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Sonámbulo por AthenaExclamation67

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Notas del fanfic:

Death Mask en una versión muy chocante, pero encantadora de si mismo ^,,,^

Sonámbulo
By AthenaExclamation67


Ciertamente, las personas jamás saben, e incluso aunque se lo cuenten, nunca llegarán a creer lo que por las noches les sucede.

Nadie queda libre de estas afecciones. Unos hablan, otros se ríen incomprensiblemente, algunos se mueven de una forma molesta para el que duerme a su lado, que recibe todos y cada uno de los golpes del adormecido acompañante.

Y así sucedió que, un día inesperado, el santuario se vio envuelto en una situación extraña. Más porque el caballero que la provocó, que por decirlo de algún modo, de haberse planeado esta situación, hubiera sido el último en ser elegido, ya que por su carácter, el que todos pensaban que tenia, quedo opacado por el carácter oculto de ese ser cuando dormía.

Ese día en concreto, noche mejor dicho en el que Shion observaba el santuario desde su estancia, todo comenzó. Vio como una silueta se movía, silueta que salía de la cuarta casa, cosa que no le extrañó, y esa misma silueta, camino como Pedro por su casa por todo el santuario, llegando a los aposentos de Milo, sin salir de ellos por largo rato.

- Será… Será pervertido ¿es que piensa encamarse con todos? – Susurró Shion para sí mismo – este tipo… - añadió frunciendo el ceño – este tipo, le daré su merecido… - acabó pero justo cuando se retiraba vio algo que le extrañó.

El guardián de la cuarta casa. Death Mask, salía corriendo del templo de escorpio, llevándose las manos a la cabeza, haciéndose el loco mientras escuchaba y recibía los insultos y golpes de Milo que le perseguía escaleras abajo hasta que entro en el suyo y se oculto en uno de sus cuartos, quedándose completamente extrañado por lo que había sucedido.

El resto de la noche, Death Mask no durmió, quedo estático, se oculto en cuclillas en su cuarto, como deseando esconderse, como queriendo ocultarse de Milo mientras trataba de pensar lo que le había pasado.

Por la mañana, ojeroso, fue a la reunión que se llevaba a cabo durante la mañana con el patriarca y esperó que Milo fuera benevolente y que no dijera una palabra de lo ocurrido, ya que creía que nadie más lo había visto, asegurándose mentalmente recordando que cuando atravesó las otras casas corriendo despavorido nadie despertó.

Pero se equivocaba, nada más sentarse, y antes de que Shion empezara a hablar, Milo se paró en medio del círculo de caballeros y hablo casi a gritos, comunicándoles al resto lo que había sucedido.

- ¡¡Este depravado!! Exclamó – este degenerado, se metió ayer en mi dormitorio a saber con que propósito – dijo viendo el rostro de todos sus compañeros. Apreciando el asombro, y escuchando la risa de Shion que como ya lo sabía, rió ante la inesperada acción de Milo del cual creyó que nada diría de lo ocurrido.
- ¡¡Que yo que!! – refutó Mask – mira el que fue a hablar – renegó poniéndose frente a Milo – seguro que me drogaste para que fuera allí, y como no quise nada contigo te enojaste y me sacaste de tu templo a patadas – añadió convencido, sintiéndose incapaz de recordar el motivo por el cual se metió en la cama de Milo, creyendo realmente que eso era lo que había pasado.

Mask, sonrojado como nunca antes había estado, se sentó, cruzándose de brazos, frunciendo el ceño y mascullando palabras malsonantes que no dejaban salir de sus labios, dirigidas directamente a Milo que le imitó.

Y así fue toda la reunión. Estuvo presidida por las malas caras de Milo y Death Mask, por los gritos de Shion tratando de hacerles callar, y con los murmullos de los otros once caballeros, que incrédulos no podían dejar de imaginar lo que había sucedido en ese escaso lapso de tiempo que estuvo Death Mask en la casa de escorpio.

