Ahora te amo
Hashiba Sora
Capítulo 1: Eres mi todo
El intenso frio se dejaba sentir a través de su pequeño cuerpo, ¿Esperaría un tiempo para volver a casa? ¿Qué sentido tenia? Eiri se había ido, de nuevo…
Que se fuera, eso no era lo importante, si no con quien se iba…
Ese era el problema ¿Con quien?
¿Dónde estaba? ¿A quien le regalaba una noche? Esa noche que jamás le dedicaría por completo a el…
Estaba harto, si, amaba a Eiri, lo reconocía ante si mismo, pero jamás ante alguien que no fuera el…
¿Qué hacer? No podía hacer nada, sabia que hiciera lo que hiciera, a Eiri le daría lo mismo, estuviera con quien estuviera, si desaparecía o si estaba prendido a el todo el día, nada cambiaria, nada…
Esa pequeña y simple palabra resonaba hueco en su corazón, le costaba entender que a pesar de amar de una forma tan desesperada y necesitada al escritor, a pesar de sus esfuerzos por tocar su corazón, había sido en vano, nada había dado resultado.
Se levanto de su asiento, no podría ir con Hiro, era su amigo, lo sabia de sobra, pero no quería preocuparlo demasiado, suficientes problemas tenia, como para añadirse al repertorio.
-¿Shu-chan…? – pregunto una voz aniñada detrás de el -¿Qué haces tan tarde?
-Es.. es que…
-Kuma-chan y yo tenemos frio, ¿Quieres venir a casa a comer pockys y chocolate? – pregunto entendiendo la situación del niño.
-Gracias…- susurro sollozando y abrazando con fuerza a su amigo.
-Yo siempre estaré aquí…
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-Lárgate, no te quiero ver aquí - le dijo a la mujer que estaba junto a el mientras prendía un nuevo cigarrillo…
-Pero, ¿Por qué…? ¿Te he hecho enfadar…?
-Si, ya no eres buena en la cama…- mintió.
-¡Mejorare! ¡Lo juro!
-No, lárgate
-¡Hare lo que sea! ¡Lo que sea! ¡Eiri! ¡Por favor!
-Cállate, tu voz es molesta
-Me quedare en silencio si lo deseas…- respondió tomando la sabana que la cubría, y tapando su boca, sollozando ligeramente.
-Entonces el que se va soy yo…- respondió tomando sus pantalones y poniéndoselos.
-¿Cuándo nos volveremos a ver?
-Nunca, te lo he dicho, no entendiste las reglas…
-¡Es imposible no querer tenerte! ¡He sido discreta!
-No me importa, hasta nunca… -ignoro a la chica, terminando de vestirse.
-Eiri, por favor…- lloraba abiertamente.
Salió de la habitación, se sentía confundido ¿Qué pasaba por su mente? ¿Por qué pasaba más noches en hoteles de paso que en casa con Shuichi?
Ese pequeño que le había enseñado, que la luz siempre ha existido…
¿Por qué? Aun no sabía la respuesta…
Lo quería si, pero ¿Por qué seguir haciendo esto?
Lo único que callaba su mente era una excusa torpe y cobarde: El siempre había sido así y no cambiaria por nada ni por nadie…
Así, con esa simple frase, seguía acostándose con las mujeres que el quisiera, aunque Shuichi se enterara, no le importaba en lo mas mínimo…
Quería engañarse, hacerse creer a si mismo que Shu no había destruido la capa que lo cubría, aquella apariencia fría, no quería aceptarlo…
Que el era su razón de ser…
Que por el abría los ojos día con día….
Que se había enamorado de nuevo…
¿Por qué no reconocerlo?
Porque no era necesario, porque creía, que sobre todas las cosas, Shuichi le pertenecía…
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-¿Estas cómodo? – pregunto Ryuichi dándole una cobija junto con una taza de chocolate caliente.
-Gracias, Sakuma-san…- susurro el pequeño ruborizándose.
-Deja las formalidades, Shu-chan…
Moría por el, pero sabia que era de alguien mas, de ese maldito bastardo, era imposible, sabia que Shuichi jamás se fijaría en el. Solo una oportunidad, solo una ¡Kami-sama! ¿Acaso era mucho pedir?
-Sakuma-san ¿Crees que pueda haber algún inconveniente si me quedo en tu casa?
-¿Problemas con Eiri-san?
-¿Crees que pueda…?
-Claro, el tiempo que tú quieras…
Y esta era la oportunidad… Haría cualquier cosa, cualquiera, solo por tener a Shuichi, porque lo amara como el quería, no solo como un amigo, si no como algo mas.
-Gracias Sakum… digo, Ryu-chan
Se acerco a el acariciando su cabello, abrazándolo fuertemente contra el.
-Para eso son los amigos…
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Lo único que se escuchaba en la habitación era el ruido incesante del reloj, la pantalla de su laptop hace horas que estaba apagada, gracias a su falta de atención, no lo iba a demostrar nunca, pero estaba preocupado por Shuichi.
