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Crème Chocolat Moka por Yoko_Nakajima

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Notas del fanfic:

Los personajes son de Masashi Kishimoto, yo sólo los utilizo porque me genera un gran bienestar escribir sobre ellos^^

El Fanfic está inspirado en la película "No reservations" dirigida por Scott Hicks.

También está inspirado en el fanfic "Recobrando mi pasado. Volviéndome a amar" de la fantástica Saya_Mizaki

Notas del capitulo:

Buenas tarde mis querid@s Yaoistas! 

¿Cómo empiezo?...

Muchas gracias por haber entrado a leerlo. El capítulo primero es largo porque (originalmente) uní el capítulo uno y el dos. Otra cosa que quiero aclarar es que si se van a quedar a leer el fic, tengan en cuenta qué día es en cada capítulo, porque luego se generan confusiones. 

Ya es mi tercer fic en esta grandiosa página, así que, aunque ya lleve dos que tres en este ámbito, les ruego indulgencia. Espero que me puedan decir qué les gustó y qué no.^^

¡Qué lo disfruten!

-      Hablar de Francia - decía Sasuke en una de sus innumerables conferencias sobre cocina - equivale a hablar, también, de cocina. Hace más de tres siglos que este país le rinde culto a la cocina, considerada desde siempre como una expresión de su cultura.

Se encontraba hablando de su gran pasión, del amor de su vida: La cocina Francesa... Él era uno de los más grandes y famosos chefs de Francia, con su propio restaurante, situado en París. Sasuke era uno de esos muchachos que habían obtenido todo lo que hubiesen podido desear en, relativamente, poco tiempo. Era un hombre realizado. Tenía su preciado restaurante, una linda y amplia casa, y, por supuesto, una hermosa novia, con la cuál se casaría en escasos meses. Nada le hacía falta.

-      Tampoco conviene dejar de lado las sidras normandas y bretonas - dijo el azabache para terminar - de cuya destilación sale ese delicado aguardiente llamado calvados. Igualmente tenemos que citar otros aguardientes de esmerada calidad, como son el cognac y el armagnac; constituyen, sin duda, un espléndido cierre para una magnífica comida.

Al finalizar, los aplausos no se hicieron esperar. Una enorme sonrisa se dibujó el blanquecino rostro de Sasuke, a manera de agradecimiento. Bajó de la tarima a paso lento, recibiendo felicitaciones de todos lugares... y, a veces, uno que otro le preguntaba a dónde podía ir a probar lo que hacía... Y él respondía con un tono de evidente orgullo.

Cuando se hubo consumado la ronda de albricias, se dirigió rápido detrás del escenario, dónde varias personas lo esperaban. Todavía era temprano, tendría tiempo para hablar un momento con ellos, antes de ir a su lugar favorito.

Iba caminando entre la gente, dando saludos a unos cuantos que lo conocían. Pero los saludaba de una manera ausente, estaba buscando a alguien en específico. Posaba su vista rápidamente en uno, pero al advertir que no era a quien buscaba, se pasaba a otro desesperadamente. Entonces, divisó una figura alta, de espalda ancha, cabellera larga y negra. Itachi. Ya lo había encontrado. Se acercó a él y le dio un leve golpe en el hombro para que lo viera, al darse cuenta Itachi, le sonrió. Su tez era blanca, pero no tanto como la de Sasuke, y tenía un ligero sonrojo. El azabache menor bajó un poco la vista... Itachi tenía una copa de vino entre su mano...

-      Bien hecho - le dijo después de haberlo saludado

-      Gracias, Itachi - respondió Sasuke. Su hermano siempre había estado ahí para apoyarlo, y en ésta ocasión no era diferente. Pero le preocupaba en manos de quién había dejado el restaurante...

-      Está a cargo Ino - dijo con simpleza Itachi - Cálmate y sírvete un poco de vino - levantó ligeramente la copa que traía en la mano.

-      No tomo vino tan temprano y tú lo sabes - dijo Sasuke molesto

-      Sí, sí - balbuceó Itachi - Otra de tus reglas... - y sonriendo con una divertida malicia añadió: - ¿Y qué tal un postre?

Sasuke miró enojado a su hermano. Sí, sí... otra de sus reglas... No comía postres. No le gustaban. Arruinaban los dientes y el paladar...

-      Bueno, al menos siéntate - dijo Itachi señalando una silla. Sasuke asintió. Ambos halaron una silla cada uno e inmediatamente después se sentaron. Cuando lo estuvieron, continuaron con la plática: - Y dime, ¿Cómo va todo con Sakura?

-      Bastante bien - respondió Sasuke - Ya casi está todo listo. Sólo falta que ella escoja el vestido

-      Qué bien - exclamó Itachi sonriendo - Parece que todo va mejorando a cada paso que das.

