no podía hacer nada para defenderse. Solo faltaban pocos meses para que cumpliera la mayoría de edad, entonces podría irse a vivir a otro lugar y olvidarse de su pasado. Este era el presente y punto. Tomo su cartera y salió para comprar licores de los mas fuertes, al menos con unos pocos tragos mas, todos podrían quedarse dormidos y dejarlo en paz.

 

 

Seto continuó jugando por varias horas y no tenía señales de estar somnoliento, así que tomo su chaleco para salir a dar una caminata. Era raro para alguien de su clase, pero afortunadamente podía defenderse solo por si lo asaltaban, y también procuraría no llevar cosas de mucho valor ni transitar por calles peligrosas. No despertó a nadie y salió por la parte trasera de la mansión para asegurarse de que nadie lo viera. Vislumbro unas nubes y recogió un paraguas de la entrada pensando que le podría ser de utilidad.

 

 

De vuelta al departamento de los Wheeler, el rubio venia de su largo viaje a la licorería con tres botellas de whisky, una de aguardiente y cuatro de sake. En parte había sido pagado con su dinero y otra parte la habían ofrecido los amigos de su padre. Pero cuando entro a la casa, un escalofrío le recorrió la espalda, algo ahí le decía que saliera de inmediato pero no lo hizo, saco unos vasos para servirles el vino y cuando lo hizo, descubrió que era aquel presentimiento.

 

 

  • - Oye, Wheeler, tu hijo no esta nada mal...- dijo un borracho que estaba sentado a un rincón de la habitación.
  • - De hecho se me ocurrió llevarlo a trabajar como perro de otros, pero la maldita ley lo prohíbe, aunque si me das una buena cantidad puedo hacer una excepción...- sugirió el señor Wheeler con un tono desagradable.
  • - Que buen amigo eres, Wheeler.- agradeció el tipo incorporándose.- Vamos a tu habitación, niño.
  • - ¡No estoy en venta!.- exclamo el rubio dejando caer las bebidas.
  • - ¡Déjate de estupideces, niño idiota!.- lo reprendió su padre dándole un golpe en la nuca.

 

 

Joey se mareo con el golpe y los demás lo sujetaron mientras se encaminaban a la habitación y lo dejaban encerrado con el borracho. El rubio recupero la conciencia e intento defenderse pero su atacante era muy fuerte, ya le estaba comenzando a quitar los pantalones, se posiciono encima de el mientras le mordía el cuello, el cachorro rogaba por ayuda, hasta que vislumbro uno de sus libros de cubierta dura y golpeo al tipo con el y después lo empujo. Mientras el otro lo maldecía, el rubio aprovecho para saltar por la ventana y correr lejos de ahí.

 

 

En su acelerado camino hacia un escape,  las nubes auguraban que se aproximaba una tormenta pero no se detuvo porque las lágrimas que salían de sus ojos estaban llenas de ira, de tristeza, de soledad y desesperanza... su propio padre lo había intentado vender a un desconocido, el amor de su vida lo rechazaba e ignoraba mientras que sus amigos no tomaban en serio sus deseos de estar junto a Seto... corrió lo mas rápido que pudo hasta que choco con algo y retrocedió bastante asustado.

 

 

Era Seto...

 

 

  • - ¿Kaiba?...
  • - ¿Qué haces por aquí tan tarde en la noche, Wheeler?.- pregunto el castaño observando al rubio en el suelo. El tenía la sombrilla abierta porque el agua ya estaba comenzando a caer.
  • - ...
  • - Te hice una pregunta, bobo.
  • - ... Déjame en paz....- susurro Joey dándole un empujón a Kaiba y corriendo hacia el otro lado de la calle.
  • - ¡Oye! ¡Espera!... ¡Joey!

 

 

Cuando escucho esa voz tan sensual y a la vez poderosa, decir su nombre, el rubio se detuvo en seco y volteo a darle la cara a su frio amor, quien no cambiaba su rostro serio pero cuyos ojos lo miraban fijamente con cierta preocupación. Se quedaron viéndose unos momentos y cuando el ojimelado estaba por continuar su camino, Seto le sujeto la mano y se la apretó. Joey sintió que su corazón se llenaba de calidez y se aferro al millonario llorando con todas sus fuerzas.

 

 

Seto no parecía ablandarse, pero sus acciones dictaban lo contrario, le pasó la mano por la espalda al rubio para confortarlo, no se atrevió a preguntarle lo que sucedía porque sabía perfectamente que no era prudente hacerlo. Nada se agradece mas que un momento de silencio cuando estas deprimido. Joey lloro tanto que no pudo recordar exactamente lo que sucedió después de eso...

 

 

*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El rocío de la lluvia que había caído la noche anterior comenzó a refrescar la brisa de la mañana, esta a su vez pasó por la ventana abierta de la habitación de Seto y despertó a un rubio que había estado a punto de ser violado la noche anterior. Al abrir lentamente sus ojos se dio cuenta de que estaba recostado en el pecho de otra persona, para ser exactos, era Seto quien dormía a su lado y lo abrazaba. Joey se sobresalto y eso despertó al ojiazul.

