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En algún lugar por Geisha Sakura

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Notas del fanfic:

Este fic ocurre más o menos en la cuarta temporada. House ya tiene su nuevo equipo pero ni Kutner ni Amber han muerto. Wilson conoció a Amber pero no tuvo que ver con ella.

*****

Agradezco a mi maravillosa beta Kay Hearts por su valiosa ayuda. :D

-¡Doctor Wilson! ¡Doctor Wilson! ¡Mire para acá, por favor!



-¿Qué se siente haber ganado tan prestigioso premio?



-Ahora que es una celebridad médica, ¿dejará Nueva Jersey?



-Señores, por favor, orden- dijo Cuddy en su tono más autoritario tratando de imponer orden a la turba de reporteros que se arremolinaba frente al escenario-, el doctor Wilson responderá a todas sus preguntas después de que diga su discurso. Tomen asiento si son tan amables.



Se escuchó un murmullo general, ruido de personas sentándose y de papeles siendo acomodados. Cuddy guardó silencio hasta que el único sonido existente fue el de los flashes siendo disparados de vez en cuando.



- Gracias a todos por haber venido hoy- comenzó a decir con una voz encantadora, pero al mismo tiempo totalmente profesional-. Como decía en la invitación a la prensa, el comité de los premios Pfizer a la Excelencia Médica ha decidido otorgarle el galardón Iniciativa de apoyo al paciente, en la categoría de oncología, al doctor James Wilson por su programa Voluntarios apoyando a pacientes con cáncer. Es un gran honor para el hospital-escuela Princeton Plainsboro que su jefe de oncología haya ganado este importante premio que reconoce sus esfuerzos por mejorar la calidad de vida de…



Aunque Wilson miraba a Cuddy y asentía de vez en cuando, en realidad no le estaba poniendo atención, su mente se hallaba en otro lado, sus pensamientos se arremolinaban en su cabeza. Todo había sido tan inesperado, tan repentino, y al mismo tiempo, tan acariciado y deseado. Por fin, después de años de haber estado planeando el programa, lo había podido echar a andar gracias a una donación espontánea. Sentía como si hubiera llegado al pináculo de su carrera, y no por el premio, o el dinero que venía con el galardón, sino porque ahora podría hacer más por ayudar a los enfermos de cáncer.



-Démosle un aplauso al Dr. Wilson.



Los aplausos sacaron a Wilson de su ensimismamiento. Se levantó de su asiento en la mesa de honor que estaba sobre el escenario y se colocó frente al micrófono. Paseó la mirada por el auditorio lleno de reporteros, doctores, enfermeras, estudiantes y curiosos. De entre ese mar de rostros buscaba ansiosamente uno en particular, pero no lo encontró. Decepcionado, bajó la vista y se concentró en el discurso que le tocaba decir.



-Recibir este premio es un gran honor, pero el mérito no es sólo mío, todo esto no habría sido posible sin la generosa donación de la fallecida Sra. Rogers, las enfermeras, los doctores y por supuesto, los voluntarios que brindaron sus horas para ayudar a pacientes sin familia o amigos a realizar tareas cotidianas que ellos no pueden hacer por su cuenta.



Wilson se detuvo un momento para tomar aire, levantó la mirada y lo vio junto a la puerta, en el punto más alto del auditorio. …l le sonrió brevemente, y Wilson no pudo evitar hacer lo mismo. Sus miradas se enlazaron por un instante hasta que Wilson recordó dónde estaba y prosiguió con su discurso de la manera más seria posible.



Horas después Wilson entró a su oficina. Se sentía exhausto por haber contestado tantas entrevistas y haber sonreído para numerosas cámaras. Aún sentía los flashes estallando frente a sus ojos. Se frotó el puente de la nariz, descolgó su saco del perchero y al voltear encontró en su sillón una conocida figura larguirucha durmiendo plácidamente. Sonrió y se acercó a ella. Se sentó a su lado, la contempló con cariño un instante y la sacudió suavemente. La figura se movió, unos penetrantes ojos azules se abrieron y se fijaron en él.



- Hey, superestrella, ya era hora de que terminaras. Llevo siglos esperándote- dijo House desperezándose.



- Menos mal que no te cansaste demasiado haciéndolo.



- Invítame a cenar.



-¿Eh? ¿Por qué?



-Obviamente para celebrar tu triunfo.



-En ese caso, ¿no tendrías que ser tú el que me invitara?



- Pero tú eres el del dinero. El premio que ganaste incluye una buena suma.



-¿Quieres decir que pagaré por mi celebración?



-Por supuesto, ¿acaso esperabas que yo lo hiciera? ¿Hace cuántos años me conoces?



