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El amor en tiempos de guerra. por princesa tsunade

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Notas del capitulo:

Hola a todas la lectoras y a todos los lectores. Voy a contarles que el fic sera narrado en primera persona por los dos personajes principales, Dietrich, el principe de los vampiros y Arturo, el principe de los humanos.

este primer capitulo es desde el punto de vista de Dietrich,

espero que les guste, les mando un beso grande a todos y desde ya les agradezco mucho por leer mi fic ;) :D

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Mi nombre es Dietrich Von Lohengrin, soy un vampiro alto, delgado de cabello castaño, lacio y largo hasta los hombros, mis ojos son rojizos y tengo trecientos años.

Mi padre es el Rey de los vampiros, su nombre es Theodore. Tengo dos hermanos menores que son mellizos, ellos tienen doscientos años. Se llaman Marishka y Frederick.

Mi madre murió hace cien años a causa de la guerra. Si, mi raza no es la única que habita este mundo. También están los humanos y los licántropos. Durante milenios hemos estado en guerra contra estas dos razas. Mi madre murió a causa de ellos. Un mes mas tarde mi padre, devastado por su muerte, firmo un tratado de paz con ellos, dividiendo a los territorios. El único lugar neutral es el bosque que limita con los tres reinos, es frondoso y profundo. Allí el tratado no tiene efecto. Desde hace cien años que se firmo ese tratado de paz, nunca mas estuvimos en guerra.

Sin embargo mi padre furioso por la muerte impune de mi madre nunca obedeció aquel tratado.

Mi padre, al igual que muchos de mi raza, cree que somos superiores a los demás. Debido a que somos inmortales y poseemos una tecnología más avanzada que la de ellos.

Los licántropos viven de lo que les da la naturaleza. Y los humanos poseen sus ciudades y pueblos pero no están a nuestra altura. Mi padre cree que podrá gobernar todo y hacer de este un mundo mejor.

Durante mucho tiempo estuve de acuerdo con su postura. Lo admiraba y quería ser como El. Deseaba llegar a ser el Rey que El era.

Como sabrán al ser el primogénito soy el heredero al trono, pero esa no es mi única ventaja. Sino que también, al igual que mi padre, poseo poderes especiales. Puedo manejar los elementos y ver el pasado, el presente y el futuro mediante mis sueños. Si, poseo magia. Es un don que solo se transmite de padre a hijo y solo se da en el primogénito. Por eso mis hermanos menores no poseen ese don. Jamás supimos el porque, del lado de mi padre, los primogénitos obtenemos este don de la magia.

Mi padre, en secreto planea destruir a los demás reinos y tomar el control el mismo. Yo lo seguía, estuve de acuerdo cuando envío a matar al Rey de los humanos y a su hijo heredero al trono, el príncipe Andrés. No puse objeción alguna, debido a que yo también pensaba que los vampiros éramos superiores a los humanos y a los licántropos, por más que la luz del sol nos destruya y tengamos esa debilidad.

Pero pronto cambie de parecer. Cuando mi padre me dio una de tantas misiones, yo falle y cambie para siempre.

Mi misión era matar al único hijo del fallecido príncipe Andrés. Por un informante anónimo mi padre se había enterado que el actual Rey Ricardo, esposo de la hermana del príncipe Andrés, por lo tanto tío del niño, iría al bosque a cazar para enseñarle este arte a su pequeño sobrino de seis años. Era sabido que desde la muerte de su padre, ese pequeño era entrenado por su tío, el actual Rey de los humanos.

Mi padre me ordeno matar al pequeño de seis años. Había visto en sus sueños como ese niño, ya crecido destruía su gobierno y unía a las tres naciones. Mi padre no podía permitirlo, por eso envío a su mejor guerrero. Es decir a mí, a su primogénito.

Sin dudarlo fui al bosque. Tuve suerte porque el día estaba completamente nublado y parecía que iba a llover pronto. De esa forma el sol no me destruiría.

Seguí al rey quien estaba armado con una ballesta y le enseñaba a su sobrino como ver las huellas en la tierra. Me surgió un inconveniente el Rey Ricardo estaba acompañado por quince soldados. Pero fue mi día de suerte cuando el pequeño se separo de su tío y de su guardia real.

Como me habían ordenado debía matarlo. Salí de mi escondite y me acerque a El. Pero no fue sencillo cumplir mi misión, de hecho no la cumplí.

Era la criatura más hermosa que había visto en mi vida. Tenia el cabello rubio, nunca vi el sol pero supongo que así debía ser su color, sus ojos eran azules y su piel pálida.

El pequeño me miro con curiosidad y yo me acerque a El.

-Hola. –me dijo con una sonrisa.

A pesar de estar perdido no tenia miedo, y eso me asombro.

-Hola. –lo salude. Pero al abrir la boca para hablar el niño pudo ver mis colmillos.

-Eres un vampiro. –me dijo tranquilamente.

Esa tranquilidad me desconcertó. ¿Acaso no me temía?

-Si. Soy un vampiro. –respondí asombrado.

-Mi nombre es Arturo. ¿Cómo te llamas? –pregunto el pequeño con una dulce sonrisa.

