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Notas desde el corazón por Varda

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Notas desde el corazón
¡Hola! Aquí Varda Elentari con un nuevo fic de mi pareja favorita: Ikki-Shaka. ¡Espero que les guste! Ya saben, para cualquier comentario, crítica, etc. Mi mail es helyanwe@hotmail.com.

Capítulo 1: Poema para un ángel

Ikki se encontraba sentado en el escritorio de su habitación. La mañana estaba avanzada ya y los rayos del sol entraban a través de la ventana, iluminando al caballero quien sostenía una lapicera mientras miraba pensativo hacia afuera.
Una gran cantidad de papeles estaban esparcidos sobre el desordenado escritorio y otra más grande dentro del cesto de basura. Ya hacia tiempo que sentía algo extraño en su alma, algo que le estrujaba el corazón, al menos así lo definió el caballero del Fénix. Y desde ese momento comenzó a escribir. Jamás en su vida había escrito algo, y mucho menos poemas. Siempre consideró que esas eran cursilerías, pero... algo había cambiado en él. Ahora tenia inspiración y ella lo incitaba a derramar sus sentimientos en el papel.
Dirigió su mirada de nuevo hacia la hoja de papel, al fin lo había terminado. Aunque inspiración tenia no sabía como expresarse, es decir no tenia idea de que palabras usar, de como traducir sus sentimientos. Releyó el escrito por enésima vez, le pareció estúpido, como si el que escribiera no fuera él. Tomó la hoja, la hizo un bollo y lo tiró al cesto mientras se levantaba para irse de allí. Estaba por alcanzar la puerta cuando se detuvo en seco, y pensándolo mejor regresó y buscó el bollo de papel. No podía deshacerse de eso, es que se sentía tan confundido. "Y es cierto, sus ojos me hechizaron" - pensó Ikki -
Alisó el arrugado papel y lo guardó junto con otros en una carpeta, luego tomó la misma y dejó su habitación con la idea de continuar escribiendo en el jardín, y de paso tomar aire fresco. Estaba por bajar por las escaleras (su habitación se encontraba en el primer piso de la mansión) cuando se encuentra con su hermano Shun.
- ¡¡¡Niisan!!! Buen día Ikki, ¿Todo bien? - saludaba Shun al mismo tiempo que veía la carpeta que llevaba su hermano -
- Muy bien, ¿Tu? - tratando de esconder la carpeta -
- No es necesario que escondas nada, se que últimamente te has dedicado a escribir. No te preocupes - guiñándole un ojo - guardaré el secreto. Aunque me gustaría saber en que andas - sonriendo -
- ¿Cómo supiste? - algo molesto al saber que alguien se había enterado de su "secreto" -
- Pues te he visto en el jardín a la noche más de una vez e incluso de día. En fin, cambiando de tema, te cuento las noticias: el resto de los caballeros dorados acaba de llegar a la mansión, debes haber oído el griterío seguramente.
- Si, me lo imaginaba. Aunque no se para que vinieron todos, bueno, de seguro Saori les tendrá trabajo aquí, quien sabe. De última ni siquiera me importa.
- Bueno... debo irme niisan, ¡Nos vemos en el almuerzo! - dijo mientras bajaba corriendo las escaleras dirigiéndose hacia el vestíbulo -
En realidad a Ikki si le importaba, y bastante. Desde hacía un tiempo ya (no había nada de guerras... paz al fin) que algunos grupos de caballeros dorados se rotaban para ir de visita a oriente. Estar todo el tiempo en el Santuario era aburrido así que no los culpaba. Al principio le fastidiaba el hecho que se paseen por la tranquila mansión. Bueno, tranquila es un decir, Seiya se la pasaba molestando desde que se fue a vivir allí pues le resultaba más cómodo tener todo servido: comida, televisión por cable, Internet, más comida, etc. Pero poco a poco Ikki se iba acostumbrando a la presencia de los dorados y en especial de uno de ellos, algo que, por otro lado lo ponía bastante nervioso.

A veces el Fénix lo observaba tímidamente desde la ventana de su habitación, viendo como sus largos cabellos flotaban al viento. Era en esos momentos en que su mente se llenaba de hermosas frases y expresiones provenientes desde su alma, palabras que intentaba luego escribir. Al principio fracasaba pero poco a poco se fue soltando hasta llegar a leer cosas que nunca había imaginado poder escribir. "¿Qué me pasa? - se preguntaba - ¿Qué demonios me pasa?".
El no deseaba expresar abiertamente sus sentimientos. Su alma era un territorio sagrado, el cual deseaba proteger. ¿Temor a sufrir? Quizá, pero el Fénix era demasiado arrogante para admitirlo, demasiado.
Una vez más en el jardín y aprovechando la ausencia de gente releyó lo escrito y se puso a pensar si valía la pena haberlo hecho.
- Para qué lo escribo si nunca lo llegará a leer - con algo de pesar en su corazón murmuraba - Es tan solo un poema corto, no es nada. Como si me alcanzaran las palabras...

