En un departamento bastante amplio se encuentran dos jóvenes, uno de ellos es apuesto y tiene 25 años, cabello índigo bastante largo y atado en una coleta, ojos bicolores de azul y rojo, vistiendo una chaqueta y pantalones de cuero negro que lo hacían ver tan rebelde mientras que el otro, al contrario del primero, de cabellos blancos y en picos, su piel blanca en la que resaltaban sus ojos amatistas y un tatuaje extraño debajo de su ojo izquierdo, su chaleco, pantalón y camisa parecían muy elegantes y finos. Era extraño ver en ese cuadro a dos personas tan diferentes, hasta las expresiones de cada uno eran totalmente contrarias, el primero lucia bastante enojado mientras que el otro parecía no caber de gozo.
- “no puedo creerlo, hasta que nivel he caído”- pensaba el chico bicolor mientras tragaba un poco de saliva.- ¿entonces qué dices sobre mi oferta Byakuran?, sino para buscar otro lugar.
-fufufu Mukuro- kun eso es algo interesante.- su sonrisa era tan inocente y divertida, como el de un niño que tiene un nuevo juguete.- ok, decidido, te quedaras en mi hogar una semana mientras consigas un empleo y un hogar, pero sino cumples el tiempo acordado.- su sonrisa inocente cambio a una bastante pícara, hasta su mirada se había afilado.- serás mío y tendrás que casarte conmigo y quedarte aquí para siempre como mi buen esposo… ¿y bien?¿trato hecho?
-por supuesto, después de todo no estoy dispuesto a perder kufufu.- ambos ofrecieron su mano para sellar el trato.- “en serio, esto no podría ser peor”
***Flash Back ***
Mukuro corría bastante rápido en las calles, llevaba en su hombro una bolsa de mujer, iba huyendo de un policía que corría casi de la misma velocidad que él, los dos pasaban entre las demás personas que se cruzaban entre ellos.
-ese tipo es bastante persistente.- caminaba entre los mercados para darle obstáculos a su oponente.
-no mas te atrapo y… kamikorosu.- el sexy policía de cabello negro y ojos grisáceos no le importaba si lastimaba a las demás personas con sus tonfas, él solo parecía que lo único que le importaba era atrapar al otro.
Duraron un buen rato en su persecución hasta que llegaron a un callejón sin salida, el oficial parecía feliz pues ya tenía acorralado a su criminal.
-solo quédate quieto y no te dolerá tanto.- se acercaba con lentitud aun amenazándolo con sus tonfas, en un rápido instante saco sus esposas.
-kufufu me halagas, pero no me gusta el masoquismo, arrivederci.
En ese momento saco una pequeño bomba de humo, el otro a pesar de la poca visibilidad trato de atacar a su contrincante pero una vez disipada la cortina de humo se rebeló que el ladrón ya se había ido, bastante enojado solo pateo un bote de basura cercano mientras se iba.
Al otro lado del callejón, un poco más alejado de donde se había dado el encuentro, se encontraba Rokudo Mukuro viendo el botín que había tomado.
-esto no vale la pena.- veía que lo único que contenía el bolso era notas, un monedero que tendría 500 yenes aproximadamente y mucho maquillaje, soltó un fuerte suspiro mientras cerraba de nuevo el bolso.
Entonces su camino se dirigió a una colonia tan miserable y peligrosa que se combinaba perfectamente con el edificio de muy mala facha que se encontraba ahí, el letrero decía “Kokuyo center apartments”, Mukuro entro ahí para entrar a su hogar pero algo raro pasaba, la llave no entraba. Fue entonces cuando un tipo de aire bastante peligroso se le acerco.
-que lastima Mukuro, pero hace 3 meses que no pagas tu renta, es natural que esto haya pasado, a por cierto, tus muebles.- decía mientras mostraba por la ventana del pasillo un simple sillón, una cajonera y unos zapatos.- están afuera así que recógelos inmediatamente, cuando tengas dinero con que pagarme entonces regresa.
Mukuro se fue de ahí no tanto por obedecer al tipo, sino porque veía que los vecinos ya le querían robar sus cosas, corrió bastante veloz para ahuyentar a los buitres, solo atino a sentarse en su sillón mientras pensaba cuidadosamente.
-“esto no pasaría si estuvieran mis subordinados… sigh, ¿qué hare? Este es el lugar más barato que existe en la ciudad; hasta pienso que sería mejor ser encerrado en prisión, tendría una cama y comida todos los días… oya, en que cosas pienso”
Fue entonces cuando se dio cuenta de uno de los papeles que había en uno de los postes, era un cartel político para la próxima elección de presidencia de Tokio, la frase era “por un mundo perfecto para todos” y la fotografía mostraba a un peliblanco bastante sonriente y que causaba mucha confianza, excepto para nuestro peliazul que parecía reconocerlo.
