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"Welcome to my world"
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1.- Welcome
Soltó su calido aliento suavemente y se concentró solamente en ver el blanco vapor que brotó de sus labios apenas abiertos. La bufanda azul estaba tan cerca de sus labios que incluso la sintió humedecerse y enfriarse con el helado clima. Hasta hacia tan poco tiempo atrás había dejado de nevar y la nieve se había apilado por la pequeña y única veredilla que recorría los largos campos antiguamente verdes y ahora completamente blancos.
Aquel lugar era tan solitario y silencioso, justo como debía de serlo un cementerio.
Al aroma dulzón de los lirios que llevaba dulcemente acunados en sus brazos envueltos en un delicado arreglo floral, llamó su atención por completo, haciendo que sus ojos azul oscuro los miraran durante un momento. Los blancos pétalos tersos y suaves tentaban para ser acariciados mas no lo haría. Aquel era un presente especial, uno más, pero no él ultimo que le haría a él.
"Sabes que no fue tu culpa Roy"
Las palabras de Maes volvieron a su mente, tan vividas y fuertes como se las había dicho aquel día al enterarse de la tragedia. Frunció las cejas y apretó entre sus dedos el ramo que crujió bajo los mismos. Claro que era su culpa, aquello había sido su culpa, si tan solo hubiese hecho todo lo que estaba en sus manos para convencerle, él estaría vivo aun y posiblemente a su lado.
Y no confinado al olvido solitario de una fría tumba.
Avanzó despacio negándose a llegar y con la vista baja. No había sido justo todo aquello, había muerto tan joven, con tantos sueños y esperanzas. Con tantas promesa incumplidas, con tantos deseos que los incluían a los dos y que ahora lo dejaban a él solo en aquel mundo donde ese chico ya no estaría.
Su sonrisa calida y brillante lo golpeo de pronto tras sus parpados cerrados. Tan luminosa y única como sus cabellos rubios y sus ojos dorados. Por un breve momento sintió la tibieza de las lagrimas acumulándose en sus ojos, pero fue una sensación pasajera que desapareció con el ventarrón helado que le golpeo la cara y desacomodo sus flequillos oscuros.
"Siempre he soñado con ir a America ¿Me acompañarías verdad?"
Tragó saliva. Si pudiese incluso en ese mismo momento estaba seguro que iría con él hasta el mismo infierno. No abrió los ojos, pues como si ya conociese el camino de memoria doblo en una esquina y echo andar por otro pequeño camino de tejas que apenas y cubrían lo ancho de sus pies y solo detuvo sus pasos por completo hasta que termino las largas hileras de tumbas y quedo a un lado de la última.
Con un suspiro que murió en sus labios antes de ser soltado, giro su cuerpo y abrió lentamente los ojos, la grisácea lapida se notó mas oscura y sombra ante él cuando leyó de hito en hito cada letra sobre la misma escrita y sintió un nudo formársele en la garganta cuando termino de leer por completo el nombre. Edward Elric, cuanto hubiese dado por que en la misma otro nombre escrito estuviera.
Más cuando bajo la vista la respiración se le detuvo.
El ramo de lirios cayó al suelo nevado, dejando escuchar un sordo sonido. Fue realmente fugaz la cantidad de tiempo que tardo en llegar hasta la tumba y se dejo caer de rodillas en la nieve humedeciendo casi de inmediato sus pantalones con el calor que su cuerpo soltaba. Sus ojos recorrieron rápidamente el cuerpo que sobre la misma precariamente vestido se encontraba y sin pensarlo siquiera casi arranco la bufanda de su cuello para abrir sin cuidado alguno el pesado abrigo de lana gruesa que vestía.
Lo cubrió con la prenda, maravillado al sentirle respirar aun y cuando su piel estaba muy fría y casi soltó un gemido de gozo al ver que sus mejillas recobraban color e incluso se tornaban suavemente rozadas mientras lo apresaba mas en sus brazos, acercándolo si se podía un poco mas a su cuerpo.
Sonrío calidamente, aquel pequeño cuerpo, ese rostro tan familiar y aunque fuera de lugar y extrañamente largos, sus cabellos eran dorados. Era su pequeño, era Edward, su Edward, ese mismo que creía perdido.
Podía que aquello fuese un milagro o incluso una mas de sus locas fantasías, pero aquello a Roy no le importaba en lo mas mínimo. No, si podía volver a tenerlo así, abrazado a él sintiendo la suavidad de su cuerpo. Llevo sus labios a los flequillos rubios y beso dulcemente su la piel desnuda de su frente, disfrutando de la fragancia de hierbas silvestres e incluso la misma nieve que seguía tatuada a su piel.
Suspiro acunándolo más en sus brazos. Aunque solo fuera por unos momentos mas, quería disfrutar de aquellos segundos a su lado, alargándolos hasta casi hacerlos eternos, donde solo existieran ellos dos, en un blanco y puro campo rodeado de nieve.
Había descansado su mentón sobre la cabeza rubia del pequeño y había cerrado sus ojos compartiendo su calor y sus sentimientos, mientras él tan solo dormía. No supo con exactitud cuanto tiempo había pasado, pero se tuvo que obligar a soltarle y levemente con suavidad cuando lo sintió moviéndose entre sus brazos.
Lo observo removerse entre su abrigo y las pestañas rubias tupidas se abrieron lentamente revelando un precioso par de ojos dorados que le observaron intensamente. Lentamente dibujo una sonrisa en sus labios, pero la misma no fue correspondía en lo absoluto por el rubio que abrió los labios dudosos antes de soltar un seco sonido.
- Coronel -
Roy tuvo que tragar en seco. Esos ojos, no eran los que recordaban. No eran esos mismos ojos que tantas veces atrás se habían iluminado de tan solo verle. No... Aquel rubio, no era su Edward.
† "•" †
TBC...