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Sasuke, mi mascota... por _Xaya_

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Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: Ivvy al final no hará mas capitulos de Pet. Así que sí, NO HAY CAPITULO 9. Lo acaba de decir en un journal. Por lo tanto, doy el punto final a la historia. Muchisimas gracias a todos por haber seguido mi traducción y por vuestros comentarios. Siento mucho que haya pasado todo esto con el fic... Mis disculpas u.u (03/01/2011)


 


Bien, he aquí otra de mis traducciones, eso si, algo bastante diferente de la anterior xD y por favor, leed la advertencia, luego no quiero encontrarme con algún que otro susto xD así que por si acaso, la vuelvo a poner.

Advertencias: este fic contiene D/s (Dominación/sumisión) y BDSM así que por favor, si no te gusta este genero no lo leas.

También decir que este fic es una traducción del fic: r0;Sasuke, my pet...r1; de ivvymoon una gran escritora de D/s y BDSM así que si sabéis inglés y os gusta el género os la recomiendo.
Aquí tenéis su perfil en y!Gallery: http://yaoi.y-gallery.net/user/ivvymoon/
Y aquí el link del fic en inglés: http://yaoi.y-gallery.net/view/426669/
Y tengo su total consentimiento para traducir su obra y colgarla aquí ^^

Por ultimo agradecer a la increíble y maravillosa Chidori_san por leerme el capi mientras lo iba traduciendo y darme ánimos para pedirle permiso a la autora. En serio preciosa, sin ti y por más que me gustara el fic no creo que lo hubiera traducido, así que muchísimas gracias ^^

Bien espero que os guste mi traducción ^^

Disclaimer: La serie de Naruto no me pertenece, sino que es única y exclusivamente de Kishimoto-sensei.

Naruto entró en la opulenta habitación y esperó impacientemente a que lo recibieran. Sus dos guardaespaldas situados de pie discretamente detrás de él. No tuvo que esperar mucho. Naruto Uzumaki era el presidente de una corporación multimillonaria a una edad extremadamente joven, 23 años. Su cara aparecía en las noticias prácticamente todos los días, y la propietaria estaba extremadamente nerviosa de tenerlo caminando en su tienda un sábado por la mañana.


-Uzumaki-sama -, murmuró, inclinándose ligeramente -¿En qué puedo ayudarle hoy?


Lo miró mientras el hombre bien vestido echó una ojeada a su alrededor casualmente. Llevaba una sencilla camisa azul con botones y unos pantalones de vestir de color marrón claro. La mujer estimó que su cinturón y sus zapatos probablemente costaban más que los diamantes que ella llevaba en sus orejas.


-Estoy buscando un nuevo hobby -, dijo, con una mano palmeando contra su pierna distraídamente. Sus ojos de un profundo color cerúleo puestos en ella r11;Tengo entendido que vendes mascotas por aquí.


La mujer asintió. Su negocio consistía en un gabinete de servicios de escolta, pero su verdadero dinero provenía de vender r0;mascotasr1;, o esclavos humanos. No era raro para la gente rica poseer algunas mascotas, pero nunca había oído que Uzumaki-sama tuviera alguna. Sus padres murieron algunos años atrás, y estuvo obligado a continuar el negocio de la familia. Nunca ha sido visto en fiestas o teniendo alguna cita, y parecía que su solitaria vida finalmente lo había capturado.


-Por supuesto, Uzumaki-sama. Solo vendemos los mejores. Me alegro de que te dirigieran a nosotros. ¿Le importaría seguirme? r11; Asintió ligeramente, y la mujer lo guió atravesando una puerta, a un largo pasillo, hasta que alcanzaron una ala de la tienda en la que albergaba el material que él buscaba. -¿Tiene alguna preferencia que debamos saber? r11;Preguntó mientras lo sentaba en una cómoda silla y cabeceaba a un sirviente para que trajera pastas y te.


Se sentó en la silla, sacudiendo su cabeza impacientemente. Los guardaespaldas se situaron en las dos puertas de la habitación.


La mujer suspiró internamente. El chico no parecía muy entusiasmado. Se preguntó si había decidido adquirir una mascota por propia voluntad o porque alguno de sus socios se lo había propuesto.


-¿Ninguna? ¿Hombre, mujer, joven, viejo, gordo, delgado? ¿Rubio, moreno, pelirrojo?


Naruto se movió nerviosamente.


-Bien: hombre, joven, delgado. Simplemente enséñame lo que tienes.


La mujer lo miró una vez, pensando rápidamente. Pensó en la selección que tenía que mostrarle y decidió traer tres candidatos. El sirviente llegó con lo mandado, y ella se dio cuenta de que se situó cuidadosamente lo más lejos posible de Uzumaki-sama para no enfrentarse a los duros ojos de sus guardaespaldas. La chica lo empujó a un lado y le ordenó que trajera los chicos que había escogido, uno a uno. Gracias a dios que ya habían sido aseados para el día. No estaba acostumbrada a tener clientes a esas horas de la mañana.


Después de un corto período, las luces de la habitación se oscurecieron. El escenario de la habitación estaba iluminado, y la primera mascota salió.


Neji era un buen espécimen. Tenía 17 años y era simplemente hermoso. Su cabello largo y marrón oscuro se agitaba detrás de él mientras andaba hacia el escenario, llevando solo una simple y delgada toga que sirvió para acentuar su cuerpo y también para esconderlo, y un collar con el nombre del establecimiento. Lo poseían desde hacía unos dos meses, y la única razón de que aún estuviera ahí era que su precio era muy alto. Pocas personas tenían los recursos para comprarlo, pero Uzumaki-sama estaba definitivamente en esa categoría.


Miró al rubio por el rabillo de su ojo, intentando avaluar su reacción, pero la cara del comprador estaba impasiva.