Sin perder un solo segundo, busco entre las cosas de un cajón algo importante, fue entonces cuando logro sacar una fotografía de él en preparatoria, tendría 15 años, dentro del grupo de alumnos estaba el mismo tipo del cartel, así que confirmando eso no dudo en pedir un taxi para que cargara sus cosas y fueran rápido a la secretaría de política.
En frente al edificio, Byakuran platicaba con otros tipos que parecían tan importantes como él, los trajes ejecutivos que lucían tenían una calidad impresionante, era obvio que habían gastado mucho en ellos; el peliblanco volteo por simple curiosidad a ver el taxi que había pasado hace rato, se inmuto un poco cuando vio la persona que salía de este, ignorando a los demás que le acompañaban corrió deprisa al bicolor y sin previo aviso…
-¡Mukuro- kun!- se le aventó encima logrando que al otro se le lastimara la espalda.- oh hace tiempo que no te veía, te vez bastante bien- para ese entonces ya empezaba a manosearlo.- ¿ne que cuentas?
-primero, deja de tocarme, segundo… -lucia bastante serio.- quiero hablar contigo, a solas, vayamos a dónde vives.
-entendido.- contesto con el mismo tono aunque no dejando esa sonrisa.
Despidiéndose de sus compañeros, Byakuran tomo la ruta a su hogar asegurándose de que el taxi le siguiera, su recorrido termino en uno de los suburbios de mejor clase, en un edificio tan alto que desafiaba a los demás, pagando con el poco dinero que tenia Rokudo le dio al taxi su pago, mientras dejaba sus cosas uno de los encargados del lugar se encargo de aquellos objetos al mismo tiempo que ellos se iban directo al elevador y al departamento, un lugar bastante lujoso a primera vista, con las paredes hechas de solamente cristal, muebles de primer mundo y adornos de lo más novedosos. Una vez completamente solos, Byakuran le dio un vaso con agua a Mukuro mientras se sentaban en el sillón.
-bueno, dime que se te ofrece, después de todo el hecho de que me buscaras significa algo.- Byakuran veía curiosamente a su invitado.- no nos hemos visto desde la preparatoria.
-kufufu parece que no olvidas lo sucedido hace años, eso es bueno, te tengo una propuesta…
-oh Mukuro-kun.- decía con un tono bastante gracioso y dulce.- si quieres que yo sea el primero en estrenar tu cuerpo eso deberías proponerlo mejor en mi cuarto, especialmente tendido desnudo en mi cama.
-… deja ya de meterme en tus lascivas fantasías por favor.- el rostro de Mukuro estaba entre enojado, avergonzado y de querer matar a Byakuran por lo que dijo.-se trata de esto, veras…
Entonces le explico su situación, no tenia familiar a quien recurrir o a algún amigo conocido, los miembros de su pandilla estaban en diferentes países, algunos incluso encarcelados, el único hogar era un departamento que el rentaba y que hace poco lo habían corrido de ahí por no pagar, no tenia empleo fijo y además era un criminal.
-déjame quedarme aquí por un tiempo, no pido mucho, mientras consigo un empleo y conseguir un lugar donde quedarme, aceptare cualquier cosa, estoy algo desesperado.
Un momento de silencio, Byakuran se veía bastante pensativo mientras que Mukuro parecía ya estar arrepintiéndose de haberle pedido ayuda.
*** Fin del flash back***
Ambos se levantaron del sillón para comer juntos, el festín era grande, el peliazul parecía que no había comido desde días pues plato que quedaba frente a él era acabado, claro, aparentaba que no tenía hambre y hasta comía con estilo; el otro al contrario comía despacio pues no dejaba de mirar a su ahora nuevo inquilino.
La noche se presento, los muebles de Rokudo habían sido colocados en una bodega del hotel, después de todo hubieran contrarrestado bastante con el estilo vanguardista del departamento.
-oya, espero tengas una habitación disponible, sería malo dormir en el sillón.- recordaba entonces como antes dormía en el colchón de su antiguo hogar, entonces se imaginaba que en este lugar dormiría bastante bien.
-lastima Mukuro-kun pero solo tengo una habitación con una cama disponible… -abriendo la puerta revelo una hermosa y enorme habitación de cortinas blancas, con distintos muebles y closets y bastante espacio para caminar, y en el centro una cama King size muy cómoda al parecer.- y por supuesto es la mía, así que dormiremos juntos.
-… ¿Estas bromeando cierto?- la sonrisa de su compañero no le daba confianza, solamente soltó un fuerte suspiro.
Unas horas después… en la oscuridad… en esa cama… los dos juntos…
-buenas noches Mukuro-kun.- Byakuran se acercaba sigilosamente a su compañero pero fue detenido por una muralla de almohadas que estaban entre los dos.- ¿are?
-buenas noches.- Rokudo solo se acomodo en la cama tratando, inútilmente a causa de los quejidos del otro por lo de la muralla, de conciliar el sueño