Shion, ofuscado, cabreado hasta más allá de los límites, los envió a todos a sus respectivos hogares, quedándose así tranquilo, recuperando el silencio en su precioso templo. Silencio que ya extrañaba porque ya no podía más con la trifulca que tenían formada.

Se relajó y se tendió en su cama, quedando pensativo, examinando mentalmente las reacciones de Mask que le parecieron las de un chico realmente ofendido. Ofendido y sincero, que además no recordaba nada de lo que hubiera podido pasar en esa noche tan extraña.

Pensó en hablarle, en decirle lo que él había visto, pero sin saber lo ocurrido en el interior del templo de Milo, dudaba si era la mejor opción, ya que una palabra dicha sin mala intención, podía tergiversarlo todo y acabar por un mes escuchando los gritos y reclamos de cáncer y escorpio.

Shion, se quedó dormido, pensando en que hacer, en lo que sería más correcto, en lo que debería hacer como patriarca para arreglar esa solución, aunque no fuese de su competencia precisamente, pero le agradaba demasiado la calma reinante, y pensar en un jaleo tras otro, sería demasiado estresante.

Cuando quiso darse cuenta, su siesta se había convertido en un profundo sueño del que despertó pasadas las horas, y extrañado, comprobó que era de noche, sintiendo que su cuerpo quizás estaba estresado y por eso necesitaba descansar.

Caminó despacio, desperezándose, marchando a la cocina de su templo para prepararse algo que llevarse al estomago y así poder comerlo sentado, apreciando las maravillosas vistas desde uno de sus balcones, vistas que sin imaginárselo, volverían a darle motivos para preocuparse.

Esa figura, la misma silueta que se escabullo por los templos en la noche anterior, repetía sus andanzas y caminaba sin un rumbo fijo, entrando, demorando más estas veces en salir de las otras casas, cosa que extraño a Shion, pero quedándose definitivamente en la guarida de Camus, que cuando se despertó, hizo que nevara del enojo y le congelo el trasero a Mask que corrió más rápido aun que la noche anterior hasta su templo donde se resguardó y ya angustiado, empezó a pensar que tenía un problema serio.

Los días siguientes, mejor dicho noches, no fueron menos movidas. Death Mask, inconscientemente, se levantaba, caminaba dormido y entraba cada noche en un templo distinto, provocando situaciones divertidas para Shion que lo veía todo desde su templo, el mejor situado de todos ya que por su situación privilegiada en lo alto de las escaleras del santuario, le permitían ver todas estas noches de escapismo del guardián del cuarto templo.

Death Mask, caminaba dormido, incluso con los ojos cerrados. Otorgando ese beneficio de la duda que exigió cuando entro en el templo de escorpio, pero debido a sus antecedentes, debido a los rumores que sobre él circulaban, ese beneficio de la duda se volatilizaba y desaparecía tan rápido que no le quedaba defensa alguna.

En otra de esas noches, cuando entró en el templo de tauro, ni se despertó. Aldebarán, ya precavido por las anteriores situaciones, lo levantó y lo llevó a su templo, donde durmió el resto de la noche luego que lo dejara tendido en la cama.

Esta, fue la única situación que no le provoco una gran vergüenza al guardián de cáncer ya que en los otros encuentros nocturnos, involuntarios, pero incrédulos ante la situación, ante las respuestas que Death Mask les estaba dando.

- Antes no le pasaba – grito Milo – así que ahora no joda con que no recuerda nada – añadía furioso, siendo ya dos las ocasiones en las que Mask visito su templo.
- ¡Exacto! – Replicaba Camus – ¡este está tratando de averiguar con quien puede dar rienda suelta a sus apetitos carnales!
- ¡¡OYE!! – Le contestó Mask muy ofendido – ¡que yo no soy un puto promiscuo! – renegó.
- ¡JA! – Exclamó Afrodita – desde hace un mes que te quieres meter en alguna cama – finalizó Afrodita.
- Venga Mask, admítelo – pidió Shura – si nadie se va a enojar, todos sabemos que eres un encantó, y un portento en la cama por lo que hemos escuchado – empezó a reírse, ofendiendo más a Death Mask que no sabía ya dónde meterse.
- Sí Mask, reconócelo, venga hombre, dilo y ya… - se burlo Milo – soy un jodido pervertido – acabó haciendo reír al resto de los caballeros que también se estaban quejando.
- ¡¡¡ IMBECIL!! – renegó golpeándole en la cara, pegándole un fuerte puñetazo en la mandíbula que no tardó en ser contestado.