El sirviente desenganchó la correa del collar de la mascota y dio unos pasos atrás. Neji mantuvo sus ojos bajados mientras deshacía tímidamente el cinto de su túnica, dejando que el material serpenteara hasta sus pies dejándolo completamente desnudo. Hizo una vuelta lentamente, antes de quedarse de pie silenciosamente en el escenario esperando más instrucciones.


Naruto inspeccionó al joven que había delante de él, admirando la firme musculatura y su graciosa forma. La mascota estaba completamente depilada, y disfrutó sus ojos sumisos y su dócil postura. No había ninguna duda de que era impresionante, pero vaciló.


La única razón por la que estaba ahí era porqué Shikamaru y Gaara, sus vicepresidentes en Rasengan, Inc., le dijeron con aspereza que se estaba desconcentrando. Malgastaba demasiado tiempo en la oficina, y necesitaba relajarse antes de volver. Cuando el rubio objetó, Shikamaru le mostró la evidencia de que estaba cometiendo demasiados errores en los números de la compañía. Pequeños errores de cálculo, es verdad, pero ¿cuánto podrían tardar en crecer y dañar la compañía?


Así que se supone que tendría que tomarse unas vacaciones. ¡Vacaciones! ¡No había tenido unas desde que tomó la compañía a los 19 años! Normalmente alguien de su edad no sería capaz de tomar ese poder antes de que fuera incluso legalmente un adulto, pero Rasengan era totalmente un negocio familiar. En los cuatro años en los que ha estado en lo más alto de la compañía, triplicó su peso. Y aún poseía el sesenta por ciento del negocio, y no había ninguna duda de sus habilidades para liderar.


Y ahora ahí estaba, prácticamente forzado a estar fuera durante un mes. Un maldito mes de aburrimiento y nerviosismo fuera de su compañía, su bebé. Cuando se dio cuenta de que tanta inactividad lo estaba a punto de volver loco, Gaara le sugirió que comprara una mascota para mantenerlo distraído. El pelirrojo estuvo considerando comprarse uno y buscó cuidadosamente los mejores lugares. Y ese es el porqué hoy estaba ahí.


Naruto nunca pensó en comprarse una mascota. Sabía que era algo común hoy en día, pero no tenía tiempo para poseer a otra persona. Requería demasiado trabajo y cuidado. No podía negar que estaba intrigado, pero realmente estaba un poco asustado de tener demasiado poder sobre ésta. El rubio se dio cuenta de que tenía ciertos... deseos... y no sabía si podría mantenerlos bajo control, especialmente si poseía a otra persona.


Esa era una de las razones por la que no tenía demasiadas citas. Podía controlarse mientras tenía sexo, pero cuanto más tiempo estaba con una persona, más empezaban a surgir sus tendencias. Siempre mantuvo sus relaciones cortas, y cuando el deseo se hacía demasiado fuerte para resistirlo, se iba a un club exclusivo y caro, para aliviar su tensión.


Aunque, sus viajes a ese lugar siempre lo dejaban insatisfecho. Se saciaba físicamente, pero mentalmente, continuaba pidiendo más. Por eso se permitió ser convencido para comprar una mascota. Tal vez si poseía su propia podría encontrar lo que estaba buscando.


Lo sabría en cuestión de un mes. Y si no funcionaba, lo podría mandar a alguno de los estados del país. No era lo suficientemente cruel para revender una mascota. Esa era una de las cosas que despreciaba de su venta. Las mascotas viejas y usadas eran frecuentemente reducidas a convertirse en putas, incapaces de cuidarse ellas mismas y ganando dinero de la única manera que sabían.


Miró una vez más la adorable mascota en frente de él sacudiendo su cabeza minuciosamente. El joven parecía desprender cierto fuego, demasiado deseoso en aceptar su destino, demasiado sumiso para su gusto. Quería alguien que luchara.


El sirviente tomó la mascota y la dirigió atrás del escenario antes de traer la siguiente.


El siguiente era moreno, con un pelo poblado y puntiagudo, y rojos triángulos tatuados en sus mejillas. Se chuleaba con sus ojos mirando a Naruto atrevidamente. El rubio apenas pudo controlar una sonrisa por las acciones agresivas de la mascota. ¡Este y el anterior eran como la noche y el día! Se rió disimuladamente cuando oyó el suspiro de la propietaria a su lado.


Miró mientras el moreno repitió los movimientos del primero, desnudándose completamente. Otra vez, el cuerpo en frente de él era infinitamente deseable, fuerte y ágil, perfectamente formado. I aún... este tampoco era lo que él estaba buscando. Sacudió otra vez su cabeza con pesar. Tal vez esto no fuera una buena idea.


Decidió rendirse completamente cuando la última mascota salió. Sentado en su silla, completamente cautivado por la vista que había en frente de él.


Unos ojos del color del ónix lo miraron una vez antes de moverlos desinteresadamente. Cabello negro, puntiagudo y corto enmarcaba su cara, su cara absolutamente preciosa. Sus labios sensuales estaban doblados en un gesto hosco apenas perceptible.


Naruto se preguntó si estaba babeando. Se dio cuenta de que no le importaba si lo estaba haciendo.


Cuando la mascota en frente de él se desnudó y giró, casi gimió. Piel pálida y marmórea estirada sobre sus firmes músculos. Admiró los firmes globos del trasero del otro y se lamió los labios al ver su flácido miembro. Quería ver más.


Habló a la mujer de su lado, sin apartar los ojos de la mascota.


-¿Detalles?


La mujer apenas pudo contenerse de gritar de alegría. Sasuke era su mascota más cara.


-Su nombre es Sasuke. 18 años. Ha estado con nosotros desde los nueve años, aunque, nosotros hemos obedecido todas las leyes y solo ha estado a la venta desde sus 17 años. Su hermano mayor nos lo vendió para cubrir las deudas de su familia. Mide 1r17;80m y por supuesto, es virgen.


