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Gracias a tu traicion...........................encontre el amor por nxs_aishiteru

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iiiOtro día más en Ciudad Domino...

Seto, Joey, Yugi y compañía tenían vacaciones, así que no tenían que preocuparse por los deberes escolares.

Atem, apenas tuvo cuerpo lo primero que hizo fue reclamar a Yugi como suyo y gracias a su gran capacidad como estratega había sido nombrado vicepresidente de Kaiba Corp, claro está que jamás superaría a Seto.

Joey por su parte seguía igual, con la diferencia de que ahora era la pareja del gran CEO.

Sin embargo de un tiempo para acá algo les pasaba a Joey y Atem, estos se portaban más distantes de lo que ya eran.

Ese día en especial, Yugi le tenia preparada un sorpresa a su novio hoy era su cumpleaños y lo visitaría de sorpresa en la empresa, el pequeño tricolor se encontraba caminando por la acera, cuando de pronto escucho el rechinar de las llantas de un auto, volteo hacia el asfalto y vio el lujosos Viper negro de Kaiba

- ¡Hey chaparro, ¿a donde vas?! - el CEO, solo llamaba así al pequeño cuando estaban solos pues nadie sabia de la bonita amistad que se había formado entre estos dos extraños personajes.

- Pues quiero darle una sorpresa a Atem - respondió mostrándole una esfera de cristal con un ángel adentro y miles de brillantitos se aparecían al moverlo

- Sube, yo te llevo voy a la oficina - dijo el mayor, el pequeño solo le sonrió y abordo al coche llegaron y se estacionaron en el aparcamiento del castaño, para después subir por su ascensor privado.

- ¿Lo amas mucho no es así? - preguntó de pronto Kaiba, le gustaba ver el amor que le profesaba Yugi al faraón, era un amor puro y sincero, y aunque le costara admitirlo envidiaba esa relación.

- ¡Así es! - Asintió el menor -  lo amo demasiado - decía, mientras miraba un punto fijo en la puerta del elevador - ¡¿no sé que haría sin el? me volvería loco!... ¡si me dejara por otro, me moriría! -

- Aun que no lo creas, yo también lo amo - dijo refiriéndose al cachorro, - pero a diferencia tuya, yo no me volvería loco - el menor lo miro interrogante - yo simplemente lo olvidaría - continuo recobrando la frialdad - lo amo, de eso no tengo duda pero ¡jamás, perdonaría una traición!, no de él.

Era verdad lo amaba, pero de un tiempo para acá su relación se había hecho monótona, el sexo era brusco sin amor o sentimiento.

De pronto, se escucho el típico aviso que hace el elevador cuando llegas a tu destino el gran Seto Kaiba recompuso su mascara de indiferencia y Yugi, bueno seguía siendo Yugi.

Entraron al complejo de oficinas y sin demora se dirigieron hacia la oficina del vicepresidente, Kaiba lo acompaño para que nadie se tratara de meter con su pequeño amigo y aceptémoslo, para ver la cara de la momia andante y también para darle una escueta felicitación por sus chorros cientos mil años de vida (nxs: léase burlarse de su edad).

Llegaron hasta la puerta de la oficina y la cara de la secretaria empalideció de una manera alarmante.

- Se..señor no...usted....hoy..se supone no tenia que venir - decía trabándose.

 - ¡¿Me va a decir usted a mi, qué días debo o no debo venir a mi empresa?! - la mente de Kaiba comenzó a trabajar a mil por hora y entrecerró los ojos.

Yugi que no se enteraba de nada - ¿Se encuentra Atem? - preguntó inocentemente el tricolor.

La secretaria en su asombro, asintió tontamente sin quitar la vista de su presidente, cuando vio al menor caminar hacia la puerta se levanto como un rayo y se interpuso en la puerta.

- ¡qui- ta -te! - remarco cada silaba el Ceo acompañadas de una mirada de esas que solo el sabia dar.

La secretaria se quito con temor y con toda la seguridad que lo caracterizaba abrió las puertas de par en par.