-Demasiados; de hecho no sé por qué me aún me sorprendo – admitió Wilson entre enojado y divertido-. Bien, vámonos ya, muero de hambre. -Le extendió la mano a House para ayudarlo a levantarse, recogió sus cosas y salieron de la oficina.



-Cenemos en un lugar caro. Sólo lo mejor para mi Jimmy.



-Por supuesto, House, por supuesto.





Los dos doctores fueron a un restaurante muy elegante en el que House previamente había hecho reservación. Los sentaron en la mejor mesa y ordenaron platillos deliciosos. Wilson no pudo evitar pensar cuánto le iba a costar todo eso. «Oh bueno, no todos los días se gana un importante premio», pensó saboreando el más suave corte de carne que había probado jamás. House pidió el mejor vino de la casa y brindó por Wilson por todo lo alto, con mucho entusiasmo, haciendo que todos en el restaurante se enteraran de lo que sucedía, lo que puso a Wilson rojo hasta la punta de las orejas.



Dos horas después, ambos regresaron al edificio donde vivía House. El vestíbulo estaba lleno de cajas y había mucho silencio.



-¿Y estas cajas?- preguntó Wilson contemplándolas con curiosidad.



-Alguien se muda- respondió House sin prestarle demasiada atención a los objetos, les dio un empujó con su bastón para apartarlos de su camino y entró en su departamento. Wilson lo siguió, cerró la puerta detrás de él, se quitó la corbata y el saco mientras House iba al baño. Se sentó en el sillón frente a la tele y suspiró contento y satisfecho, poniendo las manos tras la nuca y cerrando los ojos.



Había algo extrañamente reconfortante en el departamento de House, tal vez era la sensación de estabilidad que se percibía en el lugar; y no era para menos, ya que su amigo había vivido más de quince años en el mismo sitio. Wilson, por su parte, había cambiado de casa más de las veces que hubiera querido hacerlo, de hecho, de momento ni siquiera un hogar tenía: seguía viviendo en el hotel. Nunca planeó que esa situación fuera a durar tanto, pretendía que fuera temporal, pero su vida ajetreada no le daba un respiro para ponerse a buscar casa, y menos aún cuando hacía año y medio había entrado en funcionamiento el programa piloto de Voluntarios apoyando a pacientes con cáncer. Además, era bastante cómodo vivir en un hotel: le daban una tarifa especial, siempre tenía una habitación limpia y ropa recién lavada y planchada. Aunque…. debía admitir que era un tanto solitario ser recibido todos los días por un silencio impecable y estéril.



El ruido sordo que hacía House al desplazarse sin la ayuda de su bastón hizo que Wilson abriera los ojos. House entró a la cocina y Wilson lo siguió con la vista hasta que se le perdió. Suspiró de nuevo y se estiró, acomodándose en el mullido sillón, cerrando otra vez los ojos. Sintiéndose completamente relajado, siguió meditando su situación actual. A veces deseaba que House lo invitara a mudarse de nuevo con él, pero el ofrecimiento no había llegado y él no había querido sacarlo a colación por miedo a que House se sintiera presionado y eso afectara su relación. Después de todo a House no se le daba bien el cambio, y pasar de ser amigos a…uh…¿novios?, mmm..., ¿amantes?, amantes gays para ser más preciso, era un gran paso. Prefería dejar que se tomara su tiempo para asimilarlo. Ya llevaban tres meses de una relación relativamente tranquila, dentro de lo que cabía siendo House como era, y quería que las cosas siguieran avanzando tan bien como ahora hasta conseguir que se abriera, que le hiciera saber que lo amaba tanto como él.



Una sensación helada en el cuello lo hizo sobresaltarse y olvidarse de sus pensamientos, House le ofrecía un vaso de whisky en las rocas. Wilson lo tomó y probó un sorbo, el sabor era excelente, sin duda se trataba de un licor caro. Iba a preguntarle a House de qué marca se trataba cuando éste se sentó al piano y comenzó a tocar una hermosa melodía que no reconoció. Wilson bebió en silencio mientras House ejecutaba la pieza. Cuando terminó, Wilson caminó hasta él y se paró a su lado.



-¿Cómo se llama? Nunca antes te había escuchado tocarla.



-Es nueva.



-¿Acabas de comprar la partitura?



-No, la compuse hace unos días.



-¿De verdad? ¿Cómo le pusiste?



-El chico maravilla salva al mundo.



Wilson pensó que se trataba de una broma, pero luego lo entendió. Abrió la boca sorprendido para decir algo, pero la cerró de inmediato porque no le salían las palabras. House le había compuesto una pieza para celebrar su premio. Seguramente empezó a trabajar en ella cuando supo de su nominación. Sintiendo que las lágrimas se le salían, caminó hacia House y lo abrazó por detrás.