Milo le saltó encima, provocando que cayeran al suelo por el que rodaron y empezaron a darse golpes mientras rodaban, mientras se insultaban y peleaban hasta que alguien los separó.

- Ya basta – renegó Aioria – ¡déjenlo tranquilo! – agregó furioso, tomando a Mask de un brazo, levantándolo del suelo, separándolo de Milo ante el asombro de todos – en lugar de pensar que pueda sucederle algo, se ponen a putearle más – seguía pero calló cuando vio que Mask forcejeaba con él.
- ¡Suéltame! – logro aflojar el amarre que se cernía sobre su muñeca – no necesito tu ayuda – le gritó – no soy como todos pensáis – rebeló sin decir demasiado, pero queriendo dar a entender que no era un pervertido como todos sus compañeros estaban pensando.
- Oye, que estoy de tu parte, se que no eres así, bueno, a mi no me lo parece – contestó Aioria algo molesto, viendo como Mask ni reparaba en sus palabras y se marchaba del lugar completamente humillado por sus compañeros.
- Chicos… - susurraron Saga y Aioros que lo habían oído todo – estuvieron fuera de lugar… - añadieron en perfecta sincronía, cruzándose de brazos al mismo tiempo, incluso frunciendo el ceño a la vez, como imitando una coreografía meditada.

Mask no entendía de donde le habían otorgado esa fama, en realidad, si lo sabía, porque no hacía demasiado tiempo, se había pasado noche tras noche saliendo de juerga al pueblo, pero solamente a bailar, aunque incomprensiblemente, debido a un rumor que se fue creando, sus compañeros caballeros, creyeron que se follaba al primero que pasara, lo cual era totalmente incierto, pero tampoco se molestó en desmentirlo y ahora se veía envuelto en esa situación que en parte, también él provocó.

Entró en su templo, agotado puesto que hacía ya tiempo que no lograba conciliar como se debe el sueño y recordó cada uno de los encuentros que fue consciente cuando despertó en la cama de alguno de sus compañeros.

Salvo la casa de tauro, que fue la única en que le mostró tolerancia y se encargó de llevarle de vuelta a su cama, el resto, fueron visitas involuntarias nefastas. Visitas que en los casos concretos de Milo, Camus, Shura y Afrodita, acabaron en una persecución por las escaleras del santuario.

A Saga, Aioros, Mu, Shaka, aún no los había visitado, y esperaba que su sueño, volviera a ser el de siempre y no ir así paseando de templo en templo. Sobre todo por prudencia, porque no quería tener que vérselas con ellos además de las incomodas situaciones que ya estaba viviendo.

Agotado, después de no haber podido conciliar el sueño desde hacía muchos días, se acostó y se durmió, dejando antes una especie de retén en su templo. Poniendo en ambas entradas, unas cuerdas a modo de jaula, para no poder así salir caminando dormido, para no meterse en camas ajenas y así poder vivir tranquilo.
Shion, vio con una sonrisa en los labios lo que Mask andaba haciendo, quedándole así más que claro que Mask no estaba mintiendo y se puso a ojear sus libros de ciencia. Concretamente uno que se llama “Lo que hacemos, y no sabemos”

Lentamente, pasaba las páginas, y con asombro quedó leyendo atentamente un apartado. El llamado “sonambulos”. Lo leyó dos veces, para asegurarse de que entendía lo que estaba viendo y cuando se reafirmaron sus pensamientos, caminó lentamente para avisarle a Mask al cual pensó que encontraría dentro de su templo. Pero no.

