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“TOMAR TUS MANOS Y BESAR TUS LABIOS” por Kido Akasuna

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Notas del fanfic:

Fanfic de Inazuma Eleven/Super Once para las fujoshis obsesionadas con los chavos d esta serie... como yo XD

Espero que les agrade, es mi primer fic yaoi y sinceramente me falta mucha experiencia...

 

 

 

Disclaimer.- Inazuma Eleven/Super Once pertenece a sus respectivos autores, aclarando además que no estoy recibiendo beneficios económicos por escribir esta historia

 

 

 

 

Es increíble como giran los sentimientos…como nos enfrentamos al amor, como una batalla, una lucha…o un partido.

 

-¡Tornado de fuego!–gritaba Shuya Goenji mientras realizaba una increíble patada al balón. Éste era un chico de 14 años, ojos un tanto rasgados color marrón y cabello claro  terminado en puntas.

 

– ¡Mano fantasma!–gritaba el portero, Endo Mamorou, sin embargo, el tiro fue tan fuerte que no pudo detenerlo.

 

– ¡Bien hecho Goenji!–le dijo el portero levantándose del suelo.

 

–Gracias, pero eso no es nada–se restituyó el partido de práctica de la secundaria Raimon.

 

Los demás jugadores lo notaban, Goenji estaba vigoroso ese día, un gran delantero. Mientras tanto, había otro jugador, un mediocampista, un chico de googles, capa azul, cabello castaño peinado en rastas y recogido, de nombre Yuto Kido. Éste se mantenía menos activo, prefería mirar al goleador estrella del equipo.

 De improviso, fue sacado de sus pensamientos por el susodicho, quién le pasó el balón para que anotara un gol.

 

– ¡Doble Bus!– el medio campista se dispuso a anotar con una de sus técnicas, pero viró por un momento su vista hacia Goenji, quién lo miraba con atención…tal vez mucha atención. El castaño, en su distracción, desvió el balón y falló el gol, ocasionando sorpresa en sus compañeros. Kido se notó algo frustrado, si bien no muy sorprendido de su propio error.

Endo se preocupó por el mediocampista, era raro verlo así.

 

–Kido, está bien, ¡toma un descanso!–le sugirió el portero, con su sonrisa ganadora. Con un simple “hai” Kido salió de la cancha. Ya lejos de allí, se cuestionó.

 

– ¿Qué me pasa?– se sentó a la sombra de un árbol y reflexionó, estaba cansado, por supuesto, pero había algo más–Era…era Goenji… no podía, dejar de mirarlo.

 

Sin darse cuenta, se quedó profundamente dormido. En su sueño, Kido se vio en una cancha muy extensa, en el Instituto Imperial, practicando, haciendo lo que más le gustaba, lo que mejor sabía hacer, pero se sentía algo…solo. Miró a su alrededor, recordando tantos partidos vividos, su antiguo equipo, sus compañeros…y especialmente uno vino a su mente.

“Sakuma”, pensó Kido bajando la mirada. Lo extrañaba, echaba de menos a su compañero de piel castaña, ese gran jugador y antiguo mejor amigo. Cómo deseaba Kido, volverlo a ver, compartir la cancha con él, ser de nuevo “el Emperador del campo”. ¡Odiaba sentirse solo, odiaba esa sensación! Siguió practicando, pero no resultaba su entrenamiento. No sentía armonía en sus movimientos.

 

A punto de rendirse, escuchó que alguien se acercaba. No se atrevió a voltear.

 

–¿Sakuma?–murmuró Kido en voz queda, ¡de verdad deseaba que fuera él! No sabía por qué, pero su respiración se hizo más pesada, su corazón se aceleraba, no se sentía capaz de mirar al chico que se acercaba. Ya junto a él, esa persona tomó sorpresivamente la mano de Kido. Éste se sonrojó al acto. El misterioso chico tomó el balón y corrió hacia la portería, sin soltar a Kido. El mediocampista intentó librarse del agarre, pero algo dentro de él se lo impidió, y siguió a ese chico. Éste pasó el balón a Kido. El castaño no podía ver la cara del chico que lo tomaba de la mano. ¿Por qué el gran estratega y jugador Yuto Kido no ofrecía resistencia? No se lo podía explicar él tampoco. Se dirigían a la portería, Kido se encontraba nervioso, no quería tirar, sentía que fallaría. Sin embargo, el otro joven le acarició la mano con mayor dulzura.

Kido se sintió motivado, con mayor energía en su cuerpo, y supo que su compañero sentía lo mismo.

 

Kido reaccionó a patear con la derecha, y aquel joven con la zurda. El balón salió disparado hacia la portería con una enorme energía, incluso cegando, como simulando...