Naruto cabeceó absortamente a sus palabras. Y de repente se levantó.


-Quiero examinarlo. Dejadnos.


Ella también se puso en pie.


-¡Uzu- Uzumaki-sama! ¡Sabe que no puedo hacer eso! ¡Si decide no comprarlo, no podré garantizar su virginidad para el siguiente comprador!


El rubio se ahorró una mirada exasperada a la mujer mientras se aproximaba a la mascota exhibida. Sasuke continuaba estando aburrido y con mala leche, ignorando la conversación que había a su alrededor.


-Si nos dejas solos te pagaré ahora su precio. Y si decido comprarlo, lo doblaré.


La propietaria se quedó inmóvil, con la boca abierta. ¡Si ni siquiera había dicho cuanto costaba!


-Pero... pero... r11; tartamudeó.


Naruto levantó su cabeza a un lado.


-Ya me he dado cuenta de que solo en ésta habitación hay tres cámaras. Si decido que no lo quiero, te puedes quedar las cintas-. Sus ojos se pusieron rudos r11;Y si me lo llevo, me las darás.


¿Cómo pudo ver las cámaras? La mujer cabeceó rápidamente.


Cuando finalmente todos se fueron, Naruto subió al escenario y se situó al lado del adolescente. Se preguntó si valía la pena comprar una mascota.


Sasuke, por su parte, continuaba ignorando al respectivo comprador. ¿Qué importaba quien lo comprara? Ni que él tuviera palabra en todo este asunto. Si la tuviera, definitivamente no estaría esperando a convertirse en el juguete sexual de un niño rico. Estaría fuera persiguiendo a su hermano mayor por venderlo y convertirlo en un esclavo. El moreno estaba tan concentrado en hacer caso omiso al hombre en frente de él, que le pilló por sorpresa que una mano morena le cogiera la barbilla y le forzara a mirar directamente a unos inquisidores ojos azules. Contra su voluntad, miró la cara que había ante él.


Hermoso... el pensamiento revoloteó por su mente. Su supuesto dueño era simplemente hermoso. Un cabello desgreñado con estilo enmarcaba un hermoso rostro bronceado. Tres cicatrices recorrían sus dos mejillas, pero realmente parecía que formaran parte de su look en vez de desfigurarlo. Claros ojos azules lo contemplaron, y por un segundo, vio centellear un color rojizo en su interior. Eso le provocó un pequeño escalofrió que recorrió toda su espalda y que no pasó desapercibido.


Unos labios sonrientes se ampliaron mostrando unos dientes afilados.


-Sasuke-. Sonó como si el rubio estuviera jugando con su nombre.- Sasuke. Hmmm... ¿Quieres venir a casa conmigo, pequeño Sasuke?


Empujó la mano que estaba cogiendo su barbilla, frunciendo el entrecejo.


-¿Por qué querría ir a casa contigo, dobe?-. Sabía que ahora era una simple propiedad, pero se negaba a jugar a esos juegos a los que los compradores parecía que siempre querían jugar. Se sintió un poco decepcionado al descubrir que el hombre que tenía delante de él era simplemente como todos los demás.


Esperó a que el rubio se enfadara y gritara, pero en lugar de eso, hizo lo inesperado. Se rió.


Cuando Naruto era más joven, era extremadamente inseguro, dando guerra para recibir más atención de sus padres que siempre estaban fuera, demasiado ocupados para prestarle atención. Después de tomar Rasengan, sin embargo, demostró rápidamente su valía, no solo a los demás sino también a él mismo. Oír el venir insulto por parte de su mascota rebelde lo divirtió, y zanjó la decisión por él. Por ahora este aún no estaba roto, y su actitud hosca y distante sólo lo hacía más atractivo. ¿Qué necesitaría para doblar a esta mascota a su voluntad?


Sasuke una vez más se dio cuenta de un centelleo de color rojo en sus profundos ojos azules, y se preguntó sobre ello.


-No me llames dobe, teme-. La espalda del moreno se enderezó con indignación ante el insulto, pero no dijo nada.Naruto sonrió ampliamente. Y acarició el pelo del joven, ignorando los encogidos ojos negros.-Realmente eres como una pequeña mascota, un gatito con el pelo sobresaliendo. ¿Tienes garras, pequeño gatito? ¿Me arañarás si te toco?


Sasuke casi siseó ante las palabras de burla, pero en lugar de eso sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando una mano bronceada cogió su flácido miembro y empezó a acariciarlo. Intentó apartarse, sabiendo que sería severamente castigado si empujaba al comprador, pero el otro hombre simplemente cogió su brazo y lo torció a su alrededor, de manera que su espalda desnuda estuviera presionada contra el pecho del otro. Y su otro brazo atrapado eficazmente en el proceso, y luchó contra el duro cuerpo que había detrás de él.


Sintió otra risa contra su espalda.


-Sigue moviéndote así, y esto se volverá en algo más que en una rápida demostración-. Paró, dándose cuenta de lo que el otro estaba insinuando. La mano que no le estaba sosteniendo volvió a sus previas actividades.


Jadeó, empujando sus caderas contra la ruda opresión. Nadie le había hecho algo como esto. Se masturbó algunas veces en el pasado, pero la propietaria de la tienda siempre se aseguraba de que todos sus r0;productosr1; estuvieran cuidadosamente guardados, y esta era la primera vez que sentía el tacto de otra persona en su miembro. Era mucho mejor que su propia mano.


La humillación que sentía fue fácilmente ahogada bajo el peso de la excitación. Cuanto más rápido se movía la bronceada mano, más se aceleraba su respiración, y sus agitados ojos se cerraron. Gimió, demasiado cerca del orgasmo, a punto de correrse. En ese momento fue cuando todo paró.


