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Cultura General por RaVeuS

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Notas del fanfic:

Lo escribi para participar en el concurso de San Valentin de www.twckaulitz.com

2 de Febrero
Salieron del estudio después de toda una mañana haciendo preparativos para su nuevo disco, se lo pasaban bien mientras grababan, pero no dejaba de resultar agotador al cabo de varias horas, así que entre bromas se fueron a una sala de descanso, para que les dijeran cuáles eran los planes para el almuerzo de ese día. Últimamente habían decidido controlar un poco su alimentación, por que aunque eran muy chucheros tampoco era plan de estar todo el día comiendo golosinas. Claramente el que mejor se saltaba la dieta sana era Bill a pesar de haber sido idea suya, que en esos momentos miraba en un dispensador de golosinas, por algo que le matara un poco el gusanillo.

- Bill, creo recordar que fuiste tú el que dijo aquello de “En realidad deberíamos controlar un poco la dieta”- dijo Tom imitando los gestos que había hecho Bill el día que dijo eso, provocando las risas de Georg - ¿Y ahora estás plantado frente a esa máquina decidiendo qué elegir? Muy mal, niño malo - terminó con gesto de profesora molesta, provocando esta vez risas en el resto del equipo.
- Hola, chicos - dijo David al entrar - ¿Qué es tan gracioso?
- Tom nos deleitaba con sus imitaciones de Bill hace unos segundos - respondió Gustav.
- Es que se está saltando la dieta que nos ha impuesto a todos - dijo Tom pretendiendo parecer molesto.
- ¡Pero bueno! Si no fuera por el equipo comerías pizza todos los días, yo sólo quiero algo que me quite el gusanillo mientras esperamos para comer, ¿qué tal una chocolatina? - respondió girándose de nuevo hacia la máquina sin prestar atención a las muecas que su hermano hacía tras él.
- ¿Chocolate? Creo que le acabaras cogiendo manía - dijo David
- Dudo que nadie pueda cogerle manía al chocolate - replico Bill - Jamás me cansaría de comerlo.
- Pues estás de suerte, no sé qué tiene esta fecha pero casi todas vuestras fans están mandando chocolate por San Valentín, y según me han dicho los chicos la mayoría están hechos a mano.
- Eso será por lo de la costumbre japonesa - habló Tom dejándolos a todos sorprendidos - ¿Qué? ¿No sabéis eso? - el resto de los presentes se miraron con gesto de confusión, tras un gran suspiro se dispuso a explicarlo - En Japón es costumbre en San Valentín regalar chocolate al chico que te gusta, tiene mucho más valor si está hecho a mano, si el chico acepta el chocolate es que acepta los sentimientos de la chica que se lo ha dado, después un mes mas tarde el 14 de Marzo, al que llaman el día blanco, si el chico corresponde esos sentimientos le hace un regalo a la chica, aunque a veces se hace también por compromiso o amistad - terminó mientras todos se quedaban boquiabiertos.
- Después dicen que yo soy el sentimental, el romántico, creo que se sorprenderían si conocieran esa faceta tuya - rió Bill - como vas por ahí dándotelas de follador nato y de pica flor empedernido…
- Sí, pero tiene corazón de colegiala - rió Georg abiertamente.
- Se llama cultura general, catetos, ¿quién tiene corazón de colegiala? - se reveló, sin poder evitar sonrojarse.
- ¿cultura general? Vamos, Tom, ambos sabemos que tu cultura general se basa en esos pequeños detalles curiosos que no sirve de nada saber - rió Bill alegremente - ¿Por qué no eres capaz de admitir que en el fondo eres un romántico?
- Puede que muy en el fondo lo sea - rió Tom al fin.
- ¡Ese es mi Tom! - dijo Bill pellizcando la mejilla de su hermano.
- Bueno chicos, dejaos de romanticismos y bajemos a comer - los interrumpió David - que esta tarde seguiremos con la grabación.