-Gracias- musitó.



House puso una mano sobre su brazo izquierdo y asintió en silencio.



-Pensaba hacer una segunda parte que se llamaría: El chico maravilla se liga a muchas pacientes, pero creo que el título no suena nada bien.



Wilson bufó ahogando una carcajada.



-No, nada bien. Creo que quedaría mejor: “El chico maravilla se liga al jefe de diagnósticos y se lo lleva a la cama donde hace toda clase de cosas con él”- dijo Wilson pausadamente mientras iba besando a House, comenzando por la cabeza, las sienes, las orejas y bajando hasta el cuello.



-El título es demasiado largo- comentó House, aparentemente sin inmutarse por las atenciones que estaba recibiendo.



-Pero describe justo lo que quiero hacer en este instante – le murmuró Wilson en la oreja con una voz grave cargada de deseo. House giró la cabeza para ver a Wilson y encontró en sus ojos un torrente de pasión equiparable al suyo. No había necesidad de decir nada más.



Dejaron la sala y se encaminaron a la recámara, dejando a su paso un sendero de prendas descartadas entre besos húmedos. Ambos cayeron sobre la cama, Wilson tuvo cuidado de evitar la pierna derecha de House, y se despojaron de la ropa interior que les quedaba, ansiosos de sentir el roce de su piel. Se acostaron de lado, frente a frente, frotando sus miembros erguidos. El calor de sus cuerpos los consumía, se besaban con desesperación, ardiendo intensamente. No tenían suficientes manos ni suficientes bocas para tocar y besar todo lo que querían. De repente, House se detuvo, buscó algo en un cajón, rodó a Wilson sobre su espalda y se alzó sobre él, puso una almohada bajo su trasero, acarició sus muslos y los separó suavemente, colocándose después entre ellos.



-House… no tienes que…tu pierna…



-Shhh, esta noche es sólo para ti-. Diciendo eso tomó el miembro de Wilson con una mano y comenzó a lamerlo, delicadamente al principio, después chupando con más fuerza, mientras iba introduciendo sus dedos lubricados dentro de él.



-Oh…ah...House…espera...¡aaah!-. Wilson clavó los dedos en las sábanas intentando controlarse, pero la sensación era increíble, el placer se concentraba en dos de las partes más sensibles de su cuerpo, haciéndolo sentir cercano al punto de ebullición. La urgencia de venirse iba en aumento, pero antes de que se derramara, House se detuvo.



-¿Cómo quieres….?



- ¡Te quiero a ti dentro de mi!



House asintió y se incorporó. Wilson pudo ver lo duro y grande que estaba y se estremeció con excitación. House se puso de rodillas sobre la cama, separó más las piernas de Wilson, empujándolo hacia atrás levemente para que quedara con el trasero al aire, y comenzó a entrar en él suavemente hasta que estuvo completamente alojado. Wilson gimió un poco ante el dolor de la intrusión, pero se sentía tan caliente y embriagado de pasión que no le importó y pronto deseó más. Buscó la mirada de House y le indicó que estaba bien seguir, éste entendió el mensaje y salió por completo de él, para luego volver a penetrarlo rápido de una sola vez, haciéndolos gemir a ambos. House se sentía en su límite, Wilson estaba tan húmedo y resbaladizo, el sonido que hacía al entrar y salir de él era delicioso y lo excitaba aún más. Eufórico, aumentó la velocidad de sus embestidas. Wilson sentía que de un momento a otro estallaría del placer que sentía, por eso no pudo contenerse cuando House tomó su miembro y comenzó a frotarlo. El orgasmo lo arrastró como una ola que se vierte su espuma sobre la playa. House lo sintió estremecerse y al poco tiempo él también alcanzó su clímax, cayendo sin fuerzas sobre Wilson.



Permanecieron sin moverse unos instantes, jadeando, con el corazón palpitando aceleradamente. Después de un rato, House se levantó, saliendo despacio de Wilson, acostándose a su lado. Buscó en el cajón de la mesa de noche su Vicodín y tomo dos tabletas. Wilson fingió no verlo, no quería arruinar el momento con una pelea sobre el abuso que House hacía de la medicina. House volteó hacia él y depositó un suave beso en sus labios, lo cubrió con las cobijas. Wilson se acercó a él, poniendo un brazo sobre su pecho, y se acomodó para dormir. Suspiró, aspirando el aroma de House, el de ambos que impregnaba las sábanas y la habitación. Cerró los ojos, sintiendo como se hundía en un sueño tranquilo y plácido.

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