Naruto liberó al jadeoso joven, su propio corazón acelerado y sus manos temblorosas. Eso fue increíblemente excitante, los gemidos del chico, sus expresiones, sus movimientos involuntarios... Pero no quería quedar en ridículo teniendo sexo en una tienda de mascotas. Era demasiado... deshonroso de alguna forma... y encontró la idea un tanto aberrante.


Ignoró la mirada indignada que le envió el moreno y recogió la desechada túnica.


-Vuelve a ponerte esto-, le ordenó. Mientras Sasuke se ponía malhumorado la túnica, continuando enviándole furiosas miradas, Naruto llamó a la puerta por la que salió la propietaria y ordenó a su guardaespaldas que trajera a la mujer.


Cuando esta volvió, estaba calmado otra vez. Se negaba a tener una erección en su presencia.


-Me lo llevo-. Dijo bruscamente. Era hora de llevar a su nueva mascota a casa.


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Sasuke se sentó en la parte trasera del coche de su nuevo propietario, aún enfadado por los sucesos en la tienda. En un segundo, las cosas estuvieron yendo perfectamente, y al siguiente, nada. Frunció el ceño, sus brazos cruzados sobre su pecho. Llevaba una camiseta y unos tejanos, lo único que pudo encontrar para ponerse cuando Naruto insistió en que fuera con él inmediatamente. Muchos dueños hubieran estado de acuerdo en darle a la propietaria algo de tiempo para prepararlo para su nueva vida, pero el rubio siguió insistiendo en irse inmediatamente.


Así que aquí estaba en una camiseta demasiado pequeña, con unos tejanos demasiado grandes y unas chanclas. Parecía un niño. El único indicio de su servidumbre era el sencillo collar de metal negro situado en su cuello. Hasta que su dueño le comprara uno nuevo, lo identificaría como una propiedad de la tienda que había dejado.


Miró infelizmente fuera de la ventana. Su altura estaba en el promedio, y odió lo pequeño que se sentía al lado del gigante que estaba a su lado. Naruto Uzumaki no era simplemente alto, también ancho de hombros y musculoso. El moreno recordó la sensación de unos duros músculos en su espalda. Resopló con fastidio.


Y para rematar la indignación del día, ahora lo estaba ignorando, lo estaba haciendo desde que entraron en el coche. Tan pronto como el coche empezó a moverse, sacó su teléfono móvil y estuvo hablando en el r11; escandalosamente r11; durante los últimos veinte minutos. No es que quisiera que su dueño le hiciera algo, pero esta era la primera vez que salía de la tienda en nueve años, y se estaba sintiendo un poco nervioso.


Y para acabar, el rubio estaba constantemente inquieto, como si tuviera demasiada energía y necesitara desahogarse. Estaba volviendo al moreno loco.


Maldita sea, pensó enfadado. Cerró los ojos, se recostó en el asiento. Calmado por los movimientos del coche, finalmente cayó en un ligero sueño.


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Naruto finalmente colgó el teléfono después de asegurarse de que el otro estaba completamente dormido.


No sabía porque estaba ignorando al chico, pero había empezado a tener dudas sobre la sensatez de lo que había hecho. Había sido capturado por el repentino deseo que tuvo por el joven después de verlo sometiéndose voluntariamente en sus brazos. El poder fue una corriente embriagadora, pero ahora, pero ahora no podía pensar en otra cosa que no fuera que había cometido un error. ¿Estaba bien comprar una persona para poder practicar sus anormales deseos sexuales en paz? Suspiró cansadamente.


Por un lado, sabía que la otra gente parecía que tuviera las mismas preferencias que él. Se unió a un club en la ciudad después de todo para personas con las mismas inclinaciones. Pero no podía evitar la culpa que sentía.


Recordó la primera vez que tuvo sexo. Tenía catorce años, y la chica con la que estaba, dieciséis. Era la hija de uno de los socios de su padre, y se escaparon de una función de la compañía a su casa. Se dejó capturar por la nueva experiencia y permitió a sus deseos dominarlo.


Siempre había sido más fuerte de lo común, y cuando ella empezó a gimotear cuando la agarró fuertemente, pensó que estaba tan excitada como él. Cuando la mordió lo suficientemente fuerte como para hacerle sangre en el límite de su orgasmo, sin embargo, le permitió saber lo desagradable que ella pensaba que era. Gritó y empezó a llorar, chillando que él era un monstruo y que tenía que distanciarse de ella. Sus gritos atrajeron a un gentío, y su primera experiencia sexual se volvió en un show de circo, la gente arremolinándose, mirando horrorizados. Oyó susurros en los que las palabras r0;violaciónr1; y r0;animalr1; predominaron. Su padre había logrado tranquilizar las cosas, especialmente desde que una sirvienta que había cerca había oído a la chica, pero el daño ya estaba hecho.


Con el tiempo lo retiraron de la escuela y empezaron a traerle tutores. Se lanzó a sus estudios, demasiado avergonzado para querer estar cerca de sus compañeros. Solo unos pocos de sus amigos se metieron en su aislamiento, Gaara y Shikamaru. Pero un buen punto fue que todo ese estudio lo preparó para tomar la compañía cinco años después.


Pensando en el pasado, se dio cuenta de que las circunstancias se acumulaban contra él. Ella también era virgen. En primer lugar resultó que su padre lo quería así. ¿Qué mejor manera de hacer crecer la compañía que dar su hija al hijo del presidente? Estaba demasiado nerviosa y asustada por su padre como para protestar cuando Naruto le estuviera haciendo algo que no disfrutaba. Y él fue demasiado ingenuo en pensar que no lo disfrutó, ya estaba demasiado preocupada pensando en que perdería su virginidad. Las cosas simplemente se incrementaron y finalmente terminó por gritar, completamente nerviosa por ver sangre bajando por su cuello.


Incluso sabiendo la verdad, la experiencia le marcó. Nunca más se ha dejado ir completamente mientras ha tenido sexo. Y considerando el hecho de que le gustaba algo más que tan solo morder, lo puso muy incómodo con sus propios deseos.