Dicho esto todos se prepararon para salir entre comentarios y risas, aunque Bill se sumió en sus propios pensamientos. Si era cierto lo que había contado Tom, esa era una manera genial de desahogarse, podría regalarle un chocolate de San Valentín, con todo su amor, sin que él se lo tomara como algo extraño, tan sólo pensaría que era una forma de cariño entre hermanos. Como bien había dicho el “a veces se hace por compromiso o por amistad”, aunque la relación que tenía con su hermano iba mas allá de la simple amistad, no dejaba de ser algo como muy místico, en el fondo el amaba a su hermano muy por encima de su ya de por sí “distinta” relación de hermanos, pero estaba resignado. Después de todo, eran hermanos, y por mucho que le doliera se había auto obligado a ver a “su Tom” como un amor platónico que nunca tendría. Sería genial poder darle un chocolate por San Valentín, tan sutil, lo diría todo pero nada a la vez. Estaba decidido, ese San Valentín seria un poco especial para él, una despedida de lo que sentía por su hermano, esta vez se resignaría al fin, después de haberle confesado sus sentimientos, aunque su hermano no se enterara de ello.

Cuando llegaron al comedor de los estudios, se sentaron los cuatro juntos como de costumbre, acompañados por David, mientras el resto del equipo se sentaba en mesas contiguas, él siempre al lado de su hermano, nadie veía nada raro ahí, después de todo habían sido inseparables desde siempre, se preguntó qué habrían pensado sus compañeros y amigos de haber sabido lo que pasaba por la cabeza de Bill cada vez que veía a Tom, desechando esa idea se volvió para hablar con David.

- Oye David, hablando de San Valentín ¿qué plan hay para ese fin de semana?
- Pues a decir verdad os he dejado el fin de semana libre desde el jueves, sé que no está bien decirlo, pero las fans pueden resultar un poco agobiantes en este tipo de fechas especiales, así que prefiero que lo paséis tranquilos y relajados.
- A mí no me agobian las fans - dijo Tom levantando la cabeza del plato de pasta en el que estaba concentrado segundos antes.
- No me refería a eso, si no que en estas fechas se vuelven más… ¿Cómo explicarlo? Muchas de esas chicas creen estar enamoradas de vosotros, en estas fechas tan “románticas” habrá mucho más movimiento entre ellas, créeme, mejor os relajáis un poco, que dicho sea de paso, os vendrá muy bien después de tanto trabajo.
- Me parece bien - respondió Bill sonriendo.
- ¿Acaso planeas algo? - dijo Gustav, provocando curiosidad al resto, que se volvió a mirarlo, a tiempo de ver como se sonrojaba.
- Nada especial - aseguro concentrándose de nuevo en su plato de comida, intentando pasar lo más desapercibido posible, pero pudo ver de refilón como su hermano lo miraba con curiosidad.

12 de Febrero

Después de un par de semanas pensando en ello, Bill había descubierto mil webs donde explicaban recetas a base de chocolate, ya fuera un pastel, un flan, trufas o bombones y lo cierto es que no se decidía. Podía hacer un pastel, pero sospechaba que no le iba a quedar tan bien como el ejemplo de la foto, el flan por otro lado era otra cosa, pero le parecía demasiado fácil y rápido de hacer al igual que los bombones cuya única preparación consistía en derretir el chocolate y ponerlo en moldes. Él quería algo más “elaborado”, algo que se viera que estaba hecho por él, donde poder poner todos sus sentimientos, de manera que finalmente se decantó por una receta de trufas que parecía sencilla pero a la vez tenía su trabajo, le venía bien también porque eran ingredientes sencillos y fáciles de conseguir, de otra forma hubiera tenido que pedir a alguno de sus ayudantes que los comprara y prefería mantenerlo en secreto, o al menos lo máximo posible.

El mismo jueves después de la grabación le había pedido a Tom que parara en una gasolinera en el camino de vuelta a casa y ahí mismo había comprado los ingredientes, unas magdalenas, algunas tabletas de chocolate y leche condensada. Con lo que se ganó más burlas de su hermano con respecto a la supuesta dieta sana que iban a seguir, pero que consiguió acallar haciendo mención del paquete de galletas que había visto asomar bajo su cama la última vez que entró en su habitación. Ambos compartían un pequeño piso de dos dormitorios con una pequeña cocina, justo en la puerta de al lado del de Gustav y Georg, nada de lujos pero bastante cómodo para el tiempo que estuvieran grabando en Los Ángeles.

13 de Febrero

Se había levantado temprano para ponerse enseguida con la preparación de las trufas, pero después de pensarlo un poco se dio cuenta de que su hermano acabaría viéndolo y preguntándole que hacía, de manera que prefirió esperar a la tarde, pues estaba seguro de que al igual que pasaba siempre que tenían unos días libres, después de comer acabaría en el piso de Gustav y Georg haciendo competiciones de videojuegos, ese sería su momento. Pondría alguna excusa para no ir y se quedaría preparando las trufas, así podría tenerlas ocultas hasta que fuera el momento de dárselas.

