Esperando el Amor
Capitulo 1: Amistad y Regalos
“Aburrido”.
Es lo que pasaba por la mente del personaje sentado el balcón de su habitación. Veía la calle y parque que se mostraban frente a su casa, vacías por la simple razón de ser casi medianoche, para ser exacto las once y cincuenta y tres minutos. Escuchaba el sonido de las manecillas del reloj, el silencio era relajante para su mente, mientras veía la media luna en el cielo despejado, dejando ver por la oscuridad las estrellas en el firmamento, trato de contarlas, no podía. Diviso que mientras todos dormían algunos animales como los gatos despertaban dando como comenzando su vida en las oscuridad. Paseaban por el parque del frente, uno que otro tratando de cazar ratones que aparecían del bosque que se encontraba atrás de su casa, del monte que al no escuchar ruido de la gente o carros salía buscando comida.
Suspiro. No dejaba de pensar que su vida era demasiado normal, era demasiado aburrida a veces, sobre todo porque podía tener “todo” lo que el quería a la palma de la mano. No estaba orgulloso de decir eso, de pedir algo sin tener que hacer esfuerzo alguno, le gustaba ganarse las cosas realizando algún trabajo; aunque a sus padres no les gustare que trabajase. Sus padres eran muy sobre protectores, pero se los veía metidos demasiados en sus trabajos que a veces no veían a su hijo; ya sea por los viajes de negocios que duraban como una o dos meses y cuando volvían se quedaban dos o tres días así que mandaban a guarda espaldas para que cuiden a su hijo de todas las cosa que pasen. Claro que el se las arreglaba para que renunciaran, ¿cómo? Pues haciéndole la vida de cuadritos.
A veces se sentía tan solo en la vida, tenia amigos en el colegio pero ellos no podían dar lo que seria un cariño familiar. Tenia a un tío -el cual trabajaba como maestro el su escuela- era muy parecido a un padre y se preocupaba por el y se lo agradecía pero quería que sus padres se dieran cuenta que los extrañaba; que se dieran cuenta de que tenían un hijo. La fresca brisa en su cara lo trajo de vueltas a la realidad, sintió un escalofríos la noche estaba helada y lo único que traía puesto era una camisa blanca ligera y unos calentadores azules, seguramente llovería, era la época de invierno.
La suave brisa mecía sus cabellos dorados haciendo que acariciaran su rostro medio bronceado en el cual descansaban unas marcas parecidas a bigotes sobre su mejilla. Sus relajamiento fue interrumpido por segunda vez al escuchar el tono de su celular, rápidamente lo copio para deshacerse del ruido viendo que era un mensaje de texto. Era de tío Iruka el cual le mandaba un Feliz Cumpleaños, sonrió por ello. Justo el reloj marcaba las doce de la noche. Su cumpleaños, tenia quince años ya, sonrió por ello de nuevo.
– ¿Qué podría ser de Iruka-sensei? – Dijo en un susurro así mismo – Espero que las cosas mejoren pronto – exclamo levantándose de su asiento e ir a la cama a y dormir ya que mañana le tocaba colegio. Voltio otra vez a mirar al cielo encontrándose con una estrella fugaz que pasaba por el horizonte – no quiero estar solo – pidió en deseo como esperanza a que se cumpliera, no sabia ni porque lo había hecho el no era una de esas personas que creyeran en esas cosas, pero algo dentro de el le dijo que lo hiciera.
Llego a la cama saco las frazadas a un lado metiéndose en ellas para darse calor de la helada noche de afuera viendo la luna en el cielo por su balcón se durmió dando permiso a que los sueños lleguen a el.
>OoOoOoOoO Naru OoOoOoOoO<
Al día siguiente, en que el sol comenzaba a salir alumbrando todo el cuarto que se encontraba a oscuras dejando ver a joven en la cama, pegándole los rayos del sol justo en su cara viendo que le molestaban al despertarlo y no lo volvían a dejar conciliar el sueño les dio la espada tapándose la cara con las frazadas volviendo pronto con el sueño.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
Era como sonaba su alarma para despertarse, molesto agarro lo mas pronto posible aun sin abrir los ojos, tirándolo contra la pared, volviendo tratar de dormir, pero su tranquilidad no duro mucho al entrar una persona a su habitación sin pedir permiso y llegando hasta donde esta el.
– ¡NARUTO! – fue el grito que lanzo un hombre moreno, de cabello café largo amarrado por una coleta y una cicatriz encima de la nariz.
