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Reciclado por YukaKyo

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Notas del capitulo:

Reciclado

 

Debes de saber que, Fullmetal Alchemist O El Alquimista De Acero  es © de Hiromu Arakawa, Square Enix, MBS, ANX, Bones.

Y que yo soy YukaKyo la creadora de este escrito y el © es de mi Propia Autoría.

Con la pareja Roy x Edward

Advertencias: Es AU, la primera vez que incursiono en uno de Ciencia Ficción y los demás ya se los saben, creo.

Justificación: No tiene pues este fic lo escribo para relajarme de SL... lol Vamos que esto es solo para divertirme un rato.

 

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Utiliza mi cuerpo oxidado como un escudo

 Pues me pudriré protegiéndote

 

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Capítulo 1.- Reencuentro

 

Abrió los ojos lentamente y escuchó una voz suave y dulce a su lado. Despacio y con una exagerada torpeza movió su rostro observando primero, una bata blanca. Cuando logro levantar su vista lo suficiente la amplia sonrisa de la mujer que lo veía notablemente emocionada se grabó en su memoria.

 

- ¡Muy buenos días! - Le dijo y después preguntó - ¿Cómo te sientes? -

 

Tardó algunos instantes en procesar la información y abrió la boca soltando un sonido rasposo de sus labios fríos.

 

- Perfectamente -

 

La sonrisa de la mujer no había desaparecido de sus labios y aunque dejo de verlo mientras se concentraba en la laptop que llevaba recargada contra sus piernas, la sonrisa se acrecentó un poco más, con cada golpe de teclas. Su velocidad capturando datos era impresionante y el sonido de las teclas pulsadas era el único ruido que se escuchaba en aquella solitaria y blanca habitación a parte de la respiración pausada de la mujer.

 

La tecla enter fue presionada con violencia al final y fue obligado a cerrar los ojos al momento que la información cual fuerte torrente, fluyo incesante por su sistema cargando los nuevos datos y estaba justamente procesando los mismos, cuando sintió con claridad la mano de la mujer sobre su cabeza, despeinando sus cabellos oscuros. Abrió los ojos otra vez encontrando su mirada intensa sobre él y de nuevo abrió la boca.

 

- Trishia Elric - musitó reponiéndola - Mi maestra -

 

Trishia asintió fervientemente moviendo su flequillo castaño levemente y sus ojos verdes recorrieron por completo el cuerpo del joven frente a ella. Tendiéndole la mano al hombre, este le tomo con suavidad y precaución, lo que logro sacarle una sonrisa de orgullo. Los movimientos del pelinegro ahora eran perfectos, compasados y exactos a los de un humano de carne y hueso.

 

Incluso su voz carecía de aquel sonido robótico que había percibido al principio cuando había abierto por primera vez sus ojos azul oscuro.

 

Se felicitó en silencio, antes de inclinarse hacia él, separando los cables que aun estaban unidos a su nuca y se conectaban con la portátil que aun tenia en sus piernas. Finalmente el prototipo de humano cibernético en el cual había trabajado durante muchos años estaba completado y funcionaba correctamente. Suspiro satisfecha, había valido la pena tanto trabajo, esfuerzo e incluso las noches en vela. Pues este era completamente diferente a los demás robots que había construido antes y al mismo tiempo era el más simple pero no por ello menos importante.

 

- Maestra - le oyó llamándola y volvió sus ojos a él. Sabía que en esos primeros minutos, tendría que órdenes y datos que cumpliría al pie de la letra hasta el final de su perecedera existencia.

 

- Has podido reconocerme, pero ¿Sabes quien eres tú? - el pelinegro asintió levemente.

 

- Soy el prototipo cero, creado por Trishia Elric, Roy Mustang -

 

- Tu sistema operativo ¿Cómo se encuentra? -

 

Roy había alejado su mirada de ella y parecía pensar lo que iba a contestarle, pero Trishia sabía bien que estaba realizando un escaneo completo a todo su sistema, desde cada orden binario, hasta la más minima conexión de alambres que lo componía por completo.