- Sí que has madrugado hoy - dijo Tom interrumpiendo sus pensamientos mientras arrastraba los pies y recogía sus rastas en una coleta.
- Pues tú para estar levantado aún tienes cara de zombi - habló mirando a su hermano, llevaba un pantalón de chándal y una camiseta talla normal, o normal al menos en comparación con las que usaba fuera de casa, a decir verdad le sonaba esa camiseta - Oye Tom, ¿de dónde has sacado esa camiseta?
- ¿Mmm? - dijo como única respuesta rascándose la cabeza y mirando la camiseta - ¡Ah! la cogí de tu armario, tú no la usas y yo no quería estropear una de las mías para estar por aquí tirado ¿no te importa verdad?
- Oh, verdad, que no se estropeen tus vestidos, sería una afrenta contra su diseñador - rió con ironía - Pero la próxima vez pregúntame antes - terminó un poco molesto, mientras se dirigía a la cocina a por un café.
- Si tanto te preocupa, toma - dijo su hermano tirándole la camiseta y quedándose con el torso desnudo - Después de todo tampoco me importa pasearme así por la casa.
- ¡Tom! - respondió molesto - Sólo era una broma, puedes quedarte con la camiseta, póntela antes de que te resfríes - dijo pasándosela por la cabeza al tiempo que cogía uno de sus brazos para ponérsela completamente, mientras su hermano se dejaba hacer como una especie de muñeco, observando a Bill en el proceso, hasta que la camiseta estuvo en su sitio y se volvió de nuevo hacia la cocina diciendo - Me voy a preparar un café, te haré uno a ti también.
- Gracias Bill, estaré viendo la televisión.
- ¿Ya entiendes inglés suficiente como para ver televisión aquí? – bromeó.
- No, pero hay cosas que no necesitan entendimiento, tú sabes…
- ¡Guarro! - respondió, entendiendo perfectamente a que se refería su hermano, hasta que oyó algo que sonaba como carreras de fórmula 1 o quizás motos.
- ¿Quién ha sido el mal pensado ahora? - rió ampliamente

Después de almorzar Tom había seguido tirado en el sofá y no parecía tener otro plan en mente, así iba a resultar difícil hacer las trufas, ya eran las 6 de la tarde y el seguía ahí, empezaba a impacientarse.

- ¿Hoy no hay competición de videojuegos?
- No sé, no hablé con Gustav. ¿Por qué? ¿Te apetece jugar a algo?

“Me apetece que salgas de aquí para poder hacer tu regalo de San Valentín” pensó, pero evidentemente no se lo podía decir - No, yo tengo cosas que hacer. Sólo me extrañaba verte aquí tirado, normalmente a estas horas ya estáis discutiendo por el primer puesto en cualquier juego.
- ¿No será una indirecta para que me vaya, verdad? ¿Qué clase de cosas tienes que hacer?
“Perfecto, ¿qué le iba a decir ahora?”- Nada importante, ehm…, ordenaré mi habitación, últimamente hay varias cosas que no encuentro - aunque su hermano lo miro extrañado parecía no sospechar demasiado de su respuesta, simplemente se levanto del sofá y se dirigió a la puerta.
- En ese caso me has dado una genial idea, me iré antes de que me pidas ayuda, estaré aquí al lado para cualquier cosa que no sea ordenar o limpiar - dijo sonriendo y cerrando la puerta tras él.

Al fin solo, ya se podía poner manos a la masa, nunca mejor dicho. Después de asegurarse a través de la mirilla de la puerta, de que su hermano entraba en al piso de al lado, se fue directo a la cocina y empezó a sacar los ingredientes no sin antes sacar de su mesita de noche la libreta donde había apuntado la receta. Primero tenía que deshacer las magdalenas y añadirle el chocolate, después de haberlo picado, se preguntó si no se oiría el ruido de la picadora en el piso de al lado y se alegró de haber dicho que iba a limpiar, así podría encender el aspirador para amortiguar el ruido. Cuando tuvo las magdalenas y el chocolate picado empezó a añadió un par de cucharadas de café instantáneo y otra de whisky, en realidad la receta ponía ron, pero no tenía ron a mano, así que supuso que la cosa era ponerle una cucharada de licor, ahora sólo tenía que añadir la leche condensada y empezaría a formarse una masa a la que podría dar forma en pequeñas bolas para después cubrirla de chocolate rallado, pero para eso tendría que dejar la masa un poco en la nevera para que endureciera y poder hacerlo mejor.