Shion se quedo estático. Mirando atónito a través de la primera enredadera de cuerdas que había en la entrada que él deseaba franquear. Pero más asombrado aún, vio como Death Mask, dormido como una marmota, peleaba con las cuerdas de la otra entrada, consiguiendo salir, pero cayendo al suelo sobre el que se acomodó y durmió unos segundos, levantándose después y caminó hasta el templo que predecía al suyo.

Sin hacer ruido alguno, caminó por el templo de Aioria, cosa que Shion pudo ver después de romper las cuerdas que Mask había puesto y se sentó al borde de la cama, quitándose después la túnica, despertando a Aioria cuando separó las sabanas y reclamó un hueco.

Con más asombro aún, Shion observó la escena. Empezando a sudar profusamente cuando Aioria le cedió un trozo de su cama y dejó que Mask se acostara. Viendo como el guardián de la quinta casa hacia lo mismo y se quedaba un rato mirando a Death Mask embobado, aclarándole sin querer la duda a Shion, cuando en la tarde lo había defendido ante todos.

- Vaya con Aioria… - susurró caminando hacia atrás – ahora entiendo… - se giró sobre sus talones y con una sonrisa caminó esperando que después de esa noche, Mask seguramente no volvería a caminar a otro templo que no fuera ese.

Aioria, le miraba mientras dormía, mientras escuchaba los susurros de Mask que eran incomprensibles, pero aun así, a él le parecían encantadores, tanto. Que le hacían que se enamorara de él más de lo que ya estaba.

- Te ves tan lindo así… - susurró acercándose a la frente de Death Mask – y durante el día siempre te escondes detrás de esa máscara de arrogancia, de indiferencia… aunque yo sé cómo eres realmente… - sonrió y le besó en la frente, estirándose al lado de Mask, mirándole hasta que se durmió al lado de la persona a la que amaba, aunque esta, ni siquiera lo sospechaba.

Ambos, uno sin saberlo, y otro siendo perfectamente consciente, durmieron felices, sin que ninguno de los dos se moviera un ápice. Sin que ninguno de los dos (para suerte de Aioria) se despertase y se organizase una escena más que lamentable.

Por la mañana, cuando el sol ya despuntaba. Aioria decidió probar una cosa después de despertar y ver como Death Mask aun dormía.

- Mask… - le susurró al oído – es hora de levantarse… - añadió viendo con sorpresa que su plan surtía efecto cuando Mask, ajeno a todo, se levantó aun dormido y caminó hasta su templo, cruzando de nuevo la entrada, siendo seguido por Aioria que lo miraba para que nada malo le pasara y en cuanto Mask estuvo en su cama, regresó a la suya, para poder dormir unos minutos más y también para pensar en cómo decirle a Death Mask lo que sentía, ya que el modo de compartir las noches así, no le hacía sentir demasiado bien.

Las noches siguientes, tal y como Shion había sospechado, Death Mask caminó al templo de Leo, metiéndose en la cama de Aioria sin saber que este estaba feliz por poderle tener a su lado, pero muriendo de pena por no atreverse a decirle lo que sentía por él, ya que a pesar de que creía conocerle perfectamente, también conocía la fama del guardián de cáncer, y esta fama, no le indicaba que precisamente fuera a corresponderle, o de hacerlo, no creía que Mask le fuera fiel.

Pero una noche. Una que Aioria dormía felizmente al lado de su amado, sucedió algo que no tenía planeado. Algo que le hizo sentir aun peor de lo que ya se sentía con esta terrible situación.

- ¡¡Degenerado!! – Se soltó Death Mask del abrazo que le estaba dando – me has secuestrado, me has traído aquí a la fuerza y a saber que me has hecho – renegaba – eres un cerdo… ¡Y luego yo soy el pervertido del santuario!
- Oye, que tu eres el que se metió en mi cama – refutó – ¡y hace ya un mes que duermes conmigo! – Añadió haciendo que Mask se sorprendiera más aun – ¡y no te he oído quejarte! – se calló y maldijo a sí mismo por reclamarle algo de lo que no era consciente.

Mask corrió. Más de lo que sus piernas podían, pero logrando su objetivo. Llegar a su casa y esconderse de Aioria del cual empezó a pensar las peores cosas. Metiéndose en la recamara de su templo hasta que recibió una visita inesperada.