Si la maldita momia se atrevía a lastimar a su amigo lo pagaría muy caro, como que se llamaba Seto Kaiba - pensaba el castaño.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos de una manera brusca, ahí, ahí encima del escritorio, estaba su cachorro siendo brutalmente embestido por Yami, la decepción se reflejo en sus ojos y por un momento creyó que iba a llorar, de no ser por que sus pensamientos se desviaron hacia su frágil acompañante.

¡¡¡Crash!!!! Se escucho el sonido del regalo de Yugi y como al ángel de su regalo, de una manera brusca y sin corazón le habían quebrado la efímera y feliz burbuja donde el pequeño tricolor vivía.

Ahí en el suelo se veía a aquel pequeño serafín de cristal quebrado como lo estaba su x corazón, los miles de brillantitos ahora adornaban la fina alfombra y de lo que alguna vez fue una esfera, solo quedaban pequeños y rotos pedazos al igual que estaba su alma.

- Yami - gimió lastimeramente el menor tricolor.

- ¡¡¡YAMII!! - gritó en el éxtasis el rubio.

El menor no pudo retener más las lagrimas, que empezaron a salir a raudales de sus amatistas orbes, se llevo las manos a la boca y ahogo un sollozo con ella, el Ceo que veía todo como si fuera cámara lenta, vislumbro como el cuerpo del pequeño Yugi se comenzaba a convulsionar con violencia.

Para después ver como el menor salía corriendo con una mano en el pecho a la altura del corazón y la otra en la boca tratando de amortiguar los gemidos de dolor, no dolor físico, este era uno más profundo y más difícil de curar, el dolor de un corazón roto.

Los amantes se habían quedado estáticos al ver a los recién llegados.

Un monstruo se formó en el estomago para después arrastrarse hasta la garganta de Atem, el no podía perder a Yugi, Yugi era solo suyo.

El faraón salió sin contemplaciones del interior del rubio.

      - ...Seto... - susurro Joey, pensando en la ira que desataría el empresario sobre ellos, pero

     grande fue su sorpresa al verlo salir corriendo despavorido detrás de su ex mejor amigo.

Por su parte el castaño tenia pensado hacerles pagar con lagrimas de sangre esa traición y en ese momento iba a comenzar, cuando de pronto las palabras del menor le vinieron a la mente "no se que haría sin él... me volvería loco si me dejara por otro".

Corrió despavorido tras su amigo, el no merecía tal bajeza y no permitiría que cometiera una estupidez por ellos, como que se llamaba Kaiba que no lo permitiría, llego hasta el ascensor y con horror vio que el menor había subido y empezaba a descender hasta el ultimo piso, pues había tomado el privado y este era directo.

Perdiendo toda la elegancia que hasta ahora había demostrado, corrió y piso a piso fue bajando por las escaleras.

Tal fue su rapidez y agilidad que, cuando llego al estacionamiento Yugi bajaba del ascensor y salía disparado hacia la calle, sin mirar a ningún lado y haciendo caso omiso de sus gritos, si el Kaiba gritaba para que se detuviera.

El dueño de los dragones blancos al ver que el duelista hacia caso omiso de su llamado corrió tras el.

El menor no lo ignoraba por que así lo quisiera, si no que simplemente no le escuchaba, por que en la mente Yugi solo estaba la imagen de su amado novio en brazos de su mejor amigo.

Y corrió, corrió como un loco hacia las afueras del estacionamiento, quería morir, no saber nada más, continúo su carrera atravesando la calle sin fijarse y lo demás sucedió en un microsegundo.

Escucho el rechinar de las llantas de un coche, el estruendoso sonido de un claxon, un enorme golpazo y no supo más... Se había desmayado de la impresión.

Minutos después abrió los ojos, estaba vivo, sano y salvo y encima del gran Seto Kaiba, los dos tirados en la banqueta.

Se miraron a los ojos por largos segundos y sin decir nada, el tricolor aferro sus manitas al traje del castaño y comenzó a llorar con más ganas, enterrando la cara en el pecho del mayor. Seto lo abrazo con cariño y lo dejó llorar aunque le arruinara su costosísimo traje dejó que el pequeño llorara lo que el no se atrevía.

