Mis amigas Ana & Mía.
“Sólo por medio del dolor se puede llegar a la perfección,
La perfección lo puede todo,
PERFECCION NO INCLUYE COMIDA,
LO QUE ME ALIMENTA ME DESTRUYE.
No consideres doloroso lo que te hace bien
El dolor es la debilidad yéndose por el cuerpo”
Capitulo 1: “El cuaderno negro de Hiroto”
Es un día más que paso viéndote, solo eso, deseándote MÍO no solo el amigo que eres conmigo, yo tengo la culpa, yo y este estúpido estómago que no para de hacerme ruido para que lo alimente, estúpido ¿Qué acaso no se da cuenta que quiero verme perfecto y ser un príncipe para ti? Que así como estoy solo…eres mi amigo, no quiero amigos! Quiero que seas mió! Te amo, lo sabes ya no? En realidad no lo creo, no me atrevo a decirte, así de gordo, que te amo con todas mis fuerzas, que no importa el dolor que tenga que soportar para ser perfecto… para ti.
Hiroto.
Guardé mi cuaderno negro bajo la almohada, mojada de mis lágrimas, que derramo todo el día, solo por ti.
Estaba a punto de levantarme cuando mi móvil sonó. “Shou” atendí sin pensarlo y esperé a que me saludaras como siempre.
-Pon! Estás despierto ya? –imaginé tu sonrisa y no pude evitar sonreír también, una sonrisa que hacia que mi rostro doliera.
-Si, ya estoy listo…-te dije, hacia más de 15 minutos que estaba listo para ti, solo que me puse a escribir y perdí la noción del tiempo.
-Ok, estoy en la puerta del edificio, espérame listo, Sayonara! –colgaste y yo fui corriendo al baño, debía lavarme el rostro para que no notaras que había llorado, me lave otra vez los dientes, había vuelto a vomitar, y guardé en un cajón la gillette que había utilizado para lastimarme esa mañana… tomé la chaqueta y me la puse esperando el sonido del timbre. Tomé una mochila y guardé mi cepillo de dientes, y mi cuaderno negro, en eso sonó el timbre y fui a abrirte la puerta, tú estabas ahí con tu gran sonrisa.
-Ohayo Pon! –Gritaste abrazándome sin quitar tu sonrisa -¿Has desayunado ya? ¿O prefieres que vayamos a desayunar a un bar? –me puse nervioso, comida… la palabra prohibida.
-No, ya he desayunado… -me dolía mentirte, pero sé que comer me dolería aun más.
-Oh… está bien… -noté tu rostro desilusionado.
-Si quieres…-tragué saliva antes de decir lo que iba a decir-… podemos ir… por ti si es que quieres.
-Harías eso por mi Pon?...-afirmé con la cabeza, ver comida…lo podría soportar.- Es que tengo hambre…
-Claro…vamos –fingí otra sonrisa y salimos de mi departamento, bajamos en silencio en el ascensor sonaba una canción que cantabas muy contento, al llegar subimos a tu auto y nos dirigimos a un bar que elegiste.
Nos sentamos en la parte VIP así nadie nos molestaría, y pediste una orden, me pediste que comiera, pero te rechacé como corresponde.
-Hiroto… tienes sueño? –te miré sorprendido
-No… porque?
-No lo sé, te noto raro… estas muy delgado… debes comer –esas dos últimas palabras fueron como dos cuchillas en el estomago.
-NO! –grité sin darme cuenta, luego agregué- No estoy delgado… no seas tonto –fingí una sonrisa para que no te preocuparas.
-…Oh deberías hacerte un chequeo estos últimos días tuviste muchos dolores de cabeza…- ¿Cómo era que notaba todo?
-Je… no seas tonto, es que… trabajamos mucho –le mentí.
-Umm… puede ser, deberías tomarte unos días talvez… -dijo mientras tomaba un sorbo de su café y miraba el reloj. –Pon! Es muy tarde, vamos ya o Nao-san nos va a matar! –se desesperó y comenzó a guardar todas sus cosas en su bolso mientras pedía la cuenta.
Salimos como rayo de ahí, Shou se subió el auto y conducía como un loco hacía la disquera.
-Shou… tranquilízate, baja la velocidad. –noté que me mareaba, pero no le dije nada
-Llevamos media hora de retraso Pon… además ya faltan unas cuadras…
-Hai… -abrí un poco la ventanilla y apoyándome en ella, cerré los ojos, tratando de que el maldito mareo se valla.