- ¿Puedo pasar? – Preguntó Shion desde la puerta – creo que debemos hablar de lo que te acaba de pasar – añadió esperando a ver qué hacia Death Mask.
- Claro… - se levantó y caminó a la puerta - ¿Qué ocurre Shion?
- Mask… lo que te dijo Aioria es cierto. Eres sonámbulo, y durante el último mes, te has estado metiendo en su casa. Te has adentrado hasta su dormitorio y después, él te ha cedido un lugar a su lado - sonrió tiernamente, recordando la escena – creo que le gustas, más que eso diría. No le justifica, pero puedo entender su comportamiento…
- Un mes… un mes… - se llevó las manos a la cabeza – ahora entiendo porque no se metieron más conmigo… y yo que creí que les habías echado la bronca… - se encogió y abrazó sus piernas.
- Yo que les voy a decir – se rio un poquito – parece que ellos solos se dieron cuenta de que se pasaron contigo… - sonrió una vez más y se levantó – creo que deberías hablar con él… - añadió mientras empezaba a caminar – sería bueno que te diera sus motivos… - se alejó dejando solo al guardián de cáncer.
Confundido, pensó los motivos. Sin llegar a nada, sabiendo que él siempre se comportaba por igual con todos. Distante, frio, indiferente. Solo en su más absoluta intimidad, cuando creía que nadie le veía, se relajaba, sonreía, lloraba y hacía cosas que nunca jamás los demás creerían. …l prefería pensar que lo tenían por una persona insensible, inaccesible, incluso un pervertido con tal de no sufrir desengaños y vivir nuevamente la soledad que vivió cuando quedó huérfano.

Sin adivinarlos, tomó valor y se fue hasta el templo de Aioria, donde quedó parado en la puerta e inspiró. Entrando lentamente, caminando mientras miraba las paredes que parecían muy fuertes y robustas, igual que su guardián.

Llegó a su dormitorio, quedándose muy quieto en la puerta, mirando a Aioria espatarrado en la cama, cosa que le hizo sonreír, y escuchar como balbuceaba palabras. Palabras que quiso oír y entró, apoyándose sobre el borde, dejando que su cara se apoyara al mismo tiempo sobre sus manos y puso mucha atención, escuchando atentamente lo que Aioria decía que no era demasiado.

- Mmmnnn… Mask… - se abrazó a la almohada – Mask… - susurró una vez más, provocándole ternura al guardián de cáncer que por primera vez, sentía que su mundo se sentía abajo tratando de pensar en qué momento Aioria, se había encaprichado con él.
- Me habrá visto alguna vez – suspiró mientras se sentaba en la cama – me habrá estado espiando… - meditaba mientras se acomodaba, mientras se estiraba al lado de Aioria y se ponía de costado para verle dormir - ¿en qué momento Aioria…? ¿Cómo pudiste fijarte en mí? – se preguntaba.
- Te amo… - susurró en sueños – te amo… - añadió una vez más Aioria pero sin decir nombres, haciendo que Mask se sonriera.
- Seguro que piensa en su amado… - frunció el ceño, sintiendo algo extraño en su vientre.
- Te amo Mask… - susurró de nuevo, pero esta vez dejando claro a quien amaba, diciendo el nombre de Death Mask claramente, sin dar lugar a confusiones.

Sin aún creer lo que había escuchado, Mask se acercó más a Aioria y le beso en la frente, quedándose pegado a él, durmiendo tranquilo, lleno de confianza, creyendo saber que Aioria no aprovecharía la situación. Queriendo creer, sabiendo porque de lo contrario Shion lo hubiera impedido, que en ese mes en el que llevaban compartiendo cama, no había sucedido nada.

Se durmió, confiando en Aioria. Algo que no había hecho nunca con nadie, y despreocupado, se olvidó de todo, sintiéndose muy a gusto al lado del guardián de leo que le proporcionaba un calor, un cariño, una sensación de bienestar demasiado agradable como para rechazarlo.

