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Elegido por los Dioses por Zafira

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Notas del fanfic:

Los personajes pertenecen a Masami Kurumada

Notas del capitulo: Bueno, este es mi regalo, por ausentarme tanto tiempo...
 

Prólogo

 

La batalla contra Hades había traído demasiadas desgracias, demasiado dolor... sin embargo, como toda guerra santa, había terminado al fin... aunque el precio era muy alto... la vida de los dorados y de Seiya... en eso pensaban los caballeros de bronce mientras no podían contener las lágrimas en aquellos Campos Elíseos... Shun miraba a su Diosa llorar por su amigo, y él no pudo evitar mirar el verdadero cuerpo del Dios que había habitado en su cuerpo... estaba  herido de muerte... pero él era un Dios, y justamente, dominaba la muerte...

 

Un cosmos maravilloso y poderoso emanaba de todas partes... ese cosmos hizo que a pesar del cansancio físico y mental de los caballeros, se pusieran en guardia... Saori, también lo hizo así... y ante la presencia de Atenea y los caballeros de bronce, la imagen de un ser de increíble belleza apareció... este hombre, no había reparado en ninguno de los presentes... se dirigió a Hades y se arrodilló ante él, acariciando su rostro... el hombre de larga cabellera celeste, lanzo su cosmos en dirección a Atenea, y nada pudieron hacer ninguno de sus caballeros para protegerla... ella apenas y retrocedió unos pasos después del ataque... al levantar la mirada hacia su atacante, sus ojos se le llenaron de temor y angustia...

 

¡Padre...! - susurró la diosa, y el recién llegado se levantó y le enfrentó la mirada...

 

¡Tonta!... ¡Has roto el delicado equilibro del mundo... ¿Acaso no entiendes lo grave de lo que haz hecho?! - su voz era potente, los caballeros comprendieron de inmediato de quien se trataba...

 

Ikki se interpuso entre Zeus y Atenea... Shiryu y Hyoga siguieron su ejemplo, y sin piedad alguna el poderoso Rey del Olimpo los apartó con su cosmos...

 

¡Insensatos... su existencia es tan mediocre... con sólo un pensamiento los haría desaparecer de la existencia del mundo! - dijo el peli celeste con furia contenida...

 

¡Padre... por favor, castígame a mí, pero no los involucres a ellos! - rogó la peli lila...

 

¡Saori...! - la llamó el dragón, y lentamente se incorporó al igual que sus amigos... - ¡Seiya murió para protegerla, y nosotros haremos lo mismo!

 

¡SI LO QUE QUIEREN, ES MORIR...! - Zeus levantó su voz al decirlo... y su cosmos había aumentado también... Atenea no levantaba la mirada del suelo... se sentía abatida y sin fuerzas, no deseaba que eso sucediera...

 

¡Aún vive! - apenas se escuchó como un susurro, pero esa voz que sonaba tan dulce logró distraer al Dios de Dioses, quien volteó a ver al que había hablado y se encontró con el caballero de Andrómeda justo alado de Hades, acariciando su rostro con delicadeza, mientras que este, parecía haber recuperado el sentido...

 

¡Zeus... siempre tan impulsivo! - murmuró el peli negro tomando la mano del peli verde con la suya... - ¡Sólo necesito que me ayudes, hermano mío... el equilibrio lo restaurará mi cosmos!

 

Zeus se acercó a su hermano de eras pasadas, encendió su cosmos y la herida de este comenzó a hacerse cada vez más pequeña... no sanaba por completo, pero ya era algo...

 

¡Mandaré a un emisario por ti Atenea... Hablaremos de esta acción y de las consecuencias que pudo haber tenido en el mundo que es tu deber proteger! - dijo Zeus al momento de ayudar al dios del Inframundo a ponerse de pie...

 

¡Fue una interesante batalla... creo que estarás en deuda conmigo, mocosa...! - antes de desaparecer, el peli negro dirigió una fugaz mirada hacia atrás... y su cosmos inundó el lugar...