Llegamos a la disquera, y subimos los 15 pisos en el ascensor, el mareo no se me iba y no tenía fuerzas, pero fingí estar perfecto sino Shou se preocuparía.
Cuando entramos al estudió Nao-san nos recibió con toda la potencia con la cual podía gritar, luego empezamos a ensayar, me equivoqué en muchas notas, provocando que mis compañeros se pusieran furiosos, menos Shou que me miraba preocupado… decidí tomar un poco de aire, les dije que iba a ir a la azotea un rato, bromearon diciendo cosas como “No vayas a querer tirarte de ahí Hiroto” riendo, yo solo sonreí y subí aliviado a tomar aire, cuando llegué a la azotea me senté apoyado en una pared, respirando fuerte… el estomago me hacia ruido y me dolía.
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Cuando Hiroto salió del estudio Nao notó que algo sonaba en su mochila, su móvil le había llegado un SMS, abrió la mochila para ver si era importante, era un número desconocido, así que prefirió no mirar, cuando iba a guardarlo de nuevo, vio un cuaderno negro dentro de la mochila, pensó que serían canciones, lo tomó con una sonrisa en el rostro, pero cuando comenzó a leer notó que no eran canciones… se llevo una mano a la boca horrorizado por lo que leía Shou y Tora no estaban ahí, pero si Saga, que al verlo se acercó a él, preocupado.
-Qué pasa, amor? –le dijo arrodillándose a la altura del sillón donde estaba Nao, y notó que lloraba en silencio, tomó lo que tenía en las manos, y comenzó a leer sin poder creer lo que decía.
-Saga… Hiroto… es… -Saga lo abrazó, cerrando el cuaderno, sabía que Hiroto era como un hermano para Nao ya que era el más chico de la banda y lo consentía mucho. Nao lloró en el brazo de su pareja sin poder continuar con lo que estaba por decir.
-Tranquilízate si?... guarda esto… que Shou no debe saberlo… ok? –le dijo limpiando las lágrimas del rostro del castaño. Nao guardó el cuaderno y volvió a abrazar a Saga.
-Debo hacer algo… esas cosas… “debo ser frágil, tanto como una pluma” –se volvió a quebrar acordándose de algunas de las cosas que Hiroto escribió. –Dice que ama a Shou… y…y…el es… -Saga le tapó la boca con el dedo índice. Había escuchado las risas de Shou y Tora en la puerta.
-Shh… luego hablamos si? Piensa en Shou amor… le dolerá mucho…- Shou y Tora entraron en el estudio viendo aquella imagen, Nao llorando y Saga abrazándolo, Shou se acercó.
-Nao! ¿Qué paso Saga? –dijo preocupado tomando la mano del baterista.
-Nada, Nao es muy sensible a veces… ¿verdad, amor? –le dirigió una mirada al más bajo.
-Si… no es nada Shou-san –Nao puso su mejor sonrisa, pero a Shou no le convenció nada.
Volvía a la sala de ensayo, mucho mejor, el mareo se me había pasado, solo el estomago me dolía pero no pensaba en ello, sino podría hacer algo de lo que luego me arrepentiría. Tomé mucha agua antes de entrar en la sala, al entrar Nao estaba llorando y Saga abrazándole, Shou le tenía de las manos ¿Qué había sucedido? Me acerqué a Nao y el ni siquiera me miró, cuando iba a hablarle se levantó del sofá donde estaba sentado junto a Saga y dijo
-Debemos seguir con el ensayo –se sentó en su batería tomando las baquetas haciéndolas girar entre sus dedos, Saga se acercó a el y le susurró algo que no oí, pensé que talvez había pasado algo y no quería decírmelo, raro en el, me contaba absolutamente todo… algo andaba mal. Deje de pensar en ello y tomé mi guitarra, esta vez me concentré en las cuerdas que tocaban mis dedos, ya que quería olvidar lo ocurrido a Nao y el ruido de mi estomago. Habíamos terminado, estábamos exhaustos o por los menos yo, estaba tirado en el sofá junto a Tora y Shou, este último tenía la mirada perdida, y Tora solo estaba con los ojos cerrados y apoyado en el respaldar del sofá. Todo estaba silencioso. Hasta que hubo un ruido bastante desagradable para mi, mí estomago otra vez. Shou reaccionó y me miró enojado. Tora abrió los ojos también mirándome.