 

- Todo el sistema funciona correctamente y estoy en modo de espera a sus órdenes, maestra -

 

­- Me da gusto escuchar eso Roy - soltó suavemente y dejando la portátil en el suelo la mujer se levantó.

 

Roy la imitó levantándose también, aunque mas lentamente. Dejó atrás el suelo donde había estado sentado y se limito a esperar en silencio mientras veía como su maestra se alejaba dejándolo solo en aquella habitación. Se concentró entonces en mirar las ropas que llevaba puestas, un fino esmoquin y una inmaculada camisa blanca a juego con los mocasines oscuros. Típica ropa con suficiente etiqueta para ser parte del equipo de servicio de su maestra.

 

Dejó de prestar atención a aquello cuando la puerta de la habitación volvió a abrirse. Su maestra entraba de nuevo, llevando a alguien de la mano y que justamente se negaba  a entrar en aquella habitación.

 

- Vamos Ed, Roy quiere conocerte -

 

No comprendió del todo la oración y esperó pacientemente las indicaciones de la castaña. Cuando la mujer se detuvo frente a él, miró curioso al niño que detrás de la bata que la mujer vestía, se escondía de su mirada. Un pequeño rubio quedo ante sus ojos y lo examinó sin perder detalle alguno de su personita.

 

Trishia pudo notar como en los ojos de Roy unas pequeñas líneas plateadas parpadearon rápidamente mientras observaba a su hijo. Su memoria los estaba registrando almacenando sus datos y pronto el pelinegro pediría algún nombre para asignarle al mismo.

 

- Este es mi hijo, Edward Elric -

 

La línea plateada en sus ojos cambio de color a un dorado pálido, los datos habían sido guardados con éxito.

 

- Edward Elric -

 

Roy repitió su nombre despacio mirando al chiquillo que hasta momentos atrás lo había observado maravillado con sus enormes ojos dorados. Le pareció curioso ver como las mejillas del niño se habían coloreado de rojo y se mordía nerviosamente uno de sus labios. Pareció haber dicho algo, pero el pelinegro no estaba seguro de lo mismo. Aunque cuando quiso acercarse al niño para asegurarse, la castaña volvió a hablar.

 

- Roy - le llamó atrayendo toda su atención a ella - Esta será mi primer y ultima orden -

 

El hombre miró como su creadora se arrodillaba a un lado del rubio, abrazándolo en el acto con todo su cariño antes de regalarle un beso en su frente y mirarlo directa y duramente a él.

 

- Fuiste creado para proteger a Edward, lo cuidaras y verás siempre por su felicidad - La línea plateada volvió a surgir en sus pupilas y Trishia sonrío ante aquello - Harás hasta lo imposible por protegerlo y tu fidelidad será exclusiva para él  - Los ojos del pelinegro habían pasado de ella al rubio y habían vuelto a ella - Pues a nadie mas que a Edward obedecerás -

 

La castaña había asentido cuando las pupilas se abrieron desmesuradas comprendiendo el significado de aquello.

 

- De ahora y en delante él será tu maestro -

 

Trishia apretó ligeramente los labios cuando terminó de decir aquello, para cambiar la configuración sobre la propiedad del pelinegro  era necesario que ella le diera la clave de acceso que solo ella conocía. Una vez dicha aquella clave, sus órdenes no serian escuchadas ni acatadas por Roy, separándose de su hijo y acercándose al pelinegro, terminó cerca de él y se levanto de puntitas hasta alcanzar su oído donde despacio y como un susurró la contraseña, únicamente escuchada por Roy.

 

La línea plateada en los ojos de Roy había parpadeado y luego el resplandor dorado brilló con fuerza en sus ojos. La información había sido guardada con éxito y ahora solo tenia que cumplir con la orden de quien hasta hacia poco había sido su antigua dueña.

 

Alejándose de ella y acercándose al pequeño rubio Roy avanzó con parsimonia, Edward que en un principio no había hecho mas que mirar nerviosamente a su madre, terminó al final viendo con determinación el avance del pelinegro y mentiría si decía que su respiración no se había detenido cuando lo vio clavar una de sus rodillas en el suelo mientras tomaba una de sus manos y la llevaba a sus labios, depositando en ella un gentil beso sobre los nudillos juveniles cerrando su pacto.