 

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Todo se había desbordado de un brillo segador, que al desaparecer les dejó ver que ya no estaban en los Campos Elíseos, de hecho, ni siquiera estaban en el Inframundo... estaban en Grecia, en el Santuario de Atenas, con sus heridas y armaduras dañadas, aunque no tanto como sus espíritus y almas... habían perdido tanto... que les quedaba, más que la vida, con la desdicha de la pérdida de seres amados... Shiryu dejó de demostrar su temple,  cayó al suelo llorando por su antiguo maestro y su mejor amigo... Hyoga dejó ver su amargura y lo dañado de su corazón, cuya frialdad no le había impedido sentir dolor, vio partir de una manera tan triste a su amado maestro, y había visto morir a su querido amigo también...

 

Ikki, quien siempre se mostraba frío e insensible, no apartaba su mirada del suelo... sus ojos no derramaban ninguna lágrima, pero su alma se sentía vacía... Saori, seguía en el suelo llorando como una niña... su amargura eran tan sentida, que incluso el cielo dejo caer gotas de lluvia como asemejando las lágrimas de la diosa...

 

El poderoso Fénix se acercó a su hermano, quien se hallaba mirando  a su diosa con tristeza... su mirada parecía vacía, ninguna lágrima caía de sus hermosos ojos, Ikki atrajo al menor entre sus brazos... y lo abrazó con fuerzas, esperando a que saliera del shock...

 

¡Hermano... él me prometió un regalo! - susurró el peli verde, cuando...

 

¡Vaya... parece cómo si hubiera muerto alguien!

 

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Ahí, bastante magullado y cansado, se hallaba Seiya... estaba mirando a sus amigos con una sonrisa sincera y feliz, todos sin excepción habían corrido a su encuentro, abrazándolo agradeciendo a los dioses el que estuviera ahí, y vivo...

 

¡Estoy Bien, tranquilos... una más de la que salimos bien librados! - comentó el Pegaso, con su voz más jovial, lo que ocasiono risas generalizadas en sus amigos, incluso en el Fénix... Seiya dirigió una fugaz mirada a su compañero de siempre, Shun se la devolvió con un casi imperceptible asentimiento, luego sonrió al escuchar los gritos de bienvenida de quienes salían al fin a recibirlos, con Kiki a la cabecera...

 

¡MUCHACHOS... CUANDO LES CUENTE! - decía el menor al llegar junto con los guerreros... - ¡Seiya, no vas a creer quien está aquí!... - acotó el peli rojo, aunque ahí pareció percatarse de la ausencia de los otros dorados - ¿Dónde... dónde está mi maestro?

 

¡Kiki...! - comenzó a decir Saori, mirando muy sentida al niño...

 

Más su respuestas se vio interrumpida por varios cosmos envueltos en otro que bien conocían los caballeros, en especial uno de ellos...               

 

¡COMO TE DIJE, MOCOSA... ESTARÁS EN DEUDA CONMIGO!... - habló la voz, y un brillo dorado se formó a poca distancia de la comitiva... varias presencias doradas comenzaron a aparecer... "¡Ahí tienes tú regalo!"... ese último pensamiento no había sido escuchado por nadie más que por un solo caballero, quien simplemente sonrió como muestra de agradecimiento... después aquel cosmos desapareció...

 

¡MAESTRO! - la impresión del momento, la rompió el llamado del menor de los presentes, quien sin disimular su alegría fue al encuentro de su amado maestro, al que se le colgó del cuello cuando lo tuvo cerca...

 

¡Kiki... tranquilo, estoy bien...! - habló un peli lila de larga cabellera, el cual miró alrededor de él, y sonriendo acoto - ¡Todos estamos bien!

 

¡¡MAESTRO!! - Hyoga y Shiryu se unieron a Kiki al encuentro de sus respectivos maestros... ambos caballeros fueron ante la presencia de Camus de Acuario y Dokko de Libra, respectivamente...