Mientras esperaba se fue a ordenar un su habitación, ya que lo había puesto de excusa, no tardó mucho en tenerlo todo ordenado excepto el mudo paralelo que se extendía debajo de su cama.
Para cuando fue buscar la masa de las trufas ya estaba perfectamente manejable, así que se puso a hacerlas pingándose las manos en el proceso, ya casi había terminado cuando vio que no le quedaba chocolate rallado, pero tenía suficientes, para dar algunas a los chicos, por lo del “compromiso” y una gran bandeja para su hermano, después de guardarlas en la nevera miró el bol donde aún quedaba algo de masa, así que se sentó en la encimera y se propuso dar buena cuenta de él antes de ponerlo a lavar, ni se molestó en coger una cuchara si no que fue cogiendo la masa, que era una especie de bizcocho un tanto pringoso, con su propias manos.

- ¿Qué haces? - preguntó la voz de su hermano a su espalda, él ni se había dado cuenta de que había llegado, ni lo había visto por que estaba de espaldas a la puerta, sorprendido alzó la cabeza y vio el reloj de pared que marcaba las 10. ¿Ya era tan tarde? Se había quedado como de piedra y mientras su hermano ya había entrado en la cocina y daba la vuelta a la encimera para verle con el bol entre las piernas y las manos llenas de bizcocho. - Oye, eso tiene buena pinta ¿qué es? ¡Oh! Pero te lo has comido todo, bonita dieta sana la tuya - dijo mirando el bol vacío, mientras Bill seguía ahí tan sorprendido como al principio con su mano derecha alzada con algo de bizcocho en la punta de sus dedos.
- Esto… yo…
- ¿Qué te pasa? Te pillé infraganti, ¿verdad? - dijo mirando lo dedos de su hermano - Definitivamente eso tiene buena pinta… - y sin pensárselo un momento cogió la mano de su hermano y se llevó uno de sus dedos a la boca chupando los restos de masa.
En ese momento, Bill saltó como un resorte, lo que produjo la caída del bol al suelo haciendo un gran estruendo, al tiempo que se ponía como un tomate.
- Oye tranquilo, ni que te hubiera mordido un perro – No, definitivamente no se podía comparar con algo así, ese inocente gesto de su hermano había hecho que se excitara de tal manera que ahora ni siquiera le salían las palabras, se agachó para recoger el bol del suelo, que afortunadamente era de aluminio y no se había roto y lo dejo en el fregadero, ante la atenta mirada de su hermano.
- ¿Estás enfadado? - dijo Tom un poco confuso por el comportamiento de Bill.
- ¡No! - dijo volviéndose totalmente rojo de vergüenza - Claro que no, sólo que me sorprendiste - terminó de decir mirando al suelo.
- Bien - respondió, pero se quedó parado frente a Bill - Esto… pero eso estaba muy bueno, ¿de dónde lo sacaste?
- Ohhh - dijo un poco mosqueado - Se suponía que sería una sorpresa, pero no me di cuenta de la hora… Ahora no me dejarás tranquilo hasta que te lo diga, ¿verdad?
- ¿Una sorpresa? No, claro que no te dejaré tranquilo, cuéntame - le dijo con una mirada expectante.