-Me mentiste… -me dijo Shou- dijiste que habías desayunado!
Nao apretó el brazo de Saga y este le tomó el mentón diciéndole algo que no escuché ¿Qué escondían esos dos?
-Hiroto! Te estoy hablando! –volví a escuchar la voz de Shou.
-Ah… si, desayuné.
-No te creo –me miró enojado y se cruzó de brazos inflando los cachetes, esa imagen me causo demasiada ternura, sonreí.
-Ya…ya… porqué no vamos los cinco a comer? –propuso Tora, propuesta que me hizo temblar, ¿Qué haría si todos aceptaban? ¿Qué diría?
-Me parece bien –animó Shou con una sonrisa.
-Mmm… si también vamos –habló Saga, por Nao.
Los cuatro pasaron su mirada en mí.
-¿Y bien? –preguntó Tora
-Yo…no…me duele la cabeza –mentí
-¿Otra vez? –preguntó Saga
-Hiroto de verdad me preocupas...-me dijo Shou- Deberías ir a un médico
-Y comer –Nao había hablado, y había remarcado mucho la palabra “comer”
-Dejen de ser tan paranoicos… -les dije- están exagerando, ¿saben qué? Iré a comer, ya ¿felices?
No noté ninguna cara de felicidad ahí, rodé los ojos y salí del estudio.
Escuché a los demás salir detrás de mi, Nao y Saga venían últimos tomados de la mano, Nao no cambiaba la cara de ¿angustia? No sé que pasaba con él… luego le preguntaría, sentí que alguien caminaba a mi lado.
-Sé que te jode que todos te digan lo mismo pero…estamos preocupados por ti Hiroto
-Exageran, Tora, exageran.
-Talvez sí, talvez no… no fueron días Hiroto, son semanas, semanas que llevas así, decaído, débil, ojeroso, con sueño, de mal humor…
-Es que esto de las nuevas canciones nos tiene trabajando mucho y estoy cansado…
-Todos lo estamos, pero mírate Hiroto… mira a Shou… -le miré, Tora me miraba con seriedad, él tenía razón, pero era por el, por Shou que hacía todo esto… - El está muy preocupado… pero más que eso el está…triste… -dijo eso y el corazón se me paró, ¿Shou triste? Talvez ahora… pero luego sería todo mejor… sí.
-Todo pasará Tora, solo necesito dormir un poco más –llegamos al auto de Saga en el que iríamos a “comer” a algún restaurante. Todos subimos, Saga conducía y en el asiento de copiloto iba Nao quien estaba recargado en el cristal de la ventanilla. Saga de vez en cuando le acariciaba la mano. Tora, Shou y yo íbamos atrás, Shou del lado derecho del auto, en el medio yo y a mi otro lado Tora.
Sentí un peso en mi hombro, al mirar Shou se había recostado en el, apoyé mi cabeza sobre la de él y le besé los cabellos, noté que algo frío caía sobre mi mano apoyada en mi regazo, levanté el rostro de Shou y este bajo la mirada dejándome ver unas cuantas vagas lágrimas recorrer su rostro, otra vez mi corazón se paralizo, no podía verlo así, le abrace y le susurré al oído.
-¿Qué pasa? –le acaricié la espalda mientras cerraba mis ojos.
-Quiero que vuelvas a ser alegre como antes Hiroto… -sus palabras me llegaron al corazón, como una bomba.
-Yo…lo siento… no llores más…por favor…-le dije
-Lo haré hasta que vuelvas a ser MI Pon de antes… -la palabra “mi” resonó en mi cabeza muchas veces, hasta que le respondí.
-Sigo siendo el mismo, Kohara… -separé nuestro abrazo y le miré –Soy un idiota, lo siento…-le limpié las lágrimas y le besé la mejilla “en poco tiempo seré perfecto” pensé.
-No…lo siento yo… es que, me preocupo demasiado y olvido que nadie es perfecto –fruncí el ceño, esas palabra no me habían gustado nada y no sabía que responderte, Saga me salvo.
-Llegamos… -dijo apagando el motor del auto, el corazón se me paralizo, era obvio que todos iban a pedirme que comiera… el miedo me invadía…
“NO VOY A CAER” me recalqué.
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