Noche de copas
Los labios se encontraron e iniciaron un ardiente beso con sabor a alcohol, las lenguas se peleaban sin tregua por tener el control de la otra, sus cuerpos comenzaban a hervir y sus conciencias estaban perdidas dando paso a lo inevitable, solo se entregaban a las placenteras sensaciones que estaban experimentando en esos momentos, pegando sus cuerpos tratando de fundirse mutuamente en un asfixiante calor, las manos empezaron a viajar algo torpes y desesperadas, solo guiadas por la pasión que sentían en esos instantes, el alcohol entorpecía sus acciones y alentaba a seguir con lo inimaginable, la ropa fue desapareciendo rápidamente, ahora las pieles desnudas tenían más contacto, pero deseaban más, mucho más, empezaron a frotar sus cuerpos desnudos aumentando la excitación, el deseo era incontenible, pero en medio de esa neblina de placer y alcohol se tomaron la molestia de interrumpir solo por un segundo sus acciones, se miraron fijamente percibiendo en su semiinconsciencia los detalles del contrario, en medio de esa bruma se encontraban dos cuerpos, algo semejantes pero a la ves muy distintos, solo la luz que se filtraba por debajo de la puerta y por la ventana permitía ver sus siluetas, cuerpos de semejante complexión, maduros y cuidados, uno más alto que el otro, cabellera rubia algo larga, ojos celestes que ardían de deseo al ver la silueta frente a él, otro hombre, hermoso ante sus ojos, bañado con gotas de sudor que hacían brillar su piel morena que contrastaba con la suya que era blanca, la mirada con la que chocaba era café avellana, que ardía perdida en el éxtasis, el dueño de esta era un poco más bajo que el contrario, y sus cabellos eran negros y cortos, ambos se miraron sin mirar por un escaso segundo en que percibieron mucho y a la vez nada ya que ese recuerdo muy probablemente se perdería al día siguiente, y se atacaron nuevamente con besos demandantes y caricias ardientes explorando todo del otro, sentados en el piso de esa habitación entrelazando sus cuerpos y el más alto empujo al más bajo para acostarlo contra la alfombra que era aquel piso, él había tomado las riendas y dominaría al contrario, él cual no hacia ninguna objeción, solo se dejaba hacer, él se encontraba más perdido en el alcohol y las sensaciones que el otro, todo era una ilusión muy placentera, un nuevo beso, más largo, más apasionante y excitante, el aviso silencioso de lo que iba a pasar y que no se detendría por nada del mundo, su mano viajo por el abdomen del contrario hasta su entre pierna encontrando la prueba irrefutable de su excitación, tomo su miembro y masajeo algo brusco pero logrando el resultado esperado, los gemidos empezaron a salir de la boca de su compañero ahogados por la suya por los besos que no paraba de darle, esa boca era el más exquisito cáliz del que había probado su néctar, dulce ambrosía, con un pequeño toque de alcohol, dejo libre la boca para atacar ahora su cuello provocando más gemidos y suspiros entre cortados, su miembro le dolía, ya no aguantaba más, separo más las piernas de su amante y la mano que masajeaba aquel miembro bajo un poco más, metió un dedo bruscamente en su entrada provocando un sonoro quejido en su acompañante, había dolido y mucho, apretó sus manos en sus hombros enterrando sus uñas en la blanca piel, aquel intruso se estaba moviendo rápidamente y el dolor se estaba transformando en una extraña sensación, y de esa sensación nacía el placer, que no duro mucho ya que fue quitado rápidamente por su dueño que no aguantaba más y quien metió tan bruscamente como su dedo su miembro en aquellas paredes de carne ardiente provocándole un dolor mayor, mucho más mayor de lo que aquel pequeño intruso le había hecho, sentía que el dolor lo partía en dos, parecía como en aquel segundo que se introdujo en él el tiempo se hubiera detenido, o quizás sus corazones fueron los que se detuvieron, dolor y placer combinados en un segundo, en dos cuerpos que se fusionaban en lujuria y pasión desbordarte, algunas lagrimas habían salido de sus ojos avellanas y apenas recuperaba el aliento que había perdido en ese dolor cuando su compañero se empezó a mover en un suave vaivén, de nuevo el dolor era amortiguado por esa exquisita sensación denominada para los humanos placer, era único lo que hacia, ya que jamás lo había hecho antes, tan placentero y excitante, sus cuerpos hervían hasta parecer llegar al punto de fusión, y llego a pensar que en cualquier momento se derretiría, pero no fue así, sus pieles se frotaban, las caricias volvieron a empezar y las lenguas empezaron de nuevo su danza, dominante y dominado en una danza de placer continuaron así hasta sentirse explotar, cuando llego el más hermoso de los placeres, el clímax, todo el calor se empezó a concentrar en sus bajos vientres, el vaivén se volvió más rápido, casi desesperado, quería sentir más y más esa sensación, hasta que llego, había explotado, había tocado la luna y las estrellas y su compañero también, en unísono gimieron ante tal sensación, expulsaron su semilla, el rubio en el interior del moreno y el moreno en sus vientres, se abrazaron mutuamente, queriendo prolongar todo lo que se podía y mas ese orgasmo, jadeantes, sudorosos, cansados, ambos cuerpos se acostaron en la alfombra disfrutando de la sensación del calor del cuerpo ajeno, estaban cansados y nada les importaba más en aquellos momentos que dormir, junto aquel cuerpo que le había brindado tanto placer, no pensaban, solo actuaban y fue así que se quedaron dormidos abrazados aun, sobre esa alfombra y con la luz de las estrellas colándose por la ventana.
Se removió un poco entre sueños percatándose que sentía un calor rodeándole, de cierta forma familiar pero a la vez muy desconocido, era placentera esa sensación, no lo iba a negar, pero sentía que algo no estaba bien del todo, estaba saliendo de su inconciencia y las consecuencias de la noche anterior se estaban haciendo presentes, le empezó a doler la cabeza, había bebido mucho alcohol, cerveza, tequila y un trago de vodka que le había invitado su jefa, había habido una fiesta en la oficina y después… no tenia idea de lo que había ocurrido después, se removió un poco más despertando por completo, sentía la sensación de la alfombra bajo él, en su cuerpo ¿desnudo?, abrió los ojos encontrando su cuerpo desnudo y al lado de él….
-Por todos los cielos…- se le helo la sangre, su corazón se había detenido por un segundo para galopar a mil revoluciones por segundo al siguiente instante, al lado de él había otro cuerpo, no uno cualquiera, tal vez si hubiera sido una mujer no estuviera tan alterado, y si estuviera vestido aun mas menos, pero no, era de un hombre desnudo igual que él, y no de no cualquier hombre, como se pudo se paro ignorando aquel dolor en su cuerpo, tanto de la cabeza por la resaca como en cierta parte donde la espalda perdía su nombre, no recordaba nada de lo ocurrido esa noche, maldijo a todo tipo de alcohol, habidos y por haber, parado se alejo del cuerpo del rubio que aun seguía dormido, ¿qué rayos había pasado anoche?, había despertado junto a un hombre, ambos desnudos, y no cualquier hombre, si no el amigo de su jefa que había venido a sus oficinas a realizar ciertos negocios, su mente trataba de pensar a pesar del punzante dolor de cabeza, ¿Cómo demonios había terminado así?
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