Bill abrió la nevera y sacó una gran bandeja de trufas de chocolate, que realmente tenían muy buena pinta, se la tendió a Tom mirando al suelo y haciendo acopio de valor le dijo casi en un susurro…
- Feliz San Valentín - y ante la el silencio de su hermano añadió - Aunque un no sea 14 de febrero…. - más silencio, ya no sabía que decir - Me acordé de lo que dijiste de la tradición japonesa, pensé que seria un bonito detalle…
Al ver que su hermano seguía en silencio alzó la vista para mirarle a los ojos y allí estaban totalmente abiertos, su cara demostraba su total sorpresa y su ojos, aquellos ojos iguales a los suyos, brillantes. “¿Era ilusión lo que se veía en ellos? No, Bill, deja de fantasear” se dijo a sí mismo - También hice algunas para los chicos - dijo finalmente como intentando excusar ese comportamiento repentino hacia su hermano.
- Oh, vaya - dijo Tom, pero Bill pudo ver un deje de tristeza en su mirada. ¿O acaso sólo veía lo que quería ver?
- ¿Eso es todo lo que vas a decir? - respondió Bill intentando controlar un poco la situación.
- Bueno, realmente me has sorprendido, por un momento casi pensé que te me estabas declarando - rió Tom al tiempo que sus mejillas mostraban un leve sonrojo.
- Claro, que no, ¿cómo me iba a declarar a mi hermano? - dijo nerviosamente apartando la mirada.
- Claro… ¿cómo te ibas a declarar a mi? - repitió Tom, de una manera que casi sonaba abatido, después de eso Bill dejo la bandeja sobre la encimera e incitó a su hermano a que las probara, quien no tardó en coger una de las trufas y tras degustarla lentamente miro a su hermano con una sonrisa y dijo - Deliciosas, dijo chupándose los dedos aunque…. - se volvió de nuevo hacia la encimera y añadió casi en un susurro - sabían mejor en tus dedos.
No podía creerlo, ¿en serio había dicho aquello? ¿Quizás Tom sentía lo mismo que él? No, imposible, pero…. Era ahora o nunca, era tiempo de arriesgar, a unas malas podía achacarlo a una broma en caso de que todo aquello saliera mal, por mucho que le doliera pensar eso ahora, sin darse tiempo a arrepentirse tiró del hombro de su hermano haciendo que se girara y posó los labios sobre los suyos, aquella sensación fue increíble parecía que se había parado el tiempo el tenia los ojos cerrados por miedo a ver el rostro de su hermano y al cabo de un par de segundos que le parecieron eternos se separó de él y dijo aun sin abrir los ojos - Te Quiero, Tommy. “Tommy”, ese nombre que había dejado de usar cuando se dio cuenta de que ya eran demasiado mayores como para seguir tratándolo igual.

De pronto notó como las manos de su hermano le cogían la cabeza y sus pulgares acariciaban sus mejillas, justo en ese momento abrió los ojos para ver una gran sonrisa en el rostro de Tom.
- Me aseguraré de darte un regalo en el día blanco - por un momento la respuesta le dejó desconcertado, pero después recordó aquella tradición que había contado su hermano: “Un mes más tarde, el 14 de Marzo, al que llaman el día blanco, si el chico corresponde esos sentimientos le hace un regalo a la chica”. Sin darle tiempo a Bill de asimilar lo que aquello significaba, Tom se acercó aún más a su cara y le acarició los labios con los suyos.
En ese momento Bill soltó un sollozo y una lágrima recorrió su mejilla - Si es una broma, más vale que lo dejes, Tommy - dijo sollozando de nuevo.
Su hermano lo tomó en sus brazos y apretándolo fuertemente contra el le susurro al oído - No es ninguna broma, yo soy el romántico de los dos, ¿recuerdas? - Bill extendió sus brazos que hasta el momento caían lánguidamente a sus costados y abrazó con fuerza a su hermano, dejando caer más lagrimas sobre su hombro - No llores, Bill, por favor - dijo apartándolo lo suficiente como para verle la cara.
- Esta vez es de alegría, idiota - dijo sonriendo.
- ¿Ahora soy un Idiota? Bueno, al menos soy un idiota que te quiere, ven - dijo cogiéndolo de la mano y arrastrándolo hacia el baño, una vez allí humedeció una toalla y se la dio a su hermano - Toma, no quiero que acabes con los ojos hinchados por mi culpa.
- Oh, Tommy - respondió abalanzándose sobre el, volviéndolo a besar esta vez más apasionadamente, para separarse al cabo de unos minutos mirándose el uno al otro.
- ¿Sabes? En realidad es una pena que esto pasara hoy - Tom lo miró entre asustado y sorprendido, por lo que Bill se apresuró a continuar - sería mucho más romántico si fuera San Valentín.
Tom rió abrazándolo - Piénsalo así, en Madenburg ya es San Valentín, por aquello del cambio horario, ya sabes.
- Por eso te quiero tanto
- ¿Por conocer la franja horaria?
- No. Idiota. Por esos pequeños detalles, esas curiosidades, que no sirven para nada a las que tú llamas “Cultura general”.


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