-¡Ahhhhhh! – Grito el aludido dando u n brinco fuera de la cama al asustarse con un grito que superaría por mucho a su reloj – Iruka-sensei, por que grito tan fuerte me espanto – dijo teniendo una mano en el corazón tratando parar los rápidos latidos de que daban.
- Naruto se hace tarde para el colegio, así que anda lavarte y cambiarte que ya mismo va estar el desayuno – respondió el hombre dándole un pequeño regaño al menor.
- Esta bien, ya me levanto – respondió aun adormilado, mientras se sobaba los ojos con la manos en un intento de quitarse el sueño. Se levanto de su cama para ir directo al baño que se encontraba su habitación, pero antes de que entrara Iruka-sensei lo llamo.
- Naruto – llamo yendo directo hacia el.
- ¿eh? – el aludido estaba confuso ya que lo estaba abrazando fuertemente.
- Feliz Cumpleaños numero 15 – le susurro en el oído con una pequeña sonrisa en el rostro llena de ternura. Naruto se encontraba sorprendido ya que lo tomo por sorpresa, pero pronto correspondió en abrazo y puso una gran sonrisa en su cara – te quiero, no lo olvides.
- Gracias, tío Iruka… también te quiero – agradeció también en susurros – no se que haría sin ti – hablo con voz temblorosa.
- Muy bien se nos esta haciendo tarde, es mejor que ya te metas a bañar no crees – exclamo desasiendo el abrazo y viendo como Naruto se secaba las lagrimas no regadas con el brazo.
- ¡Si! – exclamo con gran emoción en su rostro, diciendo esto camino hasta el baño cerrándola puerta tras de el.
Iruka se quedo un momento en la puerta pensando en como hacer para que Naruto fuera feliz y como hacer que sus padres se enteren de que tiene un hijo el cual los necesita. Suspiro cansado.
Después de bañarse y con el uniforme puesto, de una camisa de mangas largas blanca de botones, un Jean azul el cual le colgaban unos tirantes rojos y una corbata roja también que la tenia media floja. Su colegio era privado, por sus padres; según ellos querían lo mejor para el.
Claro, si supieran.
Al bajar las escales y entrar a la cocina se encontró con en la mesa con lo que el sería lo mejor que tiene la vida.
-¡Ramen! – chillo Naruto por encontrar su platillo favorito recién servido. Le encantaba el ramen, era como el elixir de la vida para el – ¡Itatakimasu! – exclamo antes de comenzar a devorar el platillo que en menos de tres minutos se había acabado.
- No me explico como es que comes tan rápido – dijo Iruka-sensei interesado mientras ponía otro plato de ramen –sabiendo que no se llenaría con simplemente uno- frente al rubio que de solo le brillaron los ojos de emoción.
- El ramen es demasiado sabroso para detenerse a respirar – fue la sencilla respuesta del menor después de que volviera a poner atención a su plato. Al mayor solo le resbalo una gota por la cabeza que podía esperar de su sobrino.
- Bueno espero que ya estés preparado porque ya tenemos que salir al instituto – exclamo mientras veía la hora del reloj la cual eran diez para la siete, y entraban a las sietes y quince. Pero su casa quedaba cerca del colegio y se demoraban solo diez minutos.
Después de que Naruto terminara de comer se levantó para recoger su maleta y salir por la puerta con su tío. Iban el carro de Iruka-sensei ya que no les gustaría ir en las limosinas de su padre, era demasiado exagerado para el colegio.
El día era muy bueno no hacia tanto sol, se veía que hacia un poco de viento, la temporada de invierno llegaría después de este mes. No es que no le gustara la nieve pero el calor le pararía más con su personalidad. Las calles estaban un poco vacías y se veían pocas personas caminando por las veredas. La ciudad en que el vivía era diferente a otras ya que las residencias y colegios a igual que otras cosas eran un poco apartadas de la ciudad rodeadas por un bosque, era como un pueblo y la ciudad a un lado para que las personas no sean molestadas por las bulliciosas calles y los enormes edificios, por esa época que se aproximaba el invierno normalmente las nubes tapaban el sol.