 

- Ahora y por siempre - susurró el pelinegro clavando su mirada sobre la del pequeño que le observaba intensamente - Mi maestro -

 

De entre las chispas del corto circuito que se estaba ahora creando en su hombro izquierdo, Roy dejó de analizar aquel vago recuerdo que ahora llenaba su memoria. Uno de sus ojos estaba completamente oscuro y el otro empezaba a nublarse con interferencias. Apenas y podía escuchar bien a su alrededor y aunque los gritos del niño a un lado suyo casi eran echados en su oreja, los oía demasiado lejanos para su gusto.

 

¡Pero lo había logrado!

 

Había logrado poner a salvo a Edward. Había cumplido sin rechistar las órdenes de su creadora.

 

Su maestro seguía con vida.

 

Los enemigos lo habían dañado, pero él los logró reducir a simples pedazos de chatarra inservible que seguía ahí cerca de ellos a su alrededor. Un tétrico cementerio de maquinas donde en poco tiempo, él mismo tendría su propio lugar en el mismo.

 

Tuvo que forzar demasiado la escasa visión que tenia para poder enfocar bien el rostro del menor que se encontraba casi sobre él. Las gruesas lagrimas que caían de sus ojos dorados terminaban mojando la ropa de ambos y sus manos se aferraban a los jirones de la camisa que aun conservaba sobre su mutilado cuerpo.

 

Si brazo derecho había sido arrancado hasta casi el codo y chipoteaba al igual que su pierna de la cual solo había quedado un muñón lastimoso que no iba mas allá de medio muslo. El pecho estaba rasgado y los numerosos cables que lo envolvían salían de su interior en numerosos colores vistosos. Incluso el aceite en su interior había empezado a manar oscuro como si de sangre se tratara. De sus miembros faltantes e irónicamente un hilillo del mismo bajaba por sus labios deslizándose precariamente por su mentón.

 

- Roy -

 

Escuchó el suave susurró de su maestro y cuando quiso levantar la cara, las uniones chirriaron y su cabeza se movió grotescamente, mas logro su objetivo. Torpemente levanto su única mano y acaricio con lentitud la húmeda mejilla sonrojada de su rubio. Jamás le había gustado verlo llorar y había hecho todo lo que estaba en sus manos para verle sonreír siempre. Incluso ahora se sentía frustrado por ser él mismo el causante de aquellas lagrimas.

 

Su mano quedo tirante en el vacío cuando arrebataron al rubio de su lado y lo oyó gritar y patalear en los brazos de un desconocido.

 

- Edward - escuchó como aquel lo llamaba sin sentimiento alguno en su voz y percibió la incomodidad del chico que hacia hasta lo imposible por zafarse del agarre en que lo mantenía  - Gracias a dios que estas bien -

 

- No ¡Suéltame! - Edward pataleo sintiendo como el hombre lo llevaba en brazos y comenzaba a alejarse- ¡Roy! -

 

- ¡ROY! - No quería que lo alejaran de él. Roy estaba mal, realmente mal.

 

El pelinegro quería levantarse, su maestro lo estaba llamando a su lado, pero su cuerpo no le respondía. Apenas y tenía la suficiente energía para mirar impotente lo que estaba sucediendo. Se estaban llevando a Edward, lo estaban alejando de él. La incomodidad se volvió coraje y después odio cuando miro las sonrisas burlonas y los ojos mordaces de dos robots que le contemplaban.

 

- Pobre del mayordomo niñero, has quedado inservible e inútil. Mas aun en un penoso estado - soltó una mujer de largo cabello oscuro que tenia pintados los carnosos labios del mismo color - ¿Cómo atenderás a tu maestro en esas condiciones? -

 

- Ya no sirve para nada - apuntó uno mas pequeño que tal vez y tenia la apariencia de un niño no mayor de quince años de largo cabello oscuro y crespo.