 

¡Parece ser que esta batalla ha conmovido a Hades! - la voz inconfundible del que fuera el Gran Patriarca, sonó entre los presentes... Saori lo miró sorprendida, él estaba en compañía de Aioros de Sagitario, ambos se veían radiantes y serenos, al momento de acercarse a la Diosa y arrodillarse ante ella... - ¡Mi Señora... parece que el Señor del Inframundo, quiere la paz con usted!

 

¡Nada me haría más feliz, Shión! - dejó escapar la joven con lágrimas de felicidad en sus ojos...

 

¡Por cierto, Kiki, ¿quien  está aquí? - preguntó de pronto Seiya... a lo que los presentes dejaron de hacer lo que estaban haciendo para observar al menor peli rojo...

 

¡AHHHH... cierto...! - exclamó Kiki al mirar a Jabu, Sheina  y Marín quienes los observaban en compañía de una joven que no era un caballero...

 

¡Her... her... hermana...!

 

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De aquel día había pasado ya una semana... semana en la que además de celebración, reinaba un aire de arreglos, todo el santuario estaba siendo reparado... las doce casas una por una, estaban siendo puestas en condiciones... Shión había vuelto a tomar su lugar como gran Patriarca, y cada caballero dorado, ocupaba su lugar en la casa que le correspondía... habían pasado sólo tres días para que Zeus enviara a Hermes en busca de Atenea... a pesar de la negativa de Seiya y los demás, ella accedió a ir... no tardo mucho tiempo en volver... en síntesis, le había comentado a sus guerreros... su padre le había recriminado el hecho de haber atentado contra Hades, diciéndole que la humanidad se vería en un caos si se perdiera el Inframundo... también le dijo, que el castigo que ella merecía era el perder el dominio sobre la tierra, pero que no lo haría, justamente por que Hades se lo había pedido... le comentó además que su poder, al igual que el del dios del inframundo había traído a la vida a todos los guerreros caídos en todas las cruentas guerras... eso, como premio a los caballeros de bronce que habían luchado tanto por la humanidad... y por que el deseo que uno de ellos había tenido en el último momento de la batalla, había conmovido a Hades, y que ese era el motivo de aquellos regalos de vida... de parte del Dios de la muerte... y por parte del Dios de los Mares, quien también participó de aquella reunión. Después de aquello, Atenea cumpliría nuevamente con su misión... ahora en paz... y en compañía de sus amados caballeros...

 

Seiya había pasado todo ese tiempo con su hermana... hablaban de todo cuando habían vivido desde el momento en que habían sido separados... Hyoga había vuelto a visitar Siberia, deseaba dejarles flores a su maestro y a su madre... Shiryu fue a ver a Shunrei, necesitaba explicarle algunas cosas, pues una vez más, por causa de una batalla, la había abandonado... Ikki... pues es Ikki, y no aviso a nadie, ni siquiera a su hermano a dónde iría, más dejo dicho que regresaría quizás en unos meses... Shun también decidió partir, fue a la isla de Andrómeda... deseaba ver cómo estaban los arreglos ahí, la verdad es que necesitaba algo de paz... una paz, que quizás sólo encontraría en ese lugar...

 

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Pasado tres meses, fueron los grandes maestros dorados los que salieron en búsqueda de sus discípulos, por disposición de Atenea, ella hubiera deseado que llevaran vidas normales, más su padre le había advertido que su poder no debía ser desperdiciado, y que quizás sus poderes servirían más adelante, cuando el mundo volviera a requerir de sus servicios...

 

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El primero en dar con su discípulo, fue Camus... Hyoga ya lo había estado esperando... no dijeron nada al estar uno frente a otro, de hecho ambos estaban frente a la tumba de Cristal, por lo que los dos se comportaron de manera respetuosa...

 

¡Debes volver conmigo al Santuario! - murmuró Camus sin apartar la vista de la tumba del que fuera su amado pupilo...

 

¡Lo sé...! - fue la respuesta del rubio...

 

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El segundo en encontrar a quien buscaba fue Dokko... Shiryu se había llevado a Shunrei a Japón, ahí ella viviría y estudiaría... pues él había sido muy claro... seguiría la vida que los dioses le habían indicado, sería caballero... ella ya esperaba oír esas palabras, por lo que con una sonrisa que intentaba no ser triste, le dio su incondicional apoyo, como había hecho siempre...