Una vez incluso intentó ir a un terapeuta, pero estuvo demasiado incómodo para abrirse al hombre. Por otro lado, sabía que sus gustos no eran tan anormales, pero simplemente no podía creerlo.


Suspiró. Bueno, daría a la mascota... Sasuke... algunos meses. Después de todo, las mascotas eran entrenadas para ser sumisas, y esperaba que el joven hubiera sido entrenado para todo tipo de perversión. Si no funcionaba, entonces no era peor que antes.


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Sasuke finalmente se despertó cuando el coche paró. Parpadeó cansadamente mientras su amo salía del coche antes de seguirle.


Apenas pudo contenerse de quedarse boquiabierto ante la lujosa mansión que había en frente de él. ¡Era enorme! Juzgándola desde el exterior, parecía tener veinte habitaciones por lo menos. Entró a un gran vestíbulo, con dos escaleras redondeadas a cada lado conduciendo a la segunda planta. Un largo pasillo con baldosas gris-azuladas y grandes arcos de madera oscura se extendían ante él, y pudo distinguir una sala de estar y un comedor a su izquierda y derecha.


Le recordaba vagamente a la casa en la que solía vivir en su infancia, antes de que sus padres murieran, y Itachi lo vendiera para pagar las deudas de la familia.


Siguió a su amo por las escaleras a r0;sur1; habitación. Aparentemente, estaba a través del pasillo de la habitación de su amo, pero eso el rubio no se lo enseñó.


Entró y vio una habitación muy bien decorada, obviamente desusada ya que los armarios estaban vacíos y no había ningún objeto personal.


Naruto se rió tímidamente, rascándose la parte trasera de su cabeza. Ahora los dos estaban solos desde que sus guardaespaldas se habían quedado al pie de las escaleras, y parecía más relajado.


-Mañana tendré que llevarte a comprar algo de ropa y cosas para tu habitación. No esperaba comprarte hoy, así que no tengo nada preparado.


-Hn-. Replicó, aún molesto por los sucesos del día. Claro, aparentemente sería un consentido por aquí, una situación que sabía que muchos de sus compañeros de la tienda envidiarían, pero aún así a él le molestaba estar en estas circunstancias. Y pertenecer al dobe que había a su lado, al ruidoso, hiperactivo idiota que tuvo el morro de ignorarlo, eso era demasiado.


-Um, sí-, dijo el rubio torpemente, empezando a salir de la habitación. r11;Te puedes bañar, descansar, coger un tentempié, o mirar un poco la televisión si quieres. Necesito hacer algo de trabajo, así que siéntete libre de explorar el resto de la casa y hacer cualquier cosa que sea de tu agrado.


-Amo-, dijo el moreno, solo para ser interrumpido.


-No me llames así-, dijo Naruto, pestañeando. r11;Simplemente llámame Naruto.


Sasuke casi puso los ojos en blanco.


-Hn-. Contestó, sin llamarlo de ninguna manera. r11; ¿Se supone que tengo que verte más tarde?


-No...-, dijo, pronunciando la palabra con incertidumbre. r11;Vendré yo a verte. Si necesitas algo, simplemente pregunta a alguno de los sirvientes, y ellos te ayudarán. ¡Nos vemos!- Hizo una sonrisa rápida y cerró la puerta rápidamente.


En la ceja del moreno apareció un tic al ser completamente abandonado, pero después de un momento decidió que era lo mejor. Eso le daría una oportunidad para explorar los nuevos alrededores. Tal vez podría encontrar una manera de escapar...


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Más tarde esa noche, un Sasuke muy molesto estaba sentado en la mesa de comer cenando solo. Se las ingenió para explorar un poco la casa y los alrededores, pero había una enorme valla de seguridad y guardias por todo el perímetro. Sabía que tendría una vida muy protegida en cuanto a todo lo demás aparte del sexo, y no tenía ni idea de cómo se lo haría para pasar a través de los hombres y salir de allí.


Y para colmo de su frustración, su nuevo amo r11; oops, pensó sarcásticamente r11; Naruto no estaba por ningún lado. ¿Cómo se supone que podría aprender cualquier cosa del lugar si la persona con la que necesitaba hablar se había ido? Se había encontrado con algunos sirvientes, pero no parecían dispuestos a hablar con él más allá de responder las preguntas más básicas.


Siempre había sido solitario, pero nunca se había sentido tan... solo. Por lo menos en la tienda, había otros como él, esperando a que alguien viniera y los comprara. Aquí, parecía ser menospreciado, y no tenía a nada ni a nadie para aliviar el aburrimiento.


Naruto mencionó jugar a videojuegos o mirar la televisión, pero ninguna de las dos opciones lo distrajo mucho tiempo. Tamborileó los dedos en la mesa impacientemente. Necesitaba más libertad, y la única manera de conseguir eso era estando a los favores de su amo.


Hablando del idiota, aquí estaba.


-Naruto-, dijo, su voz sensual, levantándose de la silla para dar la bienvenida al rubio. Ignoró la manera en la que el mayor lo miró extrañado. En serio, ¿porque coño lo compró? Pensó irritado. r11;Estoy muy contento de que estés aquí. Te he echado de menos.


Naruto lo miró, perplejo por un momento, antes de estallar en risas.


-Sas- Sasuke-, dijo con voz entrecortada, - Aunque aprecio el intento, por favor no actúes de esa forma conmigo-. Se rió, dejándose caer en una silla.


La ceja de Sasuke se volvió a sacudir, y él, también se sentó, aunque su espalda estaba erguida con fastidio.


El rubio se dio cuenta de la mirada de hielo que estaba recibiendo y se movió en la silla, frotándose la nuca avergonzado.


