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El secreto del ángel por zandaleesol

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Personajes: Harry Potter/Severus Snape

Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K. Rowling, no percibo beneficio económico por esto.


El Secreto del Ángel





Poco a poco fue abriendo los ojos, la luz blanca le hería la vista por lo que intentó cubrirlos y cuando lo hizo rozó el vendaje que cubría su cabeza, eso le bastó para comprender que algo había sucedido, de inmediato una figura medio borrosa, blanca se le acercó rápidamente.


—Debe permanecer tranquilo señor Potter, tuvo un accidente muy serio —dijo una voz suave de mujer que le sonó muy maternal.

—¿Accidente? —preguntó con voz débil, sin reconocer el sonido de su propia voz.

—Sí, no se preocupe… de inmediato iré por el medimago, se alegrará de saber que ha despertado por fin.


Esa vez el muchacho de ojos verdes no dijo nada y la enfermera salió presurosa del cuarto.


**********


Otra vez se encontraba sentado en la misma silla, era el tercer día desde que Harry había sido ingresado a San Mungo tras sufrir aquel accidente terrible, había sido un milagro que se salvara según el medimago que lo atendió en la sala de urgencias mágicas. Él conocía muy bien el término “milagro” era el que utilizaban los muggles para explicar ciertos sucesos afortunados que nadie podía explicar como sucedían. Eso era lo que había pasado con Harry, aquel accidente en ese automóvil que había comprado hacía seis meses había sido terrible. Ese medio que utilizaban los muggles para transportarse de un lugar a otro era a su parecer los más peligroso que podía existir, pero no le extrañaba del todo los muggles siempre inventaban cosas que resultaban peligrosas y dañinas para ellos mismo, aquello era un absurdo.


Naturalmente que él no había estado de acuerdo en que Harry comprara ese automóvil, sin embargo su opinión una vez más fue ignorada por su esposo, Harry desde hacía un año que venía haciendo cosas que él desaprobaba por completo, pero eso no detenía al muchacho, al contrario, saber que lo lastimaba con cada una de esas acciones eran un aliciente para Harry, sabía de su sufrimiento pero eso no lo detenía, sin embargo él sentía que no tenía derecho a quejarse, comprendía los sentimientos de Harry, su joven esposo hacía todo para herirlo y estaba seguro de que él lo merecía.


A través de la ventana hechizada de la sala de visitas veía caer copos de nieve, se acercaba la Navidad, esa fecha había sido motivo de felicidad desde que había unido su vida a la de Harry. Pero eso ahora era parte del pasado, un pasado remoto perdido en la memoria de ambos, la felicidad se había ido, el amor tan grande que los había unido se había extinguido con la fuga de ese pasado feliz. Lo que parecía imposible había sucedido, Harry había dejado de amarlo, peor aún, lo odiaba con la misma intensidad con que antes lo había amado, sin embargo estaba convencido de que Harry lo odiaba menos de lo que se odiaba él mismo.


**********


El medimago que había recibido a Harry en la urgencia tres días antes caminaba hacía él con paso presuroso, de inmediato al verle venir se puso de pie.


—Señor Snape… su esposo despertó —anunció serio el medimago.

—¡Gracias a Merlín! ¿Cómo está?

—Ahora iremos a verlo, esta bien físicamente esperemos que no haya otro tipo de secuelas.

—¿Secuelas? Pero si acaba de decir que está bien.

—Nunca se puede descartar nada, por favor venga conmigo.


Severus asintió con la cabeza, sin tener valor de preguntar más siguió al medimago hacia la habitación de Harry.


**********


La situación le estaba resultando muy confusa, estaba en el hospital eso era claro y al parecer había sufrido un serio accidente, era muy extraño pues no lo recordaba, esperaba que pronto llegara alguien que pudiera explicarle que le había ocurrido.


De pronto vio que la puerta de la habitación se abría y entraba un hombre vistiendo la típica bata blanca, pero además otro hombre había entrado a la habitación, un hombre que vestía de negro y que tenía aspecto cansado y triste, sin saber porque sintió preocupación.


—Buenos días Harry —dijo el medimago mientras se acercaba a la cama.


El muchacho de ojos verdes parpadeó y sonrió parecía que todo estaba bien, ese hombre le había saludado y llamado por su nombre, sí reconocía su propio nombre y eso le hizo sentir franca alegría, también reconocía a ese hombre, era el medimago Denisov.