 

¡Maestro, cuide bien de Shiryu! - había dicho al despedirse de los caballeros la joven...

 

¡Así lo haré, Shunrei... tú cuídate también, y si necesitas algo... no dudes en llamarme! - acotó Dokko al retirarse en compañía del dragón...

 

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Aioros había dado con Seiya en el orfanato... antes de partir, jugaron con los niños... los cuales les desearon lo mejor a ambos, Seika se quedaría ahí con Mino... ambas esperarían a que Seiya volviera aún más fuerte de lo que ya era...

 

¡Vendré a visitarte hermana! - decía el Pegaso despidiéndose de todos con las manos...

 

¡Vámonos ya... hay mucho por hacer! - murmuró el caballero de Sagitario...

 

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Aioria había tenido más dificultades que cualquiera en encontrar a su discípulo... más al final, no fue el León quien encontró a su presa... sino el Fénix quien lo hizo...

 

¡No necesito ningún maestro! - murmuraba Ikki cuando casi con burla miraba a un muy disgustado Aioria...

 

¡Pues Atenea considera que sí... así que tendremos que soportarnos mutuamente Ikki! - terminó diciendo el dorado, caminando lentamente en dirección al Santuario...

 

¡No veo la necesidad de entrenar con alguien a quien definitivamente supero en poder! - acotó el Fénix esperando ver la reacción del mayor...

 

¡Uhmmm... pues estoy seguro que algunas cosas te puedo enseñar... dime una cosa, Ikki...! - Aioria se volteó a mirar para hacer esa pregunta, el peli azul ya lo miraba atento... - ¿Cómo alguien tan adorable como Shun, puede ser tu hermano?

 

¡Tienes suerte maestro...! - dijo irónico el menor... - ¡De no conocer la mirada de mi hermano, cuando en realidad se parece a mí!

 

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Ya había llegado la noche en la isla de Andrómeda, cuando Shaka puso sus pies sobre esa tierra... caminó serenamente siguiendo el cosmos del que Atenea y el destino habían dispuesto, le sucediera algún día como caballero dorado de Virgo... lo encontró sentado sobre unas rocas mirando de manera perdida hacia el lugar en dónde se realizaba el ritual del Sacrificio...

 

¡Es tiempo de que vuelvas al Santuario, caballero de Andrómeda! - dijo pausadamente Virgo... observando en la misma dirección que el menor...

 

¡Preferiría no ir...! - susurró el peli verde sin voltear a ver al dorado...

 

¡No es una decisión que puedas tomar! - acotó Shaka mirando con detenimiento, esta vez al menor...

 

¡Me cree digno de ser su sucesor... caballero dorado! - susurró el menor con cierto dolor en sus palabras...

 

¡Los dioses consideran que lo eres... y está en ti, demostrarme a mí, que están en lo cierto! - la respuesta del dorado sonó muy fría, estas no le daban paz a la torturada alma del menor, quien poniéndose de pie, le dirigió la mirada al que sería su maestro... este lo estaba mirando... con los ojos abiertos... de manera fría, el joven comprendió el motivo... el caballero de la virgen, debía ser alguien de pureza... cómo sería puro alguien en cuyo cuerpo habitó un dios que deseaba la muerte de todo lo vivo...

 

Shaka sabía que sus palabras no habían sido nada amables... así cómo sabía que el pequeño, no tenía culpa alguna de lo sucedido... pero no pudo evitarlo, desde un primer momento le pareció cobardía el hecho de que haya vuelto a aquella isla lejos del Santuario... le parecía que huía... y aunque en ese tiempo estaban en paz y en deuda con Hades, él había sido testigo de su corrupta maldad... y no entendía porqué había accedido ese dios a devolverles la vida a todos... a cambio de qué...