-      ¿Es un cumplido? - preguntó el menor. Itachi le dio un sorbo al vino y asintió con la cabeza - Pues entonces, gracias.

Continuaron la conversación unos minutos más. Puras banalidades. Después tuvieron que emprender el camino de regreso al restaurante. Sasuke se comenzó a poner ansioso. Ino todavía era una sous-chef a prueba, y le daba una sensación de nerviosismo dejar el restaurante en sus manos... Además de que siempre le gustaba tener el control de todo. ¿Y por qué no? Él era el chef en jefe, después de todo.

Al llegar al restaurante, todo estaba tranquilo, todavía no era hora de abrir, a penas faltaban veinte minutos para las diez de la mañana. Inmediatamente después de pasar la puerta, se dirigió a paso rápido, sin decir desesperado, a la cocina. Itachi se quedó para acomodar algunas cosas de las mesas. El azabache mayor era el encargado de hacer las reservaciones, de recibir a la gente y llevaba parte de la contabilidad del restaurante, la otra parte la llevaba Sasuke.

-      ¿Todo bien, Ino? - preguntó Sasuke al entrar a la cocina.

-      Oui, Chef - respondió la rubia

-      Perfecto - Sasuke paseaba su vista por su perfecto alineamiento de cocineros y cómo preparaban las cosas anticipadamente - Voy a cambiarme

Ino asintió. Sasuke entró a los vestidores y se puso su uniforme de todos los días: pantalón negro, holgado, botas negras, para evitar resbalones, filipina blanca. Al salir, tomó su mandil y lo ató alrededor de sus caderas.

-      ¡Chef! - llamaba un hombre de cabello negro, largo y amarrado por una coleta baja.

-      ¿Sí, Neji? - Sasuke se acercó hacia donde era requerido

-      Ya no hay ajo italiano - dijo uno - ¿Utilizamos ajo normal?

-      No hay de otra - se encogió de hombros - Mañana por la mañana iré por un poco más. ¿Vendrá el agricultor hoy?

-      No lo creo, Chef - respondió - Ya es muy tarde para que lo haga.

-      Es cierto - dijo el azabache cruzado de brazos - Siempre viene temprano... Gracias - sonrió

Sasuke se retiró para ver que más problemas tenían.

-      ¡Sasuke! - gritó Itachi desde las puertas de la cocina - Ya es hora de abrir

"¿Tan rápido?" pensó Sasuke, pero igual asintió

El día se fue acomodando por sí solo. Sasuke lucía más feliz que nunca. Su conferencia había sido un éxito y en el restaurante se sentía como pez en el agua.

-      Sasuke - Itachi salió de la nada... tenía esa costumbre. El menor daba los últimos toques a una Bullabesa.

-      ¿Qué sucede? - preguntó mientras colocaba una ramita de albahaca sobre los trozos de pescado - ¡Sale!

La mesera tomó el platillo y salió rápidamente.

-      Vinieron a verte tus fans - dijo Itachi, divertido. Sasuke sonrió.

El menor salió para recibir sus felicitaciones. Estas provenían de unos clientes que frecuentaban casi a diario el restaurante, así que ya conocía de memoria sus palabras.

-      Muchas gracias - sonrió - Tengo que retirarme. Qué lo disfruten.

El pelinegro regresó a su puesto en la cocina.

La tarde. Era uno de los momentos del día en que había más gente, pero, como siempre, no hubo demasiado problema. Durante el transcurso del día, varias personas más lo felicitaron por sus creaciones. Así llegó el momento de cerrar. Era momento de regresar cada quien a sus hogares. Itachi se fue bastante cansado, ya que permanecía la mayoría del tiempo de pie. Sasuke se fue con un cansancio satisfactorio, porque sabía que eso era lo que más le gustaba.

Caminaba por las solitarias calles de París. Su casa no estaba muy lejos, así que todos los días regresaba caminando. Todo estaba tan quieto que hasta no parecía que fuera Lunes. Era una extraña tranquilidad y hasta cierto punto inquietante, pero Sasuke no le prestó atención. Eran alrededor de las once de la noche cuando el pelinegro llegó a su casa. Abrió la puerta sigilosamente, para no despertar a su novia, aunque no parecía estar dormida, ya que se oyó un sonido hueco en la planta alta...

Subió las escaleras, se quitó el saco y lo dejó en el barandal. Y al abrir la puerta de su habitación... Ahí se encontraba ella... con otro... su amante y ella, ni siquiera se inmutaron, ya que no se dieron cuenta de su presencia, hasta que gritó:

-      ¡Sakura!

Ambos se sobresaltaron. El hombre, totalmente desnudo, dejó todo lo que estaba haciendo, salió de un brinco de la cama, tomó sus cosas y salió corriendo disparado de la habitación. Sasuke no lo persiguió, ¿qué caso tenía?, no solucionaba nada y ya todo estaba hecho. Sakura parecía como si hubiera premeditado todo, porque se encontraba muy tranquila. Salió de la cama pacientemente, cubierta por las sábanas, se acercó a Sasuke, todavía paralizado.