—Hola doctor ¿Qué hago aquí? ¿Qué me pasó?

—Tuviste un accidente Harry —dijo el medimago.

—¿Un accidente? ¡pero no me acuerdo de eso!


El medimago le miró serio.


—¿Recuerdas todo sobre ti Harry?


El muchacho guardó silencio por un instante y luego asintió con la cabeza.


—Recuerdas tu edad, donde vives…

—Si señor…bueno casi, no recuerdo donde vivo —dijo Harry con evidente miedo en la voz.

—No recuerdas donde vives… hmm podría ser una secuela del accidente —sentenció el medimago —, Harry estás en el hospital mágico de San Mungo ¿recuerdas que eres un mago?


El muchacho miró con asombro al medimago, cosa que hizo palidecer a Severus.


—Mago —repitió Harry —, pues sí… sí lo recuerdo… soy mago me llamo Harry Potter, mis padres fueron James y Lily, murieron cuando yo tenía un año de edad, los mató Voldemort… y yo maté a Voldemort hace seis años, cuando tenía diecisiete, estudié en la escuela de magia Hogwarts y mis mejores amigos son Ron y Hermione… ya ve lo recuerdo todo… y también lo recuerdo a usted doctor Denisov… ha sido mi doctor casi por un año —dijo el muchacho con una sonrisa alegre.


El medimago pareció reflexionar por un momento, al parecer Harry estaba bien, sin embargo decidió hacer una pregunta más.


—Bien Harry… al parecer recuerdas todo sobre tu vida… sólo tengo una pregunta más… ¿sabes quien es este hombre que está a mi lado?


Harry recién reparó otra vez en el hombre que estaba unos pasos más atrás con rostro lleno de preocupación. Lo miró por un par de segundos con atención y luego volvió a fijar su vista en el medimago.


—No… jamás en mi vida lo había visto… ¿Quién es?


El medimago volvió a guardar silencio, parecía reflexionar.


—Harry recuerdas tu nombre, edad, prácticamente todo sobre tu vida… pero no recuerdas a este hombre.


Harry volvió a fijar su vista en el hombre de ojos negros que parecía palidecer cada vez más.


—No… lo siento… jamás lo había visto en mi vida.

—Harry debo preguntarte algo más… ¿recuerdas que en nuestro mundo están permitidas las uniones entre hombres? ¿Recuerdas que un mago puede casarse con otro mago e inclusive pueden tener hijos?

—Claro que lo sé… todo el mundo lo sabe —respondió Harry.

—Harry lamento insistir, pero debo preguntar otra vez, estás seguro que no recuerdas a este hombre.

—Ya se lo dije… no sé quien es… jamás en mi vida lo había visto.


Severus bajó la vista al suelo, estaba seguro de que aquella era otra de las tantas cosas que ideaba Harry para herirlo, ahora había decidido fingir que no lo recordaba, pero no le extrañaba tanto, muchas veces el muchacho con odio visceral le había gritado que lo odiaba tanto que deseaba borrarlo de su vida, suprimirlo de su memoria, al parecer ahora estaba cumpliendo.


&&&


No podía creer lo que sucedía, parecía una completa locura, pero estaba seguro que un hombre serio que se dedicaba a la medicina mágica no podía estar engañándolo de esa forma, aquello por inverosímil que pareciera debía ser cierto, ese hombre de ojos y cabello negro era su esposo, él estaba casado con ese hombre llamado Severus Snape, pero por terrible que fuera no mentía, no recordaba estar casado y mucho menos con ese hombre.


—Harry este hombre es tu esposo —dijo el medimago.


Harry fijó sus ojos verdes llenos de asombro en el hombre que le miraba de forma incrédula.


—Mi esposo… ¿estoy casado? ¡Pero no me acuerdo de eso! ¿Esto es una broma cierto?

—Por favor… jamás bromearía con algo tan serio… este hombre es tu esposo.


Harry desvió su mirada del medimago a Severus otra vez.


—¿Por qué no me acuerdo de haberme casado con él? Ni siquiera lo recuerdo a él.


El medimago dio un suspiro, el asunto le resultaba complejo, pero él sabía lo que había sucedido hacía un año atrás, Harry había sufrido mucho y probablemente esa amnesia era la forma que había encontrado la mente del muchacho para protegerse, olvidar al esposo que tanto dolor le había causado era una forma de escapar.