Al llegar al estacionamiento el rubio y el mayor se adentraron al colegio el cual era grande, los dos fueron por caminos diferentes el mayor a la sala de profesores y Naruto a su salón, caminaba lentamente por los pasillos, aun faltaban quince minutos para que suene el timbre; no tenia prisa. Los alumnos que pasaban a su lado lo saludaban, Naruto no es quiso ser popular pero como no serlo si era parte del equipo de natación, le encantaba hacer deporte, al igual que el arte y la biología. No era mal alumno ni tampoco el mejor pero no era lo único que era que se halla vuelto conocido por todo el instituto sino que también era un chico sumamente apuesto aunque el no se de cuenta; y menos de que no solo atrae a mujeres si no también hombres. (Kit: que inocente XD)
-¡Auch! – expreso al a ver chocado con lo que se podría decir una piedra iba caer directo al suelo cuando un fuerte y alfil brazo lo atrapo por la cintura – Lo siento no me fije por donde iba – se disculpo el rubio aun con los ojos cerrados y las manos en la nariz que era donde se había pegado, pero al ver que chico no le respondía y se había tensado los abrió y levanto la cabeza para verlo –ya que era mas alto que el- vio unos ónice con destellos rojos que lo miraban con temor y asombro, su cara se torció en una mueca dolorosa pero aun así se mostraba su gran atractivo, los cabellos azabache y su piel blanca – disculpa ¿te encuentras bien? – pregunto Naruto un poco atontado por el atractivo de ese chico.
Pero de pronto el chico lo soltó de su agarre -casi con brusquedad que hicieron que Naruto perdiera el equilibrio y si no fuera porque se agarro se hubiera ido contra el piso- y se alejo unos paso llevándose las manos a su rostro para cubrirse la nariz y su rostro aun con la mueca. Parecía estar alejándose de el por repugnancia, esto a Naruto lo molesto que le pasaba a ese sujeto.
-¡Que te sucede tienes un problema…- se iba acerca molesto al tipo a ver que es que le perturbaba y lo trataba así, y si era algo malo va a ver lo que se merecía, pero este lo aparto.
- ¡No te acerques mas! – siseó con una voz tenebrosa que le erizo los pelos a Naruto que no se movió mas, el ambiente era tenso. –Maldita sea – Hasta que de pronto el sujeto con una ágil movimiento pasando por su lado se alejo de el, a penas Naruto lo vio como una mancha, fue rápido, muy rápido. Que había sido eso, cuando salió de su ensimismamiento voltio enojado ¿Qué le sucedía a ese sujeto? Era un arrogante eso era lo que era, que no admitía una disculpa; odia a personas como esas que se creían superior a otras. Molesto se giro para seguir su camino y borrar para siempre a ese tonto de su mente y hacer como si nada paso. Eso si, esperaba no volverlo a ver pero ¡Jamás!
Al entrar al aula dejo su maleta en su puesto que era ultimo en la esquina de la ventana, las bancas eran unidas para dos personas, su compañero se había ido de la ciudad por lo cual se sentaba solo. Se encontraba en quinto año el porque sabiendo que apenas tenia quince, a Naruto lo habían inscrito demasiado pronto a la escuela que era el menor de la clase por uno o dos año pero eso no le importaba y a sus compañeros tampoco eran amigos desde muy pequeños.
De pronto una peli azul con ojos color perla se le acerco saludando con un sonrojo en las mejillas, Hinata, su mejor amiga que vestía con camisa blanca y una falsa negra y su corbata. Al igual que Naruto tenia menos edad pero ella la habían adelantado unos grados por su inteligencia. Eran los únicos de quince años en un curso de chicos de dieciséis a diecisiete años.
- Ho-hola Naruto-kun – saludo tímidamente la chica.
- ¡Hola Hinata! – devolvió el saludo amablemente con una sonrisa la cual la chica se sonrojo.
- Na-Naruto-kun toma – extendió sus brazos con un paquetito, el cual el rubio lo miro confundido – Feliz Cumpleaños Naruto, te tra-traje un obsequio espero que sea de tu agrado.
- Hinata no te hubiese molestado. ¡Gracias! – Dijo mientras cogía el paquetito y antes de abrirlo cogía a la chica dándole un gran abrazo que hace que casi se desmaye por estar entre los brazos del chico – muchas gracias no sabes cuanto significa para mi – susurro mirándola a la cara. Hinata sabia que su mejor amigo pasaba con lo de sus padres y le ponía triste; ella quería que el fuera feliz.
- Sabes que siempre te estaré apoyando y cuando mas lo necesites Naruto-kun – aseguro mirándolo con ternura.