-Ah, no me mires así-, dijo excusándose r11; Es que no me lo esperaba-. La actitud fría del menor no disminuyó. r11;Mira, si te hace sentir mejor, puedes intentar seducirme otra vez.


El moreno reflexionó seriamente durante un segundo que le pasaría si intentara golpear al otro hombre.


-En serio, simplemente me tomó por sorpresa la primera vez. Adelante.


Le ignoró, cogiendo su tenedor y clavándolo envenenadamente a la carne que había en su plato. Lo que sea.


Naruto suspiró. Obviamente, su nueva mascota estaba enfadada con él. No le podía culpar. Había estado ignorando al chico durante horas, y tuvo que recordar, que esto era una nueva experiencia tanto para el como para el adolescente. Se levantó, sin apetito.


-Cuando hayas terminado de comer, ven a mi habitación. Está cruzando el pasillo de la tuya. Discutiremos qué es exactamente lo que se espera de ti-. Su tono era brusco y metódico. Esperó a que el moreno asintiera antes de irse. Trataría todo esto como el negocio que era. Nada más y nada menos.


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Sasuke estaba de pie fuera de la habitación de su amo, nervioso y tenso. Sabía que su vida, por mucho tiempo que estuviese ahí, estaría dictada por las normas que Naruto escogiera. Hasta ahora, el rubio había sido fácil de soportar, a menos que tuviera un personaje como Mr. Hyde, no se podía esperar nada demasiado malo. Sin embargo, se sentiría mejor una vez que todo se pusiera sobre la mesa.


Golpeó un par de veces en la puerta, entrando en la habitación después de la orden de Naruto. Miró rápidamente a su alrededor, dándose cuenta de que tenía una amplia zona de estar al lado de una chimenea, con la cama contra la pared del fondo. Era una gran y amplia cama con un marco de caoba. La cabecera y los postes eran detallados a manos, y como todo lo demás de la habitación, gritaba riqueza.


El rubio estaba sentado en una de las sillas en frente de la chimenea, con papeles en las manos.


-Ah, Sasuke-, dijo, depositando los papeles en el suelo. Hizo un gesto a la silla en frente de él. -Por favor siéntate.


Una vez que el moreno estaba sentado, Naruto se echó hacia atrás y empezó a hablar, todo el tiempo mirando al fuego.


-Es muy obvio el por qué te he comprado. Tengo ciertas... necesidades... que no me han sido cubiertas con satisfacción-. Se volvió cerrando sus ojos azules al adolescente. r11; Seré honesto diciéndote que estas necesidades difieren de la norma. No quiero forzarte, sin embargo, a hacer algo que odias-. Torció la boca. r11; Además de ser un esclavo, por supuesto. Si resulta que no puedes continuar manteniéndote a mi lado después de unos pocos meses, entonces te proveeré con una pequeña remuneración y te haré libre. Creo que no necesito explicar que pasaría si intentaras revelar mis secretos al público-. Sasuke asintió, asustado por la repentina mirada que cruzó la cara de su propietario. -¿Lo entiendes?


-Sí -, dijo, - Lo entiendo-. ¡Libertad! ¡Sería libre! Suponiendo que el rubio cumpliera su parte del trato. Pero ¿por qué no lo haría? En primer lugar no tenía necesidad de mencionarlo. En primer lugar no era como si pudiera objetarse a algo.


El joven sabía que muchos otros en su lugar estarían realmente asustados por el simple pensamiento de ser rechazados. La mayoría de las mascotas habían nacido como esclavos y se sentían protegidos por el hecho de serlo. Ellos no podrían entender la libertad, no la querrían. Pero él había nacido como un hombre libre, y el pensamiento de tener eso otra vez era más de lo que él podía soportar.


-Bien-, dijo su amo, finalmente relajándose. Se levantó y empezó a desnudarse casualmente. r11;No te preocupes. Como eres virgen, no requeriré nada extra hasta que estés... acostumbrado a ello-. Sonrió, sacándose completamente su camisa.


Sasuke apenas pudo contenerse de hacer un sonido a modo de burla. El idiota obviamente pensaba que era gracioso. Vacilante empezó a quitarse su propia ropa, sin saber si el rubio prefería hacerlo él mismo, pero como no puso ninguna objeción, se lo quitó todo de manera rápida y eficiente. Para terminar rápido con todo eso.


Con un acuerdo tácito, los dos se dirigieron a la cama.


Naruto era un buen amante. En parte porque quería mezclarse, en parte porque estaba poco interesado en lo que estaba pasando, sabía como jugar con el cuerpo de otra persona para evocar la respuesta que deseaba. Un beso aquí, una caricia allá... aún cuando sus movimientos parecían mecánicos, ninguna de sus parejas a tenido nunca una razón para quejarse. Así que se puso a preparar el cuerpo del adolescente para acomodarlo a él, se aseguró de hacer que la experiencia fuera físicamente lo más satisfactoria posible. En cuanto a él, aunque su cuerpo reaccionara, sus pensamientos estaban ocupados con la presentación que tenía que hacer ante los miembros del consejo el próximo mes.


Como parte del entrenamiento de Sasuke, lo había aprendido todo sobre sacar a su cuerpo la mejor ventaja, zonas erógenas, ruidos y palabras sexys, etc. Aunque nunca había tenido una experiencia práctica para aplicar sus conocimientos, él era un genio, y hábilmente aplicó lo que sabía en el cuerpo que había ante él. A pesar de que el rubio le había dicho que lo liberaría al cabo de unos meses, quería asegurarse de complacer a su dueño temporal para que mantuviera su actitud tolerante y no cambiara de repente su opinión. El moreno estaba seguro de que una mascota que no cooperara no sería tolerada. Se las arregló para mantener su cabeza fría ante las desconocidas sensaciones, apreciando el esfuerzo que Naruto hacía para que sintiera placer, pero sin permitirse disfrutarlo del todo.