Un guardia de Kaiba Corp llegó hasta ellos y el dueño con una seña de la cabeza le dio a entender las órdenes.

Escasos minutos después, hasta donde ellos estaban llego una limusina negra, digna del dueño de la mas importante empresa de Ciudad Domino.

Se incorporo con Yugi que había vuelto a perder el conocimiento y levantándolo en vilo se dirigió hasta el automóvil.

Volteo hacia su corporación y con desprecio vio que Atem y Joey estaban en la puerta principal, habían presenciado todo, vio como se comenzaban a acercar, pero antes de llegar hizo otro movimiento con la cabeza y dos guardaespaldas salieron del interior del auto de lujo y se interpusieron, dejando subir al mayor con su preciada carga, para después partir del lugar.

Ya adentro, Kaiba veia el rostro de Yugi, tan apacible y frágil, lleno de rastros de lagrimas se veía tan vulnerable y no entendía ¿Cómo tan angelical ser podía sufrir tanto?

Su abuelo acababa de morir y ahora lo traicionaban de esa manera.

Después de pensar en lo sucedido, el castaño saco su celular y marco con rapidez.

- Si - contestaron del otro lado de la línea.  

- ¡Necesito boletos para el próximo vuelo a Londres! - ordenó con frialdad -

- ¿Para cuándo señor Kaiba?- respondió la voz temerosa, al reconocer quien estaba del otro lado de la línea -

- ¡¡¡Para YA!!!  - grito perdiendo los estribos - a nombre de Seto Kaiba, Mokuba Kaiba y Yugi Motou...--caricio el rostro del nombrado, pasando un dedo por todo su contorno - ...de Kaiba - dijo, para después ordenarle al mismo hombre que le creara esa nueva identidad al pequeño duelista, la de su esposo, ya después le explicaría al menor.

En menos de 15 minutos llegaron a la gran mansión Kaiba y en la puerta esperaba el pequeño Moki.

Cuando el menor lo vio bajar con Yugi inconsciente se asusto.

- ¡¿Qué le paso?!- preguntó alarmado.

- Nada grave, sube a la limusina, salimos de viaje por tiempo indefinido - acotó subiendo a su habitación con Yugi en brazos.

El hermanito no obedeció y lo siguió bombardeando con preguntas.

- ¿Qué?... ¿pero a dónde?... ¿por qué?... ¿cómo así?... ¿y la escuela y mis amigos?... ¿y Joey?- cuestionaba el Kaiba menor

Al escuchar la ultima pregunta castaño paro en seco.

- ¡Jamás, vuelvas a mencionar a ese perro en mi presencia ni en la de Yugi!, ¡¿entiendes?! -   -ahora, sube a la limosina - finalizó Seto.

El menor asintió temeroso, para que su hermano le hablara así era que algo grave había pasado y seria mejor obedecer.

El castaño llegó y deposito su carga en la cama. Entonces se dirigió a la caja fuerte donde tenia sus papeles, el por que lo había llevado con el, simple, no lo volvería a dejar solo, recogió sus papeles y los de Moki, tomo el teléfono y marco.

- ¿Los tienes ya?- preguntó serio.

- Así es señor Kaiba - fue lo único que respondieron del otro lado, para dar por concluida la llamada.

En la mesa de noche vio una foto donde estaban el y Joey, la tomó con coraje y la estampo en la pared haciéndola añicos.

Salieron de la mansión y cuando estaban a punto de perderla de vista, vio el carro de Yami entrar a toda velocidad en ella, sonrió con satisfacción, le dio unas indicaciones al chofer y antes de llegar al aeropuerto, llegaron a una casa de donde salió un hombre que se acerco al auto entregándole al Ceo una carpeta, a cambio el joven empresario le entrego un cheque con varios ceros, toda la transacción se realizó rápido sin ni siquiera bajar del auto.

- Si dices la más mínima palabra de esto a quien sea, date por muerto - el hombre solo trago saliva, sabiendo que esa persona no amenazaba en vano.

Ya sin más obstáculos llegaron a el aeropuerto donde un Jet privado los esperaba.