-Me llamo Dietrich. –respondí. – ¿No me temes? –pregunte incrédulo.

-¿Por qué habría de temerte? –me pregunto el niño.

Mis ojos se abrieron de la sorpresa, era muy maduro para tener seis años.

-Porque un vampiro asesino a tu abuelo y a tu padre. –respondí.

-Pero tú no fuiste el que los asesino. Estaría muy errado si pienso que todos los vampiros son malos. Al igual que tu estarías errado si piensas que todos los humanos somos malvados. –me respondió y me dejo boquiabierto.

Ese mocoso me abrió los ojos. Entonces por una extraña sensación en mi pecho no pude completar mi misión. Nunca le había fallado a mi padre. Pero gracias a las palabras de ese niño pude descubrir que tan errada era la visión de mi progenitor.

-¿Quieres que te ayude a encontrar a tu tío? –le pregunte al mismo tiempo que me ponía en cuclillas y le acariciaba el cabello al niño, mas suave que la seda.

-Bueno. –me sonrío dulcemente.

Yo me sonreí también y me puse de pie nuevamente. Estire mi mano y se la acerque al pequeño.

-Ven, busquemos a tu tío. –le dije y el con una confianza ciega tomo mi mano y comenzó a caminar a mi lado. Inexplicablemente puede sentir el calor de su piel en mi helada mano y eso me sobresalto.  Ya que debido a mi condición nunca había experimentado lo que era la calidez de una piel. Para nosotros, los vampiros, el frío era la única sensación que sentíamos en nuestras pieles.

-Eres el príncipe de los vampiros ¿No es así? –me pregunto.

Ese mocoso era demasiado listo.

-Si. –respondí.

-Y yo soy un príncipe también. –me dijo con una sonrisa.

-Lo se. –respondí y me contagie de la sonrisa pura de ese pequeño. –Eres el príncipe Arturo.

-Si. –me dijo sin perder su sonrisa.

-¿De verdad no me temes? –le volví a preguntar incrédulo.

-No te temo. Si fueras malo ya me habrías matado. –me dijo con una sonrisa.

En ese momento el Rey apareció con su guardia entera y todos me rodearon con sus lanzas.

-¡Aléjate de mi sobrino vampiro! –me ordeno el Rey Ricardo.

Solté la mano del pequeño y fui a decir algo pero Arturo me interrumpió.

-No lo mates tío. –le pidió. –El me estaba ayudando.

Lo mire asombrado, ¿Por qué hablaba para protegerme? entonces el Rey dio la señal y los soldados bajaron sus armas. El Rey Ricardo tomo a su sobrino en brazos y lo estrecho con fuerza.

-Me tenías preocupado Arturo, no vuelvas a soltar mi mano. –lo regaño con preocupación.

-Descuida tío. –sonrío el pequeño. –Dale las gracias a Dietrich. –dijo con dulzura.

El rey se giro hacia mí y me dio las gracias.

-Gracias por haberlo cuidado. –me dijo con agradecimiento puro.

-No hay problema, pero que nadie se entere que fui yo el que lo salvo. –dije. Si mi padre se enteraba que yo lo había protegido me mataría sin dudarlo.

El rey me miro asombrado pero pareció comprender la situación.

-Eres una buena persona. –me dijo el Rey. –Adiós.

-Hasta pronto Dietrich. –me saludo el niño con una sonrisa radiante. –Gracias por tu ayuda. –me dijo.

Lo vi alejarse en brazos de su tío y acompañado de sus soldados.

Me había dicho “Gracias” no al contrario Arturo. Gracias a ti pude darme cuenta de la verdad. Y de lo que realmente necesitaba mi gente.

 

Cuando regrese le dije a mi padre que había demasiados soldados y que por eso no había podido matarlo. Mi padre se enfureció pero dijo que seria una misión pendiente para uno de mis hermanos.

Suspire aliviado. No quería ser yo el que matara a ese niño.

Pero por alguna extraña razón, tal vez no razón sino sensación. No pude olvidarlo y no pude evitar preocuparme por la seguridad del príncipe humano.

Cambie a tal punto de que ya no bebía sangre humana. Los vampiros también necesitamos ingerir alimentos o nuestros cuerpos pueden desnutrirse. No solo nos alimentamos de sangre humana. La sangre es nuestra perdición, perdemos el juicio por ella. Nos volvemos monstruos y arrasamos con todo a nuestro paso.

Pero yo aprendí a controlar mi sed de sangre. El solo hecho de soñarme matando a ese niño por hambre hizo que ya no bebiera mas que lo necesario para sobrevivir.

Visite muchos lugares de mi reino y descubrí que había muchos de mi raza que hacían lo mismo. Hacia tiempo que habían logrado controlar su sed porque ansiaban poder aliarse a las otras dos razas y así poder vivir en paz.

Pero lo que mas deseaban era que no los vieran como monstruos. Entonces comprendí lo que mi pueblo necesitaba. Y estaba dispuesto a dárselo, por más que en eso arriesgara mi propia vida.

Y así fue… como gracias a ese mocoso cambie mi visión de las cosas y pude ver la realidad.

Así fue como empezó todo, como mi vida dio un cambio y arriesgue todo…. todo por el…


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