 

¡Volveremos mañana... ¡JUNET... indícale al caballero dónde puede pasar la noche!! - Shaka se había quedado helado por la frialdad del peli verde al hablar, la rubia caballero femenino, había aparecido de las sombras y le indicaba a Shaka que lo siguiera, este aún no apartaba la vista del peli verde, quien en esos momentos se dirigía a la playa...

 

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Los entrenamientos en el Santuario habían comenzado, cada discípulo lo hacía lo mejor que podía, e intentaba llevar una relación armónica con su maestro... aunque no era el caso de Ikki, que ni siquiera lo intentaba y de Shun, que demostraba una frialdad hacia Shaka nada propia de él, la relación de los habitantes de virgo era de respeto pero nada más...

 

Una tarde en que Seiya y Hyoga habían invitado a Shun a salir a pasear por las calles de Atenas, para así ver si su amigo lograba distraerse un poco, pues lo notaban muy melancólico...

 

¡Vamos Shun, se que Shaka debe ser un maestro... más frío que el mío... pero, también se, que si le regalaras una de tus sonrisas le robarías el corazón....! - hablaba el Cisne cuando los tres se habían decidido por tomar asiento bajo las sombra de un gran árbol de Olivo...

 

¡Hyoga tiene razón... la verdad, a mi ni a nadie, le gusta verte tan distante, Shun! - acotó seriamente Pegaso...

 

¡No tienen por qué ponerse así... yo estoy bien, si estoy así es simplemente por nostalgia... nada tiene que ver el caballeo dorado de Virgo en mi ánimo! - comentó el menor con una sonrisa...

 

¡El caballero dorado de Virgo es tú maestro, Shun! - le corrigió el rubio...

 

¡Ah... claro, mi maestro! - Shun rápidamente se puso de pie... - ¡Dejen de preocuparse, amigos... la relación que tenga con mi maestro es cosa mía... no puedo sentir por Shaka más cariño del que sentí por Albiore... es eso! - el peli verde deseaba huir de esa conversación, al voltearse para hacerlo chocó con la imponente figura de un hombre - ¡Aush!

 

Cuando la fuerza del choque estuvo a punto de hacer caer al menor al suelo, aquel hombre lo impidió sujetándole por el brazo...

 

¡¡Shun!! - lo llamaron sus amigos mirando al desconocido que aún lo tenía bien sujeto...

 

¡Gracias... y perdone, no lo vi! - el peli verde se había quedado impresionado ante la imagen de aquel sujeto... era sumamente alto, de una larga cabellera roja, sujeta en una coleta, su flequillo en forma de "M" dejaba ver unos brillante y penetrantes ojos tan rojos como lo eran sus cabellos, su tez era morena, vestía totalmente de negro, aunque tenía en las mangas, el cuello y los bordes de su abrigo, unos apliques dorados... su apariencia definitivamente era poco común, por lo que los jóvenes caballeros se le quedaron viendo embelesados,  de hecho, era cómo si aquel sujeto tuviera un brillo especial que los deslumbraba...

 

¡Descuida, yo tampoco me estaba fijando, pequeño! - aquel hombre no había apartado los ojos del peli verde, quien regalándole una dulce sonrisa, se liberó de su agarre... - ¡Por cierto... ¿cómo te llamas criatura?... ¡Yo soy Hiperión!

 

¡SHUN! - Ikki había aparecido de no se sabía dónde, y se había colocado entre el peli verde y el peli rojo... miró a este último con desconfianza, lo que le sacó una sonrisa de sorpresa al sujeto - ¡Debemos volver ya! - sin mas llevó casi a rastras a Shun, sin dejar que se despidiera del desconocido, Hyoga y Seiya le pidieron perdón y se retiraron corriendo detrás del poderoso guerrero del Fénix...

 

¡Ikki, pero qué descortés! - reprochó el peli rubio...

 

¡No deberían hablar con desconocidos...! - recriminó el mayor, mirando fugazmente a su menor, quien le sonrió en manera de disculpa... la verdad era que ni el propio Ikki entendía su acción, pero no le había gustado nada ver a su hermano tan cerca de aquel sujeto... eso había hecho se le prendan todas sus señales de alarma... pues desde la última guerra santa se había prometido algo... jamás volvería a permitir que su hermano este a merced de nadie nunca más...