Sabia que esas salidas le dolían, pero aun así, lo hacia, provocaba las lagrimas que tanto odiaba ver derramar…
-Regresara, lo se…- susurro para si mismo prendiendo un nuevo cigarrillo.
Diez minutos, media hora, una hora, dos…
Las manecillas estaban contra de el, cada vez eran mas lentas y todas, mas vacías que la anterior, pero ante todo, jamás le demostraría a ese mocoso que lo podía preocupar de esa forma. Que lo podía controlar a su antojo…
Miraba de nuevo su celular, ninguna llamada, ni una…
Harto, tomo su abrigo y salió a dar un paseo “casual” con la esperanza de encontrarlo.
Quizás a las afueras del edificio…
Quizás en el departamento de Hiro…
O quizás en el parque, en el que lo vio por primera vez…
Tomo su celular y tragándose su orgullo, marco al numero de Shuichi.
Lo llamo una vez, dos, cinco, diez… Ni una la contesto.
¿Quién se creía que era? ¿Por qué demonios no contestaba?
¿Le habría pasado algo?
¿Estaría bien?
Regreso al departamento, prendiendo otro cigarro, si, otro en toda la noche, terminándose la mitad de la cajetilla.
Se sentó en su cómodo sillón, esperando que en cualquier momento, se abriera la puerta o sonara el teléfono, y así, en cuestión de minutos, se quedo profundamente dormido.
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Un nuevo día, el sol brillaba en lo alto y el, esperaba el momento en el que Yuki saliera para ir por sus pertenencias, ¿Por qué? Tenia miedo de verlo, que al estar frente a el, volviera a lo mismo de antes, regresar con el, perdonando sus infidelidades y ser de nuevo un objeto mas en el departamento.
Moría de ganas de estar con el, y mas al saber que tenia llamadas perdidas de el, pero, no mas, por su bien, debía de dejarlo.
Al fin, Eiri salía del edifico en su lujoso auto, se escondió tras varias personas que estaban cerca para que el rubio no notara su presencia.
Entro al departamento y su fragancia adornaba el ambiente, todo, por el momento, no se despediría de el, no personalmente.
Al salir, pudo ver con melancolía todo lo que dejaba, aquellos momentos, aquellas noches, que solo fueron eso, noches sin ningún significado para Eiri, le dolía pensarlo pero, solo lo había usado, había sido uno mas de todas las personas que habían pasado por su cama…
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“ Eiri:
Lamento decírtelo, pero el corazón me pesa y yo, simplemente, ya no puedo mas, te quiero, no, es poco, te amo, no, sigue siendo poco…
Aunque encuentre la palabra exacta para decirte, lo mucho que significas para mi, no importa ¿Sabes porque? Porque me he dado cuenta de que ha pesar de mi paciencia, de mis lagrimas y de mi cariño sincero y sin condiciones, todo fue una perdida de tiempo…
No lo digo por ti, jamás me arrepentiría de haberte conocido, de lo único que me arrepiento es de ser tan estúpido, creer que podía hacer algo y sin embargo, aun con mis intenciones, no pude hacer nada por ti, lo siento…
Se que prometí estar a tu lado, y lamento no poder hacerlo, no pongo excusas y no estoy buscando culpables, se que las cosas pasaron por alguna razón, nunca cuestiones al destino.
Quizás mi carta acabe en el bote de basura cuando acabes de leerla, quizás no llegaste a esta parte porque no te interesaba saber nada mas, o se que quizás te estés riendo, si, se que es divertido, ¿Te estas riendo de mi por ser tan ingenuo? Créeme que yo también…
Lo siento, pero debo continuar, sin ti, créeme que a pesar de todo, fue maravilloso haberte conocido y que por siempre, te extrañare y recordare los momentos que pase contigo, no los malos, no, si no aquellos besos, aquellas caricias, todo eso.
Eres mi corazón, eres mi alma, y por siempre, vivirás en mis sueños…”
La sostenía entre sus manos, la leía una y otra vez, de seguro era otro mas de sus berrinches por desaparecer en las noches, en pocos días volvería…
Arrugo el papel y lo metió en el bolsillo de su saco…
Prendió su laptop dispuesto a regresar a su trabajo.
No había nada que fuera de Shuichi, nada, se había llevado todo, sonrió, sabiendo que volvería y que le pediría perdón, le diría que ya no seria tan infantil, y luego, la deliciosa reconciliación lo terminaría de convencer de que lo que había hecho, había sido una estupidez…
Si, eso pensaba Yuki, regresaría, ¿Verdad? Así siempre seria…
Su móvil sonó, una nueva conquista…
-Eiri ¿Tienes un poco de tiempo?
-Si, para ti, todo el tiempo del mundo, - dijo con una sonrisa hipócrita
-¿Podemos vernos?
-Claro
-Te veré en…
-No, quiero que vengas a mi departamento…
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