Arriba del avión el castaño abrió la carpeta y sonrió con prepotencia al ver un acta de matrimonio con los nombres de el y de Yugi, así como los papeles correspondientes a nombre de este, lo cerro con satisfacción y acaricio el rostro dormido de su ahora esposo.

Varias horas después arribaron a Londres, a Yugi se le había administrado un sedante estando dormido para que no cometiera una locura en el aire.

Una vez en Londres se hospedaron en el más lujoso hotel.

Cuando el menor despertó, se encontró en una enorme cama, arropado, con un pijama puesto y a su lado, sentado y la mitad del cuerpo recostado en la cama estaba un dormido Seto, lo movió un poco para que le explicara donde estaban y que pasaba.

Cuando los dos estuvieron en sus cinco sentidos.

¿Qué paso Seto?, ¿dónde estamos? - preguntó desorientado.

¿Qué recuerdas Yugi? - tanteó Seto.

Solo, solo que estaba en tus brazos y me desmaye - dijo arrugando su frentesita, tratando de recordar.

¿Y antes de eso, a Yami a Joey? - preguntó con cautela.

¿Yami?, ¿Joey?, ¿Quiénes son? - cuestionó el menor.

Al oír esto, el Ceo llamo a un médico.

Después de una revisión exhaustiva a petición de Kaiba, el diagnostico concluyo:

"El menor había quedado en un estado de shock, la impresión que había sufrido hizo que su propia mente bloqueara aquello mismo que lo impresiono, creando una defensa. Y al ser Kaiba la única persona que de cierta manera estuvo cerca, ayudó a que no lo olvidara, sus recuerdos regresarían al volver a ver a aquellas personas que su misma mente bloqueo".

Por largo tiempo el castaño lo pensó y sonrió con maldad.

Entro al cuarto donde estaba el menor sentado aun en la cama, este lo miro, ladeo la cabeza y le sonrió.

- ¿Qué pasa Seto?, ¿dónde estamos?, ¿qué hacemos aquí? - pregunto con curiosidad.

El mayor se sentó en un lado de la cama lo tomo por el rostro y le dio un casto beso en los labios, lo que dejo sorprendido al menor.

- Estamos en nuestra luna de miel en Londres, mi amor, te desmayaste y por eso no recuerdas nada - saco un anillo de enlace y se lo puso en el dedo anular - Nos acabamos de casar -

Lo volvió a besar con mas pasión, pero no le haría el amor, no ahora, no así.

Cuando estuvieron solos en el jet, cuando lo vio tan frágil y vulnerable, y con la ira recorriendo sus venas se propuso algo, no dejaría que lo volvieran a lastimar y se vengaría de Atem, le quitaría aquello tan hermoso que tuvo y desperdició, le arrebataría a Yugi como él le quito a Joey.

Con la diferencia que el pondría todo su ser para hacer feliz al menor, le daría amor y jamás lo abandonaría, lo enamoraría y lo haría la persona mas feliz del planeta.

Con lo que el empresario no contaba, era con que él también se enamoraría del serafín.

Después de llegar a Londres estuvieron tres meses ahí, tres meses en los que había caído a los pies de Yugi.

Jamás, jamás había sentido nada de lo que el menor le provocaba, ese pequeño lo hacia sentir tan seguro, tan querido, una sensación que no había sentido con nadie, ni siquiera con el perro. El pequeño le daba muestras de cariño que jamás había recibido del rubio, voluntarias o involuntarias.

Y ahora estaba ahí perdidamente enamorado del enano ojón, como en algún tiempo lo llamó... Yugi motou...

Pero los cuentos de hadas no existen.

Y sin poder evitarlo más, tuvieron que regresar a Ciudad Domino y eso conllevaba volverlos a ver, de buena fuente sabia que los habían buscado por cielo, mar y tierra, pero no por nada era Seto Kaiba y si el no quería que los encontraran no los encontrarían.

Su arribo a Ciudad Domino fue una bomba para los medios.

La noticia del siglo, El exitoso empresario Seto Kaiba, se había casado con Yugi Motou su rival de duelos y el único que fue capaz de vencerle en uno.