 

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¡Es debido a eso, que decidí que Shun iría en nombre mío a agradecerle, a Poseidón, el hecho de que nos haya ayudado en nuestra batalla contra Hades! - terminó de decir Saori...

 

¿Shun? - habló el Fénix con indignación...

 

¡Si Ikki... Shun! - reiteró la diosa...

 

¡Pues no sería mejor que vaya yo... después de todo... a mí también me envió una armadura, o Seiya, Shiryu o quizás Hyoga! - acotó el peli azul con la furia pintada en los ojos...

 

¡Si, es cierto, pero sus modales son mucho mejores que los tuyos o los de los demás, y quiero agradecerle su ayuda, no que me declare otra guerra! - concluyo la diosa, ella deseaba que Shun volviera a ser el mismo, y había notado que Ikki en los últimos días lo sobre protegía incluso más que antes... consideraba bueno que Shun pudiera ver a los generales marinas, que según Kanon le comunico, también habían vuelto a la vida...

 

¡Por mí, no hay ningún inconveniente, partiré cuando lo dispongas Saori! - dijo el peli verde de manera amable colocando su mano en el hombro de su ya disgustado hermano...

 

¡Que sea mañana entonces!

 

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Shaka había acompañado al menor hasta el aeropuerto, este se mantenía silencioso al igual que su discípulo... cuando se anunció la próxima salida del avión en el cual debía viajar el menor...

 

¡Ese es el mío... nos vemos! - dijo a penas el más joven, a lo que el rubio reaccionó sujetándole del brazo... Shun le dirigió la mirada, estaba algo sorprendido, pero intentó no demostrarlo, supuso que su despedida no había sido la apropiada y que por eso Shaka lo había detenido... - ¡Lo siento... Nos veremos pronto maestro! - dijo al fin el menor...

 

¡Se cuidadoso, si necesitas algo, simplemente llámame! - Shaka lo había dicho muy serenamente, con los ojos abiertos mirando fijamente a los ojos al menor, quien pareció sorprendido por aquellas palabras - ¡Es mi deber cuidar de mi discípulo!

 

¡Descuide... yo no considero que usted deba tener ese deber! - sin darle tiempo de reacción al rubio, Shun ingresó a la zona de embarque, el peli verde sabía que su reciente respuesta había sido muy descortés... más a pesar de admirar como a nadie al caballero de Virgo, no podía evitar sentir que este no sentía la más mínima simpatía por él...

 

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¿Y cómo te fue en la despedida? - Aioria y Mu se habían acercado a Shaka quien miraba el cielo distante...

 

¡Creo que ese caballero y yo, hemos empezado muy mal... él siente hacia mí, una antipatía muy grande! - murmuró el rubio cerrando al fin sus ojos...

 

¡Ya verás que con el tiempo su relación mejorará! - acotó Mu colocando su mano en el hombro de su amigo...

 

¡Si, Mu tiene razón... Shun es demasiado adorable como para sentir antipatía por nadie, y, menos  contigo Shaka... se que si pones de tu parte, el te amará como ninguno de tus discípulos lo ha hecho hasta ahora... ustedes deberían agradecer a los dioses por sus alumnos... intenten ponerse en mis botas... Ikki es un verdadero tormento... ahora esta imposible con la partida de su hermano, temo que en cualquier momento huya para ir tras él! - comentaba Leo...

 

¡Qué ironía Aioria... me da la impresión de que para mí sería más fácil relacionarme con Ikki, de lo que es hacerlo con Shun! - Shaka suspiraba largamente al decir aquello...

 

¡¿Y no será que temes enamorarte perdidamente de aquellas esmeraldas... y que es por eso que eres tan frío con esa criatura?! - dijo audaz Aioria...

 

¡Aioria, te lanzaré mi Tesoro del Cielo, si no cierras la boca!

 

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¡Vaya... esta es la Mansión de la Familia Solo! - murmuraba un peli verde al adentrase en lo que sabía era el hogar del Joven heredero de la Familia Solo, Julián, quien además era la reencarnación del Dios de los Mares, Poseidón...