La noche fue como si durmieran sobre una nube, tranquila, sin interrupciones, sin sorpresas inesperadas, solo estaban ellos, sus balbuceos y sus sentimientos, sentimientos que Aioria había confesado en sueños, pero sentimientos que Death Mask, recién estaban descubriendo.

Las horas transcurrieron, y lentamente, Aioria, despertó con una sorpresa de buena mañana. Una que le agradó, pero una que decidió aclarar de una buena vez. Pensando que debía confesarle a Mask sus sentimientos, aunque ya lo había hecho en sueños.

- Mask… - se sentó en la cama, mirando a Mask de reojo ya que le daba la espalda – Mask, otra vez viniste aquí… - añadió esperando a que Mask se despertara – Mask… - susurró viendo que no había reacción, girándose, y se inclinó – Mask… que debes irte… - decía triste, intuyendo que Death Mask jamás le correspondería.
- Mmmnnn… cinco minutos más… solo un poquito más… - balbuceaba, abrazándose a la almohada, inspirando fuertemente, impregnando el olor de Aioria que estaba impreso en las sabanas.

Mask se sentía tranquilo, a gusto durmiendo ahí, pero Aioria ya no podía resistirlo, debía decírselo y ver con sus propios ojos el rechazo que esperaba recibir del canceriano e insistió, zarandeando el cuerpo de Mask con suma suavidad, sin tocarle a penas, solamente su brazo el cual acaricio, volviendo a llamarlo.

- Death Mask, ya despiértate... – le acaricio suavemente, inclinándose más para verle los ojos – Mask… - le apartó en esta ocasión unos cabellos que le impedían ver el rostro de cáncer.
- Mmmmnnn… qué suced…- callo de repente cuando vio a Aioria despierto, pero sin protestar, recordando que esta vez había sido consciente del lugar en el que se quedó durmiendo – este… esto… yo… - balbuceaba sin saber que decir – yo…
- Tranquilo, no pasa nada – le miró embobado, pensando que recién despertar aun era más lindo que cuando estaba enojado – seguro te metiste aquí dormido… - miró a las sábanas – era para que no pensaras que
- ¿Es verdad? – Le interrumpió - ¿es cierto que me amas? – arqueó una ceja mirándole, esperando una respuesta, viendo la cara de susto de Aioria que quedó pálido por momentos.
- ¿Porqué me preguntas eso? – le miró mientras sentía como el sudor recorría su espalda.
- Lo dijiste en la noche – contestó sin pena alguna – es más, lo repetiste y pronunciando mi nombre – giró su rostro avergonzado, sonrojándose, sintiendo de nuevo ese hormigueo extraño.
- Sí, está bien, te amo… - explicó Aioria – pero no te preocupes, se que tienes demasiados amantes como para liarte con otro más… - frunció el ceño ofuscado – aunque yo no quiero las migajas de tus otros amantes, prefiero no tenerte a tener que compartirte – acabó cruzándose de brazos, mostrando su enfado, uno que le perseguía cada vez que se quedaba hipnotizado mirándole.
- ¡¡CLARO!! – Renegó Mask – como soy un promiscuo, me acuesto con todos y rompo corazones a diestro y siniestro ¿verdad? – Se levantó furioso – pues déjame decirte, que te equivocas, se que yo mismo dejé que el rumor se expandiera y me exploto en la cara, bien lo estoy pagando – se giró sin poder ocultar su sonrojo – jamás salí a divertirme de la forma que pensáis ¡no soy un puto pervertido! – acabó y empezó a andar.
- ¡Espera! ¡Por qué demonios si no eres así consientes esto! – refutó Aioria – yo sé cómo eres, por más que te escondas, te he visto, y sé que tras esa mascara horrorosa, se esconde alguien que logró enamorarme – le gritó completamente rojo, logrando ponerse en pie, parándose frente a él y le besó, abrazándose a su cuerpo.