Llegaron a la limusina del Ceo después de sortearse entre el mar de reporteros y cuando arribaron a la mansión, se encontraron con dos visitantes indeseables y lo inevitable sucedió Yugi recordó.

El corazón de Yugi se encogió y más cuando vio a Yami abalanzarse sobre el para después arrodillarse.

- ¡Perdóname!, ¡perdóname! - el Ceo al ver la mirada de Yugi, decidió que era mejor dejarlos solos, pero antes de salir escucho.

- Si Yami, te perdono - dijo con su apacible voz.

Y de nuevo, el corazón del Ceo se rompió, pero con más fuerza que antes.

Subió a su recamara sin cambiar su mascara de indiferencia.

Y ahí le esperaba Joey.

Joey que también escucho a Yugi, le dijo:

- Era sabido que lo perdonaría, vuelve conmigo y todo será como antes - hablaba acercándose sugestivamente y en ese momento, entró Yugi a la habitación.

- Set, ¿puedo hablar contigo a solas?, por favor - sin contemplaciones, el castaño saco al rubio de la habitación

Quedaron en la habitación solos y un tenso silencio se formó, el castaño se sentó al borde de la cama, cerró los ojos y hecho la cabeza para atrás

- Puedes ir con el si quieres - dijo tratando de que su voz no se quebrara - no hay problema-

No quería verlo, no quería verle irse

De pronto, sintió un peso sobre sus piernas, bastante peso.

Abrió los ojos y enderezo su cabeza y vio a Yugi mirándole con esos ojos, con esa mirada que penetraba hasta el alma, vio como el menor se acercaba y depositaba un casto beso en sus labios.

- ¡Gracias! - dijo chocando sus alientos - recordé a Atem, es verdad, pero no olvide los maravillosos meses que viví a tu lado y ¿sabes? ¡Te amo Seto Kaiba!, ¡te amo!, pero si es tu decisión que me vaya, lo aceptaré - hizo el ademán de levantarse, pero antes de incorporarse por completo, fue jalado por el castaño y acostado con fuerza pero con delicadeza, quedando bajo el cuerpo del mayor.

- ¡No!, ¡ahora jamás te separaras de mi lado, estuve esperando todo este tiempo para que me aceptaras y ahora nada va impedirme hacerte MIO, por que te amo! - dijo y se agacho a tomar los labios rojizos pero con más pasión.

Este se dejo hacer, se sabia no virgen pero no le importaba

Sintió las manos del mayor colarse por debajo de su camisa, atrapando una de sus tetillas a la vez que era besado con frenesí.

- Yo,,mmm.aa.¿qué...qué..haces? - dijo entre jadeos el menor

Lo que voy a hacer se llama, hacerte el amor - respondió atacando su cuello.

El mayor empezó a pasar su mano libre por todo el contorno del cuerpo del tricolor acariciando aquí y allá, todo cuanto podía, con destreza lo hizo despojarse de su camisa.

El menor se sonrojo furiosamente y el CEO le acarició el rostro con ternura, bajo su mano por el cuello acariciándolo con delicadeza, después la bajo por el pecho, descendió hasta el tórax y presiono su vientre gentilmente, entonces dos de sus dedos se metieron en la cinturilla del pantalón, los desabrocho y lenta muy lentamente se los fue quitando, haciendo el mayor contacto posible de la tela con la albina piel, después siguió con el bóxer, cuando metió el dedo en el elástico, el rojo de las mejillas de Yugi aumentó, el oji-azul lo vio y subió hasta su altura.

- ¿Estás seguro? - preguntó.

El pequeño se incorporo y lo beso, para empezar a quitarle la camisa y el pantalón con más torpeza que el primero, pero con el mismo amor.

El mayor volvió a recostar al de ojos amatistas con delicadeza y ahora si le despojó del bóxer dejando su menudo cuerpecito vulnerable ante su mirada zafiro, se puso en los pies y con cariño beso cada dedo, pantorrillas, tobillos, rodillas, piernas, muslos internos y por fin su premio, aquel miembro menudito comparado con el suyo, (nxs: presumido¬¬) sopló en la punta y paso la lengua superficialmente, Yugi tembló completito y se espanto de lo que estaba haciendo.