—Harry posiblemente se deba al accidente que tuviste en ese automóvil… es probable que este bloqueo de tu memoria sea producto del golpe… además tu depresión debe influir un poco.

—¿Depresión? Ah si es cierto… ¿pero por qué sufro de depresión?

—Ya hablaremos de eso Harry… por ahora sólo debes descansar… más tarde te haré algunos exámenes.

—Esta bien… ¿puedo hacerle una pregunta?

—Claro Harry.

—¿Por qué aparentemente recuerdo todo de mi vida y no recuerdo algo tan importante como sería mi esposo?


Severus miró a Harry dolido, el muchacho de ojos esmeraldas ahora fijaba su mirada tranquila en él, una mirada que desde hacía mucho tiempo no era así, al menos no para él, esos ojos que en el pasado le habían mirado con tanto amor, hacía un año sólo le miraba con desprecio, con odio, la alegría había huido de esa mirada esmeralda, hacía un año que esos ojos sólo expresaban amargura, sin embargo ahora le miraban con aire curioso, esto hizo estremecer de miedo al hombre, se preguntó si era posible que Harry no estuviese fingiendo, que en realidad hubiese perdido sus recuerdos a causa de ese accidente, pero de ser así no recordaría nada y, sin embargo, recordaba todo y a todos exceptuándolo a él.


—Bueno Harry… eso es algo difícil de explicar… la mente a veces funciona de manera inexplicable —dijo el medimago.


Harry guardó silencio.


—¿Cuánto tiempo más deberá quedarse aquí? —preguntó Severus.

—Sólo por hoy… mañana podrá usted llevarlo a casa… naturalmente que si él esta de acuerdo —dijo el medimago mirando al muchacho.


Severus asintió con la cabeza luego miró a Harry.


—¿Harry estás de acuerdo en regresar a casa? ¿Tal vez prefieras permanecer aquí? —preguntó Severus.

—¿A casa? —dijo Harry —. Tal vez sea lo mejor… si deseo recuperarme pronto y recordar todo sobre mi vida supongo que sería lo apropiado ¿Qué cree usted doctor?

—Creo que es una decisión acertada Harry.


Después de este breve diálogo el medimago salió de la habitación para darle un momento de intimidad a la pareja de esposos.


—Severus… ¿puedo preguntarte algo?


El hombre de ojos negros se tensó inevitablemente.


—Claro Harry… puedes preguntarme lo que sea.


El muchacho pareció meditar un segundo.


—¿Tú y yo… nos amamos… somos felices?


Severus sintió una puntada en el pecho al oír la pregunta. Lamentablemente no podía decir que sí, desde hacía tiempo la felicidad se había ido de sus vidas, sobretodo de la vida de Harry, en cuanto al amor, el suyo permanecía intacto, pero el del muchacho había muerto para siempre.


—Nuestro matrimonio… no ha ido bien Harry… hemos tenido dificultades y debido a eso… pues nos hemos alejado… aunque vivimos en la misma casa…

—¿Entonces ya no nos amamos?

—Tú dejaste de amarme Harry, pero yo te sigo amando más que a mí propia vida —dejó escapar el hombre mayor sin poder contenerse.


Harry lo miró con asombro.


—¿Dejé de amarte? ¿Pero por qué?


Severus miró dolido al muchacho. No podía decirle que era el responsable que hacerlo vivir el dolor más grande de su vida, y que a partir de ese momento ese amor puro e incondicional que le había entregado se había extinguido en su corazón.


—Yo te hice daño… te hice sufrir… nunca quise hacerlo Harry… hubiese dado mi vida para que tú no sufrieras.


Harry sintió una punzada en el corazón al oír el tono dolido de ese hombre que era su esposo, el sufrimiento de él era tangible y muy profundo.


—No sé que habrá sucedido, pero sé que lo lamentas.


Severus levantó la vista otra vez para mirar a Harry, la mirada de él era compasiva y también triste, en el pasado una mirada compasiva de parte de ese muchacho al que adoraba le hubiese resultado una ofensa, pero ahora la agradecía, era mejor la compasión que el odio, ser odiado por Harry dolía demasiado. Mirando los ojos de Harry comprendía la verdad, el chico no mentía, era cierto que había olvidado quien era él, no era una treta para lastimarlo. Pero de todas formas se sentía herido, Harry acababa de suprimirlo de su vida, hacía tiempo que lo había sacado de su corazón y ahora lo sacaba de su mente, no lo recordaba, pero él comprendía, de seguro que con eso el muchacho dejaría de sufrir.