-      ¿Por qué? - musitó el pelinegro

-      ¡¿Por qué?! - exclamó ella - Porque tú nunca estabas, y aunque lo estuvieras físicamente, siempre estabas ausente, no me prestabas atención. ¡Yo también tengo necesidades! ¡Tú prefieres tu maldita cocina a estar conmigo!

-      ¿Desde cuándo? - su voz sonaba ahogada, se estaba aguantando las lágrimas.

-      Desde hace dos meses - respondió seca - En esta ocasión fue deliberado... Ya no quiero casarme contigo...

Después de haber dicho esto, Sakura se quitó el anillo de compromiso y se lo dio tranquilamente. Sasuke estaba total y absolutamente perplejo. Ella comenzó a vestirse ante la mirada atónita del que una vez la quiso tanto. La chica tendió la cama por vez última, tomó sus maletas que se encontraban dentro del closet y se fue.

El pelinegro se quedó solo en la habitación, se encontraba sentado en el suelo, contemplando vacíamente la sortija. Los ojos se le llenaron de lágrimas y de furia. Aventó el anillo lejos de su ser. Abrazó sus rodillas contra el pecho, sumió su rostro en ellas y rompió en llanto. Estuvo así por varias horas, hasta quedarse dormido... Sí... en el suelo. Ya no le importaba nada más.

 

Al día siguiente, despertó súbitamente, ya que la alarma estaba programada a las cinco de la mañana. A esa hora iba a uno de los mercados para comprar pescado fresco, se llamaba Les Halles. Sasuke se levantó pesadamente del suelo a apagar la alarma, una punzada le recorrió el brazo, lo tenía adormecido, se había recargado en el toda la noche. Los ojos le ardían. Cuando estuvo apagada, se sentó al borde de la cama. Volteó a ver hacia atrás, el anillo seguía ahí tirado... "Tengo que ir por el ajo y el pescado" se dijo a sí mismo. Se levantó de la cama. Se desvistió y se puso algo más cómodo, un pantalón de mezclilla, una camiseta negra y una chamarra. Ya estaba por ser invierno. Se puso un gorro negro, sus guantes y salió.

Al llegar al mercado, fue rápidamente al local donde siempre había comprado desde que se volvió chef.

-      ¡Chôji! - exclamó Sasuke al ver a su proveedor

-      ¡Sasuke! - exclamó igualmente el hombre - ¡Qué gusto me da verte! ¿Qué necesitabas?

-      Salmón, Chôji - respondió el azabache - Cangrejos y mejillones... ¿Hay algo nuevo?

-      Nada, nada - decía Chôji mientras escogía los salmones, ya sabía cómo le gustaban a Sasuke - Me han traído lo mismo por dos semanas... Tal vez mañana, Sas.

Chôji y Sasuke siempre habían sido muy buenos amigos, mucho antes de que se volviera chef, cuando el azabache estudiaba. Y Chôji siempre le había dicho "Sas".

-      Tal vez - dijo Sasuke sonriendo débilmente

-      ¿Te sientes bien? - preguntó su amigo

-      No... no me siento bien - respondió el pelinegro

-      ¿Qué sucedió? - preguntó angustiado, mientras escogía los mejillones y los cangrejos; el salmón ya lo había dejado en una bolsa.

-      Sakura - respondió simple Sasuke

-      ¡Oh! - exclamó Chôji guardando en unas bolsas los mejillones y los cangrejos - Ella... ¿ya no se casará contigo?

Sasuke lo miró sorprendido. "Me conoce bien" pensó. Asintió con la cabeza con expresión triste. Chôji suspiró. "Ya se veía venir" pensó el castaño.

-      ¿Cuánto va a ser? - preguntó el pelinegro

-      Veintitrés euros - respondió Chôji

El triste azabache pagó lo debido, se despidió de su amigo con una sonrisa desanimada y se fue. "Todavía tengo que ir a comprar el condenado ajo italiano" pensó... Otra de sus reglas... No comer comida italiana, la odiaba por ser tan condimentada...

Caminó un poco por el mercado, hasta llegar a un local de verduras, la chica que atendía ahí era... Sakura... Pero no había opción, si quería que su restaurante tuviera lo mejor. Ahí vendían el más crujiente ajo italiano, y también vendían muy buenas conservas, además de que no era tan costosa como en otros lugares. Sakura se asomó por el mostrador. Abrió mucho los ojos al encontrárselo, pero guardó la calma.

-      Buenos días - dijo indiferente - ¿Qué se te ofrece?

-      Ajo italiano - respondió él

-      Escógelo - dijo ella - Está en la repisa de allá...