Al ver la cara el mayor preguntó - ¿Qué pasa Yug?, ¿no te gusta? -

- No si, yo es, si, jamásmehabíanhechoeso -dijo de corridito y era verdad.

Desde que era sexualmente activo, Atem que había sido el único hombre en su cama, no había tenido esas atenciones con el.

Desconcertado el mayor - ¿Atem...jamás? -

El menor negó, haciendo sonreír al mayor con lascivia, para después meterse la punta del miembro de Yugi en su cavidad bucal y morderla con delicadeza, para enseguida meterse de golpe todo el miembro.

- ¡AAAA... mmm... aa! - gemía el menor moviendo las caderas y tomando los cabellos de Seto enredando sus dedos en el.

Al ritmo que le hacia la felación, llevó tres de sus dedos a la boca del menor, quien los ensalivo sin saber para que, el CEO por su parte, estaba acostumbrado a no preparar a su amante, el sexo con Joey era... rudo, salvaje y sin amor, sin preparación, solo sexo, más con Yugi, simplemente no podía, la sola idea de lastimarle lo aterraba.

- ¡Aa! - se quejo de dolor al sentir al primer intruso en su interior - ¿Qué,  arg que haces Set? - preguntó el menor, al sentir el dedo moverse.

El mayor paro la acción con su boca y le cuestionó con cierto recelo...

- preparándote, ¿él no te preparaba?-

El menor negó nuevamente, sintió ira, como alguien podía lastimar de una manera tan ruin a alguien tan inocente.

- El decía que estaba sucio y que en el sexo no se necesitaba preparación- contesto sonrojado.

- Mi Yug, yo no voy a tener sexo contigo, yo voy a HACER EL AMOR CONTIGO -

Sin más, volvió a su tarea, solo que esta vez un segundo dedo se unió y el dolor y la incomodidad eran remplazados.

- ¡Mmm aa Seto! - ahora un tercer dedo - ¡ o..onegai te necesito dentro mmm aa!

El mayor no resistió semejante petición, se acomodo entre sus piernas y lentamente fue penetrándolo.

- ¡Arghh es mu...muy grande! - decía entre jadeos al sentirlo entrar.

- ¡Te encantara! -

Sin saberlo el menor subió su ego más, cuando ya estuvo dentro espero unos segundos, para luego despacio salir y entrar suave, lento, sin prisa.

- ¡Ah..ah! - soltó sorpresivamente el tricolor.

- ¡Ah... ah...mm...SI...ah! -gemía el menor moviendo su cara de un lado a otro con sus manos apretando las sabanas, los embates aumentaban de ritmo.

- ¡Ah..ah. ah. ah.! - gemía el mayor al sentir la estrechez de SU esposo.

En una certera embestida dio en la próstata del tricolor.

¡¡¡AAAHHH!!- el menor se retorció de manera casi imposible - ¡Ahí... MÁS...Set...ahii! -

- ¡Como ordenes! -

El ritmo era casi locuaz, salvaje y desenfrenado y sabían que no aguantarían mucho.

Empezó a masturbar al menor haciéndolo correrse, el cual, en el éxtasis del orgasmo apretó sus paredes internas haciendo llegar a Seto a la cúspide del placer y quien en una última embestida volvió a tocar el punto erógeno de Yugi, haciéndole arquear la espalda, golpeando su cabeza contra el colchón y apretando las pobres sabanas, por su parte el mayor también doblo la espalda, echando la cabeza para atrás, haciendo que de los dos cuerpos saltaran las gotitas de sudor y dejando una extensa capa en sus cuerpos que los hacia brillar.

- ¡¡¡AAAAAAHHHHH!!!- fue el grito de éxtasis de ambos

Con cansancio se dejó caer a un lado del menor, saliendo de su interior con gentileza y recibiendo un gemido de satisfacción a cambio.

- ¡Te amo! -  susurró abrazándole, el menor se acurruco en su pecho.

- ¡También Te amo! - durmiéndose.

Fin.


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