&&&


Cruzó el umbral con algo de miedo, rápidamente miró en derredor intentando encontrar algo que le indicara que ese era su hogar, pero no encontró nada. La puerta se cerró tras él y notó que los ojos de su esposo le miraron con cierta timidez. Volvió a pasear sus ojos por la estancia, algo llamó su atención y a la vez despertó su curiosidad, no había árbol navideño, eso era extraño porque estaba seguro de que le gustaba la Navidad, siempre le había gustado.


—No hay árbol de Navidad —dijo Harry con tono desencantado —¿Por qué? ¿No celebramos la Navidad?


Severus le miró con indecisión.


—Bueno… la celebrábamos, pero sucedieron algunas cosas que…

—No importa… no quiero saber —interrumpió Harry —, aún hay tiempo para conseguir un árbol… la Navidad es una hermosa fecha y debemos celebrarla como se debe.

—Bueno si eso quieres… le diré a Dobby que consiga un árbol.

—¿Dobby?

—Sí, el elfo doméstico que trabaja para nosotros.

—Recuerdo a Dobby, es extraño, pero no recuerdo que trabajara para nosotros —dijo Harry mirando con indecisión a Severus.

—Bueno supongo que se debe al accidente… ya es casi la hora de la cena, si quieres puedes tomar un baño antes.

—Sí es una buena idea… donde…

—¡Dobby! —llamó Severus.


Un instante después Harry tenía frente a él a la pequeña criatura mágica.


—Señor Harry Potter que alegría verlo otra vez… Dobby tenía mucho miedo de que le hubiese sucedido algo grave.

—Estoy perfectamente Dobby —dijo Harry, pero luego pensó que el no recordar a su esposo no era algo perfecto precisamente —, bueno… no tanto… hay ciertas cosas que no recuerdo debido al accidente, pero seguro que me recupero pronto.

—Dobby ya está al tanto de lo sucedido… por favor lleva a Harry a su habitación, desea tomar un baño antes de cenar.

—Sí señor… venga conmigo yo lo llevaré —dijo el elfo, tomando la mano de Harry lo condujo por la escalera.


Severus luego se dejó caer sobre el sofá, por primera vez en su vida no sabía como actuar con Harry, no pudo evitar preguntarse si aquella situación tan extraña no sería quizá una nueva oportunidad para él y para el muchacho, sería posible que esa amnesia de Harry fuera la excusa que necesitaban para recomponer sus vidas, no quería hacerse ilusiones, pero tampoco podía dejar de anhelar el amor de su esposo, ese amor que en el pasado lo había llenado de dicha.


**********

Harry dio vueltas por la habitación antes de entrar al baño, revisó todo el lugar y le parecía que esa habitación sólo era suya, aunque no reconocía nada de lo que había ahí, ni la ropa ni los objetos personales. Pero lo que más extraño le parecía era que no habían más cosas que indicaran que compartía la habitación con su esposo.


Después de tomar un baño y cambiarse de ropa bajó al comedor pues Dobby le avisó que Severus lo esperaba para cenar.


La conversación entre Severus y él no fue tan fluida como le hubiese gustado, pues el hombre mostraba algo de reserva, cosa que a Harry le intrigaba mucho tal como lo hacían otras cosas.


—Severus puedo preguntarte algo —dijo Harry mientras observaba a su esposo servirle una copa de vino.

—Por supuesto… puedes preguntar lo que desees.

—Me pareció que en mi habitación no había nada tuyo, es decir, pareciera que duermo solo ahí… ¿por qué?


Severus dejó con lentitud la botella de vino en la mesa y levantó la mirada hacia Harry.


—Hace un año… dejaste la habitación que compartíamos como esposos.


Harry guardó silencio por un momento, no pasó inadvertida para él la evidente tristeza con la que Severus dijo esas palabras.


—Me dijiste que habían sucedido algunas cosas por las cuales no celebrábamos la Navidad… ¿fueron esas mismas cosas las que me hicieron abandonar la habitación que compartía contigo?