-¡Gracias! Ahora veamos que me has comprado Hina-chan – hablo sonriendo mientras abría el paquete.
- ¡Ah! Pero no es la gran cosa lo hice yo misma – anuncio la chica con nervios.
- ¿En serio? Pues entonces me gustara mucho mas – mientras habría una cajita la cual aparecía una pulsera que en el centro en un pequeña madera tenia tallado un zorro y el nombre de Naruto – es increíble Hina-chan ¿lo hiciste tu? Te quedo muy bien – exclamo sorprendido mientras se la ponía, parecía hecho por un artista.
-¡Ah! Que bueno que te guste – sonrió Hinata aliviada.
- Eres la me…. – su frase quedo incompleta al sentir como se le lanzaban en cima, no era otro que su amigo Kiba
-¡Naruto! Feliz Cumpleaños ya tienes quince al menos no serás tan pequeño jajjajajaja – se burlaba de buena manera mientras tenia un brazo encima de los hombros y con la otra desordenaba los cabellos de su amigo.
- Kiba muévete no seas problemático – exclamo con aburrimiento, un chico de cabello negro amarrado en una coleta y cara de cansancio
- Vamos Shikamaru, deja esa cara de vago y se feliz – exclamo Kiba mientras dejaba a Naruto en paz.
-Eres muy problemático – expreso el Shikamaru – pero Feliz Cumple.
Inuzuka Kiba amigo de Naruto, un chico alegre que tenia un par de marcas de triángulos rojos debajo de las mejillas, ojos afilados como un animal, cabello castaño desordenado y dos colmillo que sobresalían, no por nada le gustaban los perros. Amigo de Naruto desde que entraron a la secundaria; al igual que Nara Shikamaru, un chico flojo, vago y que todo le parecía problemático, pero aun cuando se dormía en clases era un excelente estudiante.
- Gracias chicos, son lo mejor – exclamo feliz Naruto.
-Para eso estamos los amigos ¿no? – Dijo su amigo con una gran sonrisa – y por lo mismo te tenemos una sorpresa, claro después de la escuela, así que anda preparándote.
- ¿A si? Y puedo saber que es – pregunto muy emocionado el rubio y una sonrisa como solo el las sabia mostrar.
-Lo sentimos pero no podemos decirte nada, es una sorpresa – dijo con gran sonrisa Kiba, mientras se moría de risa por la cara de desilusión de su amigo.
- Malo – murmuro enfurruñado haciendo un puchero que lo hacia ver mas hermoso de lo que ya era. Sus demás compañeros solo rieron por eso.
El salón poco a poco fue llenándose más con los alumnos que llegaban, y cada uno diciéndole feliz cumpleaños al kitsune que contento les respondía, los minutos pasaban, pronto llegarían a la siguiente hora y su profesor no aparecía, pero el sonido de la puerta hizo que los estudiantes llegaran a sus respectivos puestos, Delante de Naruto se sentaba la peli azul Hinata con su amigo Kiba y a lado de ellos Neji el primo de Hinata, el cual era muy sobre protector con ella y de compañero Aburame Shino, un chico raro, pelinegro y misterioso que le gustaban los insectos.
- ¡Yo! – Saludo el profesor Hatake Kakashi, un hombre el cual tenía el cabello plateado y desordenado, usando una mascara la que decían que era por tener una enfermedad respiratoria pero solo eran rumores – Lamento a ver llegado tarde, es que paso mi perro se comió mis llaves del auto y tuve que venir caminado – trato de excusares, a los demás se les resbaló una gota por la cabeza por tan mala excusa.
-¡Mentira! – grito todo el curso, ya estando acostumbrados por la tardanza de su Sensei.
- jejejej bueno, bueno dejemos eso para después, tenemos una noticia nueva para todos ustedes, tenemos alumnos nuevos este año espero que se lleven bien con ellos, en un momento los hago pasar – Kakashi salió un momento, en el salón comenzó un murmullo por los nuevos alumnos que iban a llegar – bueno clase les presento a sus nuevos compañero – todos en la sala callaron al ver al maestro que había vuelto a entra con dos jóvenes mas, era un silencio hasta que un grito lo rompió.
-¡Eres tú! - fue lo único que se escucho de Naruto el cual se había levantado de su asiento apuntado con su dedo a la persona frente a ella. No podía creerlo, es que no lo creía por que tenia que ser justamente ¡el!
Continuara…