 

¡Caballero de Andrómeda... es un placer volverlo a ver! - un peli lila de cabellos cortos había salido a recibirlo...

 

¡Sorrento... el placer es todo mío! - dijo el menor con una sonrisa...

 

¡Me avisaron de que vendrías, por eso te esperé aquí... hace unos días Poseidón se llevó a Julián a las profundidades de sus dominios, al parecer teme alguna represaría en contra del joven, por eso hizo eso...! - comentó ameno el músico...

 

¡¿Acaso Poseidón despertó completamente otra vez?! - Shun ya tenía esa duda desde un principio...

 

¡Sólo a medias... aunque ya Julián ha recordado la mayor parte de las cosas que sucedieron en contra de Atenea... pero eso lo comprobarás al hablarle! - Sorrento y Shun se habían dirigido durante toda su platica a las orillas de un acantilado... el general tomó a Shun por el brazo y le sonrió - ¡Confía en mí...!

 

El peli verde no pudo evitar perder la conciencia al momento en que sentía que se le acababa el aire, Sorrento había saltado al mar, llevándoselo con él...

 

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Lentamente comenzaba a recuperar la conciencia, abrió los ojos con cuidado, al ver el lugar en dónde estaba intentó recordar que había sido lo último que sucediera antes de perder el sentido... entonces recordó la Mansión Solo y a Sorrento, vio que estaba en una lujosa habitación con finos adornos de animales marinos,  en la parte superior de la puerta había el símbolo de un tridente... las pinturas colgadas en las paredes eran representaciones del Emperador de los Mares, por lo que no le cupo la menor duda de que había llegado a los dominios del Dios Poseidón...

 

¡Ya despertó, caballero! - la voz era totalmente inconfundible... A Shun le faltaron las palabras para dirigirse a él... pues supo que no era el Dios quien le hablaba, sino el hombre... el peli azul, se fue acercando lentamente al lecho... - ¡Caballero de Andrómeda... ¿Ehh?!

 

¡Señor... yo!

 

¡Julián... sólo llámame así... el Dios al que viniste a ver, aún se haya dormido... hasta que decida despertar serás mi huésped! - el joven sonrió ante aquella criatura... cuando Kanon le informara de su llegada había escuchado a dos de sus generales comentar que ese guerrero poseía una gran belleza... él realmente no podía creer que su mente haya borrado la imagen de aquel dulce chiquillo de sus recuerdos... - ¡Bueno... debe tener hambre... ¿Me dirá cual es su nombre?!

 

¡Ahh... disculpe, mi nombre es Shun, soy el caballero de Andrómeda... y es un placer dirigirme a usted señor Julián! - Shun intentaba ser lo más educado posible... la verdad era que se sentía muy nervioso por la manera en que ese joven lo observaba...

 

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Había esperado tres días, para comparecer en presencia del Emperador de los Mares, y al fin, ese día, lo haría... no sólo Shun estaba ante el trono de Poseidón, también lo estaban sus generales y todas sus marinas... cuando el cosmos rodeó al joven Julián la imponente voz de Poseidón se hizo escuchar... cuando al fin le había dado la palabra a su invitado...  la mirada del Dios estaba totalmente embelesado por aquel, a quien inmediatamente reconoció, como el cuerpo que había rechazado el alma de su hermano...

 

¡Mi Diosa Atenea, le agradece que haya intervenido a su favor en la última guerra santa, desatada contra el señor Hades! - comenzó a decir Shun... - ¡Me ha mandado a mí, para hacerle entrega de un obsequio en su nombre! - el peli verde sacaba de su mochila una cajita, sólo él y Saori sabían de ese obsequio, cuando la abrió, dejó ver una sortija dorada, con un zafiro incrustado... - ¡Me dijo mi Diosa que usted se sentirá feliz de recuperar su joya!

 

Poseidón sonrió al tomar la joya y colocársela en el dedo... al parecer aquella joya le había pertenecido desde la era mitológica, y después de su enfrentamiento con Atenea, esta había desaparecido...