—Sí… las mismas.

—Debió ser algo grave… como para que me alejara de ti.


Severus no pudo sostenerle la mirada al muchacho, aquella situación le resultaba demasiado dolorosa, se había acostumbrado al odio de Harry, estaba habituado a que esa mirada estuviese cargada de rabia siempre que iba dirigida hacia él, por eso enfrentarse a la mirada curiosa de su esposo le asustaba, no quería tener esperanzas otra vez.


—El medimago dijo que no debía forzarme a recordar, dijo que todo regresaría… Severus no sé que fue lo que nos separó tanto… pero tal vez esta amnesia sea una nueva oportunidad para nosotros —término diciendo Harry mientras su mano buscaba la de Severus.


El hombre miró al muchacho con el corazón golpeándole el pecho con fuerza, hacía tanto tiempo que no sentía el roce de esas manos, y lo extrañaba tanto que no hizo nada por apartar las suyas.


—Una nueva oportunidad —repitió Severus mirándolo intensamente —, me gustaría creer que es posible, pero lo cierto es que yo no merezco tu amor Harry… nunca lo merecí.

—Severus… tal vez te parezca extraño, pero aquí dentro de mí… siento que te amo… no sé como explicarlo, pero algo me dice que yo aún siento algo muy fuerte por ti, hay algo en ti que me atrae mucho.

—Nada me haría más feliz en la vida que volver a tener tu amor… como antes…


Harry sintió un fuerte deseo de besar a Severus, pero se contuvo, pensó en que no debía apresurar las cosas.


—Si me casé contigo fue por que te amaba estoy seguro de eso.


Sobre ese punto el hombre de ojos negros jamás había tenido dudas, Harry se había casado por amor, la cercanía obligada con la que tuvieron que lidiar mientras Severus preparaba al chico para su enfrentamiento final con Voldemort, les había dado la oportunidad de conocerse, aceptarse y olvidar viejas ofensas; después de eso todo fue más sencillo.


**********


Después de terminada la cena Harry insistió en quedarse en la sala, Dobby había conseguido ya un árbol y el muchacho estaba decidido a decorarlo esa misma noche, no quería que en su casa estuviese ausente el espíritu navideño ni un sólo día más. Esa era una fecha que le emocionaba y le daba esperanzas, además durante la cena y mientras observaba a Severus, se había convencido de que su esposo era un buen hombre y de que era amado profundamente, no existía ningún motivo para permanecer separados cuando podían ser felices, además si él había permanecido junto a su esposo debía ser por alguna razón.


Severus se sentó en un sillón a observar como Harry se daba a la tarea de decorar el árbol Navideño, aquello le parecía un sueño, sueño del que no quería despertar jamás. Parecía que todo volvía a ser como antes, antes de la pesadilla, antes de la desgracia que los había separado y que había hundido sus vidas en un poso de dolor y odio que parecía que jamás tendría final. Sin embargo ahora ese muchacho al que él adoraba estaba ahí poniendo esferas de colores al inmenso árbol.


Harry sentía la atenta mirada del hombre que sentado en un sillón no se perdía detalle de su trabajo, se sentía algo confuso, pues sentía la amorosa mirada de esos ojos y sin embargo Severus había dicho que desde hacía tiempo las cosas entre ellos no iban bien. Se preguntaba que sería aquello que los había separado tanto como para inclusive dejar de dormir juntos y él mudarse a otro cuarto. Aunque su mayor duda no era esa, sino que no saber porque aún vivía con ese hombre, aquello sólo podía tener una respuesta, lo amaba, no podía haber otra explicación de no ser así de seguro se hubiese marchado hacía rato.


Aquel rito de adornar el árbol siempre había sido una tarea que habían realizado juntos, ahora él sólo observaba desde su sillón, moría de ganas de ofrecer su ayuda pero no estaba seguro si eso era lo que Harry deseaba. Tal vez debía dejar sus reticencias de lado y acercarse al muchacho, por lo menos ahora Harry no lo odiaba, se levantó y se acercó hasta su esposo.


—Está quedando hermoso… ¿puedo ayudar?


Harry se volvió hacia Severus con una sonrisa alegre.


—Claro que sí.


Severus también le sonrió, y aunque Harry apartó la mirada casi al instante, eso no fue impedimento para que el hombre mayor dejara de percibir el fulgor de esos ojos esmeraldas que le miraban con dulzura de antaño.