Aioria se tensó. No obtuvo respuesta al beso y se separó, mirándole a los ojos, viendo el asombro en ellos, sintiendo ese rechazo que esperaba recibir por parte del Caballero de Cáncer, lo cual le resquebrajaba el alma en pedazos, dejándole herido de muerte frente al único que fue capaz de enamorarle.

- Perdóname… soy un imprudente – dijo mirando al suelo, caminando como si estuviera muriendo, sintiendo el peso de su cuerpo completamente sobre sus pies mientras se alejaba del guardián de cáncer.
- Espe… - tomo aire – espera… no es eso… es que… - se sonrojó completamente, pero ya que Aioria se estaba comportando tan abiertamente con él, creyó que debía ser sincero – umphhhfff… - apretó sus labios y lo dijo sin más – es que nunca antes me habían besado – se sonrojó muchísimo, haciendo que Aioria detuviera su paso – y no esperaba que lo hicieras, y aunque si lo hubiera sabido, no sé cómo demonios te habría correspondido – acabó deseando que en ese mismísimo momento se abriera la tierra y se lo tragara porque moría de vergüenza.
- Un momento… - lo tomo de la muñeca cuando intuyó que quería salir corriendo de allí - ¿Qué cosa me estás contando Death Mask?– le jaló del brazo, pudiendo ver su sonrojo cuando se giró.
- No te estoy mintiendo, venga, ahora corre y dile a tus amigos, así podréis volver a reíros de mi durante muchísimo rato – trató de soltarse, queriendo salir de allí.

Aioria no lo soltó, sino todo lo contrario, le sujetó más fuerte del brazo y volvió a besar a Death Mask, sintiendo como su cuerpo se iba erizando, justo lo contrario que Death Mask que luchaba por soltar su brazo y poder correr muy lejos de allí.

Forcejeó con Aioria, tratando de liberarse, llevando su mano libre a su pecho, dejándola allí quieta, sintiendo el latido del corazón de Aioria, sintiendo lo rápido y acelerado que iba, sintiendo de repente muchísimo calor y sin saber cómo, se relajó, su cuerpo se destensó y correspondió ese beso delicioso que Aioria le daba sin saber muy bien como, solo moviendo sus labios contra los del león que parecían querer devorarlo.

- Aioria… Aioria…- jadeo, sintiendo como el león que trataba de devorarle le aflojaba la mano y en lugar de marcharse de allí, la llevó junto a la otra, sintiendo todo el calor corporal que desprendía Aioria – hace… hace muchísimo calor aquí… - añadió cerrando sus ojos, sintiéndose completamente acalorado, ladeando su cabeza a un costado, casi sujetándose de Aioria porque se sentía mareado.

Pero lo que Death Mask logró con esas palabras, con ese gesto sin premeditación fue encender más a león, provocando que Aioria se lanzara con sus labios al cuello de Mask que gimió cuando lo succionó, cuando lo lamió y besó al tiempo que seguía los movimientos y caminaban en círculos hasta la cama donde se dejaron caer.

Sin saber cómo, le fue correspondiendo. Dejándose llevar, llevando las manos que no habían salido del pecho de Aioria a la espalda de este, y la acariciaron mientras se volvían a besar más apasionadamente, esta vez enrollando sus lenguas, robándose el aire mutuamente.

- Mask… - se incorporó Aioria y le miró fijamente, sonriéndose cuando le vio con los ojos apretados y los labios abiertos tratando de recuperar el aire – te amo… - le susurró a los labios antes de volver a besarle hasta que nuevamente se quedaron sin aire.
- ¿qué es esto que me recorre completamente? – Preguntó completamente abrumado - ¿qué es y porque no deseo que pare? – jadeó buscando los labios de Aioria, besándole él por primera vez tímidamente.
- Deja… deja que haga que esa sensación aumente… déjame hacer que no te abandone – le pidió – déjame enamorarte… - finalizó mirándole a los ojos, viendo un brillo diferente.
- Quiero que solo tú lo hagas, quiero que solo tú me enseñes a corresponderte, quiero que tú y solamente tú – se incorporó y susurró en los labios de Aioria – me hagas enamorarme…

-Fin-

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