 

- Maestro ¿Qué es lo que quiere que hagamos con él? - preguntó un tercero al que Roy no había visto con anterioridad. Un androide mucho mayor que los dos primeros y que en su rostro maduro llevaba un parche sobre uno de sus ojos.

 

Mas allá de ellos, el hombre que se llevaba en sus brazos a Edward había detenido su avance, el pequeño rubio que hasta segundos antes lo llamaba y alzaba su manos hacia él intentando alcanzar al pelinegro, se quedo callado aun sollozando esperando la resolución del hombre, esperanzado quizás con la idea de que lo llevarían consigo.

 

Edward fue apartado de su vista quedando tras la figura del hombre. Roy entonces lo vio. La larga coleta alta aprisionaba un largo cabello rubio idéntico al de su maestro. Tenía también los ojos del mismo color de sus cabellos, pero su rostro estaba carente de cualquier calidez humana o sentimiento alguno. Con desprecio miró al robot desecho que le observaba y soltó frío como el hielo.

 

- Déjenlo ahí, después de todo ahora es solo basura - el gritó de Edward no se hizo esperar y mucho menos sus gemidos lastimosos.

 

- Roy -

 

Los ojos y el rostro del pelinegro cayeron hacia delante la energía estaba por terminarse y aunque quiso levantar los ojos para ver por una ultima vez al rubio. Sus flequillos oscuros lo cubrían todo completamente.

 

Ahora he de dormir

 

Y

 

- ¡ROY! -

 

Cuando despierte...

 

He de  recuperarte.

 

Encorvada en si misma, aquella maquina perdió toda energía, quedándose ahí olvidada para siempre.

 

;3; ·3· ;3; ·3· ;3; ·3· ;3;

 

Llevando una de sus manos a la frente, paso el dorso de la misma por su frente quitándose el sudor de la piel. El calor era insoportable, no había vegetación alguna que brindara un poco de frescura al lugar o vida alguna en el mismo. Aquello no podía ser mas que perfecto para un lugar donde solo se respiraba muerte y desolación.  Sus ojos recorrieron una vez más el suelo erosionado y echaron un vistazo rápido a los cacharros apilados o dispersos en toda la zona.

 

En algún lugar tenia que estar lo que buscaba. E iba a reconocerlo de inmediato, pues se negaba completamente a que para ese entonces estuviera reducido a un montón de hierros corroídos.

 

- Master - de inmediato giró el rostro encontrándose con la figura escuálida y grácil de su más reciente Cyborg. El pelo verde era su sello distintivo, junto con las ropas extravagantes que vestía.

 

- En este lugar no hay nada más que fierros viejos y oxidados - soltó acercándose a él mirando como giraba el rostro molesto por la noticia negativa que le daba. Pues no había encontrado a ese robot.

 

- Sigue buscando Envy - le oyó gruñir y frunció las cejas.

 

- Es inútil pero que más da, si lo ordenas -

 

No tuvo que voltear el rostro para saber que Envy le había hecho una inclinación antes de partir nuevamente en su búsqueda. Él haría lo mismo, dirigiéndose a la dirección contraria que el peliverde había tomado. Estaba seguro que no se había equivocado de zona, en aquel lugar la tragedia había comenzado y él tenía que estar muy cerca.

 

De un salto bajo de la pila de maquinas sobre la que estaba postrado y el cabello largo y dorado serpenteo en el aire azotándose con dureza contra su espalda cuando la fuerza de gravedad hizo lo suyo.

 

Pero al rubio poco le había importado aquello, mas cuando frente a sus ojos se revelaba la figura que bien recordaba. Sonrío con añoranza y camino despacio hasta quedar en cuclillas a un lado suyo. Los ojos se le llenaron de humedad pero no derramo lagrima alguna. Al menos aun no era el momento.

 

- Después de tantos años, nos volvemos a encontrar - susurró a la encorvada figura inerte en el suelo - Roy -

 

 

 

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"Para ti siempre voy a encontrar el camino para volver a tu lado"

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TBC...

 

Notas finales:

Aquí el primer capitulo, espero y me digan que les ha parecido! Pd: Subiré SL en unos días :3

 

 


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