–Una flecha de luz–murmuró Kido.

 

–¿Disculpa?–preguntó el joven. Por primera vez Kido escuchó su voz, el castaño estaba casi seguro de reconocerla.

 

–No, no es nada– Kido se sonrojó al ver que su compañero aun no lo soltaba. Cuando el castaño intentó liberarse, más por pudor que otra cosa, el otro chico lo giró hacia él.

Acto seguido, lo atrajo hacia su cuerpo, le removió los googles para ver la hermosa mirada de Kido, lo abrazó por la cintura y se acercó peligrosamente. El contacto, el calor…Kido estaba muy confundido y sorprendido, pero supo que era lo que deseaba, sólo dejarse llevar, cerró con fuerza sus ojos, acercó su boca  a los labios ajenos y…

 

–Kido, ¡Kido ya es tarde!– le llamó una voz.

 

El aludido despertó con gran sorpresa, sorpresa que aumentó al verse tan cerca de Shuya Goenji. Se sonrojó un poco.

 

–¿Te sientes bien? Actúas un poco extraño– le dijo Goenji.

 

–No, estoy bien–contestó Kido, tosió un poco para simular que había recobrado la compostura…sí, simular.

 

–Mmm…–dijo Goenji en modo de respuesta, por supuesto, no le terminó de creer–¿sabes? Te acompañó a tu casa, realmente me preocupas.

Ayudó a Kido a levantarse y éste quedó en trance por un momento, “éste contacto, esta sensación, la siento tan familiar…” pensó Kido. Volvió a sonrojarse.

 

–¡Basta!–exclamó Goenji, tomando del brazo a Kido para apurarlo–¡llegas a casa, tomas una ducha y descansas!, de verdad te sucede algo.

 Después de una cuadra, Goenji soltó a Kido y disminuyó la velocidad. El delantero estaba distante, Kido lo miraba de reojo.

 

 Una sensación muy fuerte nacía en Kido, pero, ¿cómo era posible? Siempre se había enfocado en su deporte, en sus objetivos. Admitía que ya se había interesado en alguien, en Sakuma, pero lo que sentía por su antiguo compañero, creía no poder experimentarlo con alguien más. Un cariño, un aprecio muy fuerte, “¿cómo se llamaba?...” se preguntó Kido.

 

–Ey, Kido–llamó Goenji, dispuesto a romper el silencio.

 

–¿Sí?

 

–¿Qué te motivó a jugar?

 

–Pues…–Kido bajó la vista reflexionando, casi al instante levantó el rostro, recobrando la actitud que Goenji recordaba tenía Kido, actitud y sonrisa segura–juego por mi familia. Verás, cuando Haruna y yo éramos pequeños, perdimos a nuestros padres. El único recuerdo que tengo de mi padre es una revista de futbol. Por eso, cada que juego, siento que estoy junto a él. ¿Y a ti, Goenji?

 

–Por mi hermana Yuka –contestó– ella en este momento está en coma, pero adoraba verme jugar.

 

–Lo lamento–dijo Kido.

 

–No te preocupes

 

–Puedo ver, que siempre hay razones importantes para jugar–comentó Kido.

 

–Justo por eso quería hablarte–le dijo Goenji, con un tono firme– eres nuestro gran estratega, nuestro gran mediocampista. No nos beneficia que estés distraído. Quiero que recuerdes por qué juegas soccer y que te concentres.

Kido abrió mucho los ojos. Era severa la forma en que le hablaba Goenji, pero, ¿el delantero se preocupaba por él?

 

–Gracias, Goenji–dijo Kido–te prometo mejorar porqué tengo por quienes luchar al jugar, mis amigos, mi familia…

 

–Bien Kido–le sonrió Goenji–porque, ¿qué haría sin ti?–dijo Goenji sin pensar. Kido se sorprendió al instante. Goenji, al darse cuenta, se exaltó, fue involuntario.

 

–Dis…disculpa, quise decir “¿qué haríamos sin ti?”– Goenji se dio vuelta rápidamente al ver que habían llegado a la dirección.

 

–Nos vemos luego–dijo Kido.

 

–Sí, adiós–respondió Goenji.

 

Kido se despidió con los brazos cruzados y su sonrisa de “es un tonto, no cabe la duda de que es un tonto”, mientras Goenji hizo lo propio con las manos en los bolsillos y su gesto de “poco me interesa”. Se dieron la espalda, y ninguno pudo ver, el cambio de postura, expresión de nerviosismo y sonrojo del otro.

 

Notas finales:

Estuvo bien, malo, regular xD??

en caso de que no gustara tanto, prometo hacerlo más interesante

Matta nee!!!


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