 

 

  • - Seto...
  • - Vaya, ¿desde cuanto tan confianzudo, Wheeler?
  • - ¿Tú me trajiste aquí? ¿Qué me hiciste?
  • - No te hice nada, Wheeler. Solamente encontré un cachorro perdido bajo la lluvia y me dieron ganas de recogerlo.
  • - Ah...
  • - Creo que... también pienso adoptar a ese cachorro, claro, si no causa muchos destrozos.- dijo Seto con un tono burlón y una sonrisa sarcástica.
  • - ¡Oye! ¿Me estas comparando con un animal?
  • - Je, ya vuelves a ser el mismo latoso de antes.- dejo escapar el castaño mientras bajaba a desayunar.
  • - ¡Hey! ¡Vuelve acá y no me ignores!

 

 

Pasaron unos días y las cosas habían cambiado bastante desde aquella noche: Joey admitió públicamente que estaba enamorado de Kaiba, y sus amigos terminaron apoyándolo y pidiéndole perdón por no tomarlo más en cuenta; la policía recibió una denuncia "anónima" que acusaba al señor Wheeler de abuso a menores de edad, y al escuchar el testimonio de Joey y de una vecina, fue llevado a prisión. En cuanto al rubio, podría decirse que nunca se le había visto más feliz...

 

 

  • - Ayumi, yo... no puedo corresponderte...- dijo un actor que pertenecía a la novela favorita de Joey. El estaba mirando la televisión en el despacho de Seto, quien ahora era su novio con carácter un poco serio pero cálido en ocasiones.
  • - Pero, amor...- repuso una actriz de la misma serie.
  • - Pobrecita, Ayumi.- lloraba Joey frente al televisor. Entonces volteo a ver a su pareja con disgusto porque este no tenia emoción alguna.- ¿Cómo es que tu no estas llorando, Seto?.- le reclamo.
  • - Aunque es una historia trágica, no es como para llorar. Además, manejar mi compañía es mas importante. Implica mucha responsabilidad.
  • - ¡Seto Kaiba eres frio, un demonio, un diablo! ¡Toma esto! ¡El definitivo Joey Square Punch!.- gritó el ojimelado tratando de darle un puñetazo al CEO a modo de juego. Este no dijo nada y le torció el brazo para luego acercarlo a su regazo.
  • - ¿Decías?
  • - Auh, auh, duele...
  • - Eso te pasa por decir cosas malas de mi...- se excuso sonriéndole con malicia.
  • - Oye, reconozco esa mirada...
  • - ¿Qué comes que adivinas, cachorro?.- pregunto el castaño hundiendo su rostro en el cuello de Joey.

 

 

Joey se dejo acariciar, y le dio un beso calido a Seto mientras se apoyaba contra el, forzando que ambos acabaran tumbados. Ese beso tan tibio, lleno de ternura y deseo, hizo que Seto continuara pero con cierto cuidado. Caricias que mostraban todo el amor que sentían el uno por el otro, aceleraban el corazón del rubio, llegando a parecer nervioso.

 

 

Poco a poco, Seto comenzó a adentrarse en lugares prohibidos por debajo de la ropa. Joey tragó saliva, inquieto y un tanto asustado, pero en su interior sabía que deseaba que él no parase. En ese momento, jugueteó con sus hábiles manos el cierre de la prenda íntima, liberando así a sus suaves cautivos; y con esas mismas manos, los modelaba para sentir más su torneada figura.

 

 

El cachorro respiró, tan fuerte que se convirtió en suspiro y luego en gemido. Le abrazó para sentir su calor y, después de un largo beso donde sus lenguas, adalides de un amor desmesurado, luchaban la una con la otra por el territorio conquistado; se entretuvo con los botones de la camisa, para poder encontrar así, el torso desnudo de su amante.

 

 

La poca luz que iluminaba sus cuerpos ya desnudos, se iba haciendo menos de poco a poco, sin perder la fuerza para dibujar la silueta en la pared de aquellos dos seres sedientos de amor; sedientos el uno del otro. Ambos querían unir sus cuerpos, sentirse como nunca se habían sentido, buscaban la perfección, jugaban a ser dioses, a demostrar su amor de otra forma más allá de las palabras.

 

 

Y se unieron al fin. A partir de ahí, los movimientos fueron lentos, suaves, con amor, pero iban acelerando muy poco a poco, pasando a ser rápidos, sentidos, y muy pasionales. Acabaron, abrazados, mirándose a los ojos. Reinaba un silencio que solo era roto por los estertores de cansancio del joven de ojos puros como la miel. Ya no había luz, pocos instantes antes el sol se había ocultado por completo.

 

Amor. No era otra la palabra que describiera lo que sentían ambos. Puro amor, pura pasión. Para él no fue algo desconocido, pero si la primera vez que hacía el amor. Y por eso ambos recordarían esa noche como la más especial de todas sus vidas, y jamás soñada por ninguno.

 

Joey había hecho bien en tener esperanza en el corazón de hielo de Seto...

Notas finales:

 

Uff, nadie me quita estas feas costumbres, pero agradezcan que hago esto por mantenerlos un poco entretenidos y asegurarme de no haber perdido el toque con el lemon.

Agradezco su poyo y reviews. Cuídense mucho, mis queridos lectores.

 

(¯`•¸·´¯)|=¡|23y  C¬¡|2|_  0u+(¯`·¸•´¯)

 

 


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