 

¡Le dirás a tu Diosa, que acepto su obsequio, y su agradecimiento! - hablo potente el Dios... acercándose un poco más a Shun para acotar... - ¡También podría aceptarte en mi lecho como parte de mi obsequio!

 

¡Me temo que simplemente soy un porta voz! - mencionó el peli verde mirando directo a los ojos del Dios, quien sonrió y se alejo lentamente de él...

 

Cuando el poderoso cosmos mermó, y los marinas ya se habían comenzado a retirar, y cuando los únicos generales que quedaban junto con Shun, eran Kanon y Sorrento, que un extraño cosmos se hizo presente, y sin previo aviso... el guerrero dueño de esa cosmo energía lanzó un poderoso ataque hacia el joven, en cuyo cuerpo ya había vuelto a dormir Poseidón...

 

¡PAGARÁS CON LA VIDA TU INTROMISI”N, POSEID”N!

 

Sorrento y Kanon a penas y habían podido reaccionar, más no iban a llegar a tiempo para impedir que Julián sea gravemente herido... fue la defensa rodante de Andrómeda quien impidió que saliera herido...

 

¡¿RADAMANTHYS QU… SIGNIFICA ESTO?! - gritó el peli verde colocándose frente al joven peli azul...

 

¡Esto no le incumbe, caballero! - el oji dorado miraba con verdadero odio a sus enemigos...

 

¡Quizás a él no le incumbe, pero a nosotros sí! - Kanon y Sorrento ya se habían colocado entre Radamanthys, Shun y Julián...

 

Sin ninguna dificultad el juez logró vencer a los generales... cuando su ataque empezó a dirigirse hacia Julián, el cosmos de Shun se interpuso, por lo que el juez sin un asomo de duda tenía pensado acabar con él... más la cosmo energía de Shun aumentó aun más... tanto como para detener los movimientos del juez del Averno...

 

¡SHUN CUIDADO! - de la nada aparecía otro Juez, quien tenía por objetivo herir al peli verde, a pesar de la advertencia de Julián, más en ese instante... una luz cegadora inundó el lugar... y aquellos jueces, Radamanthys y Aiacos fueron derrotados y sus imágenes destruidas, para mostrar las imágenes de una especie de sombras informes, que al verse descubiertas inmediatamente desaparecieron...

 

El cosmos de Shun volvió inmediatamente a la normalidad, Kanon no apartaba la mirada del peli verde, pues aquel cosmos era muy similar al que poseía cuando era Hades...

 

¡Gracias! - fue lo único que alcanzó a decir el menor antes de perder por completo la conciencia... y sólo al momento en que la figura corpulenta de un peli rojo lo sostuvo, los demás fueron consientes de la presencia de ese ser...

 

¿Quién eres? - inquirió Dragón del Mar...

 

¡Tranquilo, caballero... me debes la vida de tu Dios, deberías ser más respetuoso...! - comentó el guerrero, acariciando el cansado rostro del peli verde...

 

¿Quién eres? - esta vez era Julián el que respondía acercándose al sujeto, sin temor alguno...

 

¡Mi señor, Poseidón... ¡Acaso el tiempo le ha borrado mi imagen de sus memorias!! - comentó el peli rojo, observando cómo el peli azul tomaba a Shun entre sus brazos y lo apartaba de él...

 

¡¡Responde!!

 

¡Claro pequeño... tu belleza no ha mermado en esta reencarnación... aunque tu memoria no sea tan buena... Yo soy Hiperión, sobrino mío...! - las palabras del hombre dejan anonadados a los presentes... - ¡Y aquellos que osaron atacarte no son los jueces del Averno... me fue encomendada la misión de descubrir quien las envía, y de protegerte a ti!

 

¿Quién? - susurró el joven sin poder creer aún que quien se dirigía  a él, era realmente un Titán...

 

¡Hades, me ha ordenado que lo haga... quien más sino él!

 

 

 

 

Notas finales: Bien, espero les guste... besos a todos...

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