A Shun le sorprendió ver a su hermano mirando nostálgicamente el cielo mientras escribía versos en papel, se preguntaba que razón había para ese cambio en Ikki quien jamás se caracterizó por mostrar sus sentimientos. ¿Estará enamorado? Durante el almuerzo lo notó tranquilo y eso que estaban todos los caballeros dorados haciendo ruido en la mansión, ya era difícil encontrar algún lugar tranquilo para descansar. "¿Se enojará si le pregunto?" - se decía Shun para sí -.
Ni bien culminó el almuerzo Shun se acerca a su hermano mientras abandonaba el comedor.
- ¡Niisan! ¡Espera! - corrió Shun tras su hermano - ¿Puedo preguntarte algo?
- Dime Shun, ¿Ocurre algo? - algo preocupado -
- No, sólo quería preguntarte algo. Ven - llevando a Ikki a un lugar más tranquilo -
- ¿Pero que pasa Shun? - sin comprender nada -
- Bueno, es que te he observado estos días y ... ¿Estas enamorado de alguien? - preguntó de improviso sorprendiendo a Ikki -
- ¿Eh? Bueno... yo... ¡Diablos! Veo que no te puedo ocultar nada a ti - sonriendo - Ya que lo preguntas, si, creo estar enamorado. ¿Es muy obvio?
- Eso responde muchas cosas, primero, tu nunca te pones a escribir poemas; segundo, has estado muy distraído últimamente. Dime, ¿Quién es el afortunado?
Ikki se sonrojó al pensar en aquello, al parecer su hermano menor no tenia ningún problema en preguntar ese tipo de cosas. Pero a Ikki en cierta manera lo avergonzaba.
- Pues... - muy sonrojado - me gusta... Shaka.
Shun lo mira sorprendido, pero luego le sonríe.
- Buena elección niisan, te deseo suerte. ¿Se lo vas a decir?
- ¡¿Qué? ! ¡¿Decirle?! ¡¿Estás loco?! Seguro me rechazaría - bajando la mirada - Y de todas maneras, no creo que a el le interese.
- ¡Oh, Vamos! ¿Por qué tan derrotista? ¡Ánimos hermano! - tomando las manos de Ikki entre las suyas - Si no lo intentas nunca lo sabrás, y será horrible quedarse con la duda.
- Olvídalo Shun, es inútil. No sabría que hacer, quedaría mal y después no podría verle a la cara - con tono triste -
- Calculo que es eso lo que te inspira escribir, ¿Verdad? - preguntó Shun - ¿Te vas a conformar solamente con escribir sobre lo que sientes? ¡Tienes que ser valiente! - dándole ánimos a su hermano -
- Gracias Shun - sonriendo tímidamente - Pero no tengo el valor de decírselo.

En la cabeza de Ikki aun rondaba la conversación que tuvo con Shun; "... no tengo el valor de decírselo." - recordando lo que le dijo a su hermano -. Así fue como se le ocurrió una idea, mientras releía sus escritos, aunque no sabía si daría algún resultado.
- Si... es la única manera - murmurando - Así podría enterarse, pero sin saber quien se lo envía...
Ikki había decidido enviarle sus poemas a Shaka. Si bien la idea le pareció tonta y cursi, era la única manera que tenía para que el se enterase de sus sentimientos, o al menos saber que alguien lo amaba, pues no tenía ninguna intención de poner su nombre en ninguna hoja, seria un anónimo.
Ikki no tenia mucho trato con el caballero dorado de Virgo, en realidad no tenia mucho trato con nadie, salvo su hermano Shun y el resto de los chicos de bronce. Rara vez las conversaciones con Shaka llegaban a algo más de un "Hola, ¿Cómo esta todo?". Todos creían que Ikki era hosco, y si bien lo era, eso se debía a que en el fondo era algo tímido. Y como el Fénix no deseaba mostrar timidez ante nadie prefería tapar eso siendo arisco con la gente.
"¿Cómo hago?" - se preguntó el caballero del Fénix - Tras pensar un rato un buen plan Ikki se decidió sobre lo que debía hacer. Aprovechando que Seiya no estaba ocupando la computadora (como usualmente hacía), se sentó y comenzó a pasar el poema en el procesador de textos, para luego imprimirlo, dado que no quería que le reconocieran la letra (que ya era bastante irreconocible por sí sola). Una vez que tuvo la hoja impresa, imprimió un sobre con el nombre Shaka.
- Listo - se decía en voz baja - Ahora... - algo dubitativo - solo tengo que deslizarlo por debajo de la puerta de su habitación.
Tuvo que hacer más de mil peripecias para poder acercarse a la habitación de Shaka sin ser visto, realmente la mansión era un caos dado que la mayoría de los dorados se encontraban en ella. Después de esconderse en uno de los cuartos vacíos y vigilar a través de la abertura de la puerta entreabierta, ni bien se desocupó el pasillo de gente, cruzó hacia el cuarto de Shaka - habiendo chequeado antes que el caballero no estuviera allí - y deslizó el sobre por debajo de la puerta. Luego se fue de allí y evitar así ser descubierto. Ahora solo tenia que esperar.

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