Era como ver a dos virtuosos en una competición, sus dedos recorriendo sobre sus respectivos instrumentos a fin de traer la más hermosa de las melodías, pero en lugar de eso creando una cacofonía de sonidos como si dos canciones diferentes se superpusieran y se ahogaran una a la otra.


Después, Sasuke estaba en la cama, su respiración lenta. Estuvo... bien... pensó. Bien. Nada espectacular, pero definitivamente nada aberrante. Si esa era la mayoría de sus obligaciones, entonces sería fácil vivir con el rubio hasta que se pudiera ir.


Estaba vagamente decepcionado de que la fiebre de deseo que sintió en la tienda no había ascendido a nada una vez que el acto en sí había sido realizado, pero se encongió de hombros. Probablemente fue la excitación de que finalmente sería libre de esa tienda lo que había provocado esos sentimientos.


Estaba un poco preocupado por los demás deberes que tendría que realizar. En teoría, sabía mucho sobre diferentes perversiones. Su profesor le había proporcionado una lista exhaustiva de los numerosos fetiches que podría esperar. El rubio, aparentemente, se avergonzaba de su preferencia por el sexo convencional, así que no se dejaría preocupar demasiado por esas cosas.


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Naruto se sentía inquieto... irritado. Hacía ya varias semanas de su última visita al club, y sabía que necesitaba hacer algo, o se volvería loco. No se podía concentrar, apenas podía pensar, y quería algo para calmar su agitación.


Miró a la puerta de su habitación, pensando en el joven que estaba a través del pasillo de ésta. Visitó la habitación de Sasuke todas las noches de la pasada semana, suavemente iniciándole en las alegrías del sexo. Resopló ante el pensamiento.


Parecía que ninguno de los dos obtuviera realmente mucha satisfacción en el acto. Por lo menos, no de la manera que lo estaban haciendo ahora. Se frotó las manos juntas nerviosamente. Tal vez era hora...


No es como si no hubiera intentado preparar al chico para lo que esperaba. Ya le había dicho que él esperaba... más.


Finalmente cabeceó para sí mismo, su mente equilibrada. Era hora de ver de que estaba hecho el moreno.


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Sasuke levantó la vista del libro que estaba leyendo sorprendido cuando Naruto abrió la puerta de su habitación de forma inesperada. Era la primera vez que su dueño entraba en su habitación sin llamar. Pero cuando miró el rostro del hombre que entró en su habitación, supo inmediatamente que algo era diferente.


La primera cosa que notó era que el rubio no estaba sonriendo. Normalmente, Naruto le sonreía con una gran sonrisa tonta cada vez que lo veía. Pero ahora, su expresión era distante y fría. El corazón del moreno se aceleró mientras se preguntaba si finalmente había llegado el momento de ver... las peculiaridades sexuales de su dueño.


La segunda era que los ojos del rubio tenían un tinte rojo. Se estremeció. Había algo muy convincente en el hombre cuando sus ojos cambiaban de color de esa forma.


La tercera era que el aire apenas contenía la energía que venía del rubio a modo de ondas. ¡Prácticamente emitía un zumbido! Sasuke miraba mientras su dueño se volvía más y más agitado durante la última semana, pero asumió que simplemente era el aburrimiento de su forzada inactividad.


Y finalmente, la última cosa de la que se dio cuenta era del pedazo de tela de seda roja que Naruto apretaba en un puño. ¿Era para él? Pensó nerviosamente.


Naruto entró en la habitación y caminó hasta quedar de pie al lado de la cama. Miró a su mascota, su inminente presencia haciendo que el moreno estuviera inexplicablemente nervioso.


-¿Na- Naruto?- tartamudeó, con su propio equilibrio disipándose ante la cara de lo desconocido.


-Levántate-, ordenó el rubio bruscamente.


Sasuke se bajó de la cama lentamente hasta que estuvo de pie en frente del otro hombre. Esperaba que Naruto diera un paso hacia atrás para darle más espacio, pero no se movió, así que estaba a pocos centímetros de distancia una vez que se había levantado.


-Ponte esto-, ordenó, arrojando el pedazo de tela en la cama. r11; Quítate el resto de la ropa.


Asintió sacudiendo la cabeza, incapaz de encontrarse con los duros ojos de color cerúleo que analizaban cada una de sus reacciones.


Tomó un bocado de aire entrecortado, recuperando un poco el control una vez que Naruto finalmente se distanció de él sentándose en uno de los sillones de la esquina. Su dueño se encorvó en la silla, sus manos cruzadas holgadamente en su estomago, los codos descansando en los brazos de la silla y las piernas separadas, su postura casual desmintiendo la intensa mirada situada en el pálido joven.


El moreno cogió la prenda y no pudo controlar que un rápido sonrojo travesara su cara. ¡Bragas! ¡Bragas de seda rojas! ¿Se supone que se lo tenía que poner?


Envió una rápida e incierta mirada a la esquina, pero las características del rubio no tenían misericordia. El rubio realmente no había detallado nada cuando le explicó por primera vez que Sasuke tendría ciertos deberes de los que encargarse de vez en cuando. Obviamente, este era uno de ellos.


Sus manos temblaban muy levemente cuando empezó a quitarse el pijama. Pudo sentir literalmente los ojos del otro mirándole, acariciando su pálida piel mientras se iba revelando centímetro a centímetro. Como el otro hombre no mencionó que lo iba a visitar esa noche, se había preparado para dormir, vistiéndose con un pijama en la parte de arriba con botones y unos pantalones a juego. ¡No sabía porque estaba tan nervioso! Ya habían tenido sexo. ¿Estaba temiendo el esperado dolor? Pero si ese era el caso, ¿por qué estaba empezando a ponerse tan excitado?