En poco tiempo la tarea estuvo acabada, sólo faltaba el toque final, el adorno que debía ir en la punta del árbol. Harry revisó las cajas que contenían los adornos pero no encontró el que se suponía era el adorno principal.


—Severus… ¿Cuál es el adorno que va en la punta del árbol?


El hombre mostró algo de inquietud ante la repentina pregunta.


—Bueno… el adorno es un… ángel… a ti te encantaban los ángeles.


Harry sintió algo extraño, no recordaba aquello, sin embargo estaba seguro que debía ser cierto.


—Pero aquí no hay ninguno… ¿Dónde está ese ángel que adorna nuestro árbol?

—Está guardado, pero no recuerdo donde —dijo Severus apartando la mirada.

—¿Crees que sepa Dobby donde está guardado?

—Sí… creo que podría saber, si quieres puedo decirle que lo busque.

—Si… muchas gracias.


Severus salió de la sala para ir en busca de Dobby. Harry le dio una mirada rápida, su esposo había dicho que le encantaban los ángeles, pero lo había dicho de una forma casi dolorosa, eso era muy extraño, un cierto temor se apoderó de él pues tenía la extraña certeza de que al hablar de los ángeles un rayo doloroso había cruzado la mirada de Severus.


**********


No estaba muy convencido de que fuera una buena idea que Harry volviera a ver ese ángel, podía ser que trajera a su mente recuerdos dolorosos, tenía miedo, pero tampoco quería excusarse inventando alguna mentira. Subió la escalera que llevaba a la tercera planta de la casa, caminó por el pasillo, hacía tiempo que no se acercaba a ese lugar; no pudo evitar estremecerse, era un hecho que aún no superaba lo sucedido y posiblemente nunca lo haría, su dolor había sido tan intenso y grande como el de Harry, pero su dolor además iba acompañado por un sentimiento de culpa que no lo abandonaría nunca.


Con mano temblorosa dirigió su varita hacia la puerta, la cerradura cedió de inmediato. El hechizo que rodeaba al lugar no sólo custodiaba la entrada a la habitación sino que también permitía que la habitación estuviese en perfectas condiciones.


Severus sintió que su corazón se oprimía de manera dolorosa, se esforzó en no llorar pues estaba seguro que todo el dolor que llevaba dentro abriría dentro un surtidor, lloraría a gritos y hasta Harry podría escuchar. Todas las cosas de su bebé estaban allí, su ángel que había llenado de vida y luz su existencia y la de Harry; en aquel instante lo abandonaba la fuerza, con las piernas temblorosas se acercó casi con devoción a la pequeña cuna, con desesperación miró en derredor, ahí estaban todas las cosas de su Ángel, toda la habitación estaba llena de objetos de bebé, juguetes, ropa, todas aquellas cosas que lo habían ilusionado tanto. Pero la desgracia no tuvo compasión con Harry y con él, hacía un año que habían perdido a su hijo. Sobre la misma repisa en que la había dejado hacia un año estaba la caja que buscaba, la abrió con cuidado, ahí estaba el ángel que debía adornar el árbol de Navidad, Harry había llegado con el como regalo para su bebé, un ángel para otro Ángel, pero no había podido dárselo.


Su bebé jamás llegaría a ver ese ángel adornando el árbol Navideño porque su bebé ya no estaba y jamás regresaría. Severus aferró con dolor el ángel de cristal que brillaba con la luz, Harry le había dicho que los muggles creían en los ángeles, asegurando que cada ser en la tierra tenía su propio ángel que lo protegía, por eso pidió con todas las fuerzas de su corazón otra oportunidad para su vida, para la vida de Harry, otra oportunidad para el amor que él nunca había dejado de sentir por su esposo. Las lágrimas inundaron sus ojos, no quería que Harry notara que había llorado, se llevó ambas manos al rostro para borrar todo vestigio de dolor, por eso no pudo ver la brillante luz que irradio el pequeño ángel por apenas un breve instante y que luego se había apagado.


Salió de la habitación llevado el ángel en su mano, era extraño que siendo un objeto de cristal estuviese cálido, pensó Severus, cerró la puerta y bajó las escaleras preocupado de cómo podía reaccionar Harry al ver ese ángel que él mismo había comprado hacía un año atrás.


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