Señaló una pequeña tablilla, donde se encontraba una canasta con los enormes ajos. Sasuke los miró, tomó uno y lo apretó suavemente con su mano. Crujió de inmediato.* Tomó unos cuantos más como ese y se los entregó. Ella los pesó.

-      Cuatro euros - dijo ella poniéndolos en una bolsa. El pelinegro le pagó, tomó su bolsa y se fue de ahí.

No pudo negar que todavía le entristecía la idea de que ya no estaría con ella más... pero tenía que ser fuerte, "para que así pueda funcionar mi cocina" se dijo.

Eran las nueve de la mañana en punto. Tenía tiempo antes de que abrieran. Regresó a su casa. Se dio un pequeño baño y se vistió ya con su ropa de chef. Tomó su chamarra, su gorro, sus guantes y salió... Al estar ya en la puerta, se acordó de que estaba olvidando las cosas, regresó y se las llevó. Veinte minutos para las diez. Caminó rápidamente. Al llegar, Itachi ya había abierto, de hecho ya había dos o tres mesas ocupadas.

-      Sasuke, llegas tarde - dijo el pelinegro mayor - ¿Por qué?

El menor intentó contenerse aspirando profundo, pero fue inútil y gritó exasperado:

-      ¡Ayer que llegué a mi casa, se estaban follando a mi mujer! - los presentes, por suerte, no alcanzaron a oírlo debido a los ruidos de la avenida - ¡Ella ya no se quiso casar conmigo!

No dejó que Itachi le diera respuesta alguna. Caminó a paso apresurado a su cocina.

-      Buenos días, Chef - saludó Ino

-      Buenos días, Ino - dijo Sasuke sonriendo sin ganas - ¿Qué pidieron esas dos mesas de afuera?

-      La mesa trece - dijo ella mirando un papel. Sasuke se quitó los guantes, el gorro y la chamarra - Pidió morillas a la crema... viene solo, y la mesa diez pidió Quiche de Lorena, dos platos...

-      Bien - dijo el pelinegro, subiendo las mangas de su filipina - Dile a Hinata y a Neji que saquen las morillas y todas las verduras que se necesiten. Tú te encargarás de ayudarme a hacer el Quiche.

Y dicho y hecho. Todos se empezaron a mover rápidamente. Hinata comenzó a saltear las morillas en mantequilla. Neji preparaba la crema, calentándola. Cuando terminaron, juntaron lo que cada uno hicieron. Para esos momentos, Sasuke e Ino ya llevaban la mitad del Quiche. Sólo faltaba rellenar la tarta y hornearla...

El resto del equipo seguía picando, friendo y salteando. Cuando ambos platillos estuvieron listos, Sasuke se encargó de darles presentación. La mesera llegó para recoger la orden. Sasuke se limpió con el mandil. Suspiró y continuó con su trabajo. Los platos vacíos y llenos, entraban y salían de la cocina. En uno de esos vaivenes, la mesera chocó con Sasuke y rompió dos platos y tres copas.

-      ¡Eres una maldita torpe! - gritó él.

Itachi, había estado escuchando y observando todo desde el principio.

-      Sasuke - dijo el mayor - Ven, tenemos que hablar

-      ¡Levántalos! - gritó el menor sin hacerle caso a su hermano

-      ¡Sasuke! - Itachi se exasperó y jaló del brazo al menor

Ambos entraron al enorme refrigerador de la cocina, donde se guardaban las verduras y los quesos.

-      ¡Siéntate! - ordenó Itachi. Sasuke obedeció sin chistar - Creo que deberías tomarte un descanso

-      ¿Por qué? - preguntó el pelinegro menor

-      Y todavía preguntas por qué - dijo Itachi cruzándose de brazos - ¿Qué no es obvio?

Sasuke bajó la mirada... Este rompimiento le había afectado demasiado.

-      Ahora escucha atentamente lo que vas a hacer - continuó Itachi - Vas a salir de este refrigerador, te disculparás con Ten Ten, te quitarás el mandil, tomarás tu cosas y te irás. ¿Está bien?

-      Sí, Itachi - dijo Sasuke cabizbajo

Y así fue. El muchacho salió, se disculpó por haberle gritado, se quitó el mandil, tomó sus cosas y se fue... tal y como Itachi le había dicho que hiciera.

-      ¿Cuánto tiempo voy a estar fuera de mi cocina? - preguntó el pelinegro menor.

-      El tiempo que sea necesario, tú descansa - dijo Itachi.

Notas finales:

El día de hoy, publicaré dos capítulos, para que así no se desesperen y se pregunten: ¿Dónde jodidos está Naru-chan?

Ya, ya... ahora voy y publico el otro ¬¬'

* El ajo, para que sea bueno, tiene que crujir la primera capa, mientras más seca esté más bueno va a estar el ajo.


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