Cuando finalmente estuvo desnudo, ojeó a través de sus bajadas pestañas a su dueño, preguntándose que era lo que el otro hombre pensaba de su excitación. Naruto, sin embargo, continuaba mirándole con esos ojos rojos, su cara inexpresiva. No podía decir si su estado de excitación le complacía o no, y la incertidumbre solo hizo que su corazón latiera más rápido.


Se puso la ropa interior roja con gracia. Eran cosas de encaje, mostrando destellos de su piel por todas partes, encajándose en sus caderas de manera que se la punta de su miembro se asomaba por encima. Se sentía avergonzado de estar usando la ropa interior ajustada, y esperaba que la vista complaciera a Naruto, y que su humillación hubiera servido para algo.


Se acercó a la esquina en la que el rubio estaba sentado hasta que un gruñido le ordenó detenerse a cuatro pies de distancia. Se le puso la carne de gallina cuando finalmente se acercó lo suficiente para ver su cruel deseo en esos hermosos ojos. Por un instante irradiaron completamente rojos, y casi gime ante la vista, el calor precipitándose sobre él. Esa mirada prometía dolor, y sabía que él lo quería. Su propia inquietud creciendo, queriendo esos ojos insinuantes.


-Amo-, susurró irreflexivamente. Tan pronto como oyó la palabra escapar de sus labios, le dio un respingo, bajando sus asustados ojos a sus pies. Sabía lo mucho que Naruto odiaba ser llamado de esa forma. ¿Iba a dejarlo ahora, con este dolor de lujuria desconocida y feroz?


Aunque sus ojos se alzaron repentinamente cuando oyó un leve gruñido. Sus ojos rojos estaban brillando, y de alguna manera sabía que aquí, en este instante, Naruto no se opondría a ser llamado de esa forma.


-Tócate, mi pequeña mascota-. Las palabras eran bajas y rasposas.


Sasuke estaba más que dispuesto a cumplir su orden, arqueando su garganta y pasando sus manos por su torso expuesto lentamente. Gimoteó cuando sus manos rozaron sus sensibles pezones, y se los pellizcó con dureza, las rodillas casi doblándose por la sensación. Sentía su cuerpo súper sensible, sabiendo que su amo lo estaba mirando. ¿De dónde vino esta lujuria? Se sentía confuso con el placer y dejó que sus manos descendieran.


Cuando deslizó una mano dentro de la horrible ropa interior, Naruto le gruñó.


-No. A través de la tela.


Abrió sus ojos para protestar, pero sus palabras murieron en su garganta cuando vio lo que su dueño estaba haciendo. Jadeó, mirando esa morena mano moviéndose arriba y abajo de su gruesa excitación. El mayor había desabrochado sus pantalones pero seguía llevándolos puestos. El moreno hizo un paso al frente, queriendo tocarlo, chuparlo, cualquier cosa, pero una mirada penetrante lo mantuvo en su lugar. Gimió con frustración, pero se quedó donde estaba.


Sasuke agarró su miembro a través de la tela de seda, siseando por la sensación. El tacto del tejido presionando su sensible piel era una tortura. Y masturbarse por el placer de su dueño, mientras sabía que él también se estaba masturbando, lo estaba volviendo loco. Su mano se aceleró, y cerró sus temblorosas rodillas preparado para el orgasmo. Su cabeza empezó a caer hacia atrás, y su respiración se aceleraba más y más.


-Para-, oyó débilmente, pero apenas reconoció las palabras, demasiado sumergido en su placer como para realmente considerar el hecho de parar esa placentera actividad. Gritó de dolor cuando una mano apretó su muñeca enviándola lejos. -¡He dicho que pares!


Abrió sus ojos, ligeramente llorosos por el repentino dolor.


-Lo siento, amo-, susurró. Naruto dejó caer su muñeca y volvió a la silla, retomando su anterior actividad.


Sasuke miró, jadeando y envidiando cuando los ojos rojos finalmente se cerraron un instante y el cuerpo del rubio se sacudió con placer. Sus manos se cerraban y se abrían a sus lados mientras intentaba controlar su propio deseo. Quería... quería algo... algo terrible... algo maravilloso...


Naruto se abrochó casualmente antes de levantarse. Y untó la evidencia de su orgasmo en el pecho del moreno. Sus fríos ojos rojos advirtieron a Sasuke que no protestara, pero en lugar de eso el moreno se estremeció en placer. Quería suplicar por algo, algo para calmar el fuego que tenía en su interior, pero algo mantuvo su voz.


-La próxima vez-, dijo Naruto cruelmente, - Escúchame cuando te digo que hagas algo.


El joven empezó a disculparse, pero sus palabras se detuvieron cuando el rubio le golpeó. Su cabeza se echó hacia atrás, y se tropezó, cayendo al suelo. Aterrizó de espaldas con el peso de su cuerpo soportado por sus codos, sus piernas dobladas y abiertas. Se quedó completamente sorprendido cuando empezó a llegar al orgasmo, sin que su miembro fuera siquiera tocado.


-¡Amo!-, gritó, con todo su cuerpo sacudiéndose por las oleadas del placer. Su cabeza cayó hacia atrás, arqueando la espalda mientras su pecho se manchaba por su semen.


Abrió sus aturdidos ojos para ver a su dueño mirándole y mofándose de él.


-Amo-, susurró otra vez, totalmente sumiso, preguntándose si el mayor lo castigaría por correrse. Pero Naruto no dijo nada y se fue de la habitación, rodeado aún en ese aire frío y distante en el que llegó.


Después de un rato, Sasuke se mantuvo en el suelo, una pequeña y juguetona sonrisa cruzando por su cara.
Notas finales:


¿Y bien? ¿Qué os parece el primer capi?

Por favor dejadme vuestras opiniones, a ver si mi inseguridad por traducir el fic aumenta o disminuye xD

Na ahora en serio muchísimas gracias por leerlo, espero que os haya gustado por lo menos un poquitín